Recomendamos la lectura de este artículo en formato pdf, respetando su maquetado original.
Para ello pinche en la imagen de la primera página que aparece arriba.
Para facilitar su difusión, proporcionamos también la versión del artículo en html y texto, pero tenemos que advertirle que su extracción ha sido realizada por herramientas automáticas y puede que no conserve completamente la composición original.
Enlace al artículo en html (en nueva ventana): Del 5G propagador del virus al pinchazo de grafeno magnético
Texto plano (desmaquetado) del artículo : Mostrar el texto plano (segunda vez esconde)
Del 5G propagador del virus al pinchazo magnético de grafeno Alberto Nájera López Profesor del Ãrea de RadiologÃa y Medicina FÃsica de la Universidad de Castilla-La Mancha. Vocal del Comité CientÃfico Asesor en Radiofrecuencias y Salud Mensajes apocalÃpticos, llenos de mentiras, de insultos y de mucha verborrea pseudocientÃfica que mezcla toda clase de barbaridades P robablemente ya lo sabes. Vivimos una «pLandemia». Un plan para acabar con gran parte de la población del planeta y establecer un nuevo orden mundial en el que unos pocos dominarán el mundo. Vaya, dicho asÃ, estoy describiendo la realidad del mundo que venimos viviendo desde hace unas décadas. Pero no, este nuevo plan consiste en exterminar a la población gracias a la mentira de la covid-19. Excusa por la que realizar vacunaciones masivas con nanotecnologÃa de grafeno que permitirá el control de las personas a través de la quinta generación de telefonÃa móvil, o 5G. AsÃ, esos lÃderes podrán controlarnos como zombis o asesinarnos mediante la generación de trombos. No, no es el guion de una pelÃcula, sino que es el resumen de uno de tantos vÃdeos que un conocido negacionista que se dice «bioestadÃstico» sigue subiendo a las redes y cuyo canal de Telegram cuenta ya con cerca de 200 mil suscriptores. Este tipo de vÃdeos acumulan decenas de miles de visualizaciones. Mensajes apocalÃpticos, llenos de mentiras, de insultos y de mucha verborrea pseudocientÃfica que mezcla toda clase de barbaridades. En algunos casos se dicen expertos, algunos hasta parecen ser médicos, otros claramente demuestran una falta de formación que roza el no haber sacado ni el graduado escolar. Pero da igual, la legión de seguidores acude cada noche a unos directos que se alargan durante horas. Pero pensemos un poco. Primero, este «plan», ¿serÃa posible? Y segundo, ¿qué hago yo hablando de covid, virus, antenas y 5G? Soy fÃsico y profesor del área el escéptico 44 de RadiologÃa y Medicina FÃsica de la Universidad de Castilla-La Mancha, no soy experto ni en vacunas ni en virus. Llevo años midiendo exposición personal a campos electromagnéticos de radiofrecuencia. Veamos. El 25 de marzo, unos pocos dÃas después del comienzo del confinamiento, recibà un mensaje por WhatsApp (que ya explicó Javier Santaolalla1). Era un video que me enviaba un compañero de la Facultad de Farmacia en el que aparecÃa un señor, un supuesto doctor en un congreso que podrÃa ser cualquier cosa menos cientÃfico, aunque se definÃa como tal. Pues bien, en los primeros cinco minutos le pegaba una patada a todo el conocimiento de la fÃsica, la biologÃa y la medicina de los últimos siglos. Y es que vinculaba la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2 a las redes 5G de telefonÃa, a las radiaciones de los teléfonos móviles. Este vÃdeo se hizo viral, pero no fue el único. En otro vÃdeo, también al principio del confinamiento, finalmente retirado por YouTube, otro señor que se definÃa como biólogo especialista en microbiologÃa â aunque lo único que he encontrado es que era profesor de dibujo en un institutoâ llegaba a la conclusión de que allà donde habÃa más antenas habÃa más casos de covid-19. Esa era la conclusión, según él, tras un intenso estudio «cientÃfico» en el que asumÃa que aquellas antenas eran 5G y, por tanto, esa tecnologÃa era la culpable de todo lo que nos estaba ocurriendo. Obviaba