¿Es o no es
la astrología europea una ciencia?
Christian Nitschelm &
Raslan Leguet
Traducción del francés al español:
Rossie Corrales (julio 1997)
I. ¿Qué es una ciencia?
Ciencia: Conjunto de conocimientos y
de estudios de valor universal, caracterizados por un
objetivo y un método determinado y fundado en
relaciones objetivas controlables, así como en
observaciones y pruebas repetitivas verificables.
Clasificación de las ciencias al frente de su
objetivo:
- Ciencias matemáticas;
- Ciencias físicas (física,
química, astronomía);
- Ciencias terrestres (geología,
palenteología);
- Ciencias de la vida (biología,
genética);
- Ciencias humanas (antropología,
psicología, etc.);
- Ciencias sociales (estudio de las sociedades
humanas).
Ciencias fundamentales: Matemáticas, astronomía,
física, química, ciencias de la tierra
(geología y palenteología).
Las ciencias proceden de la gestión científica.
Estas progresan poco a poco, a través de investigaciones
sucesivas y dilaciones mediante preguntas basadas en
la duda y el escepticismo.
Escepticismo: No admitir una afirmación o un
dogma, sobre todo cuando ellos no pueden verificarse
o carecen de fundamentos, sin realizar un examen crítico.
II. La astronomía como ciencia completa.
Astronomía: (del griego astron: astro y nomos:
ley) Ciencia que estudia las posiciones relativas, los
movimientos, la estructura y la evolución de
los astros. Objetos estudiados por la astronomía:
dentro del sistema solar: sol, planetas, satélites,
asteroides, cometas, medio interplanetario; dentro de
la Galaxia: estrellas, cúmulos de estrellas,
nebulosas, medio interestelar; dentro del Universo:
galaxias, quasares, cúmulos de galaxias, medio
intergaláctico, así como las radiaciones
variados que transcurren el Universo.
Astronomía fundamental:
a) Astronomía de posición:
Determinación de las posiciones
y de los movimientos de los astros. Creación
de catálogos de estrellas (movimiento, paralage,
doble, dinámica de la Galaxia, etc.)
b) Mecánica celeste:
Ligado a la astrometría, trata
de leyes que reaccionan los movimientos de los astros.
Ocasiona la creación de esfemérides y
el cálculo de órbitas de los cometas,
asteroides, sondeos.
Astrofísica:
Estudio físico de los astros a
través del conjunto del espectro electromagnético:
gama, X, ultravioleta, visible, infrarrojo, milimétrico,
radio. Disciplina que nace en el siglo diecinueve gracias
a la aparición de la fotografía y de la
espectrografía. Se ha diversificado ulteriormente
en diferentes disciplinas (radioastronomía, astronomía
espacial, etc.). Desemboca en la cosmología y
la exobiología.
III. Las ciencias falsas.
Las ciencias falsas o seudo-ciencias: Doctrinas de carácter
esotérico desprovistas de algún valor
científico, asimilables a las creencias o a las
imposturas y basadas en afirmaciones indemostrables
y no verificables resultadas frecuentemente de dominio
irracional. Los adeptos a estas seudo-ciencias intentan,
frecuentemente con virulencia, hacerlas pasar por verdaderas
ciencias.
Ciencias ocultas: Doctrinas y prácticas secretas
que hacen intervenir las llamadas fuerzas o energías
que no son reconocidas por la ciencia, ni tampoco por
la religión y, requieren una iniciación
de tipo místico (alquimia, astrología,
cartomancia, magia, necromancia, percepción de
radiaciones electromagnéticas, telepatía).
Las llamadas ciencias ocultas se clasifican indudablemente
entre las seudo-ciencias: no pueden en ningún
caso estar clasificadas como verdaderas ciencias.
Las ciencias falsas carecen de un inicio científico.
Utilizan todo lo que sea posible, la credulidad humana
mediante discursos seductores irracionales y mentirosos,
hasta las imposturas puras y simples.
