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¿ESTÁ ESCRITO EN LAS ESTRELLAS?
Una revisión crítica de la astrología.
Miguel Ángel Sabadell
(publicado originalmente en "La Alternativa Racional";
número
30)
"El hombre dejará de
cometer barbaridades, cuando deje de creer en absurdidades"
VOLTAIRE
Para aquellos que nos dedicamos a la
astronomía, es bastante frecuente que nos pregunten
acerca de la influencia de los cometas en el destino
de los países, o si sabemos hacer cartas astrales,
o si durante la carrera nos enseñan a hacer
horóscopos. Muy pocos conocen la diferencia
entre astronomía y astrología. Así,
el presidente francés François Mitterrand
alabó los descubrimientos de la astrología
en un congreso de astrónomos celebrado en Francia
hace algunos años. Esta confusión entre
ciencia y pseudociencia se ha venido extendiendo debido
al auge que ha experimentado todo lo relacionado con
el ocultismo, la parapsicología y los extraterrestres
en los últimos años. La diferencia entre
ambas es notable. Según la definen los propios
astrólogos, "La astrología es la
ciencia que estudia la acción de los cuerpos
celestes sobre los objetos animados e inanimados y
la reacción de éstos ante esas influencias.
Estudia también los ángulos entre planetas
y sus efectos visibles sobre la humanidad." (March
y McEvers, 1989)
La astronomía no tiene tales
pretensiones. Se conforma con describir el Universo,
intentar determinar su origen y su final y el de los
objetos que en él existen: planetas, estrellas,
galaxias... Difícilmente se podría encontrar
a un astrónomo profesional o aficionado que
crea que las posiciones relativas de los planetas
determinan el carácter y el destino de las
personas (astrología natal), o que influyan
sobre la economía (astroeconomía) o
la política de un país (astrología
mundial). Por algo muy sencillo. El mayor logro de
la ciencia, y en particular de la astronomía,
es el haber descubierto que todo el universo se rige
por las mismas leyes y está hecho con los mismos
elementos químicos que los encontrados en la
Tierra. La caída de una hoja, el movimiento
de los planetas y el de las galaxias están
recogidos por una única ley. El hidrógeno
del Sol, la limonita de Marte o el anhídrido
carbónico de Venus son idénticos a los
encontrados aquí. Así que, ¿por
qué el amoniaco de Júpiter puede influir
en nuestro carácter y el que tenemos guardado
en el armario de la cocina no?.
La astrología se basa en opiniones
y en creencias más que en evidencias. Es consecuencia
del pensamiento mitológico de las primeras
culturas. Es consecuencia de una forma de ver el mundo,
de una cosmología completamente diferente a
la real. Resulta edificante repasar la historia de
la astronomía, pues en ella encontraremos las
razones por las cuales la astrología es indefendible.
EL ORIGEN DE LA ASTROLOGÍA
"Ahora que hemos tratado de
la ciencia de los números, de la constitución
de los cielos, pasamos a la astrología; y es
una ciencia a los ojos de la mayoría de las
personas, por más que nuestra opinión
nos sitúe dentro de la minoría."
AL BIRUNI (el más eminente astrónomo
árabe)
Desde el comienzo de la civilización
los hombres han mirado hacia e1 cielo. Descubrieron
la existencia de determinados ciclos celestes que
se superponían a otros ya conocidos como las
estaciones, el día y la noche, la siembra y
la cosecha, los movimientos migratorios de los animales...
Por tanto, usaron esos ciclos celestes como vehículo
para predecir, entre otras cosas, las épocas
en las cuales debían cazar y recolectar. La
existencia de muescas en huesos de animales del Paleolítico
Superior revelan que los antiguos pobladores llevaban
un registro de observaciones lunares que usaban para
preparar la caza (ver Marshack, 1964). Idéntico
uso de las fases lunares se han encontrado en China,
India, Egipto, Babilonia, América Central...
Junto con otros, este hecho invalida el conocido argumento,
repetido hasta el aburrimiento, de que la astronomía
es hija de la astrología. El prestigioso historiador
de la ciencia Neugebauer (1957) afirma: "Normalmente
se dice que la astronomía se originó
de la astrología. No he encontrado ninguna
evidencia para esta teoría".
El origen de la astrología occidental
debemos buscarlo en Mesopotamia, en la Babilonia y
Asiria de hace 4000 años. Era ésta una
civilización floreciente, y como todo pueblo
que ha desarrollado un grado cultural suficiente,
creó una mitología para explicar el
mundo intentando dar respuesta a las eternas preguntas
¿Quienes somos? ¿De dónde venimos?
¿A dónde vamos? Inventaron dioses como
Marduk para explicar tanto la caída de una
hoja como el movimiento del Sol y las estrellas alrededor
de la Tierra, centro del Universo. Residían
en el único lugar para ellos inalcanzable:
el cielo. Así que trasladaron toda su religión
a la bóveda celeste. En ella encontraron ciertos
cuerpos, los planetas (del griego "errantes"),
que se movían por el firmamento. Identificaron
al Sol, la Luna, Mercurio, Venus. Marte, Júpiter
y Saturno con sus dioses y les atribuyeron características
en función de su aspecto. Es el conocido razonamiento
por analogía clásico del pensamiento
mágico y mitológico. Marte (Nergal),
de color rojo brillante, era el dios de la guerra;
Venus (Ishtar), luminaria del atardecer y del amanecer,
era la diosa de la fertilidad; Júpiter (Marduk),
de color blanco, era el padre de los dioses. Que los
planetas influyeran en los acontecimientos terrestres
era algo evidente pues ¿no estaba acaso la
Tierra en el centro del Universo?, ¿no influye
el Sol en todos nosotros, marcando cuándo debemos
levantarnos, cuándo debemos sembrar?
Los registros más antiguos que
se conservan sobre los conocimientos matemáticos
y astronómicos de los babilonios corresponden
al reinado de la dinastía Hammurabi (del 1800
al 1600 a.C.). Los sacerdotes caldeos, depositarios
de estos sabores, observaban cuidadosamente el cielo
anotando las posiciones relativas de los planetas
y la Luna, necesarias para el establecimiento del
calendario lunisolar base de su cultura. Después
de siglos de paciente observación, registrando
minuciosamente todos los sucesos acaecidos en el reino,
las posiciones de los planetas y la Luna, y de todos
los fenómenos meteorológicos destacados
(como puede ser la presencia de un halo alrededor
del Sol) se comenzaron a dar las primeras predicciones.
Curiosamente, no estaban referidas al carácter
o el comportamiento de las personas, sino que los
primitivos informes se referían a predicciones
sobre el tiempo meteorológico, inundaciones,
cosechas y el futuro del reino: "Si el Sol poniente
parece el doble de grande que de costumbre y tres
de sus rayos son azulados, el rey del país
está perdido" "Si la Luna es visible
el décimo día, hay buenas noticias para
la tierra de Akkad, malas noticias para Siria"
(predicciones de Sargón el Viejo hacia el 2400
a.C.).
Para los sacerdotes babilonios el arte
de la predicción era una parte fundamental
de su quehacer diario. Usaban todos los métodos
imaginables para ello: la interpretación de
los sueños, el análisis de las vísceras
de los animales sacrificados, el vuelo de las aves,
los nacimientos anormales... Sin embargo, los sucesos
realmente importantes sólo podían predecirse
mirando al cielo. Únicamente el destino de
los países y sus gobernantes podía ser
obtenido interpretando los fenómenos astronómicos
y meteorológicos (los caldeos no hacían
distinción alguna entre ellos). Esta primitiva
astrología no daba importancia a las constelaciones
en que se encontraban los planetas, sino únicamente
al brillo y posiciones relativas de éstos,
a los eclipses de Luna y de Sol, a la aparición
de estrellas fugaces... Fue hacia el 700 a.C. cuando
nació la idea del Zodiaco. Como alguien dijo
una vez, "si los planetas son las agujas del
reloj, el Zodiaco proporciona los doce números
de la esfera". La primera tablilla de una serie
llamada Mul Apin menciona 'las constelaciones del
camino de la Luna' que, traducidos a nuestros propios
grupos de estrellas, son: Pléyades, Tauro,
Orión, Perseo, Cochero, Géminis, Cáncer,
Leo, Spica, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio,
Acuario, Piscis, Pegaso, Piscis más la parte
media de Andrómeda y Aries. 18 signos en total.
