Esta publicación quiere dar respuesta
a las inquietudes expresadas por muchos docentes poder
llevar al aula contenidos con los que desarrollar el
pensamiento crítico.
Convencidos de que el desarrollo del
pensamiento crítico va indisolublemente unido
a la enseñanza de las ciencias y al fomento de
la participación de los alumnos, desde estas
páginas se quieren ofrecer contenidos que ayuden
al profesor en esa tarea.
Contenidos que no
tienen un lugar definido en el currículo como
efecto placebo, doble ciego, antenas y telefonía
móvil, ¿Llegó el hombre a la Luna?,
técnicas de datación por radioisótopos...
son temas que están próximos al ciudadano
pero lejanos al ámbito escolar. Ésta es
una laguna que queremos ayudar a llenar.
NUESTRA PROPUESTA DE PROGRAMA
Páginas centrales
Descartada la opción del socorrido póster
a doble página, éstas albergarán
material para el aula: una hoja de información
para el profesor y otra de utilización directa
en el aula. En este caso, queremos hacer reflexionar
sobre el conocimiento que nuestros alumnos tienen sobre
la magnitud del Universo y lo lejos que ha llegado la
exploración espacial. Algunos creen que el hombre
no ha llegado a la Luna, que fue un montaje; otros opinan
que se ha visitado Marte…
Queremos invitar a los profesores a pasarla
a los alumnos y a analizar las respuestas.
El rollo del cine
Una película al año, no hace
daño, por eso propondremos en cada número
una película que trate algún tema científico
y lo haga de manera que invite a la reflexión.
No tienen por qué ser cintas de indiscutible
calidad, ni éxitos de taquilla, basta con que
nos sugieran más preguntas que respuestas.
Para inaugurar esta publicación
hemos elegido un relato de la creación de la
bomba atómica en el proyecto Manhattan pero en
próximos números aparecerán otros
temas.
Serán los que decidamos desde
la redacción de la revista o los que nos sugieras
tú si nos escribes a elescolarp@arp-sapc.org.
Pretendemos que la revista tenga los contenidos que
te interesan a ti.
Navegar por las olas de la mentira
Cuando se habla de contenidos a los que deseamos
evitar el acceso cuando nuestros alumnos trabajan con
Internet, todos pensamos en pornografía, programas
nocivos, e incluso algunas páginas de dudoso
contenido ideológico. Pero una vez establecidos
los filtros morales, técnicos e ideológicos,
la red sigue ofreciendo gran cantidad de datos sin ningún
rigor para convertirse en una información válida.
El primer problema - el fundamental
de Internet - es la búsqueda. Si un profesor
de Ciencias manda a sus alumnos que busquen información
sobre la profilaxis, es muy probable que acaben escribiendo
y creyendo que el preservativo es de una sacrílega
ineficacia. Basta hacer la prueba con palabras como
"aborto", "eutanasia" o "templarios"
para darse cuenta que el único criterio de coincidencia
en que se basan estos programas no es suficiente para
nuestro propósito.
Otra fuente incesante de sandeces constituye
la versión más moderna de las sempiternas
leyendas urbanas: el "hoax", correo electrónico
contando las más extraordinarias historias sobre
niños desaparecidos, peticiones de donación
de órganos, o productos tóxicos en la
más inocente de las bebidas. Mensaje que solemos
reenviar a todos nuestros contactos "por si acaso
es verdad".
La mayoría de estas bobadas carecen
de sentido e intencionalidad pero un pequeño
número de ellas pretende sacar tajada de ello,
reeditando los más simples y burdos timos en
formato digital, pues en la red siempre encontrarán
buenos samaritanos e inocentes usuarios a los que convencer
cual paleto llegado a la gran ciudad.
Lo curioso de todo este torrente de falsedades
es que usan los mismos canales de comunicación
que el resto de información. Ni siquiera necesitan
un virus, troyano ni programa maligno alguno para activarse.
Burlarán nuestros sistemas de defensa con total
impunidad, y ni el mejor antivirus ni el más
versado asesor de contenidos va a librarnos de tanta
mentira suelta.
En los próximos números
abordaremos esta problemática; y daremos algunas
pistas para conseguir que Internet sea realmente una
autopista de información, una gran herramienta,
y no un pedregoso camino de datos lleno de trampas.
Puedes enviarnos tus propuestas a elescolarp@arp-sapc.org
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