Credulidad: Demasiada facilidad para creer en un dogma
o en una afirmación sin fundamentos.
Impostura: Acción de engañar
mediante discursos mentirosos, falsas apariencias, aquello
que puede con demasiada facilidad llevar a un engaño.
IV. Caso de la astrología.
Astrología o más bien dicho, astromancia:
Arte de determinar y de prever el destino del hombre
mediante estudios de las llamadas influencias astrales,
así como la ubicación de los planetas
más importantes, los aspectos, los signos sodiacales.
Afirmación de una relación no probada
científicamente entre el hombre y el cosmos.
Horóscopo: " Que considera la hora del nacimiento
". Estudio del destino de un individuo, hecho por
los astrólogos, fundamentándose en las
llamadas influencias astrales supuestamente ejercidas
sobre el mismo después de la hora de su nacimiento
mediante la observación del estado del cielo
y de sus aspectos en dicho momento.
Las diferentes escuelas astrológicas europeas
frecuentemente no están relacionadas las unas
con las otras en cuanto a su interpretación de
la astrología. Hermetismo alquimico, determinación
del carácter o predicción del futuro mediante
un procedimiento cualquiera siempre irracional, astrología
trópica contra astrología sideral, las
escuelas de astrología se enfrentan, a menudo
con mucha agresividad. Entonces, es mucho más
correcto hablar de astrologías europeas ó,
refiriéndose a la etimología, a las astromancias
europeas.
V. La astrología puesta en duda por las ciencias.
V.1. Las bases astronómicas.
Las nociones astronómicas de base son generalmente
mal asimiladas por los astrólogos, no importando
cual sea la escuela a la que pertenecen. La noción
de constelación, una simple apariencia subjetiva
sin ninguna realidad física, es muy mal comprendida
por los astrólogos. Ellos asocian en efecto propiedades
extrañas e irreales a los nombres de las constelaciones.
Las formas de estas constelaciones, con nombres generalmente
provenientes de la mitología greco-romana y que
han variado mucho a partir de la Antiguedad, no fueron
fijados más que en 1930, al igual que sus nombres.
La noción de signo sodiacal, que no tiene ya
ningún sentido en la astronomía moderna,
es aún más mal empleada por los astrólogos,
por la simple ignorancia de los movimientos aparentes
de los astros y de ciertos movimientos particulares
del eje de rotación de la Tierra. La trayectoria
aparente del Sol en un año alrededor de la Tierra
define un gran círculo llamado eclíptica
sobre la esfera celeste. La eclíptica corta de
este modo catorce constelaciones, de tamaños
muy desiguales, sobre la esfera celeste con sus límites
de 1930, en la oportunidad los Peces, la Ballena (que
se extienden simplemente por la eclíptica), Aries,
Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra,
Escorpión, Ophiuchus, Sagitario, Capricornio
y Acuario. Curiosamente, los astrólogos no retienen
más que doce de entre ellos para poder hacer
los doce signos, todos de un tamaño igual a 30°,
de la astrología europea.
Además, el número de signos sodiacales
ha variado mucho de una civilización a otra a
partir de la Antiguedad. En efecto, ha pasado de 6 en
Mesopotamia primitiva a 28 en China Medieval, pasando
por 11 en Babilonia y 20 con los Toltecas. Esta simple
constatación quita todo significado lógico
y preciso a los doce signos utilizados actualmente.
¿Y por qué no, en efecto, uno, diez, cien,
trescientos sesenta y cinco o diez mil signos sodiacales?
¿Por qué un número entero de signos?
En realidad, las constantes utilizadas en matemáticas,
física, química y astrofísica son
frecuentemente reales, es decir no enteras. ¿Por
qué las constantes astrológicas serán
casi siempre enteras?
A causa de uno de los movimientos del eje de la rotación
terrestre, llamado precesión de los equinoccios,
los signos sodiacales resbalan lentamente a lo largo
del círculo eclíptica en el sentido retrógrado
en relación a las constelaciones del sodíaco,
efectuando una rotación de 25750 años.
