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os series clásicas de ciencia ficción de la tele-
visión inglesa merecieron en 1996 ser recono-
cidas por un sello del servicio postal británico.
La primera se refiere a un programa infantil cuyo pri-
mer episodio se emitió en noviembre de 1969 y nos
presentaba a una familia de ratones espaciales, los
Clangers (Fig. 1). Aunque no se crean que ellos fue-
ron los primeros. La moda de emplear supuestos se-
res alienígenas en las emisiones infantiles se remonta
a los primeros años de la televisión, allá por 1951,
cuando Billafadorus, un niño marciano, se estrella en
nuestro planeta y pasa once episodios (de apenas cin-
co minutos) intentando volver al suyo. El serial apare-
ció en el programa sabatino de sobremesa para niños
de la BBC.
La segunda son las famosas marionetas de Gerry
Anderson que, allá por mediados de los sesenta, eran
el no va más en la animación (Fig. 2, arriba). Como
ilustración del sello se escogió una imagen de Stin-
gray (Fig. 2, abajo). De hecho, ha sido tan grande su
influencia sobre la juventud británica (y de otros paí-
ses) que en 2011 el Royal Mail emitió toda una serie
de seis valores para conmemorar la carrera de este ar-
tista. Vemos en la Fig. 3 el carnet de presentación; de
Un marciano en mi buzón
(3.10)
Alinígenas de la “caja tonta”
Luis R. González
Fig. 1
Fig. 2
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izquierda a derecha y de arriba abajo: Joe 90, Captain
Scarlet, Thunderbirds, Stingray, Fireball XL5, Su-
percar. No todas fueron emitidas en España, aunque
ahora puede disfrutarse de su ingenuidad en YouTube.
Thunderbirds llegó incluso a la pantalla grande con
dos películas. Se acompaña el carné de mano de la
primera tal como se conoció en España, «Guardianes
del Espacio».
Además, por vez primera, se lanzó una hoja bloque
con cuatro valores compuesta de imágenes lenticula-
res de sus naves más famosas, los Thunderbirds, que
según el ángulo de incidencia muestran una imagen
distinta y al moverlas rápidamente dan sensación de
movimiento (Fig. 4).
Pero si hay una serie televisiva ufológica indiscuti-
ble, esa es UFO, también creación de Gerry y Sylvia
Anderson, aunque en este caso con personajes de car-
ne y hueso. El primero de sus veintiséis inolvidables
episodios se emitió el 16 de septiembre de 1970 (A
España llegó en abril de 1973 en la sobremesa de las
tardes por la primera cadena, como OVNI) y rápida-
mente capturó la atención de los telespectadores jóve-
nes. En ella pudimos ver por vez primera una autopsia
a un alienígena (tan creíble como la que circuló dos
décadas y media después). No existe ningún sello a su
memoria, pero sí hemos encontrado una postal inglesa
(Fig. 5, izquierda). En enero de 1975 se estrenó en
España su versión para la pantalla grande, subtitulada
«Los diablos rojos atacan la Tierra» (Fig. 5, derecha),
justo en plena oleada ovni.
La república federal rusa de Altái emitió en 2002
un bloque filatélico dedicado a las series de televisión
americanas de la década anterior. Una cuarta par-
te de ellas tenían relación con la ufología: Stargate,
Roswell
y Expediente X (Fig. 6). Esta última ha sido
merecedora de tantos sellos como para un artículo
monográfico… que quizá hagamos, dado su reciente
retorno a la pantalla.
El último avistamiento de un ovni filatélico en una
serie televisiva del que tengo noticia es una hojita
emitida en 2010 por la república de Guinea a los pre-
mios de televisión Emmy (Fig. 7). Aparte del sello a la
serie Expediente X y la aparición de los dos agentes en
la esquina superior derecha, el ovni aparece en el cen-
tro del borde inferior, junto a uno de los protagonistas
de la exitosa serie Perdidos. No resulta nada claro, es
casi como uno de esos «pajarovnis» que comenta en
su blog Marcianitos verdes mi tocayo Luis Ruiz No-
guez
1
, pero me da pie para recordar un último ejemplo
de la insidiosa infiltración de la iconografía ufológica
en todos los rincones de la cultura moderna. Aunque
Perdidos se haya alejado meritoriamente de las ideas
extraterrestres, en una de las escenas del decimosexto
episodio de la tercera temporada, Juliet va a recoger
algo a un lugar de la isla indicado con una marca en un
árbol. Pues bien, ¡dicha marca es el signo de Ummo!
Inserto
En mi primera entrega de esta larga serie de artícu-
los (El Escéptico nº 10, septiembre de 2001 —aunque
en la tapa se diga Otoño-Invierno 2000, los retrasos
vienen de lejos—) mencionaba una emisión de Gui-
nea Ecuatorial de allá por junio de 1975, que incluía
dos sellos sobre ovnis, los primeros en su género.
Mencionaba entonces que había sido incapaz de lo-
calizar la fuente para el diseño de las naves espaciales
Fig. 3
Fig. 4
Fig. 5
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que aparecían en el segundo de ellos, el de 20 ekuele
de valor facial (Fig. 8, arriba).
Hace poco, revisando viejos tebeos franceses, en-
contré la respuesta. Estaba en la portada de un álbum
de 1974 dibujado por Paul Norris, Safari Interplane-
taire, el primer tomo de las aventuras de Luc Brade-
fer, más conocido en España como Brick Bradford, y
su «peonza del tiempo» (Fig. 8, abajo).
Próxima entrega: Otros coleccionismos ufológicos
El autor desea agradecer la colaboración de Gian-
carlo D’Alessandro, ufólogo italiano editor del PHIL-
CAT, Catalogo di UFOfilatelia disponible en la red
2
.
Asimismo, agradecería la colaboración de los lec-
tores, para ampliar la casuística filatelico-ufológica y
pone a su disposición estos y muchos otros sellos de
temática espacial para todo tipo de exposiciones.
1- http://marcianitosverdes.haaan.com/
2- http://web.tiscalinet.it/Giada/
Fig. 6
Fig. 8
Fig. 7