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el escéptico
120
C
uando Sherlock Holmes (en “La estrella de
plata” —The Silver Blaze—) pidió al Dr. Wat-
son que considerase el “curioso incidente” de
la noche anterior, en el que estaba implicado un
perro, Watson respondió que no había sucedido nada.
“Ese fue el incidente curioso”, observó Holmes.
Dicha pista permitió a Holmes deducir que el asesino
debía haber sido alguien familiar a la víctima, dado
que el perro no había ladrado cuando apareció el ase-
sino. La mayoría de la gente hubiera pasado por alto
ese importante indicio debido a que la mayoría de la
gente, como Watson, presta poca atención a las cosas
que no ocurren —a las no-ocurrencias— (Ross,
1977).
Lo que no sucede es importante también en otras
situaciones. Al formar sus creencias sobre causas y
efectos, las personas normalmente se centran en
casos en los que la causa y el efecto ocurren de forma
cercana.
Los estudios con grupos de control que impliquen la
ausencia de la causa tienden a ser descuidados aún
cuando tales grupos son esenciales para establecer la
causalidad. De hecho, la inclusión de grupos de con-
trol en el diseño de experimentos no logró una popu-
laridad generalizada hasta la publicación del Sistema
de Lógica
de John Stuart Mill en 1887. Los científi-
cos no reconocieron la importancia crítica de un
grupo de control hasta fechas relativamente recientes
de la historia de la ciencia porque incluso los cientí-
ficos son notablemente insensibles a la ausencia de
una propiedad (tal como la ausencia de una causa).
Otro ejemplo sorprendente de la dificultad que expe-
rimenta la gente cuando intenta pensar sobre los que
podríamos llamar no-incidentes es evidente en la his-
toria del cero. Los símbolos numéricos aparecieron
por primera vez hacia el 3400 a.C. Sin embargo, no
hubo un símbolo del cero hasta muchos siglos des-
pués, cuando los matemáticos comenzaron a usar el
cero para sustituir los espacios en blanco como forma
de distinguir entre números 1, 10, 100, 1000, etc.
(Ifrah, 1985). El cero sirvió como un mera forma de
ayuda a la representación y no fue usado como sím-
bolo para la nada o la ausencia de cantidad hasta el
800 d.C. A los antiguos matemáticos les costó miles
de años desarrollar el concepto crucial de cero.
En la vida cotidiana, los consumidores normalmente
toman decisiones basándose en aspectos minúsculos
de productos descritos en anuncios y otros materiales
DESCUIDO
DE LA OMISIÓN
La IMPORTANCIA de la
INFORMACIÓN AUSENTE
Frank R. Kardes y David M. Sanbonmatsu
Aunque con frecuencia la información ausente es importante, sorprendentemente las per-
sonas no son sensibles a las omisiones (o a las opciones, rasgos, cuestiones o posibilida-
des no mencionadas). El descuido de las omisiones importantes tiene consecuencias gra-
ves para la toma de decisiones.
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el escéptico
121
Descuido de la omisión...
promocionales sesgados (Kardes, 2002). ¿Por qué la
gente desea tomar decisiones basadas en fragmentos
de información proporcionada por fuentes claramen-
te partidistas? Las personas están acostumbradas a
usar cualquier evidencia que esté disponible —por
escasa que sea— a costa de otra información que los
persuasores no mencionan (Sanbonmatsu, Kardes,
Houghton, Ho y Posavac, en prensa).
El descuido de lo que se omite (la insensibilidad
hacia las opciones, rasgos, cuestiones o posibilidades
no mencionadas) es especialmente problemático dada
la naturaleza del mundo. La cantidad de información
usada para describir las diversas alternativas —tales
como diversos candidatos políticos, demandantes de
trabajo, acusados, bienes de consumo, productos para
la salud o posibles resultados de decisiones— nor-
malmente varía de forma importante según las situa-
ciones. Los informes, las charlas, las entrevistas, los
anuncios y la cobertura mediática proporcionan
diversos niveles de detalle sobre diferentes alternati-
vas. Algunas alternativas se discuten largamente,
mientras que otras sólo se describen brevemente. En
alguna medida, casi todo está descrito en términos de
evidencia limitada, incompleta o fragmentaria.
