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Premio del jurado:
Víctor Guisado Muñoz
El viajero consiguió por fin hablar con Aristóte
-
les. Le explicó todo lo que sabía de Física, pero no
le convenció. De hecho, se armó tal escándalo en el
ágora que tuvo que huir. Nadie se molestó en poner
por escrito sus ideas.
—¿Qué tal? —le preguntaron al volver al presente.
—Las primeras naves no han regresado aún de las
estrellas, ¿verdad? Pues ahí tenéis la respuesta.
—¡Maldito escepticismo! —bramaron.
—El escepticismo es imprescindible —replicó—,
pero también vamos a necesitar evidencias empíricas.
Regresó con un telescopio, y tampoco le creyeron.
Es más, pensaron que quería engañarlos y tuvo que
huir otra vez. De nuevo en su presente, murmuró, aba-
tido:
—Viajar a las estrellas va a ser más difícil que via-
jar en el tiempo.
Premio del público:
Álvaro Bayón (Vary)
No podía ser. Al fin y al cabo, todos los expertos
habían estudiado lo mismo una y otra vez, con idénti-
cos resultados.
Pero ahí estaban, ante sus ojos, pruebas obvias de
que todos sus predecesores se habían equivocado. Ha-
bía repetido el experimento cinco veces. Probó distin-
tos enfoques. El resultado era irrefutable.
—No entiendo por qué me sale diferente al resto
—dijo a su compañera, perplejo.
—Porque eres el primero que hace el experimento
sin presuponer su resultado.
Otros relatos reconocidos por el público y el ju-
rado:
Por: Patricia Libertad Vegas
—¡Cunaterapia!
—Pero no hay pruebas de que eso funcione.
—Tampoco hay pruebas de que no funcione.
—Es decir que no hay ninguna prueba, nadie lo ha
hecho nunca.
—Exacto, seré el primero.
—El primero en meter a adultos en una cuna y me-
cerlos…
—Seré famoso —dijo el hombre, exultante.
Por: Mike
Bienvenido a internet, un lugar no muy seguro,
con contenido de dudosa calidad pero en el que po-
drá encontrar casi cualquier cosa que desee, desde una
conspiración en otro idioma hasta un método casero
para curar su dermatitis de nacimiento. Podrá conver-
sar con personas y con chatbots. Millones de conteni-
dos le embriagarán y no sabrá en quién confiar. Podrá
dudar sobre la inteligencia de su amigo, y pensar que
Concurso de
microrrelatos
escépticos
E
ste año 2023, y vinculado a la celebración del evento Desgranando
Ciencia 9, ARP-SAPC ha convocado un concurso de microrrelatos
de temática escéptica a través de la red social Mastodon. No viene
a sustituir a nuestro —de momento— aparcado concurso de rela-
tos «Félix Ares de Blas», sino a complementarlo. Durante el mencionado
evento se dio a conocer el nombre de los dos ganadores, uno de ellos
mediante jurado y el otro por el público, aunque hemos de decir que no
hubo gran disparidad de criterio. Ambos ganadores han recibido sendos
premios en forma de un lote de libros. Presentamos a continuación los
relatos ganadores, así como otros que han recibido una buena valoración.
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un chatbot podría ser más amable. Viva para el mundo
digital, sumérjase en twitter y en reddit, donde cada
secta tiene un hilo. Se preguntará: ¿Dónde están los
textos científicos? No pasa nada, acomódese para esta
nueva doble vida. Podrá elegir la conspiración que
más le interese y estará en su idioma.
Por:
Luis Fontana Gallego
—Y, dígame, profesor: según Ud., ¿qué se necesita
para rebatir a un terraplanista, antivacunas, etc.?
—Bueno, se necesitan dos cosas: nunca le reveles
todo lo que sabes.
—¿Y la segunda?
—…
Por: María Mínguez Sánchez
Cabezahueca
¿Cuál de todas las capas alternas de afirmaciones y
negaciones irónicas había conseguido que calase defi
-
nitivamente en su mapa mental aquella idea de la que
pretendía burlarse? Cuanta más distancia intentaba
tomar de ella, cuanto más atención le prestaba, más
peso tenía, más grande era y más se aproximaba a lo
que se entiende como certeza. Así es como se había
convencido a sí mismo, sin querer, de que la tierra era
hueca.
Por: Daniel Redondo Sánchez
El asesino del horóscopo había seguido a su próxi-
ma víctima hasta casa. Su presa de hoy conducía un
BMW azul y vivía en una amplia casa en las afueras.
«Clásico de un Libra», pensó. Aprovechó que la co-
chera se estaba cerrando para deslizarse bajo la puer-
ta. Se encaró a la víctima y, tras un violento forcejeo,
el arma se disparó. El asesino del horóscopo cayó al
suelo, sangrando por el pecho. Iba a morir y un pen-
samiento irónico lo asaltó: debería haber leído su ho-
róscopo de hoy.
Por: Sonia Fernández Romero
¡Esto no se hace! Les esperaba ayer y tenía la pro-
nunciación de «nuqneH» ensayadísima. Menos mal
que me ha llamado Carlos Jesús. Están atascados en
Ganímedes. Un fallo mecánico. Tiene que llegar la
pieza de repuesto. ¡A saber cuánto tardará! Avisarán
de nuevo de su llegada. Mientras llegan, estoy traba-
jando en una coplilla para darles la bienvenida:
Extraterrestes, vienen a la Tierra gordos y sanos.
Viva el tronío y vivan los aliens con poderío…
Por: José Antonio Bustelo
—Buenos días, James.
—Q…
—Tu equipamiento. Hemos activado la munición
de tu Walther PPK en nuestro departamento de reiki.
—Vaya, voy a empezar a preocuparme…
—Tu nuevo reloj. Sincronizado con tus siete
chakras como protección adicional. El minutero es
una vara de radiestesia para localizar sustancias ra-
diactivas. Más silencioso que tu viejo contador Gei-
ger.
—Lo echaré de menos incrustado en el premolar.
—Baraja de tarot camuflada. En una partida de
póker siempre da pronósticos negativos para desmo-
ralizar al enemigo. Y una cosa más con tu afición a la
bebida ¿Sabes cómo debes pedirla?
—Vale. Martini con vodka en dilución 100 CH
agitado con sucusión, no mezclado.
—Mejor que sea 200 CH. Suerte, James. Esta vez
la vas a necesitar.
Por:
Patricia Libertad Vegas
—Buenos días, señora. Quiero solicitar una veri-
ficación.
Los ojos de la funcionaria saltan de los papeles que
hay sobre su mesa al niño fantasma que levita frente
al mostrador.
—Hola, criatura, ¿es tu primera vez?
—Sí, llevo poco tiempo en el mundo.
—Pocas mentiras son nuevas.
—Pero yo soy de verdad.
—Si me dieran 1 € cada vez que Homeopatía me
viene con esa cantinela… —Los ojos de la funciona-
ria escrutan al niño— A ver, ¿y el formulario 123-E?
—Aquí tiene, señora.
La funcionaría revisa el documento con deteni-
miento: los datos que avalan su nacimiento son su-
ficientes y los cálculos, correctos. La mujer sonríe,
rellena el certificado de veracidad y se lo entrega al
niño mientras este va cubriéndose de átomos.
—Bienvenido a la realidad.