Edición 2010 - Número 10 (244) - 7 de noviembre de 2010
Javier Armentia Fructuoso
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Por la boca muere el pez)
El Pontífice se ha empeñado en hacerse el simpático, comparando la laicidad (casi inexistente con un gobierno que usa los símbolos católicos para jurar o prometer sus cargos, y que ha aparcado una ley de libertad religiosa sin die porque andan acojonados por lo que podrían hacer los católicos si se les quitan prebendas) con la situación de España en la II República. Bien lo sabe el pontífice, que es heredero sin pedir perdón de una Iglesia que abrazó el golpe militar y lo convirtió en Santa Cruzada, y luego nacionalcatolizó los restos del país quedándose con todo lo que pudieron. Un golpe de efecto para hacer amigos, no cabe duda.
Pero leyendo la homilía papal (en El Mundo han puesto el PDF) vemos que realmente el tema del día era el del título de la entrada. Un asunto del que hemos hablado ya, pero que se repite una y mil veces como mantra católico para justificar que se impidan los derechos de los ciudadanos, especialmente de las ciudadanas, y demás felonías que si se les dejara, estos europeísimos cristianos nos largarían a todos los que no comulgamos con ellos. Y que en lo que no es obvio, es radicalmente falso. Mal que pese a quien pese.
Porque hablar de las raíces cristianas de Europa es una obviedad, claro que sí. Nadie niega que el cristianismo invadió Europa hace ya unos cuantos siglos y que casi todo el pensamiento europeo ha lidiado con esa tradición judeocristiana. Claro que Carlo Magno se declaró Emperador cristiano, y todo eso. ¿Y? Al hablar de una Europa en el sentido moderno hablamos de democracias participativas, no teocracias (qué más querrían) en las que la carta de los derechos humanos está establecida en la raíz de sus constituciones. Tal carta es directamente incompatible con varios de los postulados católicos. La raíz democrática y humanitaria de Europa poco tiene que ver con el cristianismo, más allá de que quienes fueron encendiendo la luz de la razón nacieron y vivieron con el dogmático y autocrático poder de la iglesia: ¡eso si es raíz católica! las púrpuras coronando emperadores y reyes, manteniendo siempre que pudieron el antiguo orden de la nobleza de sangre y abominando de todo lo que fuera a quitarle sus amplias regalías... pero de eso el papa ni dice mú.
Pero si consiguieron la Ilustración fue porque supieron que debían oponerse a esa raíz tan cristiana. Claro: Holbach, Voltaire, Descartes, Locke o Hume, tantos otros, hasta Rousseau, utilizaron como confrontación la herencia cristiana. Era lo que tenían, no habría sido lógico confrontar la razón a la espiritualidad zen, o al hinduismo, porque esas creencias no eran las que se usaban como soporte del estado totalitario, de la censura del pensamiento.
Aparte de eso el hincapié en las raíces cristianas de Europa pretende imponerse además a las otras raíces, múltiples, bien sentadas, de la Europa actual. ¿Grecia? ¿Roma? La propia raíz judía, o el mundo musulmán son tan básicas por lo menos como la católica para entender el desarrollo del pensamiento típicamente europeo. Empezar ahora a decir si una raíz es más importante de la otra sería estúpido, pero eso es lo que precisamente hace Ratzinger. La cristiandad, sin embargo, tiene profundas raíces helénicas, y posteriormente adquiere las raíces romanas sin las que no se entendería en absoluto, así que si de raíz raíz hablamos, habría que ire a Jonia para decir que Europa nació ahí, o que el mismo Alejandro fue mucho más europeo que lo que posteriormente la secta cristiana lo fuera, al menos antes de conseguir el poder con el estertor del imperio romano.
Por el contrario, la homilia finisterráquea del papa le lleva a decir:
¿Cuál es la aportación específica y fundamental de la Iglesia a esa Europa, que ha recorrido en el último medio siglo un camino hacia nuevas configuraciones y proyectos? Su aportación se centra en una realidad tan sencilla y decisiva como ésta: que Dios existe y que es Él quien nos ha dado la vida. Solo Él es absoluto, amor fiel e indeclinable, meta infinita que se trasluce detrás de todos los bienes, verdades y bellezas admirables de este mundo; admirables pero insuficientes para el corazón del hombre. Bien comprendió esto Santa Teresa de Jesús cuando escribió: “Sólo Dios basta”.
Pues si esa es la aportación por la que quieren el dinero público, la propiedad de las sedes que usan y que pagaron otros, el control de la educación y el veto a las leyes que den derechos a las mujeres y en general a quienes no piensen como ellos, o que miremos hacia otro lado mientras ellos protegen a los pederastas de entre sus filas, ocultan o desvían la información sobre sus criminales podemos entender de otra manera el "solo dios basta" de la santa abulense. Y que no se achaque a la laicidad de la Europa que ellos quieren seguir poseyendo (en el sentido sexual de la posesión) la falta de moralidad, porque son sus curitas los abusadores, por ejemplo, bien provistos de raíces cristianas.
En la gira de B16 y Los Católicos por Europa, ya pasó por Polonia y allí el papa parece feliz: problemas para las mujeres y sus derechos reproductivos, ministros de educación homófobos y dirigentes creacionistas que impiden la enseñanza de la evolución en las clases, o que los profesores tengan la sexualidad que les de la gana (curiosamente no les preocupa que la demuestren dentro del aula o de la sacristía, como hacen esos cristianísimos delincuentes). Entre Polonia y España está claro dónde cuela mejor lo de las raíces católicas...
... ¿o no tanto? ¿Dónde está este gobierno que decía apostar por la laicidad? Comulgando hoy por Santiago. Y eso que los cristianos estos son los mismos que llevan montándoles manifestaciones en contra de las leyes de igualdad y avance social. O que ayer mismo saltaban por un presunto atentado a la familia simplemente por ordenar la forma en que en algunos casos se colocarían los apellidos de la descendencia. La iglesia ante la que hoy se postran (en el mismo Santiago un centro de prensa ha sido "bautizado" por el obispo, qué cosas tan chuscas) es la misma que distribuye sacerdotes en las escuelas públicas para hacer apología y manipular a los niños con sus dogmas absurdos, todo eso pagado con dineros de todos, mientras se queja y lucha contra las asignaturas que no les gustan. La misma que, en definitiva, sigue siendo hegemónica y demasiado bien tratada sin haber hecho nada realmente por mejorar esa Europa cuyas raíces ahora pretende monopolizar.
Pero nada, mañana se vuelve a ir B16 y luego barrerán las calles, pagarán las facturas y todos seguiremos como siempre.