Este lento movimiento hace que los signos sodiacales
ya no corresponden desde hace mucho a las constelaciones
que se les han asociado. Por ejemplo, el Sol no se encuentra
delante de la constelación de Aries hacia el
fin de marzo, sino delante de aquella de los Peces,
no lejos del límite con aquella de Acuario, cerca
del lugar donde está localizado actualmente el
Punto Vernal, dirección del Sol en el momento
del equinoccio de marzo. El Sol en esta época
se supone se encuentra, según no importa qué
astrólogo, en el signo Aries. Frente a este problema,
ciertos astrólogos practican una astrología,
llamada sideral, que se opone a la astrología
clásica, llamada tropical, y que considera las
constelaciones del sodíaco y ya no más
los signos astrológicos. Esta nueva clase de
astrología se encuentra inmediatamente clasificada
como caduca, las estaciones no corresponden más
a la posición del Sol...
Para una utilización curiosa del fenómeno
de precesión de los equinoccios, ciertos astrólogos
afirman extrañamente la existencia de eras de
influencias astrales. Es así que nosotros estaríamos
según ellos a eso del fin de la era de los Peces,
no lejos del inicio de la era de Acuario. Estas eras
corresponderían en efecto al período de
travesía de la constelación asociada por
el Punto Vernal, según el movimiento de precesión
de los equinoccios. Cada astrólogo propone su
propia fecha, cada vez diferente, para el inicio de
la supuesta era de Acuario que comenzará siempre
en un futuro próximo. Mientras tanto, tomando
los límites oficiales de 1930 para las constelaciones
sodiacales, se llega mediante un cálculo simple
a fechas bien diferentes, el inicio de la supuesta era
de los Peces situándose a eso del año
70 antes de Cristo, y su fin en el año 2614 de
nuestra era, invalidando totalmente el discurso astrológico.
La supuesta era de Acuario, que no tiene ningún
sentido en astronomía, no existe en efecto más
que en la imaginación demasiado fértil,
verdaderamente delirante, de estos astrólogos
que parecen confundir sus fantasmas con la realidad,
no siendo las constelaciones más que proyecciones
ficticias de ciertos mitos bien terrestres sobre la
bóveda estrellada de los antiguos griegos.
La posición de un astro sobre la esféra
celeste no puede conocerse perfectamente más
que con la ayuda de un sistema de tres coordenadas:
la longitud celeste en relación a un origen,
la latitud celeste y la distancia. La ignorancia de
una de estas tres coordinadas induce a una enorme imprecisión
sobre la posición del astro. Las coordenadas
eclípticas constituyen uno de los principales
sistemas de coordenadas celestes utilizados en astronomía.
Los astrólogos utilizan muy mal este sistema,
la longitud eclíptica siendo la única
tomada en cuenta por ellos de manera muy imprecisa.
El conocimiento de la posición precisa de un
astro es incompatible con el sistema astrológico
de localización.
La astrología es curiosamente hija de las regiones
temperadas del hemisferio norte. De hecho, no está
adaptada más que en estas regiones, no sería
sino a causa del fenómeno de las estaciones.
En las regiones temperadas del hemisferio sur, las estaciones
están invertidas, lo que quita todo parecido
al simbolismo asociado. En efecto, el signo Leo, que
corresponde al verano boreal, tiene supuestamente propiedades
de exhalación del calor, lo que no es evidentemente
compatible con el otro hemisferio, entonces en pleno
invierno austral. En zona tropical, la situación
es aún peor desde un punto de vista astrológico,
no estando las estaciones más que de a dos, la
estación seca y la estación húmeda
(sujetas a las variaciones regionales), ¡y sin
variación de temperatura!