varias cosas extremadamente básicas, fallos impropios de un cientÃfico de tal magnitud. La primera, que la correlación no implica causalidad. La segunda, anuario 2021 que allà donde habÃa más contagios generalmente hay más gente y donde hay más gente también, generalmente, suele haber más antenas. La tercera es que las redes 5G se habÃan empezado a desplegar de forma muy limitada en grandes ciudades y no en todos los paÃses. En el caso de Albacete, por ejemplo, donde yo vivo, no contábamos con ninguna antena 5G y fue duramente golpeada por la primera ola. Y asà pasaba en otros muchos paÃses donde no contaban con ninguna antena 5G y el número de casos y fallecidos también era igualmente terrible. Pero daba igual, la semilla habÃa arraigado en el mundo y no fueron los únicos que encontraron rápidamente este vÃnculo entre el 5G y la covid-19. Fueron muchas las publicaciones virales que añadÃan más «evidencias» a este vÃnculo imposible. Desde febrero de 2020 he desmentido para plataformas de verificación como Maldita Ciencia, Associated France Press, Newtral o EFE verifica más de ochenta bulos que relacionaban estas radiaciones 5G con la pandemia. Pero daba igual, porque la gente se lo creÃa, se lo habÃa creÃdo. En paÃses como Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Bélgica o Reino Unido se organizaban generalmente en grupos de Facebook para salir por las noches a quemar antenas. Daba igual qué tipo de antena, 4G, 3G, etc. Recordemos que en muchos sitios no habÃa ninguna 5G y estos exaltados no distinguÃan. Dejaron a miles de personas sin conexión en un momento muy delicado. Tal fue el impacto que hasta la Organización Mundial de la Salud tuvo que desmentir la posibilidad de que los virus «viajaran» anuario 2021 en estas radiaciones. Pero también me pregunto: ¿por qué? ¿Por qué la 5G? Debemos recordar que con cada lanzamiento de una nueva generación de telefonÃa móvil, desde el año 1990, que es cuando empiezan los movimientos antiantenas, se han ido lanzando numerosos mensajes catastrofistas hasta el punto de decir que habrá millones de hipersensibles o que moriremos de cáncer millones de personas. Treinta años después, estos augurios no se han cumplido. Y la evidencia cientÃfica nos permite afirmar que con un uso normal, y a los niveles de exposición habituales, no existe razón para vincular las radiaciones de teléfonos móviles o de antenas con la salud. Asà que en el año 2020 comenzó el despliegue de las antenas 5G. Un poco antes de la pandemia, por lo que alguno lo vio blanco y en botella: «bueno, pues serán las 5G las culpables del coronavirus». Y lo que era hasta ese momento el 4G, poco menos que el demonio, pasaba a ser lo mejor, lo seguro y lo que deberÃamos utilizar y, en cambio, habÃa que limitar el despliegue del 5G asesino. Pero, ¿es tan diferente el 5G? Aunque tiene claros avances, desde un punto de vista de radiaciones, por ahora no presenta grandes diferencias con respecto a tecnologÃas anteriores, ya que lo que hacemos es proporcionar nuevas bandas de frecuencia, como si de carriles de autopista se trataran. AsÃ, ya se ha desplegado la banda de 3,5 GHz, y la de 700 MHz se acaba de subastar. Banda, por otro lado, que venimos usando desde hace años para la TDT. La última banda 45 el escéptico de frecuencia, que serÃa la de 26 GHz, todavÃa no está ni subastada ni se sabe cuándo va a estar disponible. Por tanto, en el momento de la pandemia la única frecuencia diferente que estaba funcionando era la de 3,5 GHz, y no en todas partes. AsÃ, pensar en esa vinculación con el 5G es un poco menos que descabellado. Y a partir de 10 GHz, estamos hablando de longitudes de onda de en torno a milÃmetros, de ahà lo de ondas milimétricas. Además, por encima de 10 GHz la capacidad de penetración pasa de unos centÃmetros a unos pocos, muy pocos milÃmetros. Dos limitacio- nes más que nos responden a la siguiente pregunta: ¿por qué no podemos ver virus con un microscopio óptico? Porque