Edición 2011 - Número 1 (247) - 15 de enero de 2011
José María Riol Cimas
(Artículo publicado originalmente en el Diario de Avisos)
En 1687 se publicaba un libro considerado por casi todos los estudiosos como el más importante, no ya sólo de la historia de la ciencia sino también de la cultura universal. Ese año clave, un inglés llamado Isaac Newton se decidía por fin a publicar su obra cumbre, Philosophiae naturalis principia mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural). Con este libro, que pronto se conoció simplemente como Los Principia, la ciencia alcanzaba su mayoría de edad, culminando un proceso crucial de la historia de la humanidad que recibe el nombre de Revolución Científica. Tuvo lugar en Europa occidental entre los siglos XVI y XVII, y condujo al desarrollo del Método Científico y a la aparición de la ciencia moderna.
Los Principia, como el resto de la obra de Newton, siendo a todas luces la aportación de un genio único, también bebía de otras fuentes, especialmente de las obras de Copérnico, Kepler y Galileo, como reconocía el propio Newton cuando escribió en 1676: "Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes". La obra de Newton estaba compuesta por tres libros en los que demostraba nada menos que "la constitución del sistema del mundo", como queda reflejado en la introducción al libro tercero de Los Principia. En la primera parte de la obra expone las tres leyes del movimiento, ocupando el grueso del segundo libro un tratado sobre la mecánica de fluidos. Por último, en el tercer libro expone la Ley de la Gravitación Universal, según la cual dos cuerpos se atraen con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas, e inversamente proporcional al cuadrado de su distancia.
Más de trescientos años después, DIARIO DE AVISOS saca a la luz un suplemento de divulgación de la ciencia que toma prestado el nombre de la magna obra de Newton, un suplemento que sin duda contribuirá a elevar el nivel de la cultura científica de la sociedad para, entre otras cosas, frenar el reaccionario avance de las pseudociencias o falsas ciencias: homeopatía, acupuntura, reflexología podal, flores de Bach, ayurveda, reiki, supuestas terapias mediante cristales, piedras y pedruscos, "energías", psicoanálisis, psicomorfología, feng shui, adivinación del futuro, astrología, numerología, parapsicología, grafología..., cuyas supuestas bases -o mejor, creencias- contradicen frontalmente los bien contrastados fundamentos de la Física, la Química, la Biología y la Medicina.
Por cierto, hace sólo dos semanas una de las pseudociencias antes citadas, la homeopatía, era apoyada institucionalmente, desde la más absoluta irresponsabilidad, por el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero Baute.