Edición 2012 - Número 256
Álvaro Calleja
(Entrevista publicada originalmente en la página Laicismo.org)
Desde la azotea del carmen donde reside Manuel Navarro se tienen unas vistas privilegiadas de la Alhambra, pero es en el despacho de su vivienda del Albaicín donde ha instalado su propia torre de vigilancia. El Observatorio del Laicismo es el laboratorio que se encarga de recopilar toda la información sobre las cuestiones que vulneran el principio del Estado laico: desde la presencia de símbolos religiosos en las escuelas a todo un rosario de asuntos que ponen de relieve la situación de privilegio de la Iglesia católica.
Nacido en Atarfe pero vinculado al barrio morisco desde hace quince años, doce de ellos como presidente de la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín, Manuel Navarro acaba de jubilarse después de dedicar su vida profesional al magisterio. GranadaiMedia ha querido conocer su labor como coordinador de Andalucía Laica y vicepresidente de Europa Laica, el movimiento surgido a partir de 2001 del que hoy forman parte un millar de personas.
-¿Cómo surge su interés por el laicismo?
- Mi actividad profesional ha girado fundamentalmente en torno al magisterio, de ahí surge mi interés por la renovación pedagógica y la transformación de la escuela. La presencia de la religión en la educación me llevó a posicionarme por la defensa de la escuela laica, una constante en toda mi vida profesional y en los movimientos pedagógicos a los que yo pertenecía. Llegó un momento en el que unos cuantos reflexionamos sobre la necesidad de generar una dinámica de movimiento laicista más amplio, porque nuestra actuación se limitaba hasta entonces al ámbito de la educación. La constitución formal coincide con la celebración en 2001 de un encuentro en Motril sobre el laicismo. A partir de ahí surgió Granada Laica y, a nivel estatal, Europa Laica, con una pequeña diferencia de meses.
-¿Estudió en colegios de curas?
-No. Estudié en Atarfe y luego en el Instituto Padre Suárez, aquí en Granada, lo cual no quiere decir que en mi juventud temprana no hubiese tenido una vida religiosa -digamos- intensa. Fue en la adolescencia cuando se produce mi ruptura con la iglesia. Entonces y ahora, era una iglesia de personas mayores, alejada de los problemas sociales.
-¿En qué consiste el Observatorio del Laicismo?
-Es una estructura que, por un lado, trata de recopilar las cuestiones que vulneran el principio del Estado laico y, al mismo tiempo, los avances que se puedan ir logrando fundamentalmente en España, pero también tenemos mucha presencia en Latinoamérica. No sólo eso. El Observatorio hace denuncias respecto a los ataques que recibe la laicidad. Es complicado porque, por parte de la administración, no existe ningún interés en que este tipo de problemas vayan soslayándose. Es verdad que hace dos años conseguimos que se modificara el reglamento de honores militares por el uso de la bandera y del himno nacional en las procesiones, pero es burlado continuamente por el Ejército. Al no haber una actitud favorable en profundizar en la aconfesionalidad del Estado, sino todo lo contrario, cualquier caso que se plantea tratan de buscarle la vuelta. Un ejemplo reciente son las procesiones de Semana Santa dentro de las escuelas. La Consejería de Educación lo plantea como que no son actividades de carácter religioso sino cultural. Y como la Semana Santa forma parte de la cultura andaluza es normal que los críos se vistan de penitentes y salgan en procesión alrededor del colegio simulando una cofradía.
-¿Se ha retrocedido más de lo que se ha avanzado?
