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ara remontarnos a los orígenes de ARP-SAPC
hay que irse hasta 1985 y los primeros esfuer-
zos en España por analizar racionalmente y
con pruebas el fenómeno ovni, que entonces estaba
muy de moda. ¿Qué fue ARIFO y quiénes estabais
en ese proyecto entonces tan novedoso?
ARIFO era Alternativa Racional para la Investiga-
ción del Fenómeno Ovni. Estábamos hartos de que
todo el mundo creyera en extraterrestres, lo cual no es
malo ni es bueno ni todo lo contrario. Pero claro, creer
que nos visitaban todos los días como si esto fuera la
playa de Benidorm pues no tenía mucho sentido. Y al
empezar a investigarlo descubrimos… investigamos
250 casos y todos se venían abajo, en todos encontrába-
mos una explicación, salvo dos o tres, y por una razón:
consistían simplemente en: «Hemos visto una luz».
«¿E iba hacia dónde?». «Ah, no sé». No había datos.
¿Quiénes éramos? Estaba Jesús Martínez Villaro,
Txema Báez, los hermanos Puerta… Esto es anterior a
la constitución de ARP.
Y enfrente estaba la televisión, la única que había.
La única que había, pero cuidado, eh, que muchos
programas eran muchísimo mejores. Estaba sesgada
ideológicamente, pero al margen de eso… Y en la te-
levisión de entretenimiento, los ovnis figuraban como
uno de esos entretenimientos fundamentales. Salía
[Fernando] Sesma diciendo que había sido secuestrado
por extraterrestres y se reían de él, algo que a mí no
me gustaba: Sesma sería lo que fuera pero no es para
reírse, el hombre se creía lo que se creía. Pero había
muchos que salían diciendo: «he visto un extraterrestre,
he hablado con un extraterrestre». Y cuando íbamos
nosotros y veíamos que no… «Aquí algo falla, vamos a
demostrarlo y a hacer la réplica»: cuando salía un ovni
en el Diario Vasco, escribíamos en él la explicación.
Esa era más o menos la idea que nos movía.
Los ovnis fueron, podríamos decir, la punta de
lanza, pero no tardasteis en extender vuestro interés
a otras afirmaciones paranormales y pseudocientífi-
cas, en línea con lo que hacía el CSICOP en EEUU.
¿Cómo fue el salto de ARIFO a ARP?
Sobre todo al darnos cuenta de que el tema ovni no
tenía ningún recorrido —una vez que habíamos visto
que era un mito social, poco más había que hacer—,
intentamos ver otras cosas que nos interesaban. La
telepatía, en teoría demostrada científicamente por
el doctor Rhine. ¿Lo estaba? No. Nos encontramos
con un tío que nos dijo que era capaz de que lo que
pensaba saliera por la televisión. Fuimos a compro-
barlo. Mentira, claro. Otro que decía que era capaz
de levantar cosas con el pensamiento, y estuvimos
dos semanas controlándole. No levantaba nada, cla-
ro. Pero bueno, era una extensión yo diría que natural
de lo de los ovnis.
Entrevista con Félix Ares de Blas:
30 Años de ARP-SAPC
Por Inma León y Juan A. Rodríguez
ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico
Félix Ares de Blas (Madrid, 1947) es Ingeniero Superior de Telecomunicación y Doctor en In-
formática. Ha sido profesor titular de la Universidad del País Vasco y director del museo de la
ciencia KutxaEspacio en Donosita-San Sebastián. Continúa como divulgador científico muy
activo en radio, prensa y con numerosos libros publicados. Quedamos con él para que nos
hable de los treinta años de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, de la que
fue primer presidente y en la que ha desarrollado multitud de tareas a lo largo de su historia.
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El núcleo inicial estaba en el País Vasco. ¿Te-
níais contactos en el resto de España? ¿Y con otros
países?
Sí. Fuera de España había dos grandes grupos ins-
piradores. Uno era el CSICOP, en Estados Unidos, y
el otro era la Unión Racionalista francesa. El CSICOP,
digamos, es más popular. La Unión Racionalista es más
de enjundia. Había salido un libro que era Le Crépus-
cule des Magiciens, ‘El crepúsculo de los magos’, que
era una réplica a El retorno de los brujos. A mí me en-
cantó, nos encantó a todos, y dijimos: «pues hay que
hacer lo mismo». Después, muy próximo a la Unión
Racionalista estaba el grupo Zetético, el Zététique,
–‘escéptico’, en griego– de Henri Broch. Nos pusimos
en contacto con Broch y la Universidad de Niza Sofía
Antípolis. Nos ayudó muchísimo. Una persona encan-
tadora. Dentro del grupo Zététique se había publicado
un libro, Incroyable…mais faux, de Alain Cuniot, que
también nos hizo mucha gracia. Y, bueno, así teníamos
contacto con los grupos de fuera. Y de dentro también,
porque en cuanto veíamos a alguien que escribía un ar-
tículo escéptico, íbamos a hablar con él de algún modo:
bien por teléfono o en persona. Y así fuimos recopi-
lando gente valiosísima como Víctor Sanz Larrínaga,
Antonio Fernández (no me acuerdo de si era Antonio),
muchísima gente de diversas partes de España que se
iban añadiendo a lo nuestro. Y muchos ufólogos que,
al ver que la ufología era una chorrada, se pasaban a
nuestro lado. Uno de los contactos fue Mario Bunge,
quien nos puso en contacto con los filósofos asturianos,
que como también pretendían cosas similares, por lo
menos en el aspecto epistemológico, muchos se hicie-
ron socios, y yo soy a su vez socio de honor de Jóvenes
Filósofos Asturianos.
