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xiste la popular creencia de que las
fuerzas y cuerpos de seguridad de
prácticamente todo el mundo cuen-
tan con la ayuda de videntes o sensi-
tivos a la hora de resolver determinados de-
litos y hechos tales como secuestros y de-
sapariciones. De este tema ya me ocupé en
otro lugar [López Molero, 1996] donde ar-
gumentaba, aproximadamente, lo siguien-
te:
1) No se conoce
o, mejor dicho, no conoz-
co
ningún caso resuelto gracias a las
supuestas dotes de los videntes.
2) Los propios adivinos, a pesar de presu-
mir de ello, no se rebajan a decirnos
en cual caso concreto han tenido éxi-
to, ni el motivo por el que se supone
que de estas ayudas no se pueda ha-
blar en público.
3) Que, en relación con el punto anterior,
no existe impedimento legal alguno
ni de otra clase
que obligue a los sen-
sitivos a callar sus éxitos.
4) Que las fuerzas y cuerpos de seguri-
dad ni llaman ni acuden a las consul-
tas de los videntes para solicitar su
ayuda, salvo circunstancias excepcio-
nales.
5) Que del punto antecedente se despren-
de que, en todo caso, son los propios
adivinos los que motu proprio se diri-
gen o bien a la Policía o bien
y aquí se
encuentra el meollo de la cuestión
a
los familiares del secuestrado, desapa-
recido, etcétera. Al llegar a este punto,
la mayoría de los lectores se pregunta-
rá por qué motivo la Policía puede lle-
gar a investigar y comprobar las infor-
maciones de los videntes si no existen
ni antecedentes ni garantías de éxito.
Pues bien, esto es debido a:
a) Que los familiares de la víctima
suelen exigir a los funcionarios
encargados del caso que se inves-
tigue y compruebe todo, absoluta-
mente todo. No creo que haga falta
recordar aquí el grado de angustia
y desesperación que se apodera de
estas personas, las cuales, ade-
más, son las que tienen la desgra-
cia de soportar la inmensa mayo-
78
(Junio 1998) el escéptico
ría de las llamadas efectuadas por
los sensitivos de turno.
b) Que la Policía, si no tiene nada me-
jor que hacer y presionada por los
familiares, efectivamente comprue-
ba estas informaciones siempre
que en ellas se aporten datos
concretos
muchos llegan a facili-
tar calle, número de portal y, a ve-
ces, hasta el piso
. Pero hasta la
fecha, y que yo sepa, los resulta-
dos obtenidos no han hecho variar
el punto primero de esta exposi-
ción.
Policías y videntes,
según Manuel Carballal
Veamos ahora como un conocido periodis-
ta de lo paranormal, Manuel Carballal, tra-
ta la relación entre policías y videntes en el
artículo titulado “¿Dónde está el Niño Pin-
tor?”, incluido en el monográfico de la revista
Enigmas dedicado a “Los auténticos expe-
dientes X españoles” [Carballal; 1997]. Aun-
que el tema principal de dicho artículo sea
la desaparición de David Guerrero, el Niño
Pintor, éste contiene unos párrafos sus-
tanciosos referidos a la cuestión que nos
ocupa. Como veremos a continuación, la
postura de nuestro intrépido reportero es
bastante ambigua.
Carballal comienza hablándonos del ins-
pector-jefe Jaime B., quien tuvo que entre-
vistarse con más de cien videntes en rela-
ción con el secuestro de Anabel Segura. Y
acaba diciendo Jaime B. que “los padres de
la pobre chica recibieron miles de llamadas
de supuestos sensitivos, pero no hay forma
de discernir los verdaderos de los falsos”.
¡Ah!, ¿de verdad existen los sensitivos ver-
daderos? Supongo que lo que quiere decir
Jaime B. es que en el pasado alguno de ellos
acertó. En cualquier caso, lo más lógico
sería, ante las miles de llamadas, compro-
bar únicamente aquellas efectuadas por
anteriores videntes exitosos y dejar de lado
las demás. Por otra parte, como señalé an-
teriormente, sólo merecen investigarse las
informaciones que faciliten datos sumamen-
te concretos. Lástima que ni Jaime B. ni el
El papel de los videntes en
la investigación policial
Las fuerzas de seguridad ni llaman ni acuden a las consultas de los brujos
para solicitar su ayuda, salvo circunstancias excepcionales
JAVIER LÓPEZ MOLERO
E
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el escéptico (Junio 1998)
79
ción, las declaraciones de los videntes, los
datos de las víctimas, etcétera.
Además si, a pesar de todo, Carballal y,
según parece, el inspector Jaime B. tuvie-
ran razón y existieran auténticos adivinos,
¿cómo es que la inmensa mayoría de los
secuestros llevados a cabo por ETA, por po-
ner un ejemplo, no son resueltos mediante
la intervención policial?