CREENCIA Y EVIDENCIA
La investigación sobre el descuido de lo que se omite
ha mostrado que la gente a menudo no es capaz de
detectar la ausencia de información que no esté pre-
sente aunque sea importante, y esto la lleva a formar-
se creencias sólidas sobre la base de pruebas débiles
(Sanbonmatsu et al., 1991, 1992, 1997). Las creen-
cias sólidas son creencias completamente extremas
(altamente favorables o altamente desfavorables pese
a que las pruebas disponibles sean sólo moderada-
mente favorable o desfavorables) y que se mantienen
con un alto grado de confianza. Por lo general, la
gente se forma unas creencias más extremas cuando
está disponible más información en vez de menos
(por efecto del tamaño del conjunto: ver Anderson,
1891). Sin embargo, cuando las personas son insensi-
bles a lo que se omite, se forman creencias extremas
sin tener en cuenta lo poco que se sabe sobre un tema
(Sanbonmatsu et al., 1991, 1992, 1997, en prensa).
Por ejemplo, las personas deberían hacer evaluacio-
nes más favorables de una cámara fotográfica cuando
la cámara ejecuta bien ocho atributos en vez de sólo
cuatro. No obstante ello, cuando los consumidores
desconocen, o conocen poco, sobre cámaras, tienen
actitudes favorables hacia la cámara elegida de modo
similar, sin tener que ver la poca o mucha informa-
ción que se les ha presentado (Sanbonmatsu et
al.,
1992). Sólo el pequeño subconjunto de consumi-
dores que son grandes conocedores de cámaras tienen
actitudes más favorables cuando la cámara elegida se
describe por los ocho (frente a los cuatro) atributos
favorables.
Resultados similares se observan en los juicios por
inferencias
(aquellas valoraciones que van más allá
de la información que se ha proporcionado: ver San-
bonmatsu et al., 1991). Las inferencias de los consu-
midores fueron más extremas y se mantuvieron con
mayor confianza cuando recordaban poco que cuan-
do recordaban mucho; con frecuencia las personas
son más confiadas cuando están más erradas. Cuando
los consumidores tuvieron que inferir la durabilidad
de la bicicleta inmediatamente después de leer su des-
cripción, se dieron cuenta que no había ninguna
información sobre dicha cuestión y, por ello, hicieron
unas inferencias moderadamente favorables sobre lo
que la bicicleta podía llegar a durar. Sin embargo,
cuando los consumidores hacían la inferencia sobre
lo que podía llegar a durar una semana después de
leer la descripción, éstas eran extremadamente favo-
rables y se mantenían por ellos con confianza. Este
resultado se observó aún cuando los tests de memoria
revelaron que después de una semana la gente olvida
la mayor parte de la información que se le ha presen-
tado. Es decir, las inferencias de los consumidores
fueron más extremas y se mantenían con mayor con-
fianza cuando recordaban poco que cuando recorda-
ban mucho (el efecto recordar menos e inferir más).
En otras palabras, las personas a menudo son más
confiadas cuando están más erradas.
Las inferencias también están influidas por las creen-
cias sobre la fortaleza de la relación entre la informa-
ción presente y la ausente. Cuando la información
presente y la ausente están muy relacionadas, la gente
puede hacer inferencias sobre información no men-
cionada que están basadas en la información presen-
tada.
Las inferencias de los consumidores
fueron más extremas y se mantuvie-
ron con mayor confianza cuando
recordaban poco que cuando recor-
daban mucho; con frecuencia las per-
sonas son más confiadas cuando
están más erradas.
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el escéptico
122
Por ejemplo, muchos consumidores asumen que el
precio y la calidad están muy relacionados (la calidad
crece cuando el precio crece: tienes lo que pagas).
Consecuentemente, los consumidores infieren que un
alto precio es señal de gran calidad. Sin embargo, es
poco probable que los consumidores intenten hacer
inferencias sobre un atributo ausente si no se dan
cuenta de que la información está ausente. Cuando se
presenta una gran cantidad de información sobre un
producto y se presenta una pequeña cantidad sobre
otro, los consumidores son menos sensibles a la
información ausente cuando el producto descrito con
mayor cantidad de información se presenta en primer
lugar en vez de en segundo lugar (Kardes y Sanbon-
matsu, 1993). Por tanto, es menos probable que la
gente haga inferencias y es más probable que prefie-
ra los dos productos igualmente cuando el producto
descrito por la mayor cantidad de información se pre-
senta primero.
