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T

ras muchos años en los que desde distintas aso-

ciaciones dimos múltiples muestras de preocu-

pación por el auge de las pseudociencias y en 

especial de las pseudoterapias, la Fundación Española 

para la Ciencia y la Tecnología (

Fecyt)

 publicó su En-

cuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecno-

logía de 2018

1

 según la cual, por un lado, la ciudadanía 

muestra su confianza en la medicina de base científi

-

ca y en nuestro Sistema Nacional de Salud; pero por 

otro lado, existe cierta confusión respecto a qué tra-

tamientos tienen base científica y cuáles no. Así, una 

parte considerable de la población española cree en la 

eficacia por ejemplo de la acupuntura (32,8 %) o la 

homeopatía (25,4 %), y un 19,6 % ha usado alguna 

vez terapias alternativas, sea como complemento o en 

sustitución de un tratamiento médico efectivo.

El Gobierno de España ha entendido por fin que esto 

supone un peligro real para la población, y ha decidido 

tomar medidas al respecto. Ya en el editorial del pasa-

do número hablamos del plan en el que los Ministerios 

de Sanidad y Ciencia están trabajando para combatir la 

pseudociencia y sus efectos, y ahora, meses después, 

podemos entrar a valorar su alcance. No obstante, 

conviene hacer primero una breve descripción de los 

aspectos más interesantes del mismo, para luego pre-

sentar nuestras impresiones al respecto, en forma de 

un coloquio real que sostuvimos unos cuantos socios 

durante la última asamblea general de ARP-SAPC, ce-

lebrada en Logroño el pasado mes de abril.

Un primer borrador del Plan se presentó en noviem-

bre de 2018, e incluía tres principios básicos:

1)  La evaluación de las terapias alternativas, a la 

luz del conocimiento científico existente.

2)  La difusión de la información entre la ciudada-

nía, para que esta pueda elegir en libertad.

3)  Que se haga cumplir la normativa existente y, en 

su caso, la de nueva creación.

Respecto al primer punto, ya en 2011 el Ministerio 

de Sanidad presentó el documento «Análisis de situa-

ción de las terapias naturales», primer paso para eva-

luar la base científica de 139 técnicas; y en 2012 se 

creó la Red Española de Agencias de Evaluación de 

Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Na-

cional de Salud (

Redets

), formada por las agencias de 

evaluación de la Administración central y las Comuni-

dades Autónomas, con el objetivo de ayudar a la toma 

de decisiones en el Sistema Nacional de Salud. Será 

esta la que se encargue de evaluar la base científica 

de las técnicas pendientes de evaluación, puesto que 

de las mencionadas 139 técnicas, 73 no cuentan con 

ensayos clínicos o revisiones sistemáticas publicadas, 

de modo que han sido descartadas de antemano:

Análisis somatoemocional, análisis transaccional, 

ángeles de Atlantis, armónicos, arolo tifar, ataraxia, 

aura soma, biocibernética, 

breema

, cirugía energética, 

coaching

 transformacional, constelaciones sistemá-

ticas, cristales de cuarzo, cromopuntura, cuencos de 

cuarzo, cuencos tibetanos, diafreoterapia, diapasones, 

digitopuntura, esencias marinas, espinología, fasciote-

rapia, 

feng shui

, flores del alba, frutoterapia, gemotera

-

pia, geobiología, geocromoterapia, geoterapia, grafo-

terapia, hidroterapia del colon, hipnosis ericksoniana, 

homeosynthesis, iridología, lama-fera, masaje baban-

di, masaje californiano, masaje en la energía de los 

chacras

, masaje metamórfico, masaje tibetano, medi

-

cina antroposófica, medicina de los mapuches, medi

-

El 

Plan

 para la protección 

de la salud frente a las

 

pseudoterapias

Un paso de gigante, que esperemos no tenga los pies de barro

.