¿Eran de la escuela de Gustavo Bueno?
Sí. Gustavo Bueno tiene sus cosas, pero hay que ver-
lo en todas sus facetas.
En marzo de 1987 se inscribe ARP (Alternativa
Racional a las Pseudociencias, aún sin el SAPC) en
el registro de asociaciones. ¿Quiénes estabais en la
directiva? ¿Cómo fue el proceso de redactar los es-
tatutos?
Para los estatutos, buscamos unos de una asocia-
ción que se parecía, los copiamos y punto. Los lleva-
mos al Gobierno Civil en San Sebastián, pero entonces
estaban pasando las competencias del Gobierno Civil
a la Consejería de Interior del Gobierno Vasco y nos
lo tuvieron dos años en el cajón, del 85 al 87. No me
acuerdo de todos los que firmamos pero estaban Luis
Alfonso Gámez, Luis Miguel Ortega, Gabriel Naran-
jo, Jesús Martínez Villaro, Mari Carmen Garmendia
y Alicia Martínez Villaro, que me acuerde; pero hubo
algunos más.
El fenómeno ovni está prácticamente olvidado,
reducido a pequeños círculos. ARP-SAPC se fue
Al darnos cuenta de que el tema ovni no tenía ningún
recorrido, que era un mito social, intentamos ver otras
cosas que nos interesaban.
Félix Ares de Blas
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centrando en otras pseudociencias, en otras creen-
cias irracionales. ¿Cómo ha evolucionado, llamé-
mosla así, la irracionalidad española?
Muchas veces, la gente que cree en una cosa cree en
el paquete completo. A mí me ha sorprendido que cier-
tas cosas que parecían completamente superadas, léase
homeopatía, resurjan con una fuerza brutal. La homeo-
patía no murió pero sí que se había quedado como algo
obsoleto, y de repente surge con una virulencia brutal.
Y empiezan a surgir cosas como los antivacunas, que
eso duele una barbaridad. O movimientos en torno al
cambio climático. Que hace quince años alguien duda-
se del cambio climático pues me parece muy bien, pero
ahora quien lo duda, hombre, un poco fuera de sitio va.
Y también lo que ha crecido muchísimo son todas las
teorías conspiranoicas: todo lo que tiene una conspira-
ción por detrás, tiene éxito. Y los chemtrails son una de
ellas, ¿no?, es clarísimo. Y todo esto está potenciado
por Cuarto Milenio, entre otros.
La Alternativa Racional
, la publicación pione-
ra del escepticismo en castellano, y que luego se
convirtió en El Escéptico, es, por tanto, anterior al
nacimiento de la actual asociación (ARP-Sociedad
para el Avance del Pensamiento Crítico). ¿Quiénes
se han encargado de ella? ¿Ha mantenido una con-
tinuidad?
Sí, el LAR original era poco más o menos un com-
pendio de recortes de periódico, lo que investigábamos
nosotros y cosas por el estilo; no había artículos de mu-
cha profundidad; era muy sencillo, casi un fanzine (y a
mucha honra lo de fanzine). Lo llevábamos los del gru-
po, no me acuerdo exactamente quién la dirigía, pero lo
hacíamos en conjunto. Sé que Jesús Martínez Villaro y
yo hicimos muchísimo trabajo; y mis hijos, que orde-
naban todos los papeles y los grapaban.
Después, cuando se pasa a la revista El Escéptico,
es porque se intenta hacer algo más serio, con mayor
tirada, hecho en imprenta. Y ahí el director fue Luis Al-
fonso Gámez, porque era periodista y lo quiso hacer de
un modo más profesional. Después de no me acuerdo
exactamente cuántos números, quizá diez o doce, Luis
Alfonso se cansó y tuvimos que buscar a alguien que lo
continuara; en la transición me encargué yo, y después
lo cogió, si no me confundo, Carlos Tellería, porque te-
nía acceso en Zaragoza a imprentas y demás servicios;
él se encargaba de casi todo, aunque le ayudábamos
otros en cosas como la búsqueda de artículos, porque
aquí sí que perseguíamos trabajos de profundidad y no
nos preocupaba que un texto ocupara diez páginas si
merecía la pena. Después de Tellería, porque todos nos
vamos cansando, lo tomaron Julio Arrieta, Alfonso Ló-
pez Borgoñoz —nuestro actual presidente— y Víctor
Ruiz. Después creo que lo retomé yo una temporada,
uno o dos números, hasta que se hizo cargo Ramón Or-
diales, si no me equivoco, y posteriormente, en 2010,
creo que ya fue Jorge Frías, del que ya sabéis todo lo
que ha hecho hasta época reciente.
