Edición 2010 - Número 2 (236) - 6 de marzo 2010
Judth de Jorge
(Noticia publicada originalmente en el diario ABC)
Ellos «inventaron» la técnica que hoy utilizan las ballenas para alimentarse: abrir la boca y tragar todo lo que se ponga por delante filtrando el agua en busca de placton. Un equipo internacional de paleontólogos ha descubierto nuevos fósiles de peces gigantes que poblaron los mares durante más de cien millones de años antes de que las ballenas y una variedad de tiburones y rayas ocuparan su sitio en la cadena alimentaria. Para los científicos, ha resultado una sorpresa que estos animales «gargantúa» (tragones) de varios metros de longitud sobrevivieran durante tanto tiempo, hasta la extinción de los dinosaurios, ya que se creía que sólo habían existido durante una breve etapa del Jurásico. El hallazgo se publica en la revista Science.
Los científicos, entre los que se encuentran paleobiólogos de la Universidad de Oxford, analizaban un antiguo fósil conservado en un museo de Kansas y atribuido a un pez espada, bautizado como Bonnerichtys, cuando se percataron de que, en realidad, tenían entre manos algo distinto y mucho más antiguo. «Sabíamos que este tipo de peces existieron durante un período de la era Jurásica -hace aproximadamente 170 millones de años-, pero nuestro descubrimiento muestra fósiles mucho más recientes durante el Mesozoico», explica el especialista Matt Friedman. Exactamente, hasta hace 65 millones de años, cuando los dinosaurios acabaron su reinado.
La forma de alimentarse de estos peces gigantes consistía en tragar grandes cantidades de agua que luego filtraban con ayuda de un hueso del que estaban dotados para atrapar a las criaturas marinas más diminutas. El agua escapaba por las aberturas branquiales. Durante años, estos animales fueron pioneros en esta estrategia de alimentación, que todavía utilizan los grandes vertebrados marinos actuales.
Los huesos del Bonnerichtys / M. Friedman
Los científicos aseguran que nadie había descubierto con anterioridad la historia evolutiva de estos peces por falta de medios. Simplemente, faltan paleontólogos que trabajen con fósiles marinos. «Hay muchos más ejemplares fósiles que investigadores», afirma Friedman.
Cuando las ballenas ocuparon el nicho vacante dejado por los primeros peces pantagruélicos, su diversidad estuvo controlada por la evolución simultánea de diatomas, un tipo común de fitoplacton básico en su dieta, además de por los cambios en la temperatura oceánica.