EL FRAUDE DE LOS PLATILLOS VOLANTES
Javier Armentia,
director del Planetario de Pamplona
No me considero un ufólogo,
ni siquiera un asiduo investigador del fenómeno
ovni. Me interesan los ovnis por muchas razones, como
creo que a cualquier persona informada debería
preocupar un mito tan representativo de nuestra época.
Mantengo sobre el tema
una opinión racional y escéptica, lo
que a lo largo de estos años me ha hecho merecedor
de los más variados ataques e insultos. No
es raro encontrar en este mundo de la ufolatría
a gentes que, en cuanto conocen a alguien capaz de
hacer preguntas incómodas, contraatacan con
argumentos ad hominem, que evidentemente sólo
tienen acogida dentro de sus círculos creyentes.
A lo largo de esta conferencia, que conserva la misma
estructura en gran parte de un artículo que
publiqué este año en la revista MUY
INTERESANTE, mencionaré algunos de estos sujetos,
españoles y extranjeros. Todo ello con el ánimo
de poder tener un referente de las afirmaciones que
irracionalmente tanto se prodigan.
Quiero aclarar, en cualquier
caso, que no me mueve en absoluto un afán de
descalificar a estas personas, sino mostrar claramente
qué tipo de historias configuran el mito ovni.
INTRODUCCIÓN
Objetos volantes no identificados.
Según muchos, y en opinión de la mayoría
de la población, se trata de naves extraterrestres
que visitan con quién sabe qué fines
nuestro planeta. Si esto fuera cierto, casi todos
los científicos de la Tierra estarían
equivocados. Más aún, podrían
ser parte de una confabulación planetaria que
intenta mantener a la gente en la ignorancia de que
los "hermanos del espacio" están
entre nosotros. Sin embargo, lo más probable
es que detrás de los platillos no haya sino
creencia irracional y pseudociencia, fraude y, sin
duda, un gran negocio.
5 de noviembre de 1990:
"algo" atraviesa los cielos vespertinos
de media Europa. En Alemania, Inglaterra, Italia,
Francia e incluso España, miles de testigos
contemplan el "euro-ovni". Entre ellos,
simples ciudadanos, controladores aéreos, dotaciones
policiales, y pilotos de aerolíneas comerciales
y militares. En opinión de un comandante de
un avión de Air France en vuelo hacia Barcelona,
"el ingenio, que estaba a 1.000 o 2.000 metros
por encima de nosotros, era de forma trapezoidal con
una docena de luces de colores verde, amarillo y naranja
y una gran luz más potente, de unos tres kilómetros
entre las luces de los extremos, pero era imposible
distinguir una cabina. Al principio pensé que
era una formación de aviones militares con
las luces encendidas. Ahora estoy convencido de que
era un conjunto bien constituido, un ingenio espacial"...
Agosto de 1976: a medianoche
de un viernes de ese mes, una familia que habitaba
en el barrio de Zurbarán, en Bilbao, percibe
un extraño sonido, como de grifo goteando.
El padre se levanta de la cama y ve desde la ventana,
sobre un rascacielos situado enfrente, una masa luminosa
informe, de gran tamaño y color rojo-anaranjado.
Este hombre, Manuel, toma una grabadora portátil
y graba una cinta con el extraño sonido, que
todos asocian al ovni. La grabación dura media
hora, aunque el fenómeno permanece en el aire
durante tres horas, según los testigos. Posteriormente,
tras un ruido calificado como de "acelerón",
el ovni se desplaza sobre la casa de los testigos,
y el ruido continúa. A las tres de la mañana,
aproximadamente, el ruido cesa y el ovni desaparece.
Toda la familia corrobora la descripción de
los hechos, e incluso, una vecina del rascacielos
atestigua haber oído el ruido, aunque no viera
el ovni...
Estos casos, como otros
muchos (según algunos investigadores varios
millones), podrían aparecer en cualquier libro
o revista sobre los ovnis, intentando demostrar que
las astronaves extraterrestres nos visitan. Sin embargo,
tras ser investigados se descubrió que ambos
tenían causas naturales.
El 5 de noviembre de 1991
se producía la reentrada en nuestra atmósfera
de la tercera sección de un cohete lanzador
soviético del tipo Protón, que dos días
antes había liberado un satélite meteorológico,
el Horizont 21. El contenedor, de decenas de metros
de tamaño viajaba a una velocidad superior
a 20.000 kilómetros por hora y a una altura
cercana a los doscientos kilómetros. Atravesó
Europa, mientras se incendiaba y rompía debido
a la fricción de la atmósfera, produciendo
un espectáculo luminoso visible en una gran
área. Este ovni era, como acertadamente había
afirmado el comandante de Air France, un ingenio espacial,
pero humano. La explicación del caso, su verdadero
origen, no fue noticia, aunque casi todos los periódicos
europeos habían hablado del avistamiento. Al
fin y al cabo, ese año estaban de moda los
ovnis en Europa, con avistamientos en Bélgica
que posteriormente se demostraron originados por pruebas
de un avión americano experimental, siendo
otros producidos fraudulentamente desde ultraligeros
con luces.
