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Akásicos, registros.  El término akásico proviene de la 

expresión sánscrita akasha, que significa un teórico medio 

universal de alguna clase. Podría compararse vagamente con 

el “éter” cuya existencia presumía la ciencia en otros tiem-

pos. Estas sustancias insustanciales no se sustentan.

Se supone que estos “registros” contienen datos de todo 

cuanto haya sucedido, está sucediendo esté sucediendo o 

sucederá alguna vez vaya a suceder en todo el universo, al 

estilo de los registros de Hacienda

1

. Esta idea fue adoptada, 

predicada y popularizada por H.P. Blavatsky como parte de 

la religión de la Teosofía. Actualmente, el término se refle-

ja en el punto de vista “holístico” de los seguidores de  la 

Nueva Era.

Muchos    videntes,  principalmente Edgar Cayce y  Ru-

dolf Steiner, afirman, sin especificar cómo, haber obtenido 

su información de estos registros. Esta afirmación es impo-

sible de comprobar.

Acadio-Caldeas, inscripciones.  Desde  el  siglo  VII a. 

C.,  en el reinado de Asurbanipal, estos documentos de la 

Biblioteca Real de Nínive están entre las escrituras mági-

cas más antiguas conocidas. Consisten en su mayor parte 

en exorcismos contra todo tipo de demonios. No son ahora 

más útiles que entonces, pero son fascinantes como regis-

tros históricos de la eterna fascinación del hombre con estos 

conceptos. 

Aksakof, Alexandre.  (¿1832-1880?)  Un espiritualista 

ruso muy rico y hombre de estado que, no teniendo nada 

mejor que hacer, llevó a los médiums Henry Slade Eusa-

pia Palladino a Rusia. Por insistencia suya, se estableció un 

Comité Científico Ruso para investigar las afirmaciones espi-

ritualistas,  pero no realizó trabajos dignos de consideración.

Alberto Magno. (¿1205-1280?)  Se llamaba Alberto de 

Colonia, filósofo cristiano y  dominico de buena cuna quien, 

por  un  breve  espacio  de  tiempo,  sirvió  como  obispo.  De-

fendió la obra de Aristóteles que se alineaba con la doctrina 

de la iglesia, escribió y llevó a cabo experimentos sobre al-

quimia  y teorizó también sobre magia. Se rumoreaba que  

Una

 

enciclopedia

 de las 

afirmaciones, fraudes y engaños de 

lo oculto y lo sobrenatural

tercera entrega

James Randi

había descubierto la piedra filosofal y que podía controlar el 

tiempo atmosférico. Fue un escritor muy prolífico.

Se decía que había dedicado treinta años a fabricar lo que 

hoy llamaríamos un androide, una figura de latón con forma 

humana y dotado de palabra. Cuentan que lo destruyó Santo 

Tomás de Aquino porque las respuestas a sus preguntas lo 

dejaron perplejo.

La verdadera obra de Alberto, y la que resultó potencial-

mente útil, trataba sobre remedios herbales, cuyos efectos, 

Alexandre Askakof (Foto: Wikimedia Commons

)

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el sexto, siguió un camino distinto cuando concedió cuatro 

nombramientos a unos sinvergüenzas que le aseguraron que 

podían fabricar oro de todo tipo.

Pero, en todo este tiempo, los alquimistas realizaron mu-

chas aportaciones verdaderamente valiosas al conocimien-

to, aunque se les escaparan descubrimientos básicos como 

los elementos químicos y la manera en que éstos forman las 

sustancias  compuestas.  Sus  “elementos”  básicos  eran  fue-

go, aire, tierra y agua, y creían que todas las sustancias eran 

combinaciones de azufre, mercurio y sal común, de los que 

afirmaban que se componían de los cuatro “elementos”.

En tiempos modernos, hubo una gran revuelo entre quie-

nes aún se aferraban a la alquimia cuando se comprobó que 

todos los elementos reales están compuestos por el mismo 

tipo de partículas (electrones, protones, neutrones) en dis-

tintas proporciones; hubo quien asumió inmediatamente 

que por fin era posible ese proceso de transmutación busca-

do desde hacía tanto tiempo. Verdaderamente, los elemen-

tos hoy en día se transmutan, átomo a átomo, mediante un 

bombardeo con partículas subatómicas de alta energía; ahora 

bien, esto se parece a la noción que tenían los alquimistas 

como se parecería el vuelo espacial con cohetes a alcanzar la 

órbita saltando con zancos. 

