Líneas
Eléctricas y Cáncer: Preguntas y Respuestas
Traducida
al español por Juan Bernar (Unesa-Amys) y Carlos Llanos (Red
Eléctrica de España)
Resumen: Preguntas y respuestas
sobre la relación entre líneas eléctricas, trabajos eléctricos,
y cáncer; incluye un análisis de la biofísica de las interacciones
con las emisiones electromagnéticas, resúmenes de estudios de
laboratorio y en personas e información sobre normativa.
Ultima modificación: 16-mayo-2001
Versión inglesa: 6.8.1
Autor: John E.
Moulder, Ph.D.
Versión española: Traducida al español por Juan Bernar (Unesa-Amys) y Carlos Llanos (Red
Eléctrica de España). Esta traducción no ha sido revisada
por el Dr. Moulder.
IR A: Indice de contenidos
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inicial
Notas organizativas:
- Las referencias a otras preguntas se indican
con la letra Q seguida del número de la pregunta; por ejemplo,
(Q16A)
indica que hay más información en la Pregunta
16A.
- Las referencias bibliográficas se muestran
entre corchetes; por ejemplo [M2] es una referencia
a la segunda entrada en la sección M de la bibliografía comentada.
- Este documento de preguntas más frecuentes
(FAQ) consta de tres documentos: el Indice de Contenidos
(toc.html), la sección de Preguntas y Respuestas (QandA.html)
y la Bibliografía comentada (biblio.html).
Preguntas y
respuestas
1)
¿Existe una preocupación por las líneas eléctricas y el cáncer?
Gran parte de la preocupación por
las líneas eléctricas y el cáncer proviene de estudios sobre
personas que viven cerca de líneas eléctricas (Q12)
y gente que trabaja en "profesiones eléctricas" (Q15).
Algunos de estos estudios parecen mostrar una relación entre
la exposición a campos magnéticos de frecuencia industrial y
la incidencia de cáncer.
Sin embargo, los estudios epidemiológicos
más recientes muestran poca evidencia de que las líneas eléctricas
estén asociadas a un aumento del cancer (Q19A,
Q19B,
Q19H,
Q19J,
Q19K),
los estudios de laboratorio han mostrado poca evidencia de una
relación entre campos de frecuencia industrial y cáncer (Q16)
y la conexión entre los campos generados por las líneas eléctricas
y cáncer no es biofísicamente plausible (Q18).
Una revisión llevada a cabo en 1996
por un grupo de importantes científicos de la Academia Nacional
de las Ciencias de Estados Unidos concluyó que:
"Ninguna evidencia concluyente y consistente muestra que
la exposición residencial a campos eléctricos y magnéticos produzca
cáncer, efectos neurocomportamentales adversos o efectos sobre
la reproducción y el desarrollo." (Q27E).
Una revisión de 1999 por parte del
Instituto Nacional de la Salud (National Institute of Health)
de Estados Unidos concluyó que:
"La evidencia científica que sugiere que la exposición
[a campos electromagnéticos de frecuencia industrial] supone
algún riesgo para la salud es débil." (Q27E).
Una revisión de 2001 elaborada por
el Consejo Nacional de Protección Radiológica (National
Radiation Protection Board, NRPB) del Reino Unido concluyó
que:
"Los estudios experimentales de laboratorio no han proporcionado
una buena evidencia de que los campos electromagnéticos de frecuencia
industrial sean capaces de producir cáncer, y los estudios epidemiológicos
tampoco sugieren que causen cáncer en general." (Q27H).
Los mayores estudios sobre leucemia
infantil y líneas eléctricas jamás realizados informaron en
1997-2000 de que no podían encontrar ninguna evidencia significativa
de una asociación entre líneas eléctricas y leucemia infantil
(Q19H, Q19J, Q19K). Por el
contrario, un par de estudios publicados en 2000 [C54, C57] informaron
de que si se combinaran todos los estudios en los que se pudo
medir o estimar el campo magnético, se podría encontrar una
asociación estadísticamente significativa entre leucemia infantil
y el promedio de campo más elevado.
Por otro lado, una serie de estudios
han mostrado que la exposición de animales durante toda su vida
a campos magnéticos de frecuencia industrial no produce cáncer
(Q16B).
En general, la mayoría de los científicos
consideran que la evidencia de que los campos de las líneas
eléctricas causen o contribuyan al cáncer es débil.
2)
¿Cuál es la diferencia entre la energía electromagnética asociada
a las líneas eléctricas y otras formas de energía electromagnética
como las microondas o los rayos X?
Los rayos X, la luz ultravioleta
(UV), la luz visible, los rayos infrarrojos (IR),
las microondas (MW), la radiación en radiofrecuencias
(RF) y los campos electromagnéticos de las instalaciones
eléctricas son todos parte del espectro electromagnético. Cada
parte del espectro electromagnético se caracteriza por su frecuencia
o su longitud de onda. La frecuencia y la longitud de onda están
relacionadas, de tal manera que cuando la frecuencia aumenta
la longitud de onda disminuye. La frecuencia es la velocidad
con la que un campo electromagnético completa un ciclo y se
da normalmente en hercios (Hz), siendo un 1 Hz equivalente
a 1 ciclo por segundo.
El
Espectro Electromagnético
|
|
Los campos de frecuencia industrial
en Estados Unidos varían 60 veces por segundo (60 Hz)
y tienen una longitud de onda de 5.000 km. La energía eléctrica
en el resto del mundo tiene una frecuencia de 50 Hz. Las emisiones
de radio en AM tienen una frecuencia alrededor de 10^6 (1.000.000)
Hz y una longitud de onda de alrededor de 300 m. Los hornos
de microondas tienen una frecuencia de 2,54 x 10^9 Hz y una
longitud de onda de, aproximadamente, 12 cm. Los rayos X tienen
frecuencias superiores a 10^15 Hz y longitudes de onda menores
de 100 nm.
En este documento de preguntas más
frecuentes se empleará el término "frecuencia industrial"
para referirse a las frecuencias de 50 y 60 Hz de corriente
alterna (AC) usada en los sistemas de energía eléctrica , y
el término "campo de frecuencia industrial" para referirse
a los campos eléctricos y magnéticos sinusoidales producidos
por líneas y aparatos eléctricos de 50 y 60 Hz. Se evitará la
expresión "CEM", campo electromagnético, ya que es un
término impreciso que se podría aplicar a muchos tipos de campos
diferentes y porque en física se utiliza desde hace mucho tiempo
para referirse a una magnitud totalmente distinta, la fuerza
electromotriz. Se evitarán también se evitarán los términos
"radiación electromagnética" y "radiación no-ionizante",
ya que las fuentes de frecuencia industrial no producen una
cantidad apreciable de radiación (Q5).
Los campos de frecuencia industrial
se denominan también campos de frecuencia extremadamente baja
(en inglés, ELF). Estrictamente, en ingeniería eléctrica se
denomina así a las frecuencias entre 30 y 300 Hz, pero el término
se usa a menudo en la literatura biológica y de salud laboral
para cubrir el rango de más de 0 Hz hasta 3.000 Hz (todo lo
que esté por encima de los campos estáticos y por debajo de
las radiofrecuencias).
3)
¿Por qué diferentes tipos de emisiones electromagnéticas producen
diferentes efectos biológicos?
La interacción del material biológico
con una emisión electromagnética depende de la frecuencia de
la emisión. Normalmente hablamos del espectro electromagnético
como si produjera ondas energéticas. Sin embargo, algunas veces,
la energía electromagnética actúa en forma de partículas más
que como ondas, especialmente a altas frecuencias. La naturaleza
de estas partículas es importante, porque es la energía por
partícula (o fotón, como se denominan estas partículas) la que
determina qué efectos biológicos tendrá la energía electromagnética
[A12].
A muy altas frecuencias, características
de la luz ultravioleta lejana y los rayos X (menos de 100 nm),
las partículas electromagnéticas (fotones) tienen suficiente
energía para romper los enlaces químicos. Esta ruptura de los
enlaces es conocida como ionización y a esta parte del espectro
electromagnético se le denomina ionizante. Los bien conocidos
efectos de los rayos X están asociados con la ionización de
las moléculas. A bajas frecuencias, como las de la luz visible,
radiofrecuencias y microondas, la energía de un fotón está muy
por debajo de la que es necesaria para romper los enlaces químicos.
Esta parte del espectro electromagnético se conoce como no ionizante.
Como la energía electromagnética no ionizante no puede romper
los enlaces químicos, no existe analogía entre los efectos biológicos
de la energía electromagnética ionizante y la no ionizante [A12].
Las emisiones de energía electromagnética
no ionizante pueden producir efectos biológicos. Muchos de los
efectos biológicos de la luz ultravioleta (UV), la luz visible
y de los infrarrojos (IR) dependen también de la energía del
fotón, pero están más relacionados con la excitación electrónica
que con la ionización, y no se producen a frecuencias inferiores
a la de la luz infrarroja (por debajo de 3 x 10^11 Hz). Las
radiofrecuencias y las microondas pueden causar efectos al inducir
corrientes eléctricas en los tejidos, lo cual produce calor.
La eficiencia con la cual una emisión electromagnética puede
inducir corrientes eléctricas, y por tanto producir calor, depende
de la frecuencia de la emisión y del tamaño y la orientación
del objeto que está siendo calentado. A frecuencias inferiores
a las utilizadas por la radio AM (alrededor de 10^6 Hz), las
emisiones electromagnéticas se acoplan débilmente con los cuerpos
humanos y de animales y, por lo tanto, son muy ineficientes
para inducir corrientes eléctricas y producir calor [A12].
De este modo, en términos de posibles
efectos biológicos, el espectro electromagnético se puede divididir
en cuatro partes (ver diagrama del espectro electromagnético):
- La parte ionizante, donde puede haber un
daño químico directo (rayos X, radiación ultravioleta
lejana).
- La parte no ionizante del espectro,
que puede subdividirse en:
- La parte de la radiación óptica, donde
puede darse la excitación del electrón (ultravioleta
cercano, luz visible y luz infrarroja)
- La parte donde la longitud de onda es
más pequeña que el cuerpo, y puede haber calentamiento
a través de corrientes inducidas (microondas
y ondas de radio de alta frecuencia).
- La parte donde la longitud de onda es
mucho mayor que el cuerpo, y el calentamiento por corrientes
inducidas ocurre en raras ocasiones (ondas de radio
de baja frecuencia, campos de frecuencia industrial
y campos estáticos).
4)
¿Cuál es la diferencia entre radiación electromagnética y campos
electromagnéticos?
En general, las fuentes electromagnéticas
producen tanto energía radiante (radiación) como no radiante
(campos). La radiación parte desde su fuente y continúa
existiendo incluso cuando se apaga la misma. Por el contrario,
existen algunos campos eléctricos y magnéticos alrededor de
una fuente electromagnética que no son proyectados al espacio,
y que dejan de existir cuando la fuente de energía se apaga.
El hecho de que la exposición a
los campos de frecuencia industrial se produzca a distancias
mucho más pequeñas que la longitud de onda de la radiación de
50-60 Hz tiene importantes implicaciones, ya que bajo estas
condiciones (llamadas de campo cercano), los campos eléctricos
y magnéticos pueden ser considerados como entidades independientes.
Esto difiere respecto a la radiación electromagnética, en la
que los campos eléctricos y magnéticos están unidos intrínsecamente.
5)
¿Producen radiación electromagnética las líneas eléctricas?
Para que una antena sea una fuente
eficiente de radiación debe tener una longitud comparable a
su longitud de onda. Las fuentes de frecuencia industrial son,
claramente, demasiado cortas comparadas con su longitud de onda
(5.000 km) para ser fuentes eficientes de radiación. Los cálculos
muestran que la potencia típica máxima radiada por una línea
eléctrica sería menor de 0,0001 microWatio/cm^2, comparado con
los 0,2 microWatios /cm^2 que la Luna llena deposita en la superficie
terrestre en una noche clara. El tema de si las líneas eléctricas
pueden producir radiación ionizante se trata en Q21B.
Esto no quiere decir que no haya
pérdidas de energía durante el transporte. Hay muchas pérdidas
de energía en las líneas eléctricas de transporte que no tienen
nada que ver con la "radiación" (en el sentido en que se usa
en la teoría electromagnética). Gran parte de la pérdida de
energía es consecuencia del calentamiento resistivo; en esto
difieren de las antenas de radio, en las que la energía se "pierde"
en el espacio en forma de radiación. Así mismo, hay muchas formas
de transmitir energía que no involucran radiación; los circuitos
eléctricos lo hacen todo el tiempo.
6)
¿Cómo pueden producir efectos biológicos las emisiones electromagnéticas
ionizantes?
Las radiaciones electromagnéticas
ionizantes llevan suficiente energía por fotón como para romper
los enlaces en el material genético de la célula, el ADN. Daños
importantes en el ADN pueden matar a las propias células, quedando
el tejido dañado o muerto. Daños menores en el ADN pueden provocar
cambios permanentes en las células que pueden conducir al cáncer.
Si estos cambios suceden en las células reproductoras pueden
originar cambios hereditarios (mutaciones). Todos los riesgos
conocidos para la salud humana por la exposición a la parte
ionizante del espectro electromagnético son el resultado de
la ruptura de los enlaces químicos en el ADN. A frecuencias
inferiores al ultravioleta lejano no hay daños en el ADN, porque
los fotones no tienen la suficiente energía para romper los
enlaces químicos. Existen normas de seguridad aceptadas para
prevenir daños significativos en el material genético de las
personas expuestas a la radiación electromagnética ionizante
[M2].
7)
¿Cómo pueden producir efectos biológicos las radiofrecuencias
y las microondas?
El principal mecanismo por el cual
las emisiones de radio y microondas producen efectos biológicos
es por calentamiento (efectos térmicos). Este calentamiento
puede matar células. Si mueren suficientes células se pueden
producir quemaduras y, posiblemente, otros daños permanentes
en los tejidos. Las células que no mueren por el calor vuelven
gradualmente a su estado normal cuando cesa el calentamiento;
no se conocen daños no letales permanentes en las células. En
un animal, pueden esperarse daños en los tejidos y otros efectos
inducidos térmicamente cuando la cantidad de energía absorbida
por el animal es similar, o excede, a la cantidad de calor generada
por los procesos corporales normales. Alguno de estos efectos
térmicos (ver también Q9)
son muy sutiles y no representan riesgos biológicos [A12].
Es posible producir efectos térmicos
incluso con bajos niveles de energía absorbida. Un ejemplo es
el fenómeno conocido como "oír las microondas"; son sensaciones
auditivas que una persona experimenta cuando su cabeza está
expuesta a microondas pulsadas, como las generadas por un radar.
El efecto de oír las microondas es térmico, pero puede observarse
con niveles energéticos muy bajos.
Como los efectos térmicos se deben
a las corrientes inducidas, no a los campos eléctricos o magnéticos
directamente, pueden ser producidos por campos de frecuencias
muy diferentes. Existen normas de seguridad aceptadas para prevenir
daños térmicos significativos en las personas expuestas a microondas
y ondas de radio (Q31C),
y también para personas expuestas a rayos láser, luz infrarroja
y ultravioleta [M3].
8)
¿Cómo pueden producir efectos biológicos los campos electromagnéticos
de frecuencia industrial?
Los campos eléctricos asociados
con las fuentes de frecuencia industrial existen siempre que
haya tensión, con independencia de que la corriente esté fluyendo,
o no. Estos campos eléctricos tienen poca capacidad de penetración
en edificios e incluso en la piel. Los campos magnéticos asociados
con las fuentes de frecuencia industrial existen sólo cuando
la corriente está fluyendo. Estos campos magnéticos son difíciles
de apantallar y penetran fácilmente en edificios y personas.
Como los campos eléctricos de frecuencia industrial no pueden
penetrar en el cuerpo, está ampliamente aceptado que cualquier
efecto biológico por exposición residencial a campos de frecuencia
industrial tiene que ser debido a la componente magnética del
campo, o a los campos eléctricos y corrientes que estos campos
magnéticos inducen en el organismo [A12].
El argumento de que los efectos
de los campos de frecuencia industrial tienen que ser debidos
a la componente magnética del campo ha sido objeto de debate
recientemente [A14].
En particular, King [F27]
ha argumentado que los campos eléctricos procedentes de líneas
eléctricas penetran en la mayoría de los edificios y que las
corrientes inducidas en el cuerpo por los campos eléctricos
de las líneas eléctricas puede ser mayor que las corrientes
inducidas por los campos magnéticos. Este tema se trata con
más profundidad en Q16G
y Q19L.
A frecuencias industriales la energía
del fotón es de 10^10 veces más pequeña que la necesaria para
romper incluso el más débil enlace químico. Sin embargo, existen
mecanismos bien establecidos mediante los cuales los campos
eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial podrían producir
efectos biológicos sin romper enlaces químicos [A12,
F3,
F23,
M6].
Los campos eléctricos de frecuencia industrial pueden ejercer
fuerzas en moléculas cargadas y no cargadas, y en las estructuras
celulares dentro de un tejido. Estas fuerzas pueden producir
movimiento de partículas cargadas, orientar o deformar estructuras
celulares, orientar moléculas dipolares o inducir voltajes a
través de las membranas celulares. Los campos magnéticos de
frecuencia industrial pueden ejercer fuerzas en estructuras
celulares, pero como los materiales biológicos son esencialmente
no magnéticos, estas fuerzas suelen ser muy débiles.
Los campos magneticos de frecuencia
industrial también pueden producir efectos biológicos a través
de los campos eléctricos que inducen en el organismo. Estas
fuerzas eléctricas y magnéticas se dan en presencia de la agitación
térmica al azar (ruido térmico) y el ruido eléctrico procedente
de muchas fuentes; y para producir cambios significativos en
un sistema biológico los campos aplicados deben, en general,
exceder con mucho los que existen en condiciones de exposición
residencial típicas [A12,
F3,
F17,
F23,
F34,
M6].
En general, los campos o corrientes
inducidas en el organismo por campos eléctricos o magnéticos
de frecuencia industrial son demasiado débiles para ser nocivos;
y las normas de seguridad establecidas están para proteger a
las personas de la exposición a campos de frecuencia industrial
que puedan inducir corrientes peligrosas [M4,
M5,
M6,
M8].
Estas normativas de seguridad para campos (al contrario de las
que protegen contra descargas por contacto con los conductores)
se establecen para limitar las corrientes inducidas en el cuerpo
a niveles por debajo de los que se dan de forma natural en el
cuerpo. Los bien conocidos riesgos de la energía eléctrica,
descargas y quemaduras, generalmente precisan que el sujeto
entre en contacto directo con un superficie cargada (por ejemplo,
un conductor cargado y el suelo), permitiendo que la corriente
pase directamente por el cuerpo.
9)
¿Producen las emisiones electromagnéticas no ionizantes efectos
térmicos y no térmicos?
En las discusiones sobre efectos
biológicos de las emisiones electromagnéticas no ionizantes
se hace a menudo una distinción entre efectos no térmicos y
térmicos. Esto se refiere al mecanismo del efecto: los efectos
no térmicos son resultado de una interacción directa entre el
campo y el organismo (por ejemplo, procesos fotoquímicos como
la visión y la fotosíntesis) y los efectos térmicos son resultado
del calentamiento (por ejemplo, calentamiento con hornos microondas
o luz infrarroja). Se ha informado de muchos efectos biológicos
de las emisiones electromagnéticas no ionizantes cuyos mecanismos
son totalmente desconocidos, y es difícil (y no muy útil) intentar
distinguir entre mecanismos térmicos y no térmicos para tales
efectos [A12].
10)
¿Qué niveles de campos de frecuencia industrial son habituales
en viviendas y lugares de trabajo?
En Estados Unidos los campos
magnéticos a menudo se siguen midiendo en Gauss (G) o
miliGauss (mG): 1.000 mG
= 1 G.
En el resto del mundo, y en
la comunidad científica, los campos magnéticos se miden en Teslas
(T): 10.000 G = 1 T
1 G = 100 microT (µT)
1 microT = 10 mG
En este documento de preguntas los
campos magnéticos se expresan en microT.
Los campos eléctricos se
miden en voltios/metro (V/m).
Las técnicas de medida se discuten
en Q29
y Q30.
Dentro de la calle (corredor o zona
de paso; en inglés, ROW) de una línea eléctrica de alta
tensión (115-765 kV, 115.000-765.000 voltios) los campos pueden
alcanzar 10 microT y 10.000 V/m. En el borde de la calle los
campos estarán entre 0,1-1,0 microT y 100-1.000 V/m. A diez
metros de una línea de distribución de 12 kV (12.000 voltios)
los campos estarán entre 0,2-1,0 microT y 2-20 V/m. Los campos
magnéticos dependen de la distancia, la tensión, el diseño y
la intensidad de corriente; los campos eléctricos solo se ven
afectados por la distancia, la tensión y el diseño (no por el
flujo de corriente) [F7].
Dentro de las viviendas los campos
pueden variar desde 150 microT y 200 V/m a pocos centímetros
de determinados electrodomésticos, hasta menos de 0,02 micro
T y 2 V/m en el centro de muchas habitaciones. Los electrodomésticos
que tienen los campos magnéticos más altos son aquéllos que
necesitan una alta intensidad de corriente (por ejemplo, aspiradoras,
hornos de microondas, lavadoras, lavavajillas, batidoras, abrelatas,
afeitadoras eléctricas) ) [F22].
Los relojes y radiorrelojes eléctricos, que se decía eran fuentes
importantes de exposición nocturna para los niños, no tienen
un campo magnético especialmente elevado (0,04-0,06 microT a
50 cm [F22]).
Los campos de los electrodomésticos disminuyen rápidamente con
la distancia. [F7,
F22].
De los electrodomésticos estudiados en casas británicas, sólo
los hornos microondas, las lavadoras, lavavajillas y abrelatas
generaban campos superiores a 0,2 microT medidos a 1 metro de
distancia [F22].
Como los campos eléctricos de las
líneas eléctricas tienen poca capacidad de penetrar en los edificios,
hay muy poca correlación entre campos eléctricos y magnéticos
dentro de las casas [C11,
C12].
En particular, mientras que los campos magnéticos en el interior
de edificios situados cerca de líneas eléctricas están aumentados,
los campos eléctricos no parecen ser igualmente elevados [C11,
C12].
Se han observado exposiciones laborales
superiores a 100 microT y 5.000 V/m (por ejemplo, en soldadura
al arco y montadores de cables). En los trabajos "eléctricos"
normales la exposición media varía desde 0,5 a 4 microT y 100-2.000
V/m [D19,
F7,
F11,
F16].
La exposición a campos eléctricos y magnéticos de frecuencia
industrial en ambientes laborales están muy poco correlacionadas
[F16].
Los trenes eléctricos también pueden
ser una importante fuente de exposición, puesto que los campos
de frecuencia industrial a la altura de los asientos en los
vagones de pasajeros puede llegar hasta 60 microT [F28].
11)
¿Pueden reducirse los campos de frecuencia industrial en viviendas
y lugares de trabajo?
Existen una serie de técnicas de
ingeniería que pueden utilizarse para reducir los campos magnéticos
producidos por líneas eléctricas, subestaciones, trasformadores
e incluso el cableado doméstico y los electrodomésticos de las
casas [F2,
F29].
Sin embargo, una vez que los campos se han generado, el apantallamiento
es muy difícil. Se pueden apantallar pequeñas áreas utilizando
Mu-metal (una aleación de niquel-hierro-cobre), pero es muy
caro. Areas más grandes pueden apantallarse con metales más
baratos, pero sigue siendo caro y, por lo general, su uso adecuado
requiere considerables conocimientos técnicos.
Aumentar la altura de las torres,
y por lo tanto la altura de los conductores por encima del nivel
del suelo, reducirá la intensidad del campo en el borde de la
calle [F2,
F29].
El tamaño, espaciamiento y configuración de los conductores
puede ser modificado para reducir los campos magnéticos, pero
este método tiene limitaciones desde el punto de vista de la
seguridad eléctrica. Si se instalan múltiples circuitos en el
mismo conjunto de torres también se reducirá el campo, aunque
ello requiere generalmente torres más altas. Otra manera de
reducir los campos magnéticos consiste en reemplazar líneas
de menor tensión por otras de mayor tensión.
Enterrar las líneas de transporte
puede reducir de forma substancial los campos magnéticos. Esta
reducción del campo magnético se debe a que las líneas subterráneas
utilizan goma, plástico o aceite como material aislante en lugar
de aire; esto permite que los conductores puedan situarse mucho
más juntos, produciéndose una mayor cancelación de las fases.
La reducción de los campos magnéticos en las líneas subterráneas
no se debe al apantallamiento. Construir líneas de alta tensión
subterráneas es muy caro, añadiendo costes que pueden superar
el millón de dólares por milla.
La reducción del campo magnético
al enterrar una línea aumenta con la distancia a la línea. En
el centro del pasillo de una línea el campo generado por una
línea enterrada puede ser superior que el generado por una línea
aérea [F29].
Por ejemplo, en una comparación entre una línea aérea y otra
subterránea de 400 kV [F29]
el campo en el centro del pasillo era de 25 microT en la aérea
y 100 microT en la subterránea, pero a 20 metros el campo era
10 microT para la aérea y 1-2 microT para la subterránea.
Diferentes métodos de cableado del
hogar pueden afectar de manera apreciable a los campos magnéticos
dentro de las casas. Por ejemplo, el antiguo sistema de cableado
de las casas en Estados Unidos, de tubo y lazo, produce mayores
campos que los métodos modernos en los que los cables se instalan
mucho mas juntos; los campos son menores porque los conductores
están mas cerca y hay una mayor compensación de fases. Otras
estrategias para reducir los campos del cableado doméstico consisten
en intentar evitar los bucles de tierra, y ocuparse de cómo
están cableados los circuitos con múltiples interruptores. En
general, las instalaciones que se hacen de acuerdo a los códigos
de cableado eléctrico modernos tendrán un campo magnético menor.
12)
¿Qué se sabe sobre la relación entre las calles de las líneas
eléctricas y las tasas de cáncer?
Algunos estudios han informado que
los niños que residen cerca de ciertos tipos de líneas eléctricas
(líneas de distribución de alta intensidad y líneas de transporte
a alta tensión) tienen tasas de leucemia [C1,
C6,
C12,
C19,
C45,
C46],
de tumores cerebrales [C1,
C6]
y/o tasa global de cáncer [C5,
C17]
más alta que la media. Las correlaciones no son fuertes y, en
general, los estudios no han mostrado una relación dosis-respuesta.
Cuando se miden realmente los campos de frecuencia industrial,
la asociación generalmente desaparece [C6,
C12,
C19,
C35,
C44].
Muchos otros estudios no han mostrado ninguna correlación entre
residir cerca de las líneas eléctricas y riesgo de leucemia
infantil [C3,
C5,
C9,
C10,
C16,
C17,
C33,
C35,
C44,
C45,
C48,
C51,
C53],
tumores cerebrales infantiles [C5,
C9,
C16,
C17,
C19,
C28,
C29,
C33]
o tasa global de cáncer infantil [C16,
C19,
C33].
Todos, excepto uno, los estudios
más recientes sobre líneas y leucemia o tumores cerebrales infantiles
[C28,
C29,
C33,
C35,
C43,
C44]
han fracasado en encontrar asociaciones significativas. La excepción
es un estudio canadiense [C45,
C46]
que mostraba una asociación entre la incidencia de leucemia
infantil y algunas medidas de la exposición (ver una discusión
completa en Q19J).
Con dos excepciones [C2,
C32],
todos los estudios sobre correlaciones entre cáncer en adultos
y residir cerca de líneas eléctricas han sido negativos [C4,
C7,
C9,
C13,
C18,
C21,
C31,
C32,
C38,
C40,
C47].
Las excepciones son Wertheimer y Leeper [C41],
quienes informaron de un exceso la tasa global de cáncer y de
tumores cerebrales, pero no de leucemia; y Li y col. [C33]
que hallaron un exceso de leucemia, pero no de cáncer de mama
o tumores cerebrales.
13)
¿Es alto el "riesgo de cáncer" asociado con residir junto a
una línea eléctrica?
El exceso de cáncer encontrado en
los estudios epidemiológicos se cuantifica normalmente con un
número llamado riesgo relativo
(RR). Este es el riesgo de que una persona "expuesta"
tenga cáncer dividido por el riesgo de que una persona "no expuesta"
tenga cáncer. Como nadie está "no expuesto" a campos de frecuencia
industrial, la comparación se realiza en realidad entre personas
con alto nivel de exposición frente a personas con bajo nivel
de exposición. Un riesgo relativo de 1,0 significa que no hay
efecto, un riesgo relativo de menos de 1,0 significa un riesgo
menor en los grupos expuestos, y un riesgo relativo de más de
1,0 significa un incremento de riesgo en los grupos expuestos.
Los riesgos relativos normalmente se dan con un intervalo de
confianza del 95%. Estos intervalos de confianza del 95% casi
nunca se ajustan para múltiples comparaciones (Q21E),
aun cuando se estudien múltiples tipos de cáncer y múltiples
índices de exposición (Ver Olsen y col. [C17],
Fig. 2, para un ejemplo de un ajuste para comparaciones múltiples).
13A)
¿Cuál es el riesgo de cáncer en general?
No es posible realizar una revisión
sencilla de la epidemiología, porque las técnicas epidemiológicas
y los métodos de evaluación de la exposición en los distintos
estudios son muy diferentes. Se ha intentado el meta-análisis
[A7, B3, B5, B9, B12, B18, C54, C57], un método
para combinar distintos estudios [L15], pero los
resultados son problemáticos debido a la falta de consenso sobre
la mejor forma de medir la exposición. Los meta-análisis también
tienden a quedarse obsoletos bastante pronto. Un meta-análisis
de 1999 sobre cáncer infantil [B18], por ejemplo,
ya no incluía los cuatro grandes estudios de 1999 cuando se
publicó.
La siguiente tabla resume los riesgos
relativos (RR) de los estudios de exposición residencial.
Tipo de cáncer |
Número de
estudios |
Mediana
de RRs |
Rango
de RRs |
Leucemia infantil |
20 |
1,25 |
0,80-2,00 |
Tumor cerebral infantil |
9 |
1,20 |
0,80-1,70 |
Linfoma infantil |
8 |
1,80 |
0,80-4,00 |
Tasa global de cáncer infantil |
7 |
1,30 |
0,90-1,60 |
Leucemia en adultos |
6 |
1,15 |
0,85-1,65 |
Tumor cerebral en adultos |
5 |
0,95 |
0,70-1,30 |
Tasa global de cáncer en adultos |
8 |
1,10 |
0,80-1,35 |
Como base de comparación, la tasa
de incidencia de cáncer en adultos, ajustada para la edad, en
Estados Unidos es de 3 por 1.000 por año para todos los tipos
de cáncer (es decir, un 0,3% de la población desarrolla un cáncer
en un año dado), y de 1 por 10.000 por año para la leucemia.
13B)
¿Cuál es el riesgo de leucemia infantil?
Gran parte de la atención pública
y científica se ha centrado en la leucemia infantil, prestando
menos atención a la leucemia en adultos, tumores cerebrales
en niños y en adultos, linfomas y tasa global de cáncer infantil
(ver la tabla de Q13A).