Hace tres años que dejaste la presidencia; la aso-
ciación ha crecido, se va renovando con la llegada
de nuevos miembros… ¿se mantiene el mismo espí-
ritu de los comienzos?
Yo creo que sí, aunque quizá nos hemos hecho más
«universitarios», que no sé si es bueno o es malo, ¿eh?,
pero me da esa sensación. Pero el espíritu se mantiene,
ese de luchar contra las ideas absurdas y contra todo
aquello que no tiene pruebas. Mira, me acaba de venir
a la mente un curso de verano que di en la Universi-
dad Rey Juan Carlos, y que titulé «Política basada en
pruebas», porque es otro aspecto de la irracionalidad.
Además, somos más y hacemos cosas mejores.
¿Qué futuro le auguras a ARP-SAPC?
Pues que a lo mejor estamos condenados a desapare-
cer porque no seamos necesarios. Hace veinte años éra-
mos los únicos que teníamos una lucecita clamando en
el desierto. Ahora hay muchísimas universidades, o por
lo menos algunas, que tienen departamentos antipseu-
dociencia: la Universidad del País Vasco, por ejemplo,
la de La Laguna, la Universidad de Valladolid creo que
también tiene algo. Además, en los cursos de verano
hay también muchos profesores que no se callan y, si
se organiza un curso de astrología, sale el curso de anti-
Acta fundacional de Alternativa Racional a las Pseudociencias, nombre ori-
ginal de ARP-SAPC.
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astrología. Y hay mucha gente muy bien preparada que
está haciendo muchísimas cosas. Hasta tal punto que
nosotros ya no solamente no es que no seamos únicos,
es que hemos quedado como uno más del montón, lo
cual me parece bueno. Y si todo esto sigue avanzan-
do, llegará un momento en el que seremos simplemen-
te uno más, porque lo que tenemos que tener claro es
que los problemas del mundo no los solucionaremos
con creencias místicas y religiosas (o pseudomísticas y
pseudorreligiosas) o con ayuda de extraterrestres y de
la mística oriental.
Al hilo de lo de antes, tanto en la política como en
la educación se ve que no hay un esfuerzo para bus-
car que la gente desarrolle un pensamiento racional.
La política es más tendente a buscar las expectati-
vas de voto, por así decirlo, que a tomar decisiones
según las pruebas disponibles.
Totalmente de acuerdo, aunque quizás en ciencia sí
que está habiendo un movimiento muy potente de di-
vulgación científica. La divulgación científica no ataca
estrictamente las pseudociencias, aunque sí lo hace de
manera indirecta: si adquieres unas bases científicas,
será muy difícil que te cuelen ciertas cosas. Y si ad-
quieres ciertas nociones de lo que es la probabilidad,
pues no podrás comulgar por ejemplo con las ruedas de
molino de los antivacunas. Y en cuanto a los políticos,
tú lo has dicho: si siempre estamos en el «cortoplacis-
mo», pues iremos de cráneo. Esto tiene que ser un mo-
vimiento a largo plazo, que consista en educar a la gen-
te, y para lo cual no serán suficientes los cuatro años.
De todos modos, soy muy pesimista, pues la Unión
Racionalista francesa lleva ciento y pico años funcio-
nando y no ha logrado gran cosa, aunque quizá la polí-
tica francesa sí que es más racionalista que la nuestra.
Pero solo quizás, porque ves a Marine Le Pen y ya…
pero creo que en conjunto la sociedad francesa es más
racionalista que la española.
¿Ves distintos comportamientos según el color
político?
Sí, claramente. Y sobre todo, yo que siempre me he
considerado de izquierdas, quizá una izquierda mo-
derada, no entiendo que ahora el «paquete izquierda»
incluya naturismo, alternativos, buenrollismo, etc. No
lo entiendo. Siempre había entendido que la izquierda
era la científica, la de las pruebas. Y ahora los que más
están en las pruebas son otros partidos; no es la ultrade-
recha, pero probablemente está más con las pruebas la
derecha moderada que la izquierda. Y luego están estos
partidos que no se definen «ni de izquierdas ni de dere-
chas», sino que toman lo que consideran bueno de unos
y otros, en los que sí se ve un cierto toque de luchar
contra las pseudociencias; pongamos como ejemplo la
iniciativa Euromind
1
de UPyD en el Parlamento Euro-
peo, que me parece muy interesante.
1.
Véase «Euromind» en El Escéptico, 46, pág. 6
No entiendo que ahora el «paquete izquierda» incluya
naturismo, alternativos, buenrollismo, etc. Siempre había
entendido que la izquierda era la científica, la de las pruebas.
¿Quién es ese señor que está al lado de Félix Ares?