La relación entre los niveles de radiofrecuencia necesarios para producir efectos biológicos, los especificados en las recomendaciones de seguridad de FCC y los que se encuentran alrededor de estaciones base de telefonía móvil se muestran en la siguiente figura:
13) ¿Existen circunstancias en las que las antenas de estaciones base de telefonía móvil podrían incumplir las guías de seguridad? Sí. Hay algunas circunstancias en las cuales un diseño inapropiado de las antenas de estaciones base de telefonía móvil (o una instalación inadecuada) podrían incumplir las normas de seguridad. Las guías de seguridad para exposición incontrolada (público) podrían excederse si las antenas se instalaran de tal manera que el público tuviera acceso a zonas situadas a menos de 6 metros [20 pies] en la horizontal de las propias antenas [18]. Esto podría producirse en antenas instaladas en o cerca de las azoteas de los edificios. Peterson y col. [77], por ejemplo, han hallado que a 1 metro [2-3 pies] de una antena de 1.600 W (ERP) instalada en la azotea, la densidad de potencia alcanzaba 2 mW/cm^2 (comparado con la norma ANSI de exposición del público [9] de 1,2 a 0,57 mW/cm^2). Para antenas instaladas en torres es muy difícil imaginar una situación en la que no se cumplieran las normas de seguridad.
14) ¿Qué criterios de emplazamiento se requieren para asegurar que las antenas de estaciones base de telefonía móvil cumplen las normas de seguridad? Mientras que las recomendaciones específicas requieren un conocimiento detallado del emplazamiento, la antena y la estructura de soporte, se pueden describir unos criterios generales.
14A) ¿Cuáles son algunos criterios generales de emplazamiento?
Si hay dudas sobre si estas recomendaciones se cumplen se debe verificar midiendo después de activar las antenas. Las recomendaciones de FCC [11] requieren cálculos detallados y/o medidas de las radiofrecuencias generadas por algunos transmisores de alta potencia instalados en azoteas y en torres bajas [19]. En general, las recomendaciones anteriores se cumplen siempre y cuando las antenas se instalan en sus propias torres. Los problemas, cuando los hay, generalmente se restringen a:
14B) ¿Cuál es la diferencia entre una antena de alta ganancia y una antena de baja ganancia? Existen muchos tipos diferentes de antenas de estaciones base, y los diagramas de radiación en radiofrecuencias que generan pueden ser muy diferentes. La diferencia básica está entre antenas de alta ganancia y antenas de baja ganancia. Como los criterios para emplazamiento y temas de seguridad son diferentes para antenas de baja y alta ganancia, es importante saber distinguirlas (ver Q14C para una discusión de la ganancia de las antenas). Al comienzo de la telefonía móvil se podían distinguir a simple vista. Desafortunadamente, hoy en día el desarrollo de nuevos diseños para antenas y la variedad de maneras distintas de ocultarlas a menudo hace imposible determinar qué tipo de antena se ha instalado sólo con mirar.
14C) ¿Qué significan frases como "ganancia de la antena", "potencia de transmisión" y "potencia radiada efectiva (ERP)"? La potencia de una estación base de telefonía móvil se describe habitualmente mediante su potencia radiada efectiva (ERP, del inglés Effective Radiated Power), que se expresa en watios (W). La potencia se puede expresar también como potencia de transmisión (en watios) y como ganancia de la antena. La potencia de transmisión es una medida de la potencia total, mientras que ERP es una medida de la potencia en el haz principal. Si una antena fuera omnidireccional y con una eficiencia del 100%, entonces su potencia de transmisión y su ERP serían iguales. Pero las antenas de estaciones base de telefonía móvil (como todas las antenas) no son omnidireccionales; oscilan entre moderadamente direccionales (antenas de baja ganancia) y altamente direccionales (antenas de alta ganancia). El hecho de que sean direccionales significa que concentran su potencia en algunas direcciones y emiten mucha menos potencia en el resto. La ganancia de la antena es una medida de su direccionalidad, y se mide en decibelios (dB). Por ejemplo, un transmisor de una estación base de 20-50 W con una antena de alta ganancia podría producir un ERP entre varios cientos de watios y hasta por encima de 1.000 W. Posiblemente el concepto de "ganancia" y "ERP" se explique mejor por analogía con las bombillas. Comparando una bombilla normal de 100 W con un foco de 100 W, ambas tienen la misma potencia total, pero la del foco es mucho más brillante cuando te sitúas en su haz y mucho más débil cuando estás fuera del haz de emisión. Una antena base de telefonía móvil (en particular un panel de alta ganancia) es como un foco, y ERP es equivalente a la potencia en el haz. Para una discusión más técnica de estos aspectos ver la Sección 2.2.11 del Informe N∫ 119 de NCRP [134].
14D) ¿Cuál es la diferencia entre los diagramas de radiación en radiofrecuencias de antenas de alta y baja ganancia? Los diagramas de radiación de tipos diferentes de antenas son muy distintos. Para una antena de baja ganancia con una potencia de 1.000 W ERP (ver Q14C para una discusión de la potencia y ganancia de las antenas) del tipo usado antiguamente por muchas las estaciones base de telefonía celular, el diagrama de radiación puede tener esta forma:
Muy cerca de tal antena de baja ganancia (lo que se conoce técnicamente como "campo cercano") la densidad de potencia alrededor de la antena tiene esta forma:
Los datos para las figuras anteriores han sido adaptados (con permiso) de las gráficas aportadas por UniSite Inc. de Richardson, Texas (Estados Unidos) (http://www.unisite.com).
Para una antena de alta ganancia (de sector) del tipo usado en muchas de las modernas estaciones base, el diagrama de radiación tiene esta forma:
Recuerde que una estación base de telefonía móvil con antenas sectoriales de alta ganancia tiene 3 (ocasionalmente 4) de esas antenas transmisoras, cada una apuntando en distintas direcciones. Muy cerca de una antena de alta ganancia se sector (lo que se conoce técnicamente como "campo cercano") la densidad de potencia alrededor de la antena puede tener esta forma:
Los datos para las figuras anteriores han sido adaptados (con permiso) de las gráficas aportadas por UniSite Inc. de Richardson, Texas (Estados Unidos).
14E) ¿Es seguro vivir en el último piso de un edificio que tiene una antena de estación base de telefonía móvil? En general, esto no será un problema:
14F) ¿Se requieren restricciones de uso alrededor de los emplazamientos de antenas de estaciones base de telefonía móvil? No. Las recomendaciones de seguridad sobre radiofrecuencias no requieren restricciones de uso alrededor de los emplazamientos de antenas base de telefonía móvil, ya que los niveles de potencia en el suelo nunca son lo suficientemente elevados como para exceder las recomendaciones para la exposición continua del público (Q8 y Q12). Como se afirma en Q13 y Q14, puede haber circunstancias en las que se tenga que imponer restricciones de uso alrededor de las propias antenas. Algunas personas han argumentado que
las estaciones base deberían mantenerse a cierta distancia de
las áreas "sensibles".
Además, alejar las antenas de estaciones
base de un área donde haya usuarios de telefonía móvil puede:
14G) ¿Qué precauciones se deben adoptar cuando se trabaja en las inmediaciones de antenas de estaciones base de telefonía móvil? Un detallado análisis de las guías de seguridad laboral para radiofrecuencias está fuera de los objetivos de este documento de preguntas y respuestas. En un detallado análisis de la normativa para la instalación de antenas de telecomunicación, Tell [116] hace las siguientes recomendaciones: Guías específicas para la instalación de antenas (de Tell [116]):
Prácticas laborales para reducir la exposición a radiofrecuencias (de Tell [116]):
Ver también Bernardi y col. [147] para un análisis de los niveles reales de exposición de una persona situada en un tejado cerca de una antena de estación base.
14H) ¿Cómo se evalúa el cumplimiento de las guías sobre radiación en radiofrecuencias de las estaciones base de telefonía móvil? El cumplimiento se puede evaluar mediante medidas o cálculos. Ambos métodos requieren un gran conocimiento de la física de la radiación en radiofrecuencias y las medidas requieren equipos sofisticados y caros. Cálculos: Si se conoce la potencia efectiva radiada (ERP) de la estación base, el diagrama de radiación de la antena y su altura (ver Q14C para una discusión de la potencia y la ganancia), se puede hacer un cálculo de la densidad de potencia a nivel del suelo en las "peores condiciones posibles". Sin embargo, el método de cálculo no es simple y generalmente se desconoce el ERP y el diagrama de la antena. Medidas: Una medida real de la densidad de potencia generada por las estaciones base de telefonía móvil requiere equipos sofisticados y caros, y un nivel técnico considerable. Los instrumentos diseñados para medir los campos generados por las líneas eléctricas y chequear hornos de microondas no son apropiados para medir estaciones base. Determinar que las estaciones base cumplen las guías ANSI/IEEE, FCC o ICNIRP es "relativamente" sencillo, pero los instrumentos necesarios cuestan más de 2.000 dólares estadounidenses. Medir realmente la densidad de potencia generada por una estación base es mucho más difícil, puesto que hay muchas otras fuentes de radiación en radiofrecuencias en una localización típica (ver Mann y col. [130]). Para una discusión técnica de las técnicas de medida y la instrumentación ver Mann y col. [130] y el Informe N∫ 119 de NCRP [134].
15) ¿Está todo el mundo de acuerdo con las actuales normas de seguridad sobre radiofrecuencias? No todo el mundo. Incluso entre los científicos hay unas pocas personas que afirman que hay evidencias de que la exposición a bajos niveles de radiofrecuencias es peligrosa (ver, por ejemplo, Q15B y Q15C). Sin embargo, incluso estos científicos generalmente no alegan que densidades de potencia tan bajas como la que se encuentran alrededor de emplazamientos de antenas de estaciones base correctamente diseñadas sean peligrosas.
15A) ¿Piensa la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (U.S. Environmental Protection Agency, EPA) que las actuales normas de seguridad para telefonía móvil son adecuadas? Sí. La EPA pidió a FCC que adoptara parte de las recomendaciones de 1986 de la NCRP [7] más que todas las recomendaciones de 1992 de ANSI [5]. Esto es lo que hizo FCC [11], y EPA ha aceptado oficialmente la guía de seguridad de FCC. En una carta dirigida a Reed Hundt (Presidente de FCC) con fecha 25 de julio de 1996, Carol Browner (Directora de EPA) escribió:
"Hemos revisado... 'Borrador de FCC del 2 de julio de 1996 referente a las Guías para Evaluar los Efectos Ambientales de las Radiofrecuencias'. Este nuevo enfoque... contempla nuestras preocupaciones sobre una adecuada protección de la salud pública. Le felicito por adoptar este enfoque..." En una segunda carta dirigida a Reed Hundt (Presidente de FCC) con fecha 17 de enero de 1997, Mary Nichols (Subdirectora para Aire y Radiación de EPA) escribió:
"Me gustaría reiterar el apoyo de EPA a las recomendaciones finales de exposición a radiofrecuencias de FCC, publicadas en agosto [de 1996], ya que proporcionan una adecuada protección de la salud pública." En una carta dirigida a FCC fechada el 30 de abril de de 1999, Robert Brenner (Subdirector Adjunto para Aire y Radiación de EPA) afirmó:
"Las guías de FCC tienen en cuenta expresamente los efectos térmicos de la energía de radiofrecuencia, pero no tratan directamente los efectos no térmicos postulados, como los debidos a la exposición crónica. Esto es así en gran medida por la escasez de investigación científica sobre efectos crónicos, no térmicos. La información base sobre efectos no térmicos no ha cambiado de forma significativa desde los comentarios originales de EPA en 1993 y 1996. Unos pocos estudios informan de que a niveles no térmicos la exposición a largo plazo a energía de radiofrecuencias puede tener consecuencias biológicas. Sin embargo, la mayor parte de los estudios disponibles sugieren que no hay riesgos no térmicos significativos para la salud humana. Por lo tanto, el punto de vista de EPA sigue siendo que las guías de exposición de FCC protegen adecuadamente al público de todos los riesgos científicamente establecidos que pueden surgir de los campos de radiofrecuencia generados por las instalaciones que han obtenido la licencia de FCC."
