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principios de los años 90, la publicación New Yor-
ker publicó tres artículos de Paul Brodeur en los
que sostenía afirmaciones como que la radiación de
fondo de las líneas de alta tensión causó brotes de leucemia
en niños que vivían en Denver, Colorado (Brodeur 1990a,
1990b, 1992).
En 2008, la Revista de Investigación de Traumatología
publicó un artículo según el cual los profesionales del “ma-
saje terapéutico” en el centro sanitario de la Universidad de
Connecticut eran capaces con sus propias manos de dismi-
nuir el crecimiento de las células de osteosarcoma (cáncer)
mediante la manipulación de los campos energéticos que
rodean las células (Jhaveri y otros, 2008). Los profesiona-
les colocaban las manos sobre células que se encontraban
en un habitación con forma de L, pues se suponía que algu-
nos patrones indeterminados de radiación no serían capaces
de doblar la esquina. La autora de este artículo es Gloria
Gronovicz, profesora de cirugía en el centro médico de la
Universidad de Connecticut.
Irónicamente, el razonamiento que subyace detrás de
ambas afirmaciones se basaba en la presencia de campos
magnéticos de aproximadamente 2 miligauss. La fuente
del “perjudicial” campo de 2 miligauss que supuestamente
causó el brote de leucemia en Colorado provenía de la ra-
diación residual de las líneas de alta tensión (Haferneister
1996, Brodeur 1993). El campo curativo emitido por las
manos de los profesionales en la Universidad de Connecti-
cut era supuestamente también de 2 miligauss, pero el edi-
ficio en el que se realizaron los experimentos no contenía
ninguna indicación de que estuviera protegido de la radia-
ción electromagnética del exterior.
Ambas afirmaciones sobre los efectos de los campos
electromagnéticos de baja intensidad tuvieron gran influen-
cia. Las publicaciones de Brodeur provocaron un miedo
generalizado a vivir cerca de las líneas de alta tensión, lo
que se convirtió en una leyenda urbana tan poderosa que,
en 1991, el Congreso solicitó a la Academia Nacional de
Ciencias (NAS) que preparara un informe sobre el tema.
El Comité para el Estudio de Posibles Efectos de Campos
Electromagnéticos en Sistemas Biológicos y otros de la
NAS publicó en 1997 el informe “Posibles efectos sobre
la salud por exposición a campos eléctricos y magnéticos
internos”.
Once años después, Jhaveri y los colaboradores del ar-
tículo de la Revista de Investigación en Traumatología
concluyeron que el masaje terapéutico aumentaba el cre-
cimiento de células óseas normales en platos de cultivo
pero disminuía el crecimiento de células óseas canceríge-
nas (2008) . Referencias a este artículo y citas del mismo
aparecieron en las páginas web de clínicas de salud ofre-
ciendo servicios de curación a distancia (también llamado
“toque terapéutico”, reiki o qigong). También aparecieron
referencias a esta y otras publicaciones de Growicz en la
página web del quiropráctico Lynn Karew, que ejerce en
Santa Mónica, California. “Vemos que el contacto humano
tiene la capacidad de afectar incluso al crecimiento de las
células y de ese modo tiene un potencial terapéutico real…
los descubrimientos también dan esperanza a muchos pa-
cientes que sufren de crecimiento celular anormal, en par-
ticular enfermos de cáncer. Por lo general, los tratamientos
CABLES DE ALTA TENSIÓN Y CÁNCER
Curación a distancia y sistema sanitario
Incomprensión y tergiversación
del magnetismo
Eugenie V. Mielczarek y Derek C. Araujo
El miedo que en los años 90 se tenía a que campos magnéticos cientos de veces menores que
el campo magnético terrestre pudieran causar cáncer ha sido sustituido. Veinte años más tarde,
anuncios realizados por hospitales autorizados sostienen que se puede entrenar a personas para
emitir y manipular esas mismas fuerzas para curar.
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de medicina energética y en concreto el masaje terapéutico
prometen beneficios importantes para nuestro cuerpo” (Ka-
rew, sin fecha).
