el esc
é
ptico
40
invierno 2016/17
V
olvemos a estar inmersos en una epidemia perio-
dística sobre la burundanga, y digo periodística
porque solo parece existir para la prensa y apenas
se corresponde con realidades objetivas. A la inmensa le-
yenda urbana que ya rodea a la burundanga, ahora se suma
la publicación de diversas informaciones más o menos con-
trastadas en medios de comunicación de gran alcance en las
últimas semanas, unido a la difusión de las conversaciones
de whatsapp de los cinco acusados de violación en San Fer-
mín en las que mencionan la idea de utilizar burundanga,
aunque todo parecería indicar que es más una fanfarronada
de sus actos que una realidad.
Este tipo de noticias tienden a mezclar algunos datos
que pueden ser ciertos con un montón de suposiciones y
mitos que ya se han confirmado falsos. Por ello, con objeto
de evitar que esto se convierta en una nueva «profecía au-
tocumplida» del periodismo, hay una serie de puntos que
sería importante discutir brevemente.
Primero, si bien es cierto que recientemente se ha con-
firmado el primer caso de intoxicación con escopolamina
(el principio activo de la burundanga) en España
1
, no fue
con fines de anulación de la voluntad sino para hacer daño,
como se podría usar cualquier toxina, que siendo una agre-
sión muy condenable, no deja de ser algo aislado que no
tiene por qué estar enmarcado en un creciente uso de esta
sustancia en casos de sumisión química o anulación de la
voluntad en España.
Como declaraba el Dr. Bernardino Barceló, jefe de la
Unidad de Toxicología de Son Espases, a El País
1
hace
unas semanas: «No tenemos constancia de
ningún otro
caso como este en la literatura científica», y de la mis-
ma opinión es el Dr. Santiago Nogué, jefe de Toxicología
Clínica en el Hospital Clínico de Barcelona, centro de refe-
rencia en España para casos de agresión sexual: «En nues-
tro hospital hemos analizado 500 víctimas de una agresión
sexual de este tipo y
no hemos encontrado escopolamina
en ninguna, esto no es ni mucho menos una epidemia»,
añadiendo: «Los datos disponibles no confirman que ha-
yan aumentado los casos. Todo caso de supuesta agresión
sexual en Barcelona es derivado a este hospital», explicaba
Nogué, «El número de personas en las que encontramos
drogas u otras sustancias se mantiene estable, pero sí ha
No es verdad que anule la voluntad, ni que haya habido un
aumento en su uso ni que cada vez sean más los casos con-
firmados.
Burundanga:
Nunca dejes que la verdad arruine una buena historia
Antón Gómez-Escolar
Máster en Psicofarmacología y Drogas de Abuso
Artículo publicado originalmente en lasdrogas.info
*
. Reproducido con permiso.
Seis matices frente a la nueva burundanga periodística
* www.lasdrogas.info/opiniones/437/seis-matices-frente-a-la-nueva-burundanga-periodistica.html
el esc
é
ptico
41
invierno 2016/17
crecido el número de pacientes que dicen haber sido vícti-
mas de la sumisión química, parece haber más conciencia-
ción de que puede existir, pero el porcentaje de personas en
las que encontramos esas sustancias es el mismo, no hay un
rebrote real».
Además, como ya comentaba el Dr. Fernando Caudevi-
lla en un artículo reciente
2
, si fuese cierto que esa sustancia
está tan unida al crimen y en auge, debería encontrarse con
frecuencia en las redadas policiales, cosa que no es así.
Segundo, cabe considerar que el hecho de que una vícti-
ma declare que cree que se le ha administrado burundanga
no quiere decir en absoluto que sea eso lo que haya pasado,
ni que esta sea la única «arma» de sumisión química en el
arsenal delictivo, como confirman los estudios científicos
toxicológicos realizados sobre estas víctimas
3,4
: el propio
alcohol y sustancias comunes como las benzodiacepinas
o el cannabis (o en menor medida el GHB/GBL) suelen
ser las principales herramientas de sumisión química. Este
es un extracto de las conclusiones de un amplio estudio
científico en víctimas de sumisión química en España
5
: «El
análisis toxicológico ha sido positivo en el 87,9% de los
casos, y las sustancias identificadas han sido etanol [alco-
hol] (61,7%), fármacos (40,2%, fundamentalmente ben-
zodiacepinas) y drogas ilícitas (27,1%, fundamentalmente
cocaína), solas o en combinación; (…) las sustancias detec-
tadas, lícitas e ilícitas, pertenecen a un patrón de consumo
frecuente en nuestra sociedad».
Personalmente, dudo mucho de que el público general
sea capaz de reconocer y diferenciar una intoxicación en
primera persona por escopolamina frente a otras muchas
sustancias más habituales que también pueden ser utiliza-
das para facilitar delitos, ya que
la confusión, la amnesia
o la debilidad física pueden ser producidas por muchas
sustancias y situaciones diversas, pero está claro que si los
medios de comunicación se empeñan en dar veracidad a
cualquier sospecha, es muy probable que al final todo sea
burundanga.