15B) ¿Ha afirmado un grupo australiano que existen evidencias de que vivir cerca de torres emisoras de televisión produce un incremento de leucemia infantil? Sí y no. Esta afirmación se hizo en 1996, pero estudios posteriores en Australia (ver más adelante) y el Reino Unido (Q15D) lo contradicen. Hocking y col. [28] han publicado un estudio epidemiológico "ecológico" que compara municipios cercanos a torres de televisión con otros lejanos. No se realizaron medidas reales de exposición a radiación en radiofrecuencias, pero los autores calculan que la exposición en los municipios cercanos a torres de televisión estaba entre 0,0002 y 0,008 mW/cm^2. No se tuvieron en cuenta otras fuentes de exposición a radiofrecuencias y el estudio se basa sólo en un área metropolitana. Los autores informan de una elevada incidencia de la tasa global de leucemia y leucemia infantil, pero no un incremento de la incidencia total de tumores cerebrales o incidencia de tumores cerebrales en niños. Estudios epidemiológicos más detallados sobre antenas de radio FM y televisión en el Reino Unido no han hallado evidencias de una conexión con cáncer (Q15D). En 1998, McKenzie y col. [62] repitieron el estudio de Hocking [28]. McKenzie y col. estudiaron la misma área y durante el mismo periodo de tiempo; pero hicieron estimaciones más precisas de la exposición a radiación en radiofrecuencias de la población. Encontraron un incremento de leucemia infantil en un área cerca de antenas de televisión, pero no en otras áreas similares cercanas a las mismas antenas de televisión; y no encontraron una correlación significativa entre exposición a radiofrecuencias y la tasa de leucemia infantil. También descubrieron que gran parte del "incremento de leucemia infantil" hallado por Hocking se dió antes de que comenzara la emisión de televisión a alta potencia durante las 24 horas. Este estudio de replicación, más el fracaso en encontrar cualquier efecto en los estudios ingleses más amplios (Q15D), sugiere que la correlación hallada por Hocking y col. [28] era un artefacto.
15C) ¿Ha afirmado un epidemiólogo israelí que existen evidencias de que la exposición a bajos niveles de radiofrecuencia produce diversos efectos en la salud? Sí. En un artículo de opinión, Goldsmith [29A] argumenta que existen pruebas de que la exposición a radiofrecuencias está asociada con mutaciones, malformaciones congénitas y cáncer. Esta revisión se basa mayoritariamente en lo que su autor admite que son "fuentes no revisadas por expertos", la mayor parte de la cual ha sido declarada "incompleta" y falta de "estimaciones reales de la dosis". El autor manifiesta también que "no se hace un esfuerzo sistemático para incluir informes negativos, por lo que esta revision está sesgada de forma positiva." En un artículo basado en una presentación
en un congreso de 1996 [29B] Goldsmith
argumenta que los estudios epidemiológicos "sugieren que la exposición
a radiofrecuencias es potencialmente cancerígena y tiene otros
efectos en la salud". Sus conclusiones se basan fundamentalmente
en: Pocos científicos están de acuerdo con las opiniones expresadas por Goldsmith (ver, por ejemplo, las revisiones de la epidemiología sobre radiofrecuencias de 1, 5, 6, 7, 14, 53, 94, 139); e incluso menos estarían dispuestos a basar una conclusión en el tipo de fuentes de datos en los que se basa Goldsmith.
15D) ¿Ha informado un grupo británico de un incremento de leucemia y linfoma alrededor de una antena emisora de alta potencia de radio en FM y televisión? Sí y no. Dolk y col. [34] investigaron la posible existencia de un agrupamiento de leucemia y linfoma cerca de una antena emisora de alta potencia de radio FM y televisión situada en Sutton, Coldfield, Reino Unido. Hallaron que la incidencia de leucemia en adultos y cancer de piel era mayor de lo esperado en un radio de 2 km de la antena, y que la incidencia de estos cánceres disminuía con la distancia. No se observó ninguna asociación con tumores cerebrales, cáncer de mama en mujeres u hombres, linfoma o cualquier otro tipo de cáncer. Como consecuencia de este descubrimiento, Dolk y col. [35] extendieron su estudio a otras 20 antenas emisoras de alta potencia de radio FM y televisión en el Reino Unido. Los cánceres estudiados eran leucemia, melanoma de piel y cáncer de vejiga en adultos, y leucemia y tumores cerebrales en niños. No se observaron incrementos de la incidencia de cáncer cerca de antenas, ni tampoco descensos de la incidencia de cáncer con la distancia. Este amplio estudio no respalda los resultados obtenidos en estudios mucho más reducidos llevados a cabo por los mismos autores en Sutton, Coldfield [34] o por Hocking y col. [28] en Australia.
15E) ¿Ha afirmado un investigador de la Universidad de Washington (Seattle, Estados Unidos) que hay evidencia de que la exposición a las radiofrecuencias generadas por las estaciones base es peligrosa? Sí y no. El Dr. Henry Lai (Departamento de Bioingeniería de la Universidad de Washington, Seattle) afirma en conferencias que la radiación en radiofrecuencias de "baja intensidad" tiene efectos en el sistema nervioso de las ratas. El Dr. Lai también afirma en conferencias que existen estudios publicados que muestran que las radiofrecuencias pueden producir "efectos en la salud" a "muy bajas intensidades de campo". La propia investigación del Dr. Lai no tiene una relevancia obvia para la seguridad de las estaciones base de telefonía móvil, puesto que la mayoría de sus estudios se llevaron a cabo con intensidades de radiofrecuencia muy por encima de la que se encuentra cerca de estaciones base. En general, los estudios del Dr. Lai se realizaron con una densidad de potencia de 1 mW/cm^2 y un SAR de 0,6 W/kg [31, 92, 93]. Esta intensidad de radiofrecuencia es 100 veces mayor de la que se encontraría en áreas accesibles al público cercanas a antenas base que cumplan con FCC [16], y excede de forma substancial el límite de SAR que es la base de las recomendaciones de seguridad para exposición pública de FCC [11] y ANSI [5] [17]. Para una discusión más detallada de la investigación sobre efectos de las radiofrecuencias sobre el sistema nervioso ver las revisiones de Lai [93] y Juutilainen y de Seze [90]. En una conferencia en Viena en 1998, y en una carta enviada a organismos públicos, el Dr. Lai referenció 6 estudios en apoyo de su afirmación de que hay datos que muestran que las radiofrecuencias pueden producir "efectos en la salud" a "muy bajas intensidades de campo". Estos estudios eran:
Una revisión de los estudios anteriores encuentra poco apoyo real para la afirmación del Dr. Lai:
15F) ¿Qué se puede decir de las declaraciones en las televisiones británica, estadounidense y francesa de que hay nuevos datos que sugieren que los teléfonos móviles podrían causar cáncer? No parece que haya una base científica real para estas declaraciones. Durante el verano y otoño de 1999 (repetido en 2000), programas de las televisiones británica, estadounidense y francesa informaron de que había nuevos datos que sugerían que las radiofrecuencias generadas por los teléfonos móviles podrían causar daño a las personas. Generalmente se citan cuatro fuentes de esta "nueva" información:
Los dos últimos "nuevos" estudios únicamente se describen de forma imprecisa en los reportajes de televisión, pero parecen ser referencias a estudios financiados por la industria de la telefonía móvil de Estados Unidos (bajo el programa denominado WTR). El estudio epidemiológico fue presentado en una conferencia en junio de 1999, pero ha sido publicado ahora en la literatura revisada por expertos [138]. La versión publicada informa de una asociación no significativa entre tumores cerebrales malignos y el uso de teléfonos celulares portátiles. Ver una discusión más detallada en Q16. El estudio de genotoxicidad de WTR se presentó en una conferencia en marzo de 1999 y están disponibles resúmenes [102, 103]. Sin embargo, nunca se ha publicado y los detalles no están disponibles para el público. A pesar del hecho de que el estudio no ha sido publicado, Vijayalaxmi y col. [150] ya han informado de que no pueden confirmar los resultados. La Dirección de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (U.S. Food and Drug Administration, FDA) parece haber visto el estudio de genotoxicidad de WTR, y ha publicado los siguientes comentarios el 20 de octubre de 1999 [el texto completo está disponible en http://www.fda.gov/cdrh/ocd/mobilphone.html]:
"Los investigadores han llevado a cabo una gran cantidad de pruebas de laboratorio para evaluar los efectos de la exposición a las radiofrecuencias generadas por la telefonía móvil en el material genético. Esto incluye pruebas para varios tipos de alteraciones, incluyendo mutaciones, aberraciones cromosómicas, rotura de hebras de ADN y cambios estructurales en el material genético de unas células de la sangre denominadas linfocitos. Ninguna de las pruebas mostró ningún efecto debido a las radiofrecuencias, excepto el ensayo de micronúcleos, que detecta efectos estructurales en el material genético. En este ensayo las células mostraron cambios después de la exposición a radiación simulada del teléfono móvil, pero únicamente tras 24 horas de exposición. Es posible que exponer las células de ensayo a esta radiación durante tanto tiempo haya producido un calentamiento. Puesto que este ensayo se sabe que es sensible al calentamiento, simplemente el calor puede haber provocado que ocurrieran estas anormalidades. Los datos disponibles actualmente en la literatura sobre los ensayos de micronúcleos con radiofrecuencias son contradictorios. Por lo tanto, es necesario continuar investigando. [Tice y col.: Tests of mobile phone signals for activity in genotoxicity and other laboratory assays. En: Annual Meeting of the Environmental Mutagen Society; 29 March 1999, Washington, D.C.; y comunicación personal, resultados no publicados]."
