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otoño-invierno 2013
¿
Cuándo, por qué, y cómo hacer una celebración como
esta? La primera cuestión ya está respondida. Hubiera
sido ideal hacerlo hace dos años, a modo de burla a
las supersticiones sobre el número trece. Pero, ¡Qué más
da trece que quince si tenemos un porqué! Porque quere-
mos homenajear a todos los que han colaborado para que
esta revista sea realidad durante todo este tiempo. Merece
la pena recordar a esos equipos de redacción en el lejano
1998, cuando apenas había comunicación por Internet, tra-
bajando con procesadores de texto incompatibles entre sí, y
programas de maquetación expertos en dar dolor de cabeza
a la imprenta. Voluntarios que traducen artículos o los re-
visan una y otra vez para encontrar esa tilde olvidada, esa
coma mal puesta. Autores que han dedicado su tiempo y
esfuerzo para publicar sin remuneración económica alguna.
O, peor aún, autores que han dedicado su tiempo y esfuer-
zo, pero cuyo trabajo no pudo ver la luz porque el consejo
de redacción estimó que no se ajustaba a las necesidades
de la revista.
No quiero olvidarme de los ilustradores, tanto aquellos
que tenían que escanear sus dibujos a lápiz como los que
trabajan ahora con modernos programas de edición. Ni a
aquellos que han repartido ejemplares de cortesía a perso-
nas interesadas, ni los que pusieron un sello y una dirección
para un envío por correos. O los que han llevado cajas y
cajas en sus automóviles.
Y, por supuesto, homenajear a nuestros lectores; que con
paciencia esperan a que su buzón se llene con su ejemplar.
Algunos de ellos, ocasionales, nos leen desde las bibliote-
cas. A otros les llegará este ejemplar por una donación. Mu-
chos otros no nos van a poder leer. Quiero recordar a quié-
nes cancelaron su suscripción de forma obligada, a los que
ya no están con nosotros, o los que han tenido que apartar
ese dinero para comer. Y, por qué no, a los que se cansaron
de nosotros. Confiamos en poder recuperarlos de nuevo.
Pero esta motivación -suficiente, por supuesto- valdría
para cualquier publicación. Quiero argumentar la necesi-
dad de El Escéptico no solo durante estos tres lustros, sino
en la actualidad. En un momento donde los medios de co-
municación callan, inventan o deforman la información
de forma descarada; sufriendo una crisis económica cuyas
recetas impuestas nunca tienen argumentos sólidos. Crisis
que está afectando a la financiación de pilares básicos de la
sociedad como la sanidad, la educación, o la investigación
y aplicación de la ciencia y tecnología para beneficio de
los ciudadanos. Un frenazo en toda regla al fomento de la
razón y la ciencia, leitmotiv de El Escéptico.
La última pregunta no deja de ser peliaguda. Esperamos
que a los lectores les hayan gustado los artículos seleccio-
nados para la ocasión. La excusa era perfecta para embar-
car a Alfonso López Borgoñoz -que fue director de la revis-
ta, y actualmente es presidente de Amnistía Internacional
España- en un artículo sobre el derecho a disfrutar de los
beneficios de la ciencia (lo cual debería redundar en dismi-
nuir las aplicaciones perjudiciales de la misma). Además,
hemos querido darle un toque más desenfadado a la cele-
bración, con colaboraciones de Diego Zúñiga, el que fuera
director de la publicación hermana La nave de los locos.
Más de un lector se sentirá identificado con sus vivencias.
Por último tenemos la suerte de contar con la colaboración
del colectivo Antonio Rico, y una hilarante historia sobre la
cordura. Bueno, en realidad trata sobre la ausencia de ella.
Gracias a todos, de nuevo. Felices quince años de El Es-
céptico… ¡Y que cumpla muchos más!
15 Años
de la revista
El Escéptico
15
años de El Escéptico