En una entrevista de julio de 2008, la reportera del Hart-
ford Courant Hilary Waldman preguntó a Gronowicz si de-
bería un persona con osteoporosis o una pierna rota acudir
a un profesional de reiki. La respuesta literal de Gronowicz
fue: “No sabemos” (Waldman, 2008)
CAMPOS MAGNÉTICOS PERJUDICIALES
A principios de los 90 la reacción de pánico de la co-
munidad internacional frente a los campos supuestamente
perjudiciales que emitían las líneas de alta tensión alcan-
zaron tal nivel de locura que algunas comunidades solici-
taron que las empresas eléctricas protegieran las líneas y
las soterraran (Thomley 1998, Hafemeister 1996, Comité y
otros 1997). Comerciantes oportunistas vendieron puerta a
puerta monitores para controlar la exposición a la radiación
exterior de los preocupados ciudadanos y “algunas normas
municipales trataron de limitar los campos B (es decir los
campos magnéticos) a menos de 2 miligauss” (Hafemeister
1996).
Los estudios científicos demostraban repetidamente que
la preocupación por los presuntos efectos en seres huma-
nos causados por campos magnéticos sumamente débiles
era infundada. El informe final de la Academia Nacional
de Ciencias (NAS), que examinaba el riesgo potencial para
la salud de las líneas de alta tensión, presentó un estudio
exhaustivo de los presuntos peligros. La documentación
de apoyo sobre la radiación de fondo que procede de las
líneas de alta tensión incluía mediciones de ingenieros, cál-
culos de científicos y una evaluación sobre las afirmaciones
epidemiológicas. Después de un examen detallado de las
pruebas, la Academia Nacional de Ciencias (NAS) con-
cluyó que no había base creíble para suponer que campos
de 2 miligauss fueran perjudiciales desde el punto de vista
biológico.
Los resultados del informe se fundamentaban en múlti-
ples fuentes de pruebas corroboradas. Además de una falta
de confianza en los estudios epidemiológicos, el concepto
de que campos de 2 miligauss sean perjudiciales para la
biología celular contradice la más fundamental de las leyes
de la física, incluyendo la segunda ley de la termodinámica,
Algunos aprovechados vendie-
ron monitores para controlar la
exposición a la radiación exte-
rior y “algunas normas muni-
cipales trataron de limitar los
campos magnéticos a menos
de 2 miligauss”.
(foto: www.flickr.com/photos/celestindevilla/)
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por la que se calcula el nivel de ruido térmico de una célula,
y las leyes que gobiernan nuestro uso y entendimiento de
la radiación electromagnética. Se publicó una serie de artí-
culos de Robert Adair (Adair, 1991, 1991, 1998) y William
Bennett (Bennet, 1994) con cálculos detallados, basados
en estas leyes, sobre los efectos en las células humanas de
campos electromagnéticos. Los cálculos demostraban que
el impacto de un campo de tan bajo nivel sería insignifican-
te en comparación con los efectos del campo residual que
tiene lugar de forma natural en el interior de las células. El
lector puede imaginarse a sí mismo reducido al tamaño de
una molécula en el interior de una célula. Allí vería cargas
eléctricas que colisionan con las moléculas y crean fluctua-
ciones en el campo eléctrico. Estas fluctuaciones produci-
rían ruido térmico con una energía de aproximadamente 8
órdenes de magnitud (10
8
) mayores que la energía asociada
a un campo eléctrico externo.
El informe de la Academia Nacional de Ciencias (NAS)
concluía que no existen mecanismos teóricamente acepta-
dos que afecten a los procesos biológicos activos en cam-
pos magnéticos de tan bajo nivel. “De este modo incluso el
más sutil de los campos causado por procesos biológicos
debe surgir de campos cuya magnitud sea un número de
órdenes superior que el campo usado en una resonancia
magnética”. La tabla 1 compara las energías de los cam-
pos magnéticos con origen en diversas fuentes: el campo
magnético terrestre, campos que se encuentran en el medio
ambiente y campos producidos por equipos de resonancia
magnética. Los campos producidos por las líneas de alta
tensión supuestamente perjudiciales son de magnitud va-
rias veces inferiores que cualquiera de estos campos.