15G) ¿Qué ha dicho el Grupo de Expertos Independientes del Reino Unido (la "Comisión Stewart" sobre la seguridad de las estaciones base de telefonía móvi? En mayo de 2000 un comité especial del Reino Unido, el "Grupo de Expertos Independientes sobre Telefonía Móvil" (también conocido como "Comisión Stewart"), publicó un informe sobre temas de seguridad relativos a la telefonía móvil [128]. El texto completo está disponible en: http://www.iegmp.org.uk/IEGMPtxt.htm. Respecto al tema general de la seguridad de las radiofrecuencias, el Grupo de Expertos Independientes sobre Telefonía Móvil del Reino Unido concluyó que:
"El conjunto de la evidencia hasta la fecha sugiere que la exposición a rediofrecuencias por debajo de las guías de NRPB [14] e ICNIRP [6] no produce efectos nocivos para la salud al público en general." [Sección 1.17]
"Sin embargo, existe actualmente evidencia científica que sugiere que puede haber efectos biológicos con exposiciones por debajo de estas guías. Esto no significa necesariamente que estos efectos conduzcan a enfermedades o daños, pero es una información potencialmente importante..." [Sección 1.18] Esta "nueva información científica" a la que se refiere la Comisión Stewart es, básicamente, los estudios sobre tiempos de reacción de Preece y col. [97] y Koivisto y col. [117] que se tratan en Q19C y los estudios realizados por dePomerai y col. [127, 148] que sugieren que exposiciones no térmicas de gusanos nematodos pueden conducir a la expresión de proteínas de choque térmico. Respecto a las estaciones base de telefonía móvil, el Grupo de Expertos Independientes del Reino Unido concluyó que:
"El conjunto de la evidencia indica que no hay un riesgo general para la salud de las personas que residen cerca de estaciones base, ya que la exposición es de suponer que sea una pequeña fracción de las guías." [Sección 1.33] Sin embargo, el Grupo de Expertos Independientes del Reino Unido fue bastante crítico respecto al proceso de planificación utilizado para emplazar estaciones base en el Reino Unido, y recomendó que:
"...el emplazamiento de todas las estaciones base nuevas debe estar sujeto al proceso de planeamiento urbanístico normal." [Sección 1.36]
"...se deben desarrollar protocolos, en colaboración con la industria y los consumidores, que puedan ser utilizados para informar al proceso de planeamiento y que deben ser seguidos asidua y abiertamente antes de que se conceda el permiso para el emplazamiento de una nueva estación base." [Sección 1.37]
"[Los protocolos deben incluir] un requerimiento para la participación pública, la opinión de las autoridades sanitarias/comité médico y un claro sistema de documentación que pueda ser consultado por el público en general." [Sección 1.38]
"...se debe llevar a cabo una revisión independiente de todas las estaciones base para asegurar que no se exceden las guías de exposición fuera de la zona de exclusión marcada... e inicialmente se debe prestar una especial atención a la revisión de las estaciones base cercanas a escuelas..." [Secciones 1.40 y 1.41] Respecto a las escuelas específicamente, el Grupo de Expertos Independientes del Reino Unido también ha recomendado que:
"...[para] estaciones base situadas dentro de patios de colegio, el haz de máxima intensidad no debe incidir en ninguna parte del patio o en los edificios son el consentimiento del colegio y de los padres. Consideraciones similares deben aplicarse a las estaciones base situadas cerca de patios de colegio." [Sección 1.42] Probablemente las recomendaciones más controvertidas del Grupo de Expertos Independientes del Reino Unido se refieren a los propios teléfonos, más que a las estaciones base, puesto que recomiendan que:
"...los conductores no deben utilizar ni el teléfono con la mano ni el dispositivo de "manos libres" cuando estén en movimiento." [Sección 1.22] y que:
"...se debe disuadir a los niños de que usen el teléfono móvil para llamadas que no sean esenciales y... la industria de la telefonía móvil debe abstenerse de promocionar el uso del teléfono móvil entre los niños." [Sección 1.53]. La recomendación de que se debe disuadir a los niños de utilizar el teléfono se basa fundamentalmente en los estudios sobre efectos cognoscitivos de Preece y col. [97] y Koivisto y col. [117] y en el "Principio de Cautela" de la Unión Europea [129]. Esta recomendación ha sido criticada por muchos aspectos:
15H) ¿Causó la irradiación de la Embajada de Estados Unidos en Moscú cáncer u otros daños entre la gente que trabajaba allí? La exposición a radiación en radiofrecuencias tuvo lugar, pero no hay ninguna evidencia real de que causara efecto alguno en la salud. Desde 1953 hasta 1976 se dirigieron microondas de baja intensidad al edificio de la Embajada de Estados Unidos en Moscú. Lilienfeld y col. [709] llevaron a cabo un exhaustivo examen del estado de la salud de 1.827 empleados del Servicio de Exteriores que habían estado asignados para trabajar en la embajada (y sus subalternos). Su estado de salud se comparó con 2.561 trabajadores del Servicio de Exteriores asignados a otras embajadas de Europa del Este (y sus subalternos). Las medidas en varias áreas expuestas de la Embajada de Moscú realizadas en tres periodos indicaban que la exposición máxima era de 0,015 mW/cm^2 (de 0,5 a 9 GHz) durante 18 horas al día. Durante la mayor parte del tiempo de exposición el nivel máximo era inferior. Se dijo que las embajadas del grupo de control tenían un nivel de fondo. Lilienfeld y col. [70] no hallaron evidencias de que individuos en el grupo de Moscú experimentara una mayor mortalidad por ninguna causa, o una mayor mortalidad por cáncer en general o por cualquier subtipo de cáncer. Aunque este estudio etaba bien diseñado, el relativamente pequeño tamaño de la cohorte y el corto periodo de seguimiento limitaba su potencia. La potencia de este estudio también está limitada por los extremadamente bajos niveles de radiofrecuencias, aunque debe señalarse que son superiores a los que se puede encontrar ecerca de la mayoría de las antenas de estaciones base. El estudio concluyó que:
"El personal que trabaja en la Embajada de Estados Unidos en Moscú no sufre ninguna enfermedad como consecuencia de las microondas dirigidas a la Chancillería."
16) ¿Existen estudios epidemiológicos que muestren que la exposición a las radiofrecuencias generadas por las estaciones base es segura? Sí y no. A pesar de que no hay estudios epidemiológicos sobre cáncer y estaciones base de telefonía móvil, se han realizado estudios epidemiológicos sobre cáncer y otros tipos de exposición a radiación en radiofrecuencias. Para revisiones ver Elwood [94] y Rothman [139]. En general, los estudios epidemiológicos sobre radiación en radiofrecuencias y cáncer no han encontrado correlaciones significativas entre exposición y cáncer. Los estudios incluyen:
Estudios geográficos de correlación Los estudios geográficos de correlación estiman la intensidad de la radiación en radiofrecuencias en áreas geográficas y correlacionan estas estimaciones con las tasas de enfermedad en estas áreas. Incluso cuando el diseño de los estudios geográficos es óptimo, se consideran exploratorios y no se utilizan para determinar causalidad. Los estudios de correlación geográfica realizados hasta la fecha no muestran ninguna relación consistente entre exposición a radiación en radiofrecuencias y ningún tipo de cáncer adulto o infantil. Ver Q15B, Q15D y Elwood [94] para una discusión más detallada de estos estudios. Estudios de agrupamientos de cáncer Los informes de agrupamientos de cáncer
proporcionan poca información práctica. Los principales pasos
para evaluar los informes de "agrupamientos de cáncer" son: Los pasos anteriores, no obstante, generalmente no se han seguido en los estudios sobre radiación en radiofrecuencias, y los informes de tales agrupamientos de cáncer no tienen, en esencia, validez para determinar si la exposición a ondas de radio causa cáncer (ver Elwood [94] para más detalles de estos estudios). Estudios de exposición laboral La mayoría de los estudios laborales sobre radiación en radiofrecuencias tienen deficiencias en la evaluación de la exposición, porque utilizaban la ocupación o el nombre del trabajo como estimador de la exposición; es decir, se desconocen los niveles reales de exposición a radiación en radiofrecuencias. Hay cuatro estudios epidemiológicos de exposición laboral a radiación en radiofrecuencias considerados generalmente como con un diseño y análisis aceptable, tamaño de la muestra adecuado y un seguimiento en el tiempo suficiente: Robinette y col. [67], Hill [68], Milham [69] y Morgan y col. [118]. Estos cuatro estudios no muestran asociaciones estadísticamente significativas entre exposición a radiofrecuencias y tasa global de cáncer o cualquier tipo específico de cáncer. Los otros estudios con un diseño aceptable (Grayson y col. [33], Lilienfeld y col. [70], Muhm [72], Tynes y col. [73] y Thoman y col. [105] tienen más limitaciones en la evaluación de la exposición, indagación sobre los casos o seguimiento temporal; pero tampoco sugieren que la exposición a radiación en radiofrecuencias incremente el riesgo tanto de la tasa global de cáncer como de cualquier tipo específico de cáncer. Szmielgielski y col. [79] han estudiado personal militar polaco que ha estado expuesto a radiación en radiofrecuencias. La incidencia de la tasa global de cáncer, tumores cerebrales, leucemia y linfoma era más elevada entre este personal. Debido a que los métodos de recogida y análisis de datos no están descritos de forma adecuada o son inapropiados, y como la evaluación de la exposición a radiación en radiofrecuencias es muy deficiente, el estudio no cumple los criterios epidemiológicos básicos para ser aceptado. Elwood [94] también concluye que los métodos utulizados en el estudio de Szmielgielski pueden haber creado un sesgo sistemático "que es de esperar que produzca un incremento del riesgo relativo de todos los tipos de cáncer". Estudios de exposición a radiación en radiofrecuencias de los teléfonos móviles En 1996, Rothman y col. [121] publicaron un estudio que revisaba los historiales médicos de más de 250.000 usuarios de telefonía móvil. No encontraron diferencias en la mortalidad de usuarios de teléfonos portátiles de mano (en los que la antena se coloca muy cerca de la cabeza) y usuarios de teléfonos móviles celulares (en los que la antena se monta en el vehículo). En una actualización de 1999 del estudio [122], el mismo grupo examinó causas específicas de muerte entre los cerca de 300.000 usuarios de teléfonos móviles en varias ciudades de Estados Unidos. Los investigadores no hallaron diferencias en las tasas de de cáncer global, leucemia o tumores cerebrales entre los usuarios de teléfonos portátiles de mano y los usuarios de teléfonos celulares. La única causa específica de muerte que se correlacionaba con el uso de teléfonos móviles era muerte por accidente de tráfico. In 1999-2001, tres estudios caso-control evaluaron tumores cerebrales en usuarios de teléfonós celulares portátiles: el primero a cargo de Hardell y col. [100], el segundo por Muscat y col. [138] y el tercero por Inskip y col. [143]. Ninguno de los estudios halló una asociación entre uso de teléfono celular y tumor cerebral, y tampoco una relación dosis-respuesta. En general, el lóbulo temporal del cerebro es el que recibe la mayor radiación en radiofrecuencias en los usuarios de teléfonos celulares portátiles; Hardell y col. [100] informaron de un exceso no significativo de tumores del lóbulo temporal, pero Muscat y col. [138] e Inskip y col. [143] informaron de un descenso no significativo de estos tumores. Hardell et al [100] informaron de un aumento no significativo de tumores del lóbulo temporal en el lado de la cabeza donde los pacientes decían que utilizaban el teléfono móvil, pero Muscat y col. [138] e Inskip y col. [143] informaron de una tendencia en sentido contrario. En el primero de estos estudios sobre telefonía móvil, Hardell y col. [100] analizaron el uso de teléfono móvil en 233 pacientes suecos con tumores cerebrales, alguno de los cuales había usado un teléfono móvil durante 10 años. Esto formaba parte de un estudio más amplio sobre las posibles causas de tumor cerebral (otras posibles causas evaluadas incluyeron el tipo de trabajo, terapia radioactiva para el cáncer, exposición a radiación diagnóstica y exposición a una gran variedad de productos químicos). La exposición se evaluó mediante cuestionarios, y los análisis se basaron en el uso de teléfonos celulares portátiles (el uso de dispositivos "manos libres" y el uso en un coche con una antena fija no se consideró que fuera "exposición"). No se halló ningún incremento de la incidencia de tumores cerebrales entre los usuarios tanto de teléfonos analógicos como digitales, y no se observó ninguna relación dosis-respuesta (ver la siguiente figura). Cuando se restringió el análisis a los tumores del lóbulo temporal (o a la suma de tumores del lóbulo temporal, occipitales y temporoparietales) situados en el mismo lado del cerebro en el que el usuario informaba que se colocaba el teléfono móvil, se observó un exceso no significativo de la incidencia. Esta relación con la mano utilizada se observaba con el uso de teléfonos analógicos, pero no con teléfonos digitales [100a].
