background image

el esc

é

ptico

36

otoño-invierno 2013

¿

Cuándo, por qué, y cómo hacer una celebración como 

esta? La primera cuestión ya está respondida. Hubiera 

sido ideal hacerlo hace dos años, a modo de burla a 

las supersticiones sobre el número trece. Pero, ¡Qué más 

da trece que quince si tenemos un porqué! Porque quere-

mos homenajear a todos los que han colaborado para que 

esta revista sea realidad durante todo este tiempo. Merece 

la pena recordar a esos equipos de redacción en el lejano 

1998, cuando apenas había comunicación por Internet, tra-

bajando con procesadores de texto incompatibles entre sí, y 

programas de maquetación expertos en dar dolor de cabeza 

a la imprenta. Voluntarios que traducen artículos o los re-

visan una y otra vez para encontrar esa tilde olvidada, esa 

coma mal puesta. Autores que han dedicado su tiempo y 

esfuerzo para publicar sin remuneración económica alguna. 

O, peor aún, autores que han dedicado su tiempo y esfuer-

zo, pero cuyo trabajo no pudo ver la luz porque el consejo 

de redacción estimó que no se ajustaba a las necesidades 

de la revista. 

No quiero olvidarme de los ilustradores, tanto aquellos 

que tenían que escanear sus dibujos a lápiz como los que 

trabajan ahora con modernos programas de edición. Ni a 

aquellos que han repartido ejemplares de cortesía a perso-

nas interesadas, ni los que pusieron un sello y una dirección 

para un envío por correos. O los que han llevado cajas y 

cajas en sus automóviles.

Y, por supuesto, homenajear a nuestros lectores; que con 

paciencia esperan a que su buzón se llene con su ejemplar. 

Algunos de ellos, ocasionales, nos leen desde las bibliote-

cas. A otros les llegará este ejemplar por una donación. Mu-

chos otros no nos van a poder leer. Quiero recordar a quié-

nes cancelaron su suscripción de forma obligada, a los que 

ya no están con nosotros, o los que han tenido que apartar 

ese dinero para comer. Y, por qué no, a los que se cansaron 

de nosotros. Confiamos en poder recuperarlos de nuevo.

Pero  esta  motivación  -suficiente,  por  supuesto-  valdría 

para cualquier publicación. Quiero argumentar la necesi-

dad de El Escéptico no solo durante estos tres lustros, sino 

en la actualidad. En un momento donde los medios de co-

municación callan, inventan o deforman la información 

de forma descarada; sufriendo una crisis económica cuyas 

recetas impuestas nunca tienen argumentos sólidos. Crisis 

que está afectando a la financiación de pilares básicos de la 

sociedad como la sanidad, la educación, o la investigación 

y aplicación de la ciencia y tecnología para beneficio de 

los ciudadanos. Un frenazo en toda regla al fomento de la 

razón y la ciencia, leitmotiv de El Escéptico.

La última pregunta no deja de ser peliaguda. Esperamos 

que a los lectores les hayan gustado los artículos seleccio-

nados para la ocasión. La excusa era perfecta para embar-

car a Alfonso López Borgoñoz -que fue director de la revis-

ta, y actualmente es presidente de Amnistía Internacional 

España- en un artículo sobre el derecho a disfrutar de los 

beneficios de la ciencia (lo cual debería redundar en dismi-

nuir las aplicaciones perjudiciales de la misma). Además, 

hemos querido darle un toque más desenfadado a la cele-

bración, con colaboraciones de Diego Zúñiga, el que fuera 

director de la publicación hermana La nave de los locos

Más de un lector se sentirá identificado con sus vivencias. 

Por último tenemos la suerte de contar con la colaboración 

del colectivo Antonio Rico, y una hilarante historia sobre la 

cordura. Bueno, en realidad trata sobre la ausencia de ella.

Gracias a todos, de nuevo. Felices quince años de El Es-

céptico… ¡Y que cumpla muchos más!

15 Años

 

de la revista 

El Escéptico

15 

años de El Escéptico