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el escéptico (2004) 9
Los organizadores confiamos en que este
curso cuente con nuevas ediciones en el futuro,
de modo que se consolide como una oferta única
por su amplitud y enfoque en nuestro país, con la
participación de entidades que como ARP-SAPC
tienen entre sus objetivos la potenciación de la
divulgación científica y la crítica racional a los
mal denominados “enigmas de la ciencia” y otras
creencias populares.
Inés Rodríguez Hidalgo y Ricardo Campo Pérez
¡A nosotros, que ya somos gatos
viejos, con ésas!
Como siempre, los diarios están llenos de fa
l-
sedades, ¿quién lo ignora en estos días aciagos
que nos ha tocado vivir? El dinero escéptico,
financiado por la CIA y el FBI, aflora por doquier
y sólo las mentes preparadas que realmente esta-
mos informados, gracias a pasarnos horas en
inmundos lavabos públicos de aeropuertos (entre
m acarras, proxenetas —que nos han hecho más de
una proposición sonrojante— y agentes de la CIA
que se niegan, entre risitas —nunca sabemos por
qué— a facilitarnos ninguno de sus datos persona-
les ni a mostrarnos ninguna prueba de lo que
dicen), en vez de hacer el absurdo de ir a com-
probar las cosas y resolverlas basándonos en los
datos que nos suministra la realidad y lo que
vemos (¿hay algo más falso que la realidad? Ya lo
dijo Heisenberg, o Demócrito, o un cuñado suyo
,
que ahora no me acuerdo).
Pues bien, el otro día leí que el artista Frederic
Perers, a pocos kilómetros de Cardona (Lleida), a
finales de agosto del año pasado, había escrito
sobre la tierra cultivable del Pla de Bergús la
palabra ‘Sempervivens’, de 25 metros de largo
por cien de ancho, con la tipografía Swiss721, rea-
lizada mediante un arado de cinco discos.
Pero, ¡a quién quieren engañar? Está claro que
no a nosotros (bueno, supongo), que tras los
dibujos de Nazca y los círculos campestres ingle-
ses sabemos que eso sólo puede ser obra de
gigantes o alienígenas, aunque los granjeros britá-
nicos se empecinen una y otra vez en decir que
han sido ellos. No hemos hecho caso a los cam-
pesinos del Reino Unido, ¿y le vamos a hacer
caso a un artistilla que reclama para sí la gloria de
un diseño marciano?
No y mil veces no, por pruebas y pruebas que
el contumaz artífice pueda llegar a proponernos.
N ada nos puede llegar a servir más que esas mis-
teriosas llamadas a medianoche, que nadie sabe
de dónde vienen, o que esos sueños que se meten
en nuestra cabeza cuando hemos tomado, quizás
en exceso, el néctar de Baco, no por honrar a tan
ilustre deidad, sino para facilitarnos el contacto
con inteligencias superiores a la humana y mejor
adentrarnos, guiados por ellos, en los saberes
ignotos que pueblan este mundo y que sólo nos-
otros, con nuestra pericia especial acreditada,
somos capaces de acometer.
Un artista ¡ja! ¿Qué dirán la próxima vez? ■
Alfonso López Borgoñoz
primer contacto
Pseudociencia
en la prensa
E
l periodista brasileño Valdir Pereira
Gomes ha realizado un trabajo sobre
Ciência e pseudociência na midia
[Ciencia y pseudociencias en los medios], para
su conclusión del programa de post-gradua-
ción en Comunicación Social de la
Universidad Metodista de Sao Paulo (Brasil).
Se trata de un análisis de las falsas ciencias
desde el periodismo científico, a partir de los
debates en el área de la llamada medicina
alternat
i
va, que generaron amplia discusión en
el diario
Correio Popular de Campinas (Estado
de Sao Paulo, Brasil). El tema debatido era la
homeopatía.
Entre las conclusiones del trabajo, destaca-
mos las siguientes:
— El periodista, en general, no tiene sufi-
cientemente clara la importancia de su papel
social en la formación de la opinión pública.
— La falta de preparación de los profesio-
nales de los medios provoca el analfabetismo
científico y, en consecuencia, la difusión de
temas pseudocientíficos.
— Los intereses del mercado suponen una
perturbación para difundir el conocimiento y
contribuyen al sensacionalismo de la noticia
científica. De este modo, su papel formativo se
convierte a veces en deformación.
— Las áreas de medicina y salud son las más
propicias para perturbar al público, debido a
su relación directa con la calidad de vida de la
población.
— Como consecuencia, la divulgación y el
análisis de informaciones de esta naturaleza
pueden producir confusión cuando se abor-
dan de modo inadecuado.
— Los temas situados en la frontera tenue
entre ciencia y pseudociencia, como las medi-
cinas alternat
i
vas, tienen consecuencias para la
sociedad, principalmente cuando los medios
no ofrecen análisis seguros y completos.
— En esta perspectiva, la desinformación del
público resulta más grave, como, por ejemplo,
en el caso de la homeopatía, reconocida como
especialidad médica por la Asociación Médica
Brasileña desde 1980. ■
Manuel Calvo Hernando
Premio Mario Bohoslavsky 2003