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Introducción

La osteopatía craneosacra y craneal

La osteopatía craneosacra fue fundada por William 

G. Sutherland, un periodista que, en un momento 

dado, se empieza a interesar por la osteopatía, has-

ta adquirir su diploma en 1900 de la propia mano de 

Andrew T. Still, fundador de la osteopatía.

En 1899, 

antes de terminar sus estudios, tuvo la que él mismo 

bautizó como «la loca idea», de la que emanó todo 

su concepto de osteopatía craneosacra:

«

Mientras 

contemplaba los cráneos y pensaba, inspirado por la 

filosofía  del  doctor  Still,  mi  atención  se  dirigió  ha

-

cia los biseles de las superficies articulares del esfe

-

noides. Tuve de repente el pensamiento —como una 

intuición— de que las superficies articulares estaban 

biseladas, como las agallas del pez, lo que indica una 

movilidad para un movimiento respiratorio»

.

La osteopatía craneosacra se basa en el supuesto de 

la existencia de un movimiento rítmico-oscilatorio de 

los huesos del cráneo (suturas craneales), el cerebro, 

las meninges, la médula espinal y el sacro, producido 

por las fluctuaciones del líquido cefalorraquídeo. Este 

movimiento rítmico recibe el nombre de 

Movimiento 

Respiratorio Primario

, y tendría una frecuencia de 8 

a 12 ciclos por minuto.

Según Sutherland, este movimiento respiratorio 

primario no se relaciona con la respiración pulmonar, 

constituye un movimiento más primitivo (apelando a 

la similitud de los biseles con las agallas) y más im-

portante, pues define la salud de un individuo.

Evaluación crítica de

 

la osteopatía craneal 

y craneosacra

Rubén Fernández Matías

Fisioterapeuta, estudiante de doctorado

*Este artículo es una versión resumida y divulgativa de un extenso informe que se puede consultar en:

https://rubenfmat.wordpress.com/2020/02/10/analisis-critico-del-informe-del-sefitma-2020-osteopatia-craneal/

Análisis del informe del SEFITMA - Osteopatía Craneal

El constructo teórico de la osteopatía y su concep-

to holístico, más que aportar algo a la fisioterapia, 

supondría un perjuicio para la misma, ya que son 

conceptos carentes de plausibilidad biológica

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Actualmente, algunas personas formadas en osteo-

patía, ante la ingente cantidad de literatura en contra de 

la plausibilidad del movimiento respiratorio primario 

a través de las fluctuaciones del líquido cefalorraquí

-

deo, han cedido en abandonar ese constructo por otra 

explicación a través de las ondas de Traube-Hering-

Mayer, que son cambios cíclicos en la presión arterial 

controlados por sistemas reflejos y que se producen de 

manera fisiológica. ¿Por qué? Porque algunos autores 

hablan de que dichas ondas presentan una frecuencia 

de entre 6 y 24 ciclos por minuto, que podría cuadrar 

con los ciclos descritos por Sutherland. Sin embargo, 

actualmente no hay ninguna prueba de que exista una 

relación entre ese movimiento respiratorio primario y 

las ondas de Traube-Hering-Mayer, así como de que 

sea biológicamente plausible que dichas ondas tengan 

algo que ver con ese movimiento primario que descri-

bió Sutherland, y que según la osteopatía craneosacra 

es causa de patologías y requiere ser normalizado.

Por otro lado, además del movimiento respiratorio 

primario, también se ha propuesto la existencia de 

disfunciones osteopáticas craneales, entendidas como 

«hipomovilidades», «mal-posiciones» o «bloqueos» 

en las suturas craneales. Estos se diagnosticarían 

mediante la palpación manual y se corregirían tam-

bién mediante técnicas manuales. Igualmente, ante la 

cantidad de información actual que refuta la posible 

existencia de dichas disfunciones y la capacidad de 

un terapeuta con sus manos de palparlas y corregirlas, 

algunas personas formadas en osteopatía craneal han 

cambiado  su  discurso  para  intentar  justificar  dichos 

procedimientos mediante la existencia de los nervios 

intrasuturales, argumentando que no corrigen disfun-

ciones biomecánicas, y que lo que hacen sus técnicas 

es desensibilizar esos nervios que estarían sensibili-

zados, curiosamente, por disfunciones biomecánicas. 

Sin embargo, se siguen utilizando conceptos biome-

cánicos para el diagnóstico manual y la elección de 

técnicas de tratamiento en este campo, es decir, ten-

dríamos un lobo vestido de oveja.

La osteopatía craneal ha sido duramente criticada 

desde hace más de una década.

2,3

 De hecho, en el año 

2015, el 

Conseil National de l’Ordre des  Masseurs-

Kinésithérapeutes

 de Francia

4

 elaboró un informe so-

bre la investigación en osteopatía craneal en el que 

desaconseja su utilización.

Mutualismo, comensalismo o parasitismo

Dejaré a un lado un momento la osteopatía craneal 

para centrarme en la fisioterapia, la osteopatía en su 

totalidad y la interacción entre ambas, a nivel nacio-

nal y mundial.

Podemos definir la 

simbiosis

 como la relación es-

trecha existente entre organismos de diferentes espe-

cies donde, teniendo en cuenta los beneficios o perjui

-

cios de estos organismos, podemos tener tres tipos: el 

mutualismo

, donde ambos organismos se ven benefi

-

ciados; el 

comensalismo

, donde la relación es benefi

-

Foto original de Mathew Macquarrie en Unsplash

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ciosa para uno de ellos e indiferente para el otro; y el 

parasitismo

, donde la relación es beneficiosa para uno 

y perjudicial para el otro.