Tabla 1: comparación de las energías asociadas con los
procesos vitales
* 1kT = constante de Boltzmann x temperatura corporal
nominal = 0,025 electronvoltio (eV)
De este modo, el informe de la Academia Nacional de
Ciencias (NAS) descarta los efectos carcinógenos de vivir
bajo las líneas de alta tensión, pues los campos de ruido tér-
mico son bastante más potentes que los campos residuales
de las líneas de alta tensión. No podrían atribuirse efectos
perjudiciales para la salud a campos de un nivel tan bajo.
Cualquier mecanismo biológico que pudiera iniciar un cán-
cer debería empezar a un nivel celular y estos mecanismos
solo pueden operar dentro de las leyes de la física. Los
miedos a los campos magnéticos de bajo nivel desencade-
nantes de procesos carcinógenos manejados políticamente
pierden toda credibilidad científica.
CAMPOS MAGNÉTICOS CURATIVOS
A diferencia de los artículos del New Yorker que provo-
caron el miedo sobre los efectos perjudiciales de los cam-
pos magnéticos, la correspondiente investigación del autor
Gronowicz sobre las presuntas propiedades curativas de
los campos magnéticos producidos por los profesionales
de masajes terapéuticos sí parecieron sustentarse sobre es-
tudios científicos previos. Las citas de la investigación de
Gronowicz sobre campos curativos se basan en un artículo
de John Zimmerman (1999) “Imposición de manos y ma-
sajes terapéuticos: una teoría comprobable” publicado en la
Revista del Instituto de Bio-Electro-Magnetismo (BEMI).
Sin embargo, han sido vanos los intentos reiterados de lo-
calizar el artículo y la publicación en que apareció.
Aunque las citas del artículo de Zimmerman aparecen en
numerosos artículos sobre curación a distancia, el propio
artículo parece haber desaparecido. La investigación de
Gronowicz (Jhaveri y otros, 2008) había sido financiada
por el Centro Nacional de Medicina Alternativa y
Complementaria (NCCAM) del Instituto Nacional de Salud
(NIH). Por eso, apenas sorprende que el mismo artículo
de Zimmerman se citara también en la página web del
NCCAM en su revisión sobre la medicina energética. Ni la
biblioteca de la Universidad George Mason ni la del NIH
han podido localizar el periódico. Una búsqueda en la web
sobre su autor, John Zimmerman, psicólogo del sueño, nos
lleva a la referencia Tomas de tierra y efectos terrestres:
resumen de la investigación y desarrollo (2/10/06) y una
cita de un artículo publicado en el boletín Brain-Mind
(Cerebro-mente) del 30 de septiembre de 1985 (Vol.10, 2
punto). La página web Earth fx products (Earthing 2006ª,
2006b) publicita una “compañía de investigación centrada
en el desarrollo de las ciencias de la salud y productos para
conexión a tierra
1
”.
La búsqueda de la publicación BEMI por parte de los
bibliotecarios fue infructuosa pero apareció una nota a pie
de página en el periódico Terapias de movimiento y trabajo
corporal que llevaba a los lectores a contactar con Zimmer-
man directamente por su artículo sobre masaje terapéuti-
co. Parecer ser que el artículo de Zimmerman se publicaba
privadamente pero de alguna forma se abrió camino en las
citas de publicaciones sobre medicina alternativa y comple-
mentaria (CAM). En un esfuerzo por localizar a Zimmer-
man, uno de los autores de este artículo (Eugenie Mielcza-
rek) contactó con los colegas de Zimmerman de su última
dirección profesional, pero no fueron capaces de confirmar
su paradero.
Después de un examen deta-
llado de las pruebas, la NAS
concluyó que no había base
creíble para suponer que cam-
pos de 2 miligauss fueran per-
judiciales.