En diciembre de 2000, Muscat y col. [138] publicaron un estudio de similar diseño con 469 pacientes con tumores cerebrales en Estados Unidos, alguno de los cuales había usado teléfonos móviles durante 4 años. La exposición se evaluó en base a entrevistas en el hospital. No se observó un aumento de la incidencia de tumores cerebrales entre los usuarios de teléfonos móviles, ni se observó una relación dosis-respuesta (ver la siguiente figura). La incidencia de tumores del lóbulo temporal donde la radiación en radiofrecuencias debería ser mayor en los usuarios de telefonos móviles no estaba aumentada. Había una relación dosis-respuesta no significativa de que los tumores estuvieran en el lado de la cabeza donde los pacientes decían que ponían sus teléfonos; pero cuando el análisis se restringió a los tumores del lóbulo temporal, había menos tumores de los esperado en el lado de la cabeza donde se ponía el teléfono. Cuando Muscat y col. [138] analizaron los tumores de forma histopatológica, no hallaron un exceso de gliomas (el tipo de tumor cerebral más común y mortífero); pero había un exceso de neuroepiteliomas (ver figura siguiente). Este aumento no era estadísticamente significativo. Hardell y col. [100] no analizaron explícitamente el subtipo histopatológico del tumor, pero Inskip y col. [143] hallaron un descenso en la incidencia de neuroepiteliomas.
Tan pronto como se publicó el estudio de Muscat y col. [138], The New England Journal of Medicine puso en su página web un estudio similar cuya publicación estaba prevista para enero de 2001. Inskip y col. [143] estudiaron 782 pacientes con tumores cerebrales en diferentes partes de Estados Unidos, algunos de los cuales habían estado usando teléfonos móviles durante 5 años. No hallaron ningún incremento de la incidencia de tumores cerebrales en los usuarios de teléfonos portátiles, y no observaron ninguna relación dosis-respuesta (ver figura siguiente). La incidencia de tumores del lóbulo temporal donde la radiación en radiofrecuencias debería ser mayor en los usuarios de telefonos móviles no estaba aumentada. Había una relación dosis-respuesta no significativa de que los tumores estuvieran en el lado de la cabeza opuesto a donde los pacientes decían que ponían sus teléfonos. Cuando Inskip y col. [143] analizaron los tumores de forma histopatológica, no había un exceso significativo de ningún tipo de tumores cerebrales malignos o benignos (ver figura siguiente).
A comienzos de 2001, Johansen y col. [155] publicaron un estudio de cohorte retrospectivo sobre todos los tipos de cáncer en usuarios de teléfonos móviles en Dinamarca, algunos de los cuales habían usado telefonos móviles durante 5 años. Este estudio incluía 154 pacientes con tumores cerebrales. El uso del teléfono estaba asociado con un descenso significativo del riesgo global de cáncer, que era atribuible en gran medida a cánceres relacionados con el tabaco. No se observó un incremento del riesgo de tumores cerebrales, leucemia, linfoma, cáncer de ojo o melanoma en usuarios de teléfonos móviles. No se detectó un incremento de ningún tipo de cáncer en los usuarios de telefónos móviles. No se observó una relación dosis-respuesta en la incidencia de leucemia o tumores cerebrales en usuarios de teléfonos móviles. No había un aumento de tumores del lóbulo temporal u occipitales en usuarios de teléfonos móviles. Ver figura siguiente. En una editorial adjunta [155b] Park escribió:
"A pesar de lo convincente que pueda ser la evidencia exculpando a los teléfonos móviles, seguirá habiendo quien argumente que el tema no está completamente zanjado. En ciencia pocas cosas llegan a estarlo. La comunidad científica tiene la responsabilidad de poner todas las evidencias en perspectiva para el público."
En un estudio publicado a comienzos del año 2000, Morgan y col. [118] estudiaron todas las principales causas de mortalidad (haciendo énfasis en tumores cerebrales, linfoma y leucemia) entre los empleados de Motorola, un fabricante de productos de telecomunicación inalámbrica. Basándose en las categorías laborales, los trabajadores fueron clasificados en grupos de exposición a radiación en radiofrecuencias alta, moderada y de fondo. Para los trabajadores con una exposición moderada o alta a radiofrecuencias no se halló un aumento de las tasas de tumores cerebrales, leucemia y linfoma. En realidad se desconocen los valores de pico y/o promedio de la exposición a radiación en radiofrecuencias. En enero de 2001, Stang y col. [152] informaron de que el uso de "equipos de radio, teléfonos móviles o apartos sinilares en el lugar de trabajo durante, al menos, varias horas al día" estaba asociado con melanoma de coroides (intraocular). De 118 individuos con melanoma intraocular, 6 (5,1%) afirmaban que era "probable o seguro" que hubieran estado "expuestos" a teléfonos móviles en el trabajo. Según los autores, este uso laboral de los teléfonos móviles es 4 veces mayor de los esperado. No se evaluó el uso de teléfonos móviles fuera del trabajo, y tampoco se tuvieron en cuenta otros factores de riesgo de cáncer (por ejemplo, exposición a luz ultravioleta y color de piel claro). En el único estudio comparable, Johansen y col. [155] hallaron menos melanoma y cáncer de ojo de lo esperado en usuarios de teléfonos móviles. Según el editorial que acompañaba al artículo [153]:
"Stang y col. suscitan la posibilidad de que deberíamos añadir un nuevo tipo de cáncer a los que ya están en consideración como posibles peligros de la radiación en radiofrecuencias, y podría ocurrir que estudios posteriores apoyaran esta hipótesis. En estos momentos, sin embargo, dado el pequeño tamaño del estudio, lo relativamente imperfecto de la evaluación de la exposición, la falta de atención sobre la exposición a radiación ultravioleta y otros posibles factores de confusión y el limitado apoyo de la literatura, es más indicado hacer una interpretación cautelosa de los resultados." Resumen de la epidemiología La ausencia de asociaciones entre exposición a radiación en radiofrecuencias y la tasa global de cáncer, y la falta de asociaciones consistentes con cualquier tipo específico de cáncer, sugiere que no es probable que la radiación en radiofrecuencias tengan una influencia causal fuerte sobre el cáncer. En una revisión de 1999 de la literatura epidemiológica sobre radiofrecuencias, Elwood [94] concluyó que:
"Se ha informado de varias asociaciones positivas sugiriendo un incremento del riesgo de algunos tipos de cáncer entre aquellos que tienen una mayor exposición a emisiones de radiofrecuencia. Sin embargo, los resultados son inconsistentes: ningún tipo de cáncer ha sido asociado de forma consistente con la exposición a radiofrecuencias. La evidencia epidemiológica no tiene la fuerza y la consistencia necesaria para llegar a una conclusión razonable de que las emisiones de radiofrecuencia son una probable causa de uno o más tipos de cáncer en humanos. La evidencia es débil debido a su inconsistencia, el diseño de los estudios, la falta de detalles sobre la exposición real y las limitaciones de los estudios en lo relativo a su capacidad para tratar otros posibles factores relevantes. En algunos estudios puede haber sesgos en los usos de los datos." En una revisión de 2000 de la literatura epidemiológica sobre radiofrecuencias, Rothman [139] concluyó que:
"Basándose en la evidencia epidemiológica disponible hoy en día, la principal preocupación para la salud pública es claramente los accidentes de tráfico, un efecto comportamental más que un efecto de la exposición a radiofrecuencias. Ninguno de los diversos estudios sobre exposición laboral a radiofrecuencias ni de los escasos en usuarios de teléfonos móviles nos ofrece una evidencia clara de una asociación con tumores cerebrales u otras enfermedades. Incluso si los estudios en proceso hallaran unos efectos relativamente considerables sobre los tumores cerebrales, el incremento absoluto del riesgo probablemente sería menor que el riesgo de sufrir un accidente de tráfico."
17) ¿Podrían las radiofrecuencias moduladas producir efectos diferentes a las radiofrecuencias de onda continua (CW) utilizada en muchos estudios de laboratorio? Posiblemente, pero no hay evidencia replicada de tales efectos. Se ha sugerido que las radiofrecuencias moduladas en amplitud (AM) podrían tener diferentes efectos que las radiofrecuencias de onda continua (CW, no modulada); ver, por ejemplo, Hyland [140]. Esto podría ser importante, puesto que los teléfonos móviles y sus estaciones base producen una señal modulada, y gran parte de la investigación se ha realizado con fuentes de radiofrecuencia no modulada. Este tema ha sido revisado en detalle por Juutilainen y de Seze [90] quienes concluyeron que:
"La literatura relevante sobre posibles efectos biológicos de las radiofrecuencias en AM consiste en observaciones dispersas usando una gran variedad de modelos experimentales y parámetros de exposición... Diversos estudios han informado de hallazgos consistentes con efectos en el sistema nervioso y procesos biológicos relacionados con el cáncer. Sin embargo, los métodos y los parámetros de exposición varían enormemente, y no se ha informado de replicaciones independientes de los hallazgos positivos. Los resultados disponibles hoy en día no apoyan la existencia de bioefectos bien definidos y específicos de la modulación de la exposición a radiofrecuencias."
18) ¿Existen grupos (como niños o ancianos) más sensibles a los efectos de las radiaciones en radiofrecuencias? Posiblemente. Algunos grupos de la población general pueden ser más sensibles a los efectos de las radiaciones en radiofrecuencias que otros, pero no se han localizado estos grupos. La posible existencia de tales individuos es una de las principales razones por las que se aplica un factor de seguridad adicional de 5 en las recomendaciones de exposición del público (Q9). Ver la discusión sobre si los niños deben usar teléfonos móviles portátiles en Q15G.
19) ¿Afectan las antenas de estaciones base de telefonía móvil a marcapasos cardíacos, producen dolores de cabeza, etc.? Aunque la principal preocupación del público sobre antenas de estaciones base de telefonía móvil parece ser la posibilidad de una relación con cáncer (Q21, Q23A, Q23B, Q23C), periódicamente surgen otros temas relacionados con la salud. En particular, son comunes las preguntas sobre interferencias con marcapasos cardíacos (que se trata en Q19A). Esta sección también cubre temas menos comunes. La posibilidad de una relación con abortos y malformaciones congénitas se trata en Q22.
19A) ¿Afectan las antenas de estaciones base de telefonía móvil a equipos médicos como marcapasos cardíacos? No. No hay evidencia de que las antenas de telefonía móvil interfieran con marcapasos cardíacos u otros aparatos médicos implantados mientras que los niveles de exposición se mantengan dentro de la guía ANSI para exposición incontrolada (Q8, Q12). Es posible que los propios teléfonos móviles digitales puedan interferir con marcapasos si la antena se sitúa directamente sobre ellos. Este problema sólo se ha observado que ocurra con algunos tipos de teléfonos digitales y algunos tipos de marcapasos [46, 137].