es una cuestión de tamaño. ¿Qué podemos ver con un microscopio óptico normal? Pues células, bacterias... porque la longitud de onda a esa frecuencia, la parte de espectro óptico, está en torno al tamaño de las células, en torno a unas micras. Pero, ¿qué pasa con los virus? Los virus son mucho más pequeños y, por tanto, necesitamos longitudes de onda más pequeñas. Es como si intentáramos hacer un retrato de una persona en un folio y, en vez de utilizar un lapicero, utilizáramos un rodillo de pintor. Estamos utilizando luz de longitud de onda mucho más grande que el objeto que tenemos. Por tanto, no es posible ver esos virus y tenemos que recurrir a microscopios electrónicos que nos van a permitir esa resolución. En conclusión, como he indicado, las longitudes de onda de las radiaciones que se utilizan en telefonÃa son extremadamente grandes. Además, tienen muy poca capacidad de penetración. Continuemos con el posible microchip. ¿Qué tamaño deberÃa tener? Pues para emitir o recibir radiación del orden de la telefonÃa móvil 5G, deberÃa tener en torno a milÃmetros, porque tiene que llevar una antena; en torno a medio milÃmetro, como poco. Si pensamos en los chips que se ponen a las mascotas, son visibles y de varios milÃmetros. Y estos chips no llevan baterÃa ni antena. Podemos pensar, pues, que para controlarnos a distancia como zombis, además de ser invisibles, deberÃan llevar baterÃa, un espacio para fármacos, la antena⦠Luego el tamaño serÃa mucho mayor y lo podemos comparar con el tamaño de las agujas que se utilizan para la vacuna. ¿Cómo solucionaron estos conspiranoicos el problema? Con las vacunas magnéticas. Se viralizaron entonces cientos de vÃdeos de supuestos vacunados magnetizados que atraÃan toda clase de metales. Nadie pensó que la mejor manera de detectar un campo magnético no es con una cuchara que no sé si será atraÃda por este, dependiendo de su aleación, sino que lo más sencillo es una brújula. Ningún vÃdeo ha mostrado a un supuesto magnetizado moviendo una brújula o pegándose una cuchara interponiendo un papel Con un uso normal, y a los niveles de exposición habituales, no existe razón para vincular las radiaciones de teléfonos móviles o de antenas con la salud el escéptico 46 anuario 2021 entre su piel y este objeto. Una vez más, daba igual que los supuestos magnetizados solo debÃan lavarse o poner polvos de talco para perder sus poderes. Asà que el siguiente paso fue afirmar que las vacunas tenÃan grafeno. Hasta un profesor, Pablo Campra, de la Universidad de AlmerÃa, elaboró un documento con unos fallos metodológicos horrorosos que le han retratado y han puesto en un aprieto a su universidad, al usar el logo de su institución en un supuesto informe que puede ser cualquier cosa menos serio. A mà me supone cierta vergüenza el poder contar con un compañero de la universidad pública que es capaz de prestarse a este tipo de cosas. Ni siquiera se controló, si quieres hacer algo cientÃfico, algo tan sencillo como garantizar que el vial que te están dando no se haya visto contaminado. La propia universidad tuvo que hacer un comunicado sobre las falsas informaciones e incluso cuestionaba la calidad del documento. A pesar de que el comunicado se lanzó en la cuenta de Twitter oficial de la Universidad de AlmerÃa, los negacionistas decÃan que, como no iba firmado por nadie, era falso. En fin, que un comunicado oficial no te desmonte una pLandemia o una conspiración. En conclusión, da igual la fuente, da igual el mensaje, da igual la formación del interlocutor. No se cuestiona, no se aprende, no se confÃa en los verdaderos expertos y asà creeremos que nos controlarán con las vacunas o que la Tierra es plana. Solo hace falta un mesÃas con mucha labia y un número de cuenta, ¡claro! Nota: 1 https://youtu.be/P_DNEBI4Phw Ningún vÃdeo ha mostrado a un supuesto magnetizado moviendo una brújula o pegándose una cuchara interponiendo un papel entre su piel y este objeto anuario 2021 47 el escéptico