Los estudios originales que sugirieron una asociación entre
líneas eléctricas y cáncer infantil utilizaron una combinación
del tipo de cableado y la distancia a la vivienda como medida
sustitutoria de la exposición, un sistema denominado "código
de cables" [C1,
C3,
C6].
Otros estudios han utilizado la distancia a las líneas de transporte
o subestaciones como medida de la exposición, y algunos estudios
han utilizado campos medidos en el momento o campos históricos
calculados. En general, los diferentes métodos para evaluar
la exposición no están bien correlacionados ni entre sí ni con
los campos medidos en el momento; ninguna de estas medidas de
la exposición es manifiestamente superior, y ninguna es utilizada
por la totalidad de los principales estudios (ver figura siguiente).
Históricamente, una de las características
más enigmáticas de los estudios de leucemia infantil era que
la correlación de la exposición con la incidencia del cáncer
parecía ser mayor cuando el código de cables o la proximidad
a las líneas eléctricas se utilizaba como medida de la exposición,
más que cuando los campos eran medidos directamente en las casas
(ver figura siguiente). Esto ha llevado a sugerir que la asociación
de cáncer infantil con residir cerca de líneas eléctricas podría
ser debida a un factor distinto al campo de frecuencia industrial.
Por ejemplo, se ha sugerido que el nivel socioeconómico podría
ser un factor de confusión, ya que está relacionado con el riesgo
de cáncer, y los grupos "expuestos" y "no expuestos" en algunos
estudios pueden ser de niveles socioeconómicos distintos. Esto
es particularmente importante en los estudios de exposición
residencial en Estados Unidos que se basan en los códigos de
cables, puesto que los tipos de código de cables relacionados
con cáncer infantil se encuentran fundamentalmente en barrios
más viejos y pobres, y/o en barrios con una alta proporción
de casas alquiladas [A7,
C20,
C25].
Sin embargo, en 1997 y 1999, los mayores estudios realizados
hasta la fecha sobre líneas eléctricas y leucemia infantil [C35,
C44]
no encontraron ninguna asociación entre leucemia y código de
cables o campos medidos; y los más recientes estudios sobre
tumores cerebrales [C28,
C29]
no han hallado ninguna relación con código de cables. Estos
últimos estudios indican que la "paradoja del código de cables"
no existe realmente.
La figura siguiente muestra la variedad
de objetivos utilizados en los estudios de leucemia infantil.
Debido a la falta de consenso sobre el parámetro de medida de
la exposición correcto, y a la falta de un parámetro de medida
de la exposición común a la mayoría de los estudios, no se puede
hacer un resumen sencillo de la epidemiología. Los intentos
de hacer una revisión se han frustrado por el hecho de que no
se puede realizar un único análisis. En su lugar, se obtienen
un grupo de análisis basados en diferentes definiciones de exposición,
la mayoría de los cuales excluyen algunos estudios, y ninguno
de los cuales puede ser considerado como el mejor. Por ejemplo,
una revisión realizada en 1997 por el Consejo Nacional de Investigación
[de la Academia Nacional de las Ciencias] de Estados Unidos
[A7]
llevó a cabo un complejo meta-análisis y concluyó que: "los
códigos de cables están asociados con un incremento estadísticamente
significativo en, aproximadamente, un factor 1,5 de leucemia
infantil". Esta conclusión está basada en sólo uno de los ocho
diferentes meta-análisis sobre leucemia infantil llevados a
cabo por el comité del Consejo Nacional de Investigación, un
análisis que excluía siete de los once estudios y utilizaba
un punto de corte arbitrario para definir quien estaba expuesto.
Un segundo análisis de los mismos cuatro estudios utilizó un
punto de corte superior y encontró un pequeño aumento no significativo.
Los otros seis análisis realizados por el comité del Consejo
Nacional de Investigación dieron riesgos relativos que variaban
entre 0,8 y 1,7.
Los estudios de leucemia infantil
en su conjunto no muestran una asociación consistente entre
residir cerca de líneas eléctricas e incidencia de leucemia.
Sin embargo, un par de estudios
publicados en 2000 [C54, C57] hallaron
que si se combinaban algunos estudios eligiendo ciertos parámetros
de la exposición, parece haber un incremento del riesgo de leucemia
en el grupo más expuesto:
- En el primero de los análisis de los datos
combinados, Ahlbom y col. [C54]
informaron de que si se combinaban los 9 estudios que incluyeron
medidas durante mucho tiempo del nivel de campo magnético,
se hallaba una asociación estadísticamente significativa
(riesgo relativo = 2) de leucemia infantil en los niños
con una exposición promedio de 0,4 microT o superior. Para
los niños con una exposición promedio inferior no se hallaba
ningún aumento del riesgo de leucemia infantil en el estudio
combinado. Campos magnéticos promedio por encima de 0,4
microT se encuentran en alrededor del 0,8% de las viviendas
[C54].
Si se toma el análisis literalmente, entonces la exposición
a campos magnéticos de frecuencia industrial podría ser
responsable de alrededor del 1% de las muertes por leucemia
infantil (es decir, 6-8 casos al año en Estados Unidos).
- En el segundo de los análisis combinados
de los datos, Greenland y col. [C57]
informaron de que si se combinaran los 15 estudios en los
que se midió el campo magnético (o se estimó), se encuentra
una asociación estadísticamente significativa (riesgo relativo
= 1,7) de leucemia infantil en los niños con una exposición
promedio de 0,3 microT o superior. Para los niños con una
exposición promedio inferior no se hallaba un aumento significativo
de leucemia infantil en los estudios combinados. Según los
autores, estos datos indican que la exposición a campos
magnéticos de frecuencia industrial podría ser responsable
del 0,8% de las muertes por leucemia infantil en Estados
Unidos.
Riesgo
Relativo de Leucemia Infantil
|
|
Riesgo relativo (RR) de leucemia infantil
y exposición a los campos generados por las líneas eléctricas.
Los riesgos relativos se muestran con un intervalo de
confianza del 95% y el número esperado de casos expuestos
(una medida de la potencia estadística del estudio) se
muestra entre paréntesis. Cuando los autores han usado
más de un punto de corte para la exposición se muestra
el mayor de ellos con más de 5 casos expuestos. El resumen
ponderado valora cada estudio sobre la base del número
de casos expuestos, y considera todas las medidas de exposición
de forma equivalente. Los datos agrupados para los años
1980-1994 provienen de Moulder [A12]. |
14)
¿A qué distancia tiene que estar una línea eléctrica para considerarse
expuesto a campos de frecuencia industrial?
Los estudios que muestran una relación
entre cáncer y líneas eléctricas no proporcionan ninguna guía
consistente sobre qué distancia o nivel de exposición está asociado
con un incremento en la incidencia de cáncer. Los estudios han
utilizado una amplia variedad de técnicas para medir la exposición,
y difieren en el tipo de líneas que han estudiado. Los estudios
en Estados Unidos se han basado principalmente en líneas de
distribución local, mientras que en los estudios europeos se
han basado estrictamente en líneas de transporte de de energía
a alta tensión y/o transformadores.
Medidas de campo: Diversos
estudios han medido campos de frecuencia industrial en domicilios
[C6, C7, C12, C19, C21, C29, C34, C35, C44, C45, C46, C59]. Se han realizado
tanto medidas puntuales y de pico como promedios a lo largo
de 24 horas y 48 horas. Dos de los estudios [C46, C59] que utilizan
medidas del campo han mostrado una relación estadísticamente
significativa entre exposición y leucemia infantil. Ningún otro
tipo de cáncer, tanto en adultos como en niños, ha sido asociado
a campos medidos.
Un informe publicado en 2000 [C54] calculaba
que si se combinaban todos los estudios que incluyeron medidas
del campo magnético durante mucho tiempo, se encuentra una asociación
estadísticamente significativa para niños con una exposición
promedio durante 24-48 horas de 0,4 microT o superior. Un segundo
estudio publicado en 2000 [C57] informaba
de que si se combinaban todos los estudios que incluyen estimaciones
o medidas del campo magnético, se halla una asociación estadísticamente
significativa para niños con una exposición de 0,3 microT o
superior. Para niños con una exposición promedio inferior no
se observaba una elevación significativa de leucemia infantil
en ninguno de los análisis combinados.
Proximidad a las líneas:
Muchos estudios han utilizado la distancia entre la línea y
las viviendas como medida de los campos de frecuencia industrial
[C4, C5, C9, C10, C13, C19, C20a, C21, C32, C33, C53, C58]. Cuando algo
que podemos medir (la distancia a la línea) se utiliza como
un índice de lo que realmente queremos medir (el campo magnético),
lo denominamos "medida sustitutoria o subrogada ". Tres [C5, C19, C32] de los doce
estudios que han utilizado la distancia a las líneas como una
medida sustitutoria de la exposición han mostrado una relación
entre proximidad a las líneas y cáncer. Los más importantes
son un estudio en niños [C19] que mostró
un incremento en la incidencia de leucemia infantil en viviendas
situadas a menos de 50 m de las líneas de transporte a alta
tensión, y un estudio en adultos [C32] que mostró
un incremento en la incidencia de leucemia en viviendas situadas
a menos de 100 metros de líneas de transporte a alta tensión.
El estudio más amplio sobre proximidad a líneas eléctricas y
cáncer infantil no encontró ninguna asociación con ningún tipo
de cáncer en niños que viven a menos de 50 metros de líneas
eléctricas o subestaciones [C58].
Dependiendo del tipo de línea y
su intensidad de corriente, el campo magnético generado por
la línea eléctrica llega a ser menor que el que produce una
vivienda típica a una distancia de 20-70 metros.
Código
de cables (o configuración de cables): Los estudios originales
sobre líneas eléctricas en Estados Unidos usaban una combinación
del tipo de cable (distribución frente a transporte, número
y grosor de cables) y la distancia de los cables a la vivienda
como medida sustitutoria de la exposición [C1,
C2,
C3,
C6,
C7,
C12,
C28,
C29,
C35,
C44,
C45,
C46].
Esta técnica se conoce como "código de cables" [F21].
Tres estudios que han utilizado el código de cables [C1,
C6,
C12]
han informado de una relación entre cáncer infantil y el código
"configuración de alta intensidad". Dos de estos estudios [C6,
C12]
no consiguieron encontrar una relación entre exposición y cáncer
cuando se hicieron mediciones reales; el tercer estudio [C1]
no hizo medidas reales. Los estudios más recientes sobre códigos
de cables y cáncer infantil [C28,
C29,
C35,
C44,
C45,
C46]
no han encontrado asociaciones significativas.
Los códigos de cables son estables
a lo largo del tiempo [F6],
pero no se correlacionan bien con los campos medidos [A7,
F6,
F7,
F10,
F21].
El esquema de código de cables se desarrolló para áreas urbanas
de Estados Unidos, y no es fácilmente aplicable en otros países.
Se ha sugerido que los códigos de cables pueden ser una medida
más apropiada para estimar los campos magnéticos a largo plazo
que las medidas reales, pero los análisis han mostrado que esto
es poco probable [A7,
F21].
Un problema más serio cuando se utiliza el código de cables
para estimar la exposición al campo magnético es que el código
de cables se correlaciona fuertemente con cosas que no tienen
nada que ver con el campo magnético (como la antigedad de la
vivienda, densidad de tráfico y nivel socioeconómico) [C40].
Campos históricos calculados:
Muchos estudios recientes (Q19)
han utilizado las bases de datos de las empresas eléctricas
y mapas para calcular qué campos habrían sido generados en el
pasado por líneas eléctricas de alta tensión [C16,
C17,
C19,
C21,
C26a,
C31,
C32,
C33,
C44].
Normalmente, se utiliza como medida de exposición el campo calculado
en el momento del diagnóstico o el campo promedio para un número
de años previos al diagnóstico. Estas exposiciones calculadas
excluyen explícitamente las contribuciones de otras fuentes,
tales como líneas de distribución, cableado doméstico o electrodomésticos.
No hay forma de comprobar la exactitud de los campos históricos
calculados. Ver Jaffa y col. [F36]
para una discusión de algunas de las razones para cuestionar
la exactitud de estos cálculos.
15)
¿Qué se sabe sobre la relación entre trabajos eléctricos y tasas
de cáncer?
Varios estudios han publicado que
las personas que trabajan en algunas profesiones eléctricas
tienen una tasa más alta de lo que cabría esperar de algunos
tipos de cáncer. Los estudios originales [D1,
D2]
analizaron sólamente leucemia. Algunos estudios posteriores
también incluyeron tumores cerebrales, linfoma y/o cáncer de
mama. Al igual que en los estudios residenciales, hay muchos
estudios negativos, correlaciones débiles y relaciones dosis-respuesta
inconsistentes. Además, muchos de esos estudios están basados
en categorías laborales, no en exposiciones medidas.
El meta-análisis [L15]
de los estudios laborales es todavía mas difícil que para los
residenciales. Primero, se utilizan varias técnicas epidemiológicas,
y no se deberían combinar estudios que utilizan diferentes técnicas.
Segundo, se utiliza una amplia gama de definiciones de "trabajos
eléctricos", y muy pocos estudios miden realmente la exposición.
Por último, no hay consenso sobre la forma apropiada de medir
la exposición. La siguiente tabla resume los riesgos relativos
(RR) de los estudios de exposición laboral.
Tipo de cáncer |
Número de
estudios |
Mediana
de RRs |
Rango
de RRs |
Leucemia (todos los estudios) |
unos 40 |
1,20 |
0,80-2,25 |
Tumores cerebrales |
unos 30 |
1,15 |
0,90-2,00 |
Linfoma |
unos 12 |
1,20 |
0,90-1,80 |
Pulmón |
unos 15 |
1,05 |
0,65-1,45 |
Cáncer de mama en mujeres |
unos 10 |
1,10 |
0,85-1,50 |
Cáncer de mama en hombres |
unos 10 |
1,25 |
0,65-2,80 |
Tasa global de cáncer |
unos 15 |
1,05 |
0,85-1,15 |
Ver Q19 para una discusión
más detallada de los estudios recientes [también B11, B12, B13, B17, B19, B20].
16)
¿Indican los estudios de laboratorio que los campos de frecuencia
industrial pueden producir cáncer?
A pesar de que todavía se conoce
poco sobre las causas de cánceres específicos, se comprenden
lo suficientemente bien los mecanismos de la carcinogénesis
como para que los estudios celulares y en animales puedan proporcionar
información relevante para determinar si un agente causa o contribuye
al cáncer [A8,
A9,
A12,
A13,
K5,
L26,
L28].
Actualmente, la investigacion indica que la carcinogénesis es
un proceso en varias fases causado por una serie de daños en
el material genético de las células. No es sorprendente que
este modelo se conozca como "Modelo de carcinogénesis de
múltiples etapas".
El
Modelo de Carcinogénesis de Múltiples Etapas
|
|
Este modelo reemplaza un modelo
anterior, llamado de iniciación-promoción . El modelo
de iniciación-promoción proponía que la carcinogénesis era un
proceso en dos fases, siendo la primera un daño genotóxico (llamado
iniciación) y la segunda un suceso no genotóxico (llamado
promoción). Ahora está claro que este modelo en dos fases
era demasiado simple. En particular, está claro que en muchos
cánceres (si no en todos) suceden múltiples alteraciones genotóxicas;
y que no en todos los tipos de cáncer debe haber promoción.
Nuestra comprensión actual del cáncer
dice que se inicia con un daño a la información genética de
la célula (el ADN). Los agentes que originan tal daño se denominan
genotoxinas. Es muy poco probable que un único daño genético
produzca un cáncer; parece que se requieren una serie de daños
genéticos. Los cancerígenos genotóxicos pueden no tener un umbral
para ejercer su efecto; es decir, cuando se va bajando la dosis
de la genotoxina el riesgo de inducción de cáncer se va haciendo
más pequeño, pero puede no llegar a ser cero nunca. Las genotoxinas
pueden afectar a muchos tipos de células, y pueden causar más
de un tipo de cáncer. Por lo tanto, el que haya evidencia de
la genotoxicidad de un agente a cualquier nivel de exposición,
en cualquiera de los tests reconocidos de genotoxicidad, es
importante para evaluar su potencial cancerígeno en las personas
[A8,
A9,
A12,
A13,
L26,
L28].
Existen muchas formas de medir la
genotoxicidad. Se pueden realizar estudios de personas profesionalmente
expuestas para ver si hay daños genotóxicos en las células
blancas de la sangre (Q16A).
Se pueden hacer estudios en animales para ver si la exposición
causa cáncer, mutaciones o daño cromosómico (Q16B).
Se pueden hacer estudios celulares para detectar daño
cromosómico o al ADN (Q16C)
o transformación celular neoplásica (Q16D).
Al revisar la literatura sobre genotoxicidad se incluyen tanto
estudios en mamíferos como en no mamíferos. Se ha cubierto un
amplio rango de exposiciones, ya que cualquier evidencia de
genotoxicidad en cualquier sistema expuesto a cualquier tipo
similar de campo podría ser relevante para la cuestión de la
carcinogénesis.
Existen muchas pruebas de laboratorio
que pueden usarse para buscar evidencias de actividad genotóxica:
Pruebas
de laboratorio para actividad genotóxica
Prueba |
Descripción |
Inducción de cáncer (in
vivo) |
Analiza el incremento de cáncer
en animales. Se expone a los animales a un agente durante
un largo periodo de tiempo (a menudo toda la vida) y se
analiza si hay un aumento de la tasa de cáncer. |
Mutagénesis (in vivo) |
Analiza cambios en el material
genético de óvulos o espermatozoides, que se pueden transmitir
a la descendencia. Se expone a los animales al agente,
luego se aparean y se analiza su descendencia buscando
defectos hereditarios. Otras veces se analiza la descendencia
por si hubiese cambios en la tasa de sexos, ya que las
mutaciones tienen mayor probabilidad de matar machos que
hembras. |
Mutagénesis (in vitro) |
Analiza cambios en el material
genético de las células que pueden ser transmitidos a
la progenie (células hijas). Se exponen las células al
agente y se analizan los cambios hereditarios en la progenie. |
Intercambio de cromátides hermanas,
SCE (in vivo o in vitro) |
Analiza la presencia de roturas
y reorganización de trozos de cromosomas. El análisis
se puede aplicar a células blancas de la sangre de organismos
expuestos (incluyendo personas) o a células expuestas
en cultivo. |
Formación de micronúcleos (in
vivo o in vitro) |
Analiza la presencia de trozos
de cromosomas que aparecen sueltos como consecuencia de
daño al material genético de la célula. La prueba puede
aplicarse a células blancas de la sangre de organismos
expuestos (incluyendo personas) o a células expuestas
en cultivo. |
Roturas de hebras de ADN (in
vivo o in vitro) |
Analiza la presencia de roturas
en el material genético de las células (el ADN), en contraposición
a las roturas en los cromosomas. |
Transformación celular (in
vitro) |
Analiza si las células que
crecen en cultivo sufren cambios cuando se exponen a un
agente que asemeja su respuesta a un cancerígeno. Estos
cambios incluyen: pérdida de la inhibición de crecimiento
dependiente de la densidad (pérdida de la "inhibición
de contacto") que hace que las células se apilen ("formación
de focos"), y adquisición de la capacidad de crecer en
agar blando ("crecimiento independiente del anclaje"). |
También parece que los agentes no
genotóxicos (epigenéticos) pueden contribuir al desarrollo
del cáncer, aunque no sean capaces de originarlo por sí solos.
Los agentes epigenéticos (carcinógenos no genotóxicos)
afectan indirectamente a la carcinogénesis al aumentar la probabilidad
de que otros agentes causen un daño genotóxico, o que el daño
genotóxico causado por otros agentes desemboque en un cáncer.
Por ejemplo, un agente epigenético puede inhibir la reparación
de un daño potencialmente genotóxico, puede afectar al ADN de
tal forma que lo haga más vulnerable a agentes genotóxicos,
puede permitir que una célula con daño genotóxico sobreviva,
o puede estimular la división celular en una célula con un daño
genotóxico que antes no se dividía [A8,
A9,
A12,
L26,
L28].
Los efectos de los agentes epigenéticos
pueden ser específicos para cada tejido y especie, y existe
evidencia de que los agentes epigenéticos tienen un umbral para
sus efectos. Por lo tanto, en lo que respecta a su relevancia
para la carcinogénesis humana, la evidencia de que un agente
tiene actividad epigenética debe ser evaluada cuidadosamente
bajo condiciones de exposición reales. Esto es importante para
el tema del posible riesgo de cáncer debido a campos de frecuencia
industrial, ya que la evidencia, en la medida que pudiera implicar
a estos campos, sugiere un mecanismo epigenético más que genotóxico
[A9,
L26,
L28].
Los promotores son un tipo específico
de agentes epigenéticos. En un análisis clásico de promoción
se expone a los animales a una genotoxina conocida, a una dosis
que producirá cáncer en algunos, pero no en todos los animales.
Otro grupo de animales se exponen a la genotoxina más el agente
que se desea evaluar si tiene actividad promotora. Si el agente
más la genotoxina provoca más cánceres que la genotoxina sóla,
entonces el agente es un promotor. Los estudios de promoción
se tratan en Q16E.
Algunos estudios celulares son relevantes para el potencial
cancerígeno de los agentes, pero no son análisis clásicos de
genotoxicidad ni de promoción. Por ejemplo, se han usado sistemas
celulares para analizar si un agente aumenta la actividad de
una genotoxina conocida, o si un agente inhibe la reparación
del daño del ADN. Estos estudios celulares de actividad epigenética
pueden contemplarse como los equivalentes a un estudio de
promoción y se tratan en Q16D
y Q16F.
Nota: La mayoría de los agentes
que se sabe que son cancerígenos para humanos son genotoxinas;
y todavía no se ha identificado el papel de cancerígenos epigenéticos
en la leucemia o los tumores cerebrales, los tipos de cáncer
más comúnmente asociados en los estudios epidemiológicos con
la exposición a campos de frecuencia industrial.
16A)
¿Muestran los campos de frecuencia industrial actividad genotóxica
en seres humanos?
En estudios que bordean la frontera
entre epidemiología y laboratorio se pueden analizar las células
blancas de la sangre (linfocitos) de trabajadores expuestos
laboralmente a un agente en busca de aberraciones cromosómicas,
intercambio de cromátides hermanas (SCE) o formación
de micronúcleos. La interpretación de estos estudios es compleja,
ya que todos tiene los mismos problemas de estimación de la
dosis, factores de confusión y sesgos que caracterizan a los
estudios epidemiológicos. Se han publicado algunos estudios
de este tipo [E2,
E3,
E5,
E11,
E12,
E13,
E14].
A primera vista estos estudios parecen muy contradictorios,
algunos estudios muestran efectos significativos y otros no.
Un aspecto estadístico de gran importancia
que debe tenerse en cuenta es que todos los estudios analizan
múltiples objetivos y subgrupos, creando un enorme problema
de comparaciones múltiples (Q21E).
Skyberg y col. [E12],
por ejemplo, observaron daño cromosómico en trabajadores expuestos;
pero este incremento se encontró sólamente en un sugbgrupo,
y sólo en una de varias pruebas, y tiene un valor de p
de sólo 0,04. Con cualquier ajuste para comparaciones múltiples,
la significación estadística del efecto genotóxico observado
por Skyberg y col. desaparece. El problema de las comparaciones
múltiples también es aplicable a los hallazgos de Valjus y col.
[E11].
Incluso con los problemas de las
comparaciones múltiples, se pueden apreciar varios hechos. Los
efectos observados se dan predominantemente en fumadores, grupo
donde es de esperar un aumento de anomalías cromosómicas. Los
efectos también se ven predominantemente en trabajadores expuestos
a descargas eléctricas (las descargas eléctricas son fenómenos
exclusivos de ambientes eléctricos con fuentes de alta tensión,
donde los campos eléctricos alcanzan intensidades de hasta 20
kV/m, y las densidades de corriente corporales pueden alcanzar
varios amperios). Finalmente, los aumentos referidos se limitan
a aberraciones cromosómicas, sin efecto sobre el intercambio
de cromátides hermanas (SCE); esto es algo sorprendente, ya
que el análisis de SCE se considera generalmente más sensible
a agentes genotóxicos que el análisis de aberraciones cromosómicas.
En resumen, los estudios
citogenéticos de trabajadores expuestos a campos eléctricos
y magnéticos intensos de frecuencia industrial no proporcionan
una evidencia consistente de que estos campos sean genotóxicos.
Los indicios de efectos genotóxicos, no replicados, quedan confinados
a fumadores, ex-fumadores, y a trabajadores expuestos a descargas
eléctricas.
16B)
¿Producen los campos de frecuencia industrial cáncer en animales?
Estudios de carcinogénesis animal:
Hasta 1997 la mayor carencia en el área de los estudios de genotoxicidad
llevados a cabo con campos de frecuencia industrial era que
se habían publicado relativamente pocos sobre animales completos
expuestos durante largo tiempo.
Bellossi y col. [G14]
expusieron ratones con predisposición a desarrollar leucemia
a campos de 6.000 microT durante 5 generaciones (toda su vida)
y no encontraron efectos en la tasa de leucemias; sin embargo,
este estudio usaba campos pulsados de 12 y 460 Hz, así que la
relevancia para los campos de frecuencia industrial no está
muy clara.
Rannug y col. [G23]
informaron que la exposición de ratones durante 2 años a campos
de 50 y 500 microT no incrementaba significativamente la incidencia
de tumores de piel, pulmón o leucemias.
Beniashvili y col. [G16]
observaron que la exposición de ratones durante 2 años a 20
microT producía un aumento en la incidencia de tumores de mama.
Sin embargo, el estudio sólo se ha publicado de forma preliminar,
con información incompleta sobre las condiciones de exposición
y del diseño experimental.
Fam y Mikhail [G53]
observaron que ratones expuestos durante 3 generaciones a un
campo de 24.000 microT incrementaba la incidencia de linfomas.
Los experimentos no se realizaron de forma ciega (es decir,
los experimentadores sabían qué animales habían sido expuestos
y cuáles no) y los controles no vivían en las mismas condiciones
que los animales expuestos. Cuando estos datos se presentaron
en conferencias científicas se suscitaron dudas con factores
como ruido, hipertermia (sobrecalentamiento) y vibraciones.
En 1997, Yasui y col. [G66]
informaron que no hay un incremento en la incidencia de cáncer
y en la mortalidad en ratas macho y hembra tras 2 años de exposición
a campos de 500 y 5.000 microT a 50 Hz. Además de no encontrar
variaciones en las tasas globales de cáncer, no observaron diferencias
en las tasas individuales de cáncer, incluyendo leucemia, linfoma,
cáncer del sistema nervioso central y cáncer de mama.
También en 1997, Mandeville y col.
[G67]
informaron que exposiciones de 2 años a campos de 60 Hz de 2,
20, 200 ó 2.000 microT no tenían efecto en la supervivencia,
incidencia de leucemia o incidencia de tumores sólidos en ratas
hembra. Además de no encontrar cambios en la tasa global de
supervivencia o incidencia de cáncer, Mandeville y col. no encontraron
ninguna prueba de una tendencia en la supervivencia o incidencia
de cáncer relacionada con la dosis.
En 1998, Harris y col. [G70]
hallaron que la exposición a campos de 1, 100 ó 1.000 microT
a 50 Hz durante 1,5 años en ratones con predisposición a desarrollar
linfoma no tenía efecto en la incidencia de linfomas. Además
de probar con exposición continua, Harris y col. también mostraron
que la exposición de ratones a campos intermitentes (15 minutos
encendido, 15 minutos apagado) de 1.000 microT no tenía ningún
efecto en la incidencia de linfomas. McCormick y col. [G36]
informaron de resultados similares. Esto es interesante, porque
estos estudios utilizan el mismo modelo animal con el cual Repacholi
y col. (Radiation Research, 1997) observaron que la exposición
a radiofrecuencias de 900 MHz producía un incremento en la incidencia
de linfoma.
También en 1998-1999, el Programa
Nacional de Toxicología de Estados Unidos (U.S. National Toxicology
Program, NTP) ha informado que la exposición de ratones
(McCOrmick y col. [G72b])
y ratas (Boorman y col. [G72a])
a campos de 2, 200 ó 1.000 microT a 60 Hz no tuvo ningun efecto
en la supervivencia o la incidencia de cáncer. Ademas de probar
la exposición continua, el NTP mostró que la exposición a campos
intermitentes (1 hora encendido, 1 hora apagado) de 1.000 microT
no tuvo efecto en la incidencia de cáncer. No se observaron
efectos en la tasa global de cáncer, leucemia, tumores cerebrales,
linfoma o cáncer de mama, ni se encontraron relaciones dosis-respuesta.
En un estudio publicado a finales
de 1999, Kharazi y col. [G88]
informaron de que la exposición de ratones durante toda su vida
a un campo de 1.420 microT no tuvo efectos sobre la incidencia
de tumores cerebrales.
En 2000, Babbitt y col. [G84]
infornaron de que la exposición de ratones a campos de 1.420
microT no tuvo efectos sobre la incidencia de linfoma. Este
estudio tampoco encontró que estos campos tuvieran efectos sobre
la incidencia de linfoma inducido por radiación ionizante (ver
Q16E).
En resumen, los estudios
en animales expuestos a largo plazo realizados hasta ahora no
proporcionan pruebas que hayan sido replicadas de que la exposición
prolongada a campos de frecuencia industrial esté asociada con
leucemia, tumores cerebrales o cáncer de mama. Los estudios
de exposición de animales durante largo tiempo a campos de frecuencia
industrial se resumen en las siguientes figuras. Los datos de
Beniashvili y col. [G16]
no su muestran porque no se pueden calcular los riesgos relativos.
Para una discusión en profundidad
de los estudios de carcinogénesis animal ver McCann y col. [K7]
y Boorman y col. [K10].
Los estudios sobre animales expuestos
a largo plazo a campos de frecuencia industrial se resumen en
las siguientes figuras:
Estudios
de Carcinogénesis Animal
(Cáncer Total o Vida Media)
|
|
Resumen de los estudios de carcinogénesis
animal usando campos magnéticos de frecuencia industrial.
La figura muestra las tasas (expuestos/controles) del
número de animales con tumores al final del experimento,
o el número de muertes durante el experimento. Todos los
datos se muestran con un intervalo de confianza del 95%.
Se muestra el campo residencial promedio típico durante
24 horas para comparar [F7,
F22]. |
Estudios
de Carcinogénesis Animal
(Sólo Leucemia y Linfoma)
|
|
Resumen de los estudios de carcinogénesis
animal usando campos magnéticos de frecuencia industrial
que han evaluado linfoma y/o leucemia. La figura muestra
las tasas (expuestos/controles) del número de animales
con linfoma o leucemia al final del experimento. Todos
los datos se muestran con un intervalo de confianza del
95%. Se muestra el campo residencial promedio típico durante
24 horas para comparar [F7, F22]. |
Estudios de mutagénesis y genotoxicidad
en animales completos: Los estudios de exposición de organismos
completos pueden ser relevantes para estimar el potencial cancerígeno
aun cuando el objetivo no sea el cáncer. El que un agente cause
mutaciones o aberraciones cromosómicas en un organismo es una
indicación de que el agente es genotóxico, y por lo tanto potencialmente
cancerígeno.
