Edición 2010 - Número 7 (240) - 3 de julio de 2010
Judith de Jorge
(Noticia publicada originalmente en el diario ABC)
En sus inicios, hace unos 4.000 millones de años, la Tierra era un lugar más sombrío. Apenas llegaban los rayos del Sol. Sin embargo, el planeta no se congeló, ¿cómo fue posible? El motivo ha sido objeto de estudio científico durante años. Incluso el famoso astrónomo Carl Sagan se rompió la cabeza sin éxito intentado resolver lo que él y su colega George Mullen bautizaron como «la paradoja del sol débil». Hace apenas dos meses, investigadores daneses y norteamericanos hacían pública en la revista Nature la solución que habían encontrado al contrasentido. Según explicaban, la primitiva capa de nubes era entonces mucho más delgada que la actual y los rayos del sol permitieron calentar los océanos sin obstáculos, favoreciendo una temperatura más templada y la aparición de la vida. Ahora, otro grupo de científicos aporta una nueva perspectiva al misterio y realiza una pormenorizada descripción de cómo era esa nube primitiva. Y aquí hay una sorpresa. Nada de una fina capa de nubes. La nueva versión dice que la niebla orgánica que envolvía la Tierra era espesa, similar a la que ahora envuelve a Titán, la luna de Saturno. Esta neblina protegió la vida primordial de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta al mismo tiempo que permitió que gases como el amoníaco se acumularan, causando el calentamiento de efecto invernadero y evitando que el planeta se congelara. La investigación se publica en la revista Science.
El investigador Eric Wolf y su equipo, de la Universidad de Colorado-Boulder, creen que la bruma orgánica se compone principalmente de metano y nitrógeno, subproductos químicos creados por reacciones de la luz. Estas partículas se agruparon en complejas estructuras geométricas, similares a la forma de aerosoles que pueblan la espesa atmósfera de Titán, la única luna del sistema solar con una atmósfera tan densa y lagos líquidos sobre su superficie. «El metano es la clave para que se ejecute este modelo climático, así que uno de nuestros objetivos ahora es precisar dónde y cómo se originó», explican los investigadores.
Si antes los organismos de la Tierra no producían metano, quizás éste pudo haber sido generado por la liberación de gases durante las erupciones volcánicas, ya sea antes o después de que la vida surgiera por primera vez. Los científicos creen que esta hipótesis requiere mayor estudio.
Este nuevo estudio puede volver a encender el interés sobre un controvertido experimento de los científicos Stanley Miller y Harold Urey en la década de 1950, en el que el metano y el amoníaco se unieron con nitrógeno y agua en un tubo de ensayo. Después, los investigadores pasaron una corriente eléctrica a través de la mezcla para simular los efectos de los rayos ultravioleta de gran alcance. El resultado fue la creación de un pequeño grupo de aminoácidos, los bloques de la construcción de la vida.
«Todavía tenemos mucho que hacer en la investigación para perfeccionar nuestra nueva visión de la Tierra primitiva», confiesa Wolf, «pero pensamos que este trabajo resuelve una serie de incógnitas relacionadas con la neblina que existían entonces».
URL: http://www.abc.es/20100604/ciencia-tecnologia-ciencias-tierra/resuelven…