- Se avanza en algunos terrenos, como es el proceso de secularización, pero es difícil porque hay un interés desde la propia administración en generar confusión. Se han inventado el término de la ‘laicidad positiva’, pretenden presentar al laicismo como antirreligioso y a la laicidad positiva como el multiconfesionalismo, es decir, la aceptación por parte del Estado de todas las religiones. Esto es falso en los dos casos. El laicismo no es antirreligioso, lo que busca es la libertad de conciencia de los individuos. Lo que no queremos es que la religión tenga una intromisión en el ámbito de lo público porque en definitiva lo que hace es favorecer una determinada convicción frente a otras. El asunto de la laicidad positiva, que ha derivado en un multiconfesionalismo, lo que el PSOE ha venido planteando, concediendo y habilitando espacios para otras religiones, tampoco forma parte de ese espacio público porque hay gente que no tiene ninguna confesión religiosa. Hay un 25% entre ateos, agnósticos y confesiones no propias…, un cuarto de la población está fuera de ese ámbito multiconfesional. Pero hay avances. Un ejemplo: Sólo el 32% de los contribuyentes marca la casilla de la Iglesia católica en la declaración del IRPF, cuando sociológicamente en España se dice que el 70% de la población es católica. En el tema de las clases de religión, pese a que la Iglesia está diciendo que hay un 70% de alumnos que imparte dicha asignatura, según los datos del Ministerio de Educación y del Consejo Escolar, no llega al 50%. La Iglesia está perdiendo un papel que antes era hegemónico. Otra cosa diferente es que el Estado mantenga dos principios que son básicos: el de la separación Iglesia y Estado y el de la neutralidad con respecto a cualquier convicción. Ahí no hay avance porque todavía se siguen haciendo los funerales de Estado, las autoridades van a las procesiones y actos litúrgicos, además de conceder ayudas. Las cofradías en Granada reciben este año 75.000 euros de subvención. Aquí en Granada el año pasado hubo 105 procesiones. Calculamos que, nada más que en Policía, se destina 2,5 millones de euros en horas extras.
-¿Qué opina de la propuesta para la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad a la Patrona?
-Estamos en contra de que las imágenes religiosas reciban condecoraciones o títulos como el de capitana general; títulos reales, ya no son menciones honoríficas. El propio Tribunal Constitucional, en una de sus primeras sentencias, ya estableció que el Estado no puede generar ese tipo de confusiones al hacer suyas cuestiones que lo liguen a una determinada religión. Lo que pasa es que fue una sentencia de carácter muy genérico que luego los tribunales ordinarios no aplicaron al considerar que era una cuestión tradicional. La autoridad pública, que es de todos, no puede estar concediendo ese tipo de honores a entidades de carácter religioso. Lo mismo que cuando el alcalde va a una procesión, está generando la confusión de que es el Ayuntamiento el que está de parte de esa religión.
-¿Le consta que en Granada se utilicen los símbolos religiosos para la toma de posesión de cargos públicos?
-En el caso de Diputación, lo denunciamos. El señor Sebastián Pérez llevó una virgen. La toma de posesión de cargos públicos fue uno de los temas que estuvimos negociando con la directora general del Ministerio de Interior. Ella estaba a favor de la eliminación, le preparáramos un borrador de buenas prácticas en la administración y ella misma nos decía que estaba plenamente de acuerdo con nosotros y que además, jurídicamente, con la normativa actual, no hay por qué tener presente símbolos religiosos ni decir juro o prometo. Luego se quedó en aguas de borrajas.
-No parece entonces que España sea un Estado aconfesional…
-En absoluto. La vulneración del Estado aconfesional español es continua, pero curiosamente quienes deben velar por esa confesionalidad no lo hacen. Nosotros reclamamos la derogación o el no cumplimiento de los acuerdos con la Santa Sede, pero ningún gobierno se atreve a dar ese paso a pesar de que los acuerdos son preconstitucionales pues se negociaron y se firmaron seis días después de que se aprobara la Constitución. Tampoco en el ámbito jurídico se aplica la legalidad. Las sentencias de los tribunales no suelen apoyar los planteamientos de separación entre la iglesia y el Estado.
-Precisamente, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, declaró que el símbolo de la cruz en los colegios era un símbolo de paz. ¿Qué opinión le merece?
-Si la crucifixión es un símbolo de paz, que venga Dios y lo vea. De hecho incluso, muchas personas recuerdan el impacto de esos crucifijos, de esos rostros doloridos… Si nos vamos al terreno de la historia, sabemos que la cruz es un símbolo que se ha utilizado en contra de otras religiones, como símbolo de imposición. No tenemos que irnos a la colonización de América. Durante la dictadura de Franco se llenaron los espacios públicos de cruces.
-¿Qué le parece que se juzgue a Javier Krahe por un video que supuestamente atenta contra la fe católica?
-Debe desaparecer del Código Penal el artículo 525 que consagra la blasfemia como un delito penal. Las personas somos objeto del respeto por las creencias que podamos tener, pero las creencias no tienen por qué ser objeto de respeto, sino que pueden ser puestas en entredicho sin que eso suponga que las personas que las tengan no se les respete. Con independencia de que alguien pueda sentirse más o menos molesto, nadie está atentando a sus creencias, simplemente pone en entredicho esas creencias de una forma que puede ser unas veces de mejor o peor gusto.
