Cuando alguien afirma que el virus del VIH no existe o que un desinfectante industrial de piscinas es curativo, no está expresando puntos de vista "alternativos": está haciendo un canto a la barbarie e induciendo a graves errores en materia de salud pública. Cuando una institución brinda sus instalaciones a quien promueve estas atrocidades, no está haciendo una defensa de la libertad de expresión: está dando altavoz a quien promueve teorías peregrinas contrarias a la salud pública; y con ello contribuye, como poco, a aumentar el ruido y la confusión en torno a enfermedades graves como el cáncer y el sida. Cuando una asociación que afirma estar preocupada por el deterioro medioambiental promueve unas charlas en las que se invita a Pàmies, no trabaja por el medio ambiente, sino por la difusión de un propagandista de plantas inaptas para el consumo humano, y a alguien que viste su ignorancia en materia de salud con los ropajes de la conspiranoia anticientífica más descarnada.
Ayer, 5 de mayo de 2016, La Casa Encendida de Madrid, un referente de cultura, albergó en sus instalaciones a Josep Pàmies. Con ello, se cubrió de vergüenza y provocó una oleada de protestas en las redes sociales: científicos, asociaciones escépticas, divulgadores científicos, y particulares de diversa condición mostraron su repulsa a la forma irresponsable en que La Casa Encendida daba micrófono y altavoces a Pàmies. Esta fue la respuesta:
No nos sorprende esa falsa ecuanimidad en la que se equipara el conocimiento con la ignorancia y se forra con respetabilidad de imitación a las afirmaciones pseudocientíficas. Lo que nos preocupa es que el empeño en auxiliar a Pàmies a propagar sus disparates genere dolor entre quienes son más vulnerables. Los enfermos, sobre todo cuando padecen dolencias graves o incurables, no deben verse sometidos a la venta de falsas esperanzas; no lo merecen ni ellos, ni sus seres queridos; y no lo merece tampoco la sociedad que apoya con sus impuestos la investigación seria de las enfermedades; ni los investigadores que, en condiciones a veces muy difíciles, trabajan para aportar soluciones contrastadas. La frivolidad de quienes han programado este ciclo de conferencias al incluir a Pàmies supone un espaldarazo a la pseudociencia y a la equiparación de las ocurrencias con las terapias. Eso que tendremos que agradecerle a la Asociación Cultura Despierta y a La Casa Encendida, así como a la Fundación Montemadrid. Gracias por nada.