Actualmente solo pueden existir dos relaciones 

entre  la  fisioterapia  y  la  osteopatía.  En  el  mejor  de 

los casos, la relación sería de comensalismo, donde 

la fisioterapia no ganaría ni perdería nada, y la osteo

-

patía se beneficiaría del conocimiento de la fisiotera

-

pia. En el peor, la relación sería de parasitismo, donde 

la osteopatía sería el parásito que se beneficia de la 

fisioterapia, que saldría perjudicada. Personalmente, 

pienso que la relación de parasitismo es la que mejor 

se ajusta a la realidad.

La fisioterapia no necesita nada de la osteopatía; es 

una disciplina que ya presenta su propia historia con 

respecto a la terapia manual, y que utiliza determi-

nadas técnicas con las manos que no requieren de la 

formación en osteopatía para aprender su realización. 

Esto sería lo único que podría aportar la osteopatía a 

la fisioterapia: más técnicas de terapia manual, que 

realmente no son necesarias, ya que con el repertorio 

que presenta la fisioterapia ese campo de actuación 

está más que cubierto. Por otro lado, el constructo 

teórico de la osteopatía y su concepto holístico, más 

que aportar algo a la fisioterapia, supondría un per

-

juicio para la misma, ya que son conceptos carentes 

de plausibilidad biológica que podrían entorpecer el 

proceso  de  razonamiento  clínico  del  fisioterapeuta, 

limitar el avance del campo de conocimiento de la 

fisioterapia a nivel científico y suponer un detrimento 

para su prestigio de cara a la población, por seguir 

defendiendo postulados equívocos en el campo de la 

salud. Desde hace décadas, en fisioterapia se viene 

hablando y utilizando un modelo biopsicosocial, que 

difiere mucho del holismo osteopático, del concep

-

to «Cuerpo-Mente-Espíritu» de Andrew Taylor Still, 

fundador de la osteopatía; es por ello por lo que dicho 

concepto no aporta nada a la fisioterapia. El mode

-

lo biopsicosocial está basado en la investigación; el 

modelo «Cuerpo-Mente-Espíritu» no es más que una 

invención sin fundamento.

En los últimos años ha crecido el sector crítico den-

tro de la propia osteopatía, con múltiples exponentes 

a nivel mundial que quieren un cambio de paradig-

ma dentro de la disciplina. De entre los cambios que 

proponen, destaca el dejar a un lado los diagnósticos 

osteopáticos sin fundamento; implementar un mode-

lo biopsicosocial; apreciar las limitaciones de benefi

-

cio terapéutico que tiene la terapia manual, que ha de 

complementarse con otras cosas; la inclusión del ejer-

cicio terapéutico… ¿Sabéis quién está haciendo esto? 

La fisioterapia, desde más o menos inicio de siglo. La 

osteopatía no tiene futuro si decide basarse en la inves-

tigación, ya que, de hacerlo, acabaría convirtiéndose 

en una Fisioterapia 2.0, y no necesitamos dos fisiote

-

rapias. La osteopatía es lo que es, y si la desligamos 

de sus constructos teóricos, no es más que una caja 

de herramientas, un martillo, un taladro, un destorni-

llador… sin que pudiera considerarse una profesión 

en sí misma, la cual requiere, aparte de herramientas, 

de un campo de conocimiento propio, que oriente a 

cómo, cuándo, dónde y por qué utilizar esas herra-

mientas. Además, como comentaba anteriormente, la 

fisioterapia ya tiene una caja de herramientas propias 

de terapia manual, no necesita otra.

En resumen, desde mi punto de vista, la fisioterapia 

y la osteopatía nunca van a llegar a una relación de 

simbiosis de tipo mutualismo; el parasitismo de la os-

teopatía a la fisioterapia, así como el declive de aque

-

lla si decide empezar a basarse en la investigación, 

son inevitables.

El Informe del SEFITMA

La Sociedad Española de Fisioterapeutas Investi

-

gadores en Terapia Manual (SEFITMA) es una aso

-

ciación que, según su propia página web, 

«tiene el ob-

jetivo de defender los intereses científicos y profesio

-

nales de los fisioterapeutas para procurar el máximo 

desarrollo de la Terapia Manual, Osteopática y Qui

-

ropraxia, en beneficio de la sociedad española»

 (sic).

5

Esta descripción nos lleva a uno de los puntos ac-

tuales de debate con respecto a la osteopatía: ¿por qué 

El modelo biopsicosocial está basado en la 

investigación; el modelo «Cuerpo-Mente-Espíritu» 

no es más que una invención sin fundamento

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distinguirla de la terapia manual? Como veremos más 

adelante, si nos basamos en la literatura científica ac

-

tual, la osteopatía queda relegada a nada más que un 

conjunto de técnicas manuales, muchas de las cuales 

no son de su propiedad, sino que han sido compartidas 

durante décadas por distintos colectivos, entre ellos 

los fisioterapeutas. Pero sí es cierto que podemos esta

-

blecer una distinción entre la fisioterapia manual y la 

osteopatía: el modelo bajo el cual se aplican las técni-

cas difiere; en el primer caso, es un modelo basado en 

la investigación; en el segundo, es un modelo carente 

de plausibilidad. Cabe destacar que la mayoría de los 

miembros del SEFITMA son fisioterapeutas con for

-

mación en osteopatía.