Finalmente, cuando la alquimia se purgó de disparates y 

errores, se convirtió en química. (véase también elementos 

Paracelso).

Alexander (mentalista, 1880-1954). Presentado en 1900 

como “El Hombre que Conoce”, Claude Alexander hacía en 

la primera mitad de su espectáculo una representación de 

magia de estilo oriental según los cánones, pero a pesar de 

la gran calidad de su prestidigitación, la audiencia esperaba 

impacientemente las preguntas y respuestas de la segunda 

mitad.

Vestido con turbante y túnica orientales, Alexander pedía 

al público que escribieran las preguntas en trozos de papel 

que después se doblaban, reunían y esparcían sobre una mesa 

ante el artista. Entonces se llevaba a la frente cada papel, 

parecía adivinar la pregunta y entonces daba una respuesta 

adecuadamente misteriosa y provocativa.  Aunque era obvio 

que se trataba de un ilusionista y empleaba trucos, el público 

devoraba todo lo que decía y quería más. Sirva esto como 

tributo a su talento y como muestra de la gran carencia de 

juicio de los espectadores.

(Véase Método de ventaja).

Alfridarya  (véase Astrología).

Alpha, proyecto  (véase Psicoquinético).

Althotas  (véase Cagliostro).

American Society for Physical Research (Sociedad 

Americana para la Investigación Psíquica) (ASPR).  Fun-

dada en 1885 en Boston por el psicólogo William James para 

estudiar y registrar afirmaciones en torno a lo sobrenatural, 

lo oculto y especialmente sobre la vida después de la muerte; 

tomó como modelo a la Sociedad para la Investigación Psí-

quica (SPR) de Londres, de la que se independizó en 1905. 

Sufrió numerosas crisis institucionales, y cambió muchas 

veces de dirigentes y de sede social. Su secretario en 1887 

dadas las limitaciones intelectuales de su tiempo, no pudo 

distinguir de la magia.

Alchabitius  (véase Abdekazys).

Alquimia y alquimistas.  La alquimia, que nació hacia 

el año 100 y floreció en época medieval, era un arte que se 

basaba parte en la experimentación, y parte en la magia. Los 

primeros investigadores de los procesos naturales centraron 

su investigación en una sustancia mítica que conocían como 

piedra  filosofal  (la  palabra  “piedra”  se  refiere  a  cualquier 

sustancia mineral en general), a la que se le atribuían propie-

dades valiosas como el poder de sanar, de prolongar la vida 

y de transformar los metales simples en metales preciosos 

como el oro. Se buscaba afanosa -y comprensiblemente- esa 

sustancia, y los ricos de la época patrocinaban a los que les 

prometían la piedra, igual que los millonarios actuales cor-

tejan y apoyan a  los inventores de  las máquinas de movi-

miento perpetuo y a otros que se atribuyen poderes místi-

cos. Las expectativas de éxito eran entonces, y son ahora, 

igual y perpetuamente fútiles.

Los  tres  objetivos  generales  de  los  alquimistas  -trans-

mutar  el  metal  en  oro,  prolongar  la  vida  indefinidamente, 

y la obtención de vida artificial- fracasaron. Muy pocos al-

quimistas consiguieron algún éxito, pero se dice que murió 

muy rico el fraile parisino Nicolas Flamel (1330-1418), que 

afirmó haber encontrado el secreto de la trasmutación. En 

el año 1400, el cauto Enrique IV de Inglaterra aprobó una 

ley contra el “arte de la multiplicación” que se refiere a la 

creación de oro o plata mediante alquimia. Otro Enrique, 

Alberto Magno (Foto: Wikimedia Commons)

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fue Richard Hodgson, un investigador puntero de las afirma-

ciones sobre videncia..

Su sede social se encuentra actualmente en Nueva York, 

en la esquina de la calle 5 Oeste con la 73 (distrito postal NY 

10023), y posee una completa biblioteca y salas de estudio 

donde sus miembros persiguen quimeras diversas.

