Edición 2011 - Número 250
Pilar Bonet
(Noticia publicada originalmente en el diario El País)
La energía atómica es peligrosa y su explotación está plagada de incertidumbres, según las intervenciones realizadas este jueves en una conferencia internacional con motivo del 25 aniversario de Chernóbil. No obstante, ninguno de los ponentes en el pleno del evento, celebrado en Kiev, puso en cuestión el futuro de la energía nuclear, pese a las graves secuelas del accidente en aquella central nuclear, el peor en la historia del átomo civil. Superar esas secuelas llevará siglos.
A raíz del aniversario, Ucrania difundió un nuevo atlas actualizado de las zonas contaminadas por las fugas radioactivas de Chernóbil tras la explosión en el cuarto reactor en la madrugada del 26 de abril de 1986. Este valioso documento registra una intensa contaminación del suelo en torno a Chernóbil con cesio-137, estroncio-90, y plutonio 238, 239 y 240, y pronostica también el nivel de contaminación con americio para el año 2056. En esa fecha precisamente la concentración de americio-241 "alcanzará su máximo valor", a consecuencia de la desintegración del plutonio-241, señala el atlas.
La zona de exclusión y la zona de total reasentamiento en torno a Chernóbil "nunca" serán aptas para vivir en ellas, según Mykola Proskura, vicejefe del departamento encargado de administrar los territorios contaminados. Proskura aclaró que el territorio en cuestión tiene un total de 2600 kilómetros y "en el mejor de los casos se podrá reducir a 2000 kilómetros cuadrados, aunque eso será en el futuro lejano". El funcionario precisó que "entre 1500 y 2000 kilometros cuadrados nunca serán aptos para vivir" porque "hay isótopos radiactivos con un periodo de desintegración de 24.000 años y debido al cesio y al estroncio habrá que esperar por lo menos 300 años". La zona puede tener un uso limitado para la economía, opinó, mediante "alguna explotación limpia y que exija poco personal, como la producción de energía eólica". El atlas divulgado se limita al territorio de Ucrania y no da datos ni de Bielorrusia ni de Rusia, los otros Estados que, como parte de la URSS, fueron especialmente afectados por la catástrofe.
Pese al carácter común de la desgracia, desde la desintegración de la URSS en 1991, los tres países eslavos tienen sus propios enfoques y registros de afectados. La fragmentación afecta negativamente las investigaciones sobre las consecuencias del accidente, en opinión de fuentes médicas occidentales asistentes a la conferencia. Bielorrusia y Rusia están formando de nuevo un registro común, pero Ucrania tiene poco interés en participar en la empresa. "Kiev tiende a exagerar sus datos; Minsk a minimizarlos y a hacer como si todo estuviera superado, y unos y otros defienden la financiación de proyectos fragmentarios y sin establecer un riguroso orden de prioridades de interés común global", afirmaban las fuentes. Ucrania y Bielorrusia dedican a Chernóbil del orden del 6% de su presupuesto estatal anual, según Jerzy Osiatynski, del Organismo Internacional de Energía Atómica.
Existe una "evidencia clara" del aumento del número de cáncer de tiroides por exposición infantil a la radiación de yodo 131, según Ausrele Kesminiene, de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud. Kesminiene explicó que existen también pruebas de un aumento de casos de leucemia por exposición en el útero materno y un aumento de casos de cáncer de mama. La científica, sin embargo, se negó a relacionar estos aumentos con el accidente y a sacar conclusiones cuantitativas sobre el impacto concreto en la salud de la población afectada. "Hay que ver cómo protegerse, ya que el desarrollo de la energía nuclear continuará", dijo.
Los estudios científicos, que ahora responden a un "caótico sistema de financiación", deben concentrarse en los datos realmente importantes. "Hay estudios que plantean más preguntas que respuestas. No podemos darnos estos lujos. Debemos pensar que nuestros recursos son limitados. Chernóbil no es un caso particular, sino un tema de salud pública y debe haber un mecanismo específico para investigarlo", dijo Kesminiene. En su opinión, la UE debería tomar la iniciativa de coordinar investigaciones tales como una supervisión de por vida de un contingente de liquidadores.
"No podría contestar a la pregunta sobre cuanta gente ha muerto a causa de Chernóbil, porque todas las cifras son estimaciones y están basadas en datos diferentes", señaló Kesminiene. "Además, no hay que separar la radiación de otros factores, como el stress, la calidad alimenticia, las poblaciones obligadas a abandonar sus hogares. Por todo ello es posible decir que la salud de millones de personas ha sufrido a causa de Chernóbil", dijo. La científica lamentó la falta de cooperación de Bielorrusia en estudios conjuntos. Un proyecto de la UE sobre la incidencia del accidente en el aumento del número de cánceres de mama no pudo llegar a realizarse, porque Minsk prohibió la exportación de muestras biológicas, explicó.
Viacheslav Shestopálov, director de un centro científico y de ingeniería, manifestó que las dosis de baja radiación deterioran la elasticidad de los nervios y la memoria y señaló que los animales residentes en Chernóbil no están a salvo de las mutaciones. Afirmó también que las golondrinas de la zona de Chernóbil tienen 28% de posibilidades de llegar a la próxima estación, mientras que las golondrinas de zonas no contaminadas tienen un 40% y las de España, un 45%.La nube radioactiva de Chernóbil se extendió por toda Europa incluido el sur de Francia, pero se paró en los Pirineos y no llegó a afectar el territorio español.
Por su parte, Dmitri Bazika, vicedirector del Centro de Medicina Radiológica, dijo que, según los pronósticos rusos, los casos de cáncer a causa de Chernóbil debían aumentar entre el 3% y el 3,5%, y según los pronósticos ucranianos , del 8% al 11%. Los datos sobre el efecto de las dosis de baja intensidad en el cerebro no están probados, señaló. "Los japoneses seguían descubriendo efectos de la radiación 65 años después de Hiroshima, y nosotros seguiremos encontrándolos, 65 años después de Chernóbil" sentenció.
En las actuales condiciones, el sarcófago del cuarto reactor puede durar entre 15 y 20 años", dijo Volodymir Jolosha, jefe del departamento estatal encargado de administrar las zonas contaminadas. El arco que debe proteger el sarcófago está pensado para una duración de cien años. El arco-refugio es una construcción de ingeniería, en fase de realización, que se deslizará sobre el actual sarcófago y que será financiado con los fondos recogido por los donantes el pasado lunes. Por su parte, Ihor Hramotkin, director de la central de Chernobil dijo que el 60% del espacio de la central había sido investigado, pero que no se podía penetrar en el resto de las dependencias y por lo tanto la información sobre esos espacios era inaccesible.
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