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La leyenda sobre los efectos de los campos magnéticos
tiene su origen en Dolores Krieger, una enfermera que se
inspiró en una monja que afirmaba que sus poderes cura-
tivos dependían de poder manipular el campo que rodeaba
el cuerpo mediante una serie de movimientos específicos
(Krieger, 1975). Este campo de energía provenía de pro-
cesos naturales como el torrente sanguíneo o la actividad
eléctrica del corazón y medía aproximadamente 0,004 mi-
ligauss (Hobbie y Roth, 2007). Un campo de dicha magni-
tud es increíblemente débil: 3 órdenes de magnitud inferior
a la radiación de fondo, 4 órdenes inferior a la radiación
medioambiental y 8 órdenes menor que el campo magnéti-
co terrestre (ver tabla 2)
Valores normales de los campos magnéticos
* un miligauss equivale a una milésima de gauss
La afirmación extraordinaria de Krieger tuvo resonancia
entre los enfermeros, tras haber descrito ese tipo de con-
tacto como “la licencia de impresión de enfermería” en el
artículo que publicó sobre el masaje terapéutico. Entre los
enfermeros de EE.UU., protocolos de curación a distancia
como el masaje terapéutico, reiki o qigong se basan en un
conjunto de movimientos realizados sobre el cuerpo del pa-
ciente que presuntamente libera energía positiva con pro-
piedades curativas. Está disponible en internet el vídeo que
muestra la utilización de estos movimientos en la zona de
urgencias del Centro de Traumatismos de la Universidad de
Maryland, Baltimore (Donnell, 2010).
Curiosamente, nunca se menciona la energía negativa,
dejando preguntas sin respuesta, tales como qué ocurriría
de no seguirse el ritual de curación prescrito o si hubiera
errores. Jack Hitt, un periodista del New York Times Ma-
gazine (2009) contestó parcialmente estas preguntas. Hitt
describe la cultura de curación a distancia en Serbia. El
protocolo serbio para curación a distancia puede incluir ac-
cesorios como antenas que, presuntamente, pueden sintoni-
zarse tanto para ayudar como para causar daño a distancia.
Al menos en la cultura serbia de curación a distancia, se
considera que los campos magnéticos supuestamente cura-
tivos también pueden causar daño.
La comunidad científica ha prestado poca atención a las
afirmaciones de Krieger. Se le concedió el premio Ignobel
(parodia de los Nobel) en 1998 (investigaciones improba-
bles, s.f.). Hasta su aparición en la Revista de Investigación
de Traumatología, una publicación médica con revisión
por pares, las afirmaciones sobre el éxito de estos proto-
colos se limitaban a publicaciones sobre medicina alterna-
tiva y complementaria (CAM). Así, las afirmaciones sobre
curación a distancia mediante los campos emitidos por la
manos de los profesionales de masajes terapéuticos pasaron
casi totalmente inadvertidas entre los médicos.
EL NIH SE TOPA CON LOS IMANES CURADORES
Cuando el debate sobre los efectos perjudiciales de los
campos magnéticos que rodean las líneas de alta tensión
parecía estar tocando a su fin, periodistas científicos de
los principales diarios (Brody 2000) se hicieron eco de lo
que en la literatura médica los médicos llamarían “alivio
magnético de dolores articulares y síntomas neurológicos”
(Vallbonna y Richards 1999). Empezaron a aparecer en
las estanterías de algunas tiendas pequeños imanes de 300
gauss. Se vendían colchones y almohadillas equipadas con
imanes. Una beca otorgada por el NCCA tuvo como re-
sultado un artículo en una publicación sobre medicina al-
ternativa y complementaria que pregonaba los beneficios
curativos de los imanes (Alfano y otro, 2001). El estudio
sobre las líneas de alta tensión se había olvidado. Por arte
de magia, los imanes con campos débiles se vendían como
curativos. Actualmente hay proveedores de estos productos
que se siguen anunciando en internet.
Las bases de las afirmaciones de algunos proponentes
de la terapia magnética eran ridículas. Eugenie Mielcza-
rek, una de los autores de este articulo, asistió a una de las
sesiones en las que algunos vendedores afirmaban que sus
colchones eran mejores porque sus imanes solo incorpo-
raban uno de los polos: el polo norte. Desgraciadamente,
durante esa época, amigas que se recuperaban de un cáncer
de mama le consultaron, con la esperanza de que sus pulse-
ras magnéticas aliviarían la concentración de fluidos posto-
peratorios en senos y axilas. El pedicuro de Mielczarek le
preguntó seriamente si llevar imanes en el calzado mejora-
ría su juego de golf; y un amigo con diabetes acudía a una
clínica en Pensilvania en la que impartían conferencias los
vendedores de imanes curativos. En 2007 se resolvió a fa-
vor del demandante (el Consejo Nacional contra el Fraude
Médico) el juicio contra los anunciantes de esos productos.
