EL ESCÉPTICO DIGITAL
Edición 2009 - Número 8 (234) - 7 de noviembrede 2009
Judith de Jorge
(Noticia publicada originalmente en el diario ABC)
Europa se ha convertido en uno de los lugares más prometedores a la hora de buscar vida más allá de la frontera de nuestra atmósfera. El gran océano de la luna de Júpiter, tan grande que encierra el doble de agua que todos los mares y océanos de la Tierra, podría contener cien veces más oxígeno de lo que se estimaba hasta ahora. Se trata de una cantidad muy rica, más que suficiente para albergar vida. Y no sólo microorganismos, sino una «macrofauna» tan grande como todos los peces terrestres.
Las oportunidades de encontrar alguna forma de vida en Europa resultaban inciertas, ya que el océano del satélite descansa bajo varios kilómetros de hielo que lo separaban de la producción de oxígeno en la supeficie. Sin este elemento fundamental, la vida sólo podría formarse sobre una base de azufre o metano, unas condiciones demasiado exóticas que ni siquiera sabemos si existen en el fondo de las aguas.
Así que Richard Greenberg, de la Universidad de Arizona, decidió darle otra vuelta a la posibilidad de la existencia de oxígeno. La respuesta llegó al considerar la juventud de la superficie helada de Europa. Su geología y la escasez de cráteres sugieren que el hielo se renueva continuamente. La cobertura actual tiene 50 millones de años. Parecen muchos, pero en realidad es jovencísima: el 1% de la edad del Sistema Solar.
Más que en la TierraGreenberg ha considerado tres formas diferentes de que el hielo se acumule en la superficie: depositándose gradualmente en capas de hielo nuevo; abriendo fisuras que se van rellenando de hielo fresco desde abajo; y rompiendo el hielo superficial en placas que son repuestas por hielo nuevo. Utilizando estimaciones sobre la cantidad de oxidantes que se producen en la superficie, el investigador se ha dado cuenta de que la tasa de liberación de oxígeno oceánico es muy superior a las cantidades de oxígeno ya concentrado, de forma que dichas tasas podrían superar a las que se encuentran en los océanos terrestres en apenas unos pocos millones de años.
En esas aguas podrían respirar 3.000 millones de kilos de macrofauna, que demandan el mismo oxígeno que los peces terrestres
Greenberg cree que las concentraciones de oxígeno son suficientemente grandes como para albergar microorganismos e incluso una «macrofauna», animales más complejos que tienen una demanda mayor de oxígeno. A su juicio, en esas aguas podrían respirar 3.000 millones de kilos de «macrofauna», que demandan el mismo oxígeno que los peces terrestres.
Las buenas noticias para la cuestión del origen de la vida son que debería de haber un retraso de unos cuantos miles de millones de años antes de que el primer oxígeno superficial alcance los océanos. Sin este retraso, los primeros elementos de la vida prebiótica y las primeras estructuras orgánicas quedarían destruidas en el proceso de oxidación. La oxidación es un peligro para todos los organismos, a no ser que éstos hayan desarrollado algún mecanismo de protección contra sus dañinos efectos. Un retraso similar en la producción de oxígeno en la Tierra fue probablemente esencial para permitir que la vida comenzara en nuestro planeta.
URL: http://www.abc.es/20091009/ciencia-tecnologia-espacio-sistema-solar/oce…