La investigación
del caso de Zurbarán se prolongó hasta
el año 85. Un equipo de "ufólogos"
(término con que se autodenominan aquellos
que dicen estudiar el tema ovni, UFO en inglés)
concluyó en 1980 que el caso era un fraude
perpetrado por la familia, y el sonido, las máquinas
de un buque "probablemente de la Armada".
Sin embargo, F. Ares, L.A. Gámez y J. Martínez
Villaro, pertenecientes entonces a un equipo de investigación
racional del fenómeno ovni, ARIFO, lograron
descubrir cómo la luz producida por una colada
de acero en unos altos hornos cercanos a la casa había
sido reflejada en el humo, generando el avistamiento.
Y lo más curioso, dieron con el origen del
sonido: era el canto de un sapo partero en celo, especie
que abundaba en unas huertas de las cercanías.
Todas las piezas de este ovni "perfecto"
encajaron ocho años después de producido
el suceso. Sin embargo, el autoproclamado "único
investigador español dedicado a tiempo completo"
del tema ovni, el escritor J.J. Benítez, calificó
a los investigadores de grupúsculo de aficionados,
y afirmó que la cinta del supuesto ovni estaba
siendo analizada por parte de la Armada Española,
afirmación no confirmada por este organismo,
y que casi una década después -sin más
noticias del asunto- podemos tachar de falsa.
¿QUÉ
PUEDE SER CONFUNDIDO CON UN OVNI?
Decir "he visto un
ovni" no indica sino el desconocimiento del observador
para identificar lo visto. Ateniéndonos a esta
definición negativa, un ovni puede ser cualquier
cosa: basta con que lo divisemos en el aire y no sepamos
qué es.
Esta definición
negativa impide un tratamiento científico del
asunto. Por usar el ejemplo de F. Ares de Blas, presidente
de ARP, es como si alguien tratara de hacer una ciencia
sobre los "no-vasos", entendiendo por ello
cosas que no son vasos: hay ilimitados objetos que
entran en esta definición, y no es posible
fundar una ciencia para su estudio...
Por ello, si entendemos
"ovni" como aquello que ve la gente cuando
dice haber visto un "ovni", nos encontramos
con que la mayor parte de los ovnis (hasta un 98%)
son confusiones: se trata de objetos o luces que nada
tienen que ver con los invasores del espacio.
Más de la mitad
de los avistamientos nocturnos tienen origen astronómico:
la Luna, planetas como Venus o Júpiter, o estrellas
brillantes. Del resto de casos, muchos son originados
por objetos naturales: nubes de forma lenticular,
reflexiones de luz en capas de inversión térmica
(o sea, espejismos), relámpagos, los denominados
"rayos en bola" (bolas de gas ionizado que
se mueven de manera aparentemente caótica),
auroras boreales, bólidos, estrellas fugaces
y otros meteoros (objetos cósmicos que penetran
en nuestra atmósfera), bandadas de pájaros...
También hay ovnis
artificiales, es decir, manufacturados: aviones, helicópteros,
globos aerostáticos (especialmente los estratosféricos),
basura espacial, satélites artificiales, secciones
de cohetes en su reentrada en la atmósfera
terrestre...
Todos los mencionados
son en general objetos físicos (o luces). Pero
no hay que despreciar un cierto número de casos
fraudulentos (la gran mayoría de las famosas
fotos de ovnis tuvieron un origen de este tipo), diversos
tipos de alucinaciones individuales y colectivas,
histeria de masas, de origen psicosocial.
Casi cualquier cosa puede
ser tomada por un ovni, basta que el testigo sea lo
suficientemente desconocedor del fenómeno observado
o que las condiciones del avistamiento impidan su
reconocimiento. Así, no podemos hablar de testigos
de mayor o menor calidad: un astrónomo puede
ser tan ignorante como un piloto de combate o un labrador.
Peor aún, personas presuntamente cualificadas,
como las tripulaciones aéreas, se han demostrado
como testigos muy poco fiables. Por ejemplo, en la
guerra de Corea, el estado mayor americano comprobó
cómo una tercera parte de las salidas de intercepción
por parte de cazas se habían originado al confundir
Venus con un avión enemigo.
MARCIANOS Y UFOLOGÍA.
Los dos casos comentados
suponen un buen ejemplo de lo que sucede en torno
a los platillos volantes: los avistamientos llegan,
tarde o temprano a medios de comunicación,
que generan una noticia. Algunos pretendidos investigadores
recogen datos del ovni y rápidamente pasan
a engrosar la lista de casos aparentemente inexplicables
para la ciencia. Pocas veces y pocas personas se toman
la molestia de estudiarlo a fondo, y cuando esto sucede,
si la explicación es "normal", el
caso se olvida. El porcentaje de casos inexplicables
oscila, según los autores, entre un 2 y un
8 por ciento solamente.