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cina ortomolecular, metaloterapia, método de orienta-

ción corporal Kidoc, método Grinberg, numerología, 

oligoterapia, orinoterapia, oxigenación biocatalítica, 

piedras calientes, pirámide vastu, plasma marino, 

posturología, pranoterapia, psicohomeopatía, psychic 

healing, quinton, radioestesia, rebirthing, sincroniza-

ción core, sofronización, sotai, tantra, técnica fosfé-

nica, técnica metamórfica, técnica nimmo de masaje, 

terapia bioenergética, terapia biomagnética, terapia de 

renovación de memoria celular (cmrt), terapia floral de 

California, terapia floral orquídeas, terapia regresiva.

Las 66 en evaluación, esto es, de las que existe algún 

tipo de estudio científico sobre su eficacia (sea positivo 

o negativo), son las siguientes: abrazoterapia, acupre-

sión, acupuntura, aromaterapia, arteterapia, auriculo-

terapia, ayurveda, biodanza, caballoterapia o hipotera-

pia, 

Chi-Kung

 o 

Qi-Gong

, constelaciones familiares, 

cromoterapia, crudivorismo, drenaje linfático manual, 

enfermería naturista, fitoterapia, Gestalt, hidroterapia, 

hipnosis natural, homeopatía, kinesiología, kundali-

ni yoga, linfodrenaje, luminoterapia, macrobiótica, 

magnetoterapia, masaje ayurvédico, masaje estruc-

tural profundo, masaje tailandés, medicina naturista, 

medicina natural china, meditación, moxibustión, mu-

sicoterapia, naturoterapia, osteopatía, 

panchakarma

pilates, programación neurolingüística, psicoterapia 

integrativa,  quiromasaje,  quiropraxia,  reflexología  o 

reflexología podal o reflexoterapia, 

reiki

, respiración 

consciente integrativa, risoterapia, sanación espiritual 

activa, 

seitai

shiatsu

 o 

shiatsu

 

namikoshi

, sonoterapia, 

tai chi

, técnica Alexander, técnicas de liberación emo-

cional, técnicas de relajación, terapia craneosacral, te-

rapia de polaridad, terapia floral de bach, terapia floral 

de Bush, terapia herbal, terapia humoral, terapia nutri-

cional, vacuoterapia, visualización, yoga de polaridad, 

yoga, 

zero balancing

.

En lo relativo a la publicidad engañosa de las pseu-

doterapias,  el  Plan  prevé  modificar  la  legislación  de 

centros sanitarios (RD 1277/2003), la de publicidad 

de  productos  de  pretendida  finalidad  sanitaria  (RD 

1907/1996), la de plantas medicinales (Art. 51.2, 

RDL 1/2015) y la de publicidad de medicamentos 

que no tengan autorización de comercialización (RD 

1416/1994).

En el caso de los centros sanitarios, se tratará de ga-

rantizar que todas las actividades sanitarias se realicen 

por profesionales con la titulación adecuada y oficial

-

mente reconocida; y se eliminarán las pseudoterapias 

de los mismos, sean estos públicos o privados, para lo 

que aclarará qué técnicas pueden entrar en los tipos 

U.101 (terapias no convencionales) y U.900 (otras uni-

dades asistenciales) del mencionado RD 1277/2003.

Por último, incidirán en los principios del conoci-

miento  científico  como  base  en  la  formación  de  los 

profesionales sanitarios, en distintos ámbitos:

y

y

En el universitario, para no promover títulos pro-

pios u oficiales sobre pseudoterapias.

y

y

En la formación continua de profesionales del 

Sistema Nacional de Salud.

y

y

No otorgando el reconocimiento de interés sani-

tario a actos que promuevan la utilización de pseudo-

terapias.