19B) ¿Producen dolores de cabeza los teléfonos móviles o estaciones base de telefonía móvil? Es posible que el uso de teléfonos móviles cause dolores de cabeza. En 1998, Frey [48] informó de evidencias anecdóticas de que los teléfonos móviles causan dolores de cabeza. En 2000, Oftedal y col. [154] hallaron que los usuarios de teléfonos móviles se quejan de sufrir dolores de cabeza habitualmente, pero como el estudio no contiene datos sobre no usuarios no se sabe si la tasa de dolores de cabeza de los usuarios de teléfonos móviles es inusual. An extension of the study by Sandström y col. [162] mostró que los dolores de cabeza y otros síntomas eran superiores entre los usuarios de teléfonos analógicos of analog (NMT 900) que teléfonos digitales (GSM). En 2000, Chia y col. [142] informaron de que los dolores de cabeza son significativamente más comunes entre los usuarios de teléfonos móviles que entre los no usuarios (65% frente a 54%). La prevalencia del dolor de cabeza se incrementa de forma significativa con el tiempo de uso, y la utilización de dispositivos de "manos libres" eliminaba ese incremento. Nadie ha declarado que haya evidencia científica de que las estaciones base causen dolores de cabeza, y no hay una base biofísica o fisiológica para esperar tal efecto.
19C) ¿Producen las radiofrecuencias generadas por los teléfonos móviles o las estaciones base de telefonía móvil cambios fisiológicos o comportamentales? Existen estudios no replicados que muestran tales efectos. Hay algunos estudios que sugieren que las radiofrecuencias generadas por los teléfonos móviles portátiles podrían causar sutiles cambios fisiológicos o en el comportamiento. Sin embargo, ninguno de los estudios proporciona una evidencia substancial de que la estaciones base de telefonía móvil pudiera suponer un riesgo para la salud:
- Braune y col. [82] informaron de que voluntarios que usaban un teléfono móvil GSM durante 35 minutos mostraban un incremento de 5-10 mm de Hg en la presión sanguínea. El estudio es pequeño y no se realizó de forma ciega, y un incremento de la presión sanguínea de esta magnitud no tiene consecuencias conocidas en la salud. - Eulitz y col. [84] informaron de que los teléfonos móviles pueden alterar la actividad eléctrica del cerebro. Sin embargo, el efecto puede ser un artefacto causado por una interferencia de las radiofrecuencias con los cables del electroencefalograma. - Freude y col. [111] expusieron voluntarios a las radiofrecuencias generadas por un teléfono digital GSM de 350 mW a 916 MHz. Se observaron pequeños cambios en el electroencefalograma que "no indicaban ninguna influencia en el comportamiento, bienestar o salud". Mann y Röschke [113] informaron de que la exposición a la señal de un teléfono móvil digital de 0,05 mW/cm^2 podría causar ligeros cambios en los patrones de sueño, pero estudios posteriores del mismo grupo no han hallado ningún efecto significativo cuando la densidad de potencia se redujo a 0,02 mW/cm^2 [115], y ningún efecto en absoluto cuando la densidad de potencia se incrementó hasta 5 mW/cm^2 [159]. - En 1999, Borbély, Huber y col. [110, 141] informaron de que la exposición a la señal de un teléfono digital de 1 W/kg podría causar ligeros cambios en los patrones de sueño y en el electrocardiograma durante el sueño. - De Seze y col. [113] informaron de que la exposición de voluntarios a las radiofrecuencias de telefonía móvil no tuvo efectos en la segregación nocturna de melatonina. Los efectos sobre la melatonina se han sugerido como mecanismo por el cual los campos generados por las líneas eléctricas podrían afectar a la salud humana (ver Nota 4). - Wang y Lai [109] informaron de que ratas expuestas a radiofrecuencias pulsadas de 2.450 MHz mostraban "defectos en la memoria a largo plazo". Los animales expuestos a radiofrecuencias eran más lentos que los animales normales en aprender un laberinto. Los animales recibieron una exposición a radiofrecuencias en todo el cuerpo durante 1 hora al día. El promedio de SAR era 1,2 W/kg, con picos de 3-4 W/kg. La señal es bastante diferente de la asociada a estaciones base de telefonía móvil y el pico de SAR puede haber sido lo suficientemente elevado como para causar estrés térmico. La intensidad de exposición (SAR) era 15 veces mayor que la norma de FCC para exposición de todo el cuerpo para el público en general. En el año 2000 Sienkiewicz y col. [120] llevaron a cabo un experimento similar con ratones (pero usando una señal y una densidad de potencia que simulaba la señal de una estación base de telefonía digital europea) y no hallaron ningún efecto en el comportamiento en laberintos. - En 1999, Preece y col. [97] informaron de que la exposición de voluntarios a las radiofrecuencias de los telefonía móvil podría reducir los tiempos de reacción. La prensa le prestó mucha atención, pero en realidad el estudio no tiene implicaciones obvias para la salud humana, ya que el efecto se observó únicamente en uno de las muchas pruebas de la función cognoscitiva y parece ser demasiado pequeño para tener una significación funcional real. En 2000, Koivisto y col. [117, 132] informaron de un estudio en personas voluntariamente expuestas a radiofrecuencias de 902 MHz procedentes de un teléfono digital (GSM) de 250 mW a las que se les aplicó una batería de 12 pruebas de tiempos de reacción. En algunas pruebas la exposición redujo (mejoró) el tiempo requerido; otras mostraron unas mejoras de tiempo menos significativas. Algunas pruebas no mostraron efectos significativos. Para la prueba en la que Preece y col. [97] hallaron un efecto con la señal analógica, Koivisto y col. [117] no encontraron ningún efecto con la señal digital. Las que mostraban efectos están consideradas como pruebas de la función cognoscitiva. Koivisto y col. [132] concluyeron que:
"Respecto a las consecuencias de las radiofrecuencias en el comportamiento humano, toda la evidencia disponible apunta en la misma dirección: las radiofrecuencias facilitan las funciones más que perjudicarlas. Los mecanismos fisiológicos subyacentes para tal influencia no se comprenden muy bien y es demasiado pronto para concluir cuál es la significación de los efectos observados en la salud humana." En 2000, Krause y col. [146] llevaron a cabo un estudio sobre humanos expuestos voluntariamente a radiofrecuencias de 902 MHz procedentes de un teléfono digital (GSM) de 250 mW y a los que se les aplicó una serie de pruebas de memoria y tiempos de reacción. Los efectos en la tasa de errores y el tiempo de reacción no fueron significativos. Se observaron algunos efectos sobre el electrocardiograma bajo ciertas condiciones de prueba. Según los autores: "Los resultados actuales no permiten llegar a ninguna conclusión sobre los posibles efectos de los teléfonos móviles en la cognición". En 2000 Tsurita y col. [133] informaron de que la radiación en radiofrecuencias no tenía efecto en la la barrera hemato-encefálica en ratas. Estas ratas fueron expuestas una señal digital de 1.339 MHz (TDMA) 1 hora al día durante 2-4 semanas. El SAR promedio en todo el cuerpo era 0,25 W/kg y el SAR en el cerebro era 2 W/kg, y no se observaron cambios en la temperatura corporal. No se observaron efectos en el peso corporal, morfología cerebral o permebilidad de la barrera hemato-encefálica. El artículo de Tsurita y col. [133] incluye una detallada discusión de los estudios previos de los efectos de las radiofrecuencias en la barrer hemato-encefálica. En 2000, Bornhausen y Scheingraber [145] informaron de que la exposición de ratas preñadas a radiación en radiofrecuencias no tuvo efectos en el comportamiento de su descendencia. Ratas con libertad de movimientos fueron expuestas de forma continua a radiofrecuencias GSM de 900 MHz de 0,1 mW/cm^2 (el SAR oscilaba entre 17,7 y 75 mW/kg). No se hallaron defectos cognitivos en su descendencia. Para una revisión actualizada de los efectos de la radiación en radiofrecuencias en el comportamiento ver D'Andrea [96].
20) ¿Pueden producir efectos biológicos la radiación en radiofrecuencias? Sí. Si la exposición es lo suficientemente intensa, las radiaciones en radiofrecuencias pueden producir efectos biológicos. Los posibles daños incluyen cataratas, quemaduras superficiales y profundas y golpes de calor. La mayoría, si no todos, los efectos biológicos conocidos por exposición a fuentes de radiofrecuencias de alta potencia son debidos al calentamiento [20]. Los efectos del calentamiento abarcan desde cambios de comportamiento hasta daños oculares (cataratas) [1, 5, 6, 7, 14, 53, 83, 90, 99]. Excepto, posiblemente, a unos pocos pies de las propias antenas [128], la potencia producida por antenas de estaciones base de telefonía móvil es demasiado baja para causar calentamiento. Ha habido algunos informes aislados de efectos [21] que no parecen ser debidos al calentamiento, los denominados efectos no térmicos [20, 25, 158, 165]. Ninguno de estos efectos han sido replicados de forma independiente, y ninguno tiene conexiones obvias con riesgos para la salud humana. La falta de efectos biol&ocute;gicos por exposición a radiofrecuencias que no produzcan un cambio de temperatura biológicamente significativo no es sorprendente, puesto que no se conoce un mecanismo biofísico que sugiera que tales efectos son problables [25, 124, 158]. En una revisión de 2001, Pickard y Moros [158] concluyeron que:
"Se ha estudiado de forma teórica la posibilidad de que la irradación con UHF (300-3.000 MHz) produzca bioefectos no térmicos, y es muy pequeña... Esto apoya argumentos previos de la improbabilidad de efectos biológicos de las frecuencias de UHF, a no ser que se descubra un mecanismo para acumular energía en el tiempo y el espacio y que la concentre. Tres posibles mecanismos ha sido tomados en consideración y se ha hallado que son improbables... Finalmente, se concluye que la tasa de deposición de energía en un tejido típico debida a un campo típico es tan pequeña como para que cualquier efectos biológico no térmico sea improbable."
21) ¿Hay alguna evidencia replicada de que la radiación en radiofrecuencias pueden producir cáncer? No. Incluso a altos niveles de exposición, no hay una evidencia substancial de que las radiaciones en radiofrecuencias produzcan o contribuyan al cáncer (para una opinión contraria ver los estudios analizados en Q15B y Q15C). A pesar de que la investigación en ese área ha sido extensa, no hay pruebas de laboratorio o epidemiológicas que hayan sido replicadas de que las radiaciones en radiofrecuencias, a los niveles de potencia asociados con exposición pública a antenas de estaciones base de telefonía móvil, estén asociadas con cáncer [1, 5, 6, 7, 14, 74, 83, 95, 99, 128]. Hay dos informes de laboratorio de que la exposición a radiación en radiofrecuencias podría producir cáncer, o daños relacionados con cáncer, en animales. Estos estudios se discuten en Q23A y Q23C. Ambos estudios utilizan niveles de radiofrecuencia muy por encima de los que se encuentran en zonas accesibles al público cerca de antenas de estaciones base, y ningún estudio ha sido replicado. Los estudios epidemiológicos de radiofrecuencias no muestran una asociación consistente con la tasa global de cáncer o con cualquier tipo específico de cáncer (Q16).
22) ¿Hay alguna evidencia de que la radiación en radiofrecuencias puedan producir abortos o malformaciones congénitas? Indirectamente, sí. La exposición a niveles de radiación en radiofrecuencias suficientemente altos como para causar un calentamiento de todo el cuerpo puede producir abortos o malformaciones congénitas. La potencia generada por antenas de estaciones base de telefonía móvil es demasiado baja para producir tal calentamiento. No hay ninguna prueba de laboratorio o epidemiológica de que las ondas de radio, a los niveles de potencia asociados con la exposición pública a radiación en radiofrecuencias generada por antenas de estaciones base de telefonía móvil, estén asociadas con abortos o defectos de nacimiento [1, 5, 6, 7, 14].
23) ¿Qué muestran los estudios científicos de laboratorio más recientes sobre radiación en radiofrecuencias y cáncer? Hay un flujo constante de nueva información.