En este proceso, que se
inició a finales de la década de los
40 en Estados Unidos y que puede no terminar nunca,
se descubren las características de los dogmas
religiosos: influencia de las creencias (gran parte
de los investigadores afirman sin ambages que los
ovnis son astronaves extraterrestres), ninguna base
científica (al no usar el método científico),
razonamientos circulares (los ovnis lo explican todo)
y dogmatismo sectario (ataques a quienes no comparten
las ideas propias).
Podría pensarse
que la postura imparcial o escéptica en torno
a los platillos volantes sería conceder el
beneficio de la duda a la hipótesis platillista.
Al fin y al cabo, hasta los mismos científicos
admiten la posibilidad de que exista vida en otros
mundos, e incluso que se hayan desarrollado civilizaciones
inteligentes en otras partes de la Galaxia.
Sin embargo, el tema de
la vida extraterrestre, a menudo asociado al tema
ovni, nada tiene que ver con los avistamientos de
luces en el cielo. Una cosa es que puedan existir
los extraterrestres y otra que nos visiten en la Tierra
por millares, sin que nadie pueda aportar una prueba.
Téngase en cuenta
que bastaría con una simple pieza de tecnología
no terrestre para demostrar que los ETs están
aquí. Al carecer de esta sencilla prueba, los
ufólogos partidarios de los "marcianos",
tienen que bucear en la historia para proporcionar
algo sólido que cimiente su creencia.
ASTRONAUTAS EN LA ANTIGÜEDAD
Se denomina astroarqueología
a toda una serie de estudios, ajenos a la ciencia
arqueológica, acometidos por escritores desde
hace unas décadas, que pretenden demostrar
que el contacto de los humanos con los extraterrestres
viene de antiguo.
El más conocido
de los fabuladores de este tipo es sin duda el suizo
Erich von Däniken, autor de best-sellers sobre
el tema y sobre el cual ha hablado profusamente en
una anterior conferencia el profesor César
Vidal. Líneas de Nazca en Perú, estatuas
en la isla de Pascua, pirámides egipcias y
precolombinas, petroglifos como los de Palenque (México),
piedras grabadas en Ica (Perú), huellas de
hombres junto a las de dinosaurios, mitos transculturales
como el del Diluvio Universal... parece que todo vale
para ellos.
Aunque por razones obvias
de espacio no es posible adentrarnos en cada uno de
estos casos, la Arqueología no considera estos
pretendidos misterios como algo genuino. El origen
humano, en todos los casos, está asegurado.
Por ejemplo, no sabemos la razón por la que
las culturas Nazca diseñaron kilómetros
de dibujos en el suelo del altiplano peruano. Pero
es falso afirmar que sólo se pueden ver desde
el aire, que no se pueden hacer sin volar, o que son
pistas para astronaves. Sabemos, por el contrario,
que ese tipo de dibujos se repite en la alfarería
y en el tejido de esas culturas, y que disponían
de la tecnología elemental suficiente para
reproducirlos a gran escala. ¿Qué falta
hacen aquí los extraterrestres, salvo si suponemos
que los Nazcas eran tan estúpidos que sólo
con ayuda exterior podían hacerlo?
En general, en estos estudios
se encuentra una posición nunca afirmada explícitamente
de etnocentrismo decimonónico. Según
esto, las civilizaciones pretéritas eran intrínsecamente
unos cafres. Los egipcios eran incapaces de hacer
pirámides porque vivieron hace mucho, los mayas
no digamos, los pobrecitos nazcas debían ser
poco menos que inválidos mentales... ¿Cómo
podría gente tan atrasada hacer esas grandiosas
obras, si no era con ayuda de seres superiores, ergo
extraterrestres? Sólo un profundo desconocimiento
de la historia puede producir afirmaciones de este
tipo.
Para colmo, se ha demostrado
que algunos de estos pretendidos astroarqueólogos
son capaces de falsear datos, ocultar información,
o como en el caso del mismo von Däniken,
perseguido judicialmente en Brasil por esta causa-
alterar los restos arqueológicos para hacerlos
encajar en su teoría.
Un ejemplo de este tipo
de historias lo encontramos en las afamadas piedras
de Ica. Estas falsificaciones suelen ser datadas por
los astroarqueólogos en unos 70 millones de
años de antigüedad. En ellas se representan
hombres conviviendo con dinosaurios, operaciones de
trasplantes y muchas otras cosas. La leyenda (por
emplear un término adecuado) cuenta que los
extraterrestres crearon en la Tierra una civilización
hace muchos millones de años, que posteriormente
fue extinta. Debían provenir de las Pléyades,
pues en las piedras aparecen varias referencias a
este grupo de estrellas.
Cualquier persona mínimamente
informada en temas de astrofísica sabe, sin
embargo, que la edad que se asigna a este cúmulo
estelar es de unos diez millones de años (aunque
en la bibliografía se dan edades en un rango
de 100 a 10 millones de años. Este error de
un orden de magnitud es normal en astrofísica,
por lo que nadie debería extrañarse).