El primer texto de este Plan tuvo en cuenta las pro-

puestas que se hicieron desde distintas asociaciones 

de promoción del pensamiento crítico y el conoci-

miento científico, que fueron Apetp

, Círculo Escép-

Los ministros de Sanidad (Mª Luisa Carcedo) y Ciencia (Pedro Duque), durante la presentación de la campaña #CoNprueba (foto: Juan A. Rodríguez)

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tico, Farmaciencia, RedUNE y ARP-Sociedad para el 

Avance del Pensamiento Crítico. Dichas asociaciones 

seguimos participando, junto con otros grupos inte-

resados (colegios profesionales sanitarios, sociedades 

científicas, asociaciones de pacientes), aportando po

-

sibles mejoras a un texto aún abierto.

Entre las propuestas surgidas desde el movimiento 

escéptico, podemos destacar la relativa a la necesidad 

de incluir el tipo penal de la persuasión coercitiva, que 

acabe con la sensación de impunidad ante el engaño 

cuando una víctima de pseudoterapias denuncia. Cabe 

destacar también la buena acogida por parte de las 

sociedades científicas y los colegios profesionales, si 

bien algunos de estos últimos, como el Consejo Ge-

neral de Psicología o algunos colegios de Farmacia, 

manifiestan cierta tibieza —cuando no apoyo abier

-

to— ante algunas pseudoterapias, siempre que las 

apliquen sus propios colegiados; mientras que en las 

asociaciones de pacientes ha habido de todo: desde las 

que aún muestran bastante confusión, a las que tienen 

una clara postura en contra de las pseudociencias.

Esta es la situación del Plan a junio de 2019, cuyo 

primer paso público ha sido la campaña #CoNprueba 

de información general a la población sobre las pseu-

dociencias y de divulgación del pensamiento crítico. 

Actualmente estamos pendientes de la formación de 

un nuevo gobierno tras unas elecciones generales, por 

lo que es difícil saber lo que nos deparará el futuro.

Juan A. Rodríguez

Coloquio

Fernando Frías (abogado), Inma León (periodista), 

Emilio Molina (informático) y Juan A. Rodríguez (di

-

rector de 

El Escéptico

).

IL: 

Presentamos aquí una puesta en común de lo 

que ha sido un paso de gigante, podríamos decir, en 

la lucha contra la pseudociencia y la pseudomedicina 

en España, plasmado en la campaña gubernamental 

#CoNprueba. Vamos a hablar de cómo se ha llegado 

hasta aquí, algo que durante muchos años nos parecía 

casi imposible, que es que hubiera una conciencia en 

la sociedad y entre los políticos de que existía este 

problema; de repente nos hemos encontrado con que 

ya nos creen y se han mentalizado. ¿Quieres empezar 

tú, Fernando?

FF:

 Creo que has dado con una de las claves fun-

damentales: efectivamente ha cambiado la percepción 

en buena parte de la sociedad, de los medios de comu-

nicación, de médicos y profesionales de la sanidad… 

Por primera vez se están dando cuenta de que efecti-

vamente tenemos un problema, que hay que afrontar-

lo y que necesitamos tomar medidas. Ahora el paso 

de gigante, como dices, ha sido que esto haya calado 

también en un proyecto político como es el del Plan 

contra las Pseudociencias del Gobierno. Y al decir po-

lítico me refiero a que corre a cargo de políticos, no a 

que sea de una determinada orientación política, por-

que esto debería ser, como se dice ahora, transversal; 

debería ser algo que asumieran todos los partidos y, 

afortunadamente, parece que empieza a ser así.

EM:

 Por explicar un poco la cronología de cómo 

hemos llegado hasta aquí, llevamos años clamando en 

el desierto a base de repetir «cuidado con esta gente»; 