-¿Tiene hoy la Iglesia más privilegios de los que tenía antes de la Constitución?
-Nosotros creemos que sí. La base que sustenta los privilegios de la Iglesia católica es el concordato franquista y los acuerdos que se hicieron en los años 1976 y 1979. Lo curioso es que se han ido fortaleciendo fundamentalmente en el ámbito escolar, donde la escuela concertada católica está recibiendo cantidades ingentes de dinero que antes no recibía. Estamos hablando del orden de los 3.900 millones de euros en subvenciones a centros católicos, pero el propio sistema de financiación de la iglesia católica, en lo concerniente a sueldos de los obispos y curas, que los propios acuerdos de la Santa Sede establecen que tenían que autofinanciarse pasados tres ejercicios, eso no solamente no se ha cumplido sino que el Gobierno socialista -ante una denuncia que nosotros presentamos en la Unión Europea y que obliga a la Iglesia tenga que pagar el IVA- subió la asignación del IRPF del 0,56 al 0,7 para compensar lo que la UE le estaba imponiendo. De ahí que reciban 13 millones de euros mensuales como adelanto de la liquidación del IRPF. También es verdad que ya se venía haciendo con anterioridad.
-¿A qué cuestiones debería limitarse la relación entre la Iglesia y el Estado?
-Hemos elaborado un proyecto de ley articulado para ser puesto en vigor y partimos de una concepción de separación de la Iglesia y el Estado y de la neutralidad. La relación debe ser la misma que se establezca con cualquier otra organización social. Eso sí, tal y como recoge la Ley de Asociaciones del año 2000, cualquiera que quiera dejar de permanecer a una organización, simplemente debe hacer constar su baja e incluso eliminar todos los datos de su registros. Con la Iglesia exactamente lo mismo. Lo que ocurre es que la Iglesia no se deja regir por esa norma de carácter general. No queremos que se persiga a la Iglesia ni a ninguna otra religión, simplemente que sea igual respecto a cualquier otra asociación y que no tengan privilegios jurídicos o económicos.
-Entonces, ¿cualquiera que lo desee puede apostatar?
-Es factible, lo que ocurre es que la Iglesia pone una serie de trabas para que no puedas ejercer ese derecho. El derecho no te lo pueden quitar porque forma parte de un derecho internacional que es el derecho a la libertad religiosa. A nosotros no nos gusta hablar de libertad religiosa, atea o agnóstica, sino de libertad de religión o de conciencia. La Iglesia no puede impedirte que tú ejerzas ese derecho, pero te obstaculiza pidiéndote demasiada documentación. Lo único que dijo el Supremo es que los libros de bautismo no constituyen una base de datos y, por consiguiente, esos datos no tienen por qué ser cancelados. Se puede apostatar pero hay que seguir los pasos que han elegido ellos, por tanto es un privilegio jurídico que tienen frente a lo que es la ley normal.
-De cara a las elecciones del 25-M, ¿qué partidos introdujeron en su programa la defensa del laicismo?
-Nos consta que en el caso de IU asumió completamente las propuestas que hicimos, y en el caso de EQUO creo que también íntegramente están incorporadas. IU ya está haciendo iniciativas en el Congreso y ahora nos está ayudando con una propuesta que hemos presentado para que la Iglesia pague IBI.
-En las elecciones generales Rubalcaba planteó la posibilidad de revisar los acuerdos con la Santa Sede, ¿se sorprendió?
-Pensábamos que iba a suponer un cambio de actitud del PSOE con relación a los ataques a la laicidad del Estado. Y nos ha sorprendido porque, con posterioridad a esas declaraciones, hemos recibidos del propio Gobierno andaluz una respuesta contradictoria a un problema que le hemos planteado, como es el caso de las procesiones en los colegios. Incluso en el mismo programa político no se han incorporado ningún elemento en defensa del laicismo, solamente Izquierda Socialista ha apoyado este tipo de posiciones, sin que se haya traducido en nada en la práctica. La prueba la hemos tenido en que, durante el tiempo en el que han gobernado, no han hecho nada para avanzar en este tema. Ha sido más una cuestión electoralista, de tratar de captar votos por la parte izquierda.