EL ESCÉPTICO DIGITAL
Edición 2009 - Número 5 (232) - 4 de septiembre de 2009
(Noticia publicada originalmente en la página de la Universidad Internacional de Andalucía)
El profesor de la Universidad de París III Nueva Sorbona, Bernard Lavallé, ha explicado las vicisitudes que sufrieron los primeros españoles que colonizaron territorios americanos, que vivieron en “condiciones precarias”.
Lavallé ha participado en el Curso de Verano Juan de la Cosa: la cartografía de los descubrimientos, que está teniendo lugar en la Sede Iberoamericana Santa María de La Rábida de la UNIA entre el 3 y el 7 de agosto.
En contra de lo se tiende a pensar, ha comentado Lavallé, la población indígena era muy compleja, por lo que durante los primeros diez o quince años de asentamiento en los lugares conquistados, los españoles no sabían cómo aprovechar la mano de obra que ofrecían los habitantes.
Además, existió una profunda rivalidad entre la corona de España y la legitimidad de aquellos que estaban ganando tierras para el reino, que creyeron que tenían derecho a administrar la sociedad e imponer sus criterios en las zonas conquistadas”, según el profesor francés.
“La población nativa de lugares como la ‘La Española’ –actual Puerto Rico– desapareció prácticamente hacia 1540, otra crisis más que se sumó al desvanecimiento de la producción de oro y al enfrentamiento con grandes imperios continentales como Perú”, ha revelado Lavallé.
Por su parte, la catedrática de la Universidad de Sevilla y responsable de la Cátedra UNESCO de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), Carmen Mena, ha calificado de “viaje virtual a las Indias” la charla que ha ofrecido al alumnado del curso, en la que ha explicado “los aspectos de la vida cotidiana de los traslados a América de los colonos españoles, como el precio de la dimensión de los camarotes o las dietas que seguían”.
Según Carmen Mena, “la duración de los viajes dependía de las condiciones meteorológicas, aunque la media era de dos meses y el cálculo de reserva era de ocho porque contaban la ida, la vuelta y las estancias en los puertos”. Teniendo en cuenta esta duración, no faltaban entre los aprovisionamientos los medicamentos y determinados alimentos para los enfermos.