En  el  año  2017,  el  SEFITMA  elaboró  su  primer 

informe de 82 páginas, bajo el título: 

Evidencias en 

Fisioterapia Manual: Incoherencias en Osteopatía, 

Quiropraxia,  y  Terapia  Manual.  Informe-propuesta 

para la unificación de criterios y posicionamiento co

-

mún en defensa de la Fisioterapia Manual en España

.

Este título podría dar a entender que se trataba de 

un informe de defensa de la fisioterapia manual: sin 

embargo, esta suposición no podría estar más equivo-

cada. El escrito cita diversas organizaciones y algún 

decreto, como el 1001/2002, del 27 de septiembre o 

la Orden CIN/2135/2008, del 3 de julio, con el obje

-

tivo de argumentar a favor de la presencia de la os-

teopatía dentro de la fisioterapia en España. Lo cierto 

es que actualmente en España la osteopatía carece de 

regulación, ninguno de los documentos mencionados 

adjudica a los fisioterapeutas la exclusividad con res

-

pecto a la práctica de la osteopatía. ¿La pueden aplicar 

fisioterapeutas? Si, pero también quien haya hecho un 

curso de fin de semana de veinte horas; eso sí, al no 

ser sanitario, este último no estaría habilitado para 

tratar patologías, es decir, la persona que sin ser fi

-

sioterapeuta trata patologías con osteopatía estaría co-

metiendo un delito de intrusismo por no ser sanitario, 

no por utilizar la osteopatía. A nivel de seguridad, mi 

opinión es que preferiría ser tratado por un fisiotera

-

peuta con formación en osteopatía a por alguien que 

se haya hecho un curso de 20, 40 o 60 horas, pero no 

sea fisioterapeuta. A nivel de veracidad, la osteopatía 

presenta la misma ausencia de plausibilidad, la apli-

que un fisioterapeuta o no.

En este informe de 2017 se argumenta que, como 

la osteopatía está dentro de las funciones de los fisio

-

terapeutas, estos deben defender la misma de las crí-

ticas externas, haciendo referencia a los debates que 

se han generado en los últimos años en distintos foros 

dentro del colectivo de fisioterapeutas, proponiéndose 

que los fisioterapeutas que actúen en contra de unas 

«directrices comunes y perjudiquen a la fisioterapia» 

sean informados, apercibidos, e incluso sancionados 

por participar en divulgación o debates a través de 

blogs, foros o entrevistas, que, según ellos, puedan 

beneficiar a otros colectivos ajenos a la fisioterapia y, 

por tanto, perjudiquen los intereses de la misma. Tal 

sería el supuesto caso de criticar la osteopatía en redes 

sociales, como hemos podido observar en los últimos 

Foto original de  Mathew Schwartz en Unsplash

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años, donde algunos fisioterapeutas con formación en 

osteopatía han exigido a distintos colegios profesio-

nales  la  sanción  de  algún  compañero  fisioterapeuta 

por el hecho de cuestionar la osteopatía desde un pun-

to de vista científico, apelando a un incumplimiento 

del código deontológico. Se llega incluso plantear la 

siguiente pregunta: «¿Por qué no denunciar a quienes 

agreden a las funciones de los/las Fisioterapeutas?» 

(sic). Proporcionaré una respuesta clara y concisa: Ar-

tículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos 

Humanos: 

Todo individuo tiene derecho a la libertad 

de opinión y de expresión; este derecho incluye el de 

no ser molestado a causa de sus opiniones, el de in-

vestigar y recibir informaciones y opiniones, y el de 

difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier 

medio de expresión.

Gran parte de las 82 páginas del informe de 2017 

no  es  una  argumentación  racional  y  científica  de  la 

osteopatía, sino que constituye un conjunto de argu-

mentaciones falaces, entre las cuales entran la crítica 

a distintos métodos, procedimientos y prácticas utili-

zados en fisioterapia, con el argumento de que, como 

algunos de ellos no presentan mucho sustento en la 

investigación actual, tampoco se puede exigir ese sus-

tento a la osteopatía, llegándose incluso a comparar la 

reanimación cardiopulmonar con la osteopatía visce-

ral en el sentido de que, si debemos evitar la aplica-

ción de la osteopatía visceral hasta que demuestre su 

eficacia en revisiones Cochrane, deberíamos hacer lo 

mismo con la reanimación cardiopulmonar.

Unos años después, el 25 de febrero de 2019, se 

publicó una actualización del informe del SEFITMA. 

Esta vez el título ya reflejaba fielmente el objetivo de 

este: 

Introducción al estado de las evidencias en Os-

teopatía. Breve recopilación de la Sociedad Española 

de Fisioterapeutas Investigadores en Terapia Manual 

(SEFITMA) sobre el estado del conocimiento en Os

-

teopatía

. El nuevo informe era bastante más extenso 

que su predecesor, con un total de 239 páginas. Este 

se comenzó a utilizar en redes sociales como un arma 

arrojadiza, donde cada vez que se abría debate acer-

ca de la osteopatía, algún defensor de esta apelaba 

a su «aval científico» enlazando dicho informe. Sin 

embargo, a pesar de contener 239 páginas, el informe 

en sí constaba solamente de doce (veintitrés, si tene-

mos en cuenta las once que contenían las referencias 

utilizadas en esas doce). El resto del informe cons-

tituye un «copia y pega» de resúmenes de artículos 

publicados sobre osteopatía, sin ningún análisis críti-

co de los mismos. Esto hace que el mayor argumento 

de peso de dicha arma arrojadiza, su elevado número 

de páginas, se desmonte simplemente con una ojeada. 

