Edición 2011 - Número 249
Fernando L. Frías Sánchez
(Artículo publicado originalmente en la bitácora El fondo del asunto)
En estas fechas en las que, como todos los años, nos encontramos en plena campaña de [narración de cuentos] celebración de conferencias sobre la Sábana Santa de Turín, llama la atención que no nos hayamos topado aún con alguna nota de prensa en la que, también como todos los años, los sindonólogos nos narren algún nuevo y escalofriante descubrimiento sobre la "síndone". Descubrimiento que, por cierto, también suele ser el mismo todos los años (http://yamato1.blogspot.com/2010/04/tradiciones-de-pascua-la-sabana-san…).
Así que, para paliar este problema, les vamos a ofrecer una noticia que, si bien no supone ningún nuevo descubrimiento (bueno, tampoco las que ellos suelen dar, en realidad), sí que resulta una interesante novedad en esto del sabanismo.
Pero antes les pongo en antecedentes. Como probablemente sepan ya, la primera noticia histórica sobre la Sábana Santa de Turín está contenida en el llamado "Memorial de d'Arcis", que es este que tienen reproducido aquí al lado (http://photos1.blogger.com/blogger/2294/2049/1600/Memorandum.0.jpg) mediante el cual Pierre d'Arcis, obispo de Troyes, formuló hacia 1389 una denuncia ante el Papa (Clemente VII de Aviñón) contra el deán de la Colegiata de Lirey. El obispo contaba que el deán de Lirey había conseguido un lienzo en el que estaba pintada la figura de un hombre de frente y de espaldas, y aseguraba que se trataba del sudario de Jesús. Al exhibirlo, además, unos individuos a sueldo del deán fingían curaciones milagrosas, con el fin de lograr las donaciones económicas de los incautos peregrinos. El obispo contaba igualmente que el engaño se había producido por primera vez treinta y cuatro años antes, en la época de su antecesor en el cargo Henri de Poitiers, quien logró capturar al artista que creó el lienzo y prohibió su exhibición.
Desde entonces la historia y las vicisitudes de la Sábana de Turín están bastante bien documentadas, pero el problema para los sindonólogos es explicar el silencio de más de 1300 años que separan la época de Cristo de esta primera aparición de la "síndone". Y digo es un problema para los sindonólogos porque, la verdad, para el resto del mundo no lo es: como habrán notado, las fechas que da Pierre d'Arcis coinciden con la horquilla que determinaron las pruebas de Carbono 14 a las que fue sometido el tejido.
Pero claro, para solucionar un problema lo mejor es echarle imaginación, y de eso no falta entre los estudiosos de la Sábana, que para rellenar este hueco más que milenario han echado mano de una serie de leyendas, suposiciones e invenciones la mar de pintorescas. La versión más popular, o al menos la que yo he escuchado más a menudo, es la que en su día se sacó de la manga Ian Wilson. Con alguna que otra variación, según quien la cuente, viene a decir que tras la muerte de Cristo, la Sábana fue llevada en secreto hasta la antigua ciudad de Edesa, donde fue venerada como el verdadero rostro de Jesús. Allí permaneció hasta el siglo X, cuando fue trasladada a Constantinopla, y luego robada por los cruzados durante el saqueo de la ciudad de 1204. A partir de ahí, la verdad, los sindonólogos pasan a inventarse alguna que otra rocambolesca historia para intentar explicar cómo fue a parar a poder de Geoffroi de Charny, propietario de la abadía de Lirey en la época de la primera aparición de la Sábana.
La historia, la verdad, hace aguas por los cuatro costados. Por ejemplo, no hay forma de relacionar a Geoffroi de Charny con los saqueadores de Constantinopla, aunque no ha faltado quien -cómo no- ha aprovechado este hueco para rellenarlo con la masilla universal con la que se rellenan los agujeros históricos de la Edad Media, o sea, con los Templarios. Para estos pseudohistoriadores la Sábana fue a parar en un principio a poder de los Templarios, y Geoffroi de Charny la obtuvo por su condición de descendiente de Geoffroi de Charney, que fue ejecutado en 1314 junto a Jacques de Molay y el resto de la plana mayor del Temple. El problema es que ni consta que Charney tuviera descendencia (lo más probable es que no fuera así, ya que ingresó en la Orden siendo muy joven) ni que tuviera con Charny más relación que el parecido entre sus nombres y apellidos. Otras versiones (como que Charny la obtuviera como regalo del rey) resultan también problemáticas, si tenemos en cuenta que no consta en parte alguna ni que el rey la tuviera con anterioridad, ni que se la regalase a Charny, ni que este declarase en parte alguna que la poseía, ni que en el proceso eclesiástico abierto a consecuencia de la denuncia del obispo se alegase tal cosa, que sin duda hubiese sido un poderoso argumento a favor de los propietarios de la abadía. Recordemos, además, que no se trataba de un relicario con los recortes de uñas de un santo olvidado del año de Maricastaña, sino de la que sin duda sería una de las reliquias más importantes de la cristiandad. La ausencia de evidencias, en este caso, sí que parece ser una poderosa evidencia de ausencia, ¿verdad?
Pero si el saldo desde la Constantinopla de principios del siglo XIII a la Lirey de mediados del siglo XIV es difícil de explicar, lo del Edesa es de traca. Porque cuenta la leyenda...