hablo de charlatanes en sentido amplio, no solo de 

pseudoterapias sino pseudociencias en general —te-

rraplanistas, antivacunas...—; en los últimos años es-

tamos viendo un auge sobre todo de la lucha contra las 

pseudoterapias, más que nada porque a fuerza de po-

ner, por desgracia, muertos encima de la mesa, se ha 

llegado a constatar que esto no es un asunto anecdó-

tico sino un problema sistemático de falta de control 

absoluta del Gobierno y de las autoridades sanitarias 

en general: de quién está ofertando como terapéuticas 

qué cosas a la sociedad. A partir, como decía, de ca-

sos mediáticos que han evidenciado que no se trata de 

una tontería que les pase a dos sino algo bastante más 

serio, hemos comenzado a tratar con políticos de to-

dos los partidos para, por un lado, acercarles esta cir-

cunstancia: que se encuentran por doquier centros que 

no tienen ningún tipo de regulación y están ofertando 

abiertamente pseudoterapias; que hay médicos —

siempre decimos médicos, pero nos referimos a profe-

sionales sanitarios en general; de hecho, los médicos 

son los que, entre comillas, mejor están comparados 

con otras de sus áreas— que están faltando a su códi-

Se tratará de garantizar que todas las actividades sanita-

rias se realicen por profesionales con la titulación adecuada 

y oficialmente reconocida; y se eliminarán las pseudotera-

pias de los centros sanitarios públicos y privados.

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el esc

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Verano 2019

go deontológico de manera flagrante, incluso salien

-

do en medios de comunicación exponiendo las más 

grandes barbaridades sin que en sus colegios tenga el 

menor tipo de repercusión. Y ya ni siquiera hablamos 

de los intrusos, sin ningún tipo de formación ni nada, 

que están ofertando todo tipo de barbaridades.

Esa idea ha ido calando, y en ese orden: primero, 

un poco de conciencia mediática, cuando el periodis-

mo se ha hecho eco de casos. Lo cual ha espoleado, 

por supuesto, al estamento político. Por ejemplo, en 

el caso de Ciudadanos con Igea, médico y diputado, 

quien en seguida vio que era un problema muy serio, 

y fue además quien lo llevó al Parlamento. Después 

cogió el testigo Carmen Montón en el PSOE de Valen-

cia, partido que acabó generalizando el asunto. Pero 

todas las formaciones políticas han aportado algo, a 

razón de lo que comentaba Fernando, porque no es 

una cuestión de ideología. Víctimas hemos recibido 

de todos los colores y de todos los tipos, desde el más 

recalcitrante científico que tiene una pareja, un amigo 

o un familiar que ha caído en las redes de un pseu-

doterapeuta, hasta el representante del otro extremo 

ideológico, que ha acabado exactamente igual. Ahora 

viene la incertidumbre de qué va a pasar con los nue-

vos gobiernos, pero aunque se desbaratara la situación 

actual, ya hemos dado ese paso y al menos a nivel 

político ya están enterados del problema.

IL:

 Quizá ya no tenga marcha atrás.

EM:

 De hecho, mis expectativas son que, quien-

quiera que retome el asunto, ponga aún más carne en 

el asador, porque el plan tiene margen de mejora. Pero 

eso habrá que verlo un poco más adelante.

IL:

 Juan, ¿cómo resumirías lo que ha venido siendo 

la labor de las asociaciones, entre ellas la nuestra?

JR:

 Hasta ahora creo que ha sido una labor muy 

de hormiguita, de pico y pala, de ir por un sitio y por 

otro, sea en redes sociales, sea en las escasas oportu-

nidades que teníamos con políticos, con los colegios 

profesionales... con los responsables de la gestión de 

la salud pública, en sentido amplio. Luego, lo que de-

cía Emilio también: el dar a conocer casos concretos. 

O en el caso por ejemplo de los profesionales sanita-

rios, que hasta ahora parecía que era un asunto que no 

iba demasiado con ellos, el hacerles ver que no es ya 

que hubiera gente que les estuviera comiendo el te-

rreno sin ningún tipo de titulación, sino que dentro de 

sus mismos círculos, gremios, colegios profesionales, 

como lo quieras llamar, había mucha gente practican-

do esas cosas.

IL:

 Sí, que no es solo intrusismo, sino una cuestión 

de salud pública.

JR:

 Eso es. Que no era solamente que les afectara 

a su profesión o a su bolsillo, sino una cuestión social.