Seamos francos: intimida más un informe de 239 pá-

ginas que uno de doce o veintitrés. Fue un intento de 

argumentación falaz a favor de la osteopatía.

Esas doce páginas del informe del 2019 constituían 

un intento de argumentación con conclusiones de ar-

tículos que, desde un punto de vista científico, no se 

sostenían en función de las referencias utilizadas, y 

con una ausencia casi total de aportación de pruebas 

acerca de la plausibilidad de la osteopatía, como el 

constructo de las Leyes de Fryette, el ritmo craneosa-

cro, la validez de la palpación de la movilidad de las 

suturas craneales, etc.

Finalmente, el 27 de enero de 2020 se publicó la 

última actualización del citado informe, bajo el títu-

lo 

Informe SEFITMA 2020. Evidencias científicas del 

tratamiento osteopático

. Esta actualización contaba 

con nada menos que 734 páginas, un número bastante 

por encima de los anteriores. Sin embargo, una vez 

más, este elevado número no es tal, pues el informe 

en sí son tan solo diez páginas (veintitrés teniendo en 

cuenta sus respectivas referencias), con apenas varia-

ciones con respecto al informe del 2019. El resto del 

informe era simplemente, al igual que en el de 2019, 

«copia y pega» de resúmenes de artículos sobre osteo-

patía sin análisis crítico de los mismos. Este informe 

también se comenzó a utilizar como arma arrojadiza 

por parte de algunos defensores de la osteopatía, mu-

chos de ellos fisioterapeutas, bajo el argumento de que 

La fisioterapia y la osteopatía nunca van a llegar 

a una relación de tipo mutualismo; el parasitis-

mo de la osteopatía a la fisioterapia, así como el 

declive de aquella si decide empezar a basarse 

en la investigación, son inevitables

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«un informe de 734 páginas avala científicamente la 

Osteopatía». De nuevo, el argumento habría perdido 

peso si se hubiera nombrado el número real de diez o 

veintitrés.

Ante tal insistencia, me planteé finalizar el análisis 

crítico que ya venía realizando del informe del 2019 

sobre una de las tres partes constituyentes de la osteo-

patía, la osteopatía craneal, a fin de evitar que dicho 

informe se utilizase de manera falaz. El 10 de febrero 

del 2020 el informe estaba finalizado y publicado en 

mi blog personal, 

Fisioterapia Científica

.

Metodología del análisis crítico

El procedimiento seguido para el análisis crítico de 

la sección de Osteopatía Craneal del informe del SE

-

FITMA fue el análisis individual de cada una de las 

referencias citadas, con el objetivo de dilucidar si las 

conclusiones recogidas con respecto a las mismas en 

el informe estaban justificadas y, por otro lado, para 

evaluar si las mismas servían para sustentar científi

-

camente la osteopatía craneal. Para la realización de 

dicho análisis se evaluaron distintos ítems dentro de 

cada estudio: diseño, metodología, análisis estadísti-

co, riesgo de sesgos y criterios de causalidad y plau-

sibilidad.

Diseño y metodología

Existen distintos tipos de estudios de investigación, 

y no todos ellos permiten sacar las mismas conclusio-

nes. Por ejemplo, existen investigaciones que, debido 

a su diseño, no permiten establecer asociaciones cau-

sa-efecto entre dos variables dadas. Este es un aspecto 

crucial, ya que puede que determinadas conclusiones 

de un estudio no se sostengan debido a su diseño.

Por otro lado, una metodología inadecuada con res-

pecto al diseño del estudio y las hipótesis planteadas 

en el mismo puede sesgar esa investigación y, nue-

vamente, limitar las conclusiones que podemos sacar. 

Para el análisis de estos aspectos se siguieron, entre 

otros, recomendaciones de la Cochrane

6

, la declara-

ción CONSORT

7

 y la declaración PRISMA

8

.

Análisis estadístico

La utilización inadecuada de determinados análi-

sis estadísticos puede ser una fuente importante de 

sesgos. Así mismo, una mala interpretación de los 

resultados obtenidos mediante análisis estadísticos 

bien planteados (p. ej., no tener en cuenta aspectos 

de fiabilidad de los procedimientos de medición) tam

-

bién puede sesgar las conclusiones obtenidas. Para el 

análisis de este ítem se utilizaron métodos de bioes-

tadística, obtenidos del libro de Andy Field

9

, diversas 

publicaciones científicas y libros de Douglas Altman 

y Martin Bland, así como de la declaración de la Aso-

ciación Americana de Estadística

10

.

Riesgo de sesgos

Existen diversos sesgos que deben ser tenidos en 

consideración en la planificación y análisis crítico de 

cualquier investigación, como por ejemplo en el pro-

ceso de selección o aleatorización de los sujetos de 

estudio, en el proceso de medición de las variables 

resultado, sesgos derivados de la pérdida de datos 

durante el transcurso de la investigación, etc. Para el 

Fig. 1. Distribución de los tipos de diseño

en los trabajos recogidos en el informe de SEFITMA.

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análisis de sesgos se siguieron principalmente las re-

comendaciones de la Cochrane.

6,11,12

Criterios de causalidad y plausibilidad

Establecer una asociación causal entre dos varia-

bles dadas es un proceso complejo que requiere de 

la asunción de múltiples supuestos. En 1965, Austin 

Bradford Hill, un epidemiólogo y estadístico inglés, 

unificó en un escrito titulado 

«The Environment and 

Disease: Association or Causation?»