Tercero, no es cierto que sea una intoxicación indetec-
table en análisis toxicológicos posteriores. Actualmente, es
posible la detección de la escopolamina con buena preci-
sión hasta más de tres semanas después de su ingestión
6
,
usando análisis capilares que ya se utilizan para otros mu-
chos procesos judiciales. El caso recientemente detectado
en España
2
es un buen ejemplo de ello.
Cuarto, conviene recordar que la burundanga no es nada
nuevo ni exótico;
la escopolamina abunda en la naturaleza
en Europa desde la Prehistoria, y sus fuentes vegetales son
muy fáciles de encontrar en un simple paseo campestre; lle-
vamos milenios conviviendo con ellas
7
: Si tuviesen un uso
tan efectivo para el crimen como claman estos artículos, ya
llevaríamos sufriéndolo desde hace siglos, pues ya se ha
usado en medicina (a bajas dosis), en rituales chamánicos
y como veneno, y aunque se haya intentado usar para faci-
litar la sumisión química, el supuesto poder anulador de la
voluntad de la escopolamina no aparece: la CIA estudió el
uso de esta y de una versión sintética potenciada (llamada
«BZ») dentro del programa MK ULTRA en los años 50,
pero concluyeron que de poco les servía, y lo abandona-
ron. Al fin y al cabo, se trata de un agente delirógeno muy
tóxico y de efectos imprevisibles, con poder de crear mu-
cha confusión, fiebre, taquicardias, arritmias, insuficiencia
respiratoria, convulsiones, depresión del SNC, incomuni-
cación y fuertes delirios
8
, siendo muy difícil controlar a un
sujeto en esas condiciones y muy fácil que la intoxicación
le resulte excesiva y potencialmente mortal.
Los relatos de personas que han ingerido plantas con es-
copolamina
9
y de quienes les acompañaban distan mucho
de describir efectos que fuesen «deseables» para una sumi-
(foto: www.flickr.com/photos/cremastere/3327578369/)
el esc
é
ptico
42
invierno 2016/17
sión química delictiva, pues los sujetos tienden más bien
hacia el delirio, la incomunicación y el descontrol. Justo
Giner, doctor en Química por la Universidad de Oviedo,
declaraba a Broadly: «Por suerte para nosotros
en ningún
caso se trata de una herramienta mágica para todo tipo
de actos delictivos como se ha llegado a plantear desde
algunos medios»
10
.
También cabe mencionar que, si atendemos exclusiva-
mente a su farmacocinética, hablamos de una sustancia que
tarda en hacer un efecto notable entre 30 y 60 minutos, lo
que resulta del todo incongruente con los relatos de asaltos
callejeros. Resaltaba para El País
2
el Dr. Santiago Nogué,
jefe de Toxicología Clínica en el Hospital Clínico de Bar-
celona, que «la posibilidad de que se pueda anular la con-
ciencia y la memoria soplando burundanga en la cara, con
un libro impregnado, o un abrazo, es una mentira absolu-
ta». Algo que también apoyaba el Dr. Fernando Caudevilla
en diversos artículos sobre la burundanga
2,11,12
.
Quinto, deberíamos establecer una diferenciación entre
la administración delictiva de sustancias con fines de sumi-
sión química o agresión («me echaron algo en la copa»),
y el aprovechamiento oportunista delictivo de intoxicacio-
nes lúdicas voluntarias con alcohol u otras drogas como un
estado facilitador para cometer delitos. A efectos de pre-
vención y epidemiología delictiva, no debería ser lo mismo
que un delincuente drogue a sus víctimas que un delincuen-
te que se aproveche del estado de embriaguez voluntario de
sus víctimas, y en términos de prevención probablemente
sea más útil
incidir más en la responsabilidad personal
en el consumo de alcohol o cualquier otra droga, que
concentrarnos exclusivamente en si hay algo más que alco-
hol en esas (a veces demasiadas) copas.
Sexto, aunque sea algo minoritario, cabe recordar que en
algunos casos se puede declarar haber sido víctima de una
intoxicación como forma de evadir algunas responsabili-
dades o consecuencias, algo que llevamos viendo siglos en
referencia a actos realizados bajo la influencia del alcohol
u otras drogas y que hasta se reconoce a nivel legal como
un atenuante en nuestro Código Penal. Como relataba Ber-
nardino Barceló, jefe de la Unidad de Toxicología de Son
Espases a El País
2
que sucede en algunos casos: «Para eva-
dir responsabilidades por consumo de drogas, dice “me han
echado algo”». O para justificar comportamientos repro-
bables cometidos bajo los efectos de sustancias ingeridas
voluntariamente como el alcohol u otras drogas. Al fin y
al cabo, en determinadas situaciones puede ser un pretexto
socorrido y supuestamente «difícil de verificar».