Aun asignando la cota más antigua a las Pléyades,
las siete u ocho estrellas más brillantes (hoy)
del cúmulo son precisamente las más
jóvenes. Además un cúmulo es
un sistema dinámico: en él las estrellas
orbitan, se mueven continuamente. En definitiva, las
Pléyades de hace 70 millones de años
no eran observables desde la Tierra como lo son hoy,
con su peculiar forma de cacillo. Así, si en
las piedras de Ica aparecen dibujos de las Pléyades
tal y como se ven hoy, para creernos la hipótesis
extraterrestre debemos suponer que esos superhombres
eran tan listos que sabían que cuando gente
como Benítez, 70 millones de años después,
las estudiaran, sólo podrían interpretar
su origen pleyadiano si imprimían en las piedras
el aspecto de este cúmulo estelar que presenta
en nuestro milenio. Tal clarividencia es, en cualquier
caso, un tanto sospechosa.
Por finalizar con este
tema, debo comentar que el Sr. Benítez se reafirma
en sus aseveraciones, y se permitió el lujo
de indicar que yo era un ignorante de la astrofísica,
por ponerle peros a sus teorías.
OVNIS PARANORMALES
No todos los ufólogos
son platillistas. Algunos de ellos abrazan las igualmente
irracionales teorías parapsicológicas,
pretendiendo que el fenómeno ovni está
más relacionado con los poderes paranormales
que con los extraterrestres.
Para ellos, la psique
humana es capaz de proyectar y materializar los ovnis.
Con ello intentan explicar la variedad de formas,
los movimientos antinaturales o el extraño
efecto producido sobre los testigos. También
cabe combinar esta explicación con la creencia
extraterrestre. Así, se encuentran abundantes
casos de testigos ovni que posteriormente dicen tener
poderes paranormales y ser capaces de sanar con las
manos, según ellos habiendo recibido tal poder
de los tripulantes de la nave.
Ante este cúmulo
de teorías, la postura racional es clara: si
en más de un siglo de parapsicología
no se ha podido aportar una sola prueba científica
de la existencia de estos fenómenos, ¿cómo
vamos a aplicar gratuitamente todo ello al fenómeno
ovni? Una vez más se puede ver que la fe mueve
montañas.
Lo mismo sucede cuando
para explicar el extraño comportamiento de
los ovnis se hace uso de terminología de la
física moderna o de la cienciaficción:
invocar el hiperespacio o la multidimensionalidad
para justificar los ovnis no tiene ningún sentido,
al no ser sino hipótesis de trabajo sin comprobación
alguna.
Es importante tener en
cuenta que la pluralidad de teorías sobre los
ovnis indica cuán vaga es la definición
del objeto, y la carencia de base experimental. No
se puede hacer ciencia sobre algo que no existe. Así
que el campo del estudio científico no es tanto
los ovnis como aquellos que ven ovnis.
OVNIS, PSICOLOGÍA
Y SOCIOLOGÍA
Hay una componente importante
en el fenómeno ovni que es estudio de la psicología:
el testigo. Todo aquello que entra en el cajón
de sastre que es el ovni, tiene en común que
hay un ser humano que protagoniza el avistamiento.
Por ello, es importante detenerse en la psicología
del testimonio, ¿son fiables los testigos y
sus recuentos de lo sucedido?
El sistema de percepción
humano es una maquinaria muy compleja, desarrollada
a lo largo de un proceso evolutivo largo, y preparada
para permitir al organismo obtener una información
válida que asegure su supervivencia. En situaciones
extrañas, potencialmente peligrosas, súbitas
o que generen miedo, está comprobado que este
sistema perceptivo funciona usando clichés
asumidos culturalmente. Además, las descripciones
de aquello que observamos o sentimos las hacemos usando
los mismos patrones.
Por ejemplo, si vemos
algo desconocido en el cielo, sin una referencia clara
de otro objeto cuyas dimensiones conozcamos, es imposible
asignar distancia, altura o tamaño al ovni.
A pesar de ello, los testimonios abundan en descripciones
de tamaños, alturas, velocidades, que son imposibles
de determinar si no se supone algo: así, un
pájaro cercano confundido con algo muy lejano
nos hace pensar en un objeto de cientos de metros
de largo. Y viceversa: un planeta como Venus nos puede
parecer un objeto cercano a sólo kilómetros
de nosotros.
Se ha comprobado que los
testigos emplean patrones culturales o sociales en
su descripción de los hechos. Es clásico
el estudio en que se presentaba a estadounidenses
una foto de un autobús lleno de personas de
raza blanca, y un negro. Uno de los blancos, distinguible
claramente, llevaba un cuchillo. Sin embargo, al ser
preguntados sobre quién llevaba el arma, casi
todos los testigos acusaron al negro. Similarmente,
en el tema ovni, los testigos se ven influenciados
por factores ajenos.
No hay que olvidar que
hay una cultura ovni fuertemente afincada en nuestra
sociedad. No es ajena a ello el que vivamos una era
espacial, que el cine y la literatura nos transmita
una imagen de los ovnis y los extraterrestres, y que
culturalmente, la idea de la vida extraterrestre sea
ampliamente aceptada.