13

, varios crite-

rios epidemiológicos de causalidad, que deberían te-

nerse en cuenta a la hora de sugerir que A causa B. A 

mayor número de criterios que podamos asumir que 

se cumplen, más confianza podemos poner en la afir

-

mación de que A causa B. Estos criterios, actualmente 

conocidos como 

Criterios de Causalidad de Hill

 son 

los recogidos en la Tabla 1.

Finalmente, la plausibilidad es un aspecto cru-

cial, ya que, de no tenerlo en cuenta, se pueden sacar 

conclusiones equivocadas de determinadas investi-

gaciones. Por ejemplo, si realizo un ensayo contro-

lado aleatorizado a doble ciego con un medicamento 

antiinflamatorio no esteroideo comparándolo con un 

medicamento placebo, y planteo la hipótesis de que 

el medicamento real va a atenuar más el dolor de los 

sujetos de estudio en comparación al placebo porque 

Dios, en su omnipotencia, ha dotado de su sangre má

-

gica dicho medicamento y, por tanto, tomar su sangre 

a través del mismo es lo que producirá que ese medi-

camento sea más efectivo que un medicamento place-

bo. Aunque realizásemos dicho estudio y obtuviése-

mos que el medicamento real es más efectivo, eso no 

quiere decir que la hipótesis propuesta para explicar 

dicha efectividad se haya visto probada; ni siquiera 

que tenga sea más fiable ahora que antes de realizar el 

estudio. Lo mismo sucede con la osteopatía craneal: 

aunque tengamos ensayos controlados que estudien la 

efectividad de determinadas técnicas, eso no quiere 

decir que la osteopatía craneal tenga más «eviden-

cia» por dichos estudios, ya que, si no se demuestra la 

plausibilidad de sus postulados, esas investigaciones 

solo sirven para concluir que X técnica, comparada 

con Y, parece producir W efectos. Pero no constituyen 

una «prueba» a favor de la osteopatía craneal, y di-

chos resultados deberán ser interpretados teniendo en 

cuenta esa plausibilidad.

 

Resultados

Se analizaron un total de 33 referencias científicas 

citadas en dicho informe, que se utilizaron para jus-

tificar el apartado de osteopatía craneal. De ellas, tan 

solo un 39 % constituían ensayos controlados aleato-

rizados. La distribución de frecuencias de los distintos 

diseños de estudio empleados en dichas investigacio-

nes aparece reflejada en la figura 1.

Para quien desee leer el análisis crítico individual 

de cada uno de los 33 estudios, puede realizarlo acce-

diendo al documento original de análisis crítico men-

cionado al inicio de este artículo.

Calidad metodológica

La mayoría de los estudios referenciados presenta-

ban fallos metodológicos importantes, que limitaban 

notoriamente que de los mismos se pudieran sacar 

conclusiones de apoyo a la osteopatía craneal.

El único estudio que podría considerarse de buena 

calidad metodológica es el de Cerritelli

 et al.

14

 del año 

2015. Constituye un ensayo controlado aleatorizado 

multicéntrico, realizado en infantes pretérmino de la 

unidad de cuidados intensivos. Compararon un trata

-

miento de osteopatía en todo el cuerpo, no exclusiva-

mente craneal (n = 352), con un tratamiento de cuida

-

do habitual (n = 343), en el que se simuló el tratamien

-

to osteopático (sin tocar al bebé), para que el personal 

de cuidados intensivos no supiera a qué grupo perte-

necía cada infante. La variable resultado principal del 

estudio fue el tiempo de estancia hospitalaria.

Encontraron que el grupo experimental estuvo me-

nos tiempo en la unidad de cuidados intensivos, con 

una  diferencia  media  de  3,94  días  (IC  95%,  2,34  a 

5,55; tamaño del efecto, 0,31).

Actualmente en España la osteopatía carece de 

regulación, ningún  documento adjudica a los 

fisioterapeutas la exclusividad con respecto a la 

práctica de la osteopatía

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el esc

é

ptico

61

anuario 2020

De  entre  los  puntos  fuertes  del  presente  estudio 

cabe destacar el tamaño muestral y los análisis esta-

dísticos  empleados.  No  obstante,  hay  determinados 

aspectos que han de ser tenidos en consideración.

En primer lugar, a pesar de la diferencia entre los 

grupos, el grupo experimental aún se encuentra dentro 

de los valores normativos encontrados en otras inves-

tigaciones, de modo que podría ser que las diferen-

cias encontradas en el presente estudio constituyan un 

falso positivo. Para poder estar seguros, este estudio 

debería ser replicado con una metodología similar.

Por otro lado, en estos casos el intento de enmas-

caramiento resulta bastante complicado, impidiendo 

confiar en que el mismo haya tenido éxito, lo que po

-

dría sesgar los resultados por un cambio de compor-

tamiento del resto del personal sanitario en el trato a 

los infantes.

Finalmente, también debe tenerse en cuenta que 

en el grupo control no se tocó a los infantes. Dada la 

ausencia de plausibilidad biológica de la osteopatía 

craneal, pudiera ser que el simple contacto manual 

con los infantes fuese lo que hubiera producido la me-

joría observada. Dada la ausencia de un grupo control 

en el que se realizasen técnicas manuales aleatorias 

no dirigidas a corregir las disfunciones evaluadas, no 

podemos  afirmar  que  el  constructo  subyacente  a  la 

osteopatía craneal tenga más pruebas a su favor en 

función del presente estudio.