Benz y col. [G4] informaron
de que ratones expuestos durante muchas generaciones a 300 microT
(más 15 kV/m) ó 1.000 microT (más 50 kV/m) no mostraban un aumento
en las tasas de mutación, fertilidad o intercambio de cromátides
hermanas (SCEs). De forma parecida, Kowalczuk y Saunders observaron
que ratones expuestos a campos de 10.000 microT [G43] no mostraban
un aumento de mutaciones; y Zwingelberg y col. [G24] informaron
que un campo de 30.000 microT no aumentaba la tasa de SCE en
ratones.
Kikuchi y col. [G95] informaron
de que la exposición de moscas de la fruta a campos de 500 ó
5.000 microT durante 40 generaciones no tuvo efecto en la tasa
de mutaciones.
El único informe positivo sobre
genotoxicidad en organismos completos es el de Lai y Singh [G60] quienes encontraron
que campos de 100-500 microT causaban roturas de ADN en células
de cerebro de rata.
En resumen, los estudios
en animales expuestos durante largo tiempo realizados hasta
la fecha no proporcionan pruebas que hayan sido replicadas de
que la exposición prolongada a campos de frecuencia industrial
produzca cáncer o daño genotóxico en animales.
16C)
¿Muestran los campos de frecuencia industrial actividad genotóxica
en cultivos celulares?
Los análisis tradicionales de genotoxicidad
celular son los de mutagénesis en bacterias, levaduras y células
de mamífero. También existen otro tipo de análisis en mamíferos,
como son los análisis de aberraciones cromosómicas, pruebas
de SCE, de roturas de hebras de ADN y formación de micronúcleos.
Los estudios de genotoxicidad celular
con campos de frecuencia industrial y de frecuencia extremadamente
baja han sido muy amplios. Los estudios publicados comprenden
modelos muy diferentes, desde plásmidos y bacterias hasta células
humanas. Los objetivos más importantes han sido analizados en
muchos modelos y laboratorios. Se ha estudiado una amplia gama
de condiciones de exposición, incluyendo campos eléctricos y
magnéticos combinados, campos pulsados y sinusoidales, campos
de frecuencia no industrial e intensidades que van desde menos
de 1 microT a más de 1.000 microT.
Análisis de mutagénesis:
Los estudios que han empleado un amplio rango de condiciones
de exposición y sistemas de ensayos han mostrado que los campos
de frecuencia industrial no son mutagénicos. Cinco estudios
[G3, G19, G21, G51, G101] han hallado
que los campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial
no son mutagénicos en bacterias o levadura. Los estudios sobre
campos de frecuencia industrial y mutagénesis llevados a cabo
en células de mamífero a intensidades de 50.000 microT e inferiores
también han sido negativos [G21, G58, G83, G94]; pero algunos
estudios [G56, G83] han sugerido
que campos de 400.000 microT pueden ser mutagénicos.
Análisis de aberraciones cromosómicas:
De once estudios sobre la capacidad de los campos de frecuencia
industrial para producir aberraciones cromosómicas, ocho [G1, G8, G38, G40, G41, G75, G96, G99] no han encontrado
una evidencia consistente de efectos genotóxicos. Los tres restantes
mostraron algún indicio, no replicado, de que los campos de
frecuencia industrial podrían producir aberraciones cromosómicas.
En 1984, Nordenson [E3] encontró que
la exposición de linfocitos humanos a descargas eléctricas provocaba
aberraciones cromosómicas, pero en 1995, Paile y col. [G40] no encontraron
evidencia alguna de este efecto. En 1991, Khalil y Qassem [G17] informaron
que un campo pulsado de 1.050 microT provocaba aberraciones
cromosómicas en linfocitos humanos, pero un estudio similar
de 1994 de Scarfi y col. [G38] no encontró
tal efecto. Finalmente, en 1994 Nordenson y col. [G34] observaron
que la exposición de células de mamíferos a un campo intermitente
de 30 microT provocaba aberraciones cromosómicas, pero que la
exposición continua no lo hacía.
Intercambio de cromátides hermanas
(SCE): De los nueve estudios sobre la capacidad de los campos
de frecuencia industrial para producir SCE, ocho [G2, G5, G8, G12, G40, G42, G99, G102] no encontraron
indicios de efectos genotóxicos. El único estudio "positivo"
es el de Khalil y Qassem [G17], quienes
informaron de que un campo pulsado de 1.050 microT provocaba
un aumento en SCE de linfocitos humanos; el estudio nunca ha
sido replicado.
Roturas de hebras de ADN:
Ninguno de los cinco estudios sobre la capacidad de los campos
de frecuencia industrial para causar roturas de hebras de ADN
en células de mamíferos en cultivo [G6, G20, G37, G99, G104] han encontrado
evidencias de efectos genotóxicos.
Análisis de formación de micronúcleos:
De los once estudios sobre la capacidad de los campos de frecuencia
industrial para incrementar la formación de micronúcleos, seis
[G12, G38, G40, G63, G65] no han encontrado
evidencia de tal efecto. El único estudio que ha mostrado un
incremento en la formación de micronúcleos fue el de Tofani
y col. [G45], quienes
encontraron que la exposición de linfocitos humanos a un campo
de 32 Hz aumentaba la formación de micronúcleos; este efecto
no se encontró a 50 Hz o cuando se anulaba el campo geomagnético
estático terrestre. Scarfi y col. [G68] informaron
de que campos pulsados intensos (1.300 microT) incrementaban
la formacion de micronúcleos en linfocitos humanos.
Más recientemente, Simko y col.
[G76,
G93]
han informado de que 48-72 horas de exposición a campos de 800-1.000
microT incrementaban la formación de micronúcleos en células
tumorales humanas, pero que tales efectos no se observaban a
intensidades de campo más bajas, tiempos de exposición más cortos
o en células humanas normales. En un estudio separado, Simko
y col. [G78]
informaron de que campos de 1.000 microT incrementaban la formación
de micronúcleos bajo ciertas condiciones, pero no bajo muchas
otras. Los distintos resultados positivos de genotoxicidad de
Simko y col. [G76,
G78,
G93]
no muestran un patrón obvio.
Campos pulsados: Varios estudios
han analizado los campos pulsados de frecuencia extremadamente
baja. Los campos pulsados no provocan leucemias en ratones predispuestos
a esta enfermedad [G14],
ni causan mutaciones en bacterias [G21,
G62]
o células de mamíferos [G21],
no producen SCE [G5,
G17],
ni roturas de hebras de ADN [G37],
ni formación de micronúcleos [G38],
y no causan transformacion celular [G62].
Un estudio ha mostrado que un campo pulsado de 1.050 microT
causa aberraciones cromosómicas [G17],
pero el informe no ha podido ser replicado [G38,
G62].
Resumen de los estudios de genotoxicidad:
Hay publicados unos 60 estudios sobre campos de frecuencia industrial
y genotoxicidad, que incluyen unos 150 test distintos de actividad
genotóxica. Estos análisis son mayoritariamente negativos, a
pesar del hecho de que muchos han utilizado intensidades de
campo muy elevadas. De los estudios que muestran indicios de
genotoxicidad, la mayoría contienen una mezcla de resultados
positivos y negativos, o resultados ambiguos. Como la mayoría
de estas publicaciones contienen muchos subestudios, la presencia
de algunos estudios con resultados positivos o mixtos es de
esperar por simple azar. Ninguno de los estudios positivos ha
sido replicado, y algunos de ellos no han podido ser replicados
cuando se ha intentado. Muchos de los informes positivos han
utilizado condiciones de exposición (por ejemplo, descargas
eléctricas, campos pulsados, campos de 20.000 microT y superiores)
que son muy diferentes de las que se encuentran en la vida real.
16D)
¿Provocan o amplifican los campos de frecuencia industrial la
transformación celular neoplásica?
Los análisis de transformación celular
han sido muy utilizados para estudiar los mecanismos de la carcinogénesis.
En un análisis de transformación celular, las células normales
(fibroblastos, por lo general) que crecen en cultivo experimentan
una serie de cambios cuando son expuestas a un carcinógeno.
Estos cambios incluyen pérdida de la inhibición del crecimiento
celular dependiente de la densidad (pérdida de la "inhibición
de contacto"), que provoca un amontonamiento de las células
("formación de focos") y adquisición de la capacidad de crecer
en agar blando ("crecimiento independiente del anclaje"). La
capacidad de un agente de inducir transformación es una muestra
de que el agente es un carcinógeno genotóxico. La capacidad
de un agente de amplificar la transformación causada por un
cancerígeno conocido es una indicación de actividad epigenética.
En 1993, Cain y col. [G29]
informaron de que un campo de 100 microT a 60 Hz no inducía
transformación, pero amplificaba la transformación inducida
por TPA (un conocido promotor). Sin embargo, en conferencias
científicas en 1993 y 1994, Cain informó que la observación
de amplificación de la transformación inducida por TPA no había
podido ser replicada (Q21D).
West y col. [G35,
H29]
observaron que campos de 60 Hz inducían transformación celular
a intensidades de campo entre 1 y 1.100 microT, pero Saffer
y col. [G64]
no pudieron replicar este resultado. Además, Balcer-Kubiczek
y col. (G55]
observaron que un campo de 200 microT a 60 Hz no causaba transformación
en dos modelos de transformación diferentes, incluso cuando
eran co-expuestos junto con TPA; y en 1999 Snawder y col. [G81]
informaron de una ausencia similar de efectos de campos de 100
y 960 microT sobre la transformación celular.
En 2000, Miyakoshi y col. [G90]
informaron de que campos de 5.000 a 400.000 microT no tenían
efectos sobre la transformación celular, pero que estos campos
podían inhibir la transformación celular inducida por la radiación
ionizante.
Jacobson-Kram y col. [G62]
han informado que campos magnéticos pulsados no provocan transformación
celular.
En un experimento que está muy relacionado
con los experimentos de transformación, Gamble y col. [G87]
mostraron que la exposición a campos de 10-1.000 microT no "inmortalizaba"
las células normales ni aumentaba la capacidad de la radiación
ionizante para inmortalizar células.
En resumen, no existe evidencia
replicada de que los campos de frecuencia industrial puedan
inducir o amplificar la transformación celular neoplásica.
16E)
¿Son los campos magnéticos de frecuencia industrial promotores
del cáncer?
Promoción de tumores de mama:
La literatura sobre promoción del cáncer de mama inducido químicamente
es extensa, pero no concluyente. En 1991, Beniashvili y col.
[G16]
informaron que un campo de 20 microT podría promocionar tumores
de mama inducidos por un carcinógeno químico (NMU) en ratas.
Este estudio, no replicado, es difícil de evaluar, ya que se
ha publicado sólo de forma preliminar y no se conocen detalles
experimentales críticos.
Löscher, Mevissen y col. [G26,
G27,
G32,
G39,
G49,
G50,
K5]
han llevado a cabo una serie de estudios de promoción de cáncer
de mama en ratas usando un carcinógeno químico diferente (DMBA)
(ver figura siguiente). La interpretación de estos estudios
es complicada por diferentes motivos:
La interpretación de los estudios
de Löscher, Mevissen y col. Se complica por diferentes motivos
(ver también Boorman y col. [K8] y Anderson
y col. [H11]):
- La dosis de DMBA usada en la mayoría de
estos estudios es tan alta que prácticamente todos los animales
desarrollan cáncer de mama, aun cuando no haya promoción.
Por ello, los estudios deben pararse antes de que todos
los tumores inducidos químicamente por el DMBA hayan aparecido,
haciendo difícil distinguir entre inducción de más tumores
(promoción) y un incremento en el ritmo de crecimiento de
los mismos.
- Los autores utilizan múltiples parámetros
para determinar la presencia de un efecto promotor. En todos
los estudios evalúan el número de animales que tienen tumores
visibles macroscópicamente. Según esto (ver figura siguiente),
un estudio que utiliza un campo de 100 microT [G26]
muestra una promoción significativa; el estudio que usa
una intensidad más elevada, y los cuatro que utilizan campos
menores, no muestran un efecto promotor significativo. En
algunos estudios también se examinaron los animales histopatológicamente
para detectar la presencia de tumores más pequeños (ver
figura siguiente). Dos de estos estudios [G50,
G86]
muestran que campos de 50-100 microT producen una promoción
marginalmente significativa que no se observa si se evalúan
sólo los tumores macroscópicos. Sin embargo, el estudio
que mostraba promoción a 100 microT basándose en tumores
macroscópicamente visibles [G26]
no mostraba promoción cuando la evaluación se basaba en
determinaciones histopatológicas [G39].
- Los autores a menudo utilizan un test de
significación que evalúa el tiempo que transcurre hasta
la aparición de tumores, en vez del número de animales con
tumores. En algunos casos, los autores informan que los
tumores se desarrollan antes en los animales expuestos a
campos de frecuencia industrial, aun cuando el número de
animales con tumores no sea significativamente diferente.
A pesar de que tal efecto pudiera indicar una influencia
en el crecimiento tumoral, no constituye evidencia de promoción
(Q17A).
- Los datos han sido resumidos de forma potencialmente
confusa. En 1995, Löscher y Mevissen [K5]
publicaron un resumen denunciando una relación lineal entre
densidad de flujo magnético y promoción de cáncer de mama.
Sin embargo, la comparación de ese resumen con sus publicaciones
muestra que los datos del resumen han sido seleccionados
cuidadosamente (ver figura siguiente). Primero, el experimento
a 30.000 microT [G27]
(que no muestra promoción) ha sido excluido; incluir este
punto destruye la relación "lineal". Segundo, cuando se
disponía de datos tanto para incidencia de tumores visibles
macroscópicamente como para los comprobados histopatológicamente,
sólo se presentaba el "mejor" resultado; un uso coherente
de cualquiera de estos parámetros destruye la relación lineal.
En 1998, Mevissen y col. [G74]
publicaron una replicación de su experimento a 100 microT, en
la cual hallaron un exceso de tumores "visibles macroscópicamente"
en el grupo expuesto. En 1999 este grupo publicó una segunda
réplica [G74]
de su estudio usando 100 microT, en el que encontraron un exceso
de tumores en el grupo expuesto basado en histopatología, que
no era significativo cuando se evaluaban solamente los tumores
microscópicamente visibles.
En 1998, Ekström y col. [G69]
informaron del primer intento independiente de replicar los
estudios de Löscher y Mevissen. No se encontraron evidencias
de la promoción de cáncer de mama a 250 ó 500 microT. Sus datos
se han añadido a la figura siguiente.
También en 1998, el Programa Nacional
de Toxicología de Estados Unidos (U. S. National Toxicology
Program, NTP) ha informado de un segundo intento independiente
[G73]
de replicar los estudios de Löscher y Mevissen. NTP no ha encontrado
ninguna evidencia de promoción de cáncer de mama a 100 ó 500
microT, con 3-4 estudios independientes a cada nivel de exposición.
Sus datos han sido añadidos a la figura siguiente.
En 1999, un tercer intento independiente
de Anderson y col. [G85]
de replicar estos estudios no encontró una promoción significativa
de tumores de mama a 100 ó 500 microT.
Ver también Boorman y col. [K8] y Anderson
y col. [H11] para una
revisión detallada de los estudios de cáncer de mama en animales.
"Promoción"
del Cáncer de Mama en Ratas
|
|
Estudios de promoción del cáncer de mama
de Löscher, Mevissen y col. [G26,
G27,
G32,
G39,
G49,
G50],
Ekström y col. [G69],
Programa Nacional de Toxicología (NTP) de Estados Unidos
[G73]
y Anderson y col. [G85].
La figura muestra las tasas (expuestos/controles) del
número de ratas con tumores al final de cada estudio (con
intervalos de confianza del 95%). Donde Löscher, Mevissen
y col. han aportado datos de tumores tanto macroscópicos
como confirmados patológicamente, ambos se muestran. La
línea de puntos es la relación "lineal" mostrada en el
resumen de Löscher y Mevissen de 1995 [K5]
(la línea aquí es curva porque la intensidad del campo
se muestra en escala logarítmica). Se muestra el campo
residencial promedio típico durante 24 horas para comparar
[F7,
F22]. |
Promoción de tumores de piel:
de los siete estudios publicados sobre promoción de cáncer
de piel inducido químicamente [G11,
G18,
G23,
G31,
G44,
G59,
G77,
G82],
sólo uno [G44]
ha mostrado una promoción estadísticamente significativa. Los
estudios negativos han utilizado intensidades de campo entre
40 y 2.000 microT y exposiciones de 21-105 semanas de duración,
han analizado tanto campos continuos como intermitentes, y tanto
objetivos de promoción como de co-promoción. El estudio positivo
de McLean y col. [G44]
expuso animales a campos de 2.000 microT, 30 horas a la semana
durante 52 semanas.
Kumin y col. [G71] informaron
de que la exposición de ratas a campos de 100 microT durante
10,5 meses incrementaba la carcinogénesis de piel inducida por
radiación ultravioleta. Por el contrario, Heikkinen y col. [G105] informaron
de que la exposición de ratones durante toda su vida a campos
de 1-130 microT no incrementó la incidencia de cáncer de piel
inducida por rayos X.
Ver la figura siguiente para un
resumen de los experimentos sobre promoción de cáncer de piel,
Promoción de linfoma: estudios
de promoción de linfoma inducido químicamente usando campos
de 2 a 1.000 microT no han encontrado evidencias de promoción
[G36, G61]. Los dos
estudios sobre linfoma inducido por radiación ionizante no encontrón
evidencia de promoción a 130-1.420 microT [G84, G105]. El estudio
de Babbitt y col. [G84] tiene una
potencia estadística suficientemente grande para descartar un
incremento del riesgo de promoción de linfoma de 1,10. Ver la
figura siguiente para un resumen de los datos sobre promoción
de linfoma.
Promoción de cáncer de hígado:
múltiples estudios de promoción del cáncer de hígado inducido
químicamente usando campos de 0,5 a 500 microT no han encontrado
evidencias de tal promoción [G25,
G28].
Ver la figura siguiente para un resumen de los datos sobre promoción
de cáncer de hígado.
Promoción de tumores cerebrales:
en un estudio publicado a finales de 1999, Kharazi y col.
[G88]
informaron de que la exposición de ratones a un campo de 1.420
microT durante toda su vida no promocionaba los tumores cerebrales
inducidos por radiación ionizante; sin embargo, el número de
tumores en todos los grupos (expuestos y no expuestos) era muy
bajo. En el 2000, Mandeville y col. [G89]
informaron de que la exposición de ratas durante 65 semanas
a campos de 2-2.000 microT a 60 Hz no promocionaba los tumores
cerebrales inducidos químicamente.
Promoción
de Linfoma, Cáncer de Hígado, Cáncer de piel y Tumores
Cerebrales en Animales
|
|
Resumen de los estudios de promoción de
cáncer de piel, linfoma, cáncer de hígado y tumores cerebrales.
El eje vertical muestra la tasa (expuestos/controles)
del número de animales con tumores al final del experimento
(excepto para los datos de promoción del cáncer de hígado,
donde la tasa es el número de focos de cáncer al final
del experimento). Los datos de promoción de tumores de
piel son de McLean y col. [G11,
G18,
G30,
G44,
G59],
Rannug y col. [G23,
G31],
Kumlin y col. [G71]
y Sasser y col. [G77].
Los datos de promoción de linfoma son de Shen y col. [G61],
McCormick y col. [G36],
Babbitt y col. [G84]
y Heikkinen y col. [G105].
Los datos de promoción de tumores de hígado son de Rannug
y col. [G25,
G28].
Los datos de promoción de tumores cerebrales son de Mandeville
y col. [G89].
Todos los datos se muestran con un intervalo de confianza
del 95%. Se muestra el campo residencial promedio típico
durante 24 horas para comparar [F7,
F22]. |
Co-promoción: Se ha sugerido
que los campos de frecuencia industrial podrían ser co-promotores;
es decir, que podrían amplificar la actividad de otros promotores
aun cuando no tuvieran actividad genotóxica o de promoción por
ellos mismos. Los estudios publicados sobre co-promoción han
mostrado pocos indicios de tal actividad [G11,
G25,
G30,
G59,
G77].
Promoción frente a estimulación
del crecimiento: la interpretación de los estudios de promoción
se complica al tener en cuenta la observación, hecha en varios
estudios [G17,
G39],
de que la exposición a campos de frecuencia industrial parece
acelerar el crecimiento de tumores inducidos químicamente, o
disminuir el periodo de latencia hasta su aparición [G50,
G84],
en vez de aumentar realmente el número de tumores. Tal efecto
sobre el crecimiento sería de interés si ocurriese a intensidades
a las que la gente estuviese expuesta, pero no constituiría
evidencia de promoción [Q17A].
Resumen de los estudios de promoción:
No hay ninguna evidencia replicada de que los campos de frecuencia
industrial sean promotores o co-promotores, y los pocos estudios
que han mostrado pruebas de promoción han utilizado intensidades
de campos muy por encima de las que se encuentran en la vida
real.
16F)
¿Amplifican los campos magnéticos de frecuencia industrial los
efectos de otros agentes genotóxicos?
Inhibicion de la reparación del
ADN: Ninguno de los cinco estudios publicados sobre la capacidad
de los campos de frecuencia industrial para inhibir la reparación
del ADN [G9,
G10,
G19,
G47,
G52]
ha encontrado evidencias de tal actividad. Estos estudios han
utilizado campos magnéticos de 0,2 a 2.500 microT, campos eléctricos
de 0,001 a 20 kV/m, y campos eléctricos y magnéticos combinados.
Se han evaluado tanto campos pulsados como sinusoidales, y la
duración de la exposición ha variado de 10 minutos a 6 días.
En 2000, Chow y col. [G97] informaron
de que campos de 400-1.200 microT podrían aumentar la reparación
de daños en al ADN inducidos químicamente (esto es lo contrario
de lo que haría un carcinógeno epigenético).
Aumento de la genotoxicidad:
De los trece estudios publicados sobre la capacidad de los campos
de frecuencia industrial para aumentar el daño genotóxico producido
por carcinógenos químicos conocidos, doce [G3, G21, G45, G58, G65, G78, G83, G93, G94, G99, G101, G102] no han
encontrado evidencias consistentes de tal actividad. En 1989
Rosenthal y Obe [G8] informaron
que campos intensos (de 2.500 a 5.000 microT) amplifican el
daño citogenético producido en linfocitos humanos por algunos
carcinógenos químicos; no se observó tal aumento a intensidades
menores ni con otros carcinógenos químicos.
Lagroye y Poncy [G63] informaron
que un campo de 100 microT amplificaba el daño citogenético
producido por altas dosis de radiación ionizante en dos de tres
líneas celulares de mamífero. Walleczek y col. [G79] observaron
un efecto similar a 230-700 microT, y Miyakoshi y col. [G92, G104] informaron
de un aumento de la mutagénesis inducida por rayos X a 5.000-400.000
microT. Por el contrario, Ansari y Hei [G94] no hallaron
tal aumento de la mutagénesis inducida por rayos X a 100 microT,
Maes y col. [G99] no hallaron
evidencias de que campos de 62-2.500 microT aumentara el daño
cromosómico inducido por rayos X, y Nakasono y col. [G101] observaron
que un campo de 14.000 microT no aumentaba la mutagénesis inducida
por luz ultravioleta. Tres estudios también han encontrado que
la exposición a animales durante toda su vida a campos de frecuencia
industrial no incrementó la incidencia del cáncer inducido por
radiación ionizante [G84, G88, G105].
Aumento de la transformación
neoplásica: Ver Q16D.
Otros: En 2000, Chen y col.
[G98] informaron
de que la exposición de células leucémicas a campos de 5-100
microT inhibía la diferenciación inducida químicamente (un indicador
de posible actividad epigenética); un estudio de 1993 sobre
el mismo sistema a cargo de Revoltella y col. [Electro.Magnetobio.
1993; 12:135-146] no halló tal efecto a 200 microT.
En resumen, hay poca evidencia
de que los campos de frecuencia industrial tengan actividad
epigenética en cultivos celulares, y ninguna evidencia de que
tengan actividad epigenética bajo condiciones de exposición
reales.
16G)
¿Podrían los campos eléctricos de frecuencia industrial, más
que los campos magnéticos, tener actividad genotóxica o
epigenética?
Los campos magnéticos asociados
con líneas eléctricas, transformadores y electrodomésticos penetran
fácilmente en los edificios o tejidos y son difíciles de apantallar.
Por el contrario, los campos eléctricos de frecuencia industrial
son fáciles de apantallar mediante objetos conductores y tienen
poca capacidad de penetración en edificios o tejidos, por lo
que está ampliamente aceptado que cualquier efecto biológico
por exposición residencial a campos de frecuencia industrial
tiene que ser debido a la componente magnética del campo, o
a los campos eléctricos y corrientes que estos campos magnéticos
inducen en el organismo (para una opinión contraria, ver [F27]).
Además, la epidemiología que sugiere que los campos de frecuencia
industrial podrían estar asociados con algunos tipos de cáncer
implica a la componente magnética, más que a la eléctrica (Q19K).
En consecuencia, la mayor parte de la investigación de laboratorio
se ha centrado en los campos magnéticos de frecuencia industrial
más que en los eléctricos, aunque algunos [L31,
F27]
todavía defienden que es el campo eléctrico, más que el magnético,
el que podría estar asociado de forma causal con la incidencia
de cáncer.
No obstante, se han realizado estudios
de laboratorio sobre el potencial genotóxico y epigenético de
los campos eléctricos de frecuencia industrial, y campos eléctricos
y magnéticos combinados [A14].
Análisis de genotoxicidad:
Se han llevado a cabo una docena de estudios sobre si el campo
eléctrico, o el campo eléctrico más campo magnético, tienen
actividad genotóxica. En estos trabajos no hay evidencia replicadas
de genotoxicidad. Estos estudios incluyen:
- Benz y col. [G4];
Kowalczuk y Saunders [G10a]:
los campos eléctricos, o campos eléctricos más magnéticos,
no son mutagénicos en ratones.
- Morandi y col. [G51];
Jacobson-Kram y col. [G62]:
los campos eléctricos, o campos eléctricos más magnéticos,
no producen mutaciones en bacterias.
- Norderson y col. [E3];
Jacobson-Kram y col. [G62];
Cohen y col. [G1,
G2]:
los campos eléctricos, o campos eléctricos más magnéticos,
no producen aberraciones cromosómicas en células de mamífero.
- Reese y col. [G6];
Fiorani y col. [G20];
Novelli y col. [G13];
D'Agruma y col. [G30b]:
los campos eléctricos, o campos eléctricos más magnéticos,
no producen roturas de hebras de ADN en células de mamífero.
- Scarfi y col. [G30a]:
la exposición de linfocitos humanos a campos eléctricos
no incrementa la formación de micronúcleos.
- Jacobson-Kram y col. [G62]:
los campos eléctricos no producen transformación en células
de mamífero.
- Norderson y col. [E3]:
la exposición de linfocitos humanos a descargas eléctricas
produjo aberraciones cromosómicas, pero Paile y col. [G40]
no encontraron pruebas de este efecto en una replicación
de este estudio.
Ensayos de actividad epigenética:
Los estudios de campos eléctricos de frecuencia industrial,
o campos eléctricos más campos magnéticos, no muestran pruebas
de actividad epigenética. Estos estudios incluyen:
- Whitson y col. [G0]:
los campos eléctricos no inhiben la reparación del daño
al ADN inducido por radiación ultravioleta.
- Frazier y col. [G10]:
los campos eléctricos, y campos eléctricos más campos magnéticos,
no inhiben la reparación de daño al ADN inducido por radiación
ionizante.
- Cantoni y col. [G47,
G52]:
los campos eléctricos, y campos eléctricos más campos magnéticos,
no inhiben la reparación del daño al ADN inducido por peróxidos,
radiación ultravioleta o carcinógenos químicos.
- Scarfi y col. [G30a]:
la exposición de linfocitos humanos a campos eléctricos
no incrementa la formación de micronúcleos inducida por
un carcinógeno químico.
Para más detalles sobre estos y
otros estudios sobre campos elétricos de frecuencia industrial
ver Moulder y Foster [A14].
17)
¿Indican los estudios de laboratorio que los campos de frecuencia
industrial tienen algún efecto biológico que pueda ser relevante
para el cáncer?
Existen otros efectos biológicos,
además de la genotoxicidad y la promoción, que pudieran estar
relacionados con el cáncer. En particular, los agentes que tuvieran
un efecto importante sobre el crecimiento celular, el funcionamiento
del sistema inmunológico o los niveles hormonales podrían estar
relacionados con el cáncer, a pesar de no seguir las definiciones
clásicas de genotoxicidad o promoción [A8,
A9,
A12,
E4,
L18].
17A)
¿Qué relación tienen los estudios de laboratorio sobre efectos
de los campos de frecuencia industrial en el crecimiento celular
y tumoral con el riesgo de cáncer?
Se ha informado de que los campos
de frecuencia industrial pueden estimular el crecimiento celular
o tumoral, pero la mayoría de los estudios no han mostrado efecto
alguno. Muchos agentes básicamente inofensivos (por ejemplo,
pH, temperatura, nutrientes) afectan el ritmo de crecimiento
de las células y de los tumores, por lo que los efectos en el
crecimiento celular, en sí mismos, no constituyen evidencia
de riesgo (A8,
A9,
L18,
L26).
Sin embargo, la presencia de ciertos tipos de efectos sobre
el crecimiento celular sería relevante para una evaluación del
potencial cancerígeno. Sería de especial interés para el cáncer
que un agente provocara que células normales (no tumorales ni
transformadas), que no están dividiéndose, empezaran a dividirse,
que el efecto de estimulación del crecimiento persistiese tras
la desaparición del agente, y/o si el efecto ocurriese a los
niveles a los que la gente está normalmente expuesta.
La mayoría de los estudios sobre
campos magnéticos de frecuencia industrial y crecimiento
tumoral no han mostrado efecto alguno [G7, G11, G25, G27, G28, G49, G57, G100, G103]; pero cuatro
estudios han informado de un incremento del crecimiento tumoral
tras exposición a campos de 50 a 2.000 microT [G18, G26, G39, G50].
Hay que destacar en particular los
estudios de Sasser y col. [G57], Morris y
col. [G80], Deverey
y col. [G91] y Anderson
y col. [G103], que hallaron
que la exposición prolongada de animales leucémicos a campos
de 2-2.000 microT a 50 ó 60 Hz no tuvo efecto alguno sobre la
progresión de la leucemia o la supervivencia de los animales.
La mayoría de los estudios sobre
campos magnéticos de frecuencia industrial y crecimiento
celular [G1, G12, G20, G24, G40, G54, G93, G99, H1, H7, H27, H37, H38, H57] tampoco han
mostrado efectos; pero algunos estudios han mostrado un aumento
[G8, G42, G102] o una disminución
[G13, G48, J20] del crecimiento
celular tras una exposición a campos intensos (superiores a
1.000 microT).
Kwee y Rasmark [G46] han informado
de un incremento del crecimiento celular en mamíferos tras una
exposición de 30 minutos a campos de 80-130 microT; pero intensidades
mayores o menores, y exposiciones más cortas o largas, no se
produjeron efectos. Wei y col. ]H59] informaron
de un aumento del crecimiento de células de mamífero tras una
larga exposición (más de 6 horas) a campos de 90-120 microT,
pero no había efectos cuando el campo se reducía a 60 microT.
Chen y col. [G98] informaron
de una estimulación de la proliferación a 100 y 1.000 microT.