PRESTAR ATENCIÓN A NADA
Los resultados de la investigación publicada por San-
bonmatsu, Kardes y otros colegas sugiere que el des-
cuido de la omisión tiene lugar porque la información
ausente no parece tan importante como para prestar
atención. En la medida en que esto es cierto, el des-
cuido de la omisión se reduce cuando se refuerza la
importancia de la información ausente. Esto puede
comprobarse manipulando variables de motivación y
de contexto que incrementan la sensibilidad a las
omisiones y conducen a juicios más adecuados. Se
hacen juicios más moderados cuando la gente es sen-
sible a las omisiones debido a un aviso explícito de
que la información proporcionada es incompleta
(Sanbonmatsu el al., 1992), debido a que tienen nive-
les muy altos de conocimiento previo sobre el objeto
o la cuestión elegida (Sanbonmatsu et al., 1991,
1992) o debido a procesos de comparación en los que
resulta completamente obvio que algunos objetos se
describen mediante una gran cantidad de información
mientras que otros se describen mediante una canti-
dad pequeña (Sanbonmatsu et al., 1997, en prensa).
Los juicios moderados son más exactos que los jui-
cios extremos cuando la información es limitada
(Griffin y Tversky, 1992), se actualizan más rápida-
mente cuando se dispone de nueva información
(Cialdini, Levy, Herman y Evenbeck, 1973) y son
más justificables ante uno mismo o ante otros (Lerner
y Tetlock, 1999, Shafir, Simonson y Tversky, 1993).
Aunque, generalmente, las creencias son más razona-
bles cuando las personas son sensibles a las omisio-
nes, tal conciencia es muy difícil de fomentar. Con
frecuencia y de forma típica, la gente no presta aten-
ción a las omisiones. La investigación sobre la ten-
dencia a aprender más rápidamente cuando un rasgo
o símbolo distintivo está presente en vez de ausente
ha mostrado que la gente encuentra muy difícil apren-
der que la ausencia de un rasgo es informativa (New-
man, Wolff y Hearst, 1980).
Incluso cuando la presencia o ausencia de un rasgo es
informativa por igual, la relación entre el rasgo pre-
dictivo y el suceso deseado (por ejemplo: comida,
agua, respuesta positiva) se aprende más rápidamen-
te cuando el rasgo está presente que cuando está
ausente. El efecto del rasgo-positivo es tan ubicuo
que se ha observado tanto en humanos como en palo-
mas, ratas, gatos y monos, y los niños y los animales
más jóvenes nunca aprenden que la ausencia de un
rasgo es informativa (Newman et al., 1980).
La investigación sobre el efecto del árbol de fallos
(fault tree) también muestra que es extremadamente
difícil hacer que la gente sea sensible a las omisiones
(Russo y Kolzow, 1994). Un árbol de fallos es una
lista de posibles razones para el fracaso de un sistema
(por ejemplo, una lista de posibles razones de por qué
un automóvil no arranca o una máquina funciona
mal). Muchos gerentes creen que un árbol de fallos es
un dispositivo útil para resolver problemas, que
ayuda a los empleados ocupados a identificar más
rápidamente la causa de un problema. Es más fácil
consultar una lista que pensar sobre todas las cosas
que pueden ir mal desde el principio. Los árboles de
fallos se usan normalmente para problemas en siste-
mas complejos, tales como los dispositivos que se
usan en los aviones y en las plantas de energía nucle-
ar. Sin embargo, cuando las personas usan los árboles
de fallos, sistemáticamente subestiman la probabili-
dad de que la causa principal del problema pueda ser
una alternativa no listada. Este resultado se observa
sin que importe si se incluyen muchas o pocas posi-
bilidades en el árbol de fallos (siendo análogo al
resultado de que las creencias extremas se forman
sin que importe el que se presenten muchos o
pocos atributos en la descripción de un producto;
ver Sanbonmatsu et al., 1992).
La información omitida tampoco se toma en cuenta
en la paradoja de Ellsberg (descubierta por el famoso
economista que asesoraba al presidente Nixon): las
personas prefieren apostar sobre probabilidades
conocidas que sobre probabilidades desconocidas
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el escéptico
123
Descuido de la omisión...