Los doce signos aparecieron hacia el 400 a.C., después
de un periodo donde su numero había sido reducido
a once. La constelación faltante era Libra,
que se construyó a expensas de las pinzas del
vecino Escorpión. El por qué a un conjunto
de estrellas se la llamó Capricornio o Sagitario
tiene su origen en diversos motivos: la muy vaga apariencia
con algún animal (Tauro o Leo), las características
climáticas de la región cuando el Sol
se encontraba en esa constelación (Acuario,
cuyo significado es el portador del agua porque Enero
era el mes más húmedo en Mesopotamia)
o algún otro tipo de razonamiento lógico.
Es evidente que los sacerdotes caldeos
encontrasen 'correlaciones' entre los eclipses lunares
(objetivo prioritario de sus observaciones) y otros
sucesos astronómicos con momentos relevantes
de su historia. Igualmente las podrían haber
hallado con el ciclo reproductor del escarabajo pelotero
o con el de la metamorfosis de la rana. Hoy sabemos
que esas relaciones aparentes son absolutamente casuales
y conllevan un alto grado de componente psicológico
(eliminar los errores y ensalzar los aciertos). Sin
embargo, para ellos era una clara consecuencia de
su propia cultura. Los dioses vivían en el
cielo y, conocedores del futuro de los hombres enviaban
a sus representantes (los sacerdotes) señales
sobre los próximos acontecimientos que debían
interpretar. Esta filosofía se encontraba sumergida
en la idea de un tiempo cíclico, donde la historia
siempre se repite. El pastel resultante es obvio:
la predicción del futuro mirando las estrellas.
A partir del año 300 a.C. empiezan
a aparecer algún tipo de predicciones particulares.
El deseo que cada persona tiene de conocer su futuro
hace que el negocio se amplíe. Todavía
los horóscopos babilónicos no son como
los que conocemos actualmente ni como los que conocían
los griegos y romanos. La colección de predicciones
astrológicas babilónicas traducidas
por Sachs (1952) no mencionan ni el signo ni las posiciones
planetarias secundarias de tanta importancia en el
horóscopo grecorromano, aunque su estructura
sigue siendo la misma (incluidas las clásicas
afirmaciones banales y generales): "Júpiter
en 18º Sagitario. El lugar de Júpiter
significa: su vida será regular, buena; será
rico, llegará a viejo". "Venus en
4º Tauro. El lugar de Venus significa: dondequiera
que esté todo le irá bien; tendrá
hijos e hijos. (Horóscopo de un nacido el 3
de Junio del 234 a.C.)
Con las conquistas de ALEJANDRO MAGNO
(300 a.C.), toda esta tradición astrológica
pasa al mundo griego. El camino había sido
preparado por las ideas de PLATON y PITAGORAS. Ambos
habían unido matemáticas y misticismo,
habían hecho una religión de las matemáticas.
Enseñaban la unicidad entre el cielo y la tierra,
la perfección de los cuerpos celestes, con
los planetas moviéndose en esferas de cristal
perfectamente transparentes ("la música
de las esferas"). Con semejante bagaje filosófico
no es difícil entender la rápida aceptación
de la astrología: era la prueba palpable de
esa unión mística con el universo.
La astrología llegó a
Grecia por dos caminos: Babilonia y Egipto. Desde
Babilonia gracias al sacerdote BEROSO que la enseñaba
en la isla griega de Cos hacia el año 280 a.C.
Allí escribió su monumental Babyloniaca,
obra en tres volúmenes donde expone sus conocimientos
y la información traída de su país.
Beroso, muy interesado en los trabajos del médico
griego HIPOCRATES, se cree que fue el fundador de
la medicina astrológica, práctica perniciosa
que relaciona cada parte del cuerpo con un signo astrológico.
En pocas palabras, la culpa de las enfermedades la
tienen los planetas.
La astrología egipcia tiene su
base en los llamados decanos, periodos de l0 días,
cada uno de los cuales se hallaba bajo la protección
de un dios representado por una estrella o grupo de
estrellas. En total había 36 decanos y se usaban
esencialmente para seguir el ciclo de Sirio (Sothis),
cuyo levantamiento helíaco daba comienzo al
año egipcio. El levantamiento helíaco
del resto daba comienzo a distintas partes del año,
las décadas. Como es natural, lo que comenzó
siendo una forma de medir el tiempo se tornó
en un sistema predictivo relacionado, además,
con otros campos como la alquimia, las piedras y plantas
mágicas... Esta escuela culminó en un
libro escrito por dos personajes llamados PETOSIRIS
y NEQUEPSO (probablemente legendarios) sobre el año
160 a.C. Sin embargo, los griegos las adoptaron a
sus propias creencias.
Definitivamente la influencia de los
astros se extiende a todos los seres humanos sin excepción
(¿quizá porque no había reyes
en Grecia y veían peligrar el negocio?); las
acciones atribuidas a los planetas se hacen más
humanas, pues los mismos dioses griegos tenían
atributos humanos: cobraron importancia las constelaciones
del Zodiaco pues no era lógico que la esfera
de las estrellas fijas no sirviera para nada cuando
el resto tenían un significado preciso.
ELEMENTOS DE UN HORÓSCOPO
"Es ilógico que tal
planeta, al ver a otro se alegre. mientras que tal
otro, al ver al primero, le sucede lo contrario. Porque,
¿qué hostilidad cabe entre ellos o sobre
qué?"
PLOTINO
Los griegos, como matemáticos
que eran, sistematizaron y geometrizaron la astrología.
Dividieron el círculo zodiacal en doce partes
iguales reemplazando los irregulares signos babilonios.
¿Por qué doce? Sin duda fue por razones
estéticas: el once es un número primo
y no divide exactamente los 360º de una circunferencia.
Como enamorados de la geometría,
la introdujeron en la astrología (ver figura
1). Unieron los distintos signos con triángulos
y cuadrados. Los cuatro triángulos que así
se obtienen los identificaron con los cuatro elementos
clásicos o humores: tierra, aire, agua y fuego.
Los tres cuadrados dan origen a la clasificación
ternaria o cualidades, que divide a los signos en
cardinales, fijos y mutables. Finalmente introdujeron
las polaridades (negativa y positiva, o femenino y
masculino) de manera alternada en todo el espectro
zodiacal. Las relaciones entre las posiciones angulares
de los planetas (aspectos y su influencia reside en
el concepto místico-geométrico de ángulos
armónicos (60º, 120º), disarmónicos
(90º, 180º) o neutros (0º).
Aún se introdujo una complicación
más. Se subdividió la superficie terrestre
en doce husos horarios (casas terrenales) que proyectados
sobre la esfera celeste dieron origen a doce sectores
de 30 grados llamados casas celestes. Tenemos pues
a los signos recorriendo las casas, inmóviles
en el cielo astrológico, y cada signo tiene
una influencia determinada dependiendo de la casa
en que se encuentre. A los arcos que dividen las casas
se les llama cúspides. La cúspide de
la primera casa, que coincide con el horizonte Este
se denomina ascendente. La cúspide en el horizonte
Oeste se llama descendente. Ambas son de una importancia
crucial a la hora de realizar un horóscopo.
A todo esto deberíamos añadir que los
planetas tienen influencias especiales según
los signos con los que tienen una relación
particular: éstas son las dignidades. Tendremos
entonces el domicilio, el exilio o detrimento, la
exaltación y la caída. Con todo esto
se construye una carta natal o estudio astrológico.
PTOLOMEO, el gran astrónomo alejandrino
del siglo 2 d.C. recogió todas estas reglas
y las escribió en el libro que es base de toda
la astrología moderna: el TETRABIBLOS. Nada
sustancial ha cambiado desde entonces.
CONTRADICCIONES INTERNAS
"Cuando mueren los pobres no
aparecen cometas. Los cielos centellean por la muerte
de los príncipes"
WILLIAM SHAKESPEARE (en su obra "Julio Cesar")
Desde su origen la astrología
ha tenido distintas escuelas. Incluso en la actualidad
cada una tiene su propia interpretación. En
4000 años los astrólogos han sido incapaces
de ponerse de acuerdo en aspectos fundamentales.
La primera se encuentra en la propia
definición de astrología. Para unos,
la astrología nos muestra la tendencia futura,
pero que puede ser cambiada por nuestros propios actos.
Para otros lo dictado por las estrellas es inmutable
y sucede irremisiblemente. Después de tantos
siglos de investigación astrológica.
