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ossier

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esde la escuela y los ámbitos educativos siem-

pre incidimos en que preparamos a los alum-

nos para la sociedad que les toca vivir y que-

remos formar ciudadanos con valores que refuercen 

nuestra sociedad. Asumimos la responsabilidad de 

fomentar en ellos actitudes de respeto a la diversidad, 

de lucha por que entre hombres y mujeres no existan 

diferencias en derechos y deberes, y tratar de que la 

empatía, el trabajo colaborativo y los valores demo-

cráticos sean pilares en sus vidas.

No parecen objetivos baladíes ni sencillos de lo-

grar, a la par que presentamos una gran batería de con-

tenidos en cada una de las materias. Sin embargo, es 

una tarea fascinante e inspiradora.

Hay que destacar que, en la sociedad en la que vi-

vimos, aparece un nuevo reto no menos importante 

que los anteriores. En un mundo donde la información 

está disponible para todos y en todo momento, surge 

el problema de discernir entre la falsedad y las infor-

maciones veraces y contrastadas. El filtro, esa herra

-

mienta de la que debemos dotar a nuestros alumnos, 

es el pensamiento crítico.

Crítico

 proviene del griego y quiere decir ‘el que 

separa lo bueno de lo malo’, es decir, el que tiene cri-

terio; y solo se puede llegar a ello desde el análisis, la 

reflexión y el conocimiento.

Si queremos formar ciudadanos libres, tenemos 

que definir qué es la libertad, palabra utilizada con de

-

masiada frivolidad. La libertad la define la RAE como 

la facultad de las personas a obrar o no obrar de una 

u otra manera, siendo responsables de nuestros actos

Bajo nuestro punto de vista de docentes desde hace 20 

años, para poder tomar decisiones desde la libertad es 

imprescindible el conocimiento riguroso sobre lo que 

queremos decidir. No podemos sentirnos libres, aun-

que tomemos decisiones propias, si somos engañados, 

manipulados o basamos nuestros criterios en premisas 

falsas o falaces.

Para llevar a cabo la Revolución industrial se nece-

sitó de un tipo de trabajadores especializados en pe-

queñas tareas repetitivas, donde el trabajo en cadena 

era  el  más  eficaz  para  los  objetivos  marcados.  Hoy 

no debemos diseñar alumnos obedientes y sistemati-

zados; el futuro inminente requiere de trabajos de co-

laboración, donde la creatividad y la visión global de 

las situaciones sean las líneas para seguir.

Y todo ello pasa por trabajar desde niños la búsque-

da de la veracidad en la sociedad de las informaciones 

fake

 en internet, de los errores en los medios de co-

municación por la inmediatez de cada noticia; incluso 

de grupos que, muy bien organizados, diseñan y vira-

lizan en las redes informaciones falsas e interesadas. 

La reflexión crítica ha de ser la primera de nuestras 

actitudes para la búsqueda de la verdad. Los adultos, 

y con mayor responsabilidad los docentes, hemos de 

crear estrategias para ese desarrollo personal. Es nues-

tra obligación que el diagnóstico médico esté muy por 

encima de opiniones más o menos espirituales y esti-

mulantes de personas sin formación sanitaria; no po-

demos permitir que la repetición de ideas absurdas se 

El aula como 

catalizador del

 

pensamiento crítico

   

Esther Márquez Fernández y Carlos Moreno Borrallo

Ágora International School Andorra

Un docente con pensamiento crítico duda en forma constante de lo 

que sabe, no busca imponer verdades y debilita sus propios dogmas

Miguel Alberto González González

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conviertan en realidades en nuestras vidas y entornos. 

Y debemos estar en primera línea para exigir a nues-

tros representantes públicos y periodistas que asuman 

su responsabilidad y hagan uso de su propio pensa-

miento crítico para no hacer recomendaciones ridícu-

las y peligrosas acerca de las vacunas, el consumo de 

leche cruda o el tratamiento del autismo, el ébola o la 

malaria con desinfectantes industriales.

Una sociedad crédula no es una sociedad madura. 

No podrá avanzar tecnológicamente, pero tampoco 

podrá hacerlo desde un punto de vista ético y moral. 

