que montan expediciones buscando calamares
gigantes para mayor gloria de ellos mismos y sus
ventas de reportajes, un poquito de historia y
mitos... y ya has llenado el programa. Luego,
claro, el misterioso ser acaba siendo un fragmento
podrido de ballena, y eso se olvida conveniente-
mente, porque nunca es noticia la explicación
natural, sino el misterio sobrenatural.
O a uno le cae encima el programa hecho, porque
los militares mexicanos han decidido mandar a
tomar viento la racionalidad que se les supondría a
las instancias públicas y les ha dado por regalar un
avistamiento “anómalo” de tal forma que ni
siquiera investigaron mínimamente a Jaime
Maussán, un vendedor de platillos extraterrestres
que nunca ha tenido el menor empacho en defor-
mar la realidad para que no le fastidie una noticia
sorprendente, y aprovecha el Sr. Jiménez la oca-
sión para, una vez más, largar a los oyentes su
dosis de misterios ufológicos.
Por supuesto, en la entrevista que monta con
Maussán sólo le hace publicidad, y nunca un oyen-
te podrá saber qué catadura moral tiene. De paso,
invita a un científico que iba a hablar de otra cosa
y fuera de contexto consigue unas declaraciones
que le vienen estupendamente para cubrirse las
espaldas. Ese tipo de manipulación informativa
que haría rasgarse las vestiduras deontológicas a
cualquier periodista si se hiciera en otros asuntos.
Pero el “periodismo” paranormal, tiene patente de
corso.
Ahora, de nuevo, una alerta ovni como en los vie-
jos tiempos. Por supuesto, miles de personas
miran al cielo esa noche y creen ver las señales
extraterrestres. Aunque nunca pasa nada: en esas
alertas en la radio nunca vienen los hermanos del
espacio, pero todos acaban contentísimos de la que
han liado. Porque realmente no se hacen para otra
cosa.
Una pena: unas semanas antes de esa alerta de la
SER, en el cielo sí que estaba pasando algo
increíble: Venus transitando por delante del disco
solar. Algo que no sucedía desde 1882, y que reu-
nía a miles de aficionados a la astronomía en
medio mundo. Con mucho esfuerzo, y empleando
casi el boca a boca, los que amamos la astronomía
fuimos interesando cada vez a más gente para
hablar del tema, y sobre todo para observar el trán-
sito y poder medirlo, como se había hecho en los
siglos anteriores para poder conocer la escala del
Universo. Desde luego, se consiguió
mucho, y esta vez sí logramos ver un
fenómeno inusual en el cielo,
un verdadero prodigio extra-
terrestre. De esos, sin embar-
go, que a los que venden
misterios en la radio no les
interesa ni un poquito.
En definitiva, lo que tenemos
era ya rancio hace años: una
programación de radio, unas
revistas “de misterios” y
unas publicaciones que se
repiten continuamente
faltas de originalidad.
¡Alertas ovnis! Lo que
hay que ver en el ter-
cer milenio. Qué país...
Imagen de Venus, delante del disco solar el pasado 8 de
junio. (A. López)
Javier Armentia
E
n 1979 ya me parecía estúpido pensar que
por mucho que una radio convocara a todos
sus oyentes a mirar el cielo una noche en
busca del “hermano extraterrestre”, justo fueran a
aparecer en ese momento, en directo desde su
cadena amiga. Las memeces de Antonio-José Alés,
en la Cadena SER, eran ya bastante patéticas sin
esas demostraciones: esa insaciable búsqueda de
la notoriedad que exigía disponer siempre de la
exclusiva sobre el misterio insondable que la cien-
cia era incapaz de entender (o, peor aún, que ocul-
taba maliciosamente) obligaban al refrito, al
sesgo, a convertir todo en un burdo misterio. Al
gusto de la época, por supuesto.
Las alertas ovnis, sin embargo,
adquirieron una malsana popu-
laridad. Y, posiblemente, se
convirtieron también en uno de
los primeros casos de contra-
programación entre emisoras
rivales. Igual por eso acabaron
dejándose de hacer, salvo en
pequeñas radios locales en las
que ufólogos con afán de noto-
riedad y de ir haciéndose un
sitio en el mundo de lo para-
normal conseguían unas noches de promoción. Ya
se sabe cómo es esto del “periodismo” paranor-
mal: uno tiene que hacer méritos a base de hacer-
la más grande, más sorprendente, más bestialmen-
te increíble. Porque, desde luego, no es un mundo
donde se premie otra cosa que el saber auparte
pateando a los de abajo.
Uno se imaginaba a las tropas de la Confederación
Galáctica a punto de llegar siempre a la Tierra y
teniendo que adecuar las fechas de su largo y com-
plejo viaje a los dictados de estos santones de la
radio... “Comandante Kirk, me indican que han
cambiado la fecha de la alerta ovni de Mirapufos
del Condadote: lamento informarle de que debere-
mos esperar otro mes más escondidos tras la
Luna”. Cosas así.
Ahora, de la mano —otra vez— de la cadena de
radio más escuchada del país (“la SER informa”,
dicen; aunque en este caso podrían poner “la SER
deforma”) tenemos de nuevo la moda de las aler-
tas platilleras. Y de la mano del nuevo bastión de
las estupideces paranormales radiofónicas: Íker
Jiménez, un conocido periodista de lo paranormal
que ha sabido hacerse un hueco bien acogedor en
esa radio, y aprovechando para
publicitar los libros que escribe
sobre estos insondables miste-
rios, perfectamente prescindibles
si no fuera porque, tan llenos de
falsedades, son tomados como
reportajes periodísticos por
demasiados lectores.
Con pasmosa impunidad, en su
programa se construye un discur-
so delirante, el todo vale para
crear el misterio. Y con la habili-
dad de los mercachifles pseudo-
científicos, consigue elaborar un producto apto
para el consumo. Invitas a un científico de vez en
cuando, y recortas sus declaraciones para dejar lo
que te interesa. Charlas con un experto en lo que
sea, pero no le dejas salirse del tema que a ti te
interesa. Invitas a unos cuantos colegas para ir
promocionando de forma cruzada las revistas en
las que te promocionan a ti. ¿El tema? Es lo de
menos: un día puede montar una exclusiva con
conexiones interatlánticas porque ha aparecido
varado en una playa un extraño ser que la ciencia
desconoce, y lo mezclas con un poquito de cripto-
zoología, otro poco de promoción a los amiguetes
ALERTADOS
El programa de Íker Jiménez, anunciado en
la página web de la Cadena SER.
(Cadena SER)