Particularmente interesante es el
estudio de Zhao y col. [H45]
que halló que tanto los controles como los expuestos a campos
de 100-800 microT incrementa el crecimiento celular. Se comprobó
que el efecto era debido a un incremento de 0,1-0,8 °C en la
temperatura provocada por la bobina doble utilizados para la
exposición control. Si otros informes de efectos en el crecimiento
celular son debidos al calentamiento es desconocido, pero los
incrementos de temperatura de los controles han sido observados
por otros (por ejemplo, Rosenthal y Obe [G8]).
En resumen, no se ha informado
de efectos sobre la proliferación celular o progresión tumoral
que sugieran un potencial carcinogénico, y no se ha descrito
ningún efecto para campos inferiores a 50 microT.
17B)
¿Qué relación tienen los estudios de laboratorio sobre efectos
de los campos de frecuencia industrial en la función inmunológica
con el riesgo de cáncer?
A principio de los años 70 se especuló
con que el sistema inmunológico tenía un papel primordial en
la prevención del desarrollo del cáncer; esta teoría fue conocida
como la "hipótesis de supervisión inmunológica" [E4].
Si esta hipótesis fuese correcta, entonces el daño al sistema
inmune podría originar un cáncer. Estudios posteriores demostraron
que esta hipótesis no es generalmente válida [E4,
E7].
La supresión del sistema de inmunidad en animales y humanos
está asociada con un incremento de las tasas de sólo ciertos
tipos de cáncer, particularmente linfomas [E7].
La supresión de la inmunidad no se ha asociado con una mayor
incidencia de leucemia, excepto en las leucemias virales de
los animales; y no se ha asociado con tumores cerebrales o cáncer
de mama en animales o seres humanos [E4,
E7].
Algunos estudios han mostrado que
los campos de frecuencia industrial pueden tener efectos sobre
células del sistema inmunológico [K1],
pero ningún estudio ha observado el tipo o magnitud de supresión
inmunológica que se asocia con una mayor incidencia de linfomas.
Tienen especial relevancia cuatro estudios recientes:
- un estudio en voluntarios que no encontró
efecto alguno en la función inmunológica con un campo de
10 microT [E19];
- un estudio sobre primates que mostró que
campos eléctricos (6 ó 30 kV/m) y magnéticos (50 ó 100 microT)
combinados no tienen efectos consistentes en el sistema
inmunológico [H23];
- un estudio exhaustivo sobre ratones [H32]
que no observó ningún efecto en el sistema inmunológico
con campos continuos (2-1.000 microT) o intermitentes (1.000
microT);
- un estudio sobre ratones [H33]
que encontró algunos efectos sobre la función inmunológica
con 2.000 microT, menores efectos con 200 microT y ningún
efecto significativo con 2 ó 20 microT.
En resumen, no existe evidencia
de que los campos de frecuencia industrial contribuyan al cáncer
a través de la supresión del sistema inmunológico, y no hay
informes de ningún efecto por debajo de 200 microT.
17C)
¿Qué relación tienen los estudios de laboratorio sobre efectos
de los campos de frecuencia industrial en la glándula pineal
y la melatonina con el riesgo de cáncer?
La hipótesis "Líneas eléctricas
y melatonina": Algunos investigadores han formulado la hipótesis
de que los campos de frecuencia industrial podrían suprimir
la producción de la hormona melatonina, y que la melatonina
podría tener actividad preventiva frente al cáncer [H7,
L4].
Existen informes de que los campos eléctricos y los campos magnéticos
estáticos pueden afectar a la producción de melatonina, pero
los estudios que han usado campos magnéticos de frecuencia industrial
han mostrado claramente la ausencia de tales efectos. El segundo
componente de la hipótesis, que niveles bajos de melatonina
están asociados con un incremento de cáncer, tampoco está probado.
Efectos de campos magnéticos
de frecuencia industrial sobre la melatonina en primates no
humanos y en seres humanos: En un amplio estudio sobre mandriles,
Rogers y col. [H24]
encontraron que la exposición combinada a campos eléctricos
(6 ó 30 kV/m) y magnéticos (50 ó 100 microT) de 60 Hz no afectaba
la melatonina nocturna. Sin embargo, en un estudio preliminar
con dos monos encontraron alguna evidencia de que la exposición
podría disminuir la producción nocturna de melatonina si los
campos se encendían y apagaban muy rápidamente [H24].
Cinco estudios realizados sobre
voluntarios [E18, E19, E20, E23, E25] no encontraron
evidencia de que campos continuos o intermitentes de 1-28 microT
afectaran a los niveles nocturnos de melatonina. Un sexto estudio
[E21] mostró evidencia
de que el pico nocturno estaba retrasado, pero los niveles de
melatonina en conjunto no estaban afectados. Un estudio de exposición
laboral a campos de frecuencia industrial en mujeres que trabajan
en la industria textil mostró una evidencia ambigua de que la
producción nocturna de melatonina estaba disminuida [E24].
Efectos de los campos magnéticos
de frecuencia industrial en no primates: En una serie de
cuatro estudios sobre ratas, Kato y col. [H8,
H11]
informaron que un campo de 1 microT provocaba una pequeña (20-25%),
pero inconsistente, disminución de los niveles nocturnos de
melatonina. También en ratas, Löscher y Mevissen observaron
que campos de 0,3-1,0 y 10 microT producían pequeñas (15-25%)
disminuciones en melatonina nocturna [G32,
G49],
pero campos más intensos no tenían el mismo efecto [G50].
Por el contrario, Selmaoui y Touitou [H20,
H48]
informaron que un campo de 1 microT no tenía efectos sobre la
melatonina, mientras que 100 microT provocaban una disminución
del 25-40% en ratas jóvenes, pero no adultas; y Bakos y col.
[H19,
H49]
informaron que campos de 1, 5, 100 y 500 microT no producían
efectos en los niveles nocturnos de melatonina en ratas.
En 1998, John y col. [H39]
informaron que campos de 1.000 microT no tenían efectos en los
niveles nocturnos de melatonina en ratas expuestas durante periodos
de tiempo que variaban entre 1 hora y 6 semanas. También en
1998, Löscher y col. [H43]
informaron que campos de 100 microT no tenían efecto en los
niveles nocturnos de melatonina en ratas expuestas durante periodos
de tiempo entre 1 día y 13 semanas.
En el único estudio en ratones hasta
la fecha, Heikkinen y col. [H47]
hallaron que 17 meses de exposición a campos de 1,3, 13 ó 130
microT a 50 Hz no tuvo efectos en los niveles de melatonina.
En unas series de publicaciones,
Yellon y col. [H13,
H30,
H31,
H35,
H42]
estudiaron los efectos de campos de 10 y 100 microT sobre los
niveles de melatonina en el hámster Djungarian. En algunos experimentos
se observaron disminuciones nocturnas del 20-50%; pero en la
mayoría no se observó efecto alguno, y en un experimento se
observó un incremento. Niehaus y col. [H34],
trabajando con los mismos hamsters, hallaron que ni campos sinusoidales
ni pulsados afectaban a los niveles nocturnos de melatonina
en estos animales. En 1999, Wilson y col. [H46]
informaron que algunos regímenes de exposición causaba descensos
en la melatonina nocturna a 100 microT, pero no encontraron
efectos a 50 microT.
El estudio más reciente, a cargo
de Yellon y col. [ H42]
concluye que:
"la evidencia reciente en hamsters siberianos sugiere que los
efectos de la exposición al campo magnético en el ritmo de la
melatonina... no puede distinguirse de la variación normal que
se observa entre grupos de control."
En dos estudios con ovejas, Lee
y col. [H9,
H16]
observaron que campos de 4 microT más 6 kV/m no tenían efectos
sobre los niveles nocturnos de melatonina.
Melatonina y actividad anticancerígena:
En los años 70 y 80 hubo cierto interés en usar la melatonina
como un agente anticancerígeno, pero las pruebas clínicas de
melatonina siguen mostrando que, en general, no es efectiva.
Existen informes de que los niveles de melatonina son más bajos
en algunos pacientes con cáncer, en especial aquéllos con cáncer
de mama, pero no hay evidencias de una relación causal.
Hay ciertos indicios de que la melatonina
puede inhibir la inducción del cáncer de mama provocada por
carcinógenos químicos; y que la inhibición de la producción
de melatonina puede incrementar la inducción del cáncer de mama
por carcinógenos químicos. Sin embargo, varios estudios no han
podido encontrar uno o ambos de estos efectos, y por lo menos
un grupo ha encontrado que la melatonina aumentaba la inducción
del cáncer de mama provocada por agentes químicos. También hay
evidencia de que la melatonina puede retrasar el crecimiento
de tumores inmunogénicos transplantados, y que la inhibición
de la producción de melatonina puede aumentar el crecimiento
de tales tumores. Sin embargo, también hay informes de estimulación
del crecimiento de estos tumores por la melatonina. No existen
informes de que la melatonina afecte al desarrollo de tumores
espontáneos o de que afecte la inducción o progresión de la
leucemia.
En cultivos celulares existen indicios
de que la melatonina puede inhibir el crecimiento celular en
algunas líneas celulares de cáncer de mama [H7, H62], pero la
melatonina no parece tener un efecto inhibidor general sobre
células tumorales [H41]. También
existe evidencia de que la melatonina es un eficaz captador
de radicales libres y de que puede proteger a las células de
los efectos genotóxicos de la radiación ionizante y de carcinógenos
químicos [H27].
En resumen, ninguno de los
componentes de la hipótesis de la melatonina, es decir, que
los campos de frecuencia industrial puedan reducir la melatonina,
o que la reducción de la melatonina cause un incremento de cáncer,
tienen un soporte experimental sólido. En seres humanos, no
hay evidencias para apoyar ninguna de los componentes de la
hipótesis. Lo que la evidencia sugiere es que cualquier efecto
se limitaría al cáncer de mama, y posiblemente en otros cánceres
hormonodependientes, como el cáncer de próstata.
18)
¿Muestran los campos de frecuencia industrial algún efecto biológico
reproducible en estudios de laboratorio?
A pesar de que los estudios de laboratorios
no sugieren una relación entre campos electromagnéticos y cáncer,
numerosos estudios han mostrado que estos campos sí tienen "bioefectos",
particularmente a altas intensidades [A7,
K1,
M4,
M6].
Campos de frecuencia industrial lo suficientemente intensos
como para inducir corrientes eléctricas superiores a las que
se dan de forma natural (por encima de 500 microT, ver Q8)
han mostrado efectos reproducibles, incluyendo efectos en humanos
[M4,
M6].
18A)
¿Muestran los campos de frecuencia industrial efectos biológicos
reproducibles a las intensidades que se encuentran en viviendas
y lugares de trabajo?
Si un efecto biológico reproducible
se define como uno que haya sido publicado en la literatura
científica por más de un laboratorio, sin que aparezca ning´n
otro dato contradictorio en ningún otro sitio; entonces puede
que no haya efectos reproducibles por debajo de 50 microT [A7,
A12],
A15].
Aunque hay informes de efectos con campos tan bajos como 0,5
microT, ninguno de ellos ha sido confirmado.
La falta de confirmación de los
estudios "positivos" de laboratorio puede deberse a muchos factores:
- Algunos informes sobre efectos biológicos
de campos de frecuencia industrial nunca han sido publicados
en la literatura científica, y no pueden ser científicamente
evaluados ni replicados.
- Nunca se han llevado a cabo intentos de
replicar algunos de los informes publicados sobre los efectos
biológicos; y un informe positivo aislado es imposible de
evaluar.
- Cuando se han llevado a cabo intentos de
replicar muchos de los estudios publicados, estas réplicas
a menudo no consiguieron encontrar el efecto [A15, H1, H4, H10, H13, H14, H15, H22, H44, H50, H55, H56, H57, H58, H60, K9].
- Los investigadores en este campo utilizan
una gran variedad de sistemas biológicos, objetivos y condiciones
de exposición, lo que hace extremadamente difícil comparar
y evaluar los estudios.
- La variabilidad en los sistemas de exposición,
más la falta de datos adecuados sobre la exposición [F19],
hace que muchos informes sean imposibles de replicar.
- La posibilidad de que alguno de los informes
positivos fueran inventados debe ser contemplada [L34,
L35,
L39].
18B)
¿Existen mecanismos conocidos por los cuales los campos de frecuencia
industrial, de las intensidades que se encuentran en viviendas
y lugares de trabajo, podrían causar efectos biológicos?
Los mecanismos biológicos conocidos,
a través de los cuales campos magnéticos de frecuencia industrial
intensos (por encima de 500 microT) causan efectos biológicos,
no son relevantes para campos por debajo de, aproximadamente,
50 microT. Los efectos de campos intensos tienen que ver con
las corrientes eléctricas inducidas, y las corrientes inducidas
en el organismo por campos menores de 50 microT son cualitativamente
similares, pero mucho más débiles que las que se dan en el cuerpo
de forma natural [A7,
A12,
A14,
F3,
F23,
F34]
(y ver Q8).
Si los campos de frecuencia industrial
por debajo de 5 microT tuvieran realmente efectos biológicos,
los mecanismos deberían buscarse, en palabras de Adair [F3,
F12]:
"fuera del campo de la física convencional".
18C)
¿Se han propuesto nuevos mecanismos que podrían explicar cómo
los campos de frecuencia industrial podrían causar efectos biológicos?
Las consideraciones tratadas en
la pregunta Q18B
muestran que las interacciones de los campos sinusoidales de
frecuencia industrial con el cuerpo humano son muy débiles a
los niveles ambientales típicos. Numerosos investigadores han
especulado acerca de cómo los campos de frecuencia industrial
podrían superar los problemas de la relación señal-ruido a través
mecanismos de resonancia o de amplificación de señales [F4,
F17,
H26].
Corrientes inducidas: Los
campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial pueden
inducir corrientes eléctricas, y estas corrientes pueden producir
efectos biológicos si son lo suficientemente fuertes [F23,
M6,
M8].
Sin embargo, las corrientes inducidas en el organismo por campos
por debajo de 1 kV/m ó 50 microT son más débiles que los que
existen de forma natural en el organismo [F3,
F17,
F23,
M6,
M8].
Por lo tanto, si los campos sinusoidales de frecuencia industrial
de la magnitud que se encuentra en ambientes residenciales tienen
efectos biológicos, es poco probable que sean debidos a las
corrientes eléctricas inducidas.
Material biológico magnético:
Se han encontrado pequeñas partículas magnéticas (magnetita
Fe3O4) en bacterias que se orientan en el campo magnético de
la Tierra; estas partículas pueden también existir en peces,
abejas y aves [F4].
La presencia de magnetita en las células de los mamíferos está
todavía sin demostrar. Kirschvink [F4]
ha sugerido que los campos magnéticos de frecuencia industrial
podrían causar efectos biológicos al actuar directamente sobre
estas partículas. Sin embargo, los cálculos muestran que eso
requeriría campos de 50-60 Hz de 2-5 microT o superiores [F4,
F12,
F23,
H11].
Reacciones con radicales libres:
Los campos magnéticos estáticos (DC) pueden afectar al ritmo
de las reacciones químicas donde intervengan pares de radicales
libres [F18, F37]. Como los
radicales libres implicados tienen un tiempo de vida media en
el rango de microsegundos y los campos de frecuencia industrial
tienen ciclos en el rango de milisegundos, un campo de frecuencia
industrial actúa como un campo estático en la escala de tiempo
en la que estas reacciones tienen lugar. Los efectos de los
campos de frecuencia industrial se sumarían a los del campo
magnético terrestre (30-70 microT), por lo que no es de esperar
efectos biológicos por debajo de 50 microT [F18, F23, F33]. Además,
si se supone que los efectos biológicos provocados por estas
reacciones con radicales libres estuvieran implicados en la
carcinogénesis, los estudios relevantes serían los que utilizan
campos estáticos; y los estudios sobre actividad genotóxica
y epigenética de los campos estáticos han sido negativos en
su inmensa mayoría (ver Preguntas
más frecuentes sobre campos eléctricos y magnéticos estáticos
y salud humana).
Eichwald y Walleczek [F32] han desarrollado
un argumento teórico que sugiere que los efectos bioquímicos
mediados por el mecanismo de pares de radicales podría explicar
los efectos de campos de frecuencia industrial de 1.000 microT
o superiores; y Eveson y col. [F37] han mostrado
evidencias experimentales de que campos magnéticos de hasta
1.000 microT pueden tener efectos en las reacciones de radicales
libres. Adair [F33], por el contrario,
ha presentado argumentos teóricos de que los efectos debidos
a mecanismos de pares de radicales son bastante improbables
a niveles de 5 microT o inferiores.
Teorías de resonancia: Algunas
de las restricciones biofísicas podrían ser superadas si hubiera
mecanismos de resonancia que hicieran a las células (u organismos)
especialmente sensibles a los campos de frecuencia industrial.
Se han propuesto diversos mecanismos de resonancia, el más reciente
por Lednev y por Blanchard y Blackman [H26].
Hasta ahora, ninguna de estas teorías ha superado la crítica
científica [F3,
F5,
F23],
y muchas de las evidencias experimentales que dieron lugar a
estas teorías no pueden ser replicadas de forma independiente
[H1,
H4,
H10,
H17].
Existen también severas incompatibilidades entre las características
biofísicas conocidas de las células y las condiciones requeridas
por dichas resonancias [A7,
F3,
F5,
F23,
F26,
H26].
Hay que señalar que las teorías de resonancia predecirían efectos
biológicos distintos en América del Norte (60 Hz) que en Europa
(50 Hz).
18D)
¿Podría la presencia de transitorios o armónicos de mayor orden
en los campos de frecuencia industrial proporcionar un mecanismo
biofísico para explicar los efectos biológicos?
Las barreras biofísicas para efectos
biológicos, comentadas en Q18B
y Q18C,
presuponen que los campos sinusoidales de 50-60 Hz son los únicos
campos electromagnéticos variables en el tiempo que se dan en
el transporte, distribución y uso de la energía eléctrica. Si
esta suposición no fuera cierta, y existiesen transitorios y/o
armónicos de mayor frecuencia intensos, entonces sería posible
inducir corrientes eléctricas más fuertes que las que se dan
el cuerpo de forma natural, a niveles de campo presentes en
ambientes residenciales y laborales. Corrientes tan intensas
podrían proporcionar una vía para los efectos biológicos.
Un estudio del año 2000 sobre transitorios
en casas estadounidenses [F35]
halló que se dan estos transitorios, pero no estudió si son
suficientemente intensos o frecuentes como para causar efectos
biológicos.
19)
¿Qué se puede decir de los "nuevos estudios" epidemiológicos
que muestran una relación entre campos de frecuencia industrial
y cáncer?
Aparecen nuevos estudios, especialmente
estudios epidemiológicos, frecuentemente. Cuando estos estudios
muestran efectos "positivos" generan un considerable interés
en los medios de comunicación. Cuando fracasan en mostrar efectos
positivos son, generalmente, ignorados. Esta sección cubrirá
los estudios más recientes (desde 1995 hasta hoy) en detalle.
19A)
¿Qué se puede decir de los estudios epidemiológicos europeos
(escandinavos) que muestran una relación entre líneas eléctricas
y cáncer?
En 1993-94 se publicaron cinco nuevos
estudios residenciales en Europa [C16,
C17,
C18,
C19,
C21].
El estudio sueco sobre niños [C19]
mostró los riesgos relativos más altos y obtuvo la mayor atención.
En contraste con los estudios previos en Estados Unidos, que
estimaron la exposición procedente de líneas tanto de transporte
como de distribución, estos nuevos estudios se restringieron
a líneas y subestaciones de alta tensión. La exposición se estimó
con medidas puntuales [C19,
C21],
cálculos retrospectivos [C16,
C17,
C19,
C21]
y distancia a las líneas eléctricas [C18,
C19,
C21].
Los autores de los tres estudios
escandinavos sobre cáncer en niños [C16,
C17,
C19]
han efectuado un análisis combinado de sus datos [B4].
Este análisis está basado en los campos históricos calculados
retrospectivamente, que fue la única medida común de exposición
en los tres estudios. Los rangos de riesgos relativos (RR) de
este meta-análisis se muestran a continuación en comparación
con los estudios anteriores y posteriores.
Tipo de cáncer
infantil |
Rango de RRs
en los estudios
previos |
Rango de RRs
en los estudios
escandinavos |
Rango de RRs
en los estudios
posteriores |
Leucemia |
0,9-2,2 |
1,0-3,9 |
0,7-2,0 |
Linfoma |
ninguno |
0,3-3,7 |
1,2-2,5 |
Tumores cerebrales |
1,7-3,5 |
0,7-3,2 |
0,6-1,4 |
Tasa global de cáncer |
1,3-1,9 |
0,9-2,1 |
0,9-1,3 |
Dos estudios de 1996 sobre tumores
cerebrales infantiles y residir cerca de líneas eléctricas no
mostraron evidencia de una asociación ni con campos medidos
[C29]
ni con el código de cables [C28,
C29].
Un estudio europeo de 1997 [C33]
sobre leucemia infantil, linfoma, tumores cerebrales y tasa
global de cáncer no muestra evidencia alguna de asociación ni
con la distancia a líneas eléctricas ni con los campos calculados.
En 1997 un segundo estudio europeo [C34]
encontró un aumento no significativo de leucemia en niños cuyos
dormitorios tenían un promedio de campo magnético superior a
0,2 microT. Un tercer estudio de 1997 [C35],
que se trata con más detalle en Q19H,
no encontró asociación entre leucemia infantil con campos medidos
ni códigos de cable. Un estudio de 1999 [C44],
que se trata con más detalle en Q19J,
no halló una asociación entre leucemia infantil con campos medidos
ni con código de cables.
Un estudio alemán de 2001 [C59] no ha hallado
una asociación significativa entre campos magnéticos promediados
durante 24 horas y leucemia infantil; pero cuando se combinan
estos datos con los de estudios alemanes anteriores [C34], se observa
una asociación estadísticamente significativa para campos magnéticos
promediados durante 24 horas de 0,4 microT y superiores.
Ver también el análisis de los estudios
sobre leucemia infantil en Q13B.
Los estudios escandinavos en adultos
que viven cerca de líneas de alta tensión no muestran incrementos
en la tasa global de cáncer, leucemia o tumores cerebrales [C18, C21, C31]. Tan sólo
el estudio de 1997 en Taiwan [C32] muestra algún
indicio de asociación entre cáncer en adultos y residir cerca
de líneas de transporte de energía eléctrica.
19B)
¿Qué se puede decir de los nuevos estudios que muestran una
relación entre la exposición laboral a campos de frecuencia
industrial y cáncer?
Desde 1994 se han publicado, por
lo menos, veinte estudios sobre cáncer y exposición laboral
a campos de frecuencia industrial. Estos estudios tratan:
- leucemia [D21, D24, D25, D26, D26a, D28, D29, D31, D40]
- tumores cerebrales [D21, D24, D25, D26, D27, D28, D31, D35, D42]
- cáncer de mama masculino y fenenino [D22, D23, D31, D33, D34, D41]
- linfomas [D25, D26, D26a, D31, D39]
- cáncer de pulmón [D25, D26, D26a, D30, D31]
- otros tipos de cáncer [D24, D25, D26, D31].
- tasa global de cáncer [D21, D25, D26, D26a, D31]
Al contrario que en estudios anteriores,
que se basaban en el nombre del puesto de trabajo tal y como
aparecía en el certificado de defunción, muchos de los estudios
recientes utilizan una descripción de cada puesto de trabajo
aportada por los propios trabajadores. Ninguno de los estudios
realizados hasta la fecha ha llevado a cabo dosimetrías de los
trabajadores incluidos en el estudio. Incluso si estas dosimetrías
estuvieran disponibles, no hay consenso sobre la manera apropiada
de medir la exposición; se ha argumentado a favor del campo
medio ponderado en el tiempo, el valor de pico del campo, el
ritmo de variación de los campos e incluso los transitorios
[F35].
De los diez estudios sobre leucemia
publicados en 1995 o posteriormente, uno [D28] mostró cierta
evidencia de un incremento estadísticamente significativo en
al menos un grupo "expuesto a campos magnéticos de frecuencia
industrial". Otros dos estudios [D25, D40] informaba
de un aumento significativo del riesgo con la exposición a campo
eléctrico, pero no con el magnético; los otros estudios recientes
sobre exposición laboral a campos eléctricos contradicen este
dato [D26, D29]. Para el
conjunto de todos los estudios, la mediana del riesgo relativo
fue de 1,2; pero valores tan altos como 1,8 y tan bajos como
1,0 (sin efecto) son compatibles con los datos.
De los cinco estudios sobre linfomas
publicados en 1995 o posteriormente, ninguno mostró evidencia
de un incremento estadísticamente significativo en ningún grupo
expuesto, pero un estudio [D39] encontró
un incremento en trabajadores expuestos a campos eléctricos
de frecuencia industrial. Para el conjunto de todos los estudios,
la mediana del riesgo relativo fue 1,2; pero valores tan altos
como 1,5 y tan bajos como 1,0 (sin efecto) son compatibles con
los datos.
De los diez estudios sobre tumores
cerebrales publicados en 1995 o posteriormente, uno [D21] mostró un
incremento estadísticamente significativo en al menos un grupo
expuesto a campos magnéticos; y otro [D26] mostró un
incremento con la exposición a campos eléctricos. Para el conjunto
de todos los estudios la mediana del riesgo relativo fue 1,15;
pero valores tan altos como 1,5 y tan bajos como 1,0 (no efecto)
son compatibles con los datos. Ver también la revisión de 2001
de Kheifets y col. [B19].
De los cinco estudios sobre la tasa
global de cáncer publicados en 1995 o posteiormente, sólo uno
[D21]
presentó un incremento en al menos un grupo expuesto. Para el
conjunto de todos los estudios el valor de la mediana del riesgo
relativo fue 1,05; pero valores tan altos como 1,1 y tan bajos
como 0,95 (protección) son compatibles con los datos.
Los nuevos estudios sobre cáncer
de pulmón (Q19D)
y cáncer de mama (Q19C)
se tratan por separado.
En 1999 Kheifets y col. [B17]
publicaron un re-análisis combinado de tres estudios previos
[D10,
D12,
D21]
sobre exposición laboral. El análisis combinado (ver figura
siguiente) muestra una débil asociación entre exposición a campos
de frecuencia industrial y tanto tumores cerebrales como leucemia.
Sin embargo, aun en los grupos más expuestos las asociaciones
no son fuertes o estadísticamente significativas.
Leucemia
y Tumores Cerebrales en Trabajadores del Sector Eléctrico
|
|
Tumores cerebrales y leucemia en relación
con la exposición acumulada a campos de frecuencia industrial
en el sector eléctrico; basado en un análisis combinado
[B17]
de tres estudios diferentes [D10,
D12,
D21].
El estudio de Thériault y col. [D12]
incluía dos grupos distintos de trabajadores en Ontario
y Québec. Los datos se muestran como riesgo relativo con
un intervalo de confianza del 95%. Adaptado de Kheifets
y col. [B17]. |
19C)
¿Qué se puede decir sobre los estudios que muestran una relación
entre campos de frecuencia industrial y cáncer de mama?
Hay algunos estudios de laboratorio
[G16,
G26,
G50]
que sugieren que los campos de frecuencia industrial podrían
ser promotores del cáncer de mama inducido químicamente (Q16B),
y se ha propuesto un mecanismo biológico que podría explicar
dicha conexión (Q17C).
Mc Dowall y col. [C4]
no encontraron un exceso de cáncer de mama en mujeres adultas
(y ningún caso de cáncer de mama en hombres) que vivían cerca
de líneas de transporte o subestaciones; y Li y col. [C32]
no hallaron un exceso de cáncer de mama entre mujeres adultas
que residían cerca de líneas de transporte. Más recientemente,
Feychting y col. [C38]
no encontraron un incremento significativo de cáncer de mama
en hombres o mujeres adultos que residen cerca de líneas eléctricas
de transporte; y Coogan y col. [C41]
no hallaron un exceso de cáncer de mama en mujeres con exposición
laboral y/o residencial a campos de frecuencia industrial.
Cinco estudios [C23, C39, C41, C55, C56] no hallaron
un exceso de cáncer de mama en mujeres que usaban mantas eléctricas.
Una serie de estudios han informado una mayor incidencia de
cáncer de mama en trabajadores eléctricos varones [D4, D5, D6, D20]; pero otros
estudios no han encontrado tal exceso [D7, D11, D12, D14, D18, D33].
En 1994, Loomis y col. [D15]
informaron que mujeres con trabajos presuntamente expuestos
a campos de frecuencia industrial presentaban una elevada tasa
de cáncer de mama. Los trabajos que mostraban un exceso de incidencia
de cáncer de mama eran "típicamente masculinos". Se sabe que
la mortalidad por cáncer de mama es mayor, en general, entre
mujeres con puestos de trabajo profesionales y técnicos; esto
es así porque las mujeres en trabajan en puestos típicamente
masculinos tienden a tener un historial reproductivo (por ejemplo,
ningún embarazo, embarazos tardíos, ausencia de lactancia materna)
que aumenta su riesgo de cáncer de mama. Cantor y col. [D22],
analizando la misma base de datos, no encontraron pruebas de
una mayor incidencia de cáncer de mama en trabajos con posible
exposición a campos de frecuencia industrial o radiofrecuencias.
Un estudio de 1996 sobre este tema
[D23]
fue precedido por una nota de prensa un tanto confusa, cuyo
título era "La exposición laboral a campos magnéticos incrementa
el riesgo de cáncer de mama". El estudio, en sí mismo, no refleja
el título de la nota de prensa. El estudio se basa en información
de un registro de cáncer de mama, y la exposición se estima
en base al "puesto de trabajo más representativo". Los trabajos
se agruparon en categorías, según "su potencial exposición a
campos magnéticos de 60 Hz", y no se realizaron medidas reales
de niveles o duración de la exposición. Menos del 1% de las
mujeres tenían trabajos con exposición potencial alta. El riesgo
relativo para el grupo con exposición potencial alta era mayor
de lo esperado, pero el aumento no era estadísticamente significativo.
Para exposición potencial baja y media, los riesgos relativos
no eran mayores de lo esperado.
En 1998, Johansen y col. [D31],
Coogan y col. [C41]
y Petralia y col. [D34]
informaron de que la exposición laboral a campos de frecuencia
industrial no estaba asociada con un exceso de cáncer de mama
en mujeres. En el 2000, Feychting y col. [C52]
informaron de que ni la exposición laboral, ni la residencial,
ni una combinación de la exposición laboral y residencial a
campos de frecuencia industrial estaban asociadas con un incremento
del riesgo de cáncer de mama en mujeres.
Esta área de investigación ha sido
revisada en detalle en 1999 por Kheifets y Matkin [B15], Brainard
y col. [B16], y en 2001
por Erren [B21]. Las tres
revisiones concluyen que nunca se han demostrado riesgos para
la salud humana, pero que los datos eran insuficientes para
demostrar que no puede existir un pequeño efecto.
19D)
¿Qué se puede decir sobre los nuevos estudios que muestran una
relación entre campos eléctricos pulsados y cáncer de pulmón?