De entre los errores metodológicos encontrados en 

los estudios referenciados, cabe destacar el uso de di-

seños inadecuados para dar respuesta a las hipótesis 

planteadas o justificar las afirmaciones realizadas en 

el informe del SEFITMA con respecto a los mismos; 

la ausencia de aplicación aislada de técnicas de osteo-

patía craneal, que imposibilita saber si alguno de los 

resultados de ciertos estudios se han debido a estas 

técnicas u otras de las que se aplicaron a estos pacien-

tes; y la implementación inadecuada de determinados 

tipos de diseños de investigación, como ausencia de 

periodo de lavado en diseños 

cross-over

.

Interpretación estadística de los resultados

El principal error cometido en gran parte de los 

estudios referenciados, así como en las conclusiones 

recogidas en el informe del SEFITMA con respecto 

a los mismos, es la ausencia de consideración de la 

fiabilidad de los procedimientos de medición de las 

variables resultado. No se han tenido en cuenta dichos 

aspectos a la hora de interpretar si realmente podemos 

pensar que hay diferencias entre dos determinadas in-

tervenciones, en función de los datos reportados en 

estudios previos sobre la mínima diferencia detecta-

ble, que podría definirse como la mínima diferencia 

que tendría que haber entre dos mediciones repetidas 

en un mismo sujeto para que, si aceptamos que di-

cha diferencia no se debe a un error de medición, nos 

equivoquemos pocas veces.

Normalmente, en los análisis usuales utilizados en 

la investigación en fisioterapia, los errores de medi

-

ción no se incluyen de manera implícita en los mode-

los estadísticos, como puede ser el caso de un Análisis 

de  la Varianza  (ANOVA),  una  regresión  lineal,  una 

prueba 

t-Student

, etc. Es por ello por lo que se hace 

necesario recurrir a estudios previos para consultar 

los  datos  de  fiabilidad  de  dichos  procedimientos  de 

medición, a fin de utilizarlos para interpretar los re

-

sultados  finales  de  esos  análisis.  De  no  hacerlo,  se 

pueden acabar sacando conclusiones para nada justifi

-

cadas en función de los resultados.

Otro fallo de interpretación, cometido en diversos 

estudios y en varias de las conclusiones recogidas en el 

informe del SEFITMA, es el de interpretar de manera 

aislada un resultado concreto de una investigación sin 

tener en cuenta el resto de los resultados obtenidos, 

así como su relación con las hipótesis planteadas por 

los investigadores de dicho estudio y con el resto de 

literatura publicada en ese campo del conocimiento. 

Por ejemplo, en el estudio de Xiangrong

 et al.

15

 los 

investigadores evalúan en sujetos sanos los efectos de 

dos intervenciones de osteopatía craneal: una técnica 

de aumento, que hipotéticamente debería aumentar la 

saturación de oxígeno de los tejidos cerebrales; una 

técnica de supresión, que debería disminuir dicha 

saturación;  y  finalmente  una  técnica  placebo.  En  el 

estudio, los investigadores encuentran que no hubo 

cambios en la saturación con las técnicas de aumen-

TABLA 1. Criterios de causalidad de Hill

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el esc

é

ptico

62

anuario 2020

to y placebo, pero encuentran una disminución de la 

saturación con la técnica de supresión. Estos resulta-

dos se oponen de manera directa a las conclusiones 

recogidas en el informe del SEFITMA, donde se dice 

que el estudio demuestra que la osteopatía craneal es 

capaz de mejorar la oxigenación de los tejidos cere-

brales. Además, aunque se obtuvo esa disminución, la 

hipótesis de la técnica de aumento resultó fallida, algo 

para tener en cuenta a la hora de interpretar los resul-

tados. Finalmente, también debería tenerse en cuenta 

que en el resto de las variables resultado no hubo dife-

rencias entre las distintas técnicas. Todo ello debería 

llevarnos a cuestionarnos si el hallazgo de la dismi-

nución de la saturación con la técnica de supresión, 

supone una prueba a favor de la osteopatía craneal.

Finalmente, un estudio que debe ser mencionado 

en este apartado es el de Silvestrini

 et al.

16

, de 2013. 

En el informe del SEFITMA se hace referencia a que 

dicho estudio encontró que las disfunciones osteopá-

ticas craneales se asocian frecuentemente a trastornos 

posturales y de la marcha en niños de educación pri-

maria. La única referencia en el estudio de Silvestrini

 

et al.

16

 a procedimientos de evaluación de disfuncio-

nes osteopáticas craneales es el ritmo craneosacro en 

la introducción del apartado de objetivos del estudio. 

Sin embargo, posteriormente no se vuelve a hacer re-

ferencia al mismo en ningún apartado, sin tan siquie-

ra reportarse en los resultados. Lo más llamativo de 

este estudio son los análisis estadísticos reportados, 

en concreto la significación estadística, los 

p-

valores. 

Todos los contrastes de hipótesis reportados en el es-

tudio se replicaron con el 

software

 estadístico R en su 

versión 3.5.3, dadas las incongruencias observadas en 

las tablas entre los datos brutos obtenidos y los 

p

-va-

lores reportados. Por ejemplo, en la Tabla 3 de dicho 

artículo se hace referencia a que el porcentaje de per-

sonas con ojo dominante izquierdo y mordida profun-

da es significativamente menor que el de personas con 

mordida normal o abierta, y que el de mordida abierta 

es significativamente mayor que el de personas con 

mordida  normal  o  profunda.  Con  la  replicación  del 

análisis se obtuvo que no había una asociación esta-

dísticamente significativa entre la dominancia del ojo 

y la mordida (c

2

 = 2,26, 

p

 = .32), en contra de lo re

-

gistrado en el estudio. Estas incongruencias se daban 

en múltiples análisis: en dicho estudio resultaban sig-

nificativos y replicando los mismos no se obtenía tal 

significación estadística.