IL:

 Fernando, desde el punto de vista legal, ¿qué 

habéis propuesto que se haga?

FF:

 Nosotros, tanto desde esta asociación como 

desde otras e incluso a nivel individual, llevamos mu-

cho tiempo pidiendo reformas legislativas, unas más 

concretas y otras más abstractas —en el sentido de pe-

dir una reforma pero no de exponer los términos con-

cretos en que entendíamos que se debía hacer— pero, 

en  fin,  era  una  inquietud  que  teníamos  desde  hacía 

bastante tiempo. Aquí hemos coincidido con que en 

la Comunidad Valenciana, durante el mandato de Car-

men Montón como consejera de Sanidad, ella misma 

y su equipo quisieron poner en marcha una serie de 

reformas. Así empezamos una convergencia, porque 

teníamos las mismas ideas, pensábamos en hacer más 

o menos lo mismo. Y se ha materializado luego en una 

serie de proyectos que están tramitándose, no sé si los 

veremos aprobados pronto o tendremos que esperar a 

ver qué pasa con el nuevo gobierno.

En cualquier caso son modificaciones, sobre todo 

de Reales Decretos, porque legislación hay; el proble-

ma fundamental es que alguna no es demasiado clara 

y necesita un pequeño lavado, que es lo que se está 

haciendo. Y por otra parte, faltaba también la voluntad 

de ponerla en marcha. Entrando en detalle, podríamos 

decir que hace falta una puesta al día de la normativa 

sobre publicidad de productos sanitarios y de produc-

tos  con  pretendida  finalidad  sanitaria.  Porque  tene

-

mos, por ejemplo, un bonito decreto de 1996 —que 

está prácticamente sin estrenar— sobre publicidad 

de «productos milagro» y productos pretendidamen-

te sanitarios. Casi nunca se ha aplicado, pero es que 

además estamos hablando de hace mucho tiempo, de 

hace más de dos décadas, tras las cuales los conteni-

dos publicitarios e incluso los propios productos que 

se ofrecen han cambiado mucho, y hay que ponerse 

al día.

Hay que poner al día también la legislación sobre 

centros y establecimientos y servicios sanitarios, que 

es algo que ya estaba en marcha con anterioridad, pero 

hemos incidido en la necesidad de evitar ambigüeda-

des, sobre todo. La norma establece claramente que 

hace falta una titulación sanitaria, hace falta reunir una 

serie de requisitos, pero no es tan clara a la hora de de-

cir que eso se aplique a todos los centros y a todos los 

servicios que aspiren a tratar enfermos. No vale decir: 

«no, como yo no soy un profesional sanitario, quedo 

fuera de la ley y al margen de la normativa». No es 

eso, y pretendemos que la norma lo deje bien claro. 

Es algo que los tribunales ya saben, por ejemplo, pero 

que no haga falta llegar hasta los tribunales.

JR: 

Y por tu parte, Inma, desde el punto de vista de 

los medios, ¿has visto, por lo menos en tu entorno, un 

cambio de actitud respecto a estas cosas?

IL:

 Sí, clarísimo. Lo hemos dicho aquí al principio. 

Hasta hace relativamente poco, en los medios apa-

recía todo tipo de pseudociencias, dándoles además 

un valor médico y una respetabilidad asombrosa. Por 

ejemplo, la estevia como forma de combatir la diabe-

tes. O que se pusieran en duda las vacunas. Recuerdo, 

hará un par de años, que en un telediario se dio voz a 

una mujer de la Liga por la Libertad de Vacunación 

que dijo tranquilamente que las vacunas podían pro-

ducir daño cerebral, eso se emitió y nadie lo cuestio-

nó. Para mí fue un 

shock

 que compañeros periodistas 

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Verano 2019

dieran esto. Y no te hablo solo de los telediarios, sino 

de todos los medios. Ahora mismo hemos llegado a un 

punto en que, como si hubiera habido un clic, la gente 

tiene conciencia de que hay algo que se llama 

pseu-

dociencia

, que es peligroso, que hay que combatirlo y 

además desacreditarlo. Y eso es muy reciente.

