EL ESCÉPTICO DIGITAL
Edición 2009 - Número 7 (233) - 4 de octubre de 2009
(Artículo publicado originalmente en la bitácora El fondo del asunto)
Uno de los muchos chistes más o menos privados que ha generado el increíble caso del suicidio quiropráctico británico es el de la plétora. Como hasta ahora me he limitado a mencionarlo muy de pasada (aquí), les explico de qué va la cosa. Resulta que el pasado 26 de mayo la British Chiropractic Association hizo público un comunicado acerca del caso en el que, entre otras cosas, sus responsables (o irresponsables, visto lo visto) de relaciones públicas decían que
En el transcurso de este litigio la BCA ha aportado al Juzgado una plétora de evidencias médicas demostrando que los tratamientos funcionan y que el riesgo asociado a los tratamientos es mínimo, si es que realmente hay alguno.
La afirmación tenía su gracia, sobre todo porque lo que todo el mundo echaba de menos desde que la BCA decidió tirar por la calle de enmedio y demandar a Simon Singh es, precisamente, que los quiroprácticos hicieran públicas esas evidencias con las que sostenían las afirmaciones que hacían en su famoso panfleto Happy Families. Y ahora la BCA aseguraba que tenía no ya unas cuantas evidencias, sino una plétora de ellas. Sólo que tampoco las mostraba.
Según la Real Academia, "plétora" significa "gran abundancia de algo", pero eso, la verdad, no nos dice mucho. La gracia está en que en inglés "plétora" significa "abundancia excesiva de algo", y teniendo en cuenta que las famosas evidencias brillaban por su ausencia, el uso de este término concreto fue recibido con la lógica rechifla entre el bloguerío científico y escéptico británico.
Hasta ahora. Porque hoy, por fin, la BCA ha hecho pública su plétora de evidencias científicas.
En vista de la cual de la rechifla hemos pasado directamente al recochineo.
Para empezar, el comunicado abunda en lo que ya sabemos. Quiero decir, en lo que ya sabemos que dice la BCA: que Simon Singh es más malo que un dolor de muelas, que ellos solo quieren defenderse de sus "afirmaciones difamatorias" (de las de Singh, no de las de la BCA, claro), y blablabla. Quizá lo más interesante, en este sentido, sea que insistan en decir que
El Dr. Singh es perfectamente consciente de que la BCA cuenta con evidencias para afirmar que la quiropráctica puede ayudar en varias dolencias infantiles. Contrariamente a lo que se dice sobre este caso, la BCA nunca ha afirmado que cure esas dolencias, ni ha hecho nada para disuadir a los parientes de que continúen un tratamiento médico normal o busquen un apropiado asesoramiento médico.
Lo cual pone sobre la mesa una cuestión sobre la que llevo algún tiempo queriendo escribir, el esmerado cuidado con el que los vendedores de pseudoterapias dicen que curan sin emplear la palabra "curar". Ya hablaremos del tema.
La BCA dice también que
Con el ánimo de ampliar el debate científico, y habiendo recibido un asesoramiento profesional adecuado, la BCA ha decidido favorecer la libertad de expresión haciendo públicos los detalles de las investigaciones existentes que apoyan las afirmaciones que el Dr. Singh calificó de falsas. Esto demuestra que no es que no haya "ni una pizca de evidencia" para apoyar la postura de la BCA, sino que hay una cantidad significativa de ellas.
Lo cual demuestra que de lo que realmente tienen una plétora, una abundancia excesiva, es de morro de hormigón armado. Desde abril de 2008, cuando comenzó todo este lío, hasta el día de hoy, el único ánimo que ha mostrado la BCA hacia el debate científico ha sido intentar suprimirlo. Recordemos que tras la publicación del artículo de Singh, el diario "The Guardian" ofreció a la BCA la posibilidad de publicar una réplica en las mismas condiciones, que hubiera sido una oportunidad perfecta para que la asociación reivindicara su honorabilidad y, de paso, para ampliar el debate científico, pero la BCA se negó. Por otra parte, la BCA no dirigió su demanda contra Simon Singh y "The Guardian", sino solo contra Singh, que de este modo tuvo que afrontar él solo los enormes gastos que supone un pleito de este tipo en Inglaterra. Lo cual es una manera muy efectiva de meter miedo a cualquier particular a quien se le pase por la imaginación criticar a la BCA pero, la verdad, como forma de favorecer la libertad de expresión dejaba bastante que desear.