Sócrates ya decía: «

el conocimiento os hará libres

», 

y lo expresaba desde el convencimiento de que es el 

único camino hacia la evolución personal y hacia una 

verdadera libertad individual y colectiva.

Todos conocemos en nuestro entorno personas que 

actúan desde el convencimiento en una idea que no 

surge de la reflexión ni de la comprobación, sino de la 

intuición y la creencia, y sus expresiones siempre se 

basan en la no discusión de hechos infundados. Son 

actos de fe y no se ponen en duda. Ejercen su «liber-

tad» sin demostraciones, sin dudas, desde el conven

-

cimiento absoluto que sale de las entrañas y no desde 

la razón.

Fomentar y desarrollar el pensamiento crítico no 

puede hacerse en un día ni en un mes, ni tampoco 

en un año; necesitamos una vida entera. Y tampoco 

puede hacerse desde un único ámbito de la sociedad: 

necesitamos que la historia, la medicina, la economía, 

la física, la filosofía y el resto de disciplinas apuesten 

por que quienes ahora son niños o jóvenes sean en el 

futuro líderes basados en criterios rigurosos y en opi-

niones fundamentadas. 

La democracia no es solo votar, es también dotar 

a nuestros niños de todas las oportunidades y herra-

mientas para no ser engañados o manipulados. Esa 

también es labor de los docentes.

¿Y por qué desde el aula? Porque es el ámbito pro

-

picio para la indagación, para el contraste de opinio-

nes y estrategias, y porque los niños pasan ocho horas 

diarias en los colegios.

¿Cuándo empezar? Cuando nacen. ¿Cómo hacer

-

lo? Podemos comenzar desde las imágenes más coti-

dianas, como son las constantes noticias de 

facebook

twitter

 o 

instagram

, siguiendo por el bombardeo pu-

blicitario y avanzando en la televisión y el cine. Son 

inputs

 muy potentes, porque los reconocen claramen-

te y nunca se han parado a hacer un análisis de la in-

formación que reciben de ellos:

● 

Si un champú se anuncia como pH neutro 5.5, 

¿qué quiere decirnos? ¿Es este un pH neutro realmen

-

te?  ¿Qué  son  las  teorías  de  Arrhenius  y  Brönsted-

Lowry?

● 

Si una sal se nos encarece en su precio por tener 

la etiqueta «NO MODIFICADA GENÉTICAMEN-

TE»,  ¿compramos  en  libertad  sin  preguntarnos  qué 

genoma hubiesen podido modificar en una sustancia 

inorgánica como el cloruro sódico?

● 

Si una médica reconvertida a escritora de éxito 

nos vende su libro de recetas contra el cáncer adu-

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ciendo los milagros de la alcalinidad de algunos ali-

mentos, ¿no deberíamos preguntarnos cómo funciona 

nuestro organismo antes de lanzarnos a la salvación 

del jengibre o la cúrcuma? ¿No deberíamos conocer 

cómo se regula el pH del organismo?

● 

Y si nos cobran 40 euros por una sesión con ima-

nes para equilibrar nuestros canales energéticos, ¿de

-

beríamos preguntar al falso terapeuta que nos explique 

cómo el campo magnético empleado modifica la mem

-

brana celular para mejorar el intercambio iónico?

Definitivamente, sin pensar —y no hace falta aña

-

dir 

críticamente

— estamos mucho más expuestos al 

engaño y la manipulación. Los pequeños análisis de 

hoy nos llevarán a las ideas profundas e importantes 

para futuros desarrollos de los individuos y, por ende, 

de la sociedad en su conjunto.

Si hacemos permanentemente incidencia en lo im-

portante de prepararnos para la nueva sociedad, los 

profesores de cualquier nivel debemos dar ese paso 

al frente que se requiere para tan elevado objetivo, y 

que empieza por que cada uno de nosotros aporte un 

granito de arena al desarrollo del pensamiento crítico. 

Ese grano de arena que, sumado con el de nuestros 

compañeros, hará de ellos algo más coherente e inte-

grado y diseñará una sociedad más justa, más libre y 

más desarrollada tecnológica y humanamente.

