el esc
é
ptico
18
Verano 2019
H
ace 25 años
Luis R. González
S
e hacía eco Félix Ares en su Editorial de los in-
dicadores sobre el interés por la ciencia de los
ciudadanos de catorce países occidentales. En-
tre ellos, España tenía un récord: Más del 45 % de
los españoles estaban de acuerdo con la afirmación de
que «
en mi vida diaria no es importante para mí co-
nocer sobre ciencia
». Quisiera creer que las cosas han
cambiado a mejor con el transcurso de los años, pero
no he podido encontrar estadísticas comparables y
me temo lo contrario. Félix terminaba sus reflexiones
manifestando su inquietud ante algunos movimientos
ecologistas por lo que tenían de fanáticos, de anticien-
tíficos y de soñadores acríticos del buen salvaje. Y con
ello enlazaba con uno de los artículos que aparecían
en este número, llegado hasta nosotros desde las an-
típodas, escrito por un asesor sobre temas de energía
neozelandés, miembro del
Csicop
de aquel país.
Bajo el título «El ecologista escéptico» (como el
famoso libro posterior del mismo título escrito por el
danés Bjørn Lomborg), el Dr. Vincent Gray empeza-
ba con unas muy interesantes reflexiones sobre cómo
la demanda de seguridad vital ha tendido a dominar
la política en los finales del siglo XX. El miedo a la
muerte imprevista o prematura se ha situado por enci-
ma de cualquier otro; señalaba un elemento clave que,
sin embargo, parece haber perdido relevancia me-
diática en los últimos años: la superpoblación. Pero
pronto comienza a deslizarse por una senda peligrosa.
Considera que las políticas «verdes», en vez de solu-
cionar los problemas, pueden agravarlos, y simplifica
la cuestión de la hambruna en el mundo reduciéndola
a un problema de distribución de los excedentes ya
disponibles, pero sin cuestionar el sistema. Y acaba
poniendo de manifiesto uno de los riesgos del escep
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ticismo a ultranza: el de equivocarse. Considera que
las afirmaciones sobre el efecto invernadero y el ca
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lentamiento global son exageradas e infundadas y que
llevarán a políticas precipitadas y económicamente
perjudiciales. Y lo que es peor, es poco probable que
tengan algún efecto real sobre la situación.
Hoy en día, el calentamiento global causado por el
hombre parece más allá de toda duda, aunque algunos
sigan diciendo lo contrario. La crisis económica inva-
de el mundo, aunque sus causas hayan sido distintas,
y las políticas ecologistas casi nunca llegaron a imple-
mentarse. Y la situación es objetivamente peor porque
nadie parece capaz de pensar a largo plazo. En mi opi-
nión, el fallo del sistema capitalista y el consumismo a
ultranza resulta evidente, pero no existen alternativas
fáciles de implementar. Y me gustaría estar equivoca-
do en mi escepticismo.
El periodista Alejandro Agostinelli nos comenta la
situación en Argentina. Por aquel entonces, la sub-
cultura de la Nueva Era estaba en un sostenido creci-
miento en aquel país, importada casi mecánicamente
de los Estados Unidos. Ante ello, Agostinelli realiza
un buen alegato a favor del escepticismo científico ac
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tivo, postura que ha suavizado con el paso de los años.
El resto de los temas tratados en este número van
desde las paradojas cuánticas y su relación con lo pa-
ranormal hasta la ofensiva contra la Cienciología en
España, sin olvidar la educación sobre escepticismo
en las aulas. Entre las noticias de la época destacaré
dos: el Vaticano reconoce que la Tierra gira alrededor
del Sol y un fármaco homeopático causa veintiuna
muertes en Argentina.
El número se cierra con una larga entrega del co-
rreo del lector, en torno a un debate a propósito de la
postura militante de Mercedes Quintana en su artículo
del número 25, tanto en lo referido a sus ideas de iz-
quierda como a su feminismo. Seis páginas que quizá
fueron demasiadas.
La Alternativa Racional
nº 28
Primavera 1993
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1 http://www.escepticos.es/webanterior/publicaciones/lar28.html