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asunto, publicado el 17 de noviembre de 2004. La
acumulación de datos resultaba suficiente para des-
montar las historias de este fenómeno pretendida-
mente paranormal. Un periodista de El Mundo, Javier
Cavanilles, recogiendo la información que proporcio-
nábamos desde ARP-SAPC y con su propia investi-
gación periodística, sumó dos y dos, y obtuvo cuatro.
“Las nuevas caras de Bélmez fueron falsificadas por
unos ‘cazafantasmas’ en complicidad con el ayunta-
miento”, afirmaba en el titular del periódico el 28 de
noviembre de 2004. Y como coletilla: “El objetivo es
explotar comercialmente el fenómeno y favorecer el
turismo”. En el artículo se hacía mención al mono-
gráfico de EED. (Sigue siendo posible encontrarlo en
la Red, en la dirección http://digital.el-esceptico.org)
Por supuesto, la tormenta que despertó en el mun-
dillo pseudocientífico la crítica fue la más grande de
los últimos tiempos: acusaciones y amenazas, insul-
tos... la habitual munición. ARP-SAPC fue, como no
podía ser menos, acusada de estar detrás de todo, pero
como siempre hemos sido “los malos de la peli” la
situación no nos asustaba. Una carta a los medios de
comunicación, firmada por escépticos en una iniciati-
va montada en Internet que llevaba como dossier el
número especial de nuestro digital, y sobre la que se
hicieron eco los periódicos de Vocento, volvió a dar
publicidad al número especial de EED y a los artícu-
los de Cavanilles.
Era necesario un mayor contraataque a tanta explica-
ción racional: Amorós aparecía por todos los medios
de comunicación anunciando denuncias y más
denuncias. Y la alcaldesa de Bélmez, María Rodrí-
guez Arias, también se quejaba de las acusaciones. El
ayuntamiento de Bélmez aprobó emprender acciones
judiciales a mediados de enero de 2005. Paralelamen-
te, SEIP y algunos otros paranormalistas decidieron
encargar (al menos así lo anunciaron) “análisis cien-
tíficos independientes” que dejarían claro que las
nuevas caras no tenían origen artificial. Difícil de
comprobar algo así.
Han pasado los meses y ahora, a finales de marzo...
¿qué hay? El 9 de marzo, el Diario Jaén volvía a reco-
ger datos de la SEIP: nuevas caras en la casa natal de
María que siguen apareciendo, potenciadas por la
humedad del invierno frío de este año. Y según
Rafael Fernández, “coordinador” de la “investiga-
ción” por parte de la SEIP, se orientan por “el campo
electromagnético que genera la bombilla en el centro
de la estancia”. Igualmente se daba a conocer que
unos laboratorios a los que llaman entre comillas en
la noticia “Johnson” muestran que no hay pigmentos
ni pinturas en las muestras de cemento. Según el
“método Máñez”, sólo sería necesario agua y aceite...
Lo interesante es que prometen que pronto habrá un
informe oficial “de la Universidad de Sevilla”. De las
denuncias, nada se ha comentado. ¿Misterios para-
normales?
Los astrólogos no “cazan” plane-
tas, ni ná de ná...
Astrología y astronomía. Dos palabras con la homo-
fonía suficiente para que sean confundidas a menudo.
Demasiado a menudo. Y teniendo en cuenta que los
dos términos son tan diferentes, la confusión resulta,
a menudo, bochornosa. Es decir, que no vale la excu-
sa del parecido. “Poder” y “joder” se parecen aún
más y la gente no va por ahí equivocando una cosa
con otra, podríamos apuntar.
Sin embargo, la confusión es habitual. Una de las
últimas veces que hemos podido verla ha sido noto-
ria: en plena portada del suplemento que los domin-
gos viene con el periódico El País. En ella podíamos
leer el 6 de marzo de 2005: “Cazadores de planetas.
