Edición 2012 - Número 259
J. M. Mulet
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Los productos naturales ¡vaya timo!).
Es difícil que un debate sobre transgénicos no acabe convertido en un debate sobre el glifosfato. Ya me pasó cuando escribi un artículo en el blog ciencia en el siglo XXI (fijaos en los comentarios). En realidad son dos temas diferentes. Sobre la falacia del triángulo transgénicos-glifosato-monsanto ya hablé largo y tendido hace un tiempo. Demasiadas veces el argumento utilizado para atacar a las plantas transgénicas es que el glifosato es muy perjudicial para la salud. Lo cierto es que una de las ventajas de este herbicida es su baja toxicidad y lo rápido que se degrada en el medio ambiente, lo que impide que se acumule en acuíferos. Pero da igual, y como último recurso esgrimen el articulo de Paganelli et al., publicado en Chem. Res. Toxicol., estudio que no aporta nada al debate sobre el glifosato. A mi lo que me parece escandaloso es que en tiempos de crisis y de recortes en investigación se financie un estudio como este. Si inyectas glifosato en un embrión se producen severas malformaciones, de acuerdo, pero conviene tener en cuenta que el embrión es un sistema muy delicado y cualquier sustancia extraña que inyectes va a tener efectos perjudiciales. Inyectar agua en el embrión produce un choque hipotónico que puede resultar fatal y a pesar de eso yo sigo bebiendo agua todos los días. Es como financiar un estudio para ver si tirándote de un sexto piso te mueres. De hecho, ninguna autoridad con competencia sobre fitosanitarios tuvo en cuenta este estudio para cambiar las normas sobre uso de glifosato ¿por qué? Las condiciones experimentales no tienen nada que ver con el uso en campo o una posible exposición accidental (nadie en su sano juicio se inyecta glifosato). A pesar de esto, el articulo continúa siendo citado en cualquier discusión, como en este comentario en Amazings por parte de una tal Susana en un post en el que ni siquiera hablaba de transgénicos. Por supuesto este artículo también se cita frecuentemente en numerosas webs de grupos ecologistas como argumento para prohibir el glifosato y de paso las plantas transgénicas.
No hay cosa que más me fastidie que me asusten gratuitamente, por lo que escribí un post explicando que preocuparse por el efecto en fetos del glifosato es una tonteria. Para documentarme tuve que leer con calma la referencia de Paganelli et al. Pero, sorpresa, no solo encontré lo que ya sabía (una investigación que no aporta nada), sino una forma de enfocar el estudio y de interpretar los resultados que no se ajusta a lo que debe ser una publicación científica. Le comuniqué este hecho al editor y la revista ha decidido estimar mis comentarios y publicar una carta sobre este artículo. La historia se puede resumir en que los autores sostienen que hay un problema de salud pública debido al glifosato y al uso de plantas transgénicas, cuando la realidad es que los resultados experimentales solo dicen que inyectar glifosato en un embrión es malo (algo de sentido común). El problema viene cuando para justificar estas conclusiones han recurrido a tácticas que no se aceptan en la literatura científica para forzar una interpretación engañosa de sus resultados.
Concretando: En la introducción del artículo puede leerse la contundente frase: “El uso del glifosato esta relacionado con malformaciones congénitas”, sorpresa, por que no tengo constancia que esto sea cierto. De hecho una ventaja del glifosato es que su corta vida media impide que se acumule en el medio ambiente, al margen que inhibe una enzima que no existe en animales. Sin embargo los autores no hacen ninguna mención a este hecho y aportan una citación que avala su afirmación... o no. La revista que citan es Arch. Ped. Drug. Que solo tiene una pega: no existe. No obstante el artículo que citan es real, y ha sido publicado en Arch. Ped. Urug. Una errata curiosa ya que parece indicar una revista de toxicología o de farmacología, y no una revista local de pediatría. Leo el artículo y siguen las sorpresas. No menciona el glifosato. El artículo describe un estudio publicado originalmente en la revista Pediatria (Asunción) sobre un estudio hecho en el hospital de esta localidad en la que encuentran correlación entre el uso de pesticidas (en general, no de herbicidas en particular) y malformaciones congénitas. Pero solo es un estudio inicial sobre una población pequeña. Lo más criticable: no hacen mencion al glifosato. Por lo tanto: la cita que habla del gran problema ambiental del glifosato y justifica la investigación, no dice lo que los autores afirman.
La cosa no acaba aquí. En la discusión de los resultados vuelve a la carga citando este artículo e incide en la relación entre glifosato y transgénicos. Aquí obvían el hecho que el glifosato se utiliza en agricultura convencional o incluso en jardinería y que hay transgénicos que no son tolerantes al glifosato. Vuelve a citar dos referencias en apoyo a estas afirmaciones. Veamos de donde sale la información. Son dos libros en castellano, de temas ecologistas. Otra vez han hecho trampa. ¿Por qué? Cuando escribes un artículo científico basas tu investigación y la interpretación de los resultados en datos publicados previamente. Estos datos deben cumplir un mínimo rigor: que estén publicados en revistas sujetas a revisión por pares. ¿Es una cuestión de elitismo científico? En absoluto, es un control de calidad para asegurar que la información previa se ajusta al método científico. ¿Para que sirve? pues por ejemplo para que cuando alguien te cite la Biblia, el Mein Kampf o el Capital en una discusión sobre evolución o genética no tengas por que seguir considerando sus argumentos puesto que no cumplen ningún rigor científico. Este control también evita una interpretación sesgada de los resultados. Por ejemplo, imagina que yo me invento unos resultados, me autoedito un libro con ellos y luego lo utilizo como referencia para justificar cualquier resultado posterior.
Pues después de darme cuenta de esto le escribí un e-mail al editor de la revista donde se publicó el artículo original (Chem. Res. Toxicol.), indicándole esto que os acabo de contar y sugiriéndole amablemente corregir la errata en el título de la revista por lo menos. Para mi sorpresa me solicitó que lo enviara por el proceso normal de envío de un manuscrito en la forma de letter-to-the-editor. Un acto elogiable porque la crítica va dirigida principalmente a la revista, que es la responsable del proceso de revisión. Esta carta ha superado un proceso de revisión anónima por pares, de hecho si no lo hubiera superado no se habría publicado, por lo que estas correcciones se pueden considerar una publicación científica.
Y una curiosidad, mientras estaba esperando las pruebas de imprenta de esta carta, apareció esta otra en la cual critican duramente la metodología empleada en los ensayos para intentar convencer de una toxicidad inexistente. Por cierto, que vuelven a citar mal a la revista de pediatria uruguaya. La replica del autor principal entrá más en el campo de la rabieta que en el de la discusión científica, ya que abusa de la falacia ad hominem señalando que los autores de la carta estan vinculados a la industria de fitosanitarios. Puesto que no es mi caso, asumo que de mi carta no tiene nada que decir.
Solo me queda una duda. Todos los que se han hecho eco del estudio original y han proclamado a los cuatro vientos que hay que prohibir el glifosato por que esta matando a los niños neonatos… ¿citarán que el artículo interpretaba los datos de forma sesgada y utilizaba fuentes bibliográficas de forma incorrecta? ¿Dirán que han estado asustando a la gente por el morro?
URL: http://www.losproductosnaturales.com/2011/03/el-glifosato-no-produce-ma…