En 1994, Armstrong y col. [D16]
informaron que trabajadores del sector eléctrico expuestos a
campos electromagnéticos pulsados de corta duracián (PEMF)
mostraban un incremento de cáncer de pulmón. La asociación entre
PEMF y cáncer de pulmón era moderadamente fuerte y había evidencia
de una relación dosis-respuesta. Los trabajadores con exposiciones
más altas a PEMF tenían un riesgo de cáncer de pulmón más alto
que los expuestos a niveles menores; pero, sin embargo, tenían
una tasa de cáncer de pulmón menor que el público en general.
No se encontró ninguna relación entre exposición a PEMF y cualquier
otro tipo de cáncer.
Estudios anteriores sobre campos
de frecuencia industrial y cáncer de pulmón no habían encontrado
asociación alguna. En un resumen de estudios laborales anteriores
a 1992, Hutchison [B2]
informa de un riesgo relativo global de 0,8 (0,7-0,9), indicando
que los trabajadores expuestos a campos de frecuencia industrial
tienen menos cáncer de pulmón de lo que podría esperar. De forma
similar, Thériault y col. [D12]
presentaron un riesgo relativo de 1,0 (0,7-1,5) de cáncer de
pulmón en trabajadores eléctricos con la máxima exposición a
campo magnético.
Un estudio de Savitz y col. de 1997
[D30]
no encontró asociación alguna entre cáncer de pulmón y exposición
a campos de frecuencia industrial o PEMF.
El aspecto más complicado del estudio
de Armstrong [D16]
es la definición de lo que se entiende por exposición a campos
electromagnéticos pulsados de corta duración. La dosimetría
para este estudio está basada en las lecturas de un dosímetro
diseñado para responder a señales que tuvieran una componente
del campo eléctrico mayor de 200 V/m a 2-20 MHz. Pero esto no
es a lo que el medidor responde realmente [D17].
En el entorno de trabajo industrial, este dosímetro es enormemente
sensible a transmisiones de radio próximas a 150 MHz, una banda
que se utiliza mucho actualmente (pero sólo en los años 90)
para comunicaciones con radios portátiles [D17].
Por lo tanto, las categorías laborales en las que el informe
de Armstrong [D16]
encontró niveles excesivos de cáncer de pulmón son realmente
aquéllas que implican el uso de radios portátiles; y la inmensa
mayoría de los casos de cáncer de pulmón aparecieron antes de
que se generalizara el uso de estas radios.
19E)
¿Qué se puede decir de los nuevos estudios que relacionan el
uso de electrodomésticos con el cáncer?
Los campos cercanos a electrodomésticos
con motores eléctricos de corriente alterna (AC) pueden superar
los 100 microT y 200 V/m. Si estos electrodomésticos se utilizan
muy cerca del cuerpo, como por ejemplo maquinillas de afeitar
eléctricas y secadores de pelo, pueden darse exposiciones muy
altas en partes concretas del cuerpo. Se han realizado estudios
epidemiológicos sobre la relación existente entre uso de electrodomésticos
y cáncer [C6, C8, C11, C12, C22, C23, C28, C29, C30, C37, C51, C55, C56]. Estos estudios
han mostrado una relación muy poco consistente entre el uso
de electrodomésticos y cáncer, aunque uno de estos estudios
[C22] ha mostrado
una disminución de leucemias entre los adultos usuarios de electrodomésticos
personales.
Un extenso estudio reciente en este
área es el de Hatch y col. [C37],
llevado a cabo en paralelo con el de Linet y col. [C35]
sobre líneas eléctricas analizado en Q19H.
Como otros estudios, éste no muestra asociaciones consistentes
entre leucemia infantil y uso de electrodomésticos.
19F)
¿Han decidido Suecia y/o Dinamarca establecer una legislación
sobre los niveles de campos de las líneas eléctricas?
Se dice frecuentemente que Suecia
o Dinamarca han decidido establecer una legislación sobre los
niveles de campo magnético generados por las líneas de transporte
de energía eléctrica, o que han decidido trasladar líneas lejos
de los colegios. Sin embargo, declaraciones oficiales en ambos
países a lo largo de los años [L9,
L12,
L19,
L27]
muestran que ni están legislando respecto a los campos de las
líneas ni trasladando líneas lejos de las escuelas.
En 1996 el gobierno Sueco anunció
un "principio de cautela" [L27]:
- "Las autoridades nacionales [Suecas] recomiendan un principio
de cautela basado principalmente en riesgos de cáncer que no
se pueden descartar..."
- "Las investigaciones presentadas hasta el momento no proporcionan
una base ni justifican el establecimiento de ningún valor límite
u otras restricciones obligatorias sobre los campos eléctricos
y magnéticos de baja frecuencia..."
- " Las autoridades nacionales se unen en recomendar los siguientes
principios de cautela: Si se pueden adoptar medidas que reduzcan
la exposición, con un gasto razonable y con consecuencias razonables
en todos los demás aspectos, se debería hacer un esfuerzo para
reducir los campos que estén muy por encima de lo que puede
considerarse como normal en el ambiente en cuestión. En lo que
concierne a nuevas instalaciones eléctricas, los esfuerzos deben
hacerse en el momento de planificación, para diseñarlas y situarlas
de forma que se limite la exposición...".
La declaración sueca incluye algunos
ejemplos en los que se ha intentado medir el coste de la mitigación.
Asumiendo una incidencia de leucemia infantil de 1 caso por
25.000 y año, y un riesgo relativo de 2,7; el coste de cada
caso evitado varía entre 200.000 y 50.000.000 dólares estadounidenses.
Para poner esto en perspectiva, el documento hace notar que
se considera razonable gastar hasta 1.000.000 dólares para evitar
una muerte debida a exposición a radiación ionizante.
19G)
¿Qué se puede decir del estudio que muestra que es la interacción,
entre campos de frecuencia industrial y el campo estático de
la Tierra lo que produce el cáncer?
Los problemas biofísicos (Q18B)
que existen para explicar cómo los campos de frecuencia industrial
en el medio ambiente pueden causar efectos biológicos podrían
acabarse si se pudiese identificar un mecanismo biológico para
amplificar los campos. Se han propuesto algunos modelos de tal
mecanismo (Q18C),
la mayoría de los cuales se basan en algún tipo de resonancia
entre el campo de frecuencia industrial y el campo geomagnético
estático de la Tierra.
En 1995 Bowman y col. [C27]
desarrollaron la hipótesis de que el riesgo de leucemia infantil
podría estar relacionado con ciertas combinaciones específicas
de campos estáticos (geomagnéticos) y de frecuencia industrial.
Los datos de leucemia infantil de Los Angeles se analizaron
en base a estas combinaciones. No se encontró ninguna correlación
entre cáncer y campos estáticos o de frecuencia industrial medidos;
pero los autores afirman que existe una tendencia positiva para
los datos de campos de frecuencia industrial y campo estático
combinados. Un aspecto no tratado por los autores es que todas
las teorías de resonancia requieren una orientación específica
entre el campo de frecuencia industrial y el estático. Por lo
tanto, lo importante no debería ser el campo estático total,
sino sólo la componente del campo estático con la orientación
adecuada del campo de frecuencia industrial.
19H)
¿ Qué se puede decir del estudio de 1997 del Instituto Nacional
del Cáncer de Estados Unidos que no muestra ninguna asociación
entre líneas eléctricas y leucemia infantil?
Un estudio caso-control sobre líneas
eléctricas y leucemia infantil, realizado por el Instituto Nacional
del Cancer de Estados Unidos, fue publicado en julio de 1997
[C35].
Este era el mayor estudio realizado hasta la fecha (el estudio
de 1999 de McBride y col. [C44]
que se discute en Q19J,
es incluso más amplio), y no encuentra ninguna asociación entre
campos medidos y leucemia infantil, ni entre códigos de cables
y leucemia infantil.
- Para una media ponderada en el tiempo superior
a 0,2 microT en los dormitorios, el estudio encuentra un
riesgo relativo de 1,2 (0,9-1,8), con una tendencia estadísticamente
no significativa.
- Para una "configuración muy alta intensidad"
de código de cables (según lo definen Wertheimer y Leeper
[C1])
el estudio encuentra un riesgo relativo de 0,9 (0,5-1,6).
El estudio era especialmente importante
por la conclusión de un informe de la Academia Nacional de las
Ciencias de Estados Unidos (Q27E)
de 1996 que decía que la única evidencia epidemiológica para
asociar líneas eléctricas y cáncer era la asociación entre categorías
altas de códigos de cable y leucemia. El informe de la Academia
Nacional de las Ciencias daba un riesgo relativo de 1,5 (1,2-1,8)
para esta asociación, basándose en los cuatro estudios previos.
Para esta misma definición de exposición, este estudio del Instituto
Nacional del Cáncer encuentra un riesgo relativo de 1,0 (0,7-1,3).
Del resumen de los autores [C35]
Estudios previos encontraron asociaciones
entre leucemia infantil y medidas sustitutorias de exposición
a campos magnéticos (el esquema de clasificación de las líneas
eléctricas conocido como código de cables), pero no entre
leucemia infantil y medidas de campo magnético residencial
de 60 Hz...
Se incluyeron 638 niños con leucemia
linfoblástica aguda (LLA)... y 620 controles en el estudio
de exposición residencial a campos magnéticos generados por
líneas eléctricas cercanas. En los domicilios actuales y en
los anteriores... medimos campos magnéticos durante 24 horas
en el dormitorio de cada niño... Un algoritmo informático
asignó el código de cable al domicilio principal de cada caso...
y al domicilio donde la familia hubiera vivido durante el
embarazo de la madre con el caso...
El riesgo de leucemia linfoblástica
aguda infantil no estaba relacionado con la media ponderada
en el tiempo de los campos magnéticos residenciales... La
razón de proporciones (OR) [parámetro similar al riesgo relativo]
para leucemia linfoblástica aguda fue de 1,24 (intervalo de
confianza al 95%, 0,86-1,79) para exposiciones de 0,2 microT
(2 mG) o superiores... El riesgo de leucemia linfoblástica
aguda no era mayor entre los niños cuyo domicilio estaba incluido
en la categoría de código de cables más elevada [OR de 0,88
(0,48-1,63)]...
Nuestros resultados no proporcionan
evidencia de que residir en casas caracterizadas por un campo
magnético medido alto o por la categoría de código de cables
más alta, incremente el riesgo de leucemia linfoblástica aguda
infantil.
Del editorial de la misma revista
[C36]
En los últimos años, varias comisiones
y grupos de expertos han concluido que no hay una evidencia
convincente de que las líneas eléctricas de alta tensión representen
un peligro para la salud o produzcan cáncer. Y el peso de
los mejores estudios epidemiológicos, incluyendo el reciente
de Linet y col.., apoya esta conclusión. Es triste que tantos
cientos de millones de dólares se hayan ido a estudios que
nunca tuvieron grandes posibilidades de encontrar una forma
de prevenir la tragedia del cáncer infantil. Los muchos estudios
inconcluyentes e inconsistentes han generado preocupación
y miedo, y no han aportado tranquilidad a nadie. Los 18 años
de investigaciones han provocado una considerable paranoia,
pero poco conocimiento y ninguna prevención. Es el momento
de dejar de malgastar nuestros recursos, deberíamos redirigirlos
a investigaciones que sean capaces de descubrir las verdaderas
causas de la leucemia que amenaza las vidas de nuestros hijos.
Ver también el análisis de los estudios
sobre leucemia infantil en Q13B
y el estudio canadiense de 1999 que se discute en la siguiente
pregunta.
19J)
¿Qué se puede decir de los estudios canadienses de 1999 sobre
líneas eléctricas y leucemia infantil?
Dos estudios canadienses independientes
sobre exposición a líneas eléctricas y leucemia infantil se
han publicado en 1999. McBride y col. [C44],
el más amplio de los dos estudios, no encuentra ninguna asociación
entre cualquier medida de la exposición y la incidencia de leucemia
infantil. Green y col. [C45,
C46],
un estudio más reducido, encontró una asociación entre incidencia
de leucemia infantil y alguna medida de la exposición.
McBride y col. [C44]
es el estudio más amplio realizado hasta la fecha (399 casos
y 399 controles emparejados), y no encuentra evidencia de ninguna
asociación entre líneas eléctricas y leucemia infantil. El estudio
es notable por su tamaño y por el amplio rango de parámetros
de medida de la exposición probadas. Junto con el estudio del
Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos de 1997 [C35],
tratado en la anterior pregunta, este nuevo estudio en esencia
elimina todas la bases de la sugerencia de una asociación causal
entre exposición a campos generados por las líneas eléctricas
y la incidencia de leucemia infantil.
Los hallazgos del estudio de McBride
y col. [C44]
son:
- Los campos medidos con monitores personales
(promedios de 48 horas) no estaban asociados con leucemia
infantil, con:
- Un riesgo relativo de 0,6 (0,3-1,2)
para aquellos con la exposición más elevada a campos
magnéticos (superior a 0,27 microT).
- Un riesgo relativo de 0,8 (0,5-1,5)
para aquellos con la exposición más elevada a campos
eléctricos (superior a 25 V/m).
- Los campos actuales medidos en las
viviendas no estaban asociados con leucemia infantil, con:
- Un riesgo relativo de 0,7 (0,4-1,3)
para aquellos con la exposición más elevada a campos
magnéticos (superior a 0,27 microT).
- Las reconstrucciones históricas del
campo magnético no estaban asociadas con leucemia infantil,
con:
- Un riesgo relativo de 0,6 (0,3-1,1)
para aquellos con la exposición más elevada 2 años antes
del diagnóstico (superior a 0,27 microT).
- Un riesgo relativo de 1,0 (0,6-1,9)
para aquellos con la exposición media durante toda la
vida más alta (superior a 0,27 microT).
- Los códigos de cables no están asociados
con leucemia infantil, con:
- Un riesgo relativo de 1,2 (0,6-2,3)
para aquellos que residían en el momento del diagnóstico
en una vivienda con una "configuración de muy alta intensidad"
(según lo definen Wertheimer y Leeper [C1]).
- Un riesgo relativo de 0,8 (0,4-1,6)
para aquellos que residían 2 años antes del diagnóstico
en una vivienda con una "configuración de muy alta intensidad"
(según lo definen Wertheimer y Leeper [C1]).
- Un riesgo relativo de 1,2 (0,7-1,9)
para aquellos que residían en el momento del diagnóstico
en una vivienda con una "configuración de alta intensidad"
(según lo definen Kaune y Savitz [F6]).
Green y col. [C45,
C46]
es un estudio más reducido (201 casos y 406 controles emparejados),
que incluye un subconjunto (88 casos y 133 controles) en el
que se usaron monitores personales para evaluar la exposición.
El estudio no encontró asociaciones significativas entre incidencia
de leucemia infantil y código de cables, ni tampoco con campos
eléctricos o magnéticos medidos en las viviendas. Los autores
no hallan asociaciones significativas entre leucemia infantil
y campos magnéticos medidos por los monitores personales y los
campos magnéticos medidos en el exterior de la vivienda.
Los hallazgos específicos del estudio
de Green y col. [C45,
C46]
son:
- Los campos medidos con monitores personales
(promedios de 48 horas) estaban asociados con leucemia infantil,
con:
- Un riesgo relativo de 2,4 (1,0-5,5)
para aquellos con la exposición a campos magnéticos
más elevada (superior a 0,14 microT).
- Un riesgo relativo de 4,5 (1,3-16) para
aquellos con la exposición más elevada a campos magnéticos
(superior a 0,14 microT), cuando los datos eran "ajustados
para el promedio de consumo eléctrico".
- Un riesgo relativo de 0,3 (0,1-0,9)
para aquellos con la exposición a campos eléctricos
más elevada (superior a 12 V/m).
- Los campos actuales medidos en las
viviendas no estaban asociados con leucemia infantil, con:
- Un riesgo relativo de 1,1 (0,3-4,1)
para aquellos con los campos magnéticos en el dormitorio
más elevados (superiores a 0,13 microT).
- Un riesgo relativo de 1,5 (0,4-4,9)
para aquellos con los campos magnéticos residenciales
más elevados (superiores a 0,15 microT).
- Los campos actuales medidos en el
exterior de las viviendas estaban asociados con leucemia
infantil, con:
- Un riesgo relativo de 3,5 (1,1-10,5)
para aquellos con los campos magnéticos medidos en el
exterior más elevados (superiores a 0,15 microT).
- Los códigos de cables no estaban asociados
con leucemia infantil, con:
- Un riesgo relativo de 0,8 (0,2-3,0)
para aquellos que residían antes del diagnóstico en
una vivienda con una "configuración de alta intensidad"
(según lo definen Wertheimer y Leeper [C1]).
- Un riesgo relativo de 0,9 (0,3-2,1)
para aquellos que residían antes del diagnóstico en
una vivienda con una "configuración de alta intensidad"
(según lo definen Kaune y Savitz [F6]).
La asociación significativa entre
leucemia infantil y campos medidos con monitores personales
tal y como se muestra en Green y col. [C46]
está en clara contradicción con la ausencia de asociación observada
con la misma medida de la exposición en el más amplio estudio
de McBride y col. [C44].
Para el mismo punto de corte en el cual Green y col. informaban
de un riesgo relativo de 4,5 basándose en 29 casos expuestos,
McBride y col. Informan de un riesgo relativo de 0,85 basándose
en 71 casos expuestos.
El estudio es particularmente importante
a la vista de la conclusión de la Academia Nacional de las Ciencias
de Estados Unidos (Q27E)
en su informe de 1996 de que la única evidencia de una relación
entre líneas eléctricas y cáncer era la asociación entre códigos
de cables altos y leucemia. El informe de la Academia Nacional
de las Ciencias citaba un riesgo relativo de 1,5 (1,2-1,8) para
esta asociación basándose en los 4 estudios disponibles en ese
momento. Juntando los datos de la Academia Nacional de las Ciencias
con los 3 estudios posteriores sobre códigos de cables [C35,
C43,
C44]
resulta un riesgo relativo conjunto de 1,0 (0,9-1,2), con una
gran heterogeneidad.
Debe tenerse en cuenta que algunos
(como el "grupo de trabajo" del NIEHS [A11]
discutido en Q27F)
han reinterpretado el estudio de 1997 del Instituto Nacional
del Cáncer de Estados Unidos [C35]
como positivo, reanalizando los datos en base a poner el "punto
de corte" en 0,3 microT para determinar quien estaba expuesto.
Un análisis similar de los datos de Canadá dan un riesgo relativo
de 0,7-1,1 (dependiendo de que técnica se use para medir el
campo).
19K)
¿Qué se puede decir del estudio británico de 1999-2000 sobre
líneas eléctricas y leucemia infantil?
El ejemplar del 4 de diciembre de
1999 de la revista Lancet incluía un informe de un amplio estudio
sobre líneas eléctricas y cáncer infantil llevado a cabo en
el Reino Unido [C49] y un resumen
de otro estudio más pequeño sobre líneas eléctricas y leucemia
infantil procedente de Nueva Zelanda [C48, C51]. Ambos estudios
informan de que no hay una asociación significativa entre cáncer
infantil y exposición a los campos generados por las líneas
eléctricas. En noviembre de 2000, los investigadores publicaron
una continuación del estudio en la cual incluían casos adicionales
y todas las fuentes externas de campos de frecuencia industrial
(es decir, subestaciones y líneas de distribución además de
las líneas de transporte) [C58].
El estudio británico [C49, C58] es un estudio
caso-control sobre 3.380 niños con cáncer y un número similar
de controles. Los campos magnéticos de frecuencia industrial
se midieron en los domicilios y escuelas y esto se usó para
calcular la exposición media durante el año previo al diagnóstico.
Según los autores [C58]:
"Nuestros resultados no proporcionan
evidencias de que la proximidad a instalaciones eléctricas
de transporte y distribución o la exposición a los campos
magnéticos generados por estas instalaciones esté asociado
con un incremento del riesgo de desarrollar leucemia infantil
o cualquier otro tipo de cáncer infantil."
El estudio británico [C58] proporciona
los siguientes riesgos relativos para niños expuestos a campos
promedio de 0,2 microT o superiores:
- Leucemia total: 0,4 (0,1-1,9)
- Tumores cerebrales: 0,5 (0,1-3,8)
- Otros cánceres: 0,9 (0,3-3,0)
- Tasa global de cáncer: 0,6 (0,2-1,6)
Algunos tipos específicos de cáncer
no pudieron analizarse de forma fiable para exposiciones superiores
porque no había un número suficiente de casos expuestos. Sin
embargo, sí había suficientes casos de cáncer infantil en total
como para calcular un riesgo relativo en niños expuestos a campos
promedio superiores de 0,4 microT o superiores:
- Tasa global de cáncer en niños expuestos
a campos de 0,4 microT o superiores: 0,5 (0,2-1,6)
La segunda parte del estudio del
Reino Unido [C58] muestra los
siguientes riesgos relativos para niños que viven a menos de
50 metros de una línea eléctrica aérea:
- Leucemia total: 0,8 (0,5-1,3)
- Tumores cerebrales: 1,1 (0,6-2,1)
- Tasa global de cáncer: 0,9 (0,6-1,3)
El estudio de Nueva Zelanda [C48,
C51]
era mucho más pequeño (121 casos y sus controles emparejados),
sólo evaluaba leucemias y valoraba tanto exposición a campos
eléctricos como magnéticos. Los riesgos relativos fueron:
- Leucemia y campos magnéticos superiores
a 0,2 microT: 3,3 (0,5-24,0)
- Leucemia y campos eléctricos superiores
a 14 V/m: 1,3 (0,2-7,0)
En un comentario que acompaña a
la primera parte del estudio [C50],
Repacholi y Ahlbom, del "EMF Project" de la Organización Mundial
de la Salud, argumentan que el estudio británico no es el estudio
"definitivo" porque no investiga los "transitorios", porque
sólo encontró un número relativamente pequeño de niños expuestos
a campos promedio superiores a 0,4 microT y porque el estudio
"era poco probable que afectara los resultados de los meta-análisis
previos y las revisiones que sugieren un débil nexo entre exposición
a campos mágnéticos de frecuencia industrial y cáncer infantil".
Cuando estos nuevos resultados se
añaden a los de todos los estudios previos, el resumen de riesgos
relativos para leucemia infantil y exposición a campos de frecuencia
industrial es de 1,2 si se incluye el estudio original de Wertheimer
y Leeper, y de 1,1 si se excluye.
19L)
¿ Podría la exposición a campos eléctricos de frecuencia
industrial, más que a campos magnéticos, estar relacionada
con el cáncer?
Como el campo eléctrico tiene poca
capacidad de penetración, está ampliamente aceptado que cualquier
efecto biológico por exposición residencial a los campos generados
por las líneas eléctricas tiene que ser debido a la componente
magnética del campo, o a los campos eléctricos y corrientes
que estos campos magnéticos inducen en el organismo. Por esta
razón, la mayoría de los estudios epidemiológicos se han centrado
en la exposición a campos magnéticos. Sin embargo, algunos han
defendido [F27,
L31]
que es el campo eléctrico, más que el campo magnético, el que
puede estar asociado de forma causal con la incidencia de cáncer.
La epidemiología residencial existente
proporciona incluso menos respaldo para una asociación con campos
eléctricos que con campos magnéticos [A14].
Primero, las viviendas situadas a lo largo de líneas de distribución
de alta intensidad, donde se han observado mayores tasas de
leucemia infantil en algunos estudios en Estados Unidos, no
tienen niveles elevados de campo eléctrico [C6,
C12,
F7].
Segundo, excepto uno, todos los estudios epidemiológicos residenciales
que han tenido en cuenta tanto el campo eléctrico como el magnético
han hallado que la asociación (cuando hay alguna) es con el
campo magnético, no con el eléctrico [C6,
C12,
C33,
C44,
C46,
C48,
C51].
La excepción es un estudio de 1996
a cargo de Coghill y col. [C42],
quienes midieron los campos eléctricos y magnéticos en los dormitorios
de 56 chicos que habían desarrollado leucemia e igual número
de controles sanos. Los investigadores informaron que la media
de 24 horas del campo eléctrico en los dormitorios de los niños
leucémicos era 14±13 V/m, comparado con los 7±13 V/m de los
controles. La validez del estudio de Coghill y col. [C42]
puede ser cuestionada por diferentes motivos. Primero, el estudio
no tenía un diseño ciego, así que los que hacían las medidas
sabían si las casas eran de casos o de controles. Segundo, el
estudio reclutó sus sujetos a través de requerimientos en los
medios de comunicación, y debido a la gran atención que prestaron
los medios de comunicación a los posibles riesgos de los campos
de las líneas eléctricas, es bastante posible que los padres
de los niños con cáncer que residían cerca de líneas de alta
tensión fueran más proclives a participar de forma voluntaria
en el estudio. Finalmente, la inmensa desviación estándar en
los campos eléctricos medidos es una indicación de la extrema
variabilidad de la exposición.
Los estudios más recientes sobre
exposición residencial a campos eléctricos y leucemia infantil
[C44,
C46]
hallaron exposiciones promedio a campos eléctricos tan altos
como 25-65 V/m, pero no encontró un exceso del riesgo de leucemia
ni una tendencia de que se incremente el riesgo de leucemia
al aumentar la intensidad del campo eléctrico.
La epidemiología laboral disponible
en general tampoco respalda una conexión entre cáncer y campos
eléctricos de frecuencia industrial A14. La exposición
a campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial está
poco correlacionada en los lugares de trabajo [F16], así que
la evaluación de los campos eléctricos como agentes causales
requiere analizar los estudios que han tenido en cuenta la exposición
a campos eléctricos por separado de la exposición a campos magnéticos.
Miller y col. [D25] han informado
de un incremento en el riesgo de leucemia, pero no tumores cerebrales,
por exposición laboral a campos eléctricos de frecuencia industrial.
Guénel y col. [D26] informaron
de un incremento en el riesgo de tumores cerebrales, pero no
leucemia, con una exposición laboral a campos eléctricos de
frecuencia industrial similar. Villeneuve y col. [D39, D40] informaron
de una asociación entre exposición laboral a campos eléctricos
y leucemia y linfoma. Otros estudios sobre exposición laboral
a campos eléctricos de frecuencia industrial no han encontrado
asociaciones con leucemia [D13, D18, D26, D26a, D29], tumores
cerebrales [D13, D18, D25, D26a], linfoma
[D18, D25, D26, D26a] o la tasa
global de cáncer [D18, D25, D26, D26a].
La sugerencia de que la frecuencia
industrial produce cáncer a través de la componente eléctrica
del campo, más que la magnética, es una especulación que no
sólo está pobremente respaldada por los estudios epidemiológicos
y de laboratorio sino que está en contradicción con una parte
substancial de la evidencia epidemiológica y de laboratorio
(Q16G).
Para más detalles ver Moulder y Foster A14.
20)
¿Qué criterios utilizan los científicos que son ponderados para
evaluar los estudios de laboratorio y epidemiológicos sobre
campos de frecuencia industrial y cáncer?
Existen una serie de criterios,
ampliamente aceptados, para evaluar los estudios epidemiológicos
y de laboratorio sobre agentes que puedan suponer un riesgo
para la salud humana [A8,
A9,
A12,
A13,
E1].
Se conocen como "Criterios de Hill" [E1].
Bajo los criterios de Hill se examina la fuerza (Q20A)
y la consistencia (Q20B)
de la asociación entre exposición y riesgo, la evidencia de
una relación dosis-respuesta (Q20C),
la evidencia de laboratorio (Q20D)
y la plausibilidad biológica (Q20E).
Los criterios de Hill deberían aplicarse
con precaución:
- Examinar toda la literatura publicada al
respecto; no es aceptable elegir sólo aquellos informes
que apoyan la existencia de un riesgo para la salud.
- Revisar directamente las fuentes de documentación
importantes; no es adecuado basar los juicios únicamente
en revisiones académicas o legislativas.
- Cumplir cada criterio individualmente no
es una cuestión de un sí o un no; el cumplimiento de un
criterio puede variar de fuerte a moderado a débil y a inexistente.
- Es importante distinguir la ausencia de
evidencia del cumplimiento de un criterio (por ejemplo,
que no existan datos relevantes), de datos que indiquen
que el criterio no se cumple (por ejemplo, datos que muestren
la implausibilidad biológica o datos de laboratorio que
contradigan la existencia de un riesgo).
- Los criterios de Hill deberían ser contemplados
como un conjunto; un criterio individual no es ni necesario
ni suficiente para concluir que existe una relación causal
entre la exposición a un agente y una enfermedad.
En conjunto, la aplicación de los
criterios de Hill muestra que actualmente la evidencia de una
relación entre campos de frecuencia industrial y cáncer oscila
entre débil e inexistente [A7,
A8,
A9,
A10,
A11,
A12,
A15,
K6,
K7].
A continuación se lleva a cabo una evaluación detallada de los
criterios.
20A)
Criterio 1: ¿Qué fuerza tiene la asociación entre exposición
a campos de frecuencia industrial y riesgo de cáncer?
El primer criterio de Hill es la
fuerza de la asociación entre la exposición y el riesgo.
Es decir, ¿existe un claro riesgo asociado a la exposición?
Una asociación fuerte es aquélla que tiene un riesgo relativo
de 5 o superior. Por ejemplo, fumar tabaco muestra una fuerte
asociación con cáncer de pulmón, con un riesgo relativo entre
10 y 30 veces mayor que para no fumadores. Un riesgo menor de,
aproximadamente, 3 indica una asociación débil. Un riesgo menor
de, aproximadamente, 1,5 no tiene casi significación, a menos
que esté apoyado por otros datos.
La mayoría de los estudios positivos
sobre campos de frecuencia industrial presentan unos valores
de riesgo relativo de 2 o inferiores. Los estudios sobre leucemia
en su conjunto tienen unos riesgos relativo de 0,8-2,0; mientras
que los estudios sobre tumores cerebrales presentan unos riesgos
relativos de 0,8-1,6. Esta es una asociación débil. Es interesante
comprobar que al aumentar la sofisticación de los estudios,
los valores de riesgo relativo no han aumentado.
20B)
Criterio 2: ¿Qué consistencia tienen los estudios sobre la asociación
la exposición a campos de frecuencia industrial y riesgo de
cáncer?.
El segundo criterio Hill es el de
la consistencia de los estudios. Es decir, ¿muestran
la mayoría de los estudios aproximadamente el mismo nivel de
riesgo para la misma enfermedad? Utilizando el mismo ejemplo
del fumador, esencialmente todos los estudios sobre tabaco y
cáncer mostraban un incremento del riesgo de cáncer de pulmón
y de cabeza y cuello.
Muchos de los estudios sobre frecuencia
industrial muestran un incremento de la incidencia algunos tipos
de cáncer y para algunos tipos de exposición, pero muchos otros
no (Q19B).
Incluso los estudios positivos son inconsistentes unos con otros.
Por ejemplo, mientras un estudio sueco de 1993 [C19]
muestra un incremento en la incidencia de leucemia infantil
para una medida de la exposición, contradice estudios anteriores
que mostraban un incremento de tumores cerebrales [B3]
y un estudio danés paralelo [C17]
que muestra un incremento de linfomas infantiles, pero no de
leucemias. Existen contradicciones similares en los estudios
basados en los códigos de cables.
Muchos de los estudios son inconsistentes
internamente. Por ejemplo, donde un estudio sueco de 1993 [C19]
muestra una asociación positiva de leucemia infantil con campos
calculados retrospectivamente, muestra en cambio una asociación
negativa con los campos medidos. El estudio tampoco muestra
un aumento de la tasa global de cáncer infantil. Puesto que
la leucemia representa, aproximadamente, un tercio de todos
el cáncer infantil, esto implica que las tasas de otros tipos
de cáncer eran menores de lo esperado; un examen de los datos
indica que es cierto.
