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Primavera 2020

Esther Samper

Si escuece, cura: 50 malas prácti-

cas de salud al descubierto

Ilustraciones de Mónica Lalanda

Ed. Cálamo. 2019

Una bofetada intelectual al que, sin ser sanitario, 

se pensaba que tenía claros conceptos de la medicina 

y del tratamiento de enfermedades típicas. Y es que al 

final uno se piensa que sabe más de lo que realmente 

sabe; recordemos que los señores Dunning y Kruger 

siempre están al acecho.

Uno echa la vista atrás y se da cuenta de que me-

nos mal que uno está bien de salud más allá de las 

típicas enfermedades estacionales. ¡Vaya barbarida-

des cometía (cometo)! Ya sea por consejo de mi san-

ta madre o por creerme Chimo Bayo con aquello de 

«esta sí, esta no...» con la medicación.

Este libro de nuestra socia y amiga Esther Samper 

nos hace un recorrido por el agua oxigenada, las me-

dusas y las micciones, las pastillas de vitaminas, el 

zumo de naranja para los resfriados, el anisakis, las 

digestiones y el verano, las desagradables gastroen-

teritis (acabo de comprar suero oral para cuando me 

toque no me pille desprevenido ni mi padre se empe-

ñe en subirme el popular refresco), los bebés y sus 

llantos, mucolíticos y jarabes, gripes y coger frío, etc.

Y aunque de algunas tenía constancia, otras me 

cuestan discusiones con progenitores más habituados 

a seguir el consejo que les dio el marido de su prima 

hace 40 años (historia real) que lo que su hijo mal 

recuerda de un libro.

Las pseudociencias nos inundan, pero la ingente 

cantidad de mitos y malas prácticas que hay en salud 

por la población general y por algunos profesionales 

desactualizados también es preocupante.

P.D.: Haré un esfuerzo para que mi madre se lea 

este libro.

Víctor Pascual

José Miguel Parra

La Gran Pirámide: ¡Vaya timo!

Editorial Laetoli, Pamplona, 2019. 424 páginas

Nada parece durar eternamente, salvo las pirá-

mides y las tonterías

Sobre las pirámides, de entrada, cabe recordar que 

es la única de las llamadas siete maravillas del mundo 

antiguo que aún se mantiene en pie. Y que ya se las 

tenía como monumentos procedentes de una época 

muy remota (con dos milenios a sus espaldas) cuando 

las otras seis, ya desaparecidas hace mucho tiempo, 

fueron erigidas. Se construyeron un par de miles de 

años antes que el resto de las maravillas, y las han 

sobrevivido otro par de miles de años. Una doble ma-

ravilla. Afortunadamente, aún durarán mucho más 

tiempo. Al menos eso espero, si las tonterías no nos 

ganan la partida.

Su construcción ha motivado la escritura a lo largo 

del tiempo de numerosas obras.  En la actualidad se 

sabe muchísimo sobre ellas, y el libro del que hoy 

hablamos es una muestra de ello, quizás en algún mo-

mento extremadamente precisa, que trata de mostrar 

hasta qué punto se sabe con detalle lo que se sabe. 

Más allá de las pirámides, el libro habla de todo el 

mundo egipcio faraónico, con la crítica constante a la 

argumentación pseudocientífica. 

José Miguel Parra Ortiz, autor de una abundante 

bibliografía, tanto de textos de investigación como de 

divulgación sobre el mundo de la egiptología desde 

una óptica científica, se adentra en esta ocasión en el 

complejo mundo de tratar de explicar por qué cree-

mos lo que creemos sobre el mundo egipcio de hace 

cinco milenios, y por qué no son ciertas las afirma

-

ciones fantasiosas de muchos autores con una cifra 

de ventas de libros realmente asombrosa.

En este nuevo libro de la serie 

¡Vaya Timo!

 vemos 

cómo, tras una introducción sobre nuestra posible 

Sillón Escéptico

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soledad en el universo y sobre una serie de falacias 

pseudoarqueológicas, incluso con un capítulo dedica-

do a la mítica Atlántida, el autor entra más tarde en la 

materia que da título al libro mostrando el origen de 

la cultura egipcia y sus raíces ancladas en la prehis-

toria, la problemática de las dataciones hasta el año 

664 a.C., cuando la interconexión entre culturas en el 

Mediterráneo facilita las cronologías precisas por la 

mayor cantidad de referencias cruzadas, el real des-

conocimiento exacto de lo que sucedió en el entorno 

del Nilo en su época más remota, con el hallazgo ac-

tual incluso de nuevos faraones, y cómo todo se va 

afinando lentamente gracias al buen trabajo de mucha 

gente experta.

