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(Otoño 1999)
el esc
é
ptico
Joe Nickell
investiga los
misterios
de Canadá
El renombrado investigador es-
céptico Joe Nickell se aventuró
hacia las regiones marítimas del
norte de Canadá en el verano de
1999 y regresó con la resolución
de algunos misterios relativos a
monstruos marinos, anfibios gi-
gantes, barcos fantasma y espe-
luznantes catedrales. La sinopsis,
caso por caso, de las investigacio-
nes de Nickell apareció en su co-
lumna “Investigative Files” del
número de
The Skeptical Inquirer
correspondiente a enero/febrero
de este año. En Nes Brunswick,
Nickell investigó el monstruo del
lago Utopía, la supuesta posesión
fantasmal de la catedral de la
Iglesia de Cristo de Fredericton,
la rana gigante de Coleman y la
Colina Magnética de Moncton;
y, en Nueva Escocia, el fenó-
meno de la Luz del Crepúsculo y
las inscripciones de la Piedra de
Yarmouth.
Nickell se adentró en el lago
Utopía a bordo de una moto de
agua y con una cámara de ví-
deo. Sin embargo, como el es-
cribe, “A pesar de mis esfuer-
zos... la criatura imaginada no
tuvo la cortesía de aparecer, ha-
ciendo mi filmación muy solita-
ria”. En su columna, Nickell
hace notar que un lago de las
dimensiones del Utopía es de
un tamaño insuficiente como
para proveer de la suficiente co-
mida a la manada de leviatáni-
cos monstruos marinos necesa-
ria para la perpetuación de la
especie. El investigadore
apunta, además, que fenómenos
corrientes, como troncos flo-
tando, salmones, esturiones y
ciervos entre otras cosas, pue-
den ser confundidos con un
monstruo. Otra afirmación so-
bre el lago Utopía investigada
por Nickell se refiere a la rana
de Coleman, una rana toro de
unos 10 kilos de peso expuesta
en la Sociedad Histórica de
York Sunbury, en Fredericton.
Sospechando de su autentici-
dad, Nickell escribe que él “flir-
teó con esta posibilidad en los
archivos del museo”, donde des-
cubrió documentos históricos
aludiendo a la “gran y posible-
mente disecada rana” y sobre
una “duplicación artificial utili-
zada con fines publicitarios...”
La siguiente parada de Nic-
kell fue la catedral de la Iglesia
de Cristo de Fredericton, por la
que se afirma que todavía ronda
la esposa del primer obispo.
Como Nickell indica, “la popu-
laridad de las sospechas sobre
fantasmas es más que suficiente
para crear una atmósfera espec-
tral y, asimismo, un aire de pose-
sión”... Él cree que este efecto es
más que suficiente para desatar
la más apagada de las imagina-
ciones.
Al Este de New Brunswick,
cerca de Moncton, visitó la Co-
lina Magnética, una de las prin-
cipales atracciones turísticas de
Canadá. Desde el siglo XIX, va-
rios observadores han asegurado
que vagones o vehículos situados
en la aparente cuesta arriba de la
colina son mágica o magnética-
mente empujados hacia la cima.
Hoy en día, se invita a los excur-
sionistas a conducir cuesta
arriba, dejar el vehículo en
punto muerto y tener la expe-
riencia de caer hacia arriba de la
colina. Caminando por la cuesta
con un nivel de carpintero de
mas de 1,20 metros, Nickell en-
contró que el efecto de la colina
no es magnético, sino óptico.
Gracias a una suave curvatura de
la carretera y ayudados por los
árboles de ambos extremos de la
colina que ocultan el horizonte,
los coches simplemente van
cuesta abajo durante una por-
ción de la carretera y la inercia
les empuja hacia arriba en otro
tramo.
Nickell estuvo también en
Nueva Escocia, donde hizo una
investigación vespertina sobre la
misteriosa Luz del Crepúsculo,
una reputada aparición de un
barco corsario en llamas que fue
hundido en 1813. En su columna,
apunta que no le sorprende que la
Luz del Crepúsculo no apareciese,
considerando que la última vez
que se tuvo noticias de ella fue en
1935. En su investigación histó-
rica de este fenómeno, teoriza
que las pasadas visiones de la apa-
rición fueron causadas por el ar-
diente efecto del reflejo de la
Luna poniéndose sobre el océ-
ano. En el museo del condado de
Yarmouth, Nickell examinó la
Piedra de Yarmouth, un canto ro-
dado de 185 kilos de peso que ha
sido traducido en varias ocasio-
nes como inscripciones rúnicas
de los primitivos exploradores es-
candinavos, japoneses, griegos,
húngaros o vascos. Tras analizar
la piedra y la evidencia histórica,
concluyó que el artefacto es segu-
ramente un timo.
Antiguo mago, detective pri-
vado y examinador de documen-
tos internacionalmente consul-
tado, Nickell es autor de quince
libros de investigación de lo pa-
ranormal incluyendo Crime
science, Secrets of the superna-
tural, Entities, Camera clues e
Inquest on the shroud of Turin.
Miembro del Comité para la In-
vestigación Científica de los Su-
puestos Hechos Paranormales
(CSICOP) y columnista de in-
vestigación de The Skeptical In-
quirer
, es doctor en Literatura
Inglesa por la Universidad de
Kentucky, especializado en in-
vestigación literaria. Como re-
sultado de sus investigaciones,
ha aparecido en docenas de pro-
gramas de noticias incluyendo
Dateline NBC, ABC 20/20,
CBS’ 48 Hours y Larry King Live,
de la CNN.
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