De profesión, asesor policial
Nuestro conocido periodista de lo oculto no
para de escalar puestos en la sociedad, ha-
biendo alcanzado no hace mucho tiempo el
título o cargo de asesor de la Policía en te-
mas esotéricos (o algo similar). Inútilmente
me he molestado en repasar el organigra-
ma de la Dirección General de la Policía y
del Ministerio de Interior intentando encon-
trar por alguna parte un puesto de asesor,
ya sea esotérico o paranormal, que le venga
bien a tan importante personaje. Empero,
parece ser cierto que Carballal ha cola-
borado con funcionarios de la Brigada de
Información facilitando datos sobre sectas
y grupos afines, aunque parece creer, a juz-
gar por su autotítulo, que es el único que lo
hace o quizá que su información es supe-
autor del artículo nombren a algún verda-
dero sensitivo ni cual fue el caso concreto
que resolvió.
A continuación, Carballal añade que,
“con videntes o sin ellos, el inspector ha re-
suelto el 99% de los casos de desaparicio-
nes que ha investigado”. En realidad, los
casos se resuelven sin ellos o, mejor dicho,
a pesar de ellos, ya que lo único que con-
siguen es hacer perder tiempo y que, mien-
tras no se demuestre lo contrario, los te-
mas se solucionan de la manera más nor-
mal: cientos de interrogatorios y comproba-
ciones, vigilancias y seguimientos de perso-
nas durante meses y un larguísimo etcéte-
ra que nos podríamos ahorrar en buena par-
te si contáramos con videntes de calidad.
El agudo periodista nos informa también
de que varios policías
incluido, por supues-
to, Jaime B.
“me habían comentado antes
y después sus consultas a radiestesistas,
videntes o sensitivos en casos difíciles de
desapariciones inexplicables, así que deci-
dí probar suerte por mi cuenta”. Es decir,
Carballal resuelve pasar a la acción y con-
vocar en la Televisión Gallega a videntes y
parapsicólogos tales como el marqués de
Araciel, Ángel Gordon... Empero, inexplica-
blemente, el experimento fracasa, como re-
conoce el mismo autor del artículo. Ante
esto, me pregunto por qué el periodista no
reunió en el plató a los sensitivos veraces
de los que, supuestamente, fue informado
por los policías, en vez de a tan conocidos
farsantes. Quizá Carballal llevó a televisión
a los recomendados por los funcionarios.
Su artículo no lo aclara.
Lo importante de “¿Dónde está el Niño
Pintor?”, dejando de lado la exposición del
caso de David Guerrero, se encuentra en lo
que Carballal no dice o, más bien, en lo que
no pregunta a Jaime B. Porque, veamos, si
existen sensitivos verdaderos, como afirma
el policía, ¿cuáles son sus nombres?, ¿qué
casos han resuelto?, ¿en qué fechas?...
¡Queremos saber! Sinceramente, me resis-
to a creer que Carballal no haya hecho nin-
guna de las anteriores preguntas. Y es de
extrañar porque, de tener respuestas afir-
mativas, éstas hubieran sido objeto de ti-
tular y monográfico especial, aunque se tra-
tara de un solo caso positivo demostrable.
Sin embargo, tras la lectura completa del
monográfico “Los auténticos expedientes X
españoles”, no he conseguido encontrar
nada de esto, estando dedicado casi en su
totalidad a recordar viejos casos de ovnis y
fenómenos paranormales de sobra co-
nocidos. ¿Dónde están, pues, los éxitos de
los videntes que ni siquiera las revistas es-
pecializadas en charlatanería los mencio-
nan? La respuesta está clara: si algo de esto
fuera verdad, sabríamos desde hace tiem-
po, con pelos y señales, cuáles son nues-
tros adivinos de éxito y en qué casos hemos
de agradecerles su oportuna intervención,
las diligencias policiales que se instruyeron,
el sumario elaborado por el juez de instruc-
Manuel Carballal (el primero por la izquierda) junto
a colaboradores y miembros del equipo de su pro-
grama de radio.
Foto tomada de http://www.arrakis.es/~mundomis/
Inútilmente me he molestado en
repasar el organigrama de la Dirección
General de la Policía y del Ministerio de
Interior intentando encontrar por algu-
na parte un puesto de ‘asesor’, ya sea
esotérico o paranormal, que le venga
bien a tan importante personaje
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rior a la de todos los demás. En cualquier
caso, su disposición a colaborar y facilitar
información a la Policía es valorada por ésta
como un gesto que le honra.
En realidad, todo aquél que actúa de es-
ta forma pasa a ser tratado, por parte de la
Policía, con suma amabilidad y respeto, in-
dependientemente de su catadura moral.
Pero a Carballal le han dado la mano y se
ha llevado todo el brazo
y parte del hom-
bro
, porque no hay forma de explicarse el
autotítulo de asesor, porque en el argot poli-
cial no existe más que el vulgar informador
o confidente, y si empleáramos el argot cri-
minal, nuestro admirado autor sería deno-
minado chiva, chivato, chota, confidente, ma-
mona, soplón, etcétera.