En las regiones polares, la mayor parte de los sistemas
astrológicos en vigor no permiten tan siquiera
construir horóscopos viables. Ciertos astros
y ciertos signos no son en realidad jamás visibles,
mientras que en las "casas" astrológicas,
absolutamente indispensables para la elaboración
del horóscopo, no pueden ni siquiera ser calculados
y de todos modos, no cortan la eclíptica, en
la mayoría de los casos. ¿Cuál
es, a propósito de ésto, el significado
físico de "casas" astrológicas
y por qué estas no pueden existir en ciertos
casos sobre o más allá de los círculos
polares? ¡De hecho , estas " casas "
astrológicas, donde sea que uno se encuentre
en el Universo, no corresponden estrictamente a nada!!!
Desde otro punto de vista, si la astrología fuese
una ciencia, uno podría legítimamente
preguntarse cual sería el horóscopo de
un individuo nacido fuera de la Tierra, siendo las leyes
de la física las mismas dentro de todo el Universo.
¿Cuál sería entonces la influencia
de la Tierra?
V.2. Las leyes de la física.
La astrología presupone implícitamente
la existencia de un cierto número de influencias
astrales debidas al Sol, a la Luna y a algunos otros
objetos, en ocurrencia los grandes planetas. Si existe
influencia astral, se trata entonces de elaborar primero
leyes coherentes entregando su naturaleza, sus alcances,
sus modos de acción, así como sus factores
de dependencia, distancia, masa, etc.
¿Son las supuestas influencias unas fuerzas?
Si la respuesta es sí, ¿de qué
tipo? No se conoce actualmente más que cuatro
tipos de fuerzas fundamentales: la interacción
fuerte, la interacción débil, la fuerza
electromagnética y la fuerza de gravitación.
¿Dentro de qué tipo de fuerza fundamental
es posible clasificar estas influencias astrales? ¿Es
una nueva fuerza fundamental? ¡Será necesario
entonces definirla!!! Desde otro punto de vista, si
estas influencias no son fuerzas, ¿son entonces
energías? ¡Si la respuesta es sí,
se formula la misma pregunta, una energía siendo
perfectamente cuantificable! Conocemos en efecto numerosas
formas de energía: cinética, potencial,
elástica, de radiación, química,
nuclear, interna, etc. ¿Cuál puede ser
entonces la forma de energía que podría
corresponder a las supuestas influencias astrales invocadas
por la astrología?
¿Cuál es entonces la naturaleza de las
influencias astrales propuestas por la astrología
y que actuarían sobre los individuos al momento
de su nacimiento? (¿por qué no el instante
de su concepción? (¿sería una indiscreción?)
¿o no importa qué otro instante?). ¿Cómo
actuarían estas influencias sobre los humanos?
(¿por qué solamente sobre los humanos?)
¿o sobre ciertos individuos? (en Babilonia, solamente
el príncipe, considerándose a sí
mismo como semi-dios, era digno de estar en relación
con los "astros-dioses"). ¿Cuáles
son las leyes físicas que rigen estas supuestas
influencias astrales y cómo se desarrollan en
función de las distancias, las masas u otros
parámetros? ¿Por qué los cuerpos
cercanos (personas, immuebles, vehículos, árboles,
etc.) no actuarían de la misma forma, verdaderamente
más, que los planetas o incluso algunas estrellas
brillantes, por razones de proximidad (casos de fuerzas
gravitacionales y de fuerzas de mareas)? ¿Por
qué, a la inversa, los cuerpos muy alejados (estrellas,
galaxias, cúmulos de galaxias...) no actuarían
igual, no sería debido a su gran cantidad (en
el caso de una fuerza independiente de la distancia,
supuestamente por la vaga astrología artística
y de la cual uno espera siempre una definición
coherente)? Y qué decir de otros cuerpos presentes
en el Sistema Solar (asteroides, cometas, satélites
naturales y artificiales, polvos interplanetarios, radiaciones,
etc.).
