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NOTICIAS DE MARTE

Diego Zúñiga

Este libro fue escrito en el año 2003 como memoria para 

obtener el título universitario de periodista. Entonces fue 

premiado por la ya extinta Fundación Anomalía y el autor 

ha decidido publicar ahora una edición corregida y actua-

lizada por el sistema de autoedición. Se encuadra dentro 

de la literatura ufológica escéptica que ofrece una visión 

antropológica de este fenómeno, en la línea del pionero Ig-

nacio Cabria y su Entre ufólogos, creyentes y contactados 

(1993) dedicado a España. 

Tras trabajos similares en Italia (por Giuseppe Stilo), 

Gran Bretaña (David Clarke y Andy Roberts) y Argentina 

(Alejandro C. Agostinelli), le llega el turno a Chile. En este 

caso, el punto de vista seleccionado, el papel de los medios 

de comunicación social (principalmente la prensa) en el fe-

nómeno, resulta especialmente atractivo pues el autor va 

desgranando ejemplos de su evolución desde las primeras 

etapas de familiarización con los platillos volantes pasando 

por la curiosidad y la utilización de los mismos (incluso 

como distracción durante la dictadura militar de Pinochet) 

para desembocar en el éxtasis de los años noventa y el de-

clive posterior.

Si alguna pega hay que poner a esta obra es el minúsculo 

tamaño de letra elegido para no superar las doscientas pági-

nas, lo que para los que ya peinamos canas (o peor aún, ni 

siquiera eso) hace más dificultosa la lectura. 

En resumen, otra valiosa aportación a la historia del fe-

nómeno ovni que nos hace sentirnos orgullosos a los que 

todavía tenemos la osadía de seguir llamándonos ufólogos, 

escépticos, pero ufólogos.

Luis R. González

C’E QUALCUNO LÀ FUORI? 

Margherita Hack y Viviano Domenici

Sperling & Kupfer: Milán. 2013, 238 pps.

Prolífica autora, divulgadora científica y astrofísica ita-

liana, Margherita Hack (la simpática señora que aparece en 

la portada de este libro bromeando con la cara) no alcanzó 

a ver publicado su trabajo en coautoría con el periodista 

Viviano Domenici. En junio de 2013, a los 91 años, Hack 

murió en un hospital, donde estuvo internada por proble-

mas cardíacos. Lo cuenta con especial sensibilidad el mis-

mo Domenici en la introducción de C’e qualcuno là fuori? 

(¿Hay alguien allá afuera?), donde relata sus últimas con-

versaciones con la investigadora. Un día ella le dijo sen-

tirse estancada y él le propuso que escribieran otro libro, 

repitiendo una experiencia conjunta de 2010. Hack aceptó, 

para contar en qué punto estaba la investigación astronó-

mica, y le encargó a Domenici que escribe una columna 

sobre ciencia en el diario Corriere della Sera, una misión 

muy específica.

«Escribir un libro sólo puede servir para decir en qué pie 

está la investigación. Pero para usted, que se ocupa de la 

antigüedad, es una buena oportunidad para refutar tanta 

tontería que circula sobre el tema. Usted sabe, hay muchas 

personas que creen que los extraterrestres vinieron a la Tie-

rra  hace miles de años, todo eso sin siquiera una prueba. 

Son fantasías en base a nada. Y la irracionalidad daña a la 

ciencia y al cerebro». Con semejante estímulo, imposible 

negarse. Y decidieron hacer una mezcla: un libro sobre as-

tronomía donde se desmitificara a la astroarqueología, léa-

se Erich von Däniken, Zecharia Sitchin, Peter Kolosimo y 

otros que hicieron su negocio hallando «evidencias» de vi-

sitas alienígenas en las antiguas culturas de la humanidad.

Más allá del racismo implícito en esa propuesta astroar-

queológica (son siempre culturas no europeas las que ne-

cesitaban ayuda de extraterrestres para emprender sus 

S

illón escéptico

Roberto García Álvarez

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monumentales obras), en realidad lo que demuestran estas 

ideas que tanta fama adquirieron en los sesenta y setenta 

del siglo pasado, es cuán necesario resulta un mínimo de 

cultura para no tragarse ruedas de carreta así sin más. Y Do-

menici se encarga de esa misión, la de explicar en palabras 

sencillas y con argumentos irrefutables por qué los Moáis 

sí fueron elaborados por los rapa nui y por qué los egipcios 

sí podían construir las pirámides sin un gris ataviado de 

arquitecto dando instrucciones. La suma es provechosa y el 

experimento se muestra efectivo y bastante eficiente. 

