El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 268
(Artículo publicado originalmente en la página de la Asociación Española de Comunicación Científica).
Una vez más, esta vez para el día 30 de diciembre, se ha convocado una hora de apagón eléctrico con el lema “¡¡Hasta aquí hemos llegado!! Ahora somos nosotras las que vamos a dejarlos A DOS VELAS. ¡¡UNIDAS PODEMOS!!” Lo convoca aquí Facua Y si se leen los comentarios, la mayoría de los participantes en la página aplauden la iniciativa porque “ya está bien de que nos tomen el pelo” y “así se van enterar”, “lo van a sufrir en sus bolsillo”… Error, craso error.
No trato, Faraday me libre, de defender a las empresas eléctricas de generación. Me parece que a lo largo de muchos años han mostrado una habilidad notable para hacer que las administraciones pusieran en pie una regulación que les ha beneficiado una vez sí y la siguiente más, en contra de los intereses de los ciudadanos. Considero que son un poder omnímodo y que se inventaron, con la excusa de la competencia, un supuesto mercado, mercado sin competencia real, que no es nada transparente y en el que hacen y deshacen a su gusto y que tiene más trampas que las que el ingenuo ciudadano pueda pensar. Digo esto para que no haya equívocos entre nosotros, porque esta iniciativa del apagón lo que hace es hacerles ganar más dinero en esa hora.
El mercado eléctrico es muy complicado y en él la mayoría de las cosas no son evidentes, y por eso se producen situaciones así. De manera natural uno pensaría que si deja de consumir una hora las empresas del oligopolio eléctrico pierden esa hora de producción, luego ingresan menos. Pero no es así. En el sistema eléctrico se juega con una sustancia, la luz, que hay que producir en el mismo instante en el que se necesita, porque no se puede almacenar en grandes cantidades (y en pequeñas, como la batería del móvil, vemos que cada vez dura menos y hay que repostar con más frecuencia). Y, sobre todo, es necesario mantener siempre el equilibrio entre oferta y demanda, teniendo en cuenta que la demanda es caprichosa porque es el resultado de las decisiones de los millones de usuarios que encienden la luz cuando les parece bien, como es natural.
Ese trabajo de equilibrio imprescindible lo lleva a cabo Red Eléctrica y aquí se puede ver bien cómo es y como varía minuto a minuto. Frente a una situación anómala, como una convocatoria de apagón de este tipo en la que no sabe cuánta gente va a participar, REE tiene que asegurase de que en ningún caso se va a producir una situación de desequilibrio grande entre oferta y demanda que origine no un menor consumo durante una hora sino un verdadero apagón nacional, lo que sería un problema social de primera magnitud y de consecuencias económicas más que notables. Para controlar ese riesgo REE ordena que funcionen más centrales que estén dispuestas a subir o bajar producción muy deprisa, un servicio por el que las empresas cobran más. Esa hora del día 30, o de cualquier otra convocatoria de este tipo, habrá más centrales funcionando por si pasa algo, y cobrando por ello sus muy buenos dineros. Es decir que lo que puedan perder por menor consumo es mucho menos de lo que lo que cobran por tener estas otras centrales listas para controlar la situación y evitar la pérdida de equlibrio.
Si se pretende disminuir los ingresos de las eléctricas, es mucho más sensato apagar la luz un minuto cada día que apagar una hora al año. Es mucho más sensato usar la energía con cabeza, poner medidas de eficiencia en casa. Hay muchas y de ello se habla en este blog, en el que hay muy buenas ideas. Entre ellas, como dice su autor, Clemente Álvarez, “Lo primero para reducir nuestro gasto de electricidad es tener claro qué está consumiendo en la casa. Sin embargo, por raro que parezca, esto no resulta nada sencillo.” Como decía antes, nada es sencillo ni evidente en este mundo eléctrico, por eso hay que hacer un esfuerzo de comunicación para evitar que creamos estar asestando un golpe a las eléctricas y nos lo estemos pegando a nosotros mismos, en los bolsillos.
URL: http://www.aecomunicacioncientifica.org/ejemplo-de-nula-comunicacion-ci…
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