¿aún no han podido dirimir esta cuestión
fundamental? La segunda es que no saben si la astrología
es una ciencia. Para unos es un arte (p.ej., Leonor
Alazraki) y las estrellas y los planetas les hablan.
Para otros es una ciencia (p.ej.: José S.M.
de Pablos). ¡Claro que si! ¿Acaso no
usan el ordenador y las tablas de posiciones planetarias
de la NASA para realizar sus trabajos?.
Bastedo (1978) ha puesto de manifiesto
que los astrólogos ni siquiera se ponen de
acuerdo en las características propias de cada
signo solar. De las ¡catorce! escuelas astrológicas
consultadas en la zona de la bahía de San Francisco
reunió un total de 2375 adjetivos, de los cuales
sólo 30 eran citados por dos o más escuelas.
Pero la contradicción esencial
dentro del mundo astrológico es si se debe
tener en cuenta la llamada precesión de los
equinoccios que ha hecho que los signos no coincidan
con las constelaciones. Unos astrólogos dicen
que una persona es Leo porque en el momento de su
nacimiento el Sol se encontraba en el signo de Leo.
Pero en realidad estaba en la constelación
de Cáncer. A este tipo de astrología
se la conoce como astrología tropical y es
la que aparece en todas las revistas y periódicos.
¡Qué absurda resulta! Esta astrología
coloca los distintos planetas en un cielo IMAGINARIO,
un cielo de hace 2000 años que nada tiene que
ver con el actual, y desde ahí, sin saber cómo
ni porqué, los planetas influyen sobre las
personas. Sin embargo hay otros astrólogos
mas congruentes que si tienen en cuenta la precesión.
A ésta se la conoce con el nombre de astrología
sidérea. Así, quien haya nacido el 29
de Julio será un idealista, orgulloso, ambicioso,
arrogante y jactancioso Leo para un astrólogo
tropical, pero será un doméstico, sensible,
autocompasivo y demasiado cauto Cáncer para
un astrólogo sidéreo. ¿Quién
tiene razón? Ni ellos lo saben. No extrañaría
nada encontrar a alguien que explique así los
problemas de doble personalidad.
Si una persona nacida en una ciudad
situada a a altas latitudes geográficas decide
hacerse una carta astral puede encontrarse con serios
problemas. En estos casos, el Medio Cielo (punto en
la que el primer vertical corta al Zodiaco por encima
del horizonte) y el Cielo Inferior (el otro punto
debajo del horizonte) no coinciden con las cúspides.
Este importantísimo problema se ha intentado
solucionar a lo largo de la historia. Se fueron proponiendo
diversos sistemas, llamados domificación. Entre
ellos destaca el de PORFIRIO del siglo III mejorado
por AL KABISI en el siglo XI. El sistema REGIOMONTANO
aparece en el XV y en el siglo XVII PLACIDUS TITUS
propone el que se convertiría en el más
usado. Y en 1939 KOCH desarrolló un nuevo sistema.
Aún hoy, no existe consenso sobre cuál
es el mejor. Y como ello repercute sobre la definición
de los límites de las casas, no se puede estar
seguro de cuál es el ascendente, de importancia
vital a la hora de hacer el estudio astrológico.
¿Y qué ocurre con los
lapones, esquimales y todos los nacidos por encima
de los dos círculos polares? Allí la
eclíptica no se encuentra en ninguna casa;
el cielo se ve privado de planetas durante muchos
meses, pues se encuentran todos por debajo del horizonte.
Es una tierra de hombres sin horóscopo. ¿Quiere
decir que todos los nacidos en esas latitudes son
hombres con personalidad poco desarrollada, apáticos
e incapaces de tales logros? Evidentemente no.
Otro importante punto en el que los
astrólogos no están de acuerdo es en
el valor de los orbes de los distintos aspectos. Esto
hace cambiar el resultado de una carta natal radicalmente.
Por otro lado, el orbe mínimo aceptado por
algunas escuelas para algún aspecto es de un
grado (para la mayoría es de tres, pero tomemos
el valor más conservador). Por tanto, la variación
de un grado en la posición de un planeta en
el cielo no modifica sustancialmente un horóscopo.
Esto equivale a unos cien kilómetros de longitud
geográfica y a unos diez minutos de tiempo.
Esto quiere decir que los nacidos en los hospitales
de Madrid y alrededores dentro de ese espacio de tiempo
tienen todos el mismo horóscopo. Da igual que
sean de familia pobre o rica, todos tendrán
el mismo destino y el mismo carácter. Mas obvio
es el caso de los gemelos. Nacidos al mismo tiempo,
deben tener horóscopos idénticos. Sin
embargo, sus destinos pueden ser totalmente distintos.
¿Y las guerras? En ellas mueren
muchos hombres, cada uno con una fecha de nacimiento
distinta. La astrología no puede explicar por
qué todos ellos tienen el mismo destino e igual
ocurre con los muertos en accidentes. ¿Tenían
los seis millones de judíos asesinados por
Hitler cartas astrales confluentes?
PREGUNTAS SIN RESPUESTA
"La obstinación por
la astrología es una orgullosa extravagancia.
Creemos que nuestros actos son lo bastante importantes
como para merecer estar escritos en el gran libro
del cielo"
MONTESQUIEU
Las objeciones a la astrología
han sido siempre las mismas, desde que el filósofo
griego CARNEADES las planteara por vez primera. Con
el avance del conocimiento se han ido añadiendo
algunas, que si bien no son cuestiones definitivas,
nos enseñan lo absurdo del planteamiento astrológico:
no es otra cosa que convicciones personales y pensamiento
mágico. Nada hay de realidad objetiva. Veamos
algunas de estas preguntas embarazosas, no exentas
de cierto sano humor escéptico.
• Si suponemos que las columnas
astrológicas que aparecen en periódicos
y revistas son ciertas, ¿quiere decir esto
que la doceava parte de los habitantes del planeta
(unos 400 millones) tienen todos el mismo tipo de
día, cada día?
"Sagitario: Anímicamente
te mostrarás muy nervioso y ansioso. Procura
rodearte de gente apacible o busca una buena lectura.
Cuidado con los viajes". Bogdanich (1993)
"Virgo: Buen momento para poner en claro una
situación personal, que desde hace mucho tiempo
se encuentra en estado de confusión. Va a sentir
la necesidad de comprender acerca del fundamental
propósito de su vida y elevar el nivel de conciencia."
Vicente (1990)
Este es el tipo de predicción
clásica en astrología totalmente vacía
de contenido y de carácter predictivo. Se trata
más bien de consejos aplicables a multitud
de personas independientemente de su signo. Esta astrología
de opereta es denostada por los que se califican como
astrólogos serios, aunque muchos de ellos tengan
su propia columna en algún periódico
o revista.
• ¿Qué les hace
suponer a los astrólogos occidentales que nuestra
astrología es la buena?. Las culturas hindú,
china y japonesa tienen una tradición astrológica
tan impresionante como la nuestra pero basada en un
conjunto de estrellas totalmente diferentes. Así,
una de las astrologías chinas consta de 26
signos. Si una es cierta, las otras tienen que estar
equivocadas.
• ¿Qué tipo de influencia,
de fuerza, es la que ejercen los planetas sobre nosotros?
La única fuerza conocida que podría
influir de alguna manera es la gravitatoria. Sin embargo,
la atracción que ejerce la enfermera o el médico
sobre el recién nacido es mucho mayor que la
que puedan ejercer los planetas. Por ejemplo, la fuerza
gravitatoria del médico es 400.000 veces mayor
que la de la Luna. Incluso las fuerzas de marea a
las que siempre aluden son también despreciables.