Y, además, necesario: Von Däniken sigue dando confe-

rencias en Suiza y Alemania y las páginas web sobre as-

troarqueología abundan, siempre repitiendo los mismos 

mantras y encontrando «objetos fuera de lugar» que, tras 

una somera mirada, resulta que estaban muy bien en su lu-

gar. Es decir, en ningún caso el esfuerzo de la dupla Hack-

Domenici resulta extemporáneo. Si bien estas creencias pa-

recen estar en retirada, siempre es importante mantener una 

postura crítica, una actitud escéptica por si el virus de la 

astroarqueología vuelve a convertirse en pandemia. Hack 

estaba al tanto de ello, por eso accedió al proyecto. 

El libro, que en términos estéticos es de tapa dura y está 

ricamente ilustrado, es de divulgación pura y dura. Un ex-

perto en los dislates astroarqueológicos probablemente no 

se sorprenderá al enterarse de las explicaciones racionales 

para objetos como la famosa «pila de Bagdad», el multici-

tado «astronauta de Palenque» o las por momentos gracio-

sísimas «piedras de Ica» (es imposible no reír viendo a un 

tipo montado sobre un pterodáctilo), pero es muy probable 

que un lector no iniciado en el tema sí descubra un nuevo 

mundo al saber que esas cosas que se oyen en televisión 

o se publican en revistas sensacionalistas son, en realidad, 

puras boberías.

El texto discurre con soltura entre datos sobre el espa-

cio, explicaciones sencillas para preguntas difíciles sobre 

distancias, estrellas y planetas, y sobre arqueología y sus 

pseudocuestionadores. La antigua creencia en mundos ha-

bitados, las divagaciones científicas sobre los pobladores 

de la Luna y cómo el progreso científico borró los canales 

que la imaginación de algunos estudiosos había dibujado en 

Marte son aspectos que se tocan al comienzo de la obra. Y 

ya que hablamos de viajes y astronautas, podemos pasarnos 

entonces a unas figuras japonesas que los astroarqueólogos 

atribuyen a tripulantes de naves espaciales extraterrestres. 

El cambio de tema sale natural y genera una armónica co-

munión entre los intereses de Hack y de Domenici.

Gracias a la profusión de ilustraciones, podemos entender 

realmente qué es el famoso «dios marciano» de Tassili, qué 

función cumplían las líneas de Nazca y cómo se elaboró el 

mapa del almirante Piri Reis. Todo esto, explicado con una 

dosis de necesario humor, el que no desaparece cuando se 

torna preciso abordar asuntos como las condiciones necesa-

rias para la vida, los posibles orígenes de ésta o la búsqueda 

de señales por medio del proyecto SETI. Las misiones al 

planeta rojo, el famoso meteorito marciano ALH84001 e 

incluso la «cara de Marte» son también abordados en un 

repaso  rápido,  pero  nunca  superficial,  de  los  temas  más 

apasionantes de la historia reciente de la astronáutica y la 

astronomía.

No podía estar ausente, por cierto, un capítulo sobre los 

ovnis. “La fábula de los ovnis, casi una religión”, se titula 

el apartado, lo que nos puede dar luces sobre hacia dónde 

van los tiros. Roswell, el Área 51, la «muñecopsia» de Ray 

Santilli y los contactos de George Adamski son diseccio-

nados  y  analizados  con  pluma  filosa  pero  precisa  y  con-

tundente. Este capítulo da un sentido completo al libro, al 

ubicarlo en la divulgación científica y, también, en el análi-

sis sociológico de la creencia en la vida en otros mundos y 

cómo esa creencia se convirtió en una suerte de credo para 

un sector de la población a medida que la tecnología dio 

pie a ello. 

Cosa curiosa: la misma tecnología obligó a los alieníge-

nas a alejarse. Al principio, los contactados decían que la 

vida ET provenía de la Luna o Marte. Al descubrirse que 

ahí no crecía ni un cactus, los hermanos espaciales se vie-

ron forzados a venir de más lejos, de lunas de Júpiter por 

ejemplo. Y cuando llegamos allá… bueno, ya conocen la 

historia. 