Astrólogos que rastrean el Universo en busca de
mundos desconocidos”
Para más inri, el “lapsus calami” se repetía en la por-
tada del mismo periódico, y se había introducido tam-
bién en el anuncio del suplemento del sábado ante-
rior. Para que no se diga, cuando se mete la pata, se
hace hasta el fondo.
el escéptico
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...Y Bélmez volvió a ser noticia
Ha sido aclamado como uno de los fenómenos para-
normales más significativos de España, y en cierto
modo debemos darles la razón: muestra cómo algo
sin mayor relevancia puede mantenerse con la impu-
nidad de los divulgadores de misterios a lo largo de
varios decenios repitiendo una y otra vez los mismos
(escasos) argumentos, convirtiendo estupideces como
lo de jugar a las psicofonías o hacer pseudohistoria
revisando muertes más o menos truculentas de la
Guerra Civil y mezclarlo todo en un batiburrillo irra-
cional, pero del gusto de lo que se vende en este país:
misterios insondables, ocultación de las autoridades,
negación de los escépticos... todo ello servido en pro-
gramas de radio de mayor o menor éxito, libros sen-
sacionalistas y el habitual colocarse medallitas de
unos tales investigadores.
La muerte a comienzos de febrero de 2004 de la pro-
pietaria de las caras, María Gómez Cámara, con
quien nació en 1971 el sorprendente caso de las “tele-
plastias” de Bélmez que se vendían a 10 pesetas (más
la voluntad), parecía poner punto final al asunto. Se
habló al poco de una pretendida atenuación de las
imágenes, una desaparición que parecía probar una
de las habituales explicaciones pararnormalistas:
María “canalizaba” algunas energías capaces de crear
las caras y de mantenerlas. Muerta ella, se borrarían.
No fue así, como rápidamente se ocuparon de hacer
saber en las revistas del ramo.
Comenzó también, al poco, la especulación sobre la
posible compra de la casa, las iniciativas de algunos
listillos para conseguir crear un Museo de las Caras,
iniciativa que no descartaba un ayuntamiento que
siempre ha sabido que si Bél-
mez de la Moraleda existe para
el resto de los españoles es por
esas figuras pintadas en el
cemento. Cifras multimillona-
rias se comenzaron a barajar, y
los herederos de María se debían
estar frotando las manos. Pero
pasaba la primavera, y el vera-
no, y nada había de ese Tele-
plastic Park
ni de los millones
tan esperados.
Y entonces llegó una peculiar
agrupación de pretendida inves-
tigación paranormal, la Socie-
dad Española de Investigaciones Parapsicológicas,
dirigida por el no menos peculiar Pedro Amorós. Uno
de los promotores, precisamente, de ese Centro de
Interpretación. A lo largo del mes de septiembre,
según el mismo Amorós fue contando, realizaron
pruebas en el suelo de otra casa de Bélmez: la casa
natal de María. Una fregona, agua y aceite, eran los
nuevos instrumentos de los descubridores (¿o pinto-
res?) de caras. Evidentemente, aparecieron nuevas
caras. Y en octubre de 2004 se daba a conocer la
novedad. Y surgía la polémica: las nuevas caras eran
aún más absurdas que las antiguas, más burdas, más
increíbles si cabe. Y Francisco Máñez, que había
estado por Bélmez con Amorós daba a conocer el
método de aparición de las nuevas caras. O al menos
uno posible, que funcionaba, y que además producía
idénticos resultados.
El revuelo mediático volvió a Bélmez. Nuevas caras
y una nueva casa (esta, por cierto, mucho más barata
que la original en el mercado, cabe suponer). No es
extraño que muchos otros habitantes de Bélmez deci-
dieran colaborar con el misterio insondable, descu-
briendo también caras en sus casas. Quince casas,
según se publicó en la prensa a comienzos de
noviembre, en plena explosión de fenómenos para-
normales en Jaén... o bien, como la parsimonia racio-
nal indica pensar, que más o menos todos habían
visto que pintar caras en el cemento es relativamente
sencillo y, de esta manera, uno conseguía su minuto
de gloria mediática.
El Escéptico Digital (EED), publicación electrónica
de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Críti-
co, compiló un amplio dossier informativo sobre el
PRIMER CONTACTO
el escéptico
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Javier Armentia
Foto: Félix Ares y Gabriel Naranjo
Foto: Félix Ares y Gabriel Naranjo