En fin, que la BCA estaba mostrando un comportamiento que avergonzaría a los matones de Al Capone, porque además estaba resultando absolutamente ineficaz, como hemos ido viendo: ni ha asustado a Singh ni al resto de la crítica científica. Y por otra parte, aunque con su actitud y su reiterada negativa a hacer públicas esa plétora de evidencias (no les hago una lista con las peticiones que la BCA ha recibido e ignorado por no aburrirles con enlaces y más enlaces) esperaban acallar el debate científico, en realidad lo que han conseguido es el peor resultado posible: que el debate siga, pero sin estar ellos presentes para defenderse.
De modo que podemos aceptar lo de que han recibido "asesoramiento profesional adecuado" (al menos yo me lo creo, entre otras cosas porque parece bastante claro que el que recibían hasta ahora era más bien inadecuado). E incluso que su comunicado sirva para ampliar el debate científico y favorecer la libertad de expresión. Pero lo de que tengan ese ánimo no me lo trago ni aunque descienda una legión de arcángeles con acompañamiento de banda de cornetas y timbales proclamándolo a grito pelado, vaya. Será más bien, digo yo, que por fin alguien les ha hecho comprender que la política que venían siguiendo hasta ahora era un auténtico suicidio.
Lo que pasa es que, a estas alturas, cualquier cosa que hagan solo servirá para empeorar las cosas. Así que deberían haber supuesto que, cuando en su nuevo comunicado dicen que
Quienes deseen saber más acerca de algunas de las investigaciones disponibles acerca de la efectividad y seguridad del tratamiento quiropráctico para niños con los síntomas a los que hacía referencia el Dr. Singh en su artículo de "The Guardian" pueden empezar por ver las siguientes
Los científicos y escépticos les tomarían la palabra. Porque sí, las han mirado.
Y sí, han empeorado las cosas.
La lista incluye nada menos que 29 referencias, 29. Muchas, ¿verdad? Lo que pasa es que quizá no todas resulten tan relevantes. No les voy a aburrir con el análisis pormenorizado de cada una de ellas (confieso que sí pensaba hacerlo, pero en pocas horas el bloguerío científico británico se me ha adelantado tanto que prefiero remitirles allí e invitarles a que lean las diversas refutaciones, metódicas y documentadas, que el comunicado de la BCA invitaba a hacer. Les adelanto el resultado: no se salva ninguna. De hecho, muchas de ellas o no son referencias científicas (de hecho incluso citan una carta al editor de una revista o el glosario de las normas del propio Consejo General Quiropráctico), o no tienen nada que ver con la quiropráctica (hay cuatro referencias a estudios sobre procedimientos osteopáticos, y tres a otros relativos al uso de antiinflamatorios no esteroides). Y del resto, la mayoría o tienen un valor metodológico nulo o en realidad vienen a decir que la quiropráctica no tiene ningún efecto mensurable.
Lo cual no quiere decir que la plétora se haya quedado en nada, no. ¡Qué más hubiese querido la BCA!
Quien se ha dado cuenta ha sido Martin Robbins, el científico laico". Se trata de la "evidencia" número 16 de la lista, es decir,
Glazener CM, Evans JH, Cheuk DK. Complementary and miscellaneous interventions for nocturnal enuresis in children. Cochrane Database Syst Rev 2005 Apr 23; 2:CD005230
Según la propia BCA, la conclusión o sumario de este estudio sería que
Hay una débil evidencia que apoya el uso de [la quiropráctica]
Los corchetes, en este caso, son de la BCA.
Como la absoluta desfachatez con la que citan el estudio.
Los más perspicaces se habrán dado cuenta de lo raro, casi estrafalario que resulta que la BCA recurra nada menos que a un estudio publicado por la Colaboración Cochrane. Para quienes no estén muy puestos en estas cosas, la Colaboración Cochrane es una entidad sin ánimo de lucro (y obstinadamente independiente) dedicada a la revisión sistemática de los procedimientos y tratamientos médicos, con el fin de proporcionar la mejro evidencia posible. Con el resultado, lógicamente, de haberse convertido en una pesadilla para las industrias farmacéuticas (que a menudo ven cómo sus productos, sometidos al escrutinio de Cochrane, resultan ser ineficaces), pero también la bestia negra por excelencia de las pseudomedicinas, que también ven tumbadas sus afirmaciones de efectividad incluso en los raros casos en los que algún estudio clínico parece apoyarlas.
