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(Junio 1998) el escéptico
tica no lejos de la ciudad de Ica,
está compuesto por un conjun-
to muy variado de líneas, reali-
zadas normalmente eliminando
las piedras de la superficie
desértica, de manera que quede
al descubierto el suelo arenoso
subyacente, más oscuro. Algu-
nas líneas discurren durante ki-
lómetros formando impresionan-
tes rectas. Pero las más conoci-
das son dibujos a gran escala
principalmente zoomórficos
arañas, monos, cóndores,
colibríes...
y alguna represen-
tación humana, aparte de dise-
ños geométricos.
Aunque se ha solido afirmar
que para ver estos dibujos hay
que hacerlo desde el aire, esto es
radicalmente falso: desde algu-
nos cerros cercanos, uno puede
disfrutar de los dibujos sin te-
ner que volar. También algunos
han afirmado que los geoglifos no
se descubrieron hasta que el
hombre voló sobre la zona, algo,
como las hipótesis de
astronautas en la antigüedad,
totalmente falso: existen tratados
de la época de las primeras ex-
ploraciones españolas que men-
cionan éstas y otras líneas. Cier-
tamente, con la popularización
de la aviación se hicieron mucho
más famosas. De hecho, actual-
mente una de las principales
atracciones turísticas de la re-
gión consiste en sobrevolar las
líneas de Nazca a bordo de una
avioneta. La labor de personas
como María Reiche ha consegui-
do que se haya ido suscitando
una preocupación en las autori-
dades por preservar este monu-
mento, aunque demasiado tar-
de: la carretera Panamericana
discurre por la mitad de la pla-
nicie, cortando algunos geoglifos.
La popularización de las lí-
neas llegó de la mano de autores
como Erich von Däniken que
han llegado a decir que sólo ex-
traterrestres podrían haber he-
cho una obra de tal magnitud, y
que posiblemente cumpliría un
papel similar al de un moderno
aeropuerto. Por supuesto, tales
historias carecen de toda lógi-
ca, aunque
como suele pasar
han alcanzado gran popularidad
y aún hoy hay escritores que si-
guen empeñados en vender un
misterio que no es tal.
Porque lo cierto es que pocas
veces se suele contar que real-
mente las líneas de Nazca no son
únicas: existen otros lugares en
Perú y el norte de Chile donde
aparece este tipo de monumen-
tos. Tampoco se suele contar
que, entre los dibujos de Nazca,
hay motivos que permiten fechar
estos diseños en diferentes épo-
cas, correspondientes a las dife-
rentes culturas que han ido
poblando esa región desértica en
los últimos tres mil años: la
Paracas, la Chavin, la Nazca...
Todo ello sólo confirma que
ese lugar fue utilizado durante
mucho tiempo, y que esos dise-
ños responden a lo que conoce-
mos de esas culturas, porque
hay motivos similares en cerá-
micas y tapices que nada tienen
que ver con extraterrestres.
La realidad es que los restos
arqueológicos demuestran que
en el antiguo Perú se desarrolla-
ron culturas muy avanzadas,
con una gran maestría en artes
como la cerámica y la textil, y ex-
pertas en arquitectura o ingenie-
ría civil. Ver a estos pueblos
como primitivos es sencillamen-
te estúpido, y sólo puede ex-
plicarse desde el etnocentrismo
europeo que está en la base de
las afirmaciones de Von Däni-
ken: al ser tan primitivos, habrían
necesitado de la ayuda de seres
extraterrestres para hacer estos
monumentos.
Frente a estos vendedores de
lo absurdo, Maria Reiche, astró-
noma, estudió durante decenios
las líneas, intentando compren-
der la razón por la que se
habrían construido. Encontró en
algunas de ellas una significa-
ción astronómica: indicaban
puntos concretos del horizonte
por donde sale el Sol o la Luna
en determinados momentos es-
peciales del año, como los sols-
ticios y los equinoccios. A partir
de ahí, concluyó que Nazca era
una especie de enorme calcula-
dora astronómica. Sin embargo,
se ha comprobado que hay otras
líneas que nada tienen que ver
con el cielo: a veces las alinea-
ciones son de tipo orográfico, con
cerros y collados más o menos
alejados, y en general se cree que
el conjunto ha ido conformando
un recinto sagrado, quizá rela-
cionado con ceremonias pro-
piciatorias para acercar el agua
a esas regiones el agua. En cual-
quier caso, el que estuviera erra-
da, no quita para reconocer el
gran trabajo de arqueología y
astronomía que realizó a lo largo
de su vida Maria Reiche.
Maria Reiche.