Pero hemos de ser tan cuidadosos y rigurosos como 

exigimos, y no caer en los mismos errores que quere-

mos corregir. No podemos ser dogmáticos: para de-

sarrollar la reflexión, no podemos plantear preguntas 

cerradas; para favorecer la indagación, no podemos 

imponer ideas sin argumentación.

Nuestra propuesta particular y al alcance de todos 

es generar grupos de trabajo y analizar informaciones 

muy cercanas a la sociedad en general y los alumnos 

en particular. La predisposición a discriminar estas 

informaciones es tan solo el primer paso para pensar 

críticamente; después vendrá una fase de búsqueda de 

información. Esta es la más importante, pues podemos 

caer de nuevo en fuentes 

intoxicadas

, por eso es muy 

importante estudiar las fuentes, comprobar que quie-

nes escriben tienen una formación suficiente para ello, 

ver si hay instituciones de prestigio reconocido detrás 

y realizar una pequeña investigación para interiorizar 

la sana costumbre de contrastar las informaciones con 

diversas fuentes, a ser posible de tendencias diferen-

tes. Y  finalmente  llega  la  etapa  más  complicada:  el 

período de análisis de la información, el momento de 

descartar la información detectada por no fidedigna y 

el de crear una opinión propia.

Finalmente, sería bueno que fuesen capaces de ex-

presar a sus compañeros sus conclusiones, en un blog 

o en un canal de YouTube, insistiendo siempre en que 

han de estar sustentadas con argumentos racionales y 

no con fundamentos dogmáticos.

Decía Fernando Savater, haciéndose eco de un an-

tiguo dicho, que para educar a un niño hace falta un 

tribu entera. Siguiendo con este hilo, para plantear, 

desarrollar y asentar el pensamiento crítico en nues-

tros alumnos es necesaria la complicidad de todo el 

sistema educativo. Pero no podemos esperar que las 

directrices surjan de las altas instancias; hemos de to-

mar la iniciativa y comenzar a trabajar desde nuestra 

aula, como profesores y convencidos de que es nues-

tra responsabilidad para con la sociedad en general y 

con nuestros niños en particular. 

La primera piedra en el camino es saber si los pro-

fesores en su conjunto creen importante esta tarea, y 

la segunda es ver si estamos exentos de prejuicios, 

creencias irracionales o ideas no basadas en argumen-

tos. Y es que, así como un docente no puede transmitir 

pasión por lo que enseña si él mismo no la tiene como 

actitud primordial, ni puede inculcar valores de soli-

daridad si no es solidario, tampoco podrá fomentar el 

pensamiento crítico si este no es un claro estandarte 

de su forma de pensar y actuar.

Desde el ámbito científico contamos con el sopor

-

te que siempre va en paralelo al pensamiento crítico, 

que no es otro que el método que nos obliga a seguir 

unos pasos de observación, información, reflexión y 

posterior análisis y emisión de conclusiones, pero ello 

no indica que desde cualquier área no sea igualmente 

importante seguir un método para la búsqueda de lo 

veraz.

Por eso es fundamental trabajar desde todos los 

ámbitos del conocimiento, como la 

Economía 

para 

ser capaces de evaluar la información que va desde el 

pago de la hipoteca a los impuestos e intereses banca-

rios; la 

Historia

, para conocerla desde distintos pun-

tos de vista y no desvirtuar nuestra identidad como 

La democracia no es solo votar, es también dotar a nues-

tros niños de todas las oportunidades y herramientas para 

no ser engañados o manipulados.

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ciudadanos; pasando por la 

Física

 y sus leyes conoci-

das, demostrables y reproducibles que nos desvelarán, 

desde el conocimiento, qué tipos de ondas existen, 

cuáles son un riesgo contra la salud y cuáles no, sin 

generar confusiones malintencionadas, sin sembrar 

el miedo infundado o que simplemente nos harán un 

poco más inmunes al engaño y la manipulación.

La 

Filosofía

, la esencia de la búsqueda de verda-

des, de la reflexión y el pensamiento en su más puro 

estado, tiene mucho que aportar a las nuevas genera-

ciones donde el cuidado de la espiritualidad no puede 

convertirse en tiranía, abrazando cualquier ridícula 

invención «holístico-emocional». La 

Química

, capaz 

de los cálculos más rigurosos, herencia de Antoine 

Lavoisier, ha de desenmascarar los conceptos de di-

luciones infinitas relacionados con potentes brebajes 

mágico-curativos por principios activos inexistentes.

