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C
uando el profesor de química Gilberto
Orivaldo Chierice se retiró de su pues-
to en la Universidad de Sao Paulo (USP)
a principios de la década de 2010, las
autoridades académicas debieron de ha-
ber respirado aliviadas: durante más de dos décadas,
Chierice había estado utilizando las instalaciones del
Instituto de Química en el campus de San Carlos de la
USP para producir y distribuir entre la población lo-
cal unas cápsulas que, según él, eran capaces de curar
cualquier tipo de cáncer.
San Carlos es una ciudad en el interior del estado
de Sao Paulo, el más rico y poblado de Brasil. En
el municipio y las áreas circundantes, las «cápsulas
de la USP» habían alcanzado un estatus popular, casi
religioso, entre las familias de los pacientes de cán-
cer —casi un «agua bendita»—, pero con un supuesto
apoyo científico. El químico, a su vez, tenía fans que
lo veneraban como un santo.
Hasta entonces, las cápsulas nunca habían sido tes-
tadas o evaluadas en pruebas preclínicas o clínicas.
La verosimilitud del mecanismo de acción propuesto
por Chierice era, siendo caritativos, extremadamente
débil. Aun así, los pacientes desesperados y los fa-
miliares desanimados recurrieron al producto como
último hilo de esperanza. Hay informes de que el
profesor, al administrar las cápsulas, aconsejó a los
pacientes que abandonaran los tratamientos conven-
cionales, como la quimioterapia.
En ausencia de Chierice, y sin fanfarrias, los res-
ponsables del Instituto de Química de San Carlos
(IQSC) reunieron el valor del que hasta entonces ca-
recieron, y la institución emitió en 2014 una norma
que prohibía la producción y distribución de medi-
camentos sin la autorización de los organismos regu-
ladores federales. La norma no mencionaba directa-
mente las «cápsulas milagrosas» de Chierice, pero su
objetivo era claro.
Si la idea era enterrar silenciosamente el caso, la
estrategia fracasó de forma espectacular. Privados de
cápsulas mágicas, los pacientes con cáncer y sus fa-
milias, engañados por la falsa promesa de una cura
simple y sin efectos secundarios, recurrieron a los tri-
bunales para revertir la decisión del IQSC.
El asunto llamó entonces la atención de los medios
de comunicación nacionales y de repente, en 2015, lo
que hasta entonces había sido un pequeño folclore lo-
cal se convirtió en una crisis nacional: ahora no solo
los pacientes de cáncer en la ciudad de San Carlos y
sus alrededores, sino en todo Brasil, querían acceso a
la «cápsula milagrosa de la USP».
Los demagogos de todos los partidos e ideolo-
gías pronto se movilizaron no para aclarar, sino para
aprovechar la situación, en una escalada que culmi-
nó con la firma en 2016, por la entonces presidenta
Dilma Rousseff, de una ley que abrió una excepción
específica para la «píldora milagrosa» en las normas
brasileñas de control de medicamentos. Esta ley fue
suspendida posteriormente por el Tribunal Supremo.
La erupción repentina en la conciencia nacional de
la fosfoetanolamina sintética, nombre de la sustancia
que Chierice afirmaba estar poniendo en sus cápsu
-
las, fue oída como un toque de atención por muchos
científicos y comunicadores de todo el Brasil. De la
crueldad por la falsa esperanza extendida a los en-
fermos a la forma en la que gran parte de los medios
de comunicación enmarcó inicialmente la historia —
como la lucha de un genio solitario (Chierice) contra
un
establishment
burocrático y hostil (la universidad,
la comunidad científica, los organismos regulado
-
res)—, todo se sumó para mostrar cómo se carecía del
pensamiento crítico, de la mínima comprensión de la
racionalidad detrás de los procesos y métodos de la
ciencia o del escepticismo frente a las acusaciones,
tan necesarios como son para el buen funcionamiento
de una democracia.
Este proceso galvanizó una reorganización del mo-
vimiento escéptico brasileño, que culminó en 2018
Escepticismo
en
Brasil
1
Carlos Orsi - Director de la revista
Questão de Ciência
Red Escéptica Internacional
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con la creación del
Instituto de Preguntas de Cien-
cia
(IQC -
Instituto Questão de Ciência
)
2
. No es por
otra razón que la primera prioridad anunciada por el
nuevo Instituto fue combatir la pseudociencia en sa-
lud, especialmente la financiación de las modalidades
pseudocientíficas por el sistema de salud pública: hay
29 terapias llamadas «integrativas y complementa-
rias», incluyendo el
reiki
y la homeopatía, por las que
el Estado brasileño está dispuesto a pagar.
El instituto mantiene una publicación en línea, la
Revista Questão de Ciência
3
, y en su primer año de
existencia trajo a Brasil importantes figuras del es
-
cepticismo internacional, como Edzard Ernst (Ingla-
terra), Stuart Vyse (EE.UU.), Loretta Marron (Austra-
lia) o Michael Marshall (Inglaterra). Sus fundadores
—la bióloga Natália Pasternak, el físico Marcelo Ya-
mashita, el psicólogo Paulo Almeida y el periodista
Carlos Orsi— dieron más de 50 conferencias en todo
el país, además de participar en varios debates, con
oponentes como médicos homeópatas o terraplanis-
tas.
Además de la producción de contenidos —textos
y vídeos— sobre ciencia, método científico y pensa
-
miento crítico, la participación en debates y la organi-
zación de conferencias con invitados internacionales,
el IQC también trabaja en el ámbito de las políticas
públicas, junto con parlamentarios y otros agentes
políticos, para tratar de asegurar que el dinero de los
contribuyentes se aplique siempre de acuerdo con las
mejores evidencias científicas disponibles.