La fuerza de marea ejercida por la madre es 12 millones
de veces mayor que la ejercida por la Luna. Luego
debe tratarse de una fuerza desconocida ¿qué
tipo de fuerza es? ¿Por qué sólo
la percibe el cerebro humano y es inaccesible para
cualquier aparato de medida? ¿Por qué
manifiesta sólo en la astrología? Los
descubrimientos hechos en física no contradicen
a los realizados en química o en biología
o en geología. Todos ellos están relacionados
Es más, se considera un fuerte espaldarazo
a la validez de una teoría el que, además
de explicar ciertos hechos conocidos y predecir otros
desconocidos, no entre en contradicción con
ninguna otra firmemente asentada. Pero la astrología
está en contra de todo lo que conocemos. Es
incapaz de explicamos por qué esa misteriosa
influencia no se presenta en ninguna otra disciplina
científica. ¿Depende esta fuerza de
la distancia? Parece ser que no, ya que los planetas
tienen la misma influencia sobre nosotros tanto si
están cerca como si están lejos de la
Tierra. Entonces ¿por qué la astrología
no tiene en cuenta el efecto de otros objetos celestes
que emiten muchísima más energía
que cualquier planeta como los púlsares, novas,
supernovas, galaxias activas o cuásares? ¿por
qué no tienen en cuenta la existencia de otros
planetas en otras estrellas o en otras galaxias? ¿Por
qué sólo influyen los nueve planetas,
la Luna y el Sol? ¿Por qué no lo hacen
los más de 2000 planetoides y asteroides que
se encuentran dentro del Sistema Solar?. Para soslayar
este tremendo problema los astrólogos hablan
ahora de sincronicidad, mal interpretando el conocido
término jungiano ¿Cómo justifican
que la sincronicidad se dé con un cielo de
hace 2.000 años, y no por ejemplo, con el de
hace 50.000 años?
• ¿Por qué es el
momento del nacimiento y no el de la concepción
clave para la astrología? Por la medicina sabemos
que es la concepción el momento clave para
la existencia de un nuevo ser humano, y no el momento
del nacimiento. Las características del individuo
quedan determinadas mucho tiempo antes de nacer aunque
para la astrología esto no tiene ninguna importancia.
¿Quiere decir que el vientre de la madre apantalla
el efecto de los planetas? ¿Qué fuerza
es capaz de viajar cientos de millones de kilómetros
de frío espacio y es incapaz de atravesar unos
insignificantes centímetros de carne? ¿Podremos
vernos libres del influjo planetario si forramos nuestra
habitación con filetes de ternera? Aún
suponiendo que es el momento del nacimiento, ¿cuándo
empiezan a influir los planetas, cuando sale la cabeza
o cuando salen los pies? ¿O cuando cortan el
cordón umbilical? ¿Qué ocurre
con las cesáreas? ¿Cuando podemos decir
que es el momento del nacimiento? ¿Y si se
cae la madre y el nacimiento es prematuro? ¿Estaba
escrito en las estrellas? ¿Por qué los
astrólogos son incapaces de predecir este suceso?
¿Qué pasa con la fecundación
"in vitro"? Aquí no hay cuerpo de
la madre que apantalle a los planetas. ¿O el
cristal del tubo de ensayo también es capaz
de impedir la acción de los planetas? La respuesta
a estas preguntas es sencilla: es más fácil
conocer el momento exacto del nacimiento que el de
la concepción, aunque los astrólogos
hablen de destinos compartidos de madre e hijo, o
de influencia espiritual en el momento de la concepción
y física en el del nacimiento.
• ¿Son erróneos
todos los horóscopos anteriores a 1930? Plutón,
el último planeta (hasta ahora) fue descubierto
en 1930. ¿Por qué los astrólogos
de siglos pasados no se dieron cuenta de que sus predicciones
estaban parcialmente equivocadas y dedujeron la existencia
de nuevos planetas? La astronomía descubrió
otros planetas por el efecto gravitatorio que tenían
sobre el resto del Sistema Solar. Pero la astrología,
como toda superstición , ha ido añadiendo
a su bagaje los distintos descubrimientos científicos
sin aportar absolutamente nada. Actualmente, algunos
astrónomos postulan la posible existencia de
un décimo planeta. ¿Qué nos dice
la astrología al respecto? ¿es capaz
de predecir si existe ese planeta y dónde se
encuentra en estos momentos? Como siempre, obtenemos
la callada por respuesta.
• Los signos tienen su origen
en las constelaciones del Zodiaco. Pero éstas
son 14 y no 12. Las dos que faltan son Cetus (la Ballena)
y Ophiucus (Ofiuco). ¿Por qué los astrólogos
no las tienen en cuenta? Durante mucho tiempo no fueron
12 los signos del Zodiaco ¿Cómo hacen
los astrólogos actuales para construir la carta
astral del rey babilonio Asurbanipal?
• ¿Por qué los signos
tienen todos la misma extensión si las constelaciones
que los originaron no son iguales?
• Las casas celestes están
referidas al horizonte terrestre. ¿Qué
relevancia tienen en el comportamiento de los astronautas
en la Luna?
• Pronto mandaremos astronautas
a Marte. ¿Qué efecto tendrá la
Tierra sobre ellos? Cuando nazcan niños en
otros planetas, ¿saldrán a la luz nuevas
e inimaginables personalidades? Si realmente la Tierra
ejerce algún efecto, ¿pos qué
los astrólogos no la tienen en cuenta en sus
horóscopos? ¿Por que si alguien se encuentra
sobre la superficie de un planeta éste no influye
para nada?.
LAS PRUEBAS A LA ASTROLOGÍA
"Los astrólogos debemos
aprender a contrastar nuestras propias prácticas.
La mayoría no sabe hacerlo..., la mayoría
de los astrólogos desconocen por completo los
aspectos básicos sobre la investigación
en la astrología"
ROBERT HAUD (astrólogo)
Muchas son las preguntas que la astrología
deja sin responder. Aun con todo, puede ocurrir que
la hipótesis astrológica sea cierta.
Para verificarla basta con diseñar una serie
de pruebas y ver si realmente funciona.
El análisis debe hacerse de tres
formas. Una, estudiando características generales
o particulares de cada signo y ver si responden a
la realidad en una muestra extensa de personas. Dos,
viendo si las predicciones hechas por los astrólogos
se han cumplido en un porcentaje elevado, comprobando
así el carácter predictivo de la astrología.
Y tres, analizando si las cartas natales describen
realmente la personalidad del individuo.
Comencemos por la primera. Según
la astrología las personas van a tener unas
características físicas, psicológicas,
sociológicas, filosóficas.... en función
del signo bajo el cual hayan nacido. Por ejemplo,
los Leo son líderes por naturaleza, luego deberíamos
encontrar un mayor número de ellos en puestos
de responsabilidad en empresas, países, etc.
que de Virgos, signo poco proclive para el liderazgo.
R. W. Bastedo (l978) analizó 31 características
distintas (liderazgo, liberalismo, inteligencia, creencia
en el ocultismo, empleo, altura, forma física....)
en una población de 955 personas del área
de la bahía de San Francisco buscando si existía
una distribución no casual entre éstas
y los signos a los que pertenecía cada una
de ellas. No encontró ninguna correlación
entre ambos. Noblit (1978) en su tesis doctoral, estudió
las relaciones angulares entre los planetas y aspectos
de la personalidad de los sujetos. No encontró
la relación pretendida por la astrología.
Mechler, McDaniel y Mulloy (1980) intentaron reproducir
el resultado obtenido por la revista sensacionalista
National Inquirer (1980) con una muestra de 26Z estudiantes
utilizando el mismo cuestionario que el del National.
Los resultados obtenidos fueron los esperados por
el azar.
Roger Culver (1981) estudió la
relación entre el signo de 300 personas y sus
características físicas (forma de brazos,
grupo sanguíneo, color de pelo...) Karl G.
Jung (1983) estudió la suposición astrológica
que, para las parejas, la posición del Sol
en el momento de nacimiento de una de ellas corresponde
a la de la Luna cuando nació la otra. Ninguno
de estos estudios encontró las relaciones que
la astrología afirma que existen. Tyson (1980)
analizó las carreras escogidas por 10313 graduados.
Por ejemplo, según la astrología los
signos de Acuario, Sagitario, Aries, Géminis
y Virgo son más propensos al estudio científico
y racional. No encontró ninguna relación
entre los signos y las carreras escogidas.
Se han realizado gran cantidad de estudios
en esta línea. Snell, Dean y Wakefield estudiaron
dos conjuntos de 1500 líderes. Si la hipótesis
astrológica era correcta, se deberían
encontrar menos Virgo que los esperados por el azar.
Sin embargo no se encontraron diferencias significativas
respecto a los otros signos. Farnsworth recogió
las fechas de nacimiento de 2000 músicos para
ver si encontraba alguna relación con el signo
o el ascendente; Silverman, psicólogo de la
Universidad de Michigan, estudió la compatibilidad
e incompatibilidad zodiacal en 2978 parejas casadas
y 478 divorciadas; también estudió las
características de los signos de 600 estudiantes
de psicología; Bennett y Barth, economistas
de la George Washington University, analizaron estadísticamente
la supuesta relación astrológica entre
los signos regidos por Marte y los militares norteamericanos;
el físico John McGervey de la Case Western
Reserve University, estudió la relación
entre el signo solar y la profesión de 6475
políticos y 6534 científicos. Ninguno
de ellos encontró la pretendida relación
astrológica.