Amuleto (del Arabe hamulet, que significa “lo que está 

suspendido”). Un objeto mágico diseñado más como protec-

ción que para conferir poder o fuerza, que es la función del 

talisman. A menudo se fabrican de plástico vendiéndose en 

tiendas de brujería o en las tiendas de recuerdos de los aero-

puertos a los pasajeros nerviosos.

Por lo general se usa con una cuerda o cadena sobre el 

cuello.

Ángel.   En teología, un ser de rango inmediatamente in-

ferior a los dioses. Si los ángeles tienen sexo o algún interés 

o capacidad sensuales ha despertado cierto interés entre los 

filósofos y los curiosos más entrometidos. Y, sorprendente-

mente, en ninguna parte de la Biblia se mencionan las alas 

de los ángeles.  Parece ser que estos apéndices fueron in-

ventados por artistas medievales, y que esta idea atractiva 

la recogió y empléo desde entonces todo el mundo, sin que 

nadie hiciera preguntas. 

El jefe de los ángeles es Miguel, un arcángel que manda 

sobre Anael, Gabriel, Uriel, Rafael, Samuel y Zerachiel. El 

puesto es vitalicio, y Miguel es inmortal.  

Ángeles de Mons.  El 29 de septiembre de 1914, el pe-

riódico londinense Evening News publicó una encantadora 

historia de ficción de Arthur Machen titulada “The Angels of 

Mons”. La historia contaba que el santo patrón de Inglaterra, 

San Jorge, apareció en la Batalla de Mons, en Bélgica (23 

de agosto de 1914), en compañía de una tropa de ángeles 

genuinamente ingleses que empuñaban arcos y hacían llover 

flechas sobre el enemigo, ayudando así a las tropas británi-

cas en su retirada de ese célebre choque.

Era una historia tan atractiva que se diseminó internacio-

nalmente,  y se dio pronto por cierta. Algunos veteranos de 

Mons  llegaron  a  decir  que  habían  visto  personalmente  en 

persona a los ángeles en la batalla.

Hoy en día sigue creyéndose en la leyenda debido a su 

periódico resurgimiento acrítico,  y a la narrativa renovada 

y mejorada que hacen los periodistas. Los místicos la citan 

para demostrar que Dios apoya a las Fuerzas del Bien.

Anima mundi.  Se trata de la idea del  “alma del mundo”, 

aceptada por místicos como Paracelso entre muchos otros. 

Es una expresión del concepto de que existe una especie de 

espíritu que lo impregna todo y que es la “fuerza vital” que 

hay detrás de toda la vida y la energía.

(véase también magnetismo animal).

Animal, magnetismo.  Muchas  culturas  comparten  la 

convicción de que el propio proceso vital tiene una “substan-

cia” medible. Este término se ha convertido erróneamente en 

el cajón de sastre para los conceptos místicos de fuerza vital, 

anima mundi,  o élan vital. Tiene un cierto parecido con 

la idea oriental del qi. Anton Mesmes desarrolló el término 

específico para explicar la fuerza que creía que operaba para 

lograr los efectos hipnóticos o histéricos que inducía a sus 

pacientes.

Esta es una entidad algo diferente, pero igualmente ima-

ginaria, a la que los seguidores de la ciencia cristiana se re-

ferían como M.A.M. o “Magnetismo Animal Malicioso”. La 

fundadora de la ciencia cristiana, Mary Baker Eddy, creía 

que la M.A.M., transmitida a su cuerpo por sus enemigos, la 

estaba envenenando. Parece ser que adoptó la idea del “sa-

nador magnético” Phineas Parker Quimbly, el originador de 

las teorías extravagantes en que se basa la ciencia cristiana.

Ankh.  Jeroglígico egipcio, también conocido como “la 

cruz en bucle”, que representa  un glifo de la “vida”. Era 

frecuente que se pusiera una gran piedra o una figura de me-

tal de esa forma en la mano derecha de los dioses egipcios. 

La versión de menor tamaño suele emplearse como amuleto 

talismán, y es tan eficaz como cualquier otro dispositivo 

similar.

Antiguos, astronautas.  Según una teoría, hace miles de 

años visitaron la Tierra civilizaciones procedentes de otros 

sistemas estelares, y dieron a los primeros hombres infor-

mación para ayudarle en su desarrollo. Parece ser que  las 

gentes eran débiles mentales y  necesitaban ayuda para desa-

rrollar artilugios tan ingeniosos como la rueda, los ladrillos 

y las porras.