20C)
Criterio 3: ¿Existe una relación dosis-respuesta entre exposición
a campos de frecuencia industrial y riesgo de cáncer?
El tercer criterio de Hill es la
evidencia de una relación dosis-respuesta. Es decir,
¿aumenta el riesgo cuando aumenta la exposición? Por ejemplo,
cuanto más fuma una persona mayor es el riesgo de cáncer de
pulmón.
Ningún estudio publicado sobre exposición
a campos de frecuencia industrial ha mostrado una relación dosis-respuesta
entre los campos medidos y tasas de cáncer, o entre distancias
a líneas eléctricas de transporte y las tasas de cáncer. Sin
embargo, existe cierta indicación de una dosis-respuesta en
algunos de los estudios más antiguos de leucemia infantil cuando
se usa el código de cables o los cálculos de los campos históricos
como medida de la exposición [B9] o cuando los
campos medidos y/o estimados se utilizan como parámetro de la
exposición [C54, C57]. La ausencia
de relación entre exposición e incremento en la incidencia de
cáncer es una de las principales razones por la cual la mayoría
de los científicos se muestran escépticos sobre la significación
de la mayoría de la epidemiología.
No todas las relaciones entre dosis
y riesgo pueden ser descritas por medio de simples curvas lineales
sin valor umbral, en las que el riesgo es estrictamente proporcional
a la dosis. Hay ejemplos conocidos de relaciones dosis-respuesta
con un valor umbral, no lineales o con zonas planas. Por ejemplo,
la incidencia del cáncer inducido por radiación ionizante en
roedores se incrementa con la dosis, pero sólo hasta un cierto
punto, a partir de ese punto la incidencia se estabiliza e incluso
decae. Sin un conocimiento de los mecanismos que relacionan
dosis y efecto es imposible predecir la forma y la magnitud
de la relación dosis-respuesta.
20D)
Criterio 4: ¿Existe evidencia de laboratorio de una asociación
entre exposición a campos de frecuencia industrial y riesgo
de cáncer?
El cuarto criterio de Hill es si
existe evidencia de laboratorio que sugiera que existe
un riesgo asociado a la exposición. Las asociaciones epidemiológicas
se refuerzan mucho cuando hay evidencia de laboratorio de tal
riesgo.
Los campos de frecuencia industrial
muestran muy poca evidencia del tipo de efectos en células,
tejidos o animales que sugiera que sean una causa de cáncer
(Q16A,
Q16B,
Q16C,
Q16D),
o contribuyen al cáncer (Q16D,
Q16E,
Q16F,
Q16G,
Q17).
De hecho, los datos de laboratorio existentes muestran una fuerte
evidencia de que los campos de frecuencia industrial, a las
intensidades a las que están expuestas las personas, no son
cancerígenos.
20E)
Criterio 5. ¿Existen mecanismos biológicos plausibles que sugieran
una relación entre exposición a campos de frecuencia industrial
y riesgo de cáncer?
El quinto criterio de Hill es si
existen mecanismos biológicos plausibles que sugieran
que debería existir un riesgo. Cuando comprendemos cómo un agente
causa una enfermedad, es mucho más fácil interpretar los resultados
epidemiológicos ambiguos. En el caso del fumador, aun cuando
las pruebas directas de laboratorio relacionando fumar y cáncer
eran débiles en el momento que se publicaba el informe del 'Surgeon
General', la asociación era altamente plausible porque había
conocidos agentes causantes de cáncer en el humo del tabaco.
De lo que se sabe sobre la física
de los campos de frecuencia industrial y sus efectos sobre los
sistemas biológicos (Q18)
no hay razón ni siquiera para sospechar que supongan un riesgo
para las personas, a los niveles de exposición asociados con
la generación y distribución de electricidad. De hecho, la existencia
de tal riesgo para la salud no es plausible, tanto física como
biofísicamente.
21)
Si la exposición a campos magnéticos de frecuencia industrial
no explica los estudios residenciales y laborales que muestran
un incremento en la incidencia del cáncer, ¿qué otros factores
podrían hacerlo?
Hay, al menos, cinco factores que
pueden crear asociaciones falsas en los estudios epidemiológicos:
inadecuadas estimaciones de las dosis (Q21A),
factores de confusión (Q21B),
controles inadecuados (21C),
sesgos de publicación (Q21D),
y artefactos de las comparaciones múltiples (Q21E).
21A)
¿Podrían los problemas de estimación de dosis afectar a la validez
de los estudios epidemiológicos sobre campos de frecuencia industrial
y cáncer?
Si los campos de frecuencia industrial
se asocian con el cáncer, no sabemos qué aspecto o parámetro
del campo está implicado. Como mínimo, el riesgo podría estar
relacionado con el pico del campo, el campo medio o el ritmo
de variación del campo. La duración de la exposición podría
ser también un factor. Incluso se ha sugerido que los armónicos,
los transitorios y/o las interacciones con el campo magnético
estático de la Tierra podrían estar implicados. Si no sabemos
quién está y quién no está realmente expuesto, generalmente
(aunque no siempre) subestimaremos el verdadero riesgo [C15].
Un problema adicional motivado por
la falta de conocimiento sobre la medida correcta de la dosis
es que lleva a muchos estudios epidemiológicos a usar múltiples
parámetros de medida de la dosis, creando un gran problema de
comparaciones múltiples (Q21E).
21B)
¿Existen otros factores de riesgo de cáncer que pudieran provocar
una falsa asociación entre exposición a campos de frecuencia
industrial y cáncer?
Las asociaciones entre cosas no
siempre constituyen una evidencia de causalidad. Las líneas
eléctricas (o los trabajos eléctricos) pueden estar asociadas
con un riesgo de cáncer que no sea debido a los campos magnéticos.
Si tal riesgo de cáncer fuese identificado sería denominado
un "factor de confusión" de los estudios epidemiológicos sobre
líneas eléctricas y cáncer. Una parte esencial de los estudios
epidemiológicos es identificar y eliminar los posibles factores
de confusión. Se han sugerido muchos posibles factores de confusión
en los estudios de líneas eléctricas, incluyendo PCBs, herbicidas,
ozono y óxidos de nitrógeno, densidad de tráfico y nivel socioeconómico.
PCBs: Muchos transformadores
contienen aceite contaminado por bifenilos policlorados (PCBs)
y se ha sugerido que la contaminación debida a PCBs en las calles
de las líneas eléctricas podría ser la causa del exceso de cáncer.
Esto es improbable. Primero, hay muy pocos indicios de contaminación
por PCBs en las calles de las líneas. Segundo, los transformadores
no se encuentran a lo largo de las líneas de transporte a alta
tensión, así que los PCBs no pueden tenidos en cuenta para relacionar
la leucemia infantil con las calles de las líneas [B4].
Tercero, la evidencia de que la exposición a PCBs causa o promociona
el cáncer en personas es débil [E10,
L2].
Por último, los PCBs principalmente causan y son promotores
de cáncer de hígado en animales; no se ha encontrado nada en
relación con leucemia, cáncer de mama y tumores cerebrales.
Herbicidas: Se ha sugerido
que los herbicidas esparcidos en las calles de las líneas pudieran
causar cáncer. Esta explicación también es improbable. Los herbicidas
no afectarían a sistemas de distribución en áreas urbanas, donde
se han realizado muchos de los estudios de cáncer infantil "positivos";
y no explicaría el aumento de cáncer en trabajos eléctricos.
Además, las pruebas de que los herbicidas son cancerígenos en
humanos son débiles [L7];
y los estudios que sugieren que los fenoxi-herbicidas pueden
ser cancerígenos sugieren un aumento de linfomas [L7],
sarcomas de tejidos blandos [L7]
y/o melanoma maligno [L32];
sólo un estudio implica leucemia [D3]
y ninguno implica tumores cerebrales.
Ozono y óxidos de nitrógeno:
Se ha sugerido que el ozono y los óxidos de nitrógeno que se
generan cuando se producen arcos eléctricos en las líneas de
alta tensión pudieran ser los responsables del incremento de
cáncer. Esta es otra explicación poco probable. Aunque el ozono
es una genotoxina celular, no hay pruebas de que produzca cáncer
en humanos, y sólamente existen indicios ambiguos de que causan
cáncer de pulmón en ratas [L6].
No hay prácticamente indicios de que los óxidos de nitrógeno
sean cancerígenos. Además, este potencial factor de confusión
se aplicaría sólo a las calles de las líneas de alta tensión
y no explicaría los informes de incremento de cáncer a lo largo
de sistemas de distribución o en trabajos eléctricos.
Densidad de tráfico: Las
líneas de transporte frecuentemente discurren al lado de carreteras
concurridas y las "configuraciones de alta intensidad" asociadas
con un incremento de leucemia infantil en algunos de los estudios
estadounidenses [C1,
C6,
C12]
están asociados con carreteras concurridas [C40].
Se ha sugerido que las líneas eléctricas pueden ser una medida
subrogada (sustitutoria) de la exposición a substancias cancerígenas
presentes en los gases del tráfico. Esto podría ser un importante
factor de confusión en los estudios de exposición residencial,
dado que los gases emitidos por el tráfico contienen cancerígenos
conocidos y que la densidad de tráfico ha sido correlacionada
con la incidencia de leucemia infantil [C40,
E6].
Nivel socioeconómico: El
nivel socioeconómico puede tener importancia, tanto en los estudios
residenciales como laborales, dado que está claramente relacionado
con el riesgo de cáncer, y que en muchos estudios los grupos
""expuestos" y "no expuestos" son de diferente nivel socioeconómico
[C15,
C40].
Esto es especialmente importante en los estudios de exposición
residencial en Estados Unidos que se basan en el código de cables,
ya que los tipos de código de cables relacionados con cáncer
infantil se encuentran principalmente en los barrios más viejos
y pobres, y/o en los barrios con un alto porcentaje de casas
en alquiler [C20,
C25,
C40].
Radiación ionizante por efecto
corona: Periódicamente se sugiere en internet que las descargas
por efecto corona producen radiación ionizante, y que esto podría
explicar la relación entre las líneas eléctricas y cáncer. Las
descargas por efecto corona producen calor, luz (en forma de
pequeñas chispas), ruido audible, radiointerferencias y una
pequeña cantidad de ozono. No hay ninguna evidencia de que estas
descargas produzcan radiación ionizante y sí poderosos argumentos
físicos de que no lo hacen. Varios investigadores [F20,
C23,
C31]
han medido los niveles de radiación ionizante cerca de líneas
eléctricas de alta tensión y han mostrado que no son superiores.
El tema se complica semánticamente por el hecho de que las descargas
por efecto corona pueden producir una ionización del aire circundante
(pero ionización y radiación ionizante son fenómenos muy distintos).
Una complicación añadida es el hecho de que muchos medidores
de radiación ionizante dan lecturas erráticas en presencia de
campos eléctricos y magnéticos intensos.
Una base infecciosa para la leucemia:
Ver 21F.
Otros cancerígenos: Si existiesen
"otros" factores que incrementasen la incidencia del cáncer
sería necesario controlarlos en los estudios. En otras palabras,
hay que estar seguros de que los grupos "expuestos" y "no expuestos"
tengan los mismos factores de riesgo. Cada vez que se descubra
un nuevo factor de riesgo, los estudios anteriores tendrán que
ser revisados. Este problema es especialmente importante en
los estudios sobre trabajadores eléctricos, ya que sólo se requeriría
la presencia de un cancerígeno desconocido en unos pocos trabajos
para provocar una falsa asociación con los campos electromagnéticos.
La presencia de un cancerígeno no identificado en algunos trabajos
eléctricos crearía asociaciones débiles, inconsistentes y una
ausencia de relación dosis-respuesta cuando dichos trabajos
se combinen con otros que no están expuestos a ese cancerígeno.
21C)
¿Podrían los estudios epidemiológicos sobre campos de frecuencia
industrial y cáncer estar sesgados por los métodos empleados
al seleccionar los grupos de control?
Un problema inherente a muchos de
los estudios epidemiológicos es la dificultad de obtener un
grupo "control" que sea idéntico al grupo "expuesto" en todas
las características relacionadas con la enfermedad, excepto
en la exposición. Esto es muy difícil de hacer en enfermedades
como la leucemia y los tumores cerebrales, en las cuales los
factores de riesgo son muy poco conocidos. Una complicación
adicional radica en que, a menudo la gente tiene que dar su
consentimiento para ser incluidos en el grupo de control de
un estudio, y se sabe que la participación en estudios depende
de factores (tales como el nivel socioeconómico, la raza y la
profesión) que están relacionados con diferencias en las tasas
de cáncer. En Jones y col. [C20]
y Gurney y col. [C25]
se pueden ver ejemplos de cómo el sesgo en la selección puede
influir en un estudio sobre líneas eléctricas.
21D)
¿Podrían los análisis de los estudios epidemiológicos sobre
campos de frecuencia industrial y cáncer estar distorsionados
por sesgos de publicación?
Se sabe que, en muchas áreas de
investigación, es más fácil publicar los estudios positivos
que los estudios negativos. Esto puede sesgar seriamente los
meta-análisis, como los comentados en Q13
y Q15.
Este tipo de sesgo en la publicación incrementa los riesgos
aparentes. Este es un problema todavía mayor en los estudios
laborales que en los residenciales.
Se conocen varios ejemplos específicos
de sesgo en la publicación en los estudios sobre profesiones
relacionadas con la electricidad y el cáncer. En su revisión,
Coleman y Beral [B1]
comentan los resultados de un estudio canadiense que obtuvo
un riesgo relativo de 2,4 de leucemia en trabajadores eléctricos.
El Consejo Nacional de Protección Radiológica británico (National
Radiological Protection Board - NRPB) [B3]
descubrió en una revisión posterior que dichos trabajadores
canadienses mostraban una menor proporción de leucemia (un riesgo
relativo de 0,6), pero este seguimiento jamás se publicó. Este
es un ejemplo anecdótico, pero los sesgos de publicación suelen
ser, por su propia naturaleza, anecdóticos.
Este es también un grave problema
para los estudios de laboratorio; es mucho más fácil (y más
satisfactorio) publicar estudios que muestran efectos que publicar
estudios que no. Se puede ver un ejemplo en el trabajo de Cain
y col. En 1993 publicaron un informe [G29]
de que los campos de 60 Hz eran co-promotores en un sistema
de transformación celular. Pero en 1993 y 1994, los mismos autores
informaron en conferencias científicas que no podían repetir
la co-promoción, y que experimentos posteriores mostraban incluso
una disminución en la transformación en presencia de campos
magnéticos de 60 Hz. Sin embargo, los últimos datos no se han
publicado y, por lo tanto, únicamente el informe positivo aparece
actualmente en la literatura revisada por expertos.
Un fenómeno similar ocurrió a principio
de los años 90 sobre si la exposición a campos magnéticos de
frecuencia industrial afectaba la transcripción genética. Existían
informes publicados desde 1990 sobre efectos sobre la transcripción
genética (por ejemplo, [H3]);
pero también existían informes de conferencias científicas desde
1993 de que esos estudios no podían ser replicados. La controversia
no se resolvió hasta que los cuatro primeros informes que decían
que los estudios no podían ser replicados [G55,
H14,
H15,
H22]
aparecieron en la literatura revisada por expertos a finales
de 1995.
Existen también "sesgos de información",
que se refieren a situaciones en las cuales se hacen múltiples
estudios, pero sólo algunos se presentan, y a situaciones en
las cuales los resúmenes y/o las notas de prensa enfatizan aspectos
no representativos del estudio. Los estudios suecos [C19,
C21]
son un ejemplo de ambos tipos de sesgo. El informe original,
no publicado, utilizaba cierto número de definiciones distintas
de la exposición, y estudiaba tanto niños como adultos. De todas
las comparaciones, las asociaciones más fuertes se encontraron
entre leucemia infantil y los campos calculados. La primera
versión publicada en inglés omitía los datos sobre adultos y
el resumen resaltaba los grupos, definiciones de exposición
y tipos de cáncer en los que la asociación era más fuerte; los
reportajes de prensa se basaron principalmente en ese resumen.
La publicación posterior de la parte del estudio relativa a
adultos [C19],
que no muestra ninguna relación entre exposición e incidencia
de cáncer, no ha tenido prácticamente ninguna cobertura informativa.
El resultado es que unas pocas asociaciones positivas han sido
destacadas de entre un grupo muchísimo mayor de asociaciones
abrumadoramente no significativas.
Un informe de 1996 sobre cáncer
de mama y exposición laboral [D23]
proporciona otro ejemplo de sesgo de publicación. El estudio
halló un aumento "modesto", pero no significativo, del cáncer
de mama en trabajos con una "exposición potencial alta". La
publicacion en si mismo es muy prudente, pero la nota de prensa
previa (que salió semanas antes de que el artículo estuviera
disponible) decía "La exposición laboral a campos magnéticos
incrementa el riesgo de cáncer de mama", y omitía todas las
precauciones.
21E)
¿Podrían los análisis de los estudios epidemiológicos sobre
campos de frecuencia industrial y cáncer estar sesgados por
problemas asociados a las múltiples comparaciones?
La interpretación de los estudios
epidemiológicos se complica con las múltiples comparaciones.
Cuando los estudios incluyen muchos parámetros de exposición
y/o muchos tipos de cáncer, el investigador puede comparar muchos
subgrupos. Aparece un problema similar cuando el investigador
agrupa a los sujetos en categorías basándose en niveles de exposición
escogidos arbitrariamente. Cada una de estas comparaciones (por
los criterios estadísticos generalmente aceptados) tiene un
5% de probabilidad de dar un resultado "estadísticamente significativo",
aunque no haya diferencias reales. Entre múltiples parámetros
de exposición, niveles de exposición, tipos de cáncer y análisis
de subgrupos, un estudio puede tener más de 50 cálculos de riesgo
relativo, y en cada uno se analiza su significación al 5% individualmente.
En tal estudio es de esperar una alta incidencia de asociaciones
positivas falsas.
Un ejemplo ilustrativo es el estudio
de Feychting y Ahlbom [C19,
C21],
que analizó 12 tipos de cáncer (4 en niños y 8 en adultos) y
3 parámetros de medida de la exposición diferentes (campos medidos,
campos históricos calculados y distancia a las líneas). Dentro
de cada parámetro de exposición había más subdefiniciones, como
diferentes valores de corte para separar a los expuestos de
los no expuestos. Sólo por los múltiples tipos de cáncer y parámetros
de exposición se calcularon 228 valores de riesgo relativo (con
otros análisis de subgrupos el total asciende a más de 700),
con valores que iban de 0,0 (no hay cáncer en el grupo expuesto)
a 5,5 (más cáncer en el grupo expuesto). Cada riesgo relativo
se analizó por separado para calcular el intervalo de confianza
al 95%. En 11 de los 228 riesgos relativos el valor inferior
del intervalo de confianza era 1,0 ó superior (una indicación
no definitiva de que es estadísticamente significativo); pero,
aunque no hubiera relación entre líneas eléctricas y cáncer,
sería de esperar que el 5% (ó 11,5) de los 228 riesgos relativos
fueran significativos según esta metodología. Igualmente, si
no hubiera relación entre líneas eléctricas y cáncer, sería
de esperar que algunas tasas de cáncer fueran significativamente
menores, y se pueden encontrar tales ejemplos en el estudio.
En consecuencia, nos quedamos sin
saber si la correlación significativa entre leucemia infantil
y campo histórico calculado es un indicador de una asociación
real o ruido estadístico. La incapacidad que tiene este tipo
de estudios de demostrar una significación estadística es reconocida
explícitamente por Feychting y Ahlbom [C26],
quienes apuntaron que ellos ni siquiera usan el término "estadísticamente
significativo" en sus artículos. Esta reserva de los autores
ha sido ignorada por los medios de comunicación, y también por
muchas revisiones científicas en este área.
La existencia de múltiples comparaciones,
unida a una selección post-hoc (posterior al estudio) de los
valores de corte y los parámetros de exposición, es también
un importante problema para los meta-análisis, donde originarán
asociaciones positivas falsas [B8].
Las múltiples comparaciones son
un problema especialmente importante para los "estudios generadores
de hipótesis", estudios predominantes en la epidemiología de
los campos de frecuencia industrial. Debido al gran número de
variables, para estos estudios es casi imposible mostrar una
significación estadística real. Lo que estos estudios pueden
hacer es generar ideas que se puedan analizar en estudios "probadores
de hipótesis" posteriores. Las características clave de estos
estudios probadores de hipótesis son formular por adelantado
un pequeño número de hipótesis (generalmente sólo una) y un
diseño experimental que evite el problema de las múltiples comparaciones,
al limitar las comparaciones únicamente a aquéllas que pueden
rechazar la hipótesis. La epidemiología probadora de hipótesis
ha sido escasa en los estudios sobre campos de frecuencia industrial.
El problema de las múltiples comparaciones
no es exclusivo de este tipo de epidemiología. Es un problema
prevalente en ensayos clínicos, y en la literatura biomédica
se ha discutido mucho aspectos como múltiples objetivos, valores
de corte, análisis de subgrupos y selección de resultados para
los resúmenes [L1,
L13,
L14].
Hay tres cosas muy claras:
- Ignorar los problemas de las múltiples comparaciones puede
llevar a un aumento dramático de informes de que algo es estadísticamente
significativo, cuando en realidad es sólo ruido.
- Existen técnicas estadísticas para corregir estos problemas,
pero es mejor evitarlos aplicando los diseños experimentales
adecuados.
- Algunos epidemiólogos no aceptan la necesidad de una corrección
para las múltiples comparaciones [L17].
21F)
¿El hecho de que haya evidencias de que la leucemia tiene una
base infecciosa significa que las débiles asociaciones que se
han visto a veces entre campos de frecuencia industrial y leucemia
infantil son un artefacto?
La interpretación de los estudios
de leucemia infantil se complica mucho por la reciente evidencia
de que una tasa alta de "mezcla poblacional" (también llamada
"elevada movilidad poblacional") es un importante factor de
riesgo para la leucemia infantil y el linfoma [L36,
L37].
La explicación para esta asociación (denominada la hipótesis
de Kinlen [L16])
es que: "la leucemia infantil ocurriría como una respuesta extraña
a una infección común no identificada y los riesgos aumentados
se darían cuando se mezclaran poblaciones que aumentaran el
nivel de contactos entre infectados e individuos susceptibles."
[L36].
La complicación para los estudios
sobre líneas eléctricas es que se ha observado que los "casos"
tienen una mayor movilidad residencial que los "controles" [C20,
C44,
C45,
D6],
y que la gente que vive en casas con una configuración de cables
alta tienen también una mayor movilidad residencial que la gente
que vive en casas con una configuración de cables baja [C20].
Esto significa que las débiles asociaciones detectadas en algunos
estudios podrían deberse a diferencias en movilidad residencial
y no tendrían nada que ver son los campos de frecuencia industrial.
Aun en el caso de que este factor
resultara ser real, probablemente no podría aplicarse a los
estudios sobre leucemia en adultos o a otros tipos de cáncer.
22)
¿Cuál es la evidencia más sólida a favor de una relación
entre campos de frecuencia industrial y cáncer?
La mejor evidencia de una relación
entre cáncer y campos de frecuencia industrial es, probablemente:
- Los cuatro estudios epidemiológicos que
muestran una correlación entre leucemia infantil y la proximidad
a configuraciones de código de cables de alta intensidad
[C1,
C6,
C12,
C19]
más el meta-análisis de los estudios escandinavos [B4].
Precaución: Los estudios de 1997-1999 discutidos
en Q19H,
Q19J
y 19K
han erosionado seriamente la validez de este argumento.
- Los análisis combinados de múltiples estudios
sobre los campos generados por las líneas eléctricas [C54, C57] que muestran
que para campos medidos o estimados hay un incremento de
la incidencia de leucemia infantil en los niños incluidos
en el grupo más expuesto.
- La sugerencia de una relación dosis-respuesta
(Q20C)
en algunos de los estudios de leucemia infantil [B9,
C54,
C57].
- Los estudios epidemiológicos (Q13)
que muestran una correlación entre trabajos eléctricos y
cáncer, especialmente leucemia [B17,
D9,
D11,
D12,
D19]
y tumores cerebrales [B6,
B17,
D21].
- Los estudios de laboratorio que muestran
que los campos de frecuencia industrial producen bioefectos
(Q18A).
Precaución: Muchos de estos efectos no tienen relación
conocida con el cáncer, o no han sido replicados nunca,
o se ha fracasado al intentar replicarlos (Q18A),
o se dan sólo con exposiciones muy superiores a las que
realmente se encuentran en ambientes residenciales y laborales.
- El informe [G60]
de que campos de frecuencia industrial pueden originar roturas
de hebras de ADN en células de cerebro de rata.
Precaución: Este grupo también ha observado genotoxicidad
con microondas, usando el mismo tipo de análisis, y estos
resultados no han podido ser replicados en tres intentos
independientes recientes. Los cinco grupos [G6, G20, G37, G99, G104] han buscado
evidencias de que los campos de frecuencia industrial ocasionan
roturas de hebras de ADN y no han encontrado nada.
- Los estudios de laboratorio (Q16E)
que proporcionan evidencias de que los campos magnéticos
de frecuencia industrial pueden ser promotores del cáncer
de mama inducido químicamente [G16,
G26,
G50,
G86].
Precaución: Estos estudios deben interpretarse
con mucha cautela, ya que no han podido ser replicados en
tres intentos independientes [G69, G73, G85]. Ver la
discusión en Q16 (y ver Boorman
y col. [K8] y Anderson
y col. [K11]) para algunos
de los problemas con estos estudios.
- Los estudios que muestran que campos intensos
pueden aumentar el ritmo de crecimiento de tumores [G18,
G26,
G39,
G50]
y células [G8,
G42,
G46]
(ver Q17A).
- Los estudios que muestran que los campos
pueden causar [G35,
H29]
o modular [G29]
la transformación celular neoplásica (Q16D).
Precaución: Estos estudios de transformación celular
no han podido ser replicados o confirmados tras numerosos
intentos (Q16D).
23)
¿Cuál es la evidencia más importante en contra de una
relación entre campos de frecuencia industrial y cáncer?
La mejor evidencia de que no existe
ninguna relación entre cáncer y campos de frecuencia industrial
es, probablemente:
- El análisis con los criterios de Hill del
conjunto de todos los estudios epidemiológicos y de laboratorio,
que muestra que la evidencia de una relación causal va de
débil a inexistente (Q20).
- El hecho de que las asociaciones epidemiológicas
son débiles (Q20A)
e inconsistentes (Q20B);
y que generalmente no muestran ninguna relación dosis-respuesta
(Q20C).
- El hecho de que los estudios epidemiológicos
recientes no han podido encontrar ninguna evidencia significativa
de una asociación entre líneas eléctricas y tumores cerebrales
o leucemia infantil (Q19A,
Q19H,
Q19J,
19K).
- El hecho de que la exposición de animales
durante largo tiempo a campos de frecuencia industrial no
produce cáncer (Q16B).
- El hecho de que los estudios de laboratorio
sobre genotoxicidad han sido mayoritariamente negativos
(Q16A,
Q16B,
Q16C,
Q16D).
- El hecho de que la mayoría de los estudios
de laboratorio sobre actividad epigenética han sido negativos,
y que los pocos estudios positivos han utilizado campos
mucho más intensos que a los que la población está realmente
expuesta (Q16D,
Q16E,
Q16F).
- Los análisis biofísicos que indican que
"cualquier efecto biológico a nivel celular de campos débiles
(por debajo de 5 microT) de frecuencia extremadamente baja
deben buscarse fuera del ámbito de la física convencional"
(Q18B).
- El hecho de que los problemas de las múltiples
comparaciones cuestionan la significación estadística de
todos los estudios epidemiológicos positivos (Q21E).
- El rechazo reiterado de la idea de que hay
datos convincentes que respalden una relación causal entre
exposición a campos de frecuencia industrial y cáncer por
parte de todos los grupos científicos que en la última década
han analizado este tema [por ejemplo, A1, A2, A3, A4, A7, A11, A15, A16, A17, A19, A20].
- El argumento de Jackson [E9]
y Olsen [C17]
de que una relación entre cáncer y líneas eléctricas es
poco probable, ya que las tasas de leucemia en niños y adultos
se han mantenido estables durante el periodo de tiempo en
el cual el consumo de energía per capita ha aumentado considerablemente.
Este argumento presupone que la exposición ha aumentado
en paralelo con el consumo, pero hasta hace poco había pocos
datos históricos relevantes para apoyar esta suposición.
Sin embargo, Swanson [F25]
ha analizado el consumo de energía en el Reino Unido entre
1949 y 1989, y ha calculado que la exposición residencial
media se ha incrementado en un factor de casi 5. Esto da
una considerable solidez a este argumento.
- El hecho de que la "controversia líneas
eléctricas-cáncer tenga muchas de las características de
la ciencia patológica [L29].
24)
¿Qué estudios se necesitan para resolver la cuestión "cáncer-campos
electromagnéticos"?
La mayoría de los científicos que
están familiarizados con l literatura consideran que este tema
o bien está resuelto o no puede resolverse (Q27E,
Q27F).
Por lo tanto, la pregunta es qué hace falta para convencer al
público y a los medios de comunicación.
En el área epidemiológica, más estudios
del mismo tipo es poco probable que resuelvan nada. Estudios
que mostraran una relación dosis-efecto entre campos medidos
y tasas de incidencia de cáncer alterarían nuestra forma de
pensar, como también lo haría identificar factores de confusión
en los estudios residenciales y laborales.
En el laboratorio, más estudios
sobre genotoxicidad y promoción puede que no sean muy útiles.
Estudios adicionales sobre algunos de los bioefectos conocidos
serían útiles, pero sólo si identificaran los mecanismos o establecieran
las condiciones bajo las cuales se dan los efectos (por ejemplo,
valores umbral, relaciones dosis-respuesta, dependencia de la
frecuencia, formas de onda óptimas).
25)
¿Existe alguna evidencia de que los campos de frecuencia industrial
causen algún efecto sobre la salud de las personas, como abortos,
malformaciones congénitas, enfermedad de Alzheimer, esclerosis
múltiple, suicidio o trastornos del sueño?
Aunque este documento de preguntas
más frecuentes y la mayor parte de la preocupación pública se
ha centrado en el cáncer, también se ha sugerido que puede haber
una relación entre exposición a radiación electromagnética no
ionizante y diversos problemas de salud humana.
La preocupación sobre abortos y
malformaciones congénitas se ha centrado tanto sobre las pantallas
de visualización como sobre líneas eléctricas. Hay poco apoyo
epidemiológico [J1, J5, J6, J9, J10, J12, J15, J18, J19] ni de laboratorio
[J4, J12, J13, J15] de una relación
entre exposición a radiación electromagnética no ionizante y
malformaciones congénitas. Robert [J16], Huuskonen
y col. [J12] y Brent [J15] han revisado
este tema en detalle.
En 1999, Ryan y col. [J14]
informaron que la exposición de ratones a campos de frecuencia
industrial de 2, 2.000 ó 10.000 microT durante multiples generaciones
no tuvo efecto en la fertilidad o en las malformaciones congénitas.