Estos -y otros muchos-
factores psicosociales suelen ser olvidados por la
mayoría de los ufólogos, y del común
de los mortales. Por ello, tendemos a creer que el
testimonio de un piloto es de mayor calidad que el
de un labrador. No es así, como podemos comprobar
en el caso del euro-ovni.
LA CREENCIA POR ENCIMA
DE TODO
A veces se intenta justificar
la importancia del fenómeno ovni debido al
gran número de testigos existentes. Por ejemplo,
en una encuesta realizada en 1991 por la Organización
Roper, se muestra que un 7% de los estadounidenses
han visto un ovni. Esto supone más de quince
millones de personas en EE.UU. ¿No debería
la ciencia entonces hacer caso de este tema, dejando
aparte sus prejuicios?
En la misma encuesta tenemos
otro dato importante: muchos más americanos,
un 11%, dice haber visto fantasmas. ¿La ciencia
debería estudiar también este mito folklórico?
Porque también
hay posibles aportaciones de la antropología
al estudio de los ovnis. Un hecho curioso: los casos
famosos que a finales de los 40 dieron origen al tema
ovni están todos solucionados: su origen es
totalmente natural. Es decir, que el fenómeno
se fundamenta en algo inexistente. Sin embargo, ello
no ha hecho que la ufología desapareciera.
Como apuntan diversos estudios en este sentido, aunque
los ovnis no existieran, la ufología seguiría
viva, puesto que es un sistema de creencias.
La creencia en los ovnis,
y esto también resulta paradójico, queda
incluso reforzada cuando un caso básico es
explicado. Se da una situación similar a la
de las sectas que predicen el fin del mundo para un
día concreto. Se ha comprobado que, tras pasar
esa fecha y seguir el mundo entero, los fieles -lejos
de abjurar de sus creencias- tienen más fe
aún. Por hacer uso del abundante acervo castellano:
no hay peor ciego que el que no quiere ver.
En un artículo
del periodista L.A. Gámez publicado por la
revista "La Alternativa Racional" -que edita
la asociación escéptica Alternativa
Racional a las Pseudociencias,
ARP- sobre la similitud entre ovnis y mitos, el autor
cita la obra "Fantasmas en el cielo", de
los ufólogos D. Clarke y A. Roberts: "todavía
tenemos nuestros dragones, pero ahora se manifiestan
como luces extrañas en el cielo, platillos
volantes o extraterrestres".
Hay, según ellos,
una importante conexión entre las visitas de
ETs y las de hadas: su aparición repentina,
el antropomorfismo, su origen ultraterreno o sus grandes
e inexplicables poderes. Es difícil creer que
esto sea casual.
MENSAJES DE MÁS
ALLÁ
Hasta el momento, nos
hemos estado refiriendo a "avistamientos"
ovni, pero la fenomenología incluye también
otras muchas modalidades de contacto. Tenemos, por
ejemplo, a los contactados, personas que afirman estar
recibiendo mensajes de los extraterrestres.
Los contactados no hablan
de ovnis, porque ya los tienen identificados por completo:
son astronaves ETs. Hay muchos tipos de contacto,
algunos de ellos usando técnicas tan devaluadas
científicamente como la escritura automática
o las tablas de oui-ja. Otros reciben llamadas de
teléfono, telegramas o incluso cartas, como
sucedió (y aún hoy en día sucede)
en el llamado caso UMMO, perla brillante de la ufología
hispana desde los años 60.
El caso UMMO es muy complejo,
pues incluye múltiples mensajes enviados a
personas muy diferentes, e incluso fotos, como las
obtenidas en San José de Valderas (Madrid)
en junio de 1967, y que se demostraron fraudulentas.
Los mensajes (mayoritariamente en español,
lo que es de agradecer a los presuntos ummitas), provenían
de una raza de seres que venían de un planeta
llamado UMMO, en torno a una estrella conocida como
Wolf 424. Aunque aún hoy hay quien crea que
contienen algo desconocido para los humanos, y por
lo tanto son genuinos, el contenido de los mensajes
denota la existencia de varios autores, y los conocimientos
que transmiten no pasan de ser elementales sobre astronomía
y física. Todo parece indicar una tomadura
de pelo prolongada durante demasiados años.
En la revista "La Alternativa Racional",
uno de los autores de esta mascarada, José
Luis Jordán Peña, ya ha dejado recientemente
claro el origen de los ummitas: Madrid. Sin embargo,
aún hoy siguen apareciendo mensajes de estos
extraterrestres. Una vez más se confirma cómo
a pesar de las evidencias los creyentes nunca se darán
por vencidos.
En general, los contactados
acaban creando sus propios grupos de creyentes en
el tema, de tipo sectario, y hasta se ha podido calificar
de sectas peligrosas algunos de ellos. Normalmente
transmiten un mensaje de tipo milenarista (el fin
del mundo se acerca) y mesiánico (aquellos
que se conviertan se salvarán). Por esta razón,
muchos se sitúan lateralmente a la iglesia
católica, transformando a Dios, Cristo, los
ángeles y demás en extraterrestres.