Debería entonces explicarse claramente por qué
estas influencias astrales no existirían más
que debido al Sol, la Luna y algunos planetas, mientras
que la inmensa mayoría de los cuerpos celestes
no actuaría de modo alguno sobre los humanos.
Lo mismo, debería precisarse si estas supuestas
influencias actúan solamente sobre los humanos
(y entonces, ¿por qué?), o sobre los animales
y las plantas (y entonces, ¿cómo?).
No se ha dado nunca una respuesta clara a este problema.
Las supuestas influencias astrales, que no son ni fuerzas,
ni energías, nunca han sido en realidad confirmadas
mediante algún experimento científico
digno de dicho nombre...
V.3. Los estudios estadísticos.
Los estudios estadísticos tratados de manera
objetiva y honesta han mostrado siempre que la astrología
no funcionaba más que por simple azar y que los
signos o los planetas no tenían influencia particular
sobre el destino de un individuo cualquiera. En particular,
un estudio estadístico ha sido efectuado muy
seriamente en 1985 en los Estados Unidos (Estado de
California), con el acuerdo de unos cuarenta astrólogos.
Este estudio, que utilizaba una serie de pruebas en
doble ciego, ha claramente demostrado de una manera
objetiva que las predicciones de los astrólogos
no funcionan, más bien, que por el simple azar
o son, aún peor, totalmente erróneas:
la correlación afirmada y/o predicha entre la
posición de los planetas y otros objetos astronómicos
a la hora del nacimiento y la personalidad de un individuo
cualquiera no existe. La experiencia científica
rechaza claramente la hipótesis astrológica.
Mientras tanto, algunas estadísticas, demasiado
alejadas de la estricta imparcialidad, verdaderamente
alteradas a sabiendas, de vez en cuando han podido mostrar
lo contrario. Luego del análisis, se ha puesto
siempre en evidencia que estas últimas estadísticas
habían sido arregladas, a menudo traficadas,
con el fin de poder lograr un resultado tal. Estamos
bien lejos aquí de la honestidad y de la objetividad
de un procedimiento científico cualquiera llevado
a cabo correctamente.
V.4. Etica.
¿Con qué derecho los astrólogos
intentan regir la vida de otros humanos? Si la astrología
se contentará solamente con definir un cierto
perfil psicológico, entraría ya en conflicto
con la psicología científica pero no sería
peligroso. Mientras tanto, numerosos astrólogos
se substituyen, de manera absolutamente ilegal, a psicólogos,
médicos, verdaderamente a los terapeutas. Como
eso, la evolución actual de la astrología
hacia un autoritarismo más o menos completo de
la vida de cada uno es totalmente inadmisible, intolerable
y demasiado peligrosa.
Ciertas prácticas astrológicas, demasiado
mediatizadas, violan así las bases mismas de
la ética. ¿Aceptaría usted que
un desconocido pretendiera conocerle totalmente y decidiera
dirigir su vida de manera arbitraria, para bien o para
mal? El determinismo astrológico, parcial o absoluto,
se opone aquí claramente al libre albedrío,
derecho inalienable de cada ser humano que haya vivido
o viva sobre nuestro planeta. De modo doctrinal, la
astrología es demasiado determinista, llegando
a amputar el libre albedrío de cada ser humano.
Esta constatación conduce además a diferentes
iglesias, en particular a la Iglesia Católica,
a rechazar toda credibilidad a no importa que clase
de astrología, el determinismo, incluso astrológico,
siendo éste contrario a la noción religiosa
de libre elección para la salvación de
cada individuo.
La utilización de la astrología para el
reclutamiento en ciertas empresas, además actualmente
fuera de la ley, viola los principios fundamentales
de los derechos del hombre. Esto hace recordar en efecto
lamentablemente ciertas prácticas vergonzosas
utilizadas durante la II Guerra Mundial en Europa, el
período más sombrío de la historia.
La astrología es igualmente utilizada con demasiada
frecuencia por ciertas sectas donde la meta principal
es la esclavitud total del ser humano y de su espíritu
a un gurú omnipotente.