(Fox y Weber, 2002). La mayoría de la gente es indi-
ferente entre rojo y negro cuando apuestan a si una
bola roja o negra será extraída de un recipiente com-
puesto por la mitad de bolas negras y la mitad de
bolas rojas. La mayoría de la gente también es indife-
rente entre rojo y negro cuando apuestan a sacar una
bola roja o negra de un recipiente con bolas rojas y
negras con una distribución desconocida. Sin embar-
go, cuando se les pide elegir entre los dos recipientes,
la mayoría prefiere apostar al recipiente con la distri-
bución 50/50 que al recipiente con la distribución
desconocida. Lo mismo que en el caso de los contex-
tos comparativos (por ejemplo, los contextos de jui-
cios que implican descripciones de más de un pro-
ducto) se incrementa la sensibilidad hacia los atribu-
tos no presentes (por ejemplo, Sanbonmatsu et al.,
1997, en prensa), también sucede que los contextos
comparativos (esto es, contextos de elección que
implican más de una jugada) incrementan la sensibi-
lidad hacia las probabilidades no presentes (Fox y
Weber, 2002).
RAZONAMIENTO DE CAUSA Y EFECTO
Las personas son insensibles a los casos no presentes
(así como a los atributos, rasgos, posibilidades y dis-
tribuciones de probabilidad ocultos), lo que hace difí-
cil estudiar la relación entre dos variables (por ejem-
plo, X e Y, nubes y lluvia, medicina holística y buena
salud). La gente a menudo enfoca sobre los casos que
suponen la presencia de ambas variables e ignora los
casos que implican la ausencia de una o ambas varia-
bles (para una revisión de la estimación de covarian-
za, ver Gilovich, 1991 y 1997; Nisbett y Ross, 1980;
Sanbonmatsu, Posavac, Kardes y Mantel, 1998).
Estadísticamente, las cuatro celdas de la tabla de con-
tingencia de 2 (X presente o ausente) por 2 (Y presen-
te o ausente) son igualmente importantes (ver Tabla
1
). Sin embargo, la mayor parte de las personas se
centran exclusivamente en la celda X presente/Y pre-
sente. Esto puede llevar a ver relaciones que no exis-
ten. Por ejemplo, si un gran número de personas que
toman medicinas holísticas gozan de buena salud (X
presente/Y presente), mucha gente concluirá que las
medicinas holísticas son beneficiosas.
Esta conclusión no está garantizada, sin embargo,
dado que un gran número de personas que toman
medicinas holísticas no gozan de buena salud (X pre-
sente/Y ausente), un gran número de personas que no
toman medicinas holísticas disfrutan de buena salud
(X ausente/Y presente) y un gran número que no
toma medicinas holísticas no disfruta de buena salud
(X ausente/Y ausente).
Al intentar evaluar la exactitud de sus creencias, las
personas se centran más en las pruebas que las apo-
yan que no sobre las que no lo hacen (para revisiones
del sesgo de confirmación, ver Gilovich, 1991, 1997;
Nisbett y Ross, 1980; Sanbonmatsu, Posavac, Kardes
y Mantel, 1998). Aunque este sesgo es más pronun-
ciado cuando las personas quieren proteger sus creen-
cias, ocurre incluso cuando intentan ser objetivas.
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el escéptico
124
Las pruebas que apoyan la ocurrencia de un resultado
esperado es digna de atención y memorable. La evi-
dencia que no apoya el que no suceda un resultado
esperado es ignorada o descontada como casual.
Consiguientemente, las creencias tienden a ser nota-
blemente resistentes a las pruebas y perseveran las
que son erróneas sobre psicología, negocios, derecho
y medicina. Por ejemplo, mucha gente cree en la ESP
(percepción extrasensorial) y la persuasión sublimi-
nal a pesar de la falta de pruebas científicas sobre
estos fenómenos. Los inversores siguen creyendo que
pueden superar el mercado de existencias aún cuando
los más sofisticados modelos matemáticos (por ejem-
plo, la regresión no lineal o la teoría del caos) son
incapaces de hacerlo. Los jurados creen que sus vere-
dictos no están influidos por pruebas inadmisibles, a
pesar de las pruebas a favor de lo contrario, y los
pacientes gastan millones en medicinas holísticas
inútiles, en clínicas de laetril
1
, en cirujanos psíquicos
y sanadores por fe (Gilovich 1991).