En conclusión, creo que hay que estar alerta ante estos
riesgos; parece que
la anulación de la voluntad de momento
es solo un mito, pero la sumisión química es una realidad
aunque nos equivocamos en la magnitud del fenómeno, en
su potencialidad y en sus principales sustancias culpables,
por lo que no conviene generar excesiva alarma social ni
poner el foco erróneamente sobre una sustancia y modus
operandi que a día de hoy no existe en España más allá
de algunos casos (de momento) aislados, y son los artícu-
los tan sobredimensionados, sensacionalistas y alarmantes
como estos los que pueden llegar a provocarla e incluso dar
ideas a los potenciales asaltantes. Desde luego, el mensaje
está calando demasiado hondo en la cultura popular, pero
hay que desmitificarlo; no es verdad que «anule la volun-
tad», ni que haya habido «un aumento en su uso» ni que
cada vez «sean más los casos confirmados»; sus inciden-
cias reales confirmadas siguen siendo anecdóticas.
Recordemos que
la principal droga de sumisión quí-
mica sigue siendo el alcohol, y solemos beberlo volun-
tariamente.
La prensa tiende a pintar a la burundanga como la droga
perfecta para el delito, y aunque todo parece indicar que no
es así, ya lo decía aquel viejo eslogan periodístico: «Nunca
dejes que la verdad arruine una buena historia».
Notas:
1
Domínguez N. Primer caso confirmado de sumisión con burun-
danga en España. El País. 21/09/2016 [consultado el 13/10/2016]
http://elpais.com/elpais/2016/09/20/ciencia/1474373883_897730.
html
2
Caudevilla F. Burundanga [Internet]. 2015 [consultado el
13/10/2016]. www.cannabis.es/web/features/articulos/224-burun-
danga
3
Xifró-Collsamata A, Pujol-Robinat A, Barbería-Marcalain E,
Arroyo-Fernández A, Bertomeu-Ruiz A, Montero-Núñez F, et al. “A
prospective study of drug-facilitated sexual assault in Barcelona.
Med. Clínica Engl”. Ed. 2015; 144:403–9.
4
FSC. Informe [email protected] 2014/2015 [Internet]. Fund.
Salud Comunidad. 2015 [consultado el 13/10/2016]. www.fsyc.org/
proyectos/observatorio-sobre-abusos-sexuales-y-consumo-de-
drogas-en-contextos-de-ocio-nocturno/
5
García-Caballero C, Cruz-Landeira A, Quintela-Jorge Ó. “Su-
misión química en casos de presuntos delitos contra la libertad se-
xual analizados en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias
Forenses (Departamento de Madrid) durante los años 2010, 2011
y 2012”. Rev. Esp. Med. Leg. 2014; 40:11–8.
6
Kintz P, Villain M, Barguil Y, Charlot J-Y, Cirimele V. Testing for
atropine and scopolamine in hair by LC-MS-MS after Datura inoxia
abuse. J. Anal. Toxicol. 2006; 30:454–7.
7
Escohotado A. “Historia general de las drogas”. Arch. Cuad.
Crítica Cult. 1999 [consultado el 11/10/2016]. http://europa.sim.
La principal droga de sumisión química sigue siendo el
alcohol, y solemos beberlo voluntariamente.
el esc
é
ptico
43
invierno 2016/17
ucm.es/compludoc/AA?articuloId=65938
8
Safer DJ, Allen RP. “The central effects of scopolamine in
man”. Biol. Psychiatry. 1971;3:347–55.
9
Erowid. Erowid Experience Vaults: Datura (also Jimson Weed,
Thorn Apple) Main Index. [consultado el 13/10/2016].www.erowid.
org/experiences/subs/exp_Datura.shtml
10
Pacheco A. “La burundanga no es lo que te han contado”.
Broadly [Internet]. 29/09/2016 [consultado el 13/10/2016].https://
broadly.vice.com/es/article/burundanga-droga-sumision-quimica
11
Caudevilla F. “Burundanga:¿ la droga que anula la voluntad?”
[Internet]. 2013 [consultado el 13/10/2016]. http://doctorcaudevilla.
com/index.php/las-sustancias/108-burundanga-la-droga-que-anu-
la-la-voluntad
12
Caudevilla F. “Burundanga:¿ la droga que anula la voluntad?”
[Internet]. 2013 [consultado el 13/10/2016]. http://doctorcaudevilla.
com/index.php/las-sustancias/108-burundanga-la-droga-que-anu-
la-la-voluntad?start=1
Trompetas de ángel, una de las plantas de las que se extrae la escopolamina. (foto: www.flickr.com/photos/sergejf/4745053510/)