EM:

 Sin embargo, todavía está todo por hacer. 

Ayer mismo creo que Antena 3 estaba sacando cosas 

sobre 

wififobia

 y luego por la tarde hizo un combo 

con no me acuerdo si era el glifosato o qué. Y segui-

mos con la equidistancia mágica en los debates. Al 

menos la BBC ya se está planteando no llamar a un 

negacionista o a una contraparte en temas en los que 

ya no hay ningún tipo de discusión científica, porque 

no tiene sentido.

Pero todavía está la casa por barrer en muchos as-

pectos. Un impulso muy fuerte por parte de la Orga-

nización Médica Colegial fue la creación de un obser-

vatorio donde, sin tapujos, se pusieran nombre y ape-

llidos a muchas de las propuestas pseudocientíficas. 

Eso ha supuesto un avance, porque estamos repletos 

de médicos, de enfermeros… Para poner al lector en 

situación: hace nada el Colegio Oficial de Enfermería 

de Barcelona lanzaba, con todo orgullo, la noticia de 

que se habían cualificado como nivel 2 o nivel 3 de 

Flores de Bach. O sea, en lugar de estar luchando con-

tra esto, todavía están en la tesitura no solo de apoyar-

lo sino de darle ese aval público.

Ahora estamos en el momento en que se está decla-

rando una guerra abierta. Son tiempos muy interesan-

tes. La gente está empezando a tener conciencia. Eso 

significa que, a la vez, hay muchos que están empe

-

zando a ver peligrar sus negocios, y tenemos constan-

cia de que las ventas y los ingresos de empresas tan 

grandes como Boiron y, sobre todo, de muchas de las 

más pequeñas, se están viendo gravemente disminui-

dos; y no van a dejarlo pasar, no van a vender su piel 

precisamente barata.

IL:

 De ahí que estén con esa ofensiva en los tribu-

nales.

EM:

 Como suelo decir, ahora mismo estamos vi-

viendo el episodio de 

El Imperio contraataca

.

FF:

 Sí, es cierto, pero de todos modos soy bastante 

optimista, no solo por el cambio que hemos visto sino 

porque incluso esos aspectos que decía Emilio, que 

haya todavía colegios que defiendan este tipo de co

-

sas —los farmacéuticos sobre todo, que parece que no 

tienen remedio—, que programen todavía sus cursos 

con el discurso inaugural a cargo de los homeópatas… 

ese tipo de cosas siguen estando ahí pero cada vez son 

más minoritarias y más criticadas. Antes, aparte de 

que la inmensa mayoría de los colegios hacían la vista 

gorda o no se metían, los que programaban cursos de 

ese tipo no recibían la más mínima crítica por parte 

de sus colegas. Ahora es todo lo contrario: ahora es la 

mayoría de la profesión médica la que está tomando 

conciencia de que ahí hay un problema, de que algu-

nos de sus colegas son parte de ese problema y están 

intentando ponerle freno. De la profesión médica y de 

otras profesiones sanitarias.

IL:

 Estábamos hablando de políticos, de profesio-

nales sanitarios, hemos hablado de periodistas… Pero 

Juan, ¿crees que la sociedad, la gente, ha cambiado 

también de mentalidad y ya empieza a ser un poquito 

más consciente y a tener un poco de espíritu crítico?

JR:

 Sí, claro, porque hasta ahora con este tema de 

«terapias no-sé-qué» estaban por un lado los que pen-

saban que eso era algo residual, de los curanderos que 

se habían quedado en ambientes rurales y, por otro, 

quienes tenían estas cosas asumidas como algo ple-

namente válido. Ahora se está tomando conciencia de 

que muchas de esas prácticas son muy cuestionables.