En un segundo estudio en el año 2000, Ryan y col. [J17]
informaron de que añadiendo armónicos a la exposición tampoco
se vieron efectos sobre la reproducción.
En 1996, hubo un informe sobre un
exceso de enfermedad de Alzheimer en trabajos con una "probable
exposición" a campos de frecuencia industrial [E16].
Ese estudio mostraba que modistos, costureros y sastres tienen
mayores tasas de enfermedad de Alzheimer, y que estos grupos
estaban expuestos a campos de frecuencia industrial por las
máquinas de coser; el estudio no encontró un exceso de enfermedad
de Alzheimer en ninguna otra profesión eléctrica. Estudios más
recientes no han encontrado excesos de enfermedad de Alzheimer
en trabajadores del sector eléctrico [D32,
D38]
o en otras profesiones con exposición a campos de frecuencia
industrial [D38].
En 1998, Sastre y col. [Bioelectromag
19:98-106, 1998] informaron de que la exposición de voluntarios
a campos magnéticos de frecuencia industrial causó cambios en
la tasa de variabilidad de la frecuencia cardíaca. En un estudio
de 1999 motivado por la hipótesis formulada por Sastre y col.,
Savitz y col. [D36] informaron
de que la exposición laboral a campos de frecuencia industrial
estaba asociada con un incremento de la incidencia de ciertos
tipos de dolencias cardíacas. En estudios relacionados, Sait
y col. [E22] informaron
de que la exposición de voluntarios a campos de frecuencia industrial
de 15 microT causaba un pequeño descenso de la tasa de variabilidad
de la frecuencia cardíaca. Sin embargo, en 2000, Graham, Sastre
y col. [L44, L45] informaron
de que no podían replicar los resultados de Sastre y col. en
1998, incluso con campos más intensos.
Se han evaluado otros posibles efectos
sobre la salud humana en estudios individuales:
- En 1999, Johansen y col. [D37]
no halló una asociación significativa de esclerosis múltiple
con exposición laboral a campos de frecuencia industrial.
- En 1999, Graham y col. [L42]
informaron de que la exposición de voluntarios a campos
de 14 ó 28 microT a 60 Hz no causó efectos neurofisiológicos,
y que no había evidencias de que los voluntarios pudieran
sentir el campo.
- En 1999 Graham y Cook [L43]
informaron de que la exposición de voluntarios a campos
de 28 microT a 60 Hz causó trastornos del sueño si la exposición
era intermitente, pero no si era continua.
- En 2000, van Wijngaarden y col. [D41]
informaron de una asociación entre suicidio y exposición
a campos de frecuencia industrial en trabajadores varones
del sector eléctrico.
26)
¿Qué artículos proporcionan una buena visión de conjunto?
Revisiones exhaustivas sobre campos
de frecuencia industrial y salud humana:
- El informe de 1996 de la Academia Nacional
de las Ciencias de Estados Unidos [A7]
(ver Q27E)
está básicamente restringido a exposiciones residenciales
y está un poco obsoleto.
- El informe del "grupo de trabajo" del NIEHS
[A11]
(ver Q27F)
es exhaustivo, pero su organización y su estilo hace que
sea difícil de leer.
- La revisión de 1999 de la Academia Nacional
de las Ciencias proporciona una visión de conjunto del amplio
trabajo de laboratorio realizado en el programa EMF-RAPID
de Estados Unidos, gran parte del cual no ha sido publicado
todavía (pero ver el número especial de mayo de 2000 de
Radiation Research [A18]).
- El informe de 1999 del NIEHS para el Congreso
de Estados Unidos [A16]
proporciona una compacta revisión de los campos de frecuencia
industrial y la salud humana, y está disponible en internet
en http://www.niehs.nih.gov/emfrapid/.
- Las revisiones de Davis y col. [A1],
Doll y col. [B3]
y las dos revisiones francesas [A3,
A4]
son buenas, pero se publicaron antes de que estuvieran disponibles
muchos de los estudios más importantes y en la actualidad
realmente sólo tienen un interés histórico.
- La revisión de 1998 de Moulder [A12]
proviene directamente de una versión de principios de 1998
de este documento de preguntas más frecuentes.
- La declaración de 1999 del Comité sobre
Hombre y Radiaciones (Committee on Man and Radiation, COMAR)
de IEEE [A17],
"Posibles efectos para la salud derivados de la exposición
a campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial",
está disponible en: http://homepage.seas.upenn.edu/~kfoster/powerfreq.htm.
- La revisión de 2000 review de Preece y col.
[A19] se centra
en el tema de la leucemia infantil.
Revisiones razonablemente actualizadas
(de 1996 o posteriores) de áreas específicas:
- Meinert y Michaelis [B8]
revisan recientemente la epidemiología sobre cáncer y exposición
residencial.
- Miller y col. [B13]
revisan tanto los estudios residenciales como los laborales.
- Li y col. [B10]
revisan los estudios epidemiologicos sobre líneas eléctricas
y cáncer en adultos.
- McCann y col. [K7]
han revisado los estudios de carcinogénesis animal.
- Moulder [K6]
y Lacy-Hulbert y col. [A10]
revisan la evidencia biológica de carcinogénesis.
- Kavet [A8]
revisa los conocimientos actuales sobre carcinogénesis,
haciendo énfasis en cómo se podría aplicar a los campos
de frecuencia industrial.
- Foster y col. [A9]
revisan la evaluación de riesgos y cómo se aplica a la exposición
a campos electromagnéticos.
- Robert [J16],
Huuskonen y col. [J12]
y Brent [J15]
revisan la evidencia de laboratorio y epidemiológica sobre
malformaciones congénitas asociadas con campos de frecuencia
industrial.
- Valberg y col. [F23]
revisan la plausibilidad de los mecanismos de interacción
propuestos entre campos de frecuencia industrial y sistemas
biológicos.
- McCann y col. [K2]
revisan los estudios sobre genotoxicidad realizados con
campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial.
- McCann y col. [A13]
revisan los aspectos de evaluación del riesgo de cáncer
aplicados a campos de frecuencia industrial.
- Moulder y Foster [A14]
revisan aspectos de evaluación del riesgo de cáncer aplicados
específicamente a campos eléctricos (no magnéticos)
de frecuencia industrial.
27)
¿Existen recomendaciones de exposición a campos de frecuencia
industrial?
Sí, un cierto número de organizaciones
profesionales y gubernamentales han publicado recomendaciones
de exposición. Las más relevantes son las emitidas por el Consejo
Nacional de Protección Radiológica del Reino Unido (National
Radiological Protection Board, NRPB-UK) [M4],
la Comisión Internacional de Protección Contra la Radiación
No Ionizante (International Comission on Non Ionizing Radiation
Protection, ICNIRP) [M6],
y la Conferencia Americana de Higienistas Industriales Gubernamentales
(American Conference of Governmental Industrial Hygienists,
ACGIH) [M5].
Ver Bailey y col. [M8]
para una discusión detallada sobre la normativa y su base biológica.
27A)¿Cuáles
son las recomendaciones de exposición a campos de frecuencia
industrial para publico en general?
- NRPB-UK [M4]:
- 50 Hz: 1.600 microT (16 G) y 12 kV/m
- 60 Hz: 1.330 microT (13,3 G) y 10 kV/m
- Este documento también contiene recomendaciones
para otras frecuencias.
- ICNIRP [M6]
- 50 Hz: 100 microT (1 G) y 5 kV/m
- 60 Hz: 84 microT (0,84 G) y 4,2 kV/m
- Este documento también contiene recomendaciones
para otras frecuencias.
27B)
¿Cuáles son las recomendaciones de exposición a campos de frecuencia
industrial para trabajadores?
- NRPB-UK [M4]:
- 50 Hz: 1.600 microT (16 G) y 12 kV/m
- 60 Hz: 1.330 microT (13,3 G) y 10 kV/m
- Este documento también contiene recomendaciones
para otras frecuencias.
- ACGIH [M5]:
- A 60 Hz: 1.000 microT (10 G)
- Este documento también contiene recomendaciones
para otras frecuencias.
- ICNIRP [M6]
- 50 Hz: 500 microT (5 G) y 10 kV/m
- 60 Hz: 420 microT (4,2 G) y 8,3 kV/m
- Este documento también contiene recomendaciones
para otras frecuencias.
27C)
¿Existen recomendaciones especiales de exposición a campos de
frecuencia industrial para personas que llevan marcapasos?
El funcionamiento de los marcapasos
puede verse afectado por campos de frecuencia industrial. En
algunos ambientes laborales pueden existir campos lo suficientemente
elevados como para interferir con el funcionamiento de los marcapasos
[L10,
L11],
y puede que incluso existan en algunos ambientes no laborales
[L0,
L11].
La sensibilidad de los marcapasos cardíacos y la gravedad de
los efectos dependen mucho del diseño y modelo [L0,
L10,
L11].
Esta es, probablemente, una situación en la que el campo eléctrico
es, por lo menos, tan importante como el campo magnético.
ICNIRP [M6]
calculó que campos de frecuencia industrial de 15 microT podían
originar interferencias, pero declaró que sólo existe una "pequeña
probabilidad" de un mal funcionamiento por debajo de 100-200
microT. NRPB-UK [M4]
declaró que "es poco probable que ocurran interferencias" por
debajo de 20 microT. ACGIH [M5]
establece un límite laboral formal para portadores de marcapasos
de 100 microT. Basándonos en estas fuentes, parece poco probable
que una línea eléctrica produzca interferencias (Q10).
Sin embargo, por lo menos dos estudios
sobre marcapasos muestran que campos elevados de frecuencia
industrial de 5.000 V/m podrían causar interferencias en algunos
modelos [L0, L48]; y otro sugiere
que puede haber interferencias con un campo eléctrico de 1.500
V/m [L10]. Campos eléctricos
tan altos no se dan en la gran mayoría de las viviendas o en
las cercanías de una línea de distribución, pero este nivel
podría sobrepasarse justo debajo de una línea de transporte
a alta tensión (Q10).
Los portadores de marcapasos que
trabajen o vivan en ambientes donde haya instalaciones capaces
de producir una interferencia significativa deberían informar
al médico que les realizó el implante. Debe aconsejarse a los
portadores de marcapasos que tengan cierta precaución cuando
estén cerca de líneas de transporte de energía eléctrica, en
especial líneas con voltajes de 230 kV o superiores. Las mismas
precauciones son, probablemente, aplicables a desfibriladores
y dispositivos biomédicos implantables.
27D)
¿Iba a recomendar una agencia del gobierno de Estados Unidos
límites estrictos de exposición residencial y laboral a campos
de frecuencia industrial?
El número de Julio/Agosto 1995 de
Microwave News incluía extractos de lo que se decía era un borrador
de informe de la Comisión Nacional de Protección Contra la Radiación
(National Commission on Radiation Protection, NCRP).
Los extractos publicados en Microwave News parecen haber sido
escritos en 1993. Según el artículo de Microwave News, el informe
de la NCRP recomendaba límites estrictos para exposición residencial
y laboral a campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial
(y otras frecuencias extremadamente bajas). El artículo de Microwave
News fue mencionado posteriomente en revistas como Science y
New Scientist y también en los medios de comunicación.
Según una declaración oficial de
la NCRP (22 de Agosto de 1995), este borrador "no tiene absolutamente
ninguna validez en este momento". La declaración de la NCRP
dice además que "el borrador en cuestión está todavía siendo
revisado para prepararlo para empezar la fase inicial de análisis,
existe sólo como un borrador de trabajo que no debería haber
salido fuera [del comité]. Por lo tanto no debería copiarse,
citarse o referenciarse fuera de la NCRP".
Una declaración posterior de NCRP
(11 de Octubre de 1995) afirma que "al contrario de lo que erroneamente
dicen algunas fuentes de información, la NCRP no ha emitido
recomendaciones sobre campos electromagnéticos de frecuencia
extremadamente baja" y puntualiza que "considerando la propia
naturaleza del proceso de revisión, es imposible predecir cuando
podrá la NCRP tener un informe sobre el tema de las frecuencias
extremadamente bajas, y no es posible saber el alcance o recomendaciones
que puedan hacerse".
El informe anual de 1999 de NCRP
menciona que este informe está todavía en el subcomité SC89-3
como un "borrador de informe en preparación para la revisión
por parte del Consejo".
27E)
¿Qué dice el informe de 1996 del Consejo Nacional de Investigación
de Estados Unidos (U.S. National Research Council)?
En 1991, el Congreso de Estados
Unidos pidió a la Academia Nacional de las Ciencias que
revisara la literatura sobre los posibles riesgos para la salud
de la exposición residencial a campos eléctricos y magnéticos
de frecuencia industrial. En respuesta, el Consejo Nacional
de Investigación, la rama de investigación de la Academia
Nacional de las Ciencias, organizó un comité de epidemiólogos,
biólogos, químicos y físicos expertos en cáncer, toxicología
reproductiva y efectos neurobiológicos. Algunos miembros habían
pasado sus carreras profesionales estudiando los efectos de
los campos eléctricos y magnéticos, y algunos eran nuevos en
este área. El comité emitió su informe en noviembre de 1996
[A7].
Lo que sigue a continuación son citas textuales del resumen
ejecutivo.
- Conclusiones del comité
- "Basándonos en una evaluación exhaustiva
de los estudios publicados sobre los efectos de los
campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial
en células, tejidos y organismos (incluyendo seres humanos),
la conclusión del comité es que la evidencia disponible
no muestra que la exposición a estos campos represente
un peligro para la salud de las personas."
- "Ninguna evidencia concluyente y consistente
muestra que la exposición residencial a campos eléctricos
y magnéticos produzca cáncer, efectos neurocomportamentales
adversos o efectos en la reproducción y el desarrollo."
- "A niveles de exposición muy por encima
de los encontrados normalmente en viviendas, los campos
eléctricos y magnéticos pueden producir efectos biológicos...
pero estos efectos no proporcionan una imagen consistente
de una relación con riesgos para la salud."
- "En muchos estudios persiste una asociación
entre configuración o código de cables en las viviendas
y leucemia infantil, aunque el factor causal responsable
de esa asociación estadística no ha sido identificado."
- Epidemiología
- "El motivo que ha empujado a continuar
el estudio de los efectos biológicos de los campos eléctricos
y magnéticos ha sido la persistencia de los estudios
epidemiológicos en mostrar una asociación entre una
estimación hipotética de la exposición a campos eléctricos
y magnéticos, llamada la clasificación de código de
cables, y la incidencia de leucemia infantil."
- "Residir en casas clasificadas en la
categoría de configuración de cables alta se asocia
con un exceso de riesgo aproximadamente 1,5 veces mayor
de leucemia infantil, una enfermedad poco frecuente."
- "Las clasificaciones del código de cables
se correlacionan con muchos factores, tales como la
antigüedad de la casa, densidad de casas y densidad
de tráfico en el barrio, pero muestran una débil asociación
con campos magnéticos residenciales medidos."
- "No se ha encontrado ninguna asociación
entre incidencia de leucemia infantil y exposición a
campo magnético en los estudios epidemiológicos que
estimaron la exposición midiendo el promedio del campo
magnético."
- "Los estudios no han identificado factores
que expliquen la asociación entre código de cables y
leucemia infantil. Aunque se conocen varios factores
que se correlacionan con clasificaciones del código
de cables, ninguno resalta como un probable factor causal."
- "[La] evidencia epidemiológica no apoya
las posibles asociaciones de campos magnéticos con cáncer
en adultos, resultado del embarazo, alteraciones neurocomportamentales
y cáncer infantil distinto a la leucemia."
- Evaluación de la exposición
- "Los campos magnéticos de la magnitud
que se encuentran en domicilios inducen corrientes dentro
del cuerpo humano que son, en general, mucho más pequeñas
que las corrientes inducidas de forma natural por el
funcionamiento de los nervios y músculos."
- "Sin embargo, las intensidades más altas
a las que alguien puede estar expuesto en su domicilio
(las asociadas con electrodomésticos) pueden producir
campos eléctricos en una pequeña zona del cuerpo comparable,
o incluso mayores, que los campos que se dan de forma
natural."
- Las densidades de corriente endógenas
en la superficie del cuerpo (internamente se dan densidades
más altas) asociadas con la actividad eléctrica de las
células nerviosas son del orden de 1 mA/m2 ... Por lo
tanto, las corrientes típicas inducidas externamente
son 1.000 veces menores que las corrientes que se dan
de forma natural."
- "Como los mecanismos por los cuales
los campos eléctricos y magnéticos pueden producir efectos
adversos para la salud son desconocidos, las características
de los campos eléctricos y magnéticos que deben medirse
para probar la relación de estos campos con la enfermedad
no están claras."
- Efectos celulares y moleculares
- "Las exposiciones a campos magnéticos
de 50-60 Hz de intensidad similar a la exposición residencial
típica (0,01-1 microT) no producen ningún efecto significativo
in vitro que haya sido replicado en estudios
independientes."
- "Se han observado cambios reproducibles
en aspectos específicos de las vías celulares de transducción
de señales con exposiciones a campos magnéticos del
orden de 100 microT y superiores."
- "A intensidades de campo superiores
a 50 microT se han observado resultados positivos creíbles
para cambios en concentraciones intracelulares de calcio
y cambios más generales en la expresión de genes y en
componentes de la transducción de señales."
- "Sin embargo, no se ha observado genotoxicidad
reproducible a ninguna intensidad de campo."
- "La conclusión global, basada en la
evaluación de estos estudios, es que la exposición a
campos eléctricos y magnéticos de 50-60 Hz inducen cambios
en células cultivadas sólo a intensidades de campo que
exceden las intensidades típicas residenciales en un
factor de 1.000 a 100.000."
- Efectos en animales y tejidos
- "No hay una evidencia convincente de
que la exposición a campos eléctricos y magnéticos de
60 Hz cause cáncer en animales."
- "Un área en la que hay cierta evidencia
de laboratorio de un efecto relacionado con la salud
es que animales tratados con cancerígenos muestran una
relación positiva entre exposición a campo magnético
intenso e incidencia del cáncer de mama."
- "No hay evidencia de ningún efecto adverso
sobre la reproducción o desarrollo de animales, en especial
mamíferos, por la exposición a campos eléctricos y magnéticos
de frecuencia industrial, 50-60 Hz."
- "Existe evidencia convincente de efectos
sobre el comportamiento para campos eléctricos y magnéticos
considerablemente mayores que los encontrados en ambientes
residenciales; sin embargo, no se han demostrado efectos
neurocomportamentales adversos de campos aún más intensos.
- "A pesar de la reducción de la concentración
de melatonina en sangre y glándula pineal observada
en algunos animales, como consecuencia de la exposición
a campo magnético, los estudios hechos hasta la fecha
en humanos no muestran, hasta la fecha, una evidencia
concluyente de que la concentración de melatonina responda
de igual manera... En los animales en los que se han
observado cambios en la melatonina, no se ha comprobado
que los efectos nocivos para la salud estén asociados
a la disminución de melatonina relacionada con los campos
eléctricos o magnéticos."
En 1999 la Academia Nacional de
las Ciencias de Estados Unidos hizo unos comentarios adicionales
sobre el tema, cuando se les pidió que revisaran la investigación
dirigida por NIEHS bajo la Energy Policy Act de 1992 (el programa
denominado EMF-RAPID [A15,
A18].
En este informe la Academia Nacional
de las Ciencias concluyó [A15]:
- "El programa de investigación biológica
de NIEHS llegó a dos importantes conclusiones que reducen
en cierta manera la preocupación sobre si el uso de la energía
eléctrica podría tener efectos nocivos para la salud...
- La primera contribución fue el esfuerzo
para replicar los informes anteriores de efectos biológicos...
Todos los intentos de replicación en el programa EMF-RAPID
han dado resultados negativos o equívocos...
- La segunda contribución importante fue
la finalización de varias investigaciones sobre la relación
entre exposición a campo magnético y cáncer a través
de experimentos controlados de laboratorio en animales.
Casi todos los estudios en animales relevantes para
la cuestion del cáncer [y los campos de frecuencia industrial]
han aportado resultados negativos incluso a niveles
de campo varios órdenes de magnitud más elevados que
los niveles típicos de exposición humana."
- "La investigación biológica del EMF-RAPID
ha aportado poca evidencia que apoye la hipótesis de que
existe una relación entre campos de frecuencia industrial
y cáncer...
- Los resultados in vivo no apoyan
la existencia de un efecto [de los campos de frecuencia
industrial] en la iniciación, promoción o progresión
del cáncer...
- No existe evidencia ningún efecto fuerte
y replicado sobre el desarrollo del cáncer."
- "Los resultados del programa EMF-RAPID no
apoyan la suposicion de que el uso de la energía eléctrica
suponga un gran riesgo no reconocido para la salud pública."
- "El comité recomienda que se financie ningún
programa de investigación especial adicional sobre los posibles
efectos en la salud de los campos magnéticos de frecuencia
industrial."
- Ver los comentarios del comité de la Academia
Nacional de las Ciencias sobre el informe del "grupo de
trabajo" del NIEHS en la siguiente pregunta.
27F)
¿Dice un informe de 1998 del Instituto Nacional de Ciencias
de la Salud y el Medio Ambiente de Estados Unidos (U.S. National
Institute of Environmental Health Sciences, NIEHS) que los campos
de frecuencia industrial son un "posible" cancerígeno?
En 1997-98, NIEHS organizó una serie
de conferencias científicas para evaluar "los posibles efectos
sobre la salud de la exposición a campos eléctricos y magnéticos
de frecuencia extremadamente baja". Los informes generados en
esas conferencias se utilizaron para ayudar a NIEHS a preparar
un informe al Congreso de Estados Unidos (Q27G).
La última de la serie de conferencias
organizadas por NIEHS (denominada "grupo de trabajo") evaluó
la evidencia de efectos sobre la salud humana siguiendo las
reglas de la Agencia Internacional para la Investigación
sobre el Cáncer (International Agency for Research on Cancer,
IARC). El informe del grupo de trabajo [A11].
fue publicado el 30 de julio de 1998 y está disponible en: http://www.niehs.nih.gov/emfrapid/
Al contrario que la mayoría de las
aproximaciones actuales a la evaluación del riesgo (ver [Q20],
las normas de la IARC utilizadas por el "grupo de trabajo" (ver
Tabla
siguiente) ponía un gran énfasis en los estudios epidemiológicos
y prestaba mucha menos atención a los estudios sobre animales
y mecanismos.
El "grupo de trabajo" concluyó de
forma unánime que los campos de frecuencia industrial no son
un agente de clase 1 o clase 2A de IARC; es decir, que no son
un "conocido cancerígeno para humanos" o un "probable cancerígeno
para humanos" (ver Tabla
siguiente). La mayoría del "grupo de trabajo" concluyó que los
campos de frecuencia industrial deben ser clasificados en la
categoría 2B de IARC; es decir, que son un "posible cancerígeno
para humanos". Otros agentes clasificados de forma similar por
IARC como "posibles cancerígenos para humanos" incluyen café,
sacarina y el humo de los automóviles. Una substancial minoría
del "grupo de trabajo" concluyó que la evidencia ni siquiera
era suficiente para clasificar los campos de frecuencia industrial
en la categoría 2B de IARC.
De acuerdo con el informe del "grupo
de trabajo", la clasificación en la categoría 2B de IARC se
basó fundamentalmente en la "limitada evidencia epidemiológica"
de que la exposición residencial a campos de frecuencia industrial
estaba asociada con leucemia infantil. "Limitada evidencia epidemiológica"
significa, según el esquema de IARC, que: "Se ha observado una
asociación positiva entre exposición... y cáncer para la que
una interpretación causal se considera creíble, pero el azar,
sesgos o factores de confusión no pueden descartarse con un
grado de confianza razonable."
El "grupo de trabajo" también concluyó
que los estudios experimentales en animales "no apoyan ni refutan"
los estudios epidemiológicos, y que los estudios sobre mecanismos
no proporcionan apoyo a los estudios epidemiológicos.
El "grupo de trabajo" concluyó que
la evidencia epidemiológica y experimental es "inadecuada" (ver
Tabla
siguiente) para sugerir que la exposición a campos de frecuencia
industrial es una "posible" causa de cualquier tipo de cáncer
aparte de leucemia. El "grupo de trabajo" también concluyó que
la evidencia epidemiológica y experimental es "inadecuada" (ver
Tabla
siguiente) para sugerir que la exposición a campos de frecuencia
industrial es una "posible" causa de efectos adversos para la
salud humana aparte del cáncer.
Algunos han interpretado las conclusiones
del "grupo de trabajo" como una contradicción respecto a lo
que en 1996 dijo la Academia Nacional de las Ciencias (Q27E)
y en 1999 dijo el NIEHS en su informe al Congreso (Q27G).
De hecho, la parte principal del informe del "grupo de trabajo"
del NIEHS [A11]
es bastante compatible tanto con el informe de la Academia Nacional
de las Ciencias [A7]
como con el informe del NIEHS de 1999 [A16].
En particular, los tres infomes están de acuerdo en que no se
ha establecido ninguna asociación causal entre cáncer y exposición
a campos de frecuencia industrial. La aparente diferencia entre
los informes es debida a la metodología para la evaluación del
riesgo utilizada por el "grupo de trabajo" del NIEHS.
En 1999 la Academia Nacional de
las Ciencias hizo unos comentarios sobre el "informe de grupo
de trabajo" [A15].
Concluyeron:
"Cuando el informe del grupo de trabajo
se considera en detalle, el dramático contraste entre el informe
del Comité del Consejo de Investigación [A7]
y el informe del NIEHS [A11]
-- "no efecto" frente a "probable carcinógeno" -- se reduce;
y cuando se tienen en cuenta las diferencias entre los dos
procesos de evaluación utilizados, se entienden las diferencias
en las conclusiones. Este comité concluye que, sin embargo,
las conclusiones de 1997 del informe del comité del Consejo
de Investigación transmiten al público de forma más precisa
las implicaciones en la salud de la investigación subyacente."
El esquema de clasificación de IARC
utilizado por el "grupo de trabajo" se basa fundamentalmente
en la evidencia epidemiológica (ver Tabla
siguiente y la página
web de IARC). La evidencia de carcinogenicidad animal se
considera secundaria, y otros tipos de estudios de laboratorio
(como los ensayos de actividad genotóxica o epigenética) casi
ni se mencionan. Los argumentos de plausibilidad biológica/biofísica
prácticamente son ignorados en el esquema de clasificación de
la IARC.
Por "posible cancerígeno para humanos",
el "grupo de trabajo" del NIEHS quiere decir, explícitamente,
categoría 2B de IARC. Tal y como se muestra en la Tabla
siguiente, la clasificación en la categoría 2B sólo requiere
una débil evidencia epidemiológica de asociación. No es necesaria
ninguna confirmación de laboratorio o plausibilidad biológica/biofísica
para situar algo en la categoría 2B. De hecho, una vez que en
epidemiología se sugiere la existencia de una asociación, "posible
carcinógeno humano" es la categoría más baja permitida por el
esquema de la IARC.
Es importante reseñar que el "grupo
de trabajo" de NIEHS rechazó de forma unánime la conclusión
de que los campos de frecuencia industrial fueran "probables"
(categoría 2A de IARC) o "demostrados" (categoría 1 de IARC)
cancerígenos para humanos.
Clasificación
de cancerígenos humanos de la Agencia Internacional para la
Investigación sobre el Cáncer (IARC)
Categoría |
Datos de apoyo necesarios
para la clasificación en el grupo
(ver la siguiente tabla para las definiciones de los términos) |
Ejemplos |
Número de agentes clasificados
(hasta Dic-2000) |
Categoría 1: El agente
es cancerígeno para humanos. |
Evidencia epidemiológica
suficiente |
Bebidas alcohólicas
Asbestos
Benzeno
Radón, Rayos X
Tabaco |
78 |
Categoría 2A: El agente
es un probable cancerígeno para humanos. |
Evidencia epidemiológica
limitada o inadecuada MAS evidencia animal suficiente |
Creosote
Humos de diesel
Formaldehido
PCB's
Lámparas bronceadoras |
63 |
Categoría 2B: El agente
es un posible cancerígeno para humanos. |
Evidencia epidemiológica
limitada MAS evidencia animal inadecuada |
Humo de automóviles
Cloroformo
Café
Gasolina
Humo de motores
Vegetales macerados |
235 |
Categoría 3: El agente
es inclasificable en cuanto a su carcinogenicidad
para humanos. |
Evidencia epidemiológica
inadecuada MAS evidencia animal inadecuada o limitada
o
No encaja en otro grupo |
Cafeína
Polvo de carbón
Luces fluorescentes
Combustible diesel
Mercurio
Sacarina, Té |
483 |
Categoría 4: El agente
es probablemente no cancerígeno para humanos. |
Evidencia sugiriendo falta
de carcinogenotoxicidad tanto en humanos como en
animales
o
Evidencia epidemiológica inadecuada más evidencia
sugiriendo falta de carcinogenotoxicidad en animales |
Caprolactan |
1 |
Definiciones
utilizadas por IARC en la clasificación de carcinógenos humanos
Frase |
Epidemiología |
Carcinogenicidad animal |
Evidencia suficiente |
Se ha establecido una relación
causal |
Se ha establecido una relación
causal en dos especies o en dos estudios independientes |
Evidencia limitada |
Se ha observado una asociación
que puede ser causal,
pero no se pueden descartar interpretaciones no causales |
Se ha observado carcinogenicidad
en animales;
pero sólo en un único estudio, o sólo se han visto tumores
benignos o tumores con una tasa de aparición espontánea
alta |
Evidencia inadecuada |
Los estudios tienen una calidad
insuficiente para determinar si existe una asociación
o
No hay datos en humanos |
Los estudios tienen una calidad
o consistencia insuficiente para llegar a una conclusión
o
No hay datos en animales |
Falta de carcinogenicidad |
Múltiples y consistentes
estudios negativos, con un amplio rango de exposiciones,
que no muestran evidencia de una asociación con ningún
tipo de cáncer |
Estudios consistentes y negativos
en dos o más especies, con un amplio rango de exposiciones,
que no muestran evidencia de carcinogénesis. |
27G)
¿Qué dice un informe de 1999 del Instituto Nacional de Ciencias
de la Salud y el Medio Ambiente de Estados Unidos (NIEHS) para
el Congreso de Estados Unidos sobre campos de frecuencia industrial
y cáncer?
El 15 de junio de 1999, el Instituto
Nacional de Ciencias de la Salud y el Medio Ambiente de Estados
Unidos (NIEHS) hizo público el informe para el Congreso
de Estados Unidos "Efectos sobre la salud de la exposición a
campos eléctricos y magnéticos generados por las líneas eléctricas"
[A16].
El informe se basa en:
- Las cuatro conferencias discutidas en Q27F;
- Una revisión actualizada de los estudios
epidemiológicos, animales, celulares y biofísicos (incluso
se discute el estudio canadiense sobre leucemia infantil
de 1999 (Q19J);
- Consideración de la investigación de laboratorio
financiada por el NIEHS bajo el programa denominado EMF-RAPID
[A18].
El informe del NIEHS para el Congreso
[A16]
difiere del informe del "grupo de trabajo" [A11]
en varios aspectos:
- El informe para el Congreso da más peso
a los estudios animales, celulares y biofísicos que el del
"grupo de trabajo".