Muchos autores, especialmente el escritor de éxito Von 

Däniken, han presentado pruebas al respecto, y ninguna re-

sulta convincente cuando los hechos se determinan y exa-

minan, aunque sea de pasada. Esta teoría la promueven en 

la actualidad los periódicos tabloides, las revistas sensacio-

nalistas, las publicaciones sobre OVNIS y otras entidades 

Arthur Machen (Foto:Archivo/)

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que se mantienen al margen de la ciencia establecida, pero 

conserva poco interés para los investigadores serio

Antropomancia. Un sistema inútil para determinar el fu-

turo mediante el desgarramiento de seres humanos vivos y el 

examen de sus entrañas. La variedad ligeramente más acep-

table  es el augurio, cuya víctima es un pájaro. Al menos, 

no hay constancia de que la antropomancia se emplee en la 

actualidad.

Antroposofía.    Filosofía desarrollada por  el arquitecto, 

artista y ocultista húngaro Rudolf Steiner (1861-1925), 

consistente en ideas muy similares a las de H.P. Blavatsky

cuyo movimiento teosófico abrazó Steiner en 1899. En 1902 

llegó a ser secretario de la rama alemana del movimiento 

teosófico, pero en 1913 ya había roto con ellos y formado su 

propio grupo.

Un verdadero místico, Steiner afirmó (como ya lo había 

hecho Blavatsky) que tenía la capacidad de consultar los 

registros akásicos. Descubrió espíritus de todas clases en 

todos los sitios, y determinaba  si eran benevolentes o malé-

ficos. También era un creyente devoto de la astrología, ras-

go que compartía con el poeta alemán Goethe, del que era 

un gran admirador. Editó para su publicación los escritos de 

Goethe sobre la naturaleza.

Los  diseños  arquitectónicos  de  Steiner,  realmente  muy 

característicos, tienen una apariencia orgánica y pueden 

encontrarse en muchas localidades de Alemania y  de los 

países escandinavos. Las líneas y características naturales y 

agradables de sus diseños son realmente hermosas y conmo-

vedoras.

En 1919 desarrolló las Escuelas Steiner (conocidas en 

algunas partes del mundo como Escuelas Waldorf, que to-

man su nombre de la marca alemana de cigarrillos Waldorf-

Astoria)  para  enseñar  sus  ideas  como  la  “agricultura  bio-

dinámica” y la “eurítmica”, un método de danza que busca 

representar la música mediante el movimiento. Su método 

educativo animaba a los niños a buscar espíritus naturales y 

a limitarse a observar, en lugar de examinar de cerca o com-

probar. A Steiner se le ocurrió la noción que los humanos 

viven sus vidas en ciclos de siete años, y su plan de estudios 

se vertebró en torno a esta idea. 

Cuando  las  escuelas  adaptan  las  enseñanzas  de  Steiner  

bases más realistas y útiles, las Escuelas Steiner tratan a ni-

ños con retraso en todas las clínicas (conocidas como aldeas 

Campbell) acogidas al sistema. 

Apolonio de Tiana  (también conocido como Balinus. 

3-98 d.C.). Un filósofo o místico griego, contemporáneo de 

Jesucristo, del que se dice que viajó a lugares lejanos como 

la India a la búsqueda de conocimiento mágico. Estudió las 

ideas de Pitágoras y se le atrubuyó la capacidad de la profe-

cía, la resurrección de los muertos, la invisibilidad, la bilo-

cación y otros milagros. Sus discípulos afirmaban que des-

pués de su propia muerte, se alzó, vivo, y ascendió en cuerpo 

al cielo. En Asia Menor  se le dedicaron templos como a un 

dios menor.

No obstante, la mayoría de la información detallada sobre 

Apolonio  proviene  del  escritor  Filóstrato,  cuya  interpreta-

ción se cree que es pura ficción.

Traducción: Antoni Escrig Vidal

1. N. del T: IRS también son las siglas de Internal Revenue Service, la 

agencia recaudatoria de impuestos estadounidense.

Símbolos, de Ankh en el Museo Británico (Foto: flickr.com/photos/radiowood/)