Hemos hablado de la sociedad civil, del cuarto po-

der que es la prensa, del poder político, pero otra de las 

patas que tiene que funcionar aquí y que entiendo que 

todavía no se ha hecho muy a la idea de este proble-

ma es el poder judicial. Hasta ahora, tradicionalmente, 

cuando llegaba un caso de este tipo a los tribunales, 

solían despacharlo diciendo que si una persona había 

optado libremente y en plenitud de sus facultades por 

terapias alternativas, pues que no viniera aquí a los 

juzgados a pedirnos que le defendiéramos de nada, 

que ya era mayorcito, lo cual desde nuestro punto de 

vista es un error y una falta absoluta de perspectiva de 

la realidad.

Sin embargo ahora no sé yo si, por un lado, que ellos 

En los últimos años estamos viendo un auge de la lucha 

contra las pseudoterapias porque, a fuerza de poner muer-

tos encima de la mesa, se ha llegado a constatar que no es 

un asunto anecdótico sino un problema sistemático.

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el esc

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también tomaran conciencia sería bueno para que de 

verdad vieran que esto es un problema y que hay una 

serie de gente que está engañando a personas en situa-

ciones especialmente vulnerables pero, por otro lado, 

puede volverse en sentido contrario precisamente por 

eso: al haber ya tanta información, al ser un tema tan 

del día a día que lo tienes en la prensa y demás, puede 

que los jueces incidan en eso y digan: «pero si todo el 

mundo sabe que el que te ofrezcan curarte una enfer-

medad bebiendo zumos de fruta es un engaño, ¿cómo 

puede usted alegar que le han estafado?».

IL:

 La cuestión judicial también tiene otra vertien-

te, y es que los jueces empiezan a dictar sentencias, 

por ejemplo, sobre si el glifosato produce cáncer, so-

bre si una persona tiene una enfermedad como la sen-

sibilidad química múltiple que la incapacita… Y en 

general la sociedad piensa que, una vez que un juez 

ha  sentenciado  algo,  eso  tiene  valor  científico,  ¿no, 

Fernando?

FF:

 Bueno, sí y no. La verdad es que las decisiones 

judiciales tienen su prestigio, evidentemente, porque 

es un sistema de toma de decisiones muy regulado, 

un sistema en el cual una persona preparada para ello, 

como es un juez, valora una serie de pruebas que le 

ponen delante.

Pero hay que tener en cuenta también que muchas 

veces no comprendemos el alcance que pueden tener 

determinadas decisiones judiciales a la hora de con-

siderar algo como probado. Tú has puesto el ejemplo 

del glifosato. También podemos poner otro más cer-

cano como el reconocimiento de la incapacidad, por 

ejemplo, por la famosa electrosensibilidad. Realmente 

eso no quiere decir que el juez diga que es cierto que 

una persona capta la radiación electromagnética y se 

pone enferma por ello. No, lo que está diciendo es que 

hay una persona que tiene una enfermedad caracteri-

zada por que piensa que la radiación le produce esos 

síntomas. Sea eso cierto o no, esa enfermedad es lo 

suficientemente grave como para ser incapacitante y 

hay que concederle la baja. Otra cosa es que la causa 

en realidad sea el simple miedo, y a la hora de difundir 

las noticias sobre electrosensibilidad estamos contri-

buyendo a reforzar ese miedo y a empeorar el estado 

de los enfermos. Pero hay que entender que el juez no 

ha dicho que eso exista; ha dicho que ese señor está 

enfermo, simplemente.

IL:

 Y de nuevo, a veces somos los periodistas los 

que lo explicamos mal. Bueno, esperemos tener bue-

nas noticias pronto y veamos que esta ofensiva polí-

tica y social contra las pseudociencias da sus frutos.

1- 

https://icono.fecyt.es/informes-y-publicaciones/

percepcion-social-de-la-ciencia-y-la-tecnologia-en-espana

Dos de los pósters para compartir que forman parte de la campaña #CoNprueba (www.conprueba.es/comparte#)