Mielczarek fue una de las personas que acordaron ser tes-
tigos periciales en caso de necesidad. La Comisión Federal
de Comercio amenazó también con demandar a los provee-
Cualquier mecanismo biológi-
co que pudiera iniciar un cán-
cer debería empezar a un nivel
celular y estos mecanismos
solo pueden operar dentro de
las leyes de la física.
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dores que afirmasen que esos productos poseían propieda-
des beneficiosas para la salud.
El Centro Nacional de Medicina Alternativa y Comple-
mentaria (NCCAM) del Instituto Nacional de Salud (NHI),
otorga una falsa apariencia de respetabilidad a los proto-
colos de la medicina alternativa y complementaria. La in-
fluencia del NCCAM ha llegado al sistema docente médico,
dando respetabilidad a los cursos de medicina integradora
de los currículos médicos y programas en hospitales y clí-
nicas prestigiosas. Donald Marcus y Laurence McCullough
(2009), catedráticos de bioética y medicina de la Facultad
de Medicina de Baylor, evaluaron las becas de formación
en medicina alternativa y complementaria otorgadas por el
NIH en las universidades de medicina, y llegaron a esta
conclusión: “estos… planes de estudio… incumplen las
normas generalmente aceptadas de la medicina basada en
pruebas. Tolerando esta situación, las escuelas de profesio-
nales de la salud no están cumpliendo con sus obligaciones
formativas y éticas hacia los estudiantes, los pacientes y la
sociedad” (Marcus y McCullough, 2009).
Además, la promoción por parte del NCCAM de las
cuestionables medicinas alternativas se extiende más
allá de la comunidad médica hasta el público general. El
NCCAM mantiene una página web con el fin de informar
al público sobre la validez de los tratamientos de medici-
na alternativa. Esta página web deja la errónea impresión
de que la bioquímica y la física biológica son campos de
investigación no desarrollados. Se usan adjetivos engaño-
sos para mantener un nivel de duda en lo que se refiere a
la legitimidad de técnicas y tratamientos no probados. Por
ejemplo, el tutorial de la página web del NCCAM sobre
“los imanes para el dolor” (NCCAM, s.f.) afirma que “to-
davía no se conocen los mecanismos por los que los ima-
nes afectan al cuerpo humano”; “investigadores, científicos
y fabricantes de imanes proponen que los imanes podrían
funcionar (…) cambiando el funcionamientos de las células
Una de las autoras de este ar-
ticulo asistió a sesiones donde
los vendedores afirmaban que
sus colchones eran mejores
porque sus imanes solo incor-
poraban uno de los polos: el
polo norte.
(foto: Mario’s Planet - www.flickr.com/photos/33511186@N00/)
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nerviosas, equilibrando el proceso de crecimiento y muerte
celular, incrementando el flujo sanguíneo y el intercambio
de oxígeno e incrementando la temperatura del cuerpo”. En
ningún momento el documento del NCCAM (s.f.) “Antece-
dentes: reiki; tutorial de introducción” hace mención a los
cálculos científicos que ocasionaron la controversia sobre
los campos magnéticos perjudiciales emitidos por las líneas
de alta tensión. Tampoco se dice que las reacciones quími-
cas responsables de esos cambios en las funciones de las
células nerviosas, del equilibrio en el crecimiento celular y
de los incrementos del flujo sanguíneo no pueden tener su
origen en campos magnéticos de 300 a 5000 gauss. Des-
graciadamente, se hace caso omiso de las publicaciones y
conclusiones que los científicos obtienen adecuadamente.
¿Mera ignorancia o puro engaño? ¿Refleja la flagrante
omisión de la mayor parte de información científica rele-
vante una total ignorancia por parte del NIH? ¿O refleja
la influencia de los proveedores y aliados de la medicina
alternativa que buscan mantener la financiación guberna-
mental de los protocolos de base no científica o mitológicos
mediante el NCCAM?