Para finalizar debemos mencionar los
trabajos del fallecido psicólogo francés
Michel Gauquelin que durante años se dedicó
a estudiar la astrología y ver si en ella encontraba
alguna traza de credibilidad. Así estudió
15560 personas de lO profesiones diferentes y buscó
si en realidad había alguna asociación
con los signos, posiciones planetarias, ascendente...;
también estudió lo que se conoce como
herencia astrológica (los hijos tienden a nacer
con iguales factores astrológicos que sus padres)
sobre un total de 7964 y 3923 parejas padre e hijo;
en ningún caso apareció el pretendido
efecto astrológico. También puso a prueba
a los astrólogos en su "experimento de
destinos opuestos". Consistió en proporcionarles
las fechas completas de nacimiento de cuarenta personas,
veinte delincuentes conocidos y otras veinte personas
que vivieron largas y pacíficas vidas, y ver
si eran capaces de diferenciarlos. El resultado fue
el esperado por azar. Igualmente intentó reproducir
los resultados de las investigaciones de Paul Choisnard
(Pruebas y bases de la astrología científica,
l92l). Este astrólogo fue uno de los promotores
de la astrología científica. Así
se expresaba al hablar de los astrólogos tradicionales:
"... esos coleccionistas de reglas que siempre
hablan de la experiencia pero nunca la definen".
Choisnard estudió los aspectos
de Marte respecto al Sol en el momento de la muerte
de 200 personas encontrando que en un 36,5% ambos
cuerpos estaban mal aspectados mientras que el cálculo
probabilístico daba un valor del 22%. Gauquelin
tomó una muestra de 7482 casos encontrando
una proporción de 22,6%. Analizadas por otros
autores las estadísticas de Choisnard (como
Paul Courdec, entre otros), se ha visto que sus resultados
se ajustan a las leyes del azar. Siguiendo con el
planeta Marte, Gauquelin estudió su efecto
negativo (rige las armas, la guerra, las heridas,
la violencia) sobre 623 asesinos franceses, seleccionados
como los más peligrosos. El número de
las supuestas posiciones que debería ocupar
el planeta para que este efecto se diera era inferior
al esperado por el azar.
También estudió la vida
de varios cientos de gemelos, los cuales deberían
tener el mismo destino, y no encontró prueba
alguna que apoyara la hipótesis astrológica.
Después de todos estos estudios Gauquelin (1967)
afirmó:
"Todos los esfuerzos de los astrólogos
por defender su postulado básico han fallado.
(...) Las estadísticas han demostrado la falsedad
de los viejos argumentos de una vez para siempre.
(...) Quienquiera que se diga capaz de predecir el
porvenir consultando las estrellas se está
engañando a sí mismo o está engañando
a los demás".
PREDICCIONES ASTROLÓGICAS
"Para juzgar acerca de la veracidad
o falsedad de tales predicciones habría que
recoger una cincuentena; entonces se vería
que son casi las mismas frases, que unas veces fallan
y otras aciertan; pero que de las primeras no se habla
y de las otras se habla mucho"
LUIS XV
El segundo paso que debemos dar consiste
en analizar las predicciones hechas por los astrólogos.
Ellos siempre afirman que consiguen un alto porcentaje
de aciertos y como prueba de ello presentan una serie
de predicciones que se cumplieron. Sin embargo, lo
fundamental es conocer el número de predicciones
realizadas y el número de aciertos. Evidentemente
siempre habrá algunos. Nadie tiene el "don"
de equivocarse siempre.
Hunter y Derr (1978), comprobaron las
predicciones sobre terremotos de astrólogos
y videntes estadounidenses. De las 240 hechas por
27 astrólogos, los aciertos fueron inferiores
a los esperados por el azar. Culver e Ianna (1984)
analizaron 3011 predicciones hechas por astrólogos
de los EE.UU entre 1974 y 1979 en revistas de astrología.
Sólo 338 (el 11%) fueron correctas. Cualquier
persona medianamente informada puede lograr un porcentaje
de aciertos del 20%. Châtillon (1985) comprobó
30 predicciones hechas para Norteamérica en
1984 por HUGGETTE HIRSIG, una de las astrólogas
canadienses más famosas. Sólo 2 fueron
correctas. Reverchon (1973) estudió las predicciones
hechas entre 1958 y 1963 en la revista Les Cahiers
Astrologiques por el renombrado astrólogo francés
ANDRÉ BARBAULT. Este astrólogo, considerado
de los mejores de todos los tiempos, predijo por ¡11
veces! el final de la guerra Francia-Argelia, que
Kennedy sería reelegido en 1964 (fue asesinado
en 1963), que Krushchev estaría en el poder
hasta 1966 (fue depuesto en 1964) que De Gaulle dimitiría
en 1965 (fue reelegido) Stearn (1972) estudió
las predicciones hechas por astrólogos americanos
en 1970. Los aciertos fueron mínimos. Entre
otras cabe resaltar la siguiente predicción:
"Nixon alcanzará lo cota máxima
de popularidad en 1975" (El asunto Watergate
fue en 1973 y dimitió en 1975).
Sobre astrólogos y videntes españoles
hay un limitado estadio de Luís Angulo (1988).
Aunque ellos afirmen que poseen un porcentaje de acierto
del 90 ó 95% la realidad es bien distinta:
solamente suelen acertar de un 20 a un 25%. Y apuesto
que si se hiciese un estudio más amplio se
vería bajar este valor de manera escandalosa.
Nos queda por recordar la famosísima
Gran Catástrofe de 1983, debido a la "superconjunción
planetaria". Se predijeron miles de desastres
naturales, políticos, económicos...
Fue el astrólogo Boris Cristoff (1979 y 1981)
el profeta de la catástrofe. Otros dos libros
nos informaban sobre la hecatombe: Katerina Colosimo
(¿la conocen?) en "¿Sobreviviremos
a 1982?" basado en los trabajos del mencionado
Barbault, y Joaquín Lizondo en "El fin
del mundo para 1985". Pese a tener el cielo en
contra, seguimos aquí.
También es importante resaltar
que hechos recientes, como la caída del muro
de Berlín, la revolución de la Europa
del Este o la crisis del Golfo Pérsico han
pasado completamente desapercibidos para los astrólogos.
Aunque haya algunos que afirman haberlas predicho
(Pablos (1990) y Greene (1989) -la crisis del Este-),
algo de tal magnitud debería haber sido detectado
por todos los astrólogos que se dedican a la
astrología mundial. No ha sido así.
Incluso el astrólogo de la revista Más
Allá recientemente fallecido, Helio Zendael
(1989), escribió:
"Será este un mes (Noviembre)
sin grandes sobresaltos a nivel internacional"
El día 9 caía el muro
de Berlín.
¿SON LAS CARTAS ASTRALES
CORRECTAS?
"Dado el modo sibilino en que
se redactan las predicciones, lo raro es que no se
cumplan con mayor frecuencia"
CHARLES NODIER
Un último aspecto que podemos
comprobar es si las cartas astrales de los individuos
reflejan realmente su personalidad. Normalmente la
gente que cree en la astrología se ha visto
reflejada en la carta astral realizada por el astrólogo.
Ve que se ajusta a su personalidad. Sin embargo, lo
importante es que esa persona sea capaz de distinguir
entre la carta astral propia y otra que no lo es.
Si una persona ve reflejado su carácter en
una carta cualquiera, entonces la capacidad de predicción
que se supone tiene la astrología es nulo porque
las afirmaciones vertidas son tan generales que se
pueden aplicar a multitud de personas.
Se han hecho diversos test que demuestran
este extremo. Dean (1987) entregó la carta
astral a 22 personas, pero donde había sustituido
diversos frases por sus opuestas. Aún así,
el 95% de las veces daban estas predicciones como
correctas. La capacidad de discernir entre la carta
buena y la errónea ha sido analizado en 7 estudios
diferentes realizados por Cummings et al (1978), Neher
(1980), Lackey (1981), Dwyer y Grange (1983), Tyson
(1984), Carlson (1985) y Dwyer (1986) (ver tabla 1),
dando como resultado que las personas son incapaces
de distinguir entre su propia carta astral y otra
completamente diferente.