Bueno, en realidad cuentan las leyendas. Así, en plural. En la primera de ellas, acuñada nada menos que por San Eusebio a principios del Siglo IV, se nos dice que en época de Jesús el rey Abgar V, enfermo de lepra y conocedor de sus milagros, le hizo llegar a un mensajero con el ruego de que le curase. Según San Eusebio (que reprodujo la correspondencia, demostrando que no por santo dejaba de ser un fabulador de aúpa), Jesús contestó al rey con una atenta carta de su puño y letra en la que lamentaba informarle de que su misión requería que permaneciera en Jerusalén. No obstante, tuvo el detalle de enviarle a San Judas Tadeo, quien obró un doble milagro: por un lado curó al rey, y por el otro ayudó a San Eusebio a burlar la disposición conciliar según la cual no se podía fundar ninguna diócesis eclesiástica que no hubiese sido establecida con anterioridad por alguno de los discípulos de Cristo. En fin, ustedes ya me entienden.
Vale, dirán ustedes, pero, ¿y la Sábana?
Un poco de paciencia, porque esa no es más que la primera de las versiones de la leyenda. La segunda aparece hacia el año 400 en el libro denominado "La doctrina de Addai" (que pueden leer en http://www.ccel.org/ccel/pearse/morefathers/files/addai_2_text.htm en una traducción al inglés, por si tienen curiosidad), en el que al intercambio epistolar entre Cristo y Abgar se añade un nuevo elemento: un cuadro de Jesús pintado por el mismísimo pintor de la corte real.
Bien, ¿y la sábana?
Bueno, a eso vamos. Porque la leyenda dio un paso más en 593, cuando Evragio Escolástico decidió que lo del pintor real resultaba muy poco impresionante. De modo que, según su "Historia de la Iglesia", Abgar envió en efecto al pintor, pero este no atinaba a plasmar la imagen de Cristo. De modo que Jesús, que seguramente empezaba a perder la paciencia, se acercó el lienzo al rostro y apareció milagrosamente (y aqueiropoiéticamente) su verdadera imagen. Su vera icon, vaya, y de hecho de aquí parten el resto de tradiciones sobre imágenes milagrosas de Jesús.
Y esta imagen, el Mandylion de Edesa, sería según los sindonólogos ni más ni menos que la Sábana Santa, hábilmente doblada para que pareciera un retrato solo del rostro.
Para lo cual, claro, tienen que olvidarse no solo de la incongruencia que supondría mostrar un trocito del lienzo pudiendo enseñarlo entero o de presentarlo como una imagen de Jesús vivo (como mucho, muerto de aburrimiento ante la torpeza del pintor, pero nada más) en lugar de aprovechar, como hacen ahora los creyentes en la Sábana, para mostrarlo como una "prueba" de uno de los principales dogmas de fe del cristianismo. Se olvidan también, evidentemente, de que la historia del Mandylion es una sucesión de embustes cada vez más elaborados, en la que el cuadro milagroso es el elemento más tardío.
Y, por olvidarse, se olvidan también de la historia posterior. Porque, como recordarán, los sindonólogos señalan que el Mandylion fue trasladado a mediados del siglo X hasta Constantinopla, poniéndolo así a huevo para que lo birlaran los cruzados en 1204. Lo que no señalan es que en aquella época ya existían por lo menos una (quizá dos) Sábanas Santas en la ciudad, que de hecho desaparecieron tras el saqueo. Pero el Mandylion no desapareció: permaneció en la ciudad hasta 1241, cuando el emperador Balduino II lo vendió dentro de un amplio lote de reliquias a Luis IX de Francia.
Según la versión más probable, el Mandylion permaneció en la Sainte Capelle de París hasta que resultó destruido durante la Revolución Francesa. Sin embargo, otra versión nos dice que el buque veneciano en el que viajaba hacia Francia naufragó por el camino, y el Mandylion fue a parar a Italia. En la actualidad, según esta versión (que también es olímpicamente ignorada por los sindonólogos, claro) se encuentra en la capilla privada del Papa. Con este aspecto: http://1.bp.blogspot.com/-gQSQU5OtfFk/TZ0OO0UqH0I/AAAAAAAAHwc/kLp2etJNo…
Aspecto que muchos afortunados podrán contemplar en vivo y en directo, porque según cuenta Terra noticias, el Mandylion va a ser expuesto en el Museo Británico junto con otras reliquias de indudable importancia histórica y religiosa, como una réplica de la Sábana Santa o varios clavos y fragmentos de la Vera Cruz.
¡Ah!, y algunos ejemplares nada menos que del Santo Prepucio.
Claro, esto los sindonólogos no se lo van a contar (y lo de los Santos Prepucios mucho menos, a pesar de las ganas que tienen de contarnos historias sobre el ADN de Jesús, que con ellos tienen tan, ejem, a mano). Pero ya estamos nosotros para contárselo. De nada.
PS: Claro que, si no quieren ustedes viajar tan lejos, siempre pueden quedarse en España, que también nos ofrece otros rostros de Jesús no menos auténticos y venerables. Como la Santa Faz de Alicante (en fotografía de Paco Cameo): http://2.bp.blogspot.com/-GNNs8xakkz4/TZ0PJe-g6ZI/AAAAAAAAHwg/0ysBviG__….
El Santo Rostro de Jaén: http://2.bp.blogspot.com/-4Pvx6bOSVEI/TZ0PPtO0_fI/AAAAAAAAHwk/-_i8AvqqN…
O, ejem, esta otra cara famosa. Que sí, es también un (patético) intento de retratar a Cristo, ya les contaré, ya...: http://photos1.blogger.com/blogger/8065/1330/1600/b10.jpg
URL: http://yamato1.blogspot.com/2011/04/la-sabana-santa-y-el-mandylion-una…