Archivo ARP
Vía Digital crea el
primer canal de
televisión dedicado
al esoterismo
Vía Digital puso en funciona-
miento el martes 13 de enero
Millennium, el primer canal temá-
tico de televisión “dedicado ínte-
gramente a todos aquellos temas
que hagan referencia al esoteris-
mo, los grandes misterios y los
milagros”. La empresa dirigida
por Pedro Pérez justificó su
apuesta por lo irracional en “el
éxito más o menos importante
encada caso, pero síempre con
un probado índice de acepta-
ción”, de los programas pseudo-
científicos que se han emitido en
diferentes épocas en España, y
en el deseo deatender la deman-
da de “la audiencia fiel a estos
temas”, que cifra en unas
250.000 personas. Es decir, Vía
Digital recurre a la demanda de
televisión basura por un sector
del público para justificar su
conversión en el principal sumi-
nistrador del planeta de teleba-
sura paranormal.
Esta iniciativa demuestra,
una vez más, que las televisio-
nes públicas españolas no son
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el escéptico (Junio 1998)
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un servicio público, sino todo lo
contrario: no dudan en recurrir
a la imbecilidad con tal de hacer
negocio. El nacimiento de
Millennium es buena muestra de
ello. Vía Digital es una sociedad
participada mayoritariamente
por Telefónica (35%), pero en
cuyo accionariado están presen-
tes RTVE (17%), TV3 (5%) Tele-
Madrid (4%) Canal 9 (2%) y
TVG(2%), cadenas que los espa-
ñoles soportan con sus impues-
tos y cuyos contenidos rozan en
muchos casos la telebasura, que,
como denunciaron el 28 de no-
viembre numerosas organizacio-
nes y particulares, es “una for-
ma de televisión caracterizada
por explotar el morbo, el sensa-
cionalismo y el escándalo como
palanzas de atracción la audien-
cia”.
La existencia de este nuevo
canal dedicado a la divulgación
de lo paranormal evidencia que
los gestores televisivos no tienen
ningún tipo de escrúpulos a la
hora de recurrir a un género
que, como advirtió el comenta-
rista político Federico Abascal al
día siguiente de hacerse público
el Manifiesto contra la ‘teleba-
sura’, produce, “por un lado, el
entontecimiento progresivo e
involuntario de un sector de la
población y, por otro, el enton-
tecimiento voluntario, desgana-
do y hasta irritado de otro sec-
tor”. Y, lo que en este caso es más
grave, Millennium nació mes y
medio después de que numero-
sas asociaciones de consumido-
res, vecinales, sindicales y otras
ARP incluida
, además de de-
cenas de intelectuales, suscribie-
ran el manifiesto antes citado
con la intención de “suscitar un
debate social que permita llegar
a proponer un código ético de re-
gulación de los contenidos tele-
visivos” para limitar al máximo
la difusíón de, entre otras cosas,
“mensajes esotéricos, milagreros
y paranormales, presentados de
forma acrítica y en el mismo pla-
no de realidad que los argumen-
tos científicos”.
Telefónica y sus socios públi-
cos y privados ya han emitido su
veredicto: mientras haya gente
que quiera consumir basura, Vía
Digital se la proporcionará. Así,
sin más. Poco importa que des-
de tribunas autorizadas se haya
apoyado la necesidad de poner
coto a la telebasura, que, acerta-
damente, el periódico El País (29
de Noviembre de 1997) calificó
de “producto perfecto de cierto
estilo de vida que se ha puesto
en boga. Y es reflejo exacto de
esa oscilación entre el
amarillismo periodístico, la
espectacularización de la infor-
mación, más o menos tergiver-
sada, y los intereses, torticeros
o legítimos, de quienes mueven
ese instrumento de poder [la te-
levisión]”. Lo de Vía Digital no es
que sea sorprendente
las tele-
visiones públicas españolas nun-
ca se han caracterizado por sus
principios deontológicos
−,
pero sí
indignante. Porque no sólo hace
oídos sordos a un sentir genera-
lizado entre los consumidores y
la intelectualidad, sino que fi-
nancia su embrutecedor proyec-
to con el dinero de todos los con-
tribuyentes. Y eso es una burla
al ciudadano por parte de los
máximos responsables de los
gobiernos que controlan los ca-
nales públicos que forman parte
del accionariado de la empresa
auspiciada por Telefónica.
Ante fenómenos como el de
Millennium, que se justifican ex-
clusivamente en hacer negocio al
precio que sea, sólo cabe mani-
festar desde estas páginas el más
absoluto rechazo. Y animar a to-
dos aquéllos que se sientan in-
sultados por Vía Digital y sus
socios a que se pongan en con-
tacto con ARP para articular una
respuesta contundente frente a
quienes, desde instituciones pú-
blicas, se presentan como defen-
sores del interés general y optan
por el negocio de la irracionali-
dad, del engaño.
ERNESTO J. CARMENA