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han beneficiado los dirigentes o mensajeros de esas doctrinas o dogmas, no nos engañemos. Y casi nunca de forma pacÃfica sino a veces de manera terrible, con sangre, sudor y lágrimas. Si, de todo ello a veces salen cosas buenas; todo el mundo consigue aspectos positivos de sus actuaciones, en alguna ocasión y a veces sin quererlo. Pero cuando se consigue a base de una premisa absolutamente increÃble, cabe preguntarse por la moralidad subyacente⦠a no ser que se acepte que el fin justifica los medios. Que debe de ser el caso. Bueno, pues después de todo este es un buen ejemplo, desde luego no el único, de los temas que abordamos en este Congreso nuestro de conspiranoias y conspiranoicos. Cómo y por qué consiguen unos cuantos que mucha gente crea cosas improbabilÃsimas y, de hecho, increÃbles. A cambio, claro, de algún tipo de beneficio, no solo económico pero a menudo relacionado con el poder y sÃ, con el dinero. Y todo esto ocurre, y eso siempre me ha chirriado mucho, por la falta de espÃritu crÃtico de muchos seres humanos. Cuanto más alienados estamos por el progreso, por el dinero, por el consumismo o por lo que sea, más acrÃticos nos volvemos respecto a ciertas cosas. Curiosamente, no respecto a otras que, en cambio, se ponen en duda. Como muchos creyentes en la astrologÃa de manera acrÃtica, que en cambio son hipercrÃticos âpor ignoranciaâ acerca de las vacunas anticovid. ¿Cómo no va a chirriar algo asÃ? anuario 2021 Eso es lo que hay que combatir. PacÃficamente, faltarÃa más; con las armas de la racionalidad, con el convencimiento de que, con una discusión sensata, sin cabreos ni a prioris, se puede conseguir mejorar la situación. Por supuesto, no hay peor sordo que el que no quiere oÃr; es obvio que hay bastantes personas encerradas en su creencia, por irracional e infundada que sea, y que por eso mismo son sordos, ciegos y mudos ante el más mÃnimo intento de racionalización de dichas creencias. Cuando era más joven tenÃa tendencia a discutir, a intentar convencer con mi verbo fluido y sin violencia alguna, si acaso una pizca de humor, cuando no de ironÃa fina. Con la edad me he vuelto más pasivo; entiendo que hay que combatir a los conspiranoicos con las armas que nos da la racionalidad, y hasta cierto punto sigo haciéndolo. Pero me descorazona cuando me encuentro, a veces en la familia y amistades próximas, con la terquedad incomprensible de personas que en otras cosas me parecen estimables y con un más que apreciable nivel cultural⦠eso sÃ, en lo artÃstico-literario, nunca en lo tecnocientÃfico. Una posible conclusión es que hay que mejorar el nivel de cultura cientÃfica del personal. Puede que eso ayude. Pero mucho me temo que seguirá habiendo demasiados congéneres nuestros que, lamento decirlo, seguirán siendo bobos y, por tanto, pasto de los engañabobos. 33 el escéptico