Vamos, que el hecho de ver a la BCA recomendando un metaanálisis de la Colaboración Cochrane es como aquello de "mencionar la soga en la casa del ahorcado", solo que con el agravante de que es el propio ahorcado quien habla de ella...
Y quien habla de ella de forma bastante imprudente. Porque, vamos a ver, señores de la BCA. Después de todo lo que les ha caído en estos últimos meses (en parte arrojado por ustedes mismos), ¿de verdad se creen que nadie iba a echar un vistazo al estudio en cuestión?
Estudio que está aquí. Y cuya conclusión, como se pueden imaginar, no es exactamente la que decía la BCA. Más bien esta otra (las negritas las pongo yo, con la esperanza de dejarlo aún más clarito para ustedes pero con pocas esperanzas de que sirvan de algo a la BCA, a estas alturas):
Mojar la cama por la noche es algo común en la infancia y puede causar estigmatización, estrés e incomodidad. Las alarmas ofrecen las mejores posibilidades para su curación, y la desmopresina puede emplearse para reducir o eliminar las micciones nocturnas durante el tratamiento. Simples procedimientos conductuales como las recompensas también ayudan, especialmente como tratamiento inicial. Muchas personas emplean métodos complementarios para tratar a sus niños, pero la revisión de los ensayos clínicos no proporciona evidencias sólidas que lo apoyen. No hay información fiable que compare métodos complementarios con métodos reconocidamente efectivos como las alarmas y la desmopresina. Los tratamientos complementarios como la hipnosis, psicoterapia, acupuntura y quiropráctica pueden ayudar, pero la evidencia es débil. Es necesario investigar más.
¿Y por qué es débil esa evidencia? Cedamos de nuevo la palabra (sin manipularla, que está feo) a la Colaboración Cochrane:
Hay evidencias débiles que apoyan el uso de la hipnosis, psicoterapia, acupuntura y quiropráctica, pero se trata en cada caso de ensayos pequeños y únicos, algunos de ellos de dudoso rigor metodológico.
En fin, no sé lo que opinarán ustedes. Martin sí deja clarita su opinión en el mismo título de su entrada, "¿Deliberadamente deshonestos?" Y también parece clara y contundente la opinión de Jack of Kent (en realidad, el abogado inglés David Allen Green), cuyo blog es la referencia imprescindible para seguir los entresijos legales de este asunto, y que ha elegido significativamente como título para su post "El peor día para la BCA". Y es que, como dice Jonathan Hearsey,
tratar de engañar a los periodistas con la ciencia es una cosa, pero tratar de engañar a los científicos con la ciencia es algo muy distinto...
De modo que con su jugada maestra, la BCA no solo ha conseguido convencer aún más a todo el mundo de que su evidencia no vale un pimiento. Es que se las han arreglado para divulgar públicamente un documento en el cual manipulan una referencia científica a sabiendas.
Recordemos que el panorama se presentaba bastante preocupante para Simon Singh desde el momento en que el Juez Eady había decidido que, con sus palabras, Singh estaba acusando a la BCA de promover tratamientos sin evidencias, a sabiendas de que en efecto no tiene evidencias, sencillamente porque Singh no podría demostrarlo.
Bueno, pues la BCA se ha encargado de proporcionarle las evidencias que necesitaba.
En fin, decía yo hace cosa de un mes que
Tal y como están las cosas, quizá lo más inteligente que pueda hacer la BCA sería intentar también por su parte llegar a un acuerdo y echar tierra cuanto antes sobre todo este asunto.
Bueno, pues rectifico: no es lo más inteligente, es lo único que puede hacer la BCA para garantizar su propia supervivencia. Eso y callarse la boca, claro, porque ahora ya no están apuntando a sus propios pies, sino a su cabeza.
En su Guía para pacientes de la medicina mágica, David Colquhoun define "Libelo" como
Una medicina realmente cara para utilizar sólo en caso de que no tengas ninguna evidencia. Suele tener éxito entre los practicantes de las terapias alternativas porque para ellos la verdad es irrelevante.
Yo tengo una definición mejor, o al menos más relevante al caso:
Libelo: en pseudomedicina, suicidio.
URL: http://yamato1.blogspot.com/2009/06/saben-aquel-del-quiropractico.html