EL FUTURO DE LA MEDICINA ESTADOUNIDENSE
Si es pura ignorancia lo que lleva a la indiferencia hacia
la investigación científica relevante por parte del NCCAM,
entonces la estructura médica de los EE.UU. está sumida
en el mayor de los caos. Si el director del NIH y el secreta-
rio del Servicio de Salud y Bienestar no pueden reconocer
esta ignorancia, las bases del sistema sanitario nacional y
su integridad fiscal están amenazadas. En la última déca-
da el gobierno estadounidense ha malgastado millones de
dólares controlando tratamientos basados en pautas no ba-
sadas en el método científico ni en lo que se entiende como
criterio científico básico. La tendencia al aumento del gasto
gubernamental en medicina basura se debe a los esfuerzos
de Tom Harkin, senador por Iowa. Harkin, el mayor aban-
derado de la medicina alternativa y complementaria con
que cuenta el Senado, contribuyó a un aumento especta-
cular del presupuesto anual del NCCAM (Arwood, 2003)
que alcanza la asombrosa cifra de 128,8 millones de dó-
lares. Recientemente el senador Harkin aseguraba la con-
tinuidad de la financiación gubernamental de la medicina
alternativa ya complementaria, presentando una reforma
de la legislación sanitaria en la que se requiere a las ase-
guradoras que cubran los servicios cualquier profesional
sanitario con licencia estatal, incluidos quienes se dedican
a la medicina alternativa y complementaria. El presidente
Obama promulgó el 23 de marzo de 2010 la Ley de Protec-
ción y Atención Asequible al Paciente (PPACA) de 2010,
en la que se mantiene con modificaciones la disposición del
senador Harkin que prohibía la discriminación de profesio-
nales autorizados por los estados.
Es preciso invertir esta tendencia desacertada con el fin
de rescatar la integridad científica y financiera de nuestro
sistema sanitario. La financiación estatal del Centro Nacio-
nal de Medicina Alternativa y Complementaria (NCCAM)
y de los profesionales de la medicina alternativa y comple-
mentaria, aprobada en la ley de reforma del sistema sanita-
rio, debería dirigirse hacia tratamientos y técnicas médicas
de eficacia probada. Los gobiernos se enfrentan al desa-
fío apremiante de construir un sistema sanitario de calidad
para aquellos que lo necesiten y al mismo tiempo controlar
costes sanitarios que se disparan. Desperdiciar nuestros es-
casos recursos en presuntos tratamientos que no se basan ni
en el conocimiento científico ni en la experiencia es un acto
de grave irresponsabilidad. Nuestros dirigentes políticos se
lo deben a la comunidad científica, a los demandantes de
los servicios sanitarios y a los contribuyentes que aseguran
que todo sistema sanitario con financiación estatal se base
en tratamientos médicos basados en la ciencia.
Agradecimientos
Los autores quisieran agradecer por su gran ayuda a los
bibliotecarios, estudiantes y a la Universidad George Ma-
son. En cualquier caso, las opiniones expresadas en este
artículo son únicamente de los autores del mismo.
Eugenie V. Mielczarek es profesora emérita de física de
la Universidad George Mason. Sus publicaciones incluyen
“El hierro: elemento universal de la naturaleza” (Rutgers
University Press 2000). En 2009 fue reconocida por la Aca-
demia Washington de ciencias por su importante investiga-
ción en la física biológica”.
Derek C. Araujo es vicepresidente y consejero general
del Centro para la Investigación y director de los programas
legales del mismo. Es licenciado en filosofía y letras por la
Universidad de Harvard y doctor en derecho por la Univer-
sidad de derecho de Harvard.
Traducción de Eva Rodríguez
1-Nota de Redacción:
“Grounding” en el original; se ha traducido como “conexión a
tierra” en páginas españolas donde se informa sobre presuntos
beneficios para la salud de establecer conexiones físicas entre el
ser humano y la tierra, para recuperar la energía que se ha perdido
por no andar descalzos sobre el terreno. Según esta nueva moda,
el ser humano deja de recibir 200 voltios, energía que calculan
que la tierra proporciona al cuerpo por metro en un día normal; de-
terminados materiales (asfalto, madera, plástico o goma) impiden
que los electrones pasen al cuerpo. Para combatir esa pérdida de
electrones, venden esteras de puesta a tierra, e incluso conjuntos
de aparatos que pueden usarse durante el sueño. Esta Redacción
no sale de su asombro ante semejantes afirmaciones.
Desperdiciar nuestros escasos
recursos en presuntos trata-
mientos que no se basan ni en
el conocimiento científico ni
en la experiencia es un acto de
grave irresponsabilidad.