Los estudios que atraigan más atención normalmente tendrán sus
propias secciones, como los estudios en ratones y ratas en
23A) ¿Qué se puede decir sobre el informe de que la exposición de ratones a la radiación generada por teléfonos móviles produce linfoma? Un estudio australiano de 1997 realizado por Repacholi y col. [37] informó de que ratones con predisposición genética a contraer linfoma expuestos durante 18 meses a radiación en radiofrecuencia intensos, pero intermitentes, del tipo utilizado por los teléfonos celulares digitales, tenían una mayor incidencia de linfoma. No se halló ningún incremento de la incidencia de otros tipos de cáncer. Las intensidades de campo usadas están por encima de las recomendaciones de la guía ANSI/IEEE (Q8) para exposición del público, y están muy por encima de las que se dan en zonas accesibles para el público cercanas a antenas de estaciones base de telefonía móvil [16]. Aunque este estudio es interesante, su impacto en la legislación sobre exposición del público en general a radiofrecuencias no está nada claro, puesto que no se puede determinar si se pueden inducir linfomas en animales normales (no predispuestos a contraer cáncer) por exposición a radiación en radiofrecuencias o qué nivel de exposición se requiere para inducir linfoma en ratones predispuestos. Está claro que el estudio ha de ser repetido, tanto con ratones normales como con ratones predispuestos a contraer linfoma. Si el efecto puede ser replicado, será crítico determinar la relación dosis-respuesta para la inducción de linfoma, y determinar si el efecto se da para otros tumores y/o otras especies. Se han suscitado algunas preguntas sobre este estudio:
23B) ¿Ha expuesto alguien más roedores a la radiación generada por teléfonos móviles para ver si contraen cáncer? Hay, por lo menos, 15 estudios en ratones expuestos durante toda su vida a radiación en radiofrecuencias. - En 1971, Spalding y col. [64] publicaron un estudio en ratones expuestos a radiofrecuencias de 800 MHz, 2 horas al día, 5 días a la semana, durante 35 semanas, con un SAR de 13 W/kg. La duración media de la vida en el grupo expuesto (664 días) era ligeramente, pero de forma no significativa, más larga que la del grupo de control (645 días). En 1982, Szmigielski y col. [65] publicaron un estudio en ratones expuestos a radiofrecuencias de 2.450 MHz, 2 horas al día, 6 días a la semana, durante 6 meses. La exposición era a 2-3 y 6-8 W/kg. Los controles incluyeron tanto animales no irradiados, como animales sometidos a "estrés por confinamiento" (ver Stagg y col. [161]). Tanto la exposición a radiofrecuencias como el estrés por confinamiento aceleró significativamente la aparición de tumores de piel y mama, ambos inducidos químicamente. La dosimetría de este estudio es cuestionable, y parece probable que los ratones expuestos a dosis más altas estuvieron sometidos a un calentamiento significativo. En 1988, Saunders y col. [98] publicaron un estudio sobre ratones macho expuestos a radiación en radiofrecuencias de 2.450 MHz (densidad de potencia de 10 mW /cm^2 y SAR de 4 W/kg) 6 horas al día durante un total de 120 horas en un periodo de 8 semanas. Al final del tratamiento los ratones eran emparejados con hembras no expuestas. No había una reducción significativa de la tasa de embarazos, así que no hubo un incremento de las mutaciones letales dominantes. El examen de las espermotogonia no mostró un incremento de aberraciones cromosómicas. Los autores concluyen que "no hay evidencia en este experimento que muestre que la exposición crónica de ratones macho a radiación de microondas de 2.450 MHz induzca una respuesta mutagénica". - En 1994, Liddle y col. [66] publicaron un estudio que examinaba los efectos de las radiofrecuencias de 2.450 MHz en ratones expuestos durante toda su vida. Los ratones fueron expuestos 1 hora al día, 5 días a la semana, durante toda su vida, a 2 ó a 6,8 W/kg. La duración de la vida era significativamente más corta en los ratones expuestos a 6,8 W/kg (mediana de 572 días frente a 706 días en el grupo de control). Sin embargo, a 2 W/kg, los animales expuestos a radiofrecuencias vivieron ligeramente más, aunque no de forma significativa (mediana de 738 días) que los del grupo de control. Los autores sugirieron que el calentamiento por exposición a 6,8 W/kg era lo suficientemente estresante como para reducir la duración de la vida. - En 1992, Chou y col. [43] publicaron un estudio en 100 ratas normales expuestas a radiofrecuencias pulsadas de 2.450 MHz y 0,15-0,40 W/kg [8] durante 21,5 horas al día y 25 meses. No se observaron efectos en la duración de su vida o en la causa de su muerte. Se observó un incremento del total de cáncer en el grupo expuesto, sin efecto en la supervivencia. Las tasas de tumores malignos en los controles fueron usualmente bajas para esta cepa, y no se observó un incremento de tumores benignos. Se observaron dos linfomas primarios en los animales expuestos y otros dos en los controles. No se observaron tumores cerebrales benignos o malignos ni en los expuestos ni en los controles. Los autores concluyeron que
"La exposición a microondas... no muestra efectos biológicamente significativos en la salud general... El descubrimiento de un incremento de tumores malignos primarios en los animales expuestos es estimulante. Sin embargo, cuando se considera este dato a la luz de otros parámetros, es una conjetura saber si la diferencia estadística refleja una verdadera influencia biológica. Los resultados globales indican que no hay efectos definitivos biológicamente significativos..." - En 1994, Wu y col. [56] publicaron un estudio sobre 26 ratones expuestos a un carcinógeno químico más radiofrecuencias de 2.450 MHz y 10 mW/cm^2 (10-12 W/kg) 3 horas al día, 6 días a la semana, durante 5 meses. El carcinógeno químico produce cáncer de colon. No se observaron diferencias en las tasas de cáncer de colon entre animales tratados sólo con el carcinógeno y animales tratados con el carcinógeno más radiofrecuencias. - En 1997, Toler y col. [45] publicaron un estudio sobre 200 ratones predispuestos a contraer cáncer de mama, expuestos a radiofrecuencias pulsadas de 435 MHz y 1,0 mW/cm^2 (0,32 W/kg) 22 horas al día, 7 días a la semana, durante 21 meses. Los autores informaron que no había diferencias en la supervivencia o en la incidencia de tumores mamarios, ni en las tasas de ningún tipo de tumor, entre el grupo expuesto y el de control. En particular, no había diferencia en la tasa de linfoma entre el grupo expuesto y el de control. - En 1998, Frie y col. [44] publicaron un estudio en 100 ratones predispuestos genéticamente a contraer tumores de mama, expuestos a radiofrecuencias de 2.450 MHz y un SAR de 0,3 W/kg. La exposición se producía 20 horas al día, 7 días a la semana, durante 18 meses. El estudio no halló diferencias en la incidencia de tumores o supervivencia entre el grupo expuesto y el de control. En particular, no había diferencia en las tasas de linfoma, leucemia o tumores cerebrales entre el grupo expuesto y el de control. - En 1998, Imaida y col. [63a] publicaron un estudio en 48 ratas a las que se les administró un carcinógeno químico que produce cáncer de hígado, y después fueron expuestos a radiofrecuencias de 929 MHz y un SAR de 0,6-0,9 W/kg. La exposición se producía 90 minutos al día, 5 días a la semana, durante 6 semanas. No se observaron diferencias en las tasas de cáncer de hígado entre las ratas expuestas a radiofrecuencias y las ratas a las que se les administró sólo el carcinógeno químico. En un segundo artículo de 1998, Imaida y col. [63b] informaron de una ausencia similar de promoción del cáncer de hígado en ratas expuestas a radiofrecuencias de 1.500 MHz y SAR de 2,0 W/kg. La exposición también tuvo lugar 90 minutos al día, 5 días a la semana, durante 6 semanas. - En 1998 Adey y col. [24] informaron de que la exposición a radiofrecuencias moduladas por pulsos de 837 MHz no indujo o promocionó tumores cerebrales en ratas. La exposición a radiofrecuencias comenzó con una exposición continua lejana en todo el cuerpo a ratas preñadas y continuó durante el destete. A las 7 semanas de edad comenzó una exposición cercana localizada en la cabeza, que continuó durante 22 meses (2 horas al día, 7,5 minutos encendida y 7,5 minutos apagada, 4 días a la semana). Algunas ratas fueron tratados también con un carcinógeno químico para tumores cerebrales (etilnitrosourea, ENU). Las tasas específicas de absorción (SAR) oscilaban entre 0,7-1,6 W/kg en el cerebro y entre 0,2-0,7 W/kg en todo el cuerpo; los rangos en el SAR eran debidos a cambios en el peso y a las variaciones en la posición del animal. El número de tumores cerebrales era menor en los grupos expuestos a radiofrecuencias que en los de control, pero la diferencia no era estadísticamente significativa. Esta disminución no significativa se observaba tanto en ratas tratadas únicamente con radiofrecuencias como en ratas tratadas con radiofrecuencias más el carcinógeno químico para tumores cerebrales. - En 2000, Adey y col. [50] informaron de que la exposición a ondas continuas de radiofrecuencia de 837 MHz no indujo ni promocionó tumores cerebrales en ratas. Además de la diferente modulación, el estudio del año 2000 tenía el mismo diseño y protocolo de exposición que el del año 1999. - En 1999, Chagnaud y col. [106] informaron de que la exposición a una señal GSM no promocionó el cáncer de mama inducido químicamente en ratas. Varias veces después de la exposición a un cancerígeno químico, las ratas fueron expuestas durante 2 semanas y 2 horas al día a una señal GSM de 900 MHz de 0,075 ó 0,27 W/kg. No se observaron efectos en la incidencia de tumores, crecimiento tumoral o supervivencia de los animales. - También en 1999, Higashikubo y col. [107] informaron de que la exposición de ratas que tenían tumores cerebrales a radiofrecuencias no tuvo efectos en el crecimiento de estos tumores cerebrales. Las ratas fueron expuestas a radiación en radiofrecuencias de 835 MHz en onda continua o bien pulsadas de 848 MHz con un SAR de 0,75 W/kg. La exposición tuvo lugar durante 4 horas al día, 5 días a la semana, comenzando 28 días antes de la implantación del tumor y extendiéndose durante 150 días después de la implantación del tumor. En 2001, Zook y Simmens [104] informaron de la ausencia de efecto sobre la incidencia de tumores cerebrales en ratas expuestas a radiación en radiofrecuencias de 860 MHz continuas o pulsadas de 1,0 W/kg. La exposición tuvo lugar 6 horas al día, 5 días a la semana, durante 22 meses, comenzando cuando las ratas tenían 2 meses de edad. Zook y Simmens también informaron de que los mismos protocolos de radiofrecuencias no promocionaron los tumores de cáncer inducidos químicamente. No se observaron aumentos estadísticamente significativos de la tasa global de cáncer ni de ningún tipo específico de cáncer (incluyendo linfoma) relacionados con las radiofrecuencias. También en 2001, Jauchem y col. [156] informaron de que no había efectos significativos en el desarrollo de tumores de mama o de la supervivencia de ratones predispuestos genéticamente a contraer tumores de mama expuestos a pulsos compuestos de una banda ultra ancha (UWB) de frecuencias, incluyendo las que se encuentran en el rango de las radiofrecuencias. Los exámenes histopatológicos no revelaron ningún efecto significativo en el número de tumores en cualquier tejido estudiado (incluyendo linfomas). Por lo tanto, parece que la inducción de linfoma, y tumores en general, por la exposición de roedores a radiofrecuencias durante toda su vida no es un fenómeno general.
