EL ESCÉPTICO DIGITAL
Edición 2009 - Número 5 (232) - 4 de septiembre de 2009
Eudald Carbonell
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Sapiens)
El 23 de febrero de este año publicábamos en este mismo blog una información sobre el 'Homo floresiensis' y su posible origen. El problema que presenta esta especie, descubierta en el yacimiento en la cueva de Liang Bua ,en la isla de Flores, es que tiene una capacidad craneal de 400 centímetros cúbicos, algo ridículo para una especie del género Homo que vivió hasta hace tan solo 17.000 años en Indonesia.
Debemos contemplar, que nosotros, 'Homo sapiens' tenemos una capacidad media de 1.400 centímetros cúbicos y que las especies de nuestro género, las más primitivas como Homo habilis y Homo rudolfensis, tenían algo más de 400. Así pues, el tamaño craneal tan pequeño de 'Homo floresiensis' le acerca más, en principio, a los cerebros de los primates no humanos que a especímenes de nuestro género.
Algunos colegas plantearon, y aún ahora mantienen la idea, de que el tamaño tan pequeño del cerebro es debido a una patología llamada microcefalia. Incluso hay quien de forma mal intencionada, en el momento de la publicación del hallazgo, llegó a cuestionar la teoría de la evolución.
El articulo «Insular dwarfism in hippos and a model for brain size reduction in Homo floresiensis», que publica ahora la prestigiosa revista 'Nature' en el volumen 459, número 7243, introduce elementos empíricos para establecer analogías de reducción de tamaño de cuerpo y de cerebro en mamíferos que se encuentran evolucionando aislados de los continentes.
El artículo liderado por la Dr. Eleanor Weston y Adrian. M. Lister acerca de los hipopótamos de Madagascar arroja luz sobre la reducción corporal y cerebral de estos mamíferos, pues la especie enana que ha evolucionado en la isla tiene un cerebro que es un 30% menor que si lo hubiera hecho en el continente africano, según las conclusiones que se constatan en ese artículo. Si aplicáramos el factor de reducción al homínido de Flores, según sus conclusiones, encontraríamos resultados compatibles.
Podemos concluir que, gracias a este trabajo, que 'Homo erectus' redujo su tamaño para adaptarse a las condiciones de insularidad, como ha ocurrido con otros mamíferos en un ambiente de esas características y, por lo tanto, también disminuyó su cerebro; 'Homo Floresiensis' medía un metro de altura y no pesaba más de 35 kilogramos.
Los lectores deben conocer que nuestra hipótesis es que 'Homo floresiensis' evoluciona de un homínido anterior a 'Homo erectus'. Además, estamos de acuerdo en que la insularidad, en este caso produce reducción de tamaño, tanto de cuerpo como de cerebro. Como dicen los autores del artículo, el cerebro consume el 30 por ciento de la energía corporal; por consiguiente, si por selección natural se hace más pequeño, ello da más eficiencia a la especie para sobrevivir y tener más éxito en las reproducciones
URL: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/06/sapiens/1241633417.html