Saber muchísimo no es saberlo todo 

Obviamente, no sabemos muchas cosas sobre el 

tiempo y el contexto de la construcción de las pirá-

mides, pero ser capaces de conocer cómo vivieron 

personas hace casi 5000 años, qué hicieron, cómo lo 

hicieron y porqué, qué tipo de enfermedades pudie-

ron tener, y establecer hipótesis razonables sobre los 

fragmentos que de aquella realidad nos han llegado 

es un reto para los estudiosos que no siempre se va-

lora de forma adecuada por los legos, que confunden 

a veces los titulares impactantes y poco serios con 

la verdad. En el mundo twitter, todo lo que supere 

los 280 caracteres sin negritas, signos de admiración, 

etc. no es probable que sea muy leído. Da igual que 

sea cierto o no.

Es incontestable que aún hay muchas incógnitas 

(¡las hay sobre la Guerra Civil, en España!) y es cier-

to que aún no se sabe con total exactitud cómo se 

construyó la Gran Pirámide, como señala Parra (pág. 

240), pero se conocen cada vez más detalles. El autor 

señala cómo la información de papiros como los de 

Wadi al-Jarf y algunos grafitos muestran cómo dicha 

pirámide fue construida, tanto por dentro como por 

fuera, por egipcios y egipcias de mediados del tercer 

milenio de antes de nuestra era, sin ningún lugar para 

dudas ni para la magia 

potteriana

. Con el texto de 

José Miguel Parra nos acercamos con detalle a los 

conocimientos que ya se tienen, a la fuerza de los 

datos científicos y a la transversalidad de las investi

-

gaciones con datos procedentes de muchas ciencias.

Los cuatro milenios y medio que nos separan del 

momento de la construcción de las grandes pirámides 

de la meseta de Guiza, las más famosas, han borra-

do u oscurecido muchos datos sobre las mismas, lo 

que, de momento, no ha facilitado el poder tener la 

información suficiente como para poder elaborar una 

hipótesis comprobable al 100 % sobre cada detalle de 

su construcción que permita resolver todos los pro-

blemas. Pero eso pasa siempre. Desde las excavacio-

nes de Ampurias hasta las de Angkor.

Esa indeterminación o inseguridad sobre el modo 

exacto de construcción de las pirámides egipcias ha 

permitido que surgieran de la nada más absoluta una 

cantidad notable (por el número, no por la calidad) de 

teorías elaboradas por los llamados 

piramidólogos

,

1

que han elucubrado las hipótesis más absurdas sobre 

su construcción y sobre la metodología usada para 

ir subiendo y encajando los diferentes sillares en su 

sitio. Las técnicas van desde el uso de la levitación 

hasta la telequinesis, pasando por hacer participar en 

su construcción, incluso, a alguna especie de marcia-

nos arquitectos muy avanzados. 

¿Aún hay dudas? Claro. Las habrá siempre, pero 

cada vez sobre detalles más concretos. Y, como siem-

pre pasa, las incertezas se pueden tratar de aclarar 

mediante el análisis científico y el razonamiento ló

-

gico o, como muchos hacen, de cualquier manera. En 

mi opinión, es recomendable siempre la primera for-

ma. José Miguel Parra apuesta también por ella.

Pero los disparates no surgen por las dudas. Nor-

malmente no es por eso. En realidad, sabemos que, 

aunque se hubiera sabido perfectamente cómo se 

construyeron las pirámides, tampoco se hubiera evi-

tado que surgieran la mayoría de esas extrañas diva-

gaciones absurdas y complicadas que algunos hacen, 

con una leve apariencia de profundidad gracias al 

empleo  de  términos  científicos  mal  usados.  Al  fin 

y al cabo, a lo largo del tiempo hemos ido viendo 

que también ha sucedido lo mismo con otros mu-

chos monumentos, como los de la isla de Pascua

2

 o 

como el bajorrelieve tallado sobre la losa que cubría 

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el sarcófago del rey Pacal, en Palenque

3

, cuyo caso 

es también recordado al inicio de este volumen del 

que hablamos.

