EDITORIAL
En el momento de escribir estas palabras se están produciendo dos acontecimientos en el mundo de la política española que nos atañe como asociación de forma directa. En primer lugar, el esfuerzo del actual gobierno por intentar poner coto a las pseudoterapias, y en segundo lugar, el uso sin reparos de noticias falsas en las ultimas elecciones andaluzas.
Los intentos reguladores de las pseudoterapias en España desde un gobierno han sido tímidos, y en ocasiones alarmantes - como fue la pretensión del anterior gobierno de dar a la homeopatía la misma categoría que un medicamento, aunque no pasan los mismos controles-. Como antecedente, desde ARP-SAPC podemos contar la experiencia del informe que realizamos para la Generalitat de Cataluña sobre homeopatía, en 1996.
Sin saber aún qué derroteros va a tomar la iniciativa, es todo un hito que un gobierno español se preocupe por abrir este melón. También lo es, cosa que agradecemos de forma particular, que consulte con las asociaciones escépticas que llevamos tiempo llamando la atención sobre el nulo rigor que tienen estas terapias y la impunidad con la que actúan. Quiero destacar que en ese listado estén, por fin, asociaciones de profesionales de la sanidad. Tenemos que ser conscientes del salto hacia adelante que supone que los especialistas se impliquen en bloque en sacar del sistema sanitario estas malas prácticas, como manda la lógica. Han sido consultadas, además, asociaciones de enfermos con una sensibilidad especial a las pseudoterapias, entre los que se encuentran afectados directos.
Cambiando de tema, se acaban de producir elecciones autonómicas en Andalucía. Más allá de los resultados, la preocupación está en cómo las noticias falsas se van imbricando en los procesos electorales en todo el mundo para influir en su resultado, como ha ocurrido recientemente con la presidencia de Estados Unidos o el referéndum del Brexit. Llevamos asistiendo los últimos años a la creación de supuestos diarios digitales cuyos contenidos de dudoso rigor se extienden con demasiada facilidad por las redes sociales sin que los internautas se paren a pensar sobre la veracidad de estos. Cualquier uso de estos medios de difamación y manipulación son un peligro para la salud de la democracia, y se me antoja cada vez más necesario una alfabetización en este sentido a todas las generaciones de internautas; prepararlos para la defensa intelectual contra estas mentiras, y que sirvan de dique de contención que impidan su difusión. Una defensa intelectual que debe comenzar desde ya en la escuela.
Pero de la escuela, y de hacia dónde miran políticos, pedagogos y docentes, mejor hablamos en otro momento. Pasemos a disfrutar del último boletín de El Escéptico Digital, celebrando el número 50 de nuestra revista El Escéptico. Todo un logro para una asociación tan pequeña como la nuestra.
Jorge J. Frías Perles
Presidente
ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico