Edición 2011 - Número 250
Aula Cultural "Radio Campus" de la Universidad de La Laguna
1º. ¿Cómo se afronta la idea de volver a la trinchera de la guerra anti-macanas armado con este libro?
Bueno, hace unos 30 años que estoy en la trinchera, así que no volví. Pero este libro tiene un enfoque diferente en cuanto que no es un ataque al charlatanismo, sino más bien una invitación a reflexionar y a difundir el pensamiento crítico, que no es, como algunos piensan, solamente criticar, sino promover la curiosidad, la creatividad, la capacidad de análisis y el librepensamiento. Y por supuesto, sigue la línea que alguna vez sintetizó Bertrand Russell cuando decía que debemos tener una mente abierta, pero no tanto como para que se nos caiga el cerebro.
2º. ¿A quién va dirigida la obra? ¿A quién se recomendaría su lectura? ¿Es un libro para convencidos o abre una puerta al escepticismo para otras personas?
Si fuera un libro para "convencidos", no lo hubiera escrito siquiera. Va dirigido a la gente que lidia con los hechos y experiencias de la vida cotidiana y a veces se pregunta por qué no le salen las cosas bien. Va dirigido a los docentes y educadores en general, que tienen mayor predilección por las respuestas correctas que por las preguntas correctas. También apunta a aquellas personas que están muy pendientes de lo que opinan los demás, muy pendientes de sí mismas, a aquellos que se sienten abrumados por pensamientos que no tienen que ver con la realidad. Básicamente es un libro que examina las creencias y sus primos: prejuicios, convicciones, juicios de valor, fe y opiniones. Y, quizá lo más importante, invita a pensar y a promover el librepensamiento. Y también pretende establecer una suerte de línea divisoria entre creencia y conocimiento.
3º. Después de tanto tiempo en el ámbito del pensamiento crítico ¿estamos más cerca de alcanzar la meta o esto es un caso perdido?
No creo que sea un caso perdido, aunque debo reconocer que hay un largo camino por recorrer. No me atrevo a hablar de una "meta". Sería demasiado pretencioso de mi parte. Pero, por lo menos es un intento de definir conceptos, mostrar cómo podemos tomar decisiones equivocadas basándonos en sistemas de creencias equivocados. Erradicar una creencia equivocada es una de las cosas más difíciles, sobre todo cuando esa creencia nos reconforta y nos impide ver otras alternativas. También, si lo pensamos de otro modo, podríamos decir que conociendo la realidad, aceptándola y entrenándonos un poco, tenemos mayor probabilidad de tomar decisiones acertadas.
4º. ¿No resulta cansino para el divulgador tener que volver constantemente sobre cuestiones que ya deberían estar superadas? ¿Por qué existe tanta predisposición hacia la creencia por parte de la sociedad?
Si las cuestiones que "deberían estar superadas" no lo están, entonces el divulgador tiene trabajo que hacer. La predisposición hacia las creencias sin base en la realidad está dada por montones de motivos: nos gusta escuchar lo que queremos escuchar, hacemos prevalecer la simpatía que le tenemos a alguien por sobre lo que ese alguien dice, estamos ametrallados por eslóganes promovidos hasta el hartazgo por políticos, economistas, sacerdotes y medios de comunicación. El pensamiento mágico abunda y el sentido común no alcanza. El pensamiento crítico puede ayudarnos a salir del pantano. Es una herramienta poderosa. Y una aclaración: no es la sociedad la que cree, los que creen son los individuos.
5º. ¿Hacia dónde cree que debe encaminar sus pasos la divulgación del pensamiento crítico?
Se necesita estimular el pensamiento crítico en la educación, sobre todo en la educación formal, que sigue siendo conservadora, enciclopédica y autoritaria. Se sigue recurriendo al principio de autoridad, a la tradición, a los ataques ad hóminem, y a otras falacias que vamos aprendiendo a lo largo de la vida, desde que somos niños. La lista es larga, pero podríamos empezar por decir que lo que suena fácil, muy fácil y no requiere esfuerzo alguno, no sirve para nada, excepto para perpetuar la ignorancia o hacernos daño, como las promesas de curanderos, videntes, "médicos alternativos" y políticos demagógicos (perdón por el oxímoron). Por eso hay que estimular la curiosidad y el librepensamiento, enemigos del conformismo y la pasividad estériles.