Llega el momento en que hay que recomendar el libro. Y 

es lo que haremos. Se trata del último esfuerzo divulgativo 

de una gran especialista, apoyada por un muy buen perio-

dista. Se tocan los temas correctos de la manera indicada y 

supone una puerta de entrada a quien desee luego profundi-

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zar más en los tópicos abordados en las más de 200 páginas 

de la obra. Valga también destacar que la muerte de Hack 

dejó un gran vacío. La divulgación científica necesita de 

muchas Margheritas para acercar a la gente asuntos que, 

a primera vista, son áridos e imposibles. Su gran valor era 

decir de forma sencilla algo que es, en realidad, profundo y 

carne de especulaciones. «Creo del todo probable que haya 

otros mundos habitados, pero también creo que nunca nos 

podremos encontrar con un extraterrestre. Las distancias no 

lo permiten y a lo más que podemos aspirar es a un contacto 

radial. Pero nuevamente las distancias no nos permitirán 

tener un diálogo. En conclusión, pienso que estamos con-

denados a la soledad», escribe Hack. Y eso, que parece tan 

lapidario y doloroso, no deja también de ser poéticamente 

bello.

Diego Zúñiga

COMER SIN MIEDO

J. M. Mulet.

Ediciones Destino, 2014, 262 páginas.

 

El reciente libro de J. M. Mulet Comer sin miedo es 

como la pared de un cementerio.

 El libro tiene como subtítulo “Mitos, falacias y menti-

ras sobre la alimentación en el siglo XXI”. Es curioso que 

hace diez meses salió otro libro, de título “Comer o no 

comer. Falsedades y mitos de la alimentación”, escrito por 

A. Ortí, A. Palencia y R. Bernacer, donde se describían 98 

mitos sobre alimentación y se daba la explicación científi-

ca. El libro de Mulet tiene otra estructura mucho más com-

bativa. Algunos  nombres  de  los  capítulos  lo  manifiestan 

desde el índice: “Yo como artificial. Y tú también”, “Una 

marca comercial llamada alimentación ecológica”, “Asus-

tar es fácil”, “Mejor conservante en mano que salmonela 

volando”, entre otros.

 Todo el libro es una sucesión inacabable de argumentos 

que desmontan la mayor parte de creencias que se han ins-

talado alrededor de la alimentación, de los alimentos y de 

la nutrición. Destroza la agricultura biodinámica, el café 

Kopi Luwak o el Milbenkäse, queso con excrementos de 

polillas. Afirma con argumentos que en Europa la comi-

da es segura, incluidos los transgénicos que no comemos 

porque las autoridades no quieren. Relativiza los efectos 

de los denominados disruptores endocrinos (bisfenol A, 

por ejemplo) y lo compara con los símil-estrógenos pre-

sentes en los brotes de soja o de alfalfa comunes en cier-

tas tendencias alimentarias. Ataca las modas alimentarias, 

las dietas diversas no basadas en pruebas científicas -casi 

todas- y se recrea en las normas alimenticias judías y mu-

sulmanas.

 Yo creo que tiene razón en todo lo que dice. Pero el 

libro es la pared del cementerio. Mi padre decía que las 

paredes de los cementerios son de las cosas más inútiles 

que hay, porque «ni los de fuera quieren entrar, ni los de 

dentro pueden salir». Traducido: este libro no lo leerá na-

die de los que creen en cualquiera de las dietas-milagro, 

las terapias esotéricas o las normas alimentarias aberran-

tes que describe, satiriza y desmonta. Y, para la gente que 

tiene una mínima cultura no esotérica, una perspectiva no 

ortoréxica -no ansiosa de perfección- de la alimentación y 

de la nutrición, no le aporta más convencimiento, porque 

ya está convencida. Yo soy uno de ellos, y todos los que 

pensamos así somos «de dentro del cementerio»: un grupo 

convencido, pero minoritario, y no queremos cambiar, no 

queremos salir.

 Pero ¿es inútil el libro? Estamos rodeados por una po-

blación acientífica, muy inculta y crédula, manipulada por 

todos los del esoterismo, las terapias raras y las chifladu-

ras, y por la publicidad de los alimentos preparados, donde 

venden conceptos tan poco concretos como natural, equili-

brado, completo, de la abuela... Nada de esto tiene sentido 

científico, pero no oímos hablar de otra cosa. Y los que es-

tamos dentro necesitamos reafirmarnos en nuestras ideas, 

en nuestras evidencias y en nuestros sentidos comunes. 

Libros como los de Mulet son alimento para conseguirlo.

 No solo nosotros estamos rodeados. He visto el libro 

rodeado de libros de pseudoalimentaciones, enzimas y 

terapias. Sería mucho soñar que alguien se equivocara, 

comprara el libro, le gustara y se convirtiera a la fe cien-

tífica -esto debe ser una contradicción, ¿verdad?-. Pero no 

pasará. Tal como alguien que no recuerdo dijo, ninguna