Edición 2011 - Número 1 (247) - 15 de enero de 2011
Javier Armentia Fructuoso
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Por la boca muere el pez)
Desde ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico se ha mandado una carta abierta a TVE, dirigida también al defensor del espectador, en relación a la superstición promocionada desde los propios informativos de la cadena, en el Telediario de mediodía del pasado 11 de diciembre, que consistía en afirmar que las radiaciones emitidas por algunos electrodomésticos son dañinas. La carta se puede leer en escepticos.es, y redunda en lo obvio: que a pesar de que una y otra vez los estudios científicos no encuentran relación entre campos electromagnéticos y problemas para la salud humana, en el reportaje del informativo sólo se decía lo contrario, dando cabida además a interesadas voces bien conocidas en la manipulación, y además promocionando "remedios", puros timos, que supuestamente mitigarían los problemas (inexistentes...). Además le llaman "geobiología" y cualquiera podría pensar que era una ciencia y no una tomadura de pelo. En fin, un despropósito, uno más, de esa enorme muestra de que los medios de comunicación, así en general, no tienen un criterio mínimamente objetivo para abordar estos temas, con lo que nos quedamos con la credulidad o el interés de un periodista, o un grupo, o la empresa... Propone en la carta el director ejecutivo de ARP-SAPC Ismael Fernández:
Valdría la pena hacer una rectificación en el mismo telediario, de la misma hora, para tratar de hacer llegar un nuevo mensaje avalado por el mundo de la ciencia a la audiencia del mismo, en el que se indique que nada de lo mostrado en la noticia del sábado 11 de diciembre goza de ningún tipo de aval por parte de las autoridades científicas.
Pero es improbable.
Un inciso a modo de constatación: en el trascurso de unos pocos días, para que se vea la poca importancia que tiene el asunto para quienes marcan los contenidos y la línea editorial de un periódico de referencia como El País, nos encontrábamos con un artículo en el que desmontaban productos milagro y otro en el que promocionaban terapias milagro. Véase: "Engaños caros y multas baratas. Los productos milagro, prohibidos, se venden con impunidad gracias a las benignas sanciones - El magnetismo, última cualidad misteriosa", firmado por María R. Sahuquillo. Rescato un párrafo, para que vean el estupendo tono del mismo:
Y es que los productos milagro se aprovechan de eso. De la necesidad de creer. "Juegan con que la persona, sobre todo si afecta a problemas de salud, es un consumidor más vulnerable y tiene tendencia a buscar una solución", dice la directora del INC.
Esto se publicaba el día 11 de diciembre de 2010. Pero unos días antes, el 23 de noviembre de 2010, en el artículo Radiaciones bajo control (firmado por Carmen Girona) daban cabida a las mismas afirmaciones de gente como Bardasano, de la Universidad de Alcalá (una referencia en la promoción de estas cosas de las dañinas radiaciones, y de la promoción más clara de productos que pretenden librarte de esos problemas, como las plaquitas esas del quantum, un timo del que hablábamos por aquí hace unos meses. Y así constantemente. Cierto es que en ese artículo se presentaba el tema de una forma aparentemente "neutra", dando unas visiones y otras, pero sobre todo a las más alarmistas, incluyendo recomendaciones como "Utilizar pinturas de grafito que eliminan los campos electromagnéticos de la pared."
Pues mañana más de lo mismo, en la misma televisión pública en que el otro día promocionaban la pseudociencia electrofóbica, mañana (eso sí, a mediodía y en La 2) hablaremos de supersticiones, esta vez conmigo -al menos- como defensor de una visión nada supersticiosa. Será en el programa PARA TODOS LA 2:
¿Somos supersticiosos? ¿Porqué creemos en el horóscopo o en el tarot?
Lo trataremos en nuestra mesa de análisis con Jorge de los Santos, pensador, Francesc Romeu, periodista y sacerdote y Javier Armentia, científico y director del Planetario de Pamplona
Pues eso, una mesa de análisis mañana desde las 12.30h. Ahí andaremos. Al artista lo conozco de alguna vez por la noche de RNE1, con los afectos nocturnos de Silvia Tarragona; del cura Romeu sólo sé que le quieren menos los viejofachs y los teocons que cualquier ateo anticlerical como yo. Así que, lo mismo sale algo divertido.
Y para cierre, un análisis de Juan Ignacio Pérez Iglesis, que dirige una nueva cátedra de cultura científica en la Universidad de País Vasco, en El Correo de hoy, donde analizando las bajas puntuaciones del famoso Informe PISA plantea algo que no deja de estar relacionado con lo fácil que se meten las supercherías y la pseudociencia en nuestra sociedad, el bajo nivel que se obtiene en ciencias. Que origina que sea difícil que haya una generación de científicos de nivel para el futuro de nuestro país, que además está creando una ciudadanía que no puede comprender bien el mundo en el que vivimos, pero además, como escribe en este recomendabilísimo artículo titulado "Ni ciencia ni excelencia":
Sospecho, no obstante, que el problema de las ciencias no es solo el tiempo -seguramente insuficiente- que se dedica a su enseñanza. Me temo que lo que ocurre tiene también que ver con la escasa consideración social que tiene la ciencia. Y ése es un problema que, como ya he referido en otras ocasiones, tiene unas causas más profundas y requiere, por ello, un tratamiento global. Ese tratamiento ha de comprender al sistema educativo, pero debe ir más allá, pues exige un cambio en el discurso público -político y mediático, fundamentalmente- en relación con los valores sobre los que se sustenta nuestra sociedad. Tiene que ver con el valor de la prosperidad y con la importancia que damos al progreso. Y también tiene que ver con el optimismo que se requiere para pensar que los problemas tienen solución y que los problemas colectivos más importantes a que nos enfrentaremos en el futuro próximo solo podrá solucionarlos la ciencia.
Pues eso. Supersticiones, incultura, desprecio... qué panorama. Y cuando pasa en los medios públicos, ya comprenderán que nos guste aún menos.