La gente es tan insensible a tantos tipos diferentes de
omisiones que desarrollar procedimientos efectivos
para eliminar sesgos es desalentador. Pese a ello, la
investigación sobre este tema sugiere que quizás no
es necesario animar a las personas a pensar sobre
omisiones específicas (Sanbonmatsu et al., 1997). En
vez de ello, con sólo incrementar la conciencia de que
algo está ausente, incluso si no se sabe bien qué es,
puede mejorar los juicios y la toma de decisiones.
Después de leer una gran cantidad de información (en
vez de una pequeña cantidad) sobre un tema irrele-
vante (por ejemplo, semillas de soja), los consumido-
res hacen evaluaciones más moderadas y apropiadas
de un producto descrito brevemente (por ejemplo, un
coche o una cámara). Detectar las omisiones no
especificadas ayuda a las personas a reconocer
que sus juicios están basados sobre pruebas limi-
tadas o débiles.
Una forma de reducir el grado en el que las personas
sobrestiman la importancia de la información presen-
tada es estimularlas a considerar una gama amplia de
atributos pidiéndoles que evalúen dos productos des-
critos por diferentes dimensiones de atributos. Otro
modo es pedirles ordenar la importancia de cada atri-
buto de una lista grande de atributos antes de pedirles
que lean una breve descripción de un producto.
Para resumir, los juicios inapropiadamente extremos
y sostenidos de forma confiada se forman cuando las
personas sobrestiman la importancia de la informa-
ción que se les ha presentado y subestiman la impor-
tancia de la información que se les ha omitido. Es
sorprendente que las personas se centren tan rápida-
mente y tan fuertemente sobre la información que se
les ha presentado, dado que la presencia o ausencia
de información sobre un atributo no tiene influencia
sobre la importancia objetiva del mismo (por ejem-
plo, los litros por kilómetro que consume un vehícu-
lo es un atributo siempre importante aunque no se
proporcione información sobre este dato en una
marca de coches específica). Este efecto es tan fuerte
que la información presentada puede realmente inter-
ferir con la capacidad para pensar sobre la informa-
ción no mencionada. Mientras más se centra la gente
sobre la información presentada, más difícil puede
ser tomar en cuenta los atributos que no fueron inclui-
dos en una descripción del producto.
Nuestras mentes pueden haber evolucionado para
procesar los estímulos que nos encontramos, no los
estímulos que no nos encontramos. La presencia de
un predador es un suceso relativamente raro que
requiere atención y acción inmediatas. Por el contra-
rio, la ausencia de un predador es un suceso corrien-
te que no origina interés inmediato. Dado que los
estímulos encontrados con escasa frecuencia son más
informativos, es más eficiente centrarse sobre estímu-
los encontrados en vez de sobre estímulos ausentes.
Sólo si se aprende un gran número de asociaciones de
estímulo-resultado se hace innecesario desarrollar un
sistema que controle la ausencia de relaciones entre
estímulos y resultados (Newman et al., 1980). Conse-
cuentemente, las asociaciones entre cosas que ocurrer
se aprenden con más facilidad que las asociaciones
que implican cosas que no ocurren.
Las personas están acostumbradas a hacer juicios y
tomar decisiones basadas en cualquier información
que encuentran. Sin importar cuánta y qué informa-
ción se use, el descuido de la omisión es común por-
que la información ausente no es sobresaliente, las
personas sobrestiman la importancia de la informa-
Mientras más se centre la gente
sobre la información presentada, más
difícil puede ser considerar atributos
que no han sido incluidos en una
descripción del producto.
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el escéptico
125
ción ya disponible y la información presentada inter-
fiere con la capacidad de pensar sobre la información
ausente. Es tan importante pensar críticamente sobre
lo que no sabemos como sobre lo que sabemos.
NOTA
1. Nota de redacción:
El laetrile, letrile, laetril,
amigdalina o nitrilosida (o vitamina B17) es una
sustancia elaborada normalmente a partir de semi-
llas de albaricoque (es.wikipedia.org/wiki/Vitami-
na_B17), por ciertas falsas inferencias, se emplea
como fármaco ‘alternativo’ contra el cáncer en algu-
nas pseudoclínicas mexicanas. En una de ellas
murió en el año 1980 el conocido actor estadouni-
dense Steve McQueen mientras era tratado. Su uso
está comúnmente restringido por una posible apari-
ción de toxicidad por el cianuro
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Traducción de Mª Teresa González de la Fe, del
original “Omission neglect: the importance of
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Abril, 2003, que publicamos con todos los permisos.
Descuido de la omisión...