Parece ser que Manuel Carballal ha en-
contrado algunas amistades en el cuerpo
policial, lo que le ha permitido llegar a es-
cribir un artículo en la revista Policía, en el
cual trata de las sectas, pero, ¡oh decep-
ción!, sin mención alguna a fenómeno pa-
ranormal o expediente X policial. Resulta
curioso que en esta misma revista, donde
todos los autores de artículos firman con
su nombre y cargo, Carballal sólo firme con
su nombre. Se nota que le faltó morro sufi-
ciente para endilgar a los lectores
la mayo-
ría, policías
la coletilla de asesor.
Sin embargo, en otro artículo del ufólogo
gallego que forma parte de una serie de fas-
cículos editados por el Círculo de Amigos
de Expediente X
la conocida serie de tele-
visión
se confunde a los lectores con la a-
firmación de que Carballal es, ¡cómo no!,
“asesor de la Brigada de Información sobre
Sectas y Fenómenos Paranormales de la Po-
licía Nacional”. Si bien es cierto que dentro
de la Brigada de Información existe un gru-
po dedicado al estudio y seguimiento de los
movimientos sectarios, no existe, ni ha exis-
tido jamás, un grupo o brigada con esa de-
nominación
fenómenos paranormales
o
con ese propósito, aunque sea bajo otro
nombre. El mismo Carballal parece rec-
tificar en la página siguiente al eliminar la
referencia a fenómenos paranormales y sus-
tituir a éstos por grupos radicales.
Desde aquí, tan sólo me resta dar gra-
cias a Carballal por su buena disposición
hacia la Policía y desear que ésta continúe,
pero, por favor, Manolo, ¡no seas tan fantas-
ma!
Referencias
Carballal, Manuel [1997]: “¿Dónde está el Niño
Pintor?”. Enigmas (Madrid). Monográfico Nº
1. 118-120.
López Molero, Javier [1996]: “Policías y viden-
tes”. En “Correo del Lector”. La Alternativa
Racional (Zaragoza), Nº 40, 43-44.
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(Junio 1998) el escéptico
Fantasías animadas
de ayer y hoy
stá claro que son fantasías”. Así res-
pondieron en junio de 1997 desde
la Brigada de Información de la Poli-
cía Nacional a un reportero de La
Voz de Galicia cuando preguntó por unos
supuestos asesinatos relacionados con gru-
pos satánicos de los que había hablado Be-
nito Manuel Carballal en un medio de co-
municación. Y, para mayor desgracia del di-
vulgador pseudocientífico, apostillaron que
no es cierto que sea colaborador de la Po-
licía. Era el segundo mazazo en poco tiem-
po a la imagen del investigador: el primero
había sido físico, lo había recibido en mar-
zo en el Mississippi de Pepe Navarro cuan-
do, tras un rifirrafe con el padre Apeles, éste
le asestó un golpe.
Aunque gusta disfrazarse de escéptico,
Carballal ha dado numerosas muestras de
su credulidad y realmente se está especia-
lizando en propalar falsos rumores. En un
reportaje plagado de errores publicado en
Más Allá en junio de 1996, comparó a ARP
con Jarrai y grupos neonazis simplemente
por haber surgido en el País Vasco, y acabó
haciéndose eco de una sorprendente reve-
lación de Juan José Benítez, según la cual
seis personas vinculadas a ARP “han reci-
bido o reciben fondos reservados por cola-
borar” con el Cesid. Un viaje por el País de
las Maravillas, ilustrado con fotos de libros
ardiendo y ejemplares de La Alternativa Ra-
cional en el inodoro que revelan el auténti-
co talante de nuestro protagonista.
Pero si el artículo de Javier López Molero
y el aparecido en La Voz de Galicia consta-
tan que, de asesor policial, nada de nada,
tampoco le han ido muy bien las cosas a
Carballal como fabricante de conspiracio-
nes. Así, el investigador tinerfeño Ricardo
Campo descubrió el año pasado que el ufó-
logo gallego había puesto en boca de un mi-
litar español unas declaraciones más que
críticas sobre el proceso de desclasificación
de documentación ovni que el interesado
niega categóricamente haber hecho. Es de-
cir, que también son fantasías.
Algunos hemos tenido, en los últimos
meses, la oportunidad de dialogar con Car-
ballal a través de Internet. Incapaz de dar
una prueba de que sus acusaciones contra
ARP sean algo más que una invención o de
que las declaraciones del militar citado se
correspondan con lo publicado por él, su
respuesta ha sido siempre la misma en am-
bos casos: eludir la cuestión y acompañar
el regate de una ristra de insultos. Así es
nuestro hombre.
Javier López Molero es funcionario del Cuerpo
Nacional de Policía.
LUIS ALFONSO GÁMEZ
E