Plausibilidad

Ninguna de las referencias incluidas en el apartado 

de 

Osteopatía Craneal

 en el informe del SEFITMA 

aporta pruebas sobre la plausibilidad del constructo 

que subyace a la aplicación de técnicas de osteopatía 

craneal.

Discusión sobre la osteopatía craneal

En general, las referencias incluidas en el informe 

del SEFITMA no justifican la utilización de la osteo

-

patía craneal en la práctica clínica. Además, varias de 

las  afirmaciones  contenidas  en  dicho  informe  no  se 

sostienen en función de las investigaciones referen-

ciadas. A continuación se debaten diversos puntos en 

relación con la osteopatía craneal, a fin de entender 

por qué dicho procedimiento carece de plausibilidad 

y no ha de ser recomendado actualmente para ningún 

proceso de salud.

Fluctuación del líquido cefalorraquídeo

La propuesta de Sutherland para explicar la presen-

cia del ritmo craneosacro (o movimiento respiratorio 

primario) era la fluctuación del líquido cefalorraquí

-

deo, que produciría esos movimientos rítmicos entre 

los huesos del cráneo y el sacro.

Se han publicado varias investigaciones con el pro-

pósito de medir de manera objetiva dicha fluctuación, 

habiéndose observado una velocidad de desplaza-

miento muy lenta; además, la magnitud de la fluctua

-

ción es demasiado pequeña como para que pueda pro-

ducir los movimientos descritos por Sutherland.

17,18

Por otro lado, como se comentaba al comienzo de 

Desde la osteopatía craneal se dice ser capaz 

de palpar movimientos 24 veces inferiores a la 

distancia que es capaz de detectar un invidente 

leyendo braille

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el esc

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ptico

63

anuario 2020

este escrito, las otras explicaciones utilizadas poste-

riormente, como los nervios intrasuturales o las ondas 

de Traube-Hering-Mayer, tampoco presentan plausi-

bilidad justificable desde la investigación actual.

Movilidad de las suturas craneales

Desde la osteopatía craneal se proponen distintas 

técnicas de valoración dirigidas a detectar disfuncio-

nes de movimiento en las suturas craneales, así como 

«malposiciones» de las mismas, con el fin de norma

-

lizarlas con técnicas de movilización y manipulación 

(«crujidos»).

En la literatura publicada en este campo se han 

encontrado dos hallazgos principales. Por un lado, 

algunos estudios han encontrado que las suturas del 

cráneo en el ser humano adulto están fusionadas, sin 

ninguna capacidad de movimiento. Por otro lado, hay 

algunas investigaciones que han encontrado una ca-

pacidad ínfima de flexibilidad en dichas suturas, de la 

magnitud de micras.

19

Para entender esta magnitud con perspectiva, se 

puede utilizar el 

Documento Técnico B1

 de la Comi

-

sión de Braille Española. Según este documento, la 

separación entre los centros de dos puntos contiguos 

de una misma celda braille es 2,4 a 2,75 milímetros. 

Teniendo en cuenta que el diámetro de estos es de, 

aproximadamente, 1,2 milímetros, eso supone que 

cada punto está separado del contiguo unos 1,2 milí-

metros, que equivalen a 1200 micras. La flexibilidad 

que se ha encontrado en las suturas del cráneo es de 

aproximadamente 30-50 micras.

19

 Es decir, desde la 

osteopatía craneal se dice ser capaz de palpar movi-

mientos 24 veces inferiores a la distancia que es capaz 

de detectar un invidente leyendo braille.

Fiabilidad del ritmo craneosacro

Para tratar adecuadamente el ritmo craneosacro se 

debe realizar una palpación del mismo, con el objetivo 

de diagnosticar alteraciones de este que posteriormen-

te sean corregidas con un tratamiento. Un primer paso 

para plantearnos que dichas técnicas de valoración 

son útiles es evaluar su fiabilidad. La fiabilidad po

-

dríamos entenderla como la consistencia entre medi-

ciones repetidas en un sujeto, es decir, si por ejemplo 

dos evaluadores dan un resultado similar al evaluar 

al mismo paciente en dos momentos distintos. Para 

evaluar la fiabilidad disponemos de varios estadísti

-

cos, uno de los cuales es el 

Coeficiente de Correlación 

Intraclase

 (ICC), que, simplificando para entenderlo 

en este contexto, oscila de 0 (nada de fiabilidad) a 1 

(fiabilidad perfecta).

En 1977, Upledger reportó una fiabilidad interexa

-

minador moderada en algunos parámetros que confor-

maban la exploración del ritmo craneosacro, con un 

valor de ICC de 0,57. Este estudio, aparte de presentar 

serias limitaciones metodológicas, reportó un valor 

que, a día de hoy, no es indicativo de buena fiabilidad 

para recomendar un procedimiento de medición en la 

práctica clínica. Posteriormente se han realizado otras 

investigaciones similares que han obtenido resultados 

contrarios a los de Upledger, presentados en la tabla 

2.

17

En el año 2016, Guillaud

 et al.