- El informe para el Congreso no se centra
en el criterio y el lenguaje de la IARC [Tabla]
que dominaba el informe del "grupo de trabajo".
- El informe para el Congreso es mucho más
corto que el del "grupo de trabajo", y utiliza un lenguaje
mucho más sencillo de entender por parte de la gente.
El informe está disponible en: http://www.niehs.nih.gov/emfrapid/html/EMF_DIR_RPT/Report_18f.htm
Del resumen ejecutivo:
La evidencia científica que sugiere
que la exposición [a campos de frecuencia industrial] supone
un riesgo para la salud es débil. La evidencia más fuerte
de efectos en la salud proviene de asociaciones observadas
en poblaciones humanas con dos formas de cáncer: leucemia
infantil y leucemia linfocítica crónica en adultos profesionalmente
expuestos. Mientras que el apoyo por parte de estudios individuales
es débil, los estudios epidemiológicos muestran, para algunos
métodos de medir la exposición, un patrón claramente consistente
de un pequeño incremento del riesgo con el incremento de la
exposición, que es algo más débil para la leucemia linfocítica
crónica que para la leucemia infantil. Por el contrario, los
estudios sobre mecanismos y la literatura sobre toxicología
animal no consigue mostrar ningún patrón consistente a lo
largo de los estudios, aunque se ha informado de hallazgos
esporádicos de efectos biológicos (incluyendo un incremento
de cáncer en animales). No se ha observado ningún incremento
de leucemias en animales de experimentación...
Los estudios epidemiológicos tienen
serias limitaciones en su capacidad para demostrar una relación
causa-efecto, mientras que los estudios de laboratorio, por
su diseño, pueden mostar claramente que causa y efecto son
posibles. Virtualmente toda la evidencia de laboratorio en
animales y humanos y la mayor parte del trabajo sobre mecanismos
realizado en células no consigue apoyar una relación causal
entre exposición a niveles ambientales [de campos de frecuencia
industrial] y cambios en la función biológica o enfermedades.
La ausencia de hallazgos positivos en animales o en estudios
sobre mecanismos debilita la creencia de que esta asociación
[epidemiológica] sea realmente debida a campos de frecuencia
industrial, pero los hallazgos epidemiológicos no pueden ser
completamente desestimados.
El NIEHS concluye que la exposición
[a campos de frecuencia industrial] no puede ser reconocida
como completamente segura debido a la débil evidencia científica
de que puede suponer un riesgo de leucemia. En nuestra opinión,
este hallazgo es insuficiente para justificar el establecimiento
de regulaciones agresivas. Sin embargo, puesto que virtualmente
todo el mundo en Estados Unidos utiliza la energía eléctrica
y, por lo tanto, está expuesto de forma rutinaria [a campos
de frecuencia industrial], se justifican acciones regulatorias
pasivas, como un énfasis continuado en la educación tanto
del público como de la comunidad de cara a una reducción de
la exposición.
De las Conclusiones y Recomendaciones
del informe del NIEHS para el Congreso:
Como parte de la evaluación del
programa EMF-RAPID sobre los efectos relacionados con la salud
[de los campos de frecuencia industrial], un panel internacional
de 30 científicos se reunió en junio de 1998 para revisar
el peso de las evidencias científicas [Q27F].
Utilizando un criterio desarrollado por la Agencia Internacional
para la Investigación sobre el Cáncer [Tabla],
ninguno de los miembros del Grupo de Trabajo consideró que
la evidencia fuera suficientemente fuerte para etiquetar la
exposición [a campos de frecuencia industrial] como un "conocido
cancerígeno para humanos" o "probable cancerígeno para humanos".
Sin embargo, la mayoría de los miembros de este grupo de trabajo
(19 de los 28 miembros) concluyeron que la exposición a [los
campos electromagnéticos generados por] las líneas eléctricas
es un "posible cancerígeno para humanos". Esta decisión se
basa fundamentalmente en la "limitada evidencia de un incremento
del riesgo de leucemia infantil con la exposición residencial
y un incremento de la incidencia de leucemias linfociíticas
crónicas (CLL) asociado con la exposición laboral". Para otros
cánceres o problemas de salud no relacionados con cáncer,
el grupo de trabajo catalogó los datos experimentales como
que proporcionan una evidencia mucho más débil o ningún apoyo
para efectos debidos a la exposición [a campos de frecuencia
industrial].
El NIEHS coincide en que las asociaciones
de leucemia infantil y leucemia linfocítica crónica observadas
no pueden ser descartadas fácilmente como hallazgos debidos
al azar o negativos. La falta de hallazgos positivos en animales
o en estudios sobre mecanismos debilita la creencia de que
esta asociación sea realmente debida a los campos de frecuencia
industrial, pero este hallazgo no puede ser completamente
desestimado. El NIEHS también está de acuerdo con la conclusión
de que no hay suficiente evidencia de un riesgo de otros cánceres
o problemas de salud no relacionados con cáncer para justificar
la preocupación...
El Programa Nacional de Toxicología
examina periódicamente las exposiciones ambientales para determinar
hasta que punto constituyen un riesgo de cáncer para la salud
y genera el "Informe sobre cancerígenos", un listado de agentes
que son "conocidos cancerígenos para humanos" o "razonablemente
se prevé que sean cancerígenos para humanos". En nuestra opinión,
basándonos en la evidencia disponible hasta la fecha, la exposición
[a campos electromagnéticos de frecuencia industrial] no estaría
incluido en el "Informe sobre cancerígenos" como un agente
que "razonablemente se prevé que sea cancerígeno para humanos".
Esto se basa en la limitada evidencia epidemiológica y en
los hallazgos del programa EMF-RAPID que no indicaban un efecto
de la exposción [a campos electromagnéticos de frecuencia
industrial] en animales experimentales o una base para un
mecanismo para la carcinogénesis.
En relación a posibles acciones
regulatorias, el informe del NIEHS para el Congreso indica:
El NIEHS sugiere que el nivel
y la fuerza de la evidencia que apoya que la exposición [a
campos de frecuencia industrial] es un peligro para la salud
humana son insuficientes para justificar acciones regulatorias
agresivas; por lo tanto, no recomendamos acciones como una
normativa estricta sobre electrodomésticos y un programa nacional
para enterrar todas las líneas de transporte y distribución.
En su lugar, la evidencia sugiere medidas pasivas como un
énfasis continuado en la educación tanto del público como
de la comunidad de cara a una reducción de la exposición.
El NIEHS sugiere que la industria eléctrica continúe con sus
prácticas actuales al instalar líneas eléctricas para reducir
la exposición y continúe investigando maneras de reducir la
generación de campos magnéticos alrededor de las líneas de
transporte y distribución sin crear nuevos riesgos. También
alentamos el uso de tecnologías que reduzcan la exposición
debida a líneas de distribución locales, siempre que no se
incrementen otros riesgos, como los de electrocución accidental
o fuego.
27H)
¿Qué dice el informe del Comité Nacional de Protección Radiológica
del (National Radiological Protection Board, NRPB)
del Reino Unido sobre campos electromagnéticos de frecuencia
industrial y cáncer?
El 6 de marzo de 2001, el Comité
Nacional de Protección Radiológica (National Radiation Protection
Board, NRPB) del Reino Unido hizo público un informe
sobre campos de frecuencia industrial y cáncer [A20].
El informe consiste en: "una revisión exhaustiva de los estudios
experimentales y epidemiológicos relevantes para evaluar el
posible riesgo de cáncer como consecuencia de la exposición
a campos electromagnéticos de frecuencia industrial... No contempla
la exposición a altas frecuencias ni otros potenciales efectos
de la exposición a frecuencias industriales..."
La principal conclusión del informe
es que:
"Los experimentos de laboratorio no
han proporcionado una buena evidencia de que los campos electromagnéticos
de frecuencia industrial sean capaces de producir cáncer y
los estudios epidemiológicos sobre personas tampoco sugieren
que causen cáncer en general. Existe, sin embargo, cierta
evidencia epidemiológica de que una exposición prolongada
a niveles altos de campos magnéticos de frecuencia industrial
se asocia con un pequeño riesgo de leucemia en niños. En la
práctica, tales niveles de exposición se dan rara vez entre
el público en el Reino Unido. En ausencia de una clara evidencia
de un efecto cancerígeno en adultos, o de una explicación
plausible derivada de experimentos sobre animales o células,
la evidencia epidemiológica no es en este momento lo suficientemente
sólida como para justificar una conclusión firme de que tales
campos causan leucemia en niños. Sin embargo, a menos que
investigaciones futuras indiquen que este hallazgo es debido
al azar o a un artefacto no reconocido, queda la posibilidad
de que una exposición intensa y prolongada a campos magnéticos
pueda aumentar el riesgo de leucemia en niños."
Respecto a los estudios sobre
células el informe concluye que:
A nivel celular no hay una clara
evidencia de que la exposición a campos electromagnéticos
de frecuencia industrial de los niveles que se suelen encontrar
pueda afectar a los procesos biológicos...
No hay una evidencia convincente
de que la exposición a tales campos sea directamente genotóxica,
ni de que pueda afectar a la transformación de células en
cultivo, así que es improbable que pueda iniciar la carcinogénesis...
Aquellos resultados que reclaman
haber demostrado un efecto positivo de la exposición a campos
magnéticos de frecuencia industrial tienden a mostrar tan
sólo pequeños efectos, cuyas consecuencia biológicas no están
claras. Muchos de los efectos positivos de los que se ha informado
tienen lugar con exposiciones que no es probable que se den
habitualmente.
Respecto a los estudios de carcinogénesis
animal el informe concluye que:
En conjunto, no se ha observado
una evidencia convincente en la revisión de un gran número
de estudios sobre animales que apoye la hipótesis de que la
exposición a campos electromagnéticos de frecuencia industrial
incremente el riesgo de cáncer.
La mayoría de los estudios muestran
una ausencia de efectos de los campos magnéticos de frecuencia
industrial en leucemia o linfoma en roedores...
Estudios posteriores no han hallado
efectos en la progresión de células leucémicas trasplantadas
en ratones o ratas...
Un amplio estudio reciente informó
de la ausencia de efectos de la exposición a campos magnéticos
de frecuencia industrial en tumores del sistema nervioso inducidos
químicamente en ratas. Además, la baja incidencia de tumores
cerebrales en tres amplios estudios recientes sobre ratas
no aumentaba por la exposición a campos magnéticos.
Respecto a los estudios sobre
tumores [además de leucemia y tumores cerebrales], la evidencia
es casi uniformemente negativa.
Respecto a los estudios sobre
melatonina el informe concluye que:
La mayor parte de la evidencia
en voluntarios sugiere que la exposición a campos magnéticos
de frecuencia industrial no retrasa ni suprime los ritmos
de la melatonina...
La evidencia de un efecto de la
exposición a campos magnéticos de frecuencia industrial sobre
los niveles de melatonina y el estado reproductivo dependiente
de la melatonina en animales con reproducción estacional es
ampliamente negativa.
Respecto a los estudios sobre
el sistema inmune el informe concluye que:
No hay una evidencia consistente de
ningún efecto inhibidor de los campos magnéticos de frecuencia
industrial en aquellos aspectos de la función del sistema
inmune relevantes para la supresión de tumores...
Respecto a los estudios epidemiológicos
de exposición residencial el informe concluye que:
Estudios recientes, amplios y
bien realizados han proporcionado una evidencia mejor de la
que estaba disponible anteriormente sobre la relación entre
exposición a campos magnéticos de frecuencia industrial y
riesgo de cáncer. Tomados en conjunto sugieren que las relativamente
elevadas exposiciones promedio de 0,4 microT o superiores
están asociadas con la duplicación del riesgo de leucemia
en niños por debajo de 15 años de edad. Sin embargo, la evidencia
no es concluyente...
Los datos sobre tumores cerebrales
provienen de algunos de los estudios que también investigaban
leucemia o de otros que se centraban exclusivamente en estos
tumores. No proporcionan una evidencia comparable de una asociación...
No hay ninguna razón paa creer
que la exposición residencial a campos electromagnéticos está
involucrada en el desarrollo de leucemia o tumores cerebrales
en adultos.
Respecto a los estudios epidemiológicos
de exposición laboral el informe concluye que:
Aunque algunos estudios publicados
de exposición laboral a campos electromagnéticos y riesgo
de cáncer tienen, en lo principal, una metodología adecuada,
y algunos de ellos tienen una potencia estadística considerable,
no han establecido una relación causal entre tal exposición
y un incremento de la incidencia de tumores de ningún tipo.
Los excesos, cuando los hay, son generalmente modestos y están
básicamente restringidos a leucemia y tumores cerebrales.
La evidencia de algún riesgo de
tumores cerebrales es conflictiva, incluso la de los estudios
más potentes.
28)
¿Qué efectos producen las líneas eléctricas sobre el valor de
la propiedad inmobiliaria?
Hay muy pocos datos fiables sobre
este asunto. Ha habido estudios de "propiedad comparada", pero
cualquiera de los estudios realizados antes de 1991 (cuando
se publicó el de London y col. [C12]
podrían ser irrelevantes. Desde 1991 se ha publicado un estudio
de valor comparado [L5]
y se ha presentado otro en un congreso [L8].
Ninguno de los estudios muestran evidencia de un impacto de
las líneas de transporte sobre el valor de las propiedades.
Sin embargo, ambos estudios indican que muchos propietarios
piensan que habrá un impacto, particularmente si la preocupación
en torno a los efectos en la salud se hace pública.
Parece que la presencia de líneas
de transporte de energía eléctrica y subestaciones puede afectar
negativamente al valor de las propiedades si ha habido publicidad
local recientemente sobre la preocupación por la salud o el
valor de las propiedades. Parece menos probable que la presencia
de configuraciones de cable altas de líneas de distribución
del tipo que han sido correlacionadas con cáncer infantil en
los estudios americanos pudiera afectar al valor de las propiedades,
dado que pocas personas reconocerían su existencia. Si los compradores
empiezan a solicitar medidas de campo magnético no se sabe lo
que puede suceder, porque aunque las medidas son relativamente
fáciles de realizar (Q29), son prácticamente imposibles de interpretar.
29)
¿Qué equipo se necesita para medir campos magnéticos de frecuencia
industrial?
Los campos magnéticos de frecuencia
industrial se miden con un gaussímetro calibrado. Los medidores
empleados por los profesionales de la salud medioambiental son
demasiado caros para el uso doméstico. Un equipo apropiado para
uso doméstico debería cumplir los siguientes criterios:
- Un grado razonable de precisión (+/- 20% parece razonable
para el uso doméstico).
- Medir el valor rms (eficaz) real, en caso contrario, si la
forma de onda no es sinusoidal, las medidas pueden estar exageradas.
- Respuesta en frecuencia hecha a la medida, porque si el medidor
tiene un ancho de banda demasiado grande, campos de altas frecuencias
generados por pantallas, televisiones, etc. pueden confundir
las medidas.
- Responder correctamente a las sobrecargas; si el medidor está
sometido a un campo muy intenso debe avisarlo, no sólo dar lecturas
al azar.
- Un campo eléctrico intenso no debe afectar a la medida del
campo magnético.
Los medidores que reúnen estos requerimientos
son caros, y los medidores baratos pueden ser poco fiables.
En 1994 una revisión realizada por el Estado de Iowa [F15]
encontró un medidor fiable para el uso público por 450 dólares.
Para el experto, o no experto, que tenga un buen multímetro
y sepa usar una hoja de cálculo, el informe del estado de Iowa
indicaba que se podría conseguir un buen equipo por unos 115
dólares [F15].
A veces se ha sugerido que se puede
enrollar un cable y usar altavoces o un multímetro de alta impedancia
para medir campos de frecuencia industrial. Esto no es correcto;
mientras que un físico o un ingeniero experto puede anticipar
y corregir la no linealidad y la interferencia, éste es un método
poco razonable para una persona media, aunque esté técnicamente
preparada.
30)
¿Cómo se miden los campos magnéticos de frecuencia industrial?
Las medidas se deben realizar con
un gaussímetro calibrado (Q29), en múltiples puntos y durante
un periodo de tiempo sustancial, ya que hay grandes variaciones
de los campos en el espacio y el tiempo. Afortunadamente, el
campo magnético es mucho más fácil de medir que el campo eléctrico.
Esto se debe a que la presencia de objetos conductores (incluyendo
el cuerpo del que realiza la medida) distorsiona el campo eléctrico
y dificulta las medidas. Esto no ocurre con el campo magnético.
Es importante para la persona que
está midiendo entender la diferencia entre emisión y exposición.
Esto puede parecer obvio, pero mucha gente, incluyendo algunos
científicos y físicos expertos, colocan el medidor junto a la
fuente y comparan ese número con una normativa de exposición.
Además, si el instrumento no es isotrópico la técnica de medida
debe compensarlo.
En el caso de líneas de distribución
y transformadores, los campos magnéticos pueden variar considerablemente
a lo largo del tiempo, ya que los campos son proporcionales
a la corriente del sistema. Una caracterización razonable tiene
que hacerse a lo largo de un tiempo, conociendo el consumo eléctrico
anterior y actual.
31)
¿Se pueden aplicar los temas tratados en este documento de preguntas
más frecuentes a campos electromagnéticos de frecuencias distintas
a la industrial?
Este documento se ocupa principalmente
de los campos sinusoidales de 50 ó 60 Hz. Sin embargo, hay ciertos
puntos generales que son aplicables a otros tipos de fuentes
de campos electromagnéticos.
31A)
¿Se pueden aplicar los temas tratados en este documento de preguntas
más frecuentes a campos electromagnéticos de baja frecuencia
distintos de los sinusoidales de frecuencia industrial?
Los principios básicos y los datos
discutidos en este documento se pueden aplicar, en general,
a emisiones de frecuencia entre 1 Hz y 30.000 Hz (30 kHz). El
mayor problema que se encuentra cuando se trata con emisiones
de baja frecuencia no industrial es que las corrientes inducidas
por los campos magnéticos variables en el tiempo dependen de
la frecuencia y de la forma de onda, así como de la intensidad.
Cuando aumenta la frecuencia también lo hacen las corrientes
inducidas. Por eso las recomendaciones de seguridad cambian
con la frecuencia [M4,
M5].
Por ejemplo, la recomendación de exposición al campo magnético
de la NRPB [M4],
que para 60 Hz es de 1.330 microT, aumenta a 80.000 microT a
1 Hz y disminuye a 80 microT a 3 kHz.
Es más complicado estimar las corrientes
inducidas por campos de frecuencia extremadamente baja con forma
de onda no sinusoidal, porque la magnitud de las corrientes
inducidas depende de la velocidad de cambio del campo magnético.
Así pues, una onda de forma cuadrada de la misma frecuencia
y amplitud que una sinusoidal inducirá una corriente mucho mayor.
31B)
¿Se pueden aplicar los temas tratados en este documento de preguntas
más frecuentes a campos eléctricos y magnéticos estáticos?
Los campos eléctricos y magnéticos
estáticos, así como los campos de frecuencia menor de 1 Hz se
describen en otro documento de preguntas más frecuentes denominado
"Preguntas más frecuentes sobre campos eléctricos y magnéticos
estáticos y cáncer"
(http://www.mcw.edu/gcrc/cop/campos-estaticos-cancer/toc.html).
Para normas y legislación sobre
exposición residencial y laboral a campos estáticos, ver las
recomendaciones de ICNIRP [M7].
31C)
¿Se pueden aplicar los temas tratados en este documento de preguntas
más frecuentes a radiofrecuencias y microondas?
Por encima de 30 kHz, nos movemos
en el rango de la radiofrecuencia y microondas, y aparecen aspectos
biofísicos y biológicos [M1,
M3]
que no están dentro del ámbito de este documento. En primer
lugar, cuando la longitud de la onda se va haciendo más corta
hay que considerar la radiación no ionizante, además de los
campos eléctricos y magnéticos. En segundo lugar, cuando la
frecuencia aumenta hasta el rango de MHz, no puede ignorarse
el calentamiento debido a corrientes eléctricas inducidas.
Por lo que sabemos, no hay revisiones
actualizadas sobre los efectos biológicos de radiofrecuencias
y microondas en la salud humana, excepto "Preguntas más frecuentes
sobre antenas base de telefonía móvil y salud humana"
(http://www.mcw.edu/gcrc/cop/telefonos-moviles-salud/toc.html).
Algunos de los aspectos generales
de la exposición a radiofrecuencias y microondas se tratan en
las preguntas Q2,
Q3
y Q7.
Para normas y recomendaciones sobre la exposición laboral y
ambiental a emisiones de radiofrecuencia y microondas, ver las
normas ICNIRP [M3].
32)
¿Qué se puede decir de la afirmación de que la exposición a
radón y otros productos químicos cancerígenos aumenta en presencia
de campos eléctricos de alta intensidad?
Henshaw y col. [H25, H52] han especulado
que los productos radiactivos de la desintegración del radón
[H25] y otras partículas
aéreas potencialmente cancerígenas [H52] podrían ser
atraídas hacia las fuentes de campos eléctricos de frecuencia
industrial intensos, y que podrían aumentar la exposición a
esos agentes cancerígenos cerca de líneas eléctricas de alta
tensión. Incluso afirman que esto proporciona un mecanismo para
la asociación entre líneas eléctricas y leucemia infantil.
En 1999, Henshaw y col. [H53] modificaron
su hipótesis para sugerir que los iones producidos por el efecto
corona de las líneas eléctricas de alta tensión podrían adherirse
a aerosoles contaminantes (por ejemplo, el humo del motor de
los vehículos) e incrementar la probabilidad de que estos contaminantes
se depositen en los pulmones. Los autores no han presentado
de momento ninguna evidencia de que el aumento de la exposición
a contaminantes ocurra realmente; y no han ofrecido un mecanismo
plausible por el cual ese aumento, si es que ocurre, conduciría
a un incremento de leucemia infantil.
La observación básica de un aumento
en la deposición de aerosoles que contienen productos de la
desintegración del radón sobre fuentes de campo eléctrico (no
magnético) muy intensos es verosímil [H54]. Sin embargo,
hay importantes problemas teóricos con la hipótesis de Henshaw/Fews
que indican que es extremadamente improbable que los mecanismos
propuestos produzcan efectos nocivos para la salud en las condiciones
de exposición que se dan en la vida real [H28, H40, H54, H61, L47].
Existen problemas puntuales con
la sugerencia de que la hipótesis de Henshaw/Fews podría explicar
la supuesta conexión entre líneas eléctricas y leucemia infantil:
- Las viviendas situadas a lo largo de líneas
eléctricas no parecen tener campos eléctricos elevados [C6,
C12],
y son campos eléctricos elevados (más que magnéticos) lo
que requiere la hipótesis de Henshaw y col.
- No hay ninguna evidencia de que niños que
viven a lo largo de líneas eléctricas pasen suficiente tiempo
en el exterior situados en campos eléctricos intensos como
para que la deposición de partícula alguna sea biológicamente
significativa [C44, C46, H54, H61, L47].
- Los estudios epidemiológicos residenciales
que han tenido en cuenta tanto el campo eléctrico como el
magnético han encontrado que la asociación (cuando hay alguna)
es con el campo magnético, no con el eléctrico [C6,
C12].
- Una exposición elevada a radón está relacionada
con cáncer de pulmón en adultos (sobre el cual no se ha
informado que se incremente cerca de líneas eléctricas)
[L20],
pero no está asociado con leucemia infantil [L33,
L40,
L41].
- En el exterior de la vivienda los campos
eléctricos de las líneas eléctricas podrían ser lo suficientemente
intensos como para concentrar aerosoles de productos de
la desintegración del radón, pero la concentración exterior
de radón es, en general, muy baja.
- Martinson y col. [F20],
usando dosímetros de estado sólido, han demostrado que los
niveles de radiación ionizante no son mayores alrededor
de las líneas eléctricas de alta tensión, y Burgess y col.
[F23]
han obtenido resultados similares.
- Miles y Algar [F31] y McLaughlin
y Gath [L46] también
midieron los productos de la desintegración del radón bajo
líneas eléctricas de alta tensión y hallaron que la concentración
no era elevada.
Usar la hipótesis de Henshaw/Fews
esto para explicar el supuesto incremento de cáncer en algunas
profesiones eléctricas presenta todavía mayores problemas:
- Nadie ha encontrado una asociación consistente
entre cáncer y exposición laboral a campos eléctricos.
- Una mayor exposición a radón y a contaminantes
en forma de aerosol aumentaría el cáncer de pulmón, piel
y boca/garganta [L20],
ninguno de los cuales ha sido encontrado en exceso en profesiones
eléctricas.
En una carta a la revista en la
que Henshaw publicó su hipótesis original, Jeffers [H40]
comentó:
"Aunque los fenómenos demostrados
por Henshaw y col. son interesantes... sus propios datos muestran
que los campos continuos (DC) son mucho más efectivos para
depositar aerosoles [que contienen radón] que los campos alternos
(AC). Los campos continuos que se dan de forma natural y la
intensidad de los campos alternos artificiales se conocen
bien y llevan a pensar que, incluso para gente expuesta en
el trabajo a campos alternos elevados, la acumulación adicional
de aerosoles [que contengan radón] no es probable que supere
un pequeño tanto por ciento..."
33)
¿Qué se puede decir de los informes de que algunas personas
son sensibles (alérgicas) a los campos electromagnéticos?
Al principio de los años 80 apareció
en Noruega un síndrome, ahora llamado "sensibilidad a la electricidad"
o "electrosensibilidad", entre las personas que usaban pantallas
de visualización. En Suecia, "el problema ha crecido hasta proporciones
epidémicas", según un autor [L25],
pero hasta hace poco existían pocos informes de este síndrome
en otras partes del mundo [L38].
Los informes iniciales se referían sobre todo a reacciones transitorias
en la piel, pero en los últimos años el síndrome ha incluido
síntomas del sistema nervioso central, respiratorio, cardiovascular
y digestivo [L25,
L38].
En los estudios doble-ciego publicados hasta la fecha, los pacientes
que decían tener "sensibilidad a la electricidad" han sido incapaces
de sentir de forma consistente si una pantalla oculta estaba
encendida o apagada [L25,
L30].
Algunos consideran que el síndrome es, muy probablemente, una
enfermedad psicosomática [L25].
En una revisión de 1999, Silny [L38]
observa que:
- El fenómeno de la "hipersensibilidad eléctrica"
no puede explicarse por ningún mecanismo conocido, ya que
el umbral para interacciones conocidas es por lo menos 50
veces superior a los niveles de exposición reales.
- La prevalencia del síndrome varía en un
rango de 1.000 ó más entre países que tienen niveles de
exposición comparables (por ejemplo en Suecia hay más de
1.000 casos por millón frente a menos de 2 casos por millón
en Italia, Francia y Gran Brataña).
- El patrón de los síntomas varía de un país
a otro (por ejemplo, en Suecia la mayoría de los casos refieren
síntomas cutáneos, mientras que en Dinamarca se refieren
a una gran variedad de síntomas).
- Los tipos de exposición que causan el síndrome
varían de un país a otro (por ejemplo, en Suecia y Finlandia
el síndrome se asocia bastante con trabajar con pantallas
de visualización, mientras que en Alemania el síndrome se
asocia con fuentes de frecuencia industrial y torres de
transmisión de radio y televisión)
34)
¿Compraría una casa próxima a una línea eléctrica?
Esta no es una pregunta para la
cual este documento pueda dar una respuesta directa. Su objetivo
es sugerir ideas para contestarla y proporcionar un resumen
referenciado y actualizado de lo que la ciencia conoce y desconoce
en este momento.
De los estudios científicos se pueden
extraer ciertas conclusiones:
- Existe un amplio consenso en la comunidad
científica de que no se ha establecido una relación causal
entre exposición residencial a campos de frecuencia industrial
y riesgos para la salud humana.
- Existe un amplio consenso respecto a que
no ha sido y no puede ser demostrado que la exposición
a estos campos sea absolutamente segura.
- También existe un creciente consenso de
que si hay un peligro para la salud, éste o es muy pequeño
o está restringido a pequeños subgrupos; es decir, la posibilidad
de un riesgo grande y generalizado ha sido descartada.
- La controversia científica se centra en
si la peligrosidad de los campos de frecuencia industrial
puede ser demostrada en futuros estudios; y otros aspectos,
como qué estudios adicionales deben realizarse y qué prioridad
hay que dar a estos estudios.
A pesar de los conocimientos científicos,
la controversia pública se mantiene [L21].
Esto se observa en las continuas batallas legales sobre cánceres
supuestamente originados por la exposición a campos de frecuencia
industrial [L23]
y por la pública oposición que encuentra cualquier tentativa
de construir o aumentar la capacidad de líneas eléctricas [L22].
La inquietud del público se mantiene en base a informaciones
contradictorias difundidas por los medios de comunicación, por
la incapacidad de los científicos para garantizar que no existe
riesgo y por declaraciones de que es necesario continuar investigando
por parte de autoridades científicas y gubernamentales. Esta
preocupación pública es apoyada por libros tendenciosos, que
alegan que ha habido un complot para ocultar los riesgos para
la salud de los campos de frecuencia industrial [L3,
L24].
La
controversia pública sobre electricidad y salud continuará hasta
que las futuras investigaciones demuestren de forma concluyente
que los campos son peligrosos
o hasta que el público asuma que la ciencia no puede garantizar
la seguridad absoluta, o hasta que el público y los medios de
comunicación se aburran del tema.
Ninguna
de las dos primeras es especialmente probable, pero la tercera
puede estar sucediendo ya.
Nota
Este documento tiene copyright ©
1993-2001 de John Moulder, Ph.D. y el Medical College
of Wisconsin, y se pone a disposición de la comunidad de Internet.
Partes de este documento provienen de los siguientes cuatro
artículos:
- J.E. Moulder y K.R. Foster: Biological effects
of power-frequency fields as they relate to carcinogenesis.
Proc Soc Exp Med Biol 209:309-324, 1995.
- J.E. Moulder: Biological studies of power-frequency
fields and carcinogenesis. IEEE Eng Med Biol 15 (July/Aug):31-49,
1996.
- K.R. Foster, L.S. Erdreich y J.E. Moulder:
Weak electromagnetic fields and cancer in the context of
risk assessment. Proc IEEE 85:733-746, 1997.
- J.E. Moulder: Power-frequency fields and
cancer. Crit Rev Biomed Engineering 26:1-116, 1998.
- J.E. Moulder: Une approache biomédicale:
le point de vue d'un chercheur en cancérologie. En: J. Lambrozo,
I. Le Bis (Eds), Champs Électriques et Magnétique de Très
Basse Fréquency: Electricité de France, 1998.
- J.E. Moulder y K.R. Foster: Is there a link
between exposure to power-frequency electric fields and
cancer? IEEE Eng Med Biol 18(2):109-116, 1999.
- J.E. Moulder: The Electric and Magnetic
Fields Research and Public Information Dissemination (EMF-RAPID)
Program. Radiat Res 153:613-616, 2000.
- J.E. Moulder: The controversy over powerlines
and cancer, III Jornadas sobre Líneas Eléctricas y Medio
Ambiente, Red Eléctrica de España, Madrid, 2000, pp. 159-168.
Se otorga permiso para copiar y
redistribuir este documento electrónicamente mientras no sea
modificado. Este documento no puede ser vendido en ningún medio,
incluyendo electrónico, CD-ROM, o base de datos, o impreso,
sin el permiso escrito, explícito de John Moulder.