Edición 2011 - Número 250
Este número llega después de una ausencia de algunos meses, derivada de la necesidad de preparar con calma un número tan especial como éste, que marca la bicentésimo quincuagésima entrega del boletín que arrancó hace poco más de once años. En estos meses, mientras los ecos de Fukushima han ido borrándose de las primeras planas pero no los efectos de la radiación emitida, hemos asistido al movimiento 15-M y a la visita de Benedicto XVI a la capital de España, en el marco de una Jornada Mundial de la Juventud que ha encontrado una contestación que, si bien comparativamente ha sido reducida, marca el inequívoco signo de que algo está cambiando en una sociedad española donde la religión más profesada, el catolicismo, parece embarcada en una evolución de lento declive. Una manifestación laica o atea era inconcebible hace treinta años, durante la primera visita de Juan Pablo II al país hispánico. Responsables eclesiásticos católicos señalan la existencia de un ataque del laicismo hacia la religión, mientras en otros ámbitos se pide la reforma constitucional que elimine la mención expresa al catolicismo y el paso de Estado aconfesional a Estado laico. El debate está muy lejos de concluir.