El lema "ángeles
ayer, extraterrestres hoy", acuñado por
uno de los contactados europeos más conocidos
y antiguos, el italiano Eugenio Siragusa, con delegaciones
también en nuestro país, es característico
de estos grupos. Suelen también acudir al llamado
Tercer Secreto de Fátima, y demás "grandes
misterios", tienen relación con algunas
apariciones marianas, y siempre que hacen una predicción
determinada, suelen fallar.
Esta fenomenología
de los contactos, nacidos dentro del tema ovni y herederos
de su terminología platillista, son la más
clara muestra de que todo esto es pura creencia irracional.
Como tales creyentes, debemos respetarles; pero no
por ello lo que dicen tiene un ápice de realidad.
SECUESTRADOS POR ETs
Los extraterrestres de
las creencias contactistas suelen ser buenos, quieren
el bien para la Tierra y librarla de la hecatombe
a que la conducimos. Son nuestros "hermanos mayores"
como a veces los denominan estas sectas. Pero no todo
es amor y paz en el Universo, por lo que se ve. Otra
de las caras del fenómeno ovni son los testimonios
de personas que dicen haber sido raptadas (en la jerga
ufológica se dice abducidas) por astronaves,
normalmente para ser sometidas a análisis médicos
o experimentos de fecundación. ¿Increíble?
Las abducciones son, desde la década de los
80, uno de los campos más fructíferos
dentro de la ufología, y aunque hasta entonces
eran despreciados por los mismos ufólogos creyentes,
ahora todos las consideran prueba innegable de la
realidad del fenómeno. La moda se desató
en los años 80, con la publicación del
libro "Intrusos" de Budd Hopkins (podríamos
clasificarlo como el gurú de la abduccionología,
por usar una palabra realmente espantosa) y el famoso
"Comunión", del escritor de terror
Withley Strieber.
El escenario de abducción
típico sitúa a la víctima de
noche en su casa. Es despertada (o despertado) por
algún ruido o luz extraña. A veces distingue
a un ser cerca de la cama. El sujeto se siente paralizado
contra su voluntad. Posteriormente, no recuerda nada.
Al día siguiente, la víctima suele tener
dolores de cabeza, o musculares, y una sensación
extraña.
Tras someterse a sesiones
de hipnosis, la víctima relata cómo
es secuestrada por seres extraños, llevada
a algún lugar también extraño
(algunos describen los platillos volantes) y sometida
a una exploración. Hay quien describe vejaciones
muy variadas, llegando a la violación y fecundación.
A veces se describe la implantación de sondas
en la base del cráneo o en el seno nasal con
variadas intenciones, entre ellas el "controlar"
al abducido.
¿Son estos casos
reales? ¿Hay algún experimento genético
de cruce de razas interestelares en marcha sin que
lo sepamos? Hace unos años, cualquier presunto
ufólogo que afirmara la veracidad de estos
fenómenos podría haber sido tachado
de loco. Hoy no, más bien al contrario. Ello
puede deberse a que la ufología está
un tanto desesperanzada por no haber podido encontrar
una sola prueba fidedigna de la realidad de los platillos
extraterrestres, así que acuden a esta fenomenología
donde fíjense bien- no hay pruebas posibles,
o muy pocas.
Como ya hemos comentado,
no podemos olvidar a la psicología en este
caso. Por un lado, se comprueba el fenómeno
"natural" de las alucinaciones en estados
de transición de la vigilia al sueño.
Al dormirnos (alucinaciones hipnagógicas) o
al despertar (hipnopómpicas), cualquier persona
puede sufrir una alucinación que entrañe
visión de otras personas, quedarse paralizado
o sentirse transportado fuera del cuerpo. Así
que el fenómeno es explicable en claves naturales.
Por otro lado, tenemos
que el relato completo de la abducción nace
de las sesiones de hipnosis. Este tema merece un espacio
mucho mayor, pero según la psicología
científica, la hipnosis es sólo un estado
de conciencia en el que el paciente es terriblemente
sugestionable. Aparte de que esto hace que el hipnotizador
o quienes están junto a él pueda influir
en la confección del relato del abducido, lo
que queda claro es que un sujeto bajo hipnosis no
tiene por qué ser más veraz.
Por ejemplo, cuando se
somete a una persona hipnotizada a una regresión,
induciéndole a pensar que es un niño
de pocos años, los pacientes no actúan
como niños, sino tal y como solemos los adultos
imitar a los niños. Esto es importante, porque
parece que los "abduccionólogos"
entronan las técnicas de hipnosis como algo
completamente fiable. No es así: en un estudio
se sometió a personas a hipnosis, pidiendo
detalles sobre una supuesta abducción. Los
sujetos solían recordar un gran número
de detalles, similares a las de los relatos de abducidos,
aun cuando estas personas no habían sido abducidas
nunca.