Muestra |
Nº cartas |
Aciertos |
Esperable |
Azar |
Cummings et al |
12 |
3 |
4 |
4 |
Neher |
18 |
6 |
3 |
3 |
Lackey |
38 |
2 |
19 |
19 |
Dwyer y Grange |
34 |
3 |
10 |
11 |
Tyson |
15 |
5 |
2 |
3 |
Carlson |
83 |
3 |
28 |
28 |
Dwyer |
30 |
2 |
15 |
15 |
El psicólogo y astrólogo
Niehenke (1984) entregó a 3150 alemanes un
cuestionario para comprobar las afirmaciones de la
astrología respecto a los aspectos planetarios.
Un nuevo fracaso. Aunque la astrología afirma
que las personas con más de cuatro aspectos
de Saturno deben presentar una mayor tendencia a la
depresión, Niehenke no encontró tal
relación.
Carlson (1985), físico de Berkeley,
introdujo un aporte original al experimento que condujo
para comprobar si la posición de los planetas
en el momento del nacimiento determina la personalidad:
diseñó un test de doble ciego. Para
ello dividió el experimento en dos partes.
En la primera, entregó a los voluntarios tres
cartas astrales hechas por astrólogos seleccionados
por el National Council for Geocosmic Research, organización
muy respetada por los astrólogos del mundo
entero. De ellas, seleccionaron la que les pareció
que mejor se ajustaba a su personalidad, además
de decidir a cuáles les daban la segunda y
tercera plazas. Los científicos pensaban que
la elección de la carta correcta seguiría
una distribución totalmente aleatoria: un 33%
de acierto. Los astrólogos afirmaban que al
menos acertarían la mitad. En la segunda parte
fueron los 28 astrólogos quienes fueron puestos
a prueba. Debían seleccionar entre tres perfiles
psicológicos el que más se aproximaba
a la carta del sujeto. De nuevo, los valores de acierto
esperados eran por parte de los científicos
el 33% y por parte de los astrólogos el 50%
(realmente, poco confiaban en ellos mismos). El resultado
fue demoledor: los datos obtenidos eran consistentes
con la hipótesis científica. Sbawn Carlson
concluye:
"La conexión entre
la posición de los objetos celestes en el momento
del nacimiento y la personalidad de los sujetos no
existe."
Dean (1985) también puso a prueba
a los astrólogos. Dirigió un experimento
donde debían decidir si al sujeto era extrovertido
o introveriido, una característica de la personalidad
fácil de determinar mediante test psicológicos
y estudios astrológicos. Cuarenta y cinco astrólogos
estudiaron las cartas astrales de los sujetos (se
empleó un conjunto de 1198 personas) indicando,
además, el nivel de confianza que daban a su
juicio. Por otro lado, otros 45 decidirían
si e1 sujeto era o no introvertido por simple azar.
El resultado fue desastroso. Los astrólogos
acertaron incluso menos veces que las predicciones
hechas por simple conjetura. Es más, el experimento
reveló lo escasamente de acuerdo que están
los astrólogos en sus predicciones. Estadísticamente
se estima que una correlación media de 0,7
es buena, 0,4 pobre y 0,24 o menos.., penosa. Pues
bien, el acuerdo en los juicios hechos por los astrólogos
fue del 0,1 y en el nivel de confianza de 0,03. Curiosamente
aparecía mayor acuerdo entre los astrólogos
principiantes que entre los expertos (toda una revelación).
Otros experimentos han destacado este
punto. Clark (1961) obtuvo un valor de 0,12 para 30
de los considerados mejores astrólogos del
mundo, que intentaron decidir sobre la inteligencia
de los sujetos: Macharg (1975) halló un 0,17
para los astrólogos que estudiaron la tendencia
al alcoholismo; Ross (1975) encontró un valor
de 0,23 entre dos astrólogos que habían
recibido un entrenamiento similar, que habían
enseñado en la misma escuela astrológica
y que habían seguido un curso de especialización
del famoso astrólogo Rudhyar, al analizar 5
características de la personalidad. Steffert
(1983) obtuvo 0,03 para 27 astrólogos que debían
decidir sobre la felicidad matrimonial de 20 parejas.
Como muy bien dice Den (1987) en un
excelente articulo:
"Si los astrólogos
no están ni siquiera de acuerdo en lo que la
carta indica, entonces ¿qué valor tiene
la astrología?
¿POR QUÉ SE CREE
EN LA ASTROLOGÍA?
"La astrología es la
ciencia por la que un imbécil llega a creer
que es imbécil por culpa de las estrellas"
EL PERICH
Las objeciones a la astrología
demuestran la poca coherencia que presentan frente
a conocimientos profundamente asentados y las múltiples
pruebas que se le han hecho evidencian que la astrología
no funciona. Sin embargo, la mayoría de la
gente sigue creyendo en ella. ¿Por qué?
Diversos son los mecanismos psicológicos que
toman parte, pero quizá el principal es porque
ven que la astrología (como otras artes adivinatorias)
funciona en ellos mismos. Dean (1987) señala
una serie de factores psicológicos que intervienen
en el convencimiento interno de la validez de la astrología:
• La lectura fría: por
las reacciones involuntarias del sujeto el astrólogo
obtiene la información que desea (ver Hyman
(1977); para un ejemplo curioso ver Feynman (1988))
• La validación ilusoria: si los argumentos
están a favor de algo, aunque los datos apunten
en dirección contraria, el sujeto se queda
con lo que le parece mejor o correcto.
• El "efecto procusteano": forzar
al sujeto a ajustarse a la carta.
• La memoria selectiva: acordarse únicamente
de los aciertos.
• El efecto placebo: es bueno lo que el sujeto
cree que es.
• El efecto Barnum: se aceptan como válidas
afirmaciones aplicables a todo el mundo.
• El efecto del Dr. Fox: cegar el espíritu
critico del sujeto con ciencia y humor.
• El efecto de proyección: encontrar
significado a aquello que no lo tiene.
Un ejemplo clarísimo donde se
demuestra la realidad de estos y otros mecanismos
psicológicos lo encontramos en el experimento
llevado a cabo por Gauquelin. En la primera parte
de la prueba Gauquelin realiza el horóscopo
del conocido doctor MARCEL PETIOT, que asesinó
a cerca de 30 exiliados alemanes del nazismo y que
fue guillotinado en 1946, según un programa
preparado por el vicepresidente del Centro Internacional
de Astrología (Santos, 1990). Al igual que
ocurrió con otros asesinos, su horóscopo
fue incapaz de revelar los rasgos criminales de su
carácter. Posteriormente Gauquelin puso un
anuncio en el periódico Ici-Paris donde ofrecía
el horóscopo gratis a quien lo deseara. Junto
con él adjuntaba un cuestionario donde el interesado
debía comentar si el estudio astrológico
(de diez páginas) se ajustaba a su carácter,
si algún familiar o amigo compartía
su opinión y si la carta acertaba a la hora
de predecir los periodos buenos y malos. De las 135
contestaciones recibidas el 94% respondió afirmativamente
a la primera pregunta, el 90% a la segunda y el 80%
a la tercera. Conclusión: el 94% de los consultados
se identificaban con la carta astral del mayor asesino
francés de todos los tiempos. Tales mecanismos
han sido confirmados en los experimentos realizados
por Sayder (1974) y Stachnik y Stachnik (1984), donde
demuestran un extremo altamente elocuente: si presentamos
un texto cualquiera bajo la afirmación de que
ha sido escrito teniendo en cuenta la fecha de nacimiento
precisa del sujeto, es mucho mejor aceptado y "acierta
muchísimas más cosas" que si se
presenta simplemente como una descripción de
su personalidad.
¿Por qué los astrólogos
creen en la astrología? Esencialmente, todos
sus argumentos pueden reducirse a los siguientes razonamientos:
• Para los astrólogos científicos,
la suya es una ciencia porque utiliza el ordenador
y tablas de posiciones planetarias de la N.A.S.A.
(Aladrén y Bogdanich (1990)).
• La astrología ha sobrevivido al paso
del tiempo, luego algo debe tener de verdad (Pablos
1990), Zapater (1990)).
• Sólo los astrólogos son los
únicos capaces de juzgar la validez de la astrología
(Pablos. (1990), Aladrén y Bogdanich (1990),
Cassanya (1990), Alazraqui (1990), Aladrén
(1990), Bogdanich (l990b), J. Cadena (1990)).