23C) ¿Qué se puede decir sobre el informe de que la exposición de ratones a la radiación generada por teléfonos móviles produce daños en el ADN de sus células cerebrales? Los agentes que pueden dañar el ADN de las células se supone que tienen un potencial carcinogénico [4]. Los agentes que pueden dañar el ADN se denominan genotoxinas, o se refiere a ellos como que tienen actividad genotóxica. En general, los estudios en células expuestas a radiofrecuencias no han encontrado pruebas de genotoxicidad, a no ser que la tasa de absorción específica (SAR) fuera lo suficientemente elevada como para causar daños térmicos (calor) [5, 6, 7, 14]. En 1995 y 1996, Lai y Singh [31] informaron de que las radiofrecuencias producían daños en el ADN (daño genotóxico) en ratas. En estos experimentos las ratas eran expuestas a radiofrecuencias de 2.450 MHz a 0,6 y 1,2 W/kg. Después de la exposición los animales eran sacrificados y se analizaban las células de sus cerebros en busca de daños en el ADN. Los autores informan de un incremento en la rotura de cadenas de ADN 4 horas después de la exposición. El trabajo de Lai y Singh [31] no ha podido ser replicado en intentos independientes. En 1997, Malyapa y col. [49a, 49b] informaron de que no podían detectar los efectos observados por Lai y Singh, pero había algunas diferencias entre los estudios. En 1998, Malyapa y col. [49c] informaron de que no podían detectar el efecto observado por Lai y Singh [31] en una réplica exacta. Otros estudios publicados recientemente sobre el potencial genotóxico de las radiofrecuencias no han hallado pruebas de genotoxicidad (daños al ADN):
Por el contrario, otros estudios publicados en 1996-1998 han encontrado alguna evidencia de que la exposición a radiofrecuencias podría ser genotóxica:
En 1998 se publicaron dos revisiones del potencial genotóxico de las radiofrecuencias: - Verchaeve y Maes [80] concluyeron que:
"Según la mayoría de los artículos, los campos de radiofrecuencias, y en particular las frecuencias utilizadas por los teléfonos móviles, no son genotóxicas: no inducen efectos genéticos in vitro [en cultivos celulares] e in vivo [en animales], por lo menos bajo condiciones no térmicas [condiciones que no producen calentamiento], y no parecen ser teratogénicas [causar malformaciones congénitas] o inducir cáncer." - Brusick y col. [81] concluyeron que:
"Los datos de cerca de 100 estudios sugieren que la radiación en radiofrecuencias no es directamente mutagénica y que los efectos adversos de la exposición de organismos a intensidades de potencia altas de radiación en radiofrecuencias son fundamentalmente el resultado de la hipertermia [calentamiento]; sin embargo, podría haber sutiles efectos indirectos en la replicación y/o transcripción de los genes bajo condiciones de exposición relativamente restringidas."
24) ¿Dónde puedo conseguir más información? La documentación de las distintas normas sobre radiofrecuencias [5, 6, 7, 14] contiene muchas referencias. Algunas revisiones razonablemente actualizadas de este área son:
25) ¿Quién ha escrito estas preguntas y respuestas? Este documento de preguntas más frecuentes (FAQ) ha sido escrito por el Dr. John Moulder, Profesor of Oncología Radioterápica, Radiología y Farmacología/Toxicología del Colegio Médico de Wisconsin. El Dr. Moulder ha escrito y disertado desde finales de la década de los 70 sobre los efectos biológicos de la radiación no ionizante y los campos electromagnéticos. La versión original de este documento de Preguntas y Respuestas fue escrito en 1995 bajo contrato con la ciudad de Brookfield, Wisconsin (Estados Unidos). El documento ha sido mantenido y expandido desde 1995 como apoyo para la enseñanza en el Medical College of Wisconsin. El servidor y la gestión de la página web lo proporciona el General Clinical Research Center del Medical College of Wisconsin. El desarrollo y mantenimiento de este documento no está financiado por ninguna persona, agencia, grupo o corporación fuera del Medical College of Wisconsin. Partes de este documento provienen de las siguientes publicaciones revisadas por expertos:
El Dr. Moulder mantiene documentos
de preguntas más frecuentes sobre
Notas técnicas1. Comisión Internacional sobre Protección contra la Radiación No Ionizante (International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection, ICNIRP): Asuntos de salud relacionados con el uso de radiotélefonos portátiles y transmisores base. Health Physics 70:587-593, 1996. 2. Los teléfonos SCP (Sistemas de Comunicación Personal) [en inglés, PCS] son radios portátiles (de mano) bidireccionales que utilizan un sistema de transmisión digital en vez de analógico, utilizado por la mayoría de los "teléfonos celulares". En Estados Unidos, los teléfonos celulares operan a 860-900 MHz, mientras que los teléfonos SCP operan a 1.800-2.200 MHz. En apariencia, los teléfonos celulares y SCP y sus antenas de estaciones base son similares. En Estados Unidos, los teléfonos inalámbricos operan a unas frecuencias que van desde 45 hasta 2.500 MHz y los emisores/receptores en "banda ciudadana (BC)" operan a unos 27 MHz. Algunos teléfonos inalámbricos funcionan a unos niveles de potencia que igualan o incluso exceden la de algunos teléfonos móviles. Nota
internacional: En todo el mundo
se utilizan una gama de frecuencias distintas para los transmisores/receptores
portátiles y radiomóviles, tanto analógicos como digitales, y
se dan distintos nombres a los sistemas. Las frecuencias mas comunes
para sistemas "celulares" son 800-900 MHz (analógico y digital)
y 1.800-2.200 MHz (digital), pero existen transmisores/receptores
portátiles que utilizan frecuencias desde 25 MHz hasta 2.500 MHz.
La potencia de salida de las unidades portátiles raramente superan
5 W, pero la potencia de salida de las unidades instaladas en
vehículos, como los empleados por las fuerzas de seguridad, pueden
llegar a 100 W. 3. Las frecuencias específicas utilizadas por teléfonos móviles (celulares) pueden denominarse microondas (MW) o radiofrecuencias (RF) o radiación en radiofrecuencias (RFR). Para un examen de los efectos en la salud, la distinción entre ondas de radio y microondas es semántica, y el término ondas de radio (o radiofrecuencias o RF o RFR) se emplea en este documento para todas las frecuencias entre 3 kHz and 300 GHz. 4. Para un análisis
detallado ver: 5. Comité Coordinador 28 de Normas IEEE sobre Riesgos de la Radiación No Ionizante (Standards Coordinating Committee 28 on Non-Ionizing Radiation Hazards): Norma para niveles de seguridad respecto a la exposición humana a campos de radiofrecuencias, de 3 kHz a 300 GHz (ANSI/IEEE C95.1-1991), The Institute of Electrical and Electronics Engineers, New York, 1992. 6. International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (Comisión Internacional sobre Protección contra la Radiación No Ionizante): Guidelines for limiting exposure to time-varying electric, magnetic and electromagnetic fields. Health Physics 74:494-522, 1998. 7. Consejo Nacional de Protección Radiológica y Medidas (National Council on Radiation Protection and Measurements): Biological effects and exposure criteria for radiofrequency electromagnetic fields. NCRP Report No. 86, 1986. 8. Los efectos biológicos de las radiaciones en radiofrecuencias dependen de la tasa de absorción de energía. Esta tasa de absorción de energía se denomina Tasa de Absorción Especifica (SAR, del inglés Specific Absorption Rate) y se mide en Watio/kilogramo (W/kg). Las SAR son difíciles de medir de forma rutinaria, así que lo que generalmente se mide es la densidad de potencia de la onda plana. Se puede calcular el promedio de SAR en todo el cuerpo a partir de la exposición a la densidad de potencia (ver. Stuchly [83] para más detalles). Hay que señalar que algunos documentos expresan la densidad de potencia como µW/cm^2 (microwatios/centímetro cuadrado), siendo 1.000 µW/cm^2 igual a 1 mW/cm^2. 9. Las guías sobre densidad de potencia son más estrictas para algunas frecuencias que para otras, porque los humanos absorben más ondas radiación en radiofrecuencias a 860 MHz que a 1.800 MHz, y es la cantidad de potencia absorbida lo que realmente importa [8]. 10. La norma de ICNIRP especifica 0,40 mW/cm^2 para 800 MHz y 0,90 mW/cm^2 para 2.000 MHz, mientras que las guías de NCRP están en 0,57 mW/cm^2 y 1,0 mW/cm^2 para las mismas frecuencias. 11. Guidelines for Evaluating the Environmental Effects of Radiofrequency Radiation (FCC 96-326), Comision Federal de Comunicaciones (Federal Communications Commission - FCC), Washington, D.C., 1996. Disponible en la página web de FCC. 12. Nota internacional - Normativa de exposición pública a radiación en radiofrecuencias generada por estaciones base de telefonía móvil en otros países además de Estados Unidos. Esta lista no es exhaustiva ni necesariamente está actualizada; esta información debería comprobarse con las autoridades reguladoras de cada país. Ver también Erdreich y Klauenberg [164]. Norma
de Australia: Esta norma fue revisada en 1998 de forma provisional y el límite permitido de exposición para el público en general en la nueva norma "provisional" [AS/NZS2772.1(Int):1998] era similar a la norma ICNIRP [6] excepto a las frecuencias más altas, donde se mantenían los límites más bajos de la norma de 1990. Esta norma provisional era efectiva hasta el 5 de marzo de 1999, cuando tenía que haber sido "confirmada, retirada o revisada". El comité responsable de la norma fue incapaz de alcanzar nivel de consenso mecesario para confirmar o revisar la norma provisional y fue retirada. Cuando la AS/NZS2772.1(Int):1998 caducó, la Autoridad sobre Comunicaciones de Australia (Australian Communications Authority, ACA) intervino y adoptó su propia norma sobre radiocomunicaciones. La norma ACA parece básicamente idéntica a la AS/NZS2772.1(Int):1998, excepto que se aplica únicamente a las radiaciones en radiofrecuencias utilizadas para comunicaciones. Norma de
Nueva Zelanda: Norma de
Canada: Norma del
Reino Unido: Norma
de Grecia: Norma de
Suiza Norma de
Italia: 13. Donde existan múltiples antenas emisoras a diferentes frecuencias, el método para asegurar el cumplimiento de las normas ANSI [5] o FCC [11] es complejo. Sin embargo, también existe una manera sencilla de comprobar si se cumplen bajo estas condiciones: sumar las densidades de potencia de todas las antenas y aplicar la norma más estricta. Cualquier cosa que supere esta sencilla prueba pasará el test descrito en la norma ANSI, más exigente y complejo. 14. Consejo Nacional de Protección Radiológica del Reino Unido (National Radiation Protection Board, NRPB): Restrictions on human exposure to static and time varying electromagnetic fields and radiation. Doc NRPB 4:1-69, 1993. 15. La norma ANSI de 1992 [5], por ejemplo, se basa en la revisión de 321 artículos procedententes de la literatura; y las recomendaciones de NCRP [7] se basan en la revisión de casi 1.000 referencias. 16. Específicamente,
no se han observado efectos potencialmente nocivos reproducibles