En este sentido, entre los principales retos del ins-
tituto para 2020 están el convencer al gobierno para
que elimine el gasto público en terapias alternativas y
quitar la homeopatía de la lista de especialidades mé-
dicas reconocidas oficialmente —estatus del que esta
práctica goza desde 1980— y de los planes de estudio
de las escuelas médicas, farmacéuticas y veterinarias.
Orígenes del escepticismo en Brasil
La historia brasileña está marcada por iniciati-
vas esporádicas para combatir el charlatanismo y la
pseudociencia. Por ejemplo, la llegada de la homeo-
patía al país en la década de 1840 no tuvo lugar sin
oposición. El médium Chico Xavier (1910-2002), la
figura principal del espiritismo brasileño en el siglo
XX, que afirmaba recibir mensajes de los muertos,
fue sorprendido por las revistas
Cruzeiro
y
Realidade
participando en un fraude en las décadas de 1960 y
1970.
Cruzeiro
incluso creó un comité de fotógrafos
De izquierda a derecha, Luis Gustavo Almeida (editor de redes so
-
ciales del Instituto Questão de Ciência), Paulo Almeida (director fi
-
nanciero), Marcelo Yamashita (director científico), Natalia Pasternak
(presidenta) y Carlos Orsi (director de la revista Questão de Ciência).
el esc
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para analizar imágenes fotográficas de «espíritus».
En las décadas de 1970 y 1980 Oscar González-
Quevedo Bruzón (1930-2019), jesuita español radi-
cado en Brasil, conocido como padre Quevedo, se
convirtió en una celebridad al aparecer en programas
de televisión desacreditando a médiums, curanderos
y supuestos «paranormales» como Uri Geller, quien
visitó Brasil en 1976.
El padre Quevedo, sin embargo, no era exactamen-
te un escéptico: además de aceptar como legítimos
los milagros reconocidos por Roma, defendió la exis-
tencia de lo que llamó
telergía
, una especie de fuerza
mental capaz de producir efectos paranormales legí-
timos.
Pero la primera gran ola de escepticismo organiza-
do en Brasil vino con la popularización de internet,
en la segunda mitad de la década de 1990.
En 1998, el profesor e investigador en biomedi-
cina e informática Renato Sabbatini anunció, en un
periódico de la ciudad de Campinas, en el interior del
estado de Sao Paulo, el inicio del proceso para el es-
tablecimiento de la
Sociedad Brasileña de Escépticos
Racionalistas
(SBCR)
4
; en 1999, Leandro da Silva
Nunes Vieira (Leo Vines) creó el sitio web de la
So-
ciedad de la Tierra Redonda
(STR)
5
. Kentaro Mori,
probablemente el activista escéptico más prominente
de ese período, creó su plataforma de escepticismo
abierto en 2000.
Mori se convirtió, entre 2009 y 2015, en consultor
de uno de los programas de televisión mejor valora-
dos de la televisión brasileña,
Fantástico
, de Rede
Globo, actuando en la verificación de rumores y acu
-
saciones de fenómenos supuestamente paranormales.
En 2011 organizó la participación brasileña en la
«sobredosis homeopática» global promovida por la
Good Thinking Society
del Reino Unido.
La mayoría de estas iniciativas, sin embargo, no
resistieron demasiado bien al final de la primera dé
-
cada del nuevo siglo. La última actualización en el
sitio web de SBCR se remonta a 2012. STR ya no
está en línea. La última actualización del
Dicioná-
rio Cético
(una versión portuguesa del
Diccionario
Escéptico
de Todd Carroll, por Ricardo Cordeiro) se
remonta a 2008.
Escepticismo Abierto
dejó de actua-
lizarse en 2013, y ya no está en línea.
En el sur del Brasil, un grupo de profesores univer-
sitarios, entre los que se encuentran los físicos Jefer-
son Arenzon y Jorge Quillfeldt, articulan el
Skeptical
Acid Collective
, en respuesta al éxito del documen-
tal «What the Bleep do We Know» (2004), en el que
se promueven una serie de mitos y desinformación
sobre la mecánica cuántica, así como contra la or-
ganización de eventos sobre espiritualidad y viden-
cia en la Universidad Federal de Río Grande do Sul,
en 2009. El grupo continúa produciendo uno de los
principales podcasts de comunicación científica bra
-
sileña,
As Fronteiras da Ciência
6
, pero el blog Ácido
Cético dejó de actualizarse en 2016
7
.
En la actualidad, además de la
Revista Questão
de Ciência
, sitios como Ceticismo.net y Universo
Racionalista
8
distribuyen contenido escéptico en la
internet brasileña. En un año de existencia, el IQC
logró reunir en torno a sí una comunidad plural de
lectores, colaboradores y simpatizantes, dando una
visibilidad más amplia a las agendas que antes pa-
recían restringidas a nichos escépticos-racionalistas.
El activismo vinculado principalmente a las políticas
públicas parece estar cambiando el diálogo nacio-
Natalia Pasternak (presidenta del
Instituto Questão de Ciência,
¡con la coruja!
el esc
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nal, haciendo que el cuestionamiento abierto en los
medios de comunicación contra pseudociencias que
todavía tienen prestigio social, como la homeopatía,
sea «aceptable».
Notas:
1 Traducción del portugués de J. López Amigo.
2 https://iqc.org.br/
3 http://revistaquestaodeciencia.com.br
4 http://www.ceticos.org.br/
5 https://pt.wikipedia.org/wiki/Sociedade_da_Terra_Re-
donda
6 http://www.ufrgs.br/frontdaciencia/
7 http://coletivoacidocetico.blogspot.com/
8 https://universoracionalista.org/
Carlos Orsi (director de la revista Questão de Ciência)
y Natalia Pasternak (presidenta del Instituto Questão
de Ciência)