• Está probada la influencia de los planetas
sobre la Tierra, por ejemplo, la Luna y la lluvia,
las manchas solares y las enfermedades cardiovasculares...
(sic) (Aladrén y Bogdanich (1990), Áladrén
(1990), Santos (1990))
• La astrología trabaja. No se acepta
ningún experimento salvo el que se hace con
el propio astrólogo (Pablos (1990), Aladrén
y Bogdanich (1990b), Cassanya (1990)).
Esta última afirmación
no deja de ser curiosa. En cualquier debate que se
sostenga con cualquier astrólogo, éste
afirmará que es de los pocos que se dedican
seriamente a la astrología, que probablemente
los experimentos realizados fueron hechos con pseudoastrólogos.
Por eso, no aceptarán ninguna prueba (de resultados
negativos, por supuesto) si no se realiza con ellos.
Después de muchas discusiones uno se pregunta
dónde diablos se encuentran esos pseudoastrólogos.
Es evidente que cada cual tiene de sí muy alta
estima.
El ataque personal también suele
ser utilizado por el colectivo de astrólogos,
como desgraciadamente han podido comprobar el autor
y su colega Javier E. Armentia. Baste como muestra
el manifiesto de los astrólogos, publicado
parcialmente por el desaparecido periódico
El Independiente (1990). He aquí alguno de
los párrafos:
"... habría que ver cual
sería el futuro profesional si se mostrasen
reticentes al firmar y, tal como se está llevando
a cabo la campaña, las posibilidades de promoción
de los más jóvenes y poca pagados promotores."
"... queremos introducir por nuestra
parte algunas matizaciones. Entre otras cosas, querríamos
ver a los astrónomos, cuya mayor parte son
funcionarios y tienen los garbanzos asegurados, tratando
de investigar en un medio hostil y buscándose
las fuentes de financiación para ello."
O también las declaraciones de
uno de los más afamados astrólogos españoles,
Vicente Cassanya, en una entrevista publicada en el
número de Octubre de la revista Año
Cero (1993):
"En España, un par de elementos
que querían alcanzar notoriedad fueron pasando
un manifiesto contra la astrología a diversos
científicos, para que lo apoyasen"
Sobra todo tipo de comentario.
¿DEBEMOS CREER EN LA
ASTROLOGÍA?
"Si encuentro a una persona
muy tranquila y apacible con cinco planetas en Aries,
ello no me hará dudar que Aries significa agresión.
Puedo comentar que su ascendente es Piscis, o que
su Sol está en conjunción con Saturno,
o que tiene su regente en la duodécima casa.
Si ninguna de estas excusas es posible, puedo comentar
que aún no ha desarrollado su potencial Aries...
Pero si al día siguiente me encuentro con un
hombre muy agresivo que también tiene cinco
planeas en Aries, cambiaré mi rollo: diré
que debía ser así debido a esta configuración."
D. HAMBLIN (ex-presidente de la Asociación
Astrológica Británica).
La cita anterior extraída del
Astrological Journal, una de las revistas más
prestigiosas sobre astrología, nos muestra
la verdadera naturaleza de la predicción astrológica.
Hemos visto contradicciones fundamentales
en el seno de las distintas corrientes astrológicas.
Hemos visto las objeciones que nos muestran la estructura
arbitraria de la astrología. Hemos visto las
numerosas pruebas a que ha sido sometida con resultados
invariablemente negativos. Hemos visto, en fin, que
la astrología no funciona. ¿Por qué
los medios de comunicación no se han hecho
eco de estos experimentos? ¿Por qué
siguen siendo cajas de resonancia de creencias pseudocientíficas?
Una posible razón es que la pseudociencia vende,
el gusto por lo misterioso y lo fantástico
que todo hombre lleva en su interior; el abandono
de las religiones tradicionales junto con la búsqueda
de otras vías que intentan explicar los porqués
y el sentido del Universo de forma mágica y
supersticiosa; la mala enseñanza de la ciencia
que hizo de ella 'la varita mágica arreglalotodo'
capaz de solucionar nuestros problemas, y lo que ha
provocado es un desencanto hacia ella. Éstas
son algunas de las causas del ascenso de todas estas
creencias.
Thomas (1978) presenta otra posible
respuesta al ascenso (y descenso) de las prácticas
mágicas: son una forma de enfrentarte a situaciones
en las cuales los métodos usuales no ofrecen
ninguna posibilidad de éxito. Así, la
astrología no es eficaz en el sentido estricto
del término, pero proporciona seguridad y una
sensación de control sobre el desarrollo de
los acontecimientos futuros. "La magia prevalece
cuando el control ejercido sobre el entorno es escaso"
afirman G. y M. Wilson. De todas formas, no podemos
separar los componentes sociológicos, culturales,
históricos y tradicionales cuando queramos
hacer un análisis sobre las motivaciones por
las cuales aumentan las creencias pseudocientíficas.
Como muy bien señala Pierre Thuillier en su
estudio sobre la decadencia de la astrología
durante el Renacimiento (ver Thuillier, l990), "esta
supuesta ciencia no llegó a refutarse: sencillamente
cayó en desuso". No podemos convencer
a nadie con argumentos racionales si no quiere convencerse
racionalmente. El aumento del irracionalismo pasa
por la claudicación del espíritu crítico.
Se fuerza a que el mundo sea como nos gustaría
que fuera y nos negamos a aceptarlo tal y como es.
Por eso, en 1990 los científicos españoles
se adhirieron a la declaración que en el año
1975 firmaron sus colegas estadounidenses. Una declaración
que invita a que pensemos por nosotros mismos, a que
analicemos las cosas antes de aceptarlas, a que comprendamos
la ciencia y cómo trabaja. No se trata de imponer
ninguna forma de pensar, sino todo lo contrario.
La astrología es una grave enfermedad.
Hace a las personas conformistas y apáticas,
sin capacidad de reacción y decisión.
Es una excelente excusa cuando las cosas salen mal
o se tuercen. "Está escrito en las estrellas
y no puedo luchar contra el destino". Con ella
podemos justificarlo todo, incluso las mayores atrocidades.
"Si nuestra sociedad necesita de
toda su capacidad racional para resolver los importantes
problemas que tiene planteados, ¿Qué
ocurrirá si empresarios, economistas y políticos
confían el destino de empresas, capitales y
naciones a los oscuros designios de los dioses-planetas?"
(Armentia, Sabadell, Zamorano, Aragón y Montesinos.
1990).
La astrología hace a las personas
manejables por charlatanes y visionarios. Pretenden
que volvamos 4000 años atrás, cuando
se creía que la Tierra era el centro del Universo
y los dioses gobernaban hasta la caída de una
hoja.
Puestos a elegir prefiero soñar
leyendo El Señor de los Anillos
LA JETOLOGIA
Una forma de hacer ver la completa irrelevancia
del planteamiento astrológico es mediante la
creación de otra ciencia sin el bagaje histórico
de la astrología. Franknoi (1989) propone la
JETOLOGIA: el destino y carácter de las personas
puede conocerse a partir de la posición de
los aviones jumbo en el cielo. Evidentemente, los
jumbos más cercanos al bebé en el momento
de su nacimiento influirán más que los
lejanos.
Podemos crear relaciones entre ángulos,
alturas..., de los aviones y por la forma en que están
pintados atribuirles unas características determinadas.
Con ayuda de un potente ordenador que archive todos
esos datos le damos la envoltura de ciencia necesaria
para estos menesteres y ya estaremos en condiciones
de lanzar este "arte" al mercado.
JURAMENTO HIPOCRÁTICO
DEL ASTRÓLOGO
No podía dejar pasar sin transcribir
este juramento para los lectores (como reza en la
carta astral del Observatorio de Greenwich realizada
por el astrónomo John Flamsteed, "contened
la risa, amigos míos"):
1. No practicaré la adivinación
ni la predicción para satisfacer los mórbidos
anhelos de los curiosos.
2. No intentaré sorprender ni
jugar con la credibilidad de otro, únicamente
daré satisfacción a las consultas de
aquellos que tengan un problema que no puedan resolver
ellos solos y busquen ansiosamente ayuda; en lugar
de avanzar un propósito, me esforzaré
por estimular el pensamiento recto, que contribuya
a evitar y mitigar una condición desfavorable
que vea en actividad, interpretándola en términos
de influencia, antes que en términos de hechos;
enseñando siempre una doctrina de libre albedrío
y autocontrol emocional que sea antítesis de
fatalismo o predestinación implacable.
3. No daré consejo a persona
alguna que contribuya a perjudicar a terceros, o que
se aproveche o pretenda aprovecharse injustamente
de ellos.
4. Nunca efectuaré manifestación
o interferencia que vaya en detrimento de cualquier
manera, de otro astrólogo.
5. Si un astrólogo me llamase
a consulta le ayudaría con la plenitud de mi
saber.
6. Siempre trabajaré por enriquecer
mis conocimientos y por enseñarlos a quien
considere digno de seguir mis pasos.
7. Consagraré mis energías
sin escatimarlas a mejorar la comprensión humana
y las relaciones de las personas, en beneficio de
un mejor entendimiento y servicio de la sociedad.
8. Quiera el Creador que colocó
los planetas en sus órbitas para guiar los
destinos del hombre, preservarme proporcionalmente
a la fidelidad en que yo siga las leyes que se me
han ordenado enseñar.
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de la Astrología. Revista Astrológica
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NOTAS
1- También llamado principio
de correspondencias se mantiene vivo hoy día
como eje vertebrador de toda corriente ocultista que
se precie. Baste con leer, por ejemplo el Tratado
Elemental de Magia Práctica de Papus (seudónimo
del Dr. Encausse) (Ed. Humanitas. 1985), Dogma y ritual
de Alta Magia de Eliphas Levi (Ed. Humanitas, 1985)
o El Mago de W E. Butler (Luis Cárcamo Editor,
1985). Tal 'principio' es producto exclusivamente
de la mente humana y no existe ninguna base física
que lo apoye. En la magia ritual es la voluntad del
mago la encargada de 'transportar' las propiedades
del amuleto al objeto correspondiente, pero en la
astrología el paso es automático.
2- Mencionados por primera vez en el
documento VAT 4924 (419 a.C.).
3- Quizá la mejor traducción
fuera decanatos, pero eso llevaría a error
al confundirse con un concepto del mismo nombre de
la astrología moderna con el que no guarda
relación alguna. Esto no deja de ser curioso
ya que los decanos son la razón actual para
la división en doce horas de la noche, y de
aquí de nuestro día de 24 horas. Ver
Neugebauer (1957) y Pannckock (1961).
4- Salida de una estrella cuando el
Sol se pone.
5- Desplazamiento que el punto vernal
(que marca el comienzo de la primavera) sufre debido
al efecto gravitatorio combinado del Sol y la Luna,
que intenta poner al eje terrestre perpendicular a
la eclíptica. Debido a esto el eje terrestre
describe un movimiento cónico con un periodo
de 26.000 años. Actualmente la estrella polar
se encuentra en la constelación de la Osa Menor,
pero en el 2800 a.C. estaba en el Dragón y
para el 4000 d.C. estará en Cefeo. Así,
la Tierra se comporta dinámicamente igual que
una vulgar peonza y por eso los signos, definidos
a partir de la posición del punto vernal hace
2000 años, no coinciden hoy con las constelaciones
que les dieron nombre. La tan manida Era de Acuario
es debida a que el punto vernal ha atravesado la constelación
de Piscis y se encuentre a punto de entrar en Acuario.
6- El astrónomo aficionado Ben
Mayer ofreció un premio de 10.000 dólares
al astrólogo que le mostrase una fotografía
sin ningún tipo de trucaje donde se viera el
Sol en Cáncer en lugar de en la constelación
de Géminis (donde realmente se vio) durante
el eclipse de Julio de 1991.
7- El orto es el error máximo
admitido para poder afirmar que dos o más planetas
se encuentran aspectados. Cuando un astrólogo
dice que dos planetas se encuentran en oposición
(un ángulo de 180 grados) es cierto dentro
de un arco de 7 grados (March y McEvers, 1989).
8- Un discípulo de Beroso llamado
Archinapolo propuso que fuera la concepción
el dato clave para la construcción de la carta
astral. Parece ser que el pobre no tuvo mucha suerte.
9- Gauquelin es usado por los astrólogos
como prueba estadística de sus creencias. Lo
que en realidad hizo fue crear lo que llamó
Cosmobiología o, ya hacia el final de sus días,
Neoastrología, basada en una serie de estadísticas
altamente sesgadas y que contradecían las posturas
tradicionales de la Astrología. Para una discusión
de este nuevo tipo de creencia pueden verse la serie
de artículos aparecidos en la revista Skeptical
Inquirer vol. 4 nº 2 o bien Pecker (1983), Kelly
(1981) o Toharia (1993).
10- Vicuña (1993) ha realizado
un análisis más reducido sobre un grupo
de predicciones realizadas por videntes españoles.
El resultado sigue siendo el mismo: negativo. Sin
embargo, introduce una modificación muy original:
el uso de un grupo de control integrado en su mayoría
por miembros de ARP. El resultado es que aciertan
muchísimo más los escépticos
que los videntes.
11- Incluso dos astrofísicos,
Gribbin y Plagemann (1974) profetizaron la tragedia
debida a que las fuerzas de marea de los planetas
provocarían un aumento en la actividad solar.
Su libro, claro ejemplo de prosa pseudocientífica,
se vendió como rosquillas y los astrólogos
lo usaron como "prueba" de su "ciencia".
No perderse los sabrosos comentarios de Gardner (1987).
Para un corto análisis del 'efecto Júpiter'
ver Tempesti (1982).
MANIFIESTO
Transcribimos a continuación íntegro
el manifiesto "Objeciones a la Astrología",
proclamado por numerosos científicos en 1976,
y promovido en España hace tres años
por nuestros compañeros Javier E. Armentia
y Miguel Angel Sabadell. Fue suscrito por
más de 250 científicos de nuestro país.
OBJECIONES A LA ASTROLOGÍA
Científicos de diversos campos
estamos preocupados por el incremento en la acogida
de la astrología en muchas partes del mundo.
Nosotros, los abajo firmantes, -astrónomos,
astrofísicos y científicos de otras
ramas del saber- queremos prevenir al público
sobre la aceptación incondicional de las predicciones
y consejos dados privada o públicamente por
los astrólogos.
Aquellos que quieran creen en la astrología
deberían saber que no existe fundamento científico
para su creencia.
En la antigüedad las personas creían
en las predicciones y consejos de los astrólogos
porque la astrología formaba parte de su visión
mágica del mundo. Veían los objetos
celestes como moradas y presagios de los dioses, y
por tanto íntimamente conectados con los sucesos
que ocurrían aquí en la Tierra: No tenían
idea de las grandes distancias que nos separan de
los planetas y las estrellas. Ahora que estas distancias
pueden ser y han sido calculadas, podemos ver lo infinitamente
pequeñas que son las influencias gravitacionales
y de cualquier otro tipo producidas por los lejanos
planetas y las aún más lejanas estrellas.
Es simplemente un error imaginar que las fuerzas ejercidas
por las estrellas y los planetas en el momento del
nacimiento pueden de alguna forma determinar nuestros
futuros. Tampoco es verdad que la posición
de los objetos celestes haga que ciertos días
o periodos del tiempo sean más favorables para
emprender algún tipo de acción, tales
como negocios, trabajos, viajes..., o que el signo
bajo el cual uno ha nacido determine la compatibilidad
o incompatibilidad en su relación con otras
personas.
¿Por qué cree la gente
en la astrología? En esta época de incertidumbres
es muy reconfortante tener quien dirija la toma de
las propias decisiones. Gusta creer en un destino
predeterminado por fuerzas astrales más allá
de cualquier control. Sin embargo, somos nosotros
los que debemos enfrentarnos al mundo, debemos darnos
cuenta que nuestros futuros dependen de nosotros mismos,
y no de las estrellas.
Imaginábamos, en estos días
en que la cultura y la educación se encuentran
muy difundidas, que sería innecesario desenmascarar
creencias basadas en la magia y la superstición.
Con todo, la aceptación de la astrología
es cada vez mayor en la sociedad moderna. Estamos
especialmente inquietos por la continuada proliferación
de cartas astrales, predicciones y horóscopos
por los medios de comunicación social tanto
visuales como escritos. Esto sólo puede contribuir
al crecimiento del irracionalismo y el oscurantismo.
Creemos que ha llegado el momento de rechazar vigorosamente
las afirmaciones pretenciosas de los astrólogos
charlatanes.
Es claro que esas personas que continúan
teniendo fe en la astrología lo hacen a pesar
de que no hay ninguna base científica para
sus creencias, y sí hay una fuerte evidencia
de lo contrario.