La 

Matemática

, una disciplina que se rinde al pen-

samiento abstracto para llegar a desarrollarse en lo 

más concreto es un fuente inagotable de inmunidad 

ante la creencia, y una vacuna eficaz contra la irra

-

cionalidad. Sin dejar de lado la 

Biología

 capaz de ex-

plicar el comportamiento celular sin la necesidad de 

ideas peregrinas como la alcalinización alimentaria o 

el regreso al consumo de leche cruda y sus riesgos de 

infección. La 

Psicología

, que como ciencia aporta te-

rapias contrastadas y avaladas que no pueden admitir 

que cualquier desalmado sin conciencia pueda rela-

cionar la enfermedad del cáncer con nuestras emocio-

nes, convirtiéndonos en culpables de nuestra propia 

enfermedad.

Y, cómo no, la 

Lengua

, nuestro sistema de comuni-

cación, rico en matices y expresiones que nos han de 

llevar tan lejos en los significantes como en los signi

-

ficados, velando por la coherencia del discurso y por 

la reflexión previa al mismo.

Con esto queremos decir que es una labor de equi-

po; mejor dicho, es un trabajo colaborativo, como 

ahora nos gusta pedir a nuestros alumnos. Hemos de 

diseñar una fuerte red de conocimientos y una férrea 

actitud de análisis que impida que la creencia, la in-

tuición o el pensamiento mágico se apoderen de nues-

tra sociedad, cuyos avances más importantes siempre 

tuvieron su nacimiento en la razón y el pensamiento 

libre.

Las competencias clave entraron en nuestro siste-

ma educativo hace años, y en ello seguimos. Asumir 

las competencias son un objetivo que en su fin con

-

lleva hacer ciudadanos competentes. Pero, ¿es com

-

petente el alumno que conoce las estructuras gramati-

cales del inglés, o quien habla y escribe en inglés con 

fluidez? ¿Es competente el alumno que sabe resolver 

ejercicios de reacciones ácido-base, o quien es capaz 

de poner en duda los efectos del bicarbonato sódico 

sobre la sanación de graves enfermedades? ¿Ser com

-

petente es conocer las reglas del baloncesto, o jugar 

al baloncesto?

De la misma manera, la repetición de contenidos 

sin el profundo trabajo de la indagación y el pensa-

miento crítico no nos llevará a formar alumnos com-

petentes.

Robert Osserman, profesor de la Universidad de 

Stanford y director del 

Mathematical Sciences Re-

serch Institute

, decía en su libro 

La poesía del univer-

so

 que para poder disfrutar de la belleza del mundo 

submarino, de sus arrecifes y sus colores debemos 

sumergirnos y bucear bajo las aguas. Pero tendremos 

una visión borrosa, a menos que alguien nos propor-

cione unas gafas de buceo, y así el paisaje submarino 

se mostrará en su máxima belleza. Asimismo, con esta 

visión tan nítida, el cerebro permite un funcionamien-

to de nuestra imaginación más allá de sus límites na-

turales.

Osserman se refería a las matemáticas como la he-

rramienta maravillosa capaz de obrar ese prodigio, 

pero nosotros pensamos que también es aplicable al 

pensamiento  crítico  y  la  cultura  científica,  que  nos 

permitirán disfrutar mucho más de lo cotidiano y lle-

gar más lejos de lo que ven nuestros ojos. Mirar con 

la razón nos aportará nuevas ópticas, más bellas y más 

cercanas a la realidad.

De modo que uno de los más elevados objetivos 

debería ser instaurar en las nuevas generaciones, en 

los niños y adolescentes, esas gafas de buceo como 

algo natural, que los acompañe en sus vidas y que per-

mitan que la curiosidad marque sus caminos y que el 

pensamiento racional los guíe e impida que caigan en 

el abismo de la sinrazón.

Y todo comienza en un aula.

Para plantear, desarrollar y asentar el pensamiento crítico 

en nuestros alumnos es necesaria la complicidad de todo el 

sistema educativo.