20

 publicaron una 

revisión sistemática sobre la fiabilidad diagnóstica y 

efectividad de la osteopatía craneal. Encontraron que, 

por lo general, los estudios posteriores al de Upledger 

no pudieron replicar sus resultados, obteniendo valo-

res de fiabilidad aún peores, con un riesgo de sesgos 

elevado.

Efectos de la terapia manual en las suturas

En el campo de la osteopatía craneal hay descri-

tas distintas técnicas, desde movilizaciones rítmicas 

o tracciones hasta técnicas de alta velocidad, las ma-

nipulaciones («crujidos»), que tienen como objetivo 

mejorar la movilidad de las suturas craneales e, in-

cluso, liberar aquellas que presentan una «fijación». 

Además, también se afirma que dichas técnicas son 

capaces de modificar la presión intracraneal.

21

En el año 2006, Downey

 et al.

21

 publicaron un es-

tudio con el objetivo de evaluar si las técnicas de os-

teopatía craneal eran capaces de mover las suturas del 

cráneo, y si ese movimiento se traducía en un cambio 

de la presión intracraneal. Anestesiaron trece conejos, 

a los que incorporaron unos sensores de movimien-

to de la sutura coronal y sensores de variación de la 

presión intracraneal. Se aplicó a los conejos fuerzas 

progresivas de distracción sobre dicha sutura de 5, 10, 

15 y 20 gramos (simulando la técnica de osteopatía 

craneal «

Craniosacral Frontal Lift

»). Además, a uno 

de los conejos se le aplicaron fuerzas adicionales en-

tre 100 y 10

.

000 gramos.

Para las fuerzas de entre 5 y 20 gramos (común-

mente utilizadas en la aplicación clínica de dichas téc-

nicas), no se obtuvieron diferencias en la separación 

TABLA 2. Índice de fiabilidad de algunos estudios 

(explicación en el texto)

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el esc

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ptico

64

anuario 2020

de la sutura ni la presión intracraneal con respecto a 

la situación en reposo. Solo se obtuvo una diferencia 

cuando se aplicó una fuerza de distracción de 5000 

gramos, apreciándose una separación de 0,30 mm 

que, sin embargo, no se tradujo en un cambio en la 

presión intracraneal.

21

Debe tenerse en cuenta que las diferencias encon

-

tradas en conejos (cuya estructura anatómica craneal 

es menos resistente que la del humano) con la aplica-

ción de 5 kg fueron mínimas, sin producir alteraciones 

en la presión intracraneal. Es por ello que los autores 

del estudio concluyen que se necesita otra base bioló-

gica para explicar por qué las técnicas de osteopatía 

craneal podrían ser efectivas.

21

Criterios de causalidad de Austin Bradford Hill

Se pueden utilizar los criterios de causalidad de 

Hill previamente mencionados, con el objetivo de 

evaluar cuánta confianza debemos poner en el cons

-

tructo teórico de que las disfunciones osteopáticas 

craneales son causa de dolor o patologías. En general, 

el conjunto de la literatura publicada con respecto a la 

osteopatía craneal nos lleva a sacar las conclusiones 

relacionadas en la tabla 3 con respecto a qué criterios 

de Hill se cumplen para este constructo teórico.

TABLA 3. Criterios de causalidad de Hill aplicados 

al constructo teórico de la osteopatía craneal

El constructo teórico de la osteopatía craneal no 

cumple ninguno de los criterios de causalidad de Hill; 

por tanto, no tenemos motivos para proponer la eva-

luación y tratamiento de las disfunciones osteopáticas 

craneales en ningún tipo de pacientes en la práctica 

clínica.

Conclusión

Tras la revisión de la literatura referenciada en el 

apartado de osteopatía craneal del informe del SEFIT

-

MA, la evaluación de su metodología y riesgo de ses-

gos, y la de la consistencia entre dicha metodología y 

sesgos y los resultados de los distintos estudios, pode-

mos concluir que varias de las afirmaciones recogidas 

en  el  informe  del  SEFITMA  no  se  sostienen  en  las 

publicaciones referenciadas para su justificación.

Por otro lado, el análisis de dicha literatura nos im-

pide concluir que la osteopatía craneal sea un procedi-

miento plausible y con efectividad contrastada de ma-

nera fiable mediante el método científico, que pueda 

ser recomendado como una opción terapéutica para 

ningún proceso de salud.

Finalizaré con una cita de Flynn TW, Cleland JA 

& Schaible P del año 2006:

3

 

«The challenge is clear: 

prove that it works, or move on» 

(‘el reto está claro: 

pruebe que funciona o márchese’).

La osteopatía craneal ya se tenía que haber 

movido a un lado, y si no lo hace, hemos de ser 

los profesionales sanitarios quienes la movamos. 

La fisioterapia no puede amparar bajo su techo 

esta y otras pseudociencias

TABLA 3. Criterios de causalidad de Hill aplicados al 

constructo teórico de la osteopatía craneal

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el esc

é

ptico

65

anuario 2020

Y añadiré por mi parte: la osteopatía craneal ya se 

tenía que haber movido a un lado, y si no lo hace, 

hemos de ser los profesionales sanitarios quienes la 

movamos. La fisioterapia no puede amparar bajo su 

techo esta y otras pseudociencias. Es el momento de 

pronunciarnos sin miedo:

«La Fisioterapia no es una pseudociencia»

.

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Foto de Fondazione Don Gnocchi en Flickr: https://www.flickr.com/photos/dongnocchi/