El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 273
Aula Cultural “Radio Campus” de la Universidad de La Laguna (Entrevista concedida por el responsable de “La lista de la vergüenza”). Para quienes no estén al tanto ¿qué es la Lista de la Vergüenza? Es un blog dedicado a denunciar públicamente la presencia de las pseudociencias en las instituciones públicas, especialmente en Universidades y Colegios Profesionales. ¿Cuánto tiempo llevas con esta labor de divulgación? Este tipo de denuncias ya se iban formulando de forma esporádica desde hace mucho tiempo, tanto por mí como por diversos divulgadores, pero el blog como tal (y con él la idea de reunir esas denuncias y darles continuidad) nació en mayo de 2010, hace ya más de cuatro años.
A lo largo de ese tiempo ¿qué se puede decir de la Universidad española en relación con las pseudociencias? Creo que habría que destacar dos aspectos aparentemente contradictorios. Por un lado las pseudociencias han conseguido colarse en el ámbito universitario en mucha mayor medida de lo que nadie habría creído, y prueba de ello es que llevamos cerca de trescientas entradas y probablemente nos habremos dejado en el tintero muchas más, casi siempre por falta de tiempo. Pero por otro lado el haber hecho público este problema ha generado un movimiento de oposición desde dentro de las Universidades, especialmente por parte de los alumnos, y de hecho en algunas de ellas se han eliminado cursos y actividades de este tipo o se han puesto en marcha controles de calidad que antes no existían. ¿Cómo crees que se percibe la aparición en la lista? ¿Algo irrelevante o causa de bochorno? Creo que más bien lo segundo que lo primero, y de hecho el miedo a que una actividad pseudocientífica aparezca publicada en la lista ha servido más de una vez para que acabe siendo cancelada. ¿Se ha conseguido paralizar, frenar o anular alguna de esas actividades desde la lista? Sí, se ha conseguido en algunos casos, a veces por ese bochorno del que hablábamos y a veces, por increíble que parezca, porque los responsables de las Universidades e instituciones afectadas se han enterado de la existencia de algunas actividades por la publicación en la lista. Pero creo que lo más importante es, con mucho, esa concienciación que poco vamos consiguiendo entre alumnos y profesores. ¿Qué opinas de las declaraciones de algunos distinguidos personajes del mundo magufo, cuando hablan de "ciencias de frontera" y de "cerrazón de las Universidades"? Las pseudociencias intentan aprovecharse del prestigio social de la ciencia y por eso suelen emplear ese tipo de denominaciones. Y también por eso intentan colarse en la Universidad, aunque sea por la puerta falsa: si alquilándole un local para dar una charla pueden dar a entender que de algún modo cuentan con el aval de esa Universidad, eso que salen ganando (y eso que sale perdiendo la Universidad, claro). Y si, en cambio, la Universidad se lo niega o les desautoriza, lo de la "cerrazón" es una magnífica excusa, al menos de cara a sus seguidores. Pero en realidad esto no es nada nuevo, y mientras haya un público dispuesto a creérselo seguirán vendiendo su imagen de "científicos de vanguardia" perseguidos por la "ciencia oficial". ¿Llegará un momento en el que la lista ya no sea necesaria? Ojalá. En otros países las Universidades han ido reduciendo o incluso eliminando por completo los cursos pseudocientíficos, y puede que aquí llegue también el momento en que los responsables universitarios abandonen la idea de ofrecer cualquier cosa con tal de recaudar tasas y piensen más en el rigor científico y la oferta docente de calidad. Pero las pseudociencias suelen encontrar siempre algún resquicio por el que colarse, y más cuando hay dinero de por medio, como muestran por ejemplo esos Colegios Profesionales que ofrecen cursos de homeopatía como "nuevo ámbito de negocio de las farmacias" sin ruborizarse lo más mínimo. Así que me temo que la lista seguirá siendo necesaria mucho tiempo, aunque creo que todos desearíamos que tuviera que echar el cierre por falta de casos que contar: las Universidades y las instituciones públicas y, sobre todo, la sociedad, saldrían ganando.Volver al sumario