Desde hace milenios, ni los dioses ni los magos 

han sido necesarios para explicar nada

Y esa capacidad de ofrecer hipótesis razonables, 

con los datos de los que se dispone, no es de ahora, 

sino milenaria. Los dos textos no egipcios más an-

tiguos que conservamos sobre su construcción, con 

algo más de un par de milenios a sus espaldas, son 

obra de dos autores que escribieron en griego, Heró-

doto de Halicarnaso y Diodoro Sículo. Un tercer es-

critor en griego, Estrabón, también habló brevemente 

de ellas, pero sin indicar ninguna hipótesis acerca de 

cómo se habían construido

4

. El autor romano Gayo 

Plinio Cecilio Segundo, conocido como Plinio el Vie-

jo (siglo I), también escribió (en latín, lo que de por 

sí para mí ya es un mérito) sobre las mismas, pero sin 

dar datos tampoco sobre su construcción.

A ninguno de estos escritores, en ningún caso, le 

hizo falta recurrir a hipótesis extravagantes, ni a dio-

ses constructores, ni a trucos parapsicológicos ni, ló-

gicamente, a los extraterrestres (no estaban de moda 

aún en aquel tiempo ─como ya no lo están ahora, al 

menos, de momento─) para explicar cómo se habían 

levantado  estas  enormes  edificaciones,  auténticas 

montañas artificiales, en el desierto. Alguno de ellos 

pudo hablar de los míticos atlantes o de las amazonas 

en otras partes de su obra, como hizo Diodoro, pero 

sobre las pirámides nadie tuvo nunca la necesidad en 

la antigüedad de formular hipótesis paranormales o 

pseudocientíficas ante el logro de erigirlas, viéndolas 

claramente como una gran y compleja obra humana.

Con menos medios técnicos que en el presente, la 

erección de las pirámides maravillaba, pero se veía 

factible su construcción por seres humanos conven-

cionales, con hipótesis acerca de ello que sabemos 

ahora que quizás no sean correctas, pero tampoco 

motivo de risa.

Mirando hoy al mundo egipcio

Gracias al enorme trabajo que se ha desarrollado, 

se sabe mucho de las pirámides. Como recordaba 

José Luis Calvo en esta misma revista hace dieciocho 

años, «conocemos el nombre (e incluso se conserva 

su retrato) del que probablemente fue el arquitecto de 

la Gran Pirámide, Hemiunu. Así mismo hemos des-

cubierto a sus obreros. Los egiptólogos Zahi Hawass 

y Mark Lehner han excavado su necrópolis y su po-

blado. Por desgracia para los propagandistas de las 

teorías que involucran elevadas tecnologías y/o pue-

blos desconocidos, todo lo hallado se resume en una 

sola palabra, normalidad»

 5

El presente volumen es una muy buena introduc-

ción al Egipto de los faraones, escrito de forma des-

enfadada, pero con rigor, y permite una cómoda lec-

tura de los diferentes temas.

Alfonso López Borgoñoz

Rocío Vidal

¡Que le den a la ciencia!

Supersticiones, pseudociencias, bulos... 

desmontados con pensamiento crítico

Penguin Random House. 2019. 256 páginas

Sinopsis

Homeopatía, chamanismo, reiki... muchas son las 

terapias alternativas que promocionan algunas perso-

nas ─entre ellos varios 

influencers

 muy populares─ 

como si fuesen la cura definitiva, y real, de todos los 

males. Sin embargo, como ha podido demostrar Ro-

cío Vidal en sus videos, ninguna de la información 

que se transmite sobre estas tiene estudios serios o 

científicos de su veracidad.

De este modo, esta periodista y divulgadora cien-

tífica ha comenzado una cruzada para destapar timos, 

mitos y charlatanerías pseudocientíficas desde su ca

-

nal de vídeos, 

La gata de Schrödinger

. Y, a la vez, 

para enseñarnos la importancia que tiene la ciencia 

en la sociedad.

Crítica

El mundo de la ciencia y del escepticismo es en-

dogámico,  una  espada  de  doble  filo  que  nos  ayuda 

a identificar fuentes fiables de un solo vistazo y nos