por debajo de una SAR de 4 W/kg. 17. Tanto ANSI como ICNIRP y NCRP están de acuerdo en que la exposición de todo el cuerpo debe mantenerse por debajo de una SAR para todo el cuerpo de 0,4 W/kg. Donde las normas difieren es en la relación específica de la SAR con la densidad de potencia, relación que viene determinada por una combinación entre dosimetría y modelos biofísicos. Notas internacionales: Como resultado de los diferentes enfoques y frecuencias utilizadas, las normas en todo el mundo sobre exposición continua del público a radiofrecuencias procedentes de antenas de estaciones base varían entre 0,2 y 1,2 mW/cm^2. 18. Para las antenas de sectro de alta ganancia utilizadas por la mayoría de las modernas estaciones base la zona preocupante es sólo la parte frontal de las antenas. Para las antenas de baja ganancia utilizadas en muchas estaciones base antiguas la zona preocupante estaría en todas las direcciones. Esta diferencia se hace más patente despues de examinar los diagramas de radiación en radiofrecuencias de cada tipo de antena (Q14D). Desafortunadamente, el diagrama de radiación en radiofrecuencias de una antena no siempre puede determinarse a simple vista. Estas declaraciones generales sobre distancias mínimas de seguridad asumen que la Potencia Radiada Envolvente (en inglés, ERP) total por sector para antenas de estaciones base no excederá 2.000 W. En Estados Unidos generalmente es así; y bajo las guías de la FCC, los emplazamientos con un ERP total por encima de 2.000 W requieren una evaluación especifica de la localización [19]. Nota internacional: Se pueden utilizar antenas más potentes en cualquier otro sitio, en cuyo caso las distancias de seguridad serían mayores. Las distancias mínimas de seguridad serían también mayores cuando haya múltiples antenas emitiendo en el mismo sector. 19. Específicamente,
la FCC requerirá evaluaciones para:
"Potencia total "se define como "la suma de las ERP o EIRP de todos los transmisores de la instalación operando simultaneamente. Cuando se aplican los criterios [de exclusión] se debe considerar la radiación en todas las direcciones. En el caso de instalaciones de transmisión que usen antenas en sectores, se deben aplicar los criterios a todos los canales de transmisión en un sector dado, teniendo en cuenta que una antena muy direccional contribuye muy poco a la suma de ERP o EIRP en otras direcciones". Nota internacional: Estrictamente, estos criterios sólo son aplicables en Estados Unidos. A pesar de todo, son criterios útiles para determinar qué tipos de localizaciones de antenas son mas proclives a no cumplir las normas de radiofrecuencias. 20. Una distinción que se hace frecuentemente en los análisis de los efectos biológicos de las radiaciones en radiofrecuencias es entre efectos "no térmicos" y "térmicos". Esto se refiere al mecanismo del efecto: los efectos no térmicos son el resultado de una interacción directa entre las radiaciones en radiofrecuencias y el organismo, y los efectos térmicos son resultado del calentamiento. Se ha informado de algunos efectos biológicos de las radiaciones en radiofrecuencias cuyos mecanismos se desconocen, y es difícil (y no muy útil) intentar establecer una separación entre mecanismos "térmicos" y "no térmicos" para estos efectos. Ver también Valberg [25], Foster [124] y Pickard y Moros [158]. 21. Estos efectos incluyen cambios en la actividad eléctrica del cerebro, en la actividad enzimática y en el transporte del ion calcio a través de las membranas [1, 5, 6, 7 y 14]. Ver también Hyland [140]. 22. Santini y col.: Electric fields from 900 MHz digital cellular telephones. Bioelectromagnetic Society, Tampa, June 1998. 23. El aumento de absorción humana a 900 MHz (frecuencia de telefonía celular en Estados Unidos) frente a 2.000 MHz (frecuencia de telefonía SCP en Estados Unidos) afecta a la exposición de todo el cuerpo a una distancia de la antena (es el caso de la exposición pública cerca del emplazamiento de una antena de una estacion base). Esta diferencia puede no afectar a exposición de partes del cuerpo muy cercanas a una antena. 24. W.R. Adey, C.V. Byus y col.: Spontaneous and nitrosourea-induced primary tumors of the central nervous system in Fischer 344 rats chronically exposed to 836 MHz modulated microwaves. Radiat Res 152:293-302, 1999. 25. P.A. Valberg: Radio frequency radiation (RFR): the nature of exposure and carcinogenic potential. Cancer Causes Control 8:323-332, 1997. 26. Human Exposure
to Radio Frequency and Microwave Radiation from Portable and Mobile
Telephones and Other Wireless Communication Devices, A COMAR Technical
Information Statement. IEEE Eng Med Biol, Jan/Feb 2001, pp 128-131.
Disponible en: 27. Safety Issues
Associated With Base Stations Used for Personal Wireless Communications,
A COMAR Technical Information Statement. IEEE Eng Med Biol, Mar/Apr
2001, pp 110-114. Disponible en: 28. B. Hocking, I.R. Gordon y col.: Cancer incidence and mortality and proximity to TV towers. Med J Austral 165:601-605, 1996. 29a. J.R. Goldsmith: Epidemiologic evidence of radiofrequency (microwave) effects on health in military, broadcasting, and occupational studies. Int J Occup Environ Health 1:47-57, 1995. 29b. J.R. Goldsmith: Epidemiologic evidence relevant to radar (microwave) effects. Environ Health Perspec 105:1579-1587, 1997. 30. Analizar los problemas
para interpretar los estudios epidemiológicos ecológicos está
fuera del ámbito de este documento. Para un análisis de este tema
ver: 31a. H. Lai y Singh: Acute low-intensity microwave exposure increases DNA single-strand breaks in rat brain cells. Bioelectromag 16:207-210, 1995. 31b. H. Lai y N.P. Singh: Single- and double-strand DNA breaks in rat brain cells after acute exposure to radiofrequency electromagnetic radiation. Int J Radiat Biol 69:513-521, 1996. 32. A. Maes, M. Collier y col.: 954 MHz microwaves enhance the mutagenic properties of mitomycin C. Environ Molec Mutagen 28:26-30, 1996. 33. J.K. Grayson: Radiation exposure, socioeconomic status, and brain tumor risk in US Air Force: A nested case-control study. Amer J Epidemiol 143:480-486, 1996. 34. H. Dolk, G. Shaddick y col.: Cancer incidence near radio and television transmitters in Great Britain I. Sutton Coldfield Transmitter. Amer J Epidemiol 145:1-9, 1997. 35. H. Dolk, P. Elliott y col.: Cancer incidence near radio and television transmitters in Great Britain. II. All high power transmitters. Amer J Epidemiol 145:10-17, 1997. 36. M.R. Scarfi y col.: Genotoxic effects of mitomycin-C and microwave radiation on bovine lymphocytes. Electro Magnetobio 15:99-107, 1996. 37. M.H. Repacholi, A. Basten y col.: Lymphomas in Eµ-Pim1 Transgenic Mice Exposed to Pulsed 900 MHz Electromagnetic Fields. Rad Res 147:631-640, 1997. 41a. Vijayalaxmi y col.: Frequency of micronuclei in the peripheral blood and bone marrow of cancer-prone mice chronically exposed to 2450 MHz radiofrequency radiation. Radiat Res 147:495-500, 1997. 41b. Vijayalaxmi y col.: Proliferation and cytogenetic studies in human blood lymphocytes exposed in vitro to 2450 MHz radiofrequency radiation. Int J Rad Biol 72:751-757, 1997. 42. C.D. Cain y col.: Focus formation of C3H/10T1/2 cells and exposure to a 836.55 MHz modulated radiofrequency field. Bioelectromag 18:237-243, 1997. 43. C.K. Chou y col.: Long-term, low-level microwave irradiation of rats. Bioelectromag 13:469-496, 1992. 44. M.R. Frei y col.: Long-term exposure of cancer-prone mice to low-level 2450-MHz radiofrequency radiation. Aerospace Medical Association, Atlanta, 1996. 45. J.C. Toler y col.: Long-term low-level exposure of mice prone to mammary tumors to 435 MHz radiofrequency radiation. Radiat Res 148:227-234, 1997. 46. D.L. Hayes y col.: Interference with cardiac pacemakers by cellular telephones. New Eng J Med 336:1473-1479, 1997. 47. M.R. Frei y col.: Chronic low-level (1.0 W/Kg) exposure of mammary cancer-prone mice to 2450 MHz microwaves. Rad Res 150:568-576, 1998. 48. A.H. Frey: Commentary: Headaches from cellular telephones: Are they real and what are the implications? Environ Health Perspect 106:101-103, 1998. 49a. R.S. Malyapa y col.: Measurement of DNA damage following exposure to 2450 MHz electromagnetic radiation. Radiat Res 148:608-617, 1997. 49b. R.S. Malyapa y col.: Measurement of DNA damage following exposure to electromagnetic radiation in the cellular communications frequency band (835.62 and 847.74 MHz). Radiat Res 148:618-627, 1997. 49c. R.S. Malyapa y col.: DNA damage in rat brain cells after in vivo exposure to 2450 MHz electromagnetic radiation and various methods of euthanasia. Radiat Res 149:637-645, 1998. 50. W.R. Adey, C.V. Byus y col.: Spontaneous and nitrosourea-induced primary tumors of the central nervous system in Fischer 344 rats exposed to frequency-modulated microwave fields. Cancer Res. 60:1857-1863, 2000. 51. T. Shirai y col.: Lack of promoting effects of the electromagnetic near-field used for cellular phones (929 MHz) on rat liver carcinogenesis in medium-term bioassay. 2nd World Congress, Bologna, 1997. 52. G. d'Ambrosio y col.: Preliminary results on human lymphocytes exposed in vitro to cellular telephone microwave frequency. 2nd World Congress, Bologna, 1997. 53. K.R. Foster, L.S. Erdreich y J.E. Moulder: Weak electromagnetic fields and cancer In the context of risk assessment. Proc IEEE 85:731-746, 1997. 54. Las medidas muestran que la intensidad de la señal en el interior de un edificio está entre el 5% y el 40% del nivel medido fuera, en la calle. En general, la atenuación de la señal es mayor a nivel de suelo que según se asciende por el edificio, y la atenuación es menor a frecuencias altas (1.800-2.000 MHz) que a frecuencias bajas (800-900 MHz) (J.D. Parsons, The Mobile Phone Propagation Channel, Wiley & Sons, NY, 1992). 55. El cálculo del peor caso posible (antena de baja ganancia de 2.000 W ERP montada directamente en un techo de baja atenuación) predice una densidad de potencia menor de 0,10 mW/cm^2 en el piso situado debajo. El cálculo para un montaje de techo mas típico (antena de alta ganancia de 1.000 W ERP montada 6 pies [1,8 metros] por encima de un techo típico) predice una densidad de potencia por debajo de 0,001 mW/cm^2 en el piso situado debajo. Medidas reales en apartamentos situadas en el último piso de un edificio con una antena de estación base de alta ganancia (sector) instalada en el exterior de la balaustrada justo encima de los apartamentos han hallado una densidad de potencia maxima de 0,0004 mW/cm^2 [101]. Medidas en un pasillo en el piso situado debajo de una estación base instalada en el techo (antenas 3 metros por encima del techo principal) han hallado una densidad de potencia máxima de 0,008 mW/cm^2. Ambos máximos asumen que las estaciones base operan a su capacidad máxima [101]. En 2000, NRPB (Reino Unido) [130] midió en múltiples edificios de apartamentos y escuelas que tenían una amplia gama de antenas de estaciones base de telefonía móvil en sus tejados. En el último piso de estos edificios la máxima densidad de potencia de radiofrecuencias procedente de todas las fuentes combinadas era 0,0001 mW/cm^2. 56. R.Y. 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