Edición 2010 - Número 3 (237) - 3 de abril de 2010
Ricardo Antonio Cuadra García
En el 2007, diez años después de la muerte de Madre Teresa de Calcuta, aparecieron 40 cartas de la Beata donde ponía en duda sus creencias a sus confesores por más de 40 años. En uno de los textos la madre Teresa manifestaba “¿Para qué hago este trabajo? Si no hay Dios, no puede haber alma. Si no hay alma, entonces Jesús, tú tampoco eres verdadero”. Esto es sólo la “punta del iceberg” de la soledad, la tortura y el desencanto que la monja albanesa vivió por más de 40 años. Pero la evidencia del descreimiento de la monja de Calcuta no fue evidente para el Vaticano, pues veía en esas manifestaciones explícitas de falta de Fe, lo que eufemísticamente manifiestan como “desierto espiritual” o “noche oscura”, característico de los santos místicos; aunque la candidata a los altares no fuera mística. La Iglesia hacía de esta manera lo que es su mayor destreza, malabarismo intelectual para hacer ver lo negro blanco y lo blanco negro. Veía en la falta de Fe de la Beata, la forma implícita de la mayor Fe, por ende candidata a los altares, disimulando la vergüenza de la monja de Calcuta al pedir a sus confesores quemar las cartas después de su muerte.
Pero el mayor “desierto espiritual” de la historia de los sacerdotes católicos lo tiene Jean Meslier (1664-1729), quién mantuvo su ateísmo en el “closet” hasta su muerte, después de ser sacerdote en un pueblito de Francia, Entrépigny en la Champagne. Al morir Meslier no pidió que destruyeran su obra testamental para sus feligreses, la cual fue encontrada al lado de sus pertenencias. La editorial Laetoli recientemente la publicó con el nombre de “Memoria contra la religión”. En dicha obra el cura párroco les dice a sus feligreses lo falso que es la Iglesia, la religión, Jesús, Dios y también se manifestaba contra la aristocracia reinante, la monarquía. Hacía también un llamado a la justicia social y se manifestaba contra el pensamiento idealista. Alababa al materialismo auténtico y sobre todo un ateísmo hedonista amante de los placeres de la vida. Este libro fue editado por primera vez en Francia en el siglo XVIII y se publicaron 30,000 ejemplares que circulaban entre las élites ilustradas de la época.
Meslier tuvo influencia de Montaigne y del panteísta Spinoza, pero él influyó en el Barón Holbach, gran ateo de la ilustración, cuyos libros adornaban el Index Librorum Prohibitorum de la Iglesia Católica. De hecho en el libro de Holbach “Sistema de la Naturaleza” en su edición de 1835 introduce un capítulo que se llama “El buen sentido del cura Meslier”. En este texto expone el ateísmo irreverente del sacerdote francés, lo cual enojó a Voltaire quién también había hecho una antología del cura Meslier pero suavizada y editada acorde a su deísmo (creencia en un Dios no revelado).
Meslier además de no creer en ninguna deidad, hacía un llamado a sus feligreses, de forma póstuma, a disfrutar la vida y no preocuparse por el más allá, muy parecido al mensaje puesto por Richard Dawkins y más ateos en los buses de Europa, “Lo más probable es que Dios no existe, no te preocupes disfruta de la vida”. Pero las palabras de Meslier son más elocuentes cuando dice: “No se puede esperar ningún bien ni temer ningún mal tras la muerte; aprovechad pues sabiamente el tiempo, viviendo bien y gozando sobria, pacífica y alegremente si podéis de los bienes de la vida y de los frutos de vuestros trabajos, pues es lo que os pertenece y el mejor partido que podéis tomar, ya que la muerte, al poner fin a la vida, también pone fin a todo conocimiento y todo sentimiento del bien y del mal.”
El filósofo francés Michel Onfray menciona brevemente al cura Meslier en su libro Tratado de ateología publicado en 2007. Pero el mismo Onfray se extiende más sobre el cura ateo en su más reciente obra Contrahistoria de la Filosofía, tomo IV, subtitulado “Los ultras de las luces”. Le dedica un largo y extenso capítulo según nos informa anagrama. Onfray denomina a Jean Meslier “El primer filosofo ateo de la historia” y al hablar de su libro manifiesta “El libro de Meslier es-sigue siendo-“una bomba”. Hombre de un único libro, “pero ¡que libro¡…un libro maldito de un autor maldito; un libro genial de un pensador genial”. Para Onfray el también autor de “La fuerza de existir”, Manifiesto hedonista, Meslier es el que primero expone un pensamiento estructurado ateo de la historia de occidente. Para él con Meslier comienza la historia del ateísmo.
Es lícito preguntarnos el porqué un sacerdote católico se presenta para algunos como el “Bing Bang” del ateismo pre-ilustración, y más preguntas nos surgen de por qué el ilustre clérigo se mantuvo en el “closet” de su ateísmo ejerciendo una profesión incoherente con su testamento filosófico. Las respuestas pueden ser variadas, entre ellas cabe la probabilidad de que su posición de cura de parroquia le significaba buenos dividendos y estabilidad económica. También el miedo a una excomunión pudo ser su mayor estímulo a su silencio en vida, pues el látigo de la exclusión social por estos decretos eclesiásticos era equivalente a una muerte civil tal que no estaba dispuesto a pagar el precio. También su silencio pudo ser cómplice para tener licencia de investigar más a fondo los orígenes de su supuesta religión. Su silencio pudo nutrir su obra como se nutre un diario personal donde se dijo lo que se piensa de las experiencias de vida en su Iglesia. La figura paradójica del cura Meslier salta de la pluma de Voltaire y Holbach como la figura de un héroe ateo; no como producto de un “desierto espiritual” como dicen los eclesiásticos, sino como el producto ilustrado de una “primavera intelectual”.