VI. Conclusión.
La astrología, con bases totalmente irracionales,
se clasifica entonces indudablemente entre las ciencias
falsas y no puede en ningún caso estar clasificada
entre las ciencias. Permanece en efecto totalmente inadmisible
dentro de una visión científica del Universo
por un gran número de razones, divergencias flagrantes
entre astrólogos, naturaleza azarosa y frecuentemente
no verificable por las predicciones astrológicas,
naturaleza vaga de las pretendidas influencias astrales,
etc.
Después de la Antiguedad, la visión astrológica
del mundo ha permanecido siempre fija, verdaderamente
pegada, dentro de un geocentrismo puramente aristoteliano,
en contradicción total con la visión moderna
del Universo. Esta simple constatación quita
toda validez científica y toda credibilidad a
un edificio basado en una visión cosmológica
antigua y medieval completamente anticuada, que ubicaba
a la Tierra en el centro de un universo termina de pequeño
tamaño, así como sobre una supuesta posición
privilegiada del Hombre en el cosmos. En realidad, ni
el Sol ni la Tierra ocupan el centro del Universo. Pertenecen
a nuestra Vía Láctea, gigantesco sistema
estelar de más de cien mil millones de estrellas.
Ni el uno ni el otro no ocupan el centro de nuestra
Via Láctea. La Galaxia no es más que una
de los millones de galaxias y no está ciertamente
situada en el centro del Universo. ¡No se puede
tan siquiera hablar en la actualidad de algún
centro para nuestro Universo!
En 1666, Jean-Baptiste Colbert, entonces ministro de
estado del rey de Francia Luis XIV, hizo excluir de
la Universidad de París la enseñanza de
la astrología. Esta perdió entonces todo
acceso potencial al estatus de ciencia, estatus que
era aún posible de atribuirsele por error antes
de esta fecha, a pesar de las numerosas predicciones
falsas y jamás realizadas que muchos astrólogos,
entre los más célebres, habían
anteriormente afirmado como verdades del evangelio,
después de la Antiguedad hasta el Renacimiento...
La parte de sueño inducido por la astronomía
es extraordinario. ¿Quién no se pregunta
en efecto sobre el significado profundo del Mundo cuando
levanta los ojos hacia las maravillas celestiales? Esta
pregunta es absolutamente legítima pero no debe
enmascarar el hecho que las respuestas permanezcan muy
complejas, esencialmente en el dominio de la ciencia
y de la filosofía. La astrología da una
respuesta, ciertamente agradable, pero demasiado simplista
que no debería en ningún caso satisfacer
la honestidad del hombre. ¿La astronomía
no es suficiente para develar el misterio de nuestro
Universo y no muestra implícitamente la vanidad
de toda explicación astrológica y divinatoria
del Mundo?
Todo el tiempo que la astrología se aisle a nivel
de mito, su existencia o su no existencia no interfiere
en ningún caso con el campo de las ciencias.
Los científicos no se sienten afectados por aquello
que aparece de hecho como una reaparición de
la religión greco-romana a través de más
de diecisiete siglos de cristianismo. Mientras tanto,
¡toda aspiración de la astrología
al estado de ciencia permanece y permanecerá
inadmisible para el conjunto de la comunidad científica
tanto como los grandes cuestionamientos permanezcan
sin respuestas!
¿Por qué, entonces, ciertos astrólogos
pretenden de manera aberrante pasar sus ideas por los
factos científicos? ¿Los fundamentos de
la astrología no son suficientemente sólidos
para poder responder a la evolución de la sabiduría?
¿No es la investigación de una caución
científica abusiva por parte de una práctica
muy alejada de toda ciencia, demasiado frecuente cerca
de la impostura, dentro de una meta poco confesable,
a lo más bajamente mercantil? La astrología,
cualquiera que sea la escuela a que pertenezca, no puede
en ningún caso pretender ser una ciencia.
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