Otro efecto importante
es que, tras una sesión de hipnosis, las presuntas
víctimas creen mucho más en la historia.
Quedan tan convencidos que llegan incluso a tener
problemas psicológicos. Como decía el
investigador escéptico americano Phil J. Klass
en torno a este tema: algunos están jugando
a un juego muy peligroso.
Como siempre, en torno
a las abducciones también se ha generado un
mundo de negocio: hay compañías que
por un módico precio ofrecen una póliza
de seguros contra abducciones; existen grupos de terapia
para "ayudar" a las presuntas víctimas,
y cuantas más personas sean sometidas a hipnosis
por los abduccionólogos, más casos aparecerán.
Los abduccionólogos
americanos, que son al fin y al cabo los que marcan
la moda, están ahora como niños con
zapatos nuevos con un maravilloso caso de secuestro
que ¡por fin! se relaciona directamente con
los ovnis. Se trata de un secuestro de una neoyorquina,
Linda Napolitano, que fue raptada de su apartamento
a finales del 89 mediante un rayo de luz desde un
ovni, según atestiguan unos cuantos testigos,
incluyendo pretendidamente unos escoltas del entonces
presidente de las Naciones Unidas, Javier Pérez
de Cuellar y a una conductora que pasaba por el Puente
de Brooklyn y vio el ovni.
El investigador americano
Phil Klass ha escrito bastante sobre el tema, poniendo
de manifiesto serias incoherencias de todo el relato
que Budd Hopkins, como el hecho de que nadie viera
llegar al ovni, ni cómo se sumergió
en el río, o cómo posteriormente volvió
junto al apartamento y la envió de vuelta con
otro rayo... Sólo una conductora de los cientos
de coches que pasaban a esa hora por el Puente de
Brooklyn. ¡Una vez más el caso del siglo
echado a perder!
Aunque en España
todavía no está de moda ser raptado
por los extraterrestres, sólo es cuestión
de tiempo. Por eso, puede servir de ayuda el consejo
de la ufóloga Ann Druffel cuando uno va a ser
abducido: basta con decir de manera contundente al
secuestrador "vete de aquí y no vuelvas".
Según ella, funciona.
De hecho, el principal
defensor en nuestro país de los extraterrestres
malvados es el inefable Salvador Freixedo. Para él
resulta claro que esto es una seria amenaza, pues
de las 70 razas extraterrestres que se pasean por
la Tierra, aunque sólo 10 son hostiles, lo
son mucho. Y además deben andar en contubernios
con los gobiernos, especialmente el americano, quien
a cambio de proporcionarles a los ETs humanos y animales
para experimentos genéticos y para obtener
sangre está recibiendo a cambio avanzada tecnología
extraterrestre.
Un ejemplo del tipo de
argumentos tan sabrosos de Freixedo: desde el año
85 han desaparecido casi por completo las misteriosas
mutilaciones de ganado en el centro-oeste de los EE.UU.
En efecto, hubo una aparente ola (generada por los
medios de comunicación) de reses que aparecían
mutiladas y sin sangre. A pesar que los casos se podían
explicar mediante causas naturales (las mutilaciones
no eran sino el resultado de pequeñas alimañas
mordiendo las partes blandas de las reses), muchos
investigadores, entre ellos Freixedo, acusaron a los
extraterrestres. Lo de la práctica desaparición
después de 1985 se debería, según
el investigador español a que en California
se sintetizó en aquella época sangre
artificial, por lo que los ETs ya no necesitarían
chupar sangre de vacas... ¿No es encantador?
Otra "prueba" de la existencia de estos
acuerdos secretos es que el número de españoles
altos y rubios aumentan: obviamente esto sólo
puede deberse a la mejora genética inducida
por los extraterrestres. ¡Y yo que pensaba que
era cosa del colacao de los desayunos!
EL "PÉNDULO
DE FOUCAULT" UFOLÓGICO
Una afirmación
generalizada de los ufólogos es que los gobiernos
ocultan información sobre el tema ovni. Existe
desde hace unos años una línea de la
ufología que afirma tener las claves que demuestran
esa conspiración de silencio. Por ejemplo,
el autor de este artículo y otros escépticos
españoles, miembros de ARP, han sido acusados
en diversas ocasiones de pertenecer a los servicios
de inteligencia que intentan desprestigiar el tema
ovni. ¡Ni que decir tiene que esto es sencillamente
estúpido!
Según algunos,
esta conjura pretende desestabilizar al mundo ante
la amenaza de un "enemigo exterior", y aprovechar
la confusión para instaurar un gobierno mundial
de tipo orwelliano. Otros abogan por la existencia
de un pacto entre EE.UU. (al menos) y los ETs para
proporcionarles seres humanos (como comida o como
experimentos de laboratorio, según los casos)
a cambio de tecnología, como ya hemos comentado.
Una vez más, la
racionalidad nos previene de creer estas teorías
sin más. Es dudoso que durante cuarenta años
se pueda mantener un secreto internacional como éste
(y más durante los años de guerra fría),
pero sobre todo, las escasas pruebas documentales
en que se apoyan estas hipótesis salvajes son
en su mayoría falsificaciones de documentos
secretos americanos.
Como en la novela de Umberto
Eco, una conjura imaginaria puede llegar a ser creída
a pies juntillas por muchos presuntos expertos.
EL SECRETO MEJOR GUARDADO
La acusación generalizada
en el mundo de la ufología a los gobiernos
y fuerzas militares de ocultar los datos oficiales
sobre ovnis viene de antiguo. Como suele suceder en
este tema, se originó hace unas décadas
en EE.UU. Se suele olvidar que desde el año
1975, gracias al Acta de Libertad de Información,
cualquier estadounidense puede obtener información
reservada sobre cualquier tema, incluyendo los ovnis.
Obviamente, estos documentos
no salen a la luz completos, reservándose la
privacidad de los testigos, e informaciones relevantes
sobre los mecanismos de defensa o espionaje. Cualquier
persona puede entender la razón de esto: el
funcionamiento de la defensa de los países
exige que un enemigo potencial no tenga acceso a esa
información "sensible". Sin embargo,
los ufólogos americanos han aprovechado esta
circunstancia para acusar a su gobierno, a los militares
y a las agencias de información de ocultar
las pruebas.
Esta acusación
se desmonta si tenemos en cuenta que los documentos
americanos sobre ovnis no pasan de unas tres hojas
por mes en las últimas décadas, y son
mayoritariamente cartas de particulares a organismos
de información y sus respuestas.
En España, el tema
ovni permanece declarado secreto desde marzo de 1979.
Desde mediados del año pasado, sin embargo,
el Mando Operativo Aéreo, ha comenzado a liberar
la información en su poder, en gran parte gracias
a las gestiones de investigadores como Vicente-Juan
Ballester y Joan Plana. En bloque, estos documentos
no aportan ninguna prueba de apoyo al fenómeno
ovni. Son unos sesenta casos entre los años
62 y 88, poquísimos si realmente hubiera algo
importante que ocultar.
Más aún,
queda claro que no existe ni ha existido realmente
investigación sobre el caso: los informes desclasificados
sólo contienen documentación aportada
sobre avistamientos, pero ningún intento por
aclararlos.
¿QUÉ
NOS DEPARA EL FUTURO?
A pesar de que la ufología
se basa en casos que ya han sido explicados, y de
que no ha sido aportada ninguna prueba racional concluyente,
está claro que seguiremos oyendo hablar de
ovnis durante mucho tiempo. Las publicaciones pseudocientíficas
viven momentos de éxito editorial en nuestro
país, y la escasa formación o interés
científico de sus habitantes nos convierten
en un perfecto caldo de cultivo para la propagación
de lo irracional.
Debemos entender el fenómeno
ovni como parte de un auge de la irracionalidad. Igual
que la astrología, el satanismo, las falsas
medicinas alternativas, las apariciones marianas y
un sinfín de temas de este tipo.
Tras haber conseguido
colar en la Universidad de Verano del Escorial un
curso sobre ovnis, además, los ufólogos
menos críticos comienzan a alardear de tener
respaldo universitario, intentando justificarse de
esta manera, ya que no pueden aportar pruebas fehacientes.
De poco vale que el Ejército libere la información
sobre ovnis, pues los ufólogos siempre podrán
acusarle de ocultar otros casos.
Lo que sí se ha
dado, desde aquel cursillo de verano, es una radicalización
de las posturas de quienes viven de vendernos los
ovnis, que han generalizado los ataques contra los
escépticos. Este frente de batalla incluye
descalificaciones en medios de comunicación
(el ya mentado Benítez nos acusó a los
racionalistas de "ser unos mal nacidos o agentes
de alguna potencia extranjera" en un programa
de radio) y en sus libros y artículos. Ahora
somos los "negativistas", los "vampiros
ufológicos" y otras lindezas. ¡Pues
bienvenidas sean! El problema es que los insultos
pueden llegar a perturbar la normal vida de algunas
personas. Y si no que se lo cuenten al investigador
Félix Ares de Blas, que fue víctima
de una pesada broma desde la revista "Más
Allá", donde incluyeron su dirección
y teléfono, junto con el nombre deformado (Félix
Ares de Epi, una terminología acuñada
por uno de los ufólogos y oscurantólogos
más prolífico de nuestro país,
Manuel Carballal, quien personalmente se desmarcó
del asunto... También lo hicieron el director
de la revista, el Sr. Campoy y el encargado de la
misma de ovnis, Javier Sierra. Pero -claro- sólo
a título personal: todavía estamos esperando
alguna excusa al implicado o una mera mención
en las páginas de la revista).
En definitiva, mientras
exista un mercado proclive a vender estos temas de
manera acrítica, los ovnis seguirán
existiendo. Es de esperar en España un aumento
de los casos de abducción y de las teorías
de conjura internacional, así que vayan preparándose.
Sólo una postura crítica y racional,
y sobre todo una labor de educación científica
pueden conseguir algo.