¿QUIÉN
LO IBA A DECIR? LA LUNA Y LOS NACIMIENTOS
Carlos Xabier
Como consecuencia de la transmisión
cultural, boca a boca, a través de los milenios
y de los siglos, se han ido acumulando en el saber popular
una cantidad de dichos y creencias
tan interesantes y encantadores como completamente inciertos
en la mayoría de los casos o, cuando menos, sin
una base probada.
A lo largo de la evolución humana (en el resto
de los animales la regla también sirve) la premisa
causa-efecto ha sido muy importante desde
un punto de vista evolutivo. Si algo arde, nos quema
y no debemos acercarnos; si los períodos menstruales
de algunas mujeres coincidían con las lunas más
llenas, significaría también que ambos
procesos están en relación; el ciclo reproductivo
de las mujeres también se correspondería
con el ciclo lunar, igualmente cambiante y repetitivo.
Algo similar ocurrió (y ocurre a causa de lo
arriba mencionado) con la supuesta correlación
entre las fases de la Luna y los nacimientos.
A este respecto, lo más llamativo es que, entre
los que afirman este hecho no hay un acuerdo claro:
para algunos nacen más niños (sin
lugar a dudas) en la fase de plenilunio, mientras
que para otros ocurre en el cambio de Luna, sin especificar
de cuál a cuál. Está, por otra
parte, el detalle que muchas veces olvidamos: aunque
se haya nombrado a las fases lunares tal y como hoy
las conocemos, esta denominación es arbitraria,
de modo que, aunque haya Luna nueva, esta sigue estando
en su sitio, aunque no se la vea, ejerciendo igualmente
su influjo.
Además, estaría por ver qué tipo
de influencia ejerce la Luna. Es decir, ¿es la
luz que refleja (nada especial)? ¿o bien es la
atracción gravitatoria (demasiado lejos para
ejercer sobre nuestra pequeña masa ninguna influencia)?
¿O se trata, sin embargo, de algún tipo
de interacción desconocida por la Física?
Es indudable, por otra parte, que en los diferentes
Reinos de seres vivos, especialmente el animal, la Luna
tiene una influencia notable, que se explica, en la
mayoría de los casos por el efecto que esta tiene
en las mareas o por la claridad extra que proporciona
en las noches despejadas de Luna llena.
Estas encantadoras historias tienen un componente humano
muy importante. Se dice que el hombre es tal desde que
es bípedo, pero para algunos lo es desde que
desarrolla el pensamiento abstracto y comienza a desarrollar
todo un complejo sistema de creencias míticas
y mágicas, que plasmará más adelante
en las primeros amuletos, pinturas y otras manifestaciones.
Con esto se quiere decir que no es que no sea humano
el creer en estos supuestas relaciones (y otras más),
todo lo contrario, pero lo que no podemos olvidar es
aquello que nos hace humanos: el saber mirar la realidad
con otra mirada, hacernos preguntas sobre ella y encontrar
respuestas racionales, usando nuestra razón,
que es lo que nos diferencia del resto de los animales.
Los datos
Para ilustrar todo esto, a la redacción
y a un grupo de alumnos se nos ocurrió la siguiente
idea (siendo honestos, carecemos por completo de originalidad,
pues este tipo de trabajos existen a cientos y con muestras
mucho más amplias, siempre con los mismos resultados).
Pensamos que sería interesante encuestar a todos
los alumnos del colegio, desde Primaria hasta Secundaria
y Bachillerato, un total de 344 datos, acerca de su
fecha de nacimiento, y calcular el día de la
fase lunar en que nacieron.
Para esto se utilizaron el programa de libre uso Moontool
y una aplicación disponible en la Web del U.S.
Naval Observatory, denominada Phases of the Moon. Estos
programas calculan automáticamente la fase lunar
que se da en cualquier fecha, utilizando un sencillo
algoritmo que tiene en cuenta, entre otras variables,
que las fases se repiten cada 29 ½ días.
Moontool también calcula el porcentaje de llenado
de la esfera lunar, dando el 100% a la Luna llena, y
las fechas punta de los diferentes cuartos más
próximos a una fecha dada.
Con estas herramientas y todos los datos en nuestra
mano, nos dispusimos a tratarlos estadísticamente
con el programa Excel.
Con mucha paciencia, se asignó a cada fecha de
nacimiento un número que correspondía
con la distancia, en días, desde la Luna llena
(por usar un punto de referencia), haciendo el cero
como el día de plenilunio precisamente y el treinta
como último día del ciclo lunar, que enlaza
con el plenilunio (recuérdese que el ciclo se
repite cada 29 ½ días). Por ejemplo, que
haya 8 nacidos en el día 9 quiere decir que hubo
8 nacimientos al 9º día desde el plenilunio.
Finalmente, representamos gráficamente los resultados.
Se obtuvo una media de 14'3, lo que quiere decir que,
como promedio, se nace en el 14ª día tras
la Luna llena, que coincide en cuarto menguante, aproximándose
a la Luna nueva.
También se decidió agrupar todos los datos
por fases lunares. Como la distancia entre dos fases
viene siendo de unos 7'375 días, así se
hicieron los cuatro grupos, comenzando también
por el Plenilunio. En el gráfico de barras resultante
se encuentran los nacidos en cada fecha. Las diferencias
existentes entre cada fase se deben al error producido
por el número de datos, que no es todo lo grande
que debiera (en nuestro trabajo, sí en muchos
otros), de modo que no son diferencias reales. Sin embargo,
nótese cuál es la fase en la que más
niños nacen.
Los hechos
El ciclo lunar presenta cuatro fases
que se repiten cada 29 ½ días. En nuestro
trabajo, hemos comenzado por la fase de plenilunio (al
ser un ciclo que se repite, es indiferente por cuál
fase se comience) a la que hemos asignado, como decíamos
más arriba, el número 0. La Luna, en este
momento, comienza a oscurecer poco a poco, denominándose
a esta fase Cuarto Menguante; cuando se encuentra mitad
y mitad iluminada y oscurecida se dice que estamos en
el el último cuarto.
La luna sigue oscureciéndose entonces hasta llegar
a la fase de Luna Nueva, es la que ya no es visible
(pero sigue estando ahí). Ahora comienza a iluminarse
poco a poco de nuevo (Cuarto Creciente), y cuando se
encuentra otra vez mitad y mitad se dice que está
en el Primer Cuarto.
En cuanto a otras cuestiones, como cuál es la
base de los que afirman este tipo de influencias, al
menos las de aquellos que las argullen conscientemente,
no de aquellos que se dejan llevar inocentemente sin
más por esta creencia, queremos que nuestros
resultados (